Mi reloj biológico me despertó muy temprano, no quería continuar
durmiendo, mire el reloj de mi mesita de noche para ver la hora, antes de ver
el reloj ¡Me di cuenta que mi correa no estaba! Me puse de pie en un solo
brinco y la busqué debajo de la mesita,
bajo la cama, en los bolsillos de mi ropa del día anterior y nada. Nada se perdía
en aquel lugar y yo estaba segura respecto del lugar donde la había dejado, la
única conclusión lógica es que alguno de ellos la tenía….
Bajé las escaleras silenciosamente y me prepare un té rebuscando dentro
de mi cerebro algo que me indicara donde estaba aquella maldita pieza que debía
llevar en el cuello, a buena hora se me ocurrió quitármela.
Finalmente y al no llegar a nada tomé la taza y caminé hacia la playa, me senté a observar
el oleaje mientras me terminaba aquella delicia, de alaguna manera el mar y el
sonido acompasado de la marea acariciando la arena siempre me ha relajado,
sumergirme en el agua del mar de cierta manera me ayuda a limpiar mis temores y preocupaciones, como los muchachos dijeron es
mi elemento.
En mi mente revisé un poco la noche de anoche y todo lo relacionado con
mis aros, desde que llegué a éste lugar muchas cosas había cambiado y mejorado
en mí, había sido testigo de múltiples cambios positivos en mí así como de
mejorías incontables en mis técnicas, peleas y control de energía. Todo
ello producto de cooperar y confiar en el proceso así como de todas las disciplinas y locos
entrenamientos que había llevado a cabo con los muchachos, desde HIT, Yoga,
Pilates, Yogi – lates, Natación, y todas las locas combinaciones que César
ideaba día a día. Aquello sin duda era un gran avance, llevábamos días
intentando replicar el día donde los aros se manifestaron por primera vez sin
ningún éxito aún comenzaba a dudar que fuera capaz de replicarlo nuevamente,
quizá todo era producto de una casualidad.
Estaba sentada en la arena con la taza ente ambas manos. Si todo tiene
una explicación quisiera que me llegara a la brevedad y si era posible con
instrucciones pero con todo lo que contaba era con un Mapa que indicaba: Tu
estas aquí (Kryon 5).
Cuando regresé todos estaban sentados en el comedor y quedaba un lugar
en la cabecera de la mesa para que me sentara yo, enfrente de mi estaba Atlas.
Saludé a los presentes, ya ni siquiera me escandalizaba por los
moretones en el rostro de Atlas, en nuestra vida era algo normal y creo sin temor
a equivocarme que me había acostumbrado a ello.
- Las cosas cambiarán para los dos -dijo Mario.
- Hemos decidido que a nuestro regreso ya no será más tu guardián,
tendrás que retirarle tu marca frente a todos como el día en que la colocaste,
cerrando así ese ciclo.
- ¿Dónde está tu marca BB? – Pregunto inocentemente Atlas, indicándome
así que era él quien la tenía.
Vamos Atlas, terminemos éste juego.
- La retiré impulsivamente el día de ayer – reconocí, solo que ahora ha desaparecido de mi
recámara.
Atlas se puso de pie y colocó la joya al centro de la mesa.
- Señores, durante el tiempo que he sido el guardián de BB, elegí hacer
caso omiso de muchas de sus rebeldías, y así mismo he decidido que ésta
rebeldía merece algún tipo de reprimenda por mi parte.
- ¿Que tienes en mente? – preguntó Jason.
- Si ella es capaz de soportar el calor de un Temazcal, que yo dirija y
soportar hasta el final, entonces estaré dispuesto a olvidar éste acto.
Sabía que no podía dejarlo así. Mi elemento es el agua, no estoy hecha
para aguantar aquellos infernales calores. Ellos sonrieron por lo bajo.
- Aun cuando nuestro acuerdo incluía que te marcharas mañana temprano,
accedemos a ésta petición, estamos intrigados si te hemos de ser honestos referente
a cómo es que su energía se integrará en ese sagrado lugar.
- Dado que hoy es noche buena y el día en sí debería estar lleno de solo
buenas noticias, les agradará saber a todos que logré conseguir una nueva fecha
para el examen de BB, el último día de Enero, si pasa éste examen, sus papás no
tendrán que saber los detalles de todo esto, puede darles la buena noticia tan
pronto estén de regreso –señaló Atlas.
Nochebuena, pensé para mis adentros, en éste recóndito lugar, sin mi
familia, sin adornos navideños, sin árbol ni ponche, me es difícil creer que
esto es Navidad.
- Ahora depende de ti BB – Dijo César. Creo que cuentas con tiempo
suficiente para llevar a cabo ésta actividad. Me pregunto si deberás estudiar
aun con más énfasis.
- Debo reconocer –dije – que todas las repuestas del examen las sabía,
solo que en ese momento no pude o no quise decirlas, quizás también busqué
olvidarlas temporalmente, ahora reconozco que tenía un problema –reconocí muy
apenada.
Ellos aplaudieron – eso es un gran avance pequeña. Y quizás merezcas
otra recompensa por ello, miraron a Atlas, pueden salir a conseguir el postre,
acabo de recordar que lo que compramos para hoy, se arruinó anoche, pueden ir
siempre y cuando estén de regreso en máximo cuatro horas – propuso Mario.
- Trato hecho, dijo Atlas, quién sin dar tiempo a nada más, retiró mi
silla para que me pusiera de pie. En ese momento no sabía bien si quería estar
sola con él, pero no me quedaba otra opción aparentemente.
Me condujo hasta su coche en silencio caminando a un lado mío, me di
cuenta que era un choche que yo no conocía, era nuevo, se notaba por el olor.
Negro como su conciencia.
- ¿Nuevo? – pregunté.
- Un regalo, pero no es del coche de lo que quiero hablar en estas horas
que tenemos juntos, si quieres que te devuelva tu correa, tendremos que hablar del precio que tienes que pagar por
ella.
- Pensé que el temazcal era tu precio.
- Mis exactas palabras fueron olvidar éste acto, nunca mencioné devolverlo y tú no corregiste.
¿Lo tomas o lo dejas?
- Lo tomaste sabiendo que debo recuperarlo sin importar el precio, no
veo que esto sea una negociación, lo que anticipo es que me dirás tu costo y
tendré que pagarlo.
- Excelente observación, permíteme señalar que entre tu yo siempre ha habido negociaciones,
deberás recordar tus deudas ahora que deje de ser tu guardián.
- Debes estar ansiándolo, eso de ser niñero no te va nada bien.
- Espero que sea una broma, de lo contrario tu comentario resulta muy
hiriente, si no fueras el objeto de mi deseo, no estuviera hoy aquí.
Objeto de su deseo
- Menciona el costo.
Habló sonriendo - ¿Recuerdas el conjunto de lencería que usaste la noche
de mi cumpleaños?
- Ho Atlas! No vayas por ahí, lo recuerdo perfectamente, me venía como
guante, modestia aparte.
- He pensado que ahora que tienes esa parte tan tentadora e incitante en
tu abdomen delineada y que forma un perfecta “V” en tu vientre, quisiera tener
una foto tuya que me ayude a recordar lo plena que lucías ese día, al menos yo
te vi relajada, deseable, envolviéndote en una feminidad avasalladora.
- ¿Para las noches con frío?, digo, ¿Quieres esas fotos para las noches
en que tengas frío?
- Ja
- ¿Has considerado que esa imagen no será solo para tus ojos? Será
también para la persona que tome las fotos.
- Existen profesionales que hacen dichas sesiones, pero ya que lo
mencionas contrataré a una mujer.
- Puedo gustarle también a ella…
- ¿Accederás?
- ¿Me queda alguna alternativa?
- No, realmente no.
- Entonces, no tengo nada más que decir, pongamos fecha y terminemos con
el asunto.
- Todo en su momento, antes tengo ganas de hacerte sufrir un poco más.
- ¿Aún más?
Habíamos llegado hasta una panadería que horneaba delicias francesas
diariamente de acuerdo a su slogan. Por las fechas tuvimos que hacer fila para
esperar turno, Atlas me abrazó por la espalda rodeándome por el cuello con sus
brazos, de vez en vez me daba besos directo en el cuello, las primeras
ocasiones intenté resistirme, solo las primeras ocasiones.
- ¿Me quieres completa y entregada, cierto? Y hasta ese entonces
accederías a mis insinuaciones ¿Porque estos momentos? No son precisamente
castos y sin ninguna intención.
Retiró sus brazos y colocó los pulgares en la presilla de su pantalón. –
Solo tienes que pedirlo y me retiraré.
- ¿Has notado que eres tan indeciso como yo? Incluso más, algo
totalmente en contra de las personas de tu signo.
- ¿Ahora eres discípula de Walter Mercado?
Reí. Sin embargo el me abrazó nuevamente en la misma posición y con las
mismas acciones, me reajusté a él, mi cuerpo encajaba perfecto en el de él, me
gustaban éstos momentos de cercanía
donde podía rozar accidentalmente
algunas partes estratégicas de su incitante anatomía.
- En este justo momento me están dando unas terribles ganas de dejarte
una marca de salvajes – susurró tomándome completamente por sorpresa.
Mañana tenemos un temazcal en caso de que no lo recuerdes, no puedo
andar por ahí con esa marca tan despreocupadamente, en cualquier otro momento
accedería sin ningún problema.
- Lo sé.
- ¿Que tan caliente se pondrá todo ahí dentro?
- Tanto que casi te derretirás. Tengo un excelente historial de
resistencia en aquel lugar, cierto día hicimos una prueba para saber quién de
nosotros saldría primero, te complacerá saber que que fui el último en salir de
ahí.
- ¡Ustedes lo hacen todo al máximo o no lo hacen!
- No tiene caso hacerlo de alguna manera distinta.
Pasamos unos momentos en silencio y comenzaba a impacientarme por la
espera.
- Atlas- hice una pausa- Referente al ultimátum que me diste, ya tengo
la respuesta.
Se giró lentamente hasta quedar frente a frente - ¿Y Bien?
- Te daré la respuesta a mi regreso, solo quería que supieras que sin
importar lo que suceda los siguientes días, incluso lo que suceda cuando
retires la correa de mi cuello, he decidido nuestro destino.
-¿Alguna pista? ¿Algo que me diga si debo comprarte un anillo de
diamantes o bien si debo comenzar a afilar mi navaja?
- ¿Planeas asesinarme si es que decido rechazar tu generosa oferta?
- No es tan mala idea, planearía algún final estilo Romeo y Julieta para ti y
para mí.
- ¿De cuántos kilates estamos hablando? Me refiero al anillo.
- ¿Cuantos kilates garantizarían un Sí, de tu parte?
- Interesante, conociéndote querrás que lleve por ahí una roca del
tamaño de una pelota de beis bol al menos.
- ¿No es acaso lo que toda mujer desea?
- Recordemos que no soy todas
las mujeres.
- ¿Qué tipo de anillo satisfacería a ésta particular mujer?
- Ahorita mismo estoy pensando en un espectacular anillo montado en adamantium por ejemplo, con una roca que
sea imperfecta, no busco perfección si no originalidad, lo que me lleva al tema
de los diamantes, los cuales me gustan pero no para anillo de compromiso, me
imagino más a mí misma portando algo como un rubí aunque el color rojo no es mi
favorito, pero esa parte aun no termino de definirla, deberá ser muy colorido,
eso si, como dije, algo fuera de lo común.
- ¿Adamantium? –dijiste - Comenzaré a contactar a Wolverine
Reí profundamente al darme cuenta que había entendido perfectamente mi
comentario.
Llegó la hora en que finalmente nos atendieron, Atlas eligió un pastel
al cual le queda más que excelente la descripción de El antojo del Diablo, contenía chocolate por donde quiera que lo
vieras, una pieza muy grande para mi gusto y seguro te daba un coma diabético
solo de degustar una rebanada. Adicional pidió un par de panes más para
disfrutarlos por el camino rompiendo totalmente la regla de no comer dentro del
coche.
Apenas teníamos el tiempo justo para el regreso, por lo que nos pusimos
en marcha sin demora.
- Antes dijiste que el coche era un regalo, ¿de quién?
- Si te dijera tendría que matarte – dijo.
- ¡Que dramático!
- Apuesto que la curiosidad te está carcomiendo y quisieras saber mi
respuesta ahora mismo – le provoqué.
- Si quisiera podría torturarte hasta obtener la respuesta, pero por hoy
te perdonaré.
- Que benévolo.
- Deben ser las fiestas – se encogió de hombros
Bromeamos el resto del camino creando una ambiente como en nuestros
mejores momentos, memorias dignas de recordar en el futuro. Pensé que los
muchachos tendrían todo listo para la cena a esas alturas, solo me daría tiempo
de tomar un baño rápido y presentarme a la mesa. Antes de entrar a la casa,
Atlas me detuvo en la puerta. Tengo una sorpresa para ti al abrir esa puerta,
por lo que si me permites deberé cubrirte los ojos para que ahora sea a ti la
curiosidad sea a ti a quien carcoma. Debes saber que sin importar la dimensión
de tu sorpresa, mi decisión ya está tomada.
- Vamos BB dame siquiera el beneficio de la duda, sé que puedo cambiar la decisión a mi favor si me
das la oportunidad y aun cuando te niegues a hacerlo.
- Pero no lo harás, debes prometerme que respetarás mi respuesta de lo
contrario no tiene ningún caso que te dé alguna respuesta, nos quedaremos en la
incógnita por la eternidad.
Me coloqué de frente a la puerta de la casa dispuesta a entrar sin
argumentar nada más y el cubrió mis ojos suavemente con sus manos tibias y algo
raposas, las manos de un hombre fuerte que puede levantar mi peso sin problema.
No vayas por ahí, concéntrate.
Escuche como se abrió la puerta y Atlas me conducía hacia adentro a
pequeños pasos. Retiró las manos exclamando ¡Feliz Navidad!
Mis ojos tardaron un poco en aclarar la visión dando paso a unas
lágrimas de total felicidad que se
asomaron al ver a mi familia sanguínea ahí, obviamente corrí a abrazarles,
moría de la felicidad. Pareciera que éste año Santa se decidió a darme solo
regalos de carne y hueso. Abracé fuertemente a mi mamá y papá, en ese momento
me percaté de que al menos toda la planta baja había sido decorada
navideñamente dándole un verdadero sentido a la navidad ese año. Incluso
teníamos un árbol con regalos al pie del mismo, no tuve tiempo de hacer compras
así que me resigné a regalar afecto
simplemente.
- ¿Cómo llegaron aquí?
- No podíamos pasar éstas fechas sin ti – dijo Papá, por lo que nos
comunicamos con Mario para saber dónde localizarte, el resto es historia.
- Huelo ¿Ponche?
- En unos minutos estará listo –declaró mi mamá. Ve a cambiarte para que
podamos comenzar a cenar.
Corrí a mi recámara en donde había una caja sobre mi cama, con un
mensaje que decía: Quizás quieras lucir algo menos deportivo para ésta noche.
Atlas. No era un atuendo del otro mundo, pantalones de mezclilla (sumamente
ajustados) pero las palmas se las llevaban una botas altas que me calzaban
perfecto, de piel completamente, me imaginé una noche de pasión utilizando únicamente
esas botas como atuendo…. Me sacudí la cabeza para deshacerme de ideas
pecaminosas y las admiré alegrándome por tenerlas a mis pies.
Durante la cena reímos y recordamos muchas cosas sucedidas durante el
último año y los últimos meses que sin duda cambiaron la vida de todos los
presentes. Brindamos, reímos, lloramos, nos abrazamos y comimos hasta llenar,
pude saborear en el sazón que aquella delicia era obra de mi mamá con la ayuda
de los muchachos. Al ver aquella escena me sentí muy mal, comprendí justo en
aquel momento lo mal que había hecho, me dejé caer.
Si, la muerte de mi abuelita era algo por lamentarse, pero no era
justificación para entrar en depresión y así sin más sentí como si hubiese
quitado un gran peso de mi espalda y de mi pecho. Mis papás criaron hijos
fuertes no debo dejarme caer, los muchachos también están dejando todo en la
raya por mí y Atlas, bueno él es parte del paquete también.
Ese día lo decidí, regresaría al buen camino dejando de autodestruirme y
cuidando de mi misma, conduciéndome por el camino que me haría nuevamente dar
un 200%, por ellos pero principalmente por mí para que mi abuela este orgullosa
y no totalmente apenada como debe estar ahora.
Atlas me sacó de mi ensoñación comentando que era hora de abrir los
regalos, yo me he encargado de todo,
dijo en un susurro.
- Me di cuenta de lo felices que se encontraban mis hermanos al recibir
regalos de mi parte. Dios Atlas hacía verdaderamente complicado el rechazarle. Planeó
y anticipó, me hizo quedar bien con ellos comprándoles regalos que encima eran
perfectos para cada uno de ellos, de la misma manera a mis papás e incluso los
muchachos recibieron algo de mi parte.
Mis papás reconocieron que no habían ido preparados.
- Mi mejor regalo es verles – dije. No deseo nada más. Sonreí.
Esa noche había sido PERFECTA.
Mis papás se marcharon al día siguiente. Por ésta razón el temazcal se
pospuso un día más.
Durante la cena agradecí a los muchachos el gesto de haber llevado a mis
papás hasta allá por que de sobra sé que ellos organizaron todo su viaje.
-Debes agradecerlo a Atlas – señaló Mario. Él fue el del plan y la
estrategia.
¿Y aun así has contemplado el rechazarlo? Nadie ha
cuidado de ti mejor que él, nadie te ha aguantado tanto berrinche, seamos
honestas, nadie conoce mejor tus gustos y se anticipa tan perfectamente a tus
movimientos, te lo resumo: Nadie es más es tan perfecto para ti.
Calla, no es el momento, ¿Crees que no lo sé? Pero
tanta perfección no es posible.
Atlas se limitó a sonreír.
Al siguiente día comenzamos
con los preparativos para meternos al Temazcal, una práctica de los antiguos,
que de entrada no me ha enamorado pues había que entrar a una
"casita" como un pequeño iglú, que estaba instalado en el patio
trasero, para entrar era necesario calentar previamente y cerca del mismo
piedras volcánicas en una fogata que construyeron hábilmente y para la cual
contribuí buscando maderas y ramas tiradas por la propiedad, me explicaron que
el objeto de entrar a ese lugar, que representaba el vientre de nuestra madre
tierra era dejar ahí dentro todas nuestras angustias y preocupaciones, todos
nuestros problemas y transmutar todo aquello en energía positiva, la conclusión
era renacer pero el renacimiento de un nuevo y mejor tú.
La teoría es muy sencilla, no
lo es así la práctica, estar en un lugar reducido, sentada en posición de flor
de loto (en el mejor de los casos pues el espacio era suficiente para los 6 en
aquella posición, sin embargo habían comentado que metían tres veces aquella
cantidad de personas) sudando la gota gorda debido a que las piedras calentadas
al rojo vivo eran introducidas al centro de este y les vertían agua para que
sacaran vapor, mi concentración siempre fallaba y mi mente pedía salir de aquel
horno.
La puerta por donde entramos
caminando a cuatro puntos y siempre por el lado izquierdo, se cerró tras haber
metido la primera tanda de piedras, cada uno de ellos habló y agradeció por
estar ahí, todos se escuchaban tranquilos y serenos, me habían dicho que en
caso de sentir mucho calor podría recostarme en la tierra, la tierra siempre
iba a estar fresca, no lo dude y lo hice desde el primer instante
La primera vez que entré ahí
mi primer instinto fue el de salir corriendo de ahí, pero ya me veía venir
el sermón posterior, por lo que aguanté heroicamente lo que se me hizo una
eternidad ahí metida. ¿Qué tienes por agradecer?, me preguntaron. La verdad no tenía
mucho por agradecer en aquellos momentos de tortura, por lo que solo atiné a
decir: Agradezco por todo y por todos.
Ahí dentro comenzó un nuevo
trabajo de introspección, si no pones de tu parte la oscuridad y en este caso
el calo comienza a comerte y la loca de la casa comienza a despertar furiosa –
me dije a mi misma
- Éste es el lugar perfecto
para comenzar a perdonarte, dijo Mario. Entrégale tus preocupaciones en forma
de sudor a la Madre Tierra, conéctate y evoluciona. Cuando mis ojos se
acostumbraron a aquella oscuridad pude verlos claramente, sentados en posición
de loto, serenamente disfrutando de aquella sesión, mientras que mis demonios y
yo librábamos la más brutal de las batallas.
Esta ocasión no fue diferente,
el calor era, como Atlas lo había prometido, infernal hasta que llegó el
momento en que me rendí y me recosté en el suelo con la frente pegada al piso,
respirando la poca frescura que podía exprimirle a la tierra, y dejé que aquel
calor me quemara, me absorbiera e hiciera de mi lo que se le antojara, y en
medio de aquel horno le escuché que
alguien me hablaba tan claro como si estuviera
a un lado de mí, no podía distinguir si era un voz femenina o masculina, pero
era tan nítida.
Déjame ir.
¿Quién eres?- Puedes irte cuando gustes, no tengo idea
de porque estás aquí molestándome a mí - respondí insolentemente. Sabía que no era la loca de la casa, a esa voz solo la
escuchaba en mi mente, sin embargo de ésta voz yo escuchaba sus respuesta en el
aire.
Lebrona como siempre BB.
¡Abuela! – solo ella utilizaba esa palabra con migo.
Yo sé por qué estás aquí
Abuela, lo siento tanto. Comencé a llorar
desconsoladamente, no estuve ahí para ti, lo siento, perdóname.
BB tu yo compartimos ciertas creencias, tú como yo
sabes que, tienes que soltarme, yo viví mi vida plenamente y no dejé nada
pendiente y tú me estás atando a tu culpabilidad cuando yo no te culpo de nada.
Abuela…
BB hónrame, ámame, ódiame, recuérdame pero no me ates
de esa manera, no tengo nada que reclamarte o perdonarte, no queda nada
pendiente entre nosotros, te bendigo como bendigo a todos mis descendientes,
los cuidé lo mejor que pude pero es mi momento de desencarnar, quiero hacer mi
viaje hacia donde tenga que ir de manera tranquila sabiendo que he dejado una
familia maravillosa y que contribuí de la mejor manera que pude. Tu yo estamos
unidas, espero que pronto descubras de qué manera, por ahora debemos
despedirnos.
Abuela, te amo.
Y yo te amo más de lo que siquiera eres capaz de
aceptar.
No quiero dejarte ir.
Si no me dejas iré a tu recámara todas las noches y te
jalaré las patas.
Jajaja una respuesta muy
propia de ella.
Entonces estamos en paz.
Hasta pronto BB
Espero que no muy pronto.
Ves, si ya puedes bromear puedes dejarme ir,
perdónate. Pide más calor no me digas que te dejaras vencer por un hombre, que
por cierto te ama. ¡Tú eres la nieta de XXXXX e hija de Ramsés! ningún hombre
te puede ganar, recuérdalo.
No escuche nada más, pero
sentí como una mano frotaba mi espalda de manera consoladora.
- BB ¿Estas bien? – preguntó
Atlas.
Reí - ¿Más calor? Puedes
levantar más calor, esto está muy fresco, dije socarronamente casi sin poder
respirar por el asfixiante vapor que llenaba el espacio.
- Tus deseos son mis órdenes –
declaró Atlas y se organizaron para introducir más piedras a aquel lugar
incrementando el calor en la misma proporción que el reto para mí de aguantar
ahí dentro y no morir en el intento. Al término de ésta práctica yo estaba exhausta,
conduje mi caliente trasero en sentido estrictamente literal a tomar un baño y
descansar, no supe de mí hasta entrada la tarde.
Para mi des fortuna Atlas ya
se había retirado, dejó mi correa en el lugar de donde la había tomado junto a
una pequeña carta.
Ansío tu respuesta, no te demores en llegar a casa.
Tomé aquella correa y la
coloqué en mi cuello, se había hecho parte de mí, no había otro lugar donde
quería que estuviera aquella pieza de joyería, aquella pieza que le gritaba al
mundo (nuestro mundo) que, yo le pertenecía. Bajé a satisfacer mi hambre voraz,
los muchachos ya habían hecho lo propio por lo que llené un plato con sobras de
todo y me dispuse a comer hasta quedar como perrito de rancho. No sé si sería
el día, el proceso que acaba de pasar y las extrañas revelaciones que viví ahí,
pero el día en general me parecía estar lleno de paz, Inhala PAZ exhala AMOR.
Mi glotonería me hizo sentirme
incómoda para acostarme, por lo que tomé mi lugar en una de las sillas que se
ubicaban al frente de la casa, no me puse a pensar en nada pero pensé en todo a
la vez.
A mi
mente estaban llegando las palabras de todos
Esto intrigado de ver sus energías en aquel
sagrado lugar.
Déjame ir.
Y al igual como un rayo de luz se abre paso entre las
nubes de un día gris, una frase me capturó y dejó helada
¡Tú eres la nieta de XXXXX e hija de Ramsés!
¿Qué significaba aquello? ¿Mi abuela conocía a Ramsés? ¿Por qué eligió
callarlo? No podía ir con mi mamá a preguntarle ¿cierto? Que le podía decir… mi
abuela se me apareció en el Temazcal, suena ilógico hasta para mí. Tampoco podría
preguntarle a mi abuela, a quién si podía preguntarle era a él. Mi papá biológico,
pero hasta ahora no se ha dignado a hablar conmigo, Dios, que complejidades de
la vida.
Los siguientes días me dediqué con mucha energía y ánimo a todas las
actividades que los muchachos me asignaban, intentando llevarme un poquito más
allá del resultado obtenido en la última ocasión, era divertido desafiarte a ti
misma pero no por una locura sino más bien enfocando tu esfuerzos hacia algo más
grande.
En ocasiones me perdía en mis pensamientos, algunas otras me enfocaba
completamente en la actividad analizándola sobre todo en las peleas cuerpo a cuerpo
en donde ahora soy bastante buena, quiero llegar a la excelencia por supuesto
pero si algo he aprendido es a dejar fluir todo, iré con mi propio ritmo sin
dormirme en mis laureles y todo debe de encausarse por añadidura.
Las últimas dos semanas las he dedicado a los estudios, no es opción el
fallar en esta segunda oportunidad, se lo debo a muchas personas, mis papás
viven con mi ausencia, que es consecuencia de mi decisión la cual ellos
respetan y apoyan, los muchachos hicieron una promesa a mis papás y ellos se toman muy enserio sus promesas, no seré yo
quien los haga romper ésta en específico.
En ocasiones me fastidio de tener la nariz metida en los libros y las
manos me pican para enviarle un mensaje a Atlas, lo he resistido por la única
razón de que él no se despidió de mí, ese hombre… Recordé el día del temazcal y
mi abuela diciéndome que El me ama si hasta los muertos pueden
verlo yo, simplemente prefiero tenerlo
de mi amigo, como alguien que me ama y adora y no como alguien a quien ahora
odio porque me traicionó, honestamente creo que nuestro principal problema sería
su infidelidad.
Mi decisión estaba tomada.
Me despedí de aquel lugar un día antes de la fecha de mi examen
agradeciendo infinitamente muchas cosas, por las experiencias vividas, por los
avances físicos y energéticos, por la claridad mental que me había
proporcionado, por el contacto con mi abue, y por todo lo que estaba omitiendo.
Extrañaría aquel lugar y el mar por supuesto pero era el momento de continuar.
Nos pusimos en marcha con la seguridad de que había encontrado
nuevamente el rumbo correcto en mi vida, ya no estaba perdida.
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