No sé definir
muy bien la sensación que tengo manifestada en la boca del estómago.
Nervios, quizá.
Emoción, tal vez
Excitación Definitivamente
Inseguridad, ¡Demasiada!
Soy una
persona que cumple sus apuestas, me gusta apostar y asumo las consecuencias
cada vez. Ahora en esta vida cumplo castigos, acuerdos y negociaciones,
eso hace a mi alma sentirse tranquila,
como alguien que cumple su plabra sin importar nada más, me hace sentirme
orgullosa de mí misma.
Atlas
quería una sesión fotográfica donde pudiesen retratarme en ropa interior, sexy,
sugestiva de encaje… y de ser posible sin ropa algunas tomas sin ropa también,
evidentemente después de los sucedido en su festejo de cumpleaños, accedí a
hacerlo y no fue porque sintiera un enorme compromiso moral por hacerlo, si no
que la idea me pareció atractiva en
aquel momento.
Llevo meses
haciéndome coco – wash para poder hacer ésta sesión, investigando como es que
un ser humano se prepara para una sesión fotográfica, no he probado el día de
hoy alimento para evitar lucir “inflamada”, entre otras monerías, mi piel
morena ya luce suficientemente bronceada a causa de mis actividades al aire
libre, por lo que no tuve que usar más que un leve iluminador y voilá. Hice una lista mental que me
ayudara a colocar en perspectiva y en una balanza aquello, la cual honestamente
no era muy extensa (o muy acertada):
Pros:
Soy joven y considerada bella por la persona que solicitó
las fotos.
Mi piel es linda y sin imperfecciones o tatuajes (de
lo cual me siento orgullosa).
Mi físico ahora es p.e.r.f.e.c.t.o. o al menos muy
bien definido y envidiable.
Nunca más sería tan joven como aquel día.
Cons:
¿A quién diablos le importa todo lo anterior?
Cerré los
ojos y me abracé fuertemente. De acuerdo, él lo solicitó y yo accedí, tan sencillo y simple como eso, solo que no
quiere decir que en el camino no tenga mis dudas ¿cierto? En ese momento
cuestioné mi postura referente a las bebidas alcohólicas, ese era el momento
perfecto para beberme alguna y obtener valor.
Quise ser la
primera en llegar a fin de ambientarme y acostumbrarme a aquello, hice cita muy
temprano en la estética donde me hicieron “hojalatería y pintura” el día de mi graduación
ya que mi experiencia decía que el trabajo realizado fue excelente y era lo que
necesitaba para aquella ocasión. Ese día le solicite al estilista un maquillaje
donde se centraran en mis ojos, especificando que los labios deberían ser en de
color rojo, pues como dice Charlotte Tílburi “Un Labial rojo es Glamour al
instante”, y era justo así como necesitaba sentirme: Glamorosa.
Durante el
proceso de cubrir mi piel con encaje mi mente me condujo a pensar en cómo el
encaje sobre mi piel desnuda me provoca sentir atractiva y glamorosa casi sin
pensarlo (sin mencionar súper sexy). Tacones negros con suela roja, fueron el
complemento perfecto, desee haber tenido el valor de contarles aquello a los
trillizos para que organizasen todo, me sacudí la cabeza confirmando que esto
era solo de Atlas y mío, algo privado.
Mis nervios
estaban al límite cuando la hora llegó, escuché unos golpes en la puerta y
acudí a abrir usando únicamente una bata de baño de las que proporciona el
hotel, pero mi maquillaje y peinado evidenciaban mi preparación para aquella
sesión. La chica que se encargaría del trabajo de fotografía entró primero con
todo su equipo, que se conformaba únicamente por un par de cámaras y una gran bolsa la cual contenía los lentes
que usaría, después fui consciente de ello.
La chica le
pidió a Atlas esperar afuera.
- Hola –
dijo – mi nombre es XXXXXXXX, hoy seré
tu fotógrafa y quisiera que me platicaras tus expectativas de ésta sesión, que
quieres y que no quieres hacer, lo más importante es que te sientas cómoda y
que disfrutes la experiencia. Es usual que algún esposo o novio soliciten estas
sesiones para sus parejas, y parte de mi trabajo es entender lo que te hace
sentir cómoda para que el resultado de éste trabajo sea satisfactorio. Hermosa
eres y yo lograré encontrar tu mejor ángulo pero si además disfrutas la sesión
se reflejará en una imagen fotográfica excepcional.
- Y-Yo – no
sé realmente que hago aquí dije bajando la mirada y cerrándome un poco más la
bata.
- Mira si
él te ha obligado…
- No, no me
malinterpretes –me apresuré a decirle, al decir no se realmente que hago aquí es porque no estoy segura que yo sea
algo digno de fotografiar y menos en este vestuario, me siento insegura.
Sus ojos se
abrieron luciendo aún más grandes detrás de sus gafas, y de inmediato soltó una
pequeña carcajada, provocando que su pequeño cuerpo se inclinara hacia
atrás y sus manos se levantaran por el
aire cayendo posteriormente sobre sus
rodillas.
- Si ese es
tu único problema déjalo en mis
manos, que cuando te entregue el resultado querrás darme tu autorización para
exhibirlo en mi próxima galería, por que debes saber que estas fotos solo
llegaran de mis manos a tus manos directamente, así tú decidirás únicamente con quién compartirlas.
Se puso de
pie.
- Comencemos
con quitarte esa horrorosa bata, muestra tus encantos chica, móntate en esos tacones y domina el mundo, eres sexy por
naturaleza, naciste mujer ¡eres poderosa!, me dio una pequeña palmada en el
hombro y se puso a arreglar el escenario, movió los muebles para que quedaran
justo con el grado de luz que necesitaba y detalles que sólo los fotógrafos
entienden.
- Si estas
lista, dejemos pasar a tu ¿novio? – preguntó ella.
- Si, es mi
novio, reconocí. Siendo consciente que era
la primera vez que lo reconocía tan abiertamente con algún extraño.
- Fui yo
quién le abrió la puerta, sus ojos se deleitaron dedicando unos momentos a
admirar la obra.
- Estas
perfecta y eres hermosa – me dijo, me tomó por la cintura y me dio un pequeño
beso.
La
fotógrafa nos indicó que ella se encontraba listísima. Ella es una persona
pequeña, usa grandes gafas que le dan un aire muy geek, el cabello corto y de color rosa chillante, muy delgada,
pero su ánimo es interminable es de esas personas que van por la vida lanzándole
frases de ánimo a todo mundo, con una inmensa sonrisa y energía infinita.
Me colocó a
un lado de la ventana, de fondo teníamos
una mesita de noche, las cortinas y hacían juego con edredón de la cama.
Yo me
encontraba respirando tan profundamente como podía, repitiéndome a mí misma que
Inhalara y exhalara amor.
Ni yo misma
me esperaba lo que sucedió, ella comenzó a hacer pequeñas sugerencias: ubícate aquí, coloca la mano así,
recuéstate, Atlas de vez en vez lanzaba comentario del tipo de éstas
buenísima, te ves muy bella, eres deseable y… caray ¡Una es débil! Todas aquellas porras y
buenos deseos sacaron a la Diosa que existe en mí. Tras quizás una media hora
de sesión mi confianza estaba más que elevada y mis poses ahora eran naturales
y atrevidas. Ella no dejaba de presionar el botón de la cámara y comentando que
el material era excelente.
Su teléfono
sonó, aparentemente reconoció el sonido del timbre pues no ignoró la llamada,
pidió un momento para contestar.
- Quizá
debería salir yo también. – dijo Atlas.
- ¿Cuál es
la razón?
- Viéndote
así….
- Me puse
de pie y me abalancé sobre él producto de que mi libido había aumentado también
al permitirle a mi mente vagar por lugares y situaciones subidas de tono,
dignas protagonistas de una película para adultos donde Atlas arrancaba aquel
encaje de mi cuerpo en una forma salvaje y me tomaba ahí mismo… haciéndome
llegar al mejor orgasmo de toda mi vida, o también estaba la escena donde le
pide retirarse a aquella señorita, cierra la puerta tras de ella y pasamos el
resto del día comiéndonos mutuamente en la misma manera salvaje y desenfrenada.
No me
detuvo, y permitió que le besará mientras apoyaba sus hombros en la pared me
besaba y sus caderas buscaban las mías
instintivamente hasta quedar en una diagonal sobre la pared, yo pasé una de mis
piernas por su cintura para acercarlo aún más hasta mí. Desabotoné su camisa
para tocar su pecho desnudo. ¡Dios! Me fascinaba aquella sensación. Mis odios
retumbaban por el paso acelerado de mi sangre y mi mente no registraba nada más
que sus caricias sobre mí y a su boca deleitándose en la mía. Una de sus manos estaba entre mi cabello acercándome
aún más hacia su boca y la otra la tenía en mi espalda baja. Mis manos se
apoyaban en su pecho manteniéndonos a la distancia justa para poder besarnos
tan apasionadamente como él marcaba el ritmo. Me pregunto constantemente si
esta pobre Pececita podrá soportar la pasión desenfrenada de un Escorpión bien
definido como lo era él.
En el
momento en que sentí que necesitaba más, me incorporé y le miré a los ojos, su
profundidad y sinceridad me tenían cautiva como mosca en telaraña, estaba bien
perdida en esta batalla, quizá nunca tuve ninguna oportunidad, él se lanzó
como macho en cacería, dispuesto a
obtener lo que quería, y lo que él deseaba era yo, no dio tregua a su lucha
pese a mis débiles intentos por repelerle o rechazarle, me derrotó y me rendí a sus pies. Nuestros ojos se miraron y corazones salían de ellos.
Justo en ese momento escuché como la chica presionaba el botón de la cámara la
cual soltó un disparo para calcular aquel inmortal momento.
Volteamos
al mismo tiempo y pudimos ver a la chica sonriendo de oreja a oreja. Solo ella
sabe cuánto tiempo llevaba ahí.
- Éste es
el tipo de emociones que busco, naturales y espontáneas, se sorprenderán de ver
el resultado, los enamorará dijo.
- No venía
preparado, pero… Atlas me retiró un poco de él y se terminó quitando su ropa,
quedando únicamente en boxers, se aventó en la cama y me invitó a ir con él.
–continúa con tu trabajo, le dijo a la chica. Cualquier costo extra lo cubriré
sin problemas.
Ella me
miró un poco dubitativa, Le sonreí y asentí.
Ella nos
ubicó en varias poses, el recostado sobre la cama, yo de pie en la ventana y viceversa.
Lo cierto es que ahora aquello no me disgustaba y ¡lo estaba disfrutando!
- Intentemos
ahora lago más atrevido, una escena post
de una noche de sexo desenfrenado –dijo ella.
Miré a
Atlas. Él no dijo nada, le dirigió una mirada a la chica – Intentemos algo
mejor – le dijo a ella.
- Preciosa,
si tú accedes me gustaría que te fotografiaran desnuda con mis brazos
rodeándote ¿Qué opinas? ¿Accederás?
En ese
punto no le hubiese dicho que no a nada (o en ningún punto anterior, ja!).
Estaba
frente a él, le di un beso suave en los labios. – Accedo si tú eres quién me desnuda
– le respondí con una sonrisa de oreja a oreja, y un toque de picardía en mis
ojos.
La chica
se puso de espaldas hacia la ventana,
pidiendo que le avisáramos cuando estuviésemos listos.
- Lo justo
es que tú estés igual – le dije por lo bajo.
- Lo justo
es que tú me desnudes también ¿No te importa que ella me vea así?
- Ella es
una profesional, además que… yo te estaré cubriendo. No soy tan buena persona.
Introduje mis pulgares en los costados del elástico de aquella prenda, y lo
deslicé lentamente hasta quedar en cuclillas de frente a aquel gran amigo le di un pequeño y travieso
beso, lo que causó una reacción inevitable. Me puse de pie al instante y me
coloqué frente a él. Los tacones me
hacían quedar casi a su altura… La función comenzó y después de unas capturas
más y algunos cambios de posturas, la chica terminó.
Puso las
batas de baño cerca de nosotros para que pudiésemos cubrirnos y se puso a
desmontar sus cámaras y lentes.
- Voy a
salir con ella para hablar de negocios y regreso en un instante – me indicó
Atlas.
Uf, aquello
había resultado intenso y mucho mejor que en mi mente. Respiré de que todo
aquello hubiese terminado al fin.
Me metí al
baño donde tenía la mayor parte de la ropa decidiendo mentalmente si lo más
adecuado era vestirme o bien probar a mi suerte y dejar que Atlas decidiera….
Escuché murmullos a través de la pared, y me acerque un poco más, la curiosidad
me atrajo si he de reconocerlo. Logré distinguir su voz y la voz de la
fotógrafa y me acomodé para disfrutar de aquel trabajo de espionaje…
- ¡No creí
ver algún día esa faceta de ti!, llegué a pensar que jamás abrirías ese corazón
de piedra y te enamorarías – le dijo ella. Estoy tan feliz que casi no quiero
cobrar por mi trabajo.
El rio
fuertemente.
- Estoy tan
sorprendida ¡No la has llevado a la cama!
Mis colores
se encendieron ¿Fue tan evidente? Agradecí que ninguno de ellos pudiese verme
en esos momentos.
- Estas
armando un gran alboroto de nada le dijo él. Tú sabes que cuando alguien busca
algo en serio, sexo no es la primera cosa que uno intenta conseguir, uno desea
su bienestar antes que nada, lo físico pasa al último término.
- ¡Dios
Altas! Ella sí que te ha pegado duro. Sería genial si pudieses conseguir su
autorización para exhibir sus fotos en mi galería, su rostro quedaría oculto te
lo prometo ¡Tengo tomas geniales!
- Estas
demente ¿Crees que yo deseo que alguien más la vea desnuda? Por eso te elegí a
ti, pequeña persona irritante, cuentas con mi completa confianza para un
trabajo serio y discreto.
- Bien,
bien, dijo necesitas ensalzarme más. Te avisaré cuando esté el trabajo para que
la lleves por él, no planeo soltarlo en tus manos, solo en las de ella.
- Conozco
muy bien tu estilo de trabajo dijo él.
Momentos
después escuché como se abría la puerta y me puse de pie, bueno al menos eso
esclarecía un poco mis dudas, pero realmente no quería ¿nada, nada de actividad
física con migo?, me entristecí un poco pues yo realmente estaba lista para
entregarme a él.
Salí a
buscarle, sin bata usando únicamente mis tacones de muerte y me abalancé sobre
él, haciéndole caer de espaldas en la cama con el impulso y mi peso, tampoco es
que él opusiera mucha resistencia.
Comencé a
besarle sin tregua ni descanso, sus manos subieron y descendieron por mi
espalda… únicamente por mi espalda.
- ¿Tienes
hambre? – Preguntó - el restaurant de éste hotel tiene una crema de elote
particularmente deliciosa – dijo él ¿Quieres probarla?
Le miré a
los ojos con una expresión de asombro total ¿En serio? Me lanzo a ti totalmente
desnuda y lo único que quieres saber es si quiero probar una estúpida crema de
elote. ¡No puedo más! – Grité - ¡Cuando
decidas botarme y abandonarme para ir en busca de otras nalgas, no quiero
escuchar de tus labios que fue por algo que yo no te di, será por algo que tú
no aceptaste! Descendí de aquel lugar
echa una furia dispuesta a encerrarme en el cuarto de baño por no sé cuánto
tiempo, solo que mi perfecta escena donde yo interpretaba a una reina el Drama
se vio interrumpida por él, quién rápidamente se puso de pie en un solo movimiento
y me alcanzó haciéndome girar repentinamente, casi caigo en aquel movimiento,
pero hábilmente me sostuvo entre sus brazos en un fuerte abrazo, manteniéndome
prisionera dentro de ellos.
- No huirás
tan fácil ésta vez preciosa, me dio un beso en los labios. He requerido más de
mi autocontrol para no tomar aquello que estoy ansiando tener y que tú no me estas
negando para nada: toda tú. Eres endemoniadamente, sexy, sensual, bella, deseable,
apetitosa, comestible, y quiero que seas mía ¡pero ya! Me he detenido debido a
que estoy a menos de tres meses de mi partida y no te dejaré con problemas de
conciencia y existenciales a ti sola, porque créeme… los tendrá, yo no me tomo
a la ligera tu virginidad y el hecho de que me hayas elegido a mí para tomarla.
Te amo y es por ello que esperaré a mi regreso, aventurándome a lanzar la
siguiente advertencia: El día que yo esté de regreso y nos veamos nuevamente lo
primero que haré será darte el beso más obsceno que has recibido en tu vida, te
tomaré de la mano y te arrastraré al lugar privado más cercano disponible y te
haré mía tantas veces puedas soportarlo, es una promesa. Sonrió y sus ojos azules se convirtieron en
azul profundo, llenos de deseo, de pasión, como me encantaban.
Sabía también
que lo decía enserio y por alguna extraña razón me imaginé la escena,
ruborizándome por mis pensamientos y por la idea en general que encendió mis
más bajas pasiones y algunos lugares en mi cuerpo.
- En un año
puedo conocer a alguien más – atiné a decir.
- Entonces
disfrútalo mientras puedas- dijo él - porque no cambiará mi promesa, será tu
problema, no el mío. Su voz fue determinante, ruda y seria.
- Eso sería
violación – tragué saliva a duras penas.
- Solo
puede ser considerada violación si una de las partes obliga a la otra, pero no
será así preciosa, te lo aseguro, te entregarás a mí como lo has hecho hasta
ahora, libre, sin restricciones sin obligaciones, porqué tu mejor que nadie
sabes lo mucho que me deseas.
- ¿Es tu
decisión final? Puedo ser más insistente y más
persuasiva…
- Es mi
decisión final – confirmó- disfrutemos
de éste tiempos juntos únicamente tomados de la mano ¿Sí?, ayuda a mi débil
fuerza de voluntad. – Hizo un gesto dramático
- ¿Una
sesión de besos candentes entonces? ¿De esos que me dejan sin aliento? ¿Besos lentos y luego apasionados, en el cuello con leves mordidas?
Él estaba
entrando en acción antes de que hubiese
terminado de decir aquellas palabras, y
justo cuando había convencido a Atlas en aquella difícil negociación, mi
estómago me traicionó haciendo un ruido infernal y evidenciando mi falta de
alimento.
- ¿Has
probado algo de alimento el día de hoy? Dijo evidenciando cierto fastidio y
desilusión e su voz.
- No, no he
comido.
- Vístete,
vayamos en busca de la crema de elote.
Estuve
lista en menos de cinco minutos, usé ropa casual, mezclilla, una blusa y
eliminé tanto maquillaje como pude, recogí mi cabello en un descuidado chongo y
salí de ahí, él ya se encontraba listo y había reunido mis cosas en la maleta
que había llevado para esos fines.
No me di
cuenta de cuanta hambre tenía hasta que
el primer bocado de la famosa crema, atravesó por mi garganta y no se
había equivocado, era realmente deliciosa, no dudé en expresarlo. Esperó a que
me terminara mi porción y me cedió la suya, la cual tomé sin dudarlo y
sonriendo ampliamente.
- Ya que
estamos en pleno centro de la ciudad y dado que no tenemos nada planeado por
hacer ¿Te gustaría ir a caminar con migo por el centro, tomados de la mano?
- Tus
deseos….
- ¡Ni te
atrevas a decirlo! –exclamé señalándole con la cuchara que tenía a mano, no
cumples todos mis deseos, bajé un poco la voz y el rostro al decir éstas
palabras.
- Preciosa…
- No digas
más, solo quiero que entiendas que tal cosa no es cierta no andes diciéndola
tan despreocupadamente.
Caminé arrepentida
de no haber llevado algo más abrigador, aún era invierno me recordé
mentalmente. Me froté instintivamente los brazos con mis manos. Tan pronto como
él notó esto se quitó su chamarra y me la colocó en los hombros, gesto que
agradecí enormemente, aunque me quedaba un poco grande me sentía como una niña
de 13 años, sentía con aquel aroma la cercanía de él, y eso me gustaba.
- Gracias.
A la distancia un cajero y lo arrastré
hacia él. - Los trillizos me pagaron por el primer evento del que fui partícipe
-dije al tiempo que entrabamos a aquel lugar- retiremos algo de de dinero y
gastarlo en dos de mis vicios.
Le tomé del
brazo y lo guíe hacia un callejón donde
muchos lugareños y hippies se
colocaban vender sus artesanías, collares, aretes, hechos a mano, en su mayoría
cuarzos o chaquiras.
Su rostro
miraba alrededor, no evidenciaba alguna emoción específica, solo que no eran lugares que el frecuentara.
- Lo sé, le
dije, son artículos innecesarios, pero me gusta observar en general la estampa,
me resulta pintoresca y llenarme de cosas innecesarias, nada de oro o plata,
nada de piedras preciosas, algo sencillo.
El observaba en silencio y apuesto que era la
primera vez que andaba por ahí.
- Uno de
mis deseos es tener un montón de dinero, dije empuñando la mano – venir aquí y comprar un artículo diferente en cada uno de
los puestos de éste pasillo.
Fui a mi
puesto favorito y rebusqué en un montoncito de anillos hechos de madera, busqué
uno para mí, y uno para él, aunque fue una labor titánica pues sus dedos son
enormes, una vez que quedé complacida me dispuse a pagar, pero el extendió la
mano con la cantidad para pago.
- ¡No! - Es
un regalo de mí para ti, no se supone que tú lo debas de pagar.
Me tomó por
los hombros acercándome a él sonriendo un poco divertido. Las cosas se hacen a
mi manera ¿Recuerdas? Ese punto ya es tema antiguo y tú accediste.
- Solo
quería darte un regalo, dije con un toque de decepción en mi voz, no es que sea
muy caro como las cosas que estás acostumbrado a tener. Crucé mis brazos en
franca molestia.
Levantó mi
barbilla para que le mirara a los ojos, acto seguido me empujó por los hombros provocando que perdiera
el equilibrio y aterrizara de espalda contra la pared más cercana, ese es un
acto desvergonzado por la otra parte, que me derrite completamente, el sentirme
acorralada, sentirme su presa, me
gustaba también sentirme completamente cubierta
por su cuerpo que es más grande que
el mío, me da la sensación de estar
protegida sin mencionar que enciente todos mis sentidos en una manera
lujuriosa, mi respiración se agita y estoy segura de que él se ha dado cuenta,
ahí en esa posición el da un paso hacia adelante para acercarse a mí, coloca
sus manos en su cintura haciendo de esta manera su pecho se amplía visualmente.
Miró despreocupadamente hacia un lado sin fijar un punto en específico.
- Tendré
que quitar esa molestia con un beso…. Se inclinó y tomó lo que era de él, lo
que ya no tenía ningún caso negarle porque yo también lo deseaba, tomó mi nuca
con su mano para acercarme y sostenerme, para besarme por el tiempo que él
quería sin importar que yo opusiera resistencia, él se encargaba de mantener la
postura… y a mí me encantaba. Para cuando nuestros labios se separaron mi mente
estaba nublada y en otro lugar, muy muy distante de ahí.
- Dijiste
que tenías otro vicio ¿Cuál es el otro?
Me esforcé
en regresar a mis sentidos, sintiéndome un poco acalorada después de aquél
tremendo enfrentamiento.
– Café –
respondí con dificultad, el lugar aquel donde fuiste a buscarme cierto día que también escapé de ti, dije con
una risita, ese es mi lugar favorito, pero si no puedo comprarte un café
entonces no quiero ir. ¡Siempre soy yo quien debe ceder!, después de tus
insensibles declaraciones del día de hoy, deberías al menos ceder en esto.
Colocó sus
manos en sus bolsas traseras del pantalón, viendo a la distancia, todo esto le
resultaba gracioso, podía verlo.
- ¿Esto te
haría feliz?
- Sí- le
miré a los ojos.
- Vayamos
entonces – dijo rodeándome por los hombros con su brazo. Elije entonces tú
mejor recomendación para mí, será difícil que ésta acción se vuelva a repetir.
-¿Aclárame
porque consideras insensibles mis declaraciones?
- Seré
completamente honesta.
- Me
disgustaría recibir menos.
- Eres
endemoniadamente sexy y eres mi novio, te has encargado de despertar mis bajas
y candentes pasiones, acepté ser “tuya” después de un largo tiempo de espera
según tú. Entonces ¿no sería lo más lógico que saltaras literalmente a comerme?
porque yo lo deseo y lo he dejado claro en más de una ocasión y en más de una
manera.
Inhaló
profundamente y miró al cielo, creo que analizando muy bien sus palabras antes
de decir nada.
- Diste
pelea preciosa, no puedo decir que no lo disfrutara, porque desde el inicio al
escuchar tus insolentes palabras supe que eras una rival digna y mi pareja
perfecta, ¿Ganas de saltarte encima? Las tengo a cada momento que te veo,
cuando inhalo tu aroma, cuando me sonríes, cuando me miras. Dios sabe que me
has llevado a mis límites en más de una ocasión y me alegro enormemente de aun
conservar la suficiente cordura para resistir tus encantos. Tú estás antes de
todos mis deseos preciosa, no quiero que tengas problemas de conciencia en mi
ausencia, porque así será como te lo dije hace un momento, a mi llegada no
tendremos por que separarnos y entonces
quizá no tengas esos problemas, y si los tienes estaré para aliviarlos, no
quiero que nadie más tome ese papel. Si necesitas una motivación adicional te
la diré, los muchachos sabrán cuando haya sucedido que tú y yo... bueno, tener
sexo o hacer el amor, es lo mismo a nivel energético, tú y yo intercambiaremos
energía, dejaré mi esencia en ti y tú dejarás tu esencia en mí. Eso será
fácilmente detectable para ellos. ¿Estas preparada para enfrentarte a eso?
Quizá ellos son discretos y no digan nada o sí, no lo sabemos con seguridad
hasta que suceda. ¿Crees que me perdonarían tal acto de cobardía? Despojarte de
tu virginidad que es bien sabida por ellos y luego irme lejos. No les temo y
pagaré todo el precio que ellos decidan, pero Tú, ¿Cómo enfrentarás esto? Me gusta creer que antepongo tu bienestar
sobre el mío y…
Le
interrumpí – y viste como es que me desboroné cuando murió mi abuelita.
- No con
esas palabras solo necesitas un proceso diferente me gusta pensar que estoy
para apoyarte y no para entorpecer tu vida.
- ¿Quieres
negociar?
- No es
sujeto a negociación.
- No me
refería a eso… Entiendo que entonces no quieres llegar al final, llamémoslo
así. Pero siempre podemos explorar otros límites en el camino. Lanzarnos en
carrera y nos detenemos al borde del precipicio.
- ¿Y si no
logramos detenernos? Lo más sensato es no tentar a nuestro destino. No son
suficientes mis besos y caricias.
- No.
Después de
eso andamos en silencio y el me mantenía abrazada. Llegamos al lugar que ya
tenía bastante tiempo sin asistir, y me saludaron familiarmente en cuanto me
reconocieron. Solicité dos cafés usuales
ellos sabían cómo era que me gustaban: Recién molidos y posteriormente licuados
con una cucharada de aceite de coco. Los acompañaron con dos generosas
rebanadas de pastel de zanahoria. Atlas degustó aquel manjar. No creía aún que
hubiese ganado ésta batalla.
- ¿Cuál es
la razón por la cual te agrada éste lugar?
- Durante
mi época de estudiante, lo encontré me daba la privacidad perfecta para poder
pasar el tiempo entre clases y evitar a mis molestos compañeros que se
volvieron insufribles después de la historia que te compartí, me
brindó el refugio perfecto, sus precios son algo que yo podía costear, además
de que la comida en sí es deliciosa y vale su precio, ayudo al comercio local y
el comercio local me ayuda a mí, respondí sonriendo. Si adicionas a eso que fue
aquí, dije señalando el lugar justo, donde encontré la invitación para llegar
con ustedes, todo ello lo convierte en mi lugar favorito por mucho
Nadie dijo
nada por unos instantes.
- Es cierto
que el pastel es bueno.
- Estas
demente ¡Es el mejor!
Le hizo una
señal con la mano al mesero para que se acercara, aquel chico era nieto de los
dueños del local, en más de una ocasión
platicamos amenamente. Él es cinéfilo al igual que yo y ese era el tema de la
mayoría de nuestras conversaciones. Calculo que le supero en cuatro o cinco
años de edad.
- Quisiera
encargarte uno o varios de éstos pasteles, lo suficiente para 200 personas – le
dijo Altas.
- Señor,
permítame preguntar si eso es posible y se retiró de ahí.
- ¿Tendrás evento?
– pregunté con inocencia dando un bocado a mi delicioso pastel. – Podrían
envenenarme con esto fácilmente- dije y él sonrió.
- Si es tu
pastel favorito entonces lo quiero tener como tu pastel de cumpleaños.
Me
atraganté un poco y le di un sorbo a mi café – ¿200 personas? ¿Invitarás a
media ciudad?
- Solo seremos tu familia sanguínea y nosotros, tu
nueva familia, será algo pequeño.
- Atlas es
cierto que te di carta abierta para ésta celebración pero honestamente esperaba
algo más privado, y ciertamente más pequeño.
- ¿Privado?
Tendremos nuestro viaje ¿Recuerdas?
- Esperaba
una cosa u la otra, en casa celebramos con un simple pastel y algo de cenar..
- ¿Es acaso
considerado un pecado que quiera celebrar a mi novia por todo lo alto, más aún
cuando ella ya ha decidido darme el sí definitivo después de torturarme por
largos meses?
- Si lo
pones de esa manera tan melodramática…
Se acercó
el chico que hacía de nuestro mesero, sonriendo ampliamente. – Le he preguntado
a mi abuela y dijo que podría hacerlo sin problema, tan grande como usted lo
quisiera solo que el costo…
- El costo
que ella decida estará bien, interrumpió Atlas. Por favor condúceme con ella
para afinar los detalles de esto.
Se puso de
pie y se inclinó para darme un beso que duró unos instantes pero demoró el
tiempo suficiente para dejar bien en claro que él estaba conmigo… al menos eso
me pareció. Ambos desaparecieron tras unos pasos.
En unas
semanas me haré más vieja y éstos últimos meses habían sido los más
emocionantes de mi vida, me recargué en el respaldo de mi asiento y recordé
brevemente todo lo sucedido, estaba muy agradecida, mi vida había cambiado
radicalmente.
Atlas
demoró tanto que descaradamente asalté su lado de la mesa y terminé hasta con
las migajas del pedazo de pastel que aún le faltaba por terminar. Llegó con la señora dueña del local
colgada del brazo, de inmediato me puse de pie para saludarle.
- Hacía
mucho tiempo que no pasabas por aquí, te extrañamos, mi nieto en especial.
- Lo
lamento – dije en tono sincero. Tengo nuevas ocupaciones en mi vida y me han
tenido ocupada.
- Tu
prometido me ha contado que celebrarán tu cumpleaños y deseas tener el más delicioso de mis pasteles.
¿Prometido? Le hice un gesto a Atlas, el simplemente levantó los hombros todo ello
sin que la venerable anciana lo notara.
Es usted
muy generosa dije, de sobra sabe que es mi pastel favorito, no recuerdo haber ordenado algo diferente en
los últimos años.
He hecho el
cálculo mental de lo que sería un justo pago por el pastel, pero la señora
insiste en poner un precio menor, dijo Atlas algo exasperado.
La señora
colocó su mano e sobre mi mano – Estoy tan feliz de que ya no estés sola,
permíteme éste regalo dijo ella.
Nunca me
había detenido a pensar en mí como una persona sola.
- Es
difícil para él entender el enorme regalo que usted quiere hacerme, un regalo
hecho son su corazón y materializado con sus manos - le besé una de ellas -,
permítame hablar con él y convencerlo. Pero a cambio usted deberá prometer que
en cualquier otro pedido que hagamos nos cobrará el precio justo por su
trabajo.
- ¿Más
pedidos?
- Es una
pena que más gente no conozca su trabajo, y ahora en mis nuevas actividades,
puedo ayudar con ello, le dije.
Ella rio
pensando que no era verdad. – Es un trato si incluyes en la lista tu pastel de
bodas.
Ahora la
que reí era yo. Cuando ello suceda, le prometo que así será.
Se despidió
de ahí confirmando con Atlas el día y la hora en la que pasaría por el pastel.
-
¿Celebraremos justo el día de mi cumpleaños? – pregunté después de escuchar el
día en pasaría por aquella delicia.
- Sí, ya
toda tu familia está enterada.
- Dioses y
demonios Atlas, ni siquiera quiero saber cuándo fue que lo hiciste.
Me acerqué
a él… -¿Ahora es cuando te beso y te
agradezco por todas éstas sorpresas?
- No, ahora
es que yo te beso por qué puedo hacerlo libremente y sin restricciones…
Los
muchachos, todos ellos incrementaron la intensidad de los entrenamientos desde
nuestro retiro, ahora ellos portaban
un tatuaje en el cuello, SU marca. Eso
hizo que mi estómago se revolviera de
pensar que solamente estaba retrasando lo inevitable, ¿A quién quería engañar?
Ella llevaba las últimas batallas ganadas, solo esperaba que la guerra la
pudieses ganar yo.
Mi curva de
aprendizaje había pasado, pero ni en mis sueños más locos había logrado alcanzarlos
en cuanto fuerza física, me decía a mí misma que eso quizás sería imposible,
pues por naturaleza ellos siempre serían más fuertes que yo. Mis emisiones de
energía aun no estaban controladas del todo y sin embargo me sentía conforme
con mi avance.
Durante las
prácticas del viernes nos encontrábamos sentados Atlas y yo viendo al trillizo
pelirrojo y al trillizo moreno pelear incansablemente, yo podría apostar que
tenían el mismo nivel de habilidad y poder, sol que Altas me señalaba los
puntos en los que uno superaba al otro.
- Ellos son
sus mejores amigos y al mismo tiempo sus peores enemigos – dijo - ellos se encuentran en constante pelea, si
alguno de ellos supera a los otros dos, los otros dos se apresuran en alcanzarlo creando un ciclo
interminable. Estarán listos para ser los ganadores del torneo del próximo año.
- ¿Los
tres?
- Claro,
solo estarán lejos el uno del otro si los tres se entrenan al mismo tiempo.
Miré
nuevamente atenta la pelea, absorbiendo el máximo de aprendizaje que podía.
- Oye – dije
- ¿Puedes explicarme o intentar explicarme, que es ese punto de energía
que todos tenemos en diferentes partes
del cuerpo de donde salen disparados nuestros
ataques?
Pareciera
que acababa de maldecir o hablar en Arameo, pues él volteó con una rapidez inusual
y preguntando con los ojos enormemente
abiertos ¿Cuál punto?
Me hizo
titubear un poco. Señale el punto en la parte del cuerpo donde yo lo veía.
- ¡Patea
traseros!
-¿Qué? Y porque
soy nuevamente patea traseros y no preciosa como me llamas últimamente.
- Yo no veo
ningún punto, dijo él pero está claro que comienzas a desarrollar tus
habilidades, los muchachos se alegrarán enormemente.
Intentó
colocarse de pie e ir hacia los muchachos.
- No, le
miré suplicante, mientras le tomaba la mano, no se los digas aún, quiero
tenerlo completamente desarrollado para darles la sorpresa. Dije esto sin
querer decirlo realmente, algo en mi interior me dice que lo mejor es
mantenerlo oculto de ellos.
- Él lo
dudó, pero accedió un poco dubitativo.
Era nuestro
turno de combatir. Bizarro destino que nos hacía comernos a besos en un lugar mientras
nos golpeábamos hasta el cansancio en la arena. Él se mostraba dubitativo de
comenzar cada vez, insistiendo que fuera yo quien lanzara el primer golpe. Ya
le he sugerido amablemente que lo
mejor sería que peleáramos con alguien más, pero aún se resiste.
Él no lo
sabía aún, pero durante las noches y durante mi confinamiento estuve entrenando con César en casa, él no es
cuidadoso o benevolente, además de que me ayudó a perfeccionar algunos
movimientos para poder tomarle por sorpresa y rendirlo a mis pies literalmente,
pero en lucha.
Antes de
comenzar la pelea le hice una propuesta
que no pudo resistir.
- Hagamos
una apuesta, dije colocándome frente a él y arreglando los vendajes de mis
manos.
Él se detuvo
sonriendo y sin ocultar su claro interés.
- Sé que
ganarás al final de todo, pero te garantizo que te pondré en el suelo al menos
una vez, pero claro tendrás que poner de tu parte y pelear enserio, como si yo fuera
uno de los trillizos, de lo contrario no estaré complacida con ello.
- ¿Qué
tienes en mente?
- Si logro
ponerte de espalda al suelo al menos una vez, entonces tú me deberás un pastel
y viceversa, el ganador podrá elegir el tipo de pastel que desee.
Accedió de
inmediato sin adivinar mis negras intenciones.
Al inicio
no golpeó con la fuerza suficiente o como yo lo esperaba, lo hizo al percatarse
de que incrementaba la velocidad, habilidad y fuerza de mis ataques e hizo lo
propio. Después de un tiempo oportuno utilicé la técnica de César donde cargaba
a mi oponente con el peso de mi cadera y tomándole de puntos específicos del
cuerpo, de ésta manera no lo cargaría por completo si no que utilizaría una
palanca para lograrlo, y así fue como Atlas terminó de espalda al suelo y yo
inmensamente feliz por haber derribado aquella masa de músculos y fuerza, salté
a su alrededor en un anticipado festejo, a lo cual él me aprisionó con unas
tijeras formadas con sus piernas derribándome completamente desprevenida ocasionando
que mi peso recayera completamente en un
hombro, esto generó un ruido y dolor enormes. Al principio no sentí nada
diferente, fue hasta que intenté incorporarme, horrorizada me di cuenta que no
pude mover mi brazo izquierdo….
Los muchachos
me rodearon en un instante y Mario ya estaba revisando mi hombro.
- Está
dislocado –dijo. Tendremos que arreglarlo – les dijo a todos. Al tiempo todos
ellos me rodearon ubicándose estratégicamente para poder sostenerme, Dios,
aquello estaba sucediendo muy deprisa.
-¡Alto! –
Grité – todos ustedes aléjense de mí.
Quizás el
sonido de mi voz fue muy elevado, quizá la entonación fue de furia o terror,
pero al acto todos quedaron inmóviles.
- Nadie
tocará mi lastimado brazo.
- Es
necesario mi pequeña - Mario alzo la
mirada para encontrar mis ojos – él se encontraba con una rodilla en el suelo,
entre más rápido será mejor.
Necesito
tiempo para hacerme a la idea – dije – si esto resulta como en las películas,
entonces presiento que será doloroso.
- No
mentiré – respondió Mario pasándose la mano sobre el cabello.
Respiré
profundamente un par de veces, sin terminar de llenarme de valor.
Mario le
hizo una señal a Atlas con los ojos, éste se colocó detrás de mí y me puso en
pie.
Toma el
aire y valor que necesites dijo, contaré
hasta tres…
- Uno… contó
el y acto seguido mi propio grito me
ensordeció, dejé que mi peso completamente fuese sostenido por Atlas, Sin
ningún aviso previo Mario acomodó en un solo movimiento mi hombro.
- Solo
escuché uno – dije molesta y tratando de jalar la mayor cantidad de aire con
mis pulmones.
- Es mejor
de esa manera – respondió Mario.
- Es todo
para ti el día de hoy – señaló Atlas quien cargó completamente mi peso entre
sus brazos - te llevaré a casa, hay que colocarte hielo en el hombro. Me
depositó tan suavemente como pudo en el asiento del copiloto, uno de los
trillizos estaba tras de nosotros con nuestras cosas, partimos de ahí
rápidamente, lo peor, ya había sucedido.
- ¿Atlas?
- ¿Qué sucede?
- El resto
de la tarde me gustaría sentirme protegida y consentida, no opondré
resistencia, lo prometo.
- ¿Bastó
solamente el darte una paliza y que tu hombro se dislocara para que me
permitieras hacerlo sin resistencia? Tendré que golpearte más frecuentemente – dijo en tono de broma.
- No quiero
que pienses que dependo de ti.
- No me
vendría mal.
- ¿Esta mi
preciosa hambrienta? Puedo prepárate hamburguesas caseras que tanto te gustan
mientras tomas un baño relajante.
-
Preferiría que tomaras el baño con migo.
- No en
casa de los muchachos ¿Recuerdas?
- Si, si –
respondí en tono de fastidio y un bostezo salió de mi boca.
- Además
creo que necesitas dormir y descansar.
- A mi
edad, requiero varias siestas al día – reí un poco.
Los
muchachos esperaban por nosotros en casa y dado que los fines de semana ellos
desaparecían misteriosamente, se encargaron de revisar mi hombro antes de
partir, supongo que estará bien que pases la noche aquí, le dijeron a Atlas,
solo en caso de que algo suceda, aunque con la medicación debería ceder el
dolor y estar mucho mejor para mañana.
Descansa y
no hagas esfuerzo el lunes podrás regresar a tus actividades normales, dijeron
ellos. Asentí.
Desconozco porque
mi organismo responde de esa manera a una enfermedad o hacia los medicamentos
en específico, pero me da un hambre atroz, después de haberme alimentado como
si no hubiese un mañana, mi apuesto novio se recostó sobre mi cama haciéndome
una señal para que lo acompañara, acepté encantada sabiendo que no haríamos nada fuera de dormir
en aquel lugar.
- ¿Atlas?
- ¿Qué
sucede?
- Mañana es
la operación de Laura ¿cierto? ¿A qué hora tendremos que estar por ella?
- He
enviado a los trillizos por ella, estaremos esperándola en el hospital 7AM. Si quisieras quedarte descansando, lo entenderé.
- Estaré a
tu lado, dije dando un bostezo, solo encárgate de levantarme con suficiente
tiempo de anticipación ya que éste medicamento me tiene somnolienta, lancé un
gran bostezo.
- ¿Atlas?
- Dime,
preciosa.
- Sé que
tienes bastante más experiencia que yo hablando sexualmente, pero ¿existe
alguna fantasía que aún no hayas experimentado y que quisieras vivir conmigo?
- ¿A qué
viene esa pregunta?
- Pensé que
hay mucho que puedo aprender de ti y para ti, pero enfrentado contra tu
experiencia… Solo no quiero que te aburras pronto de mí.
- ¿Son las
drogas hablando por ti? Seriamente así lo espero.
Sonreí. -
Hablo en serio. Las palabras salieron arrastrándose de mis labios, pues estaba
a dos minutos o menos de perderme en brazos de Morfeo.
- Veamos,
dijo él, mi mayor fantasía eres tú, a eso se reduce todo, a tenerte entre mis
brazos desnuda y dispuesta, tan caliente que no puedas contener tu deseo por
mí, probar cada sabor de tu delicioso cuerpo, tocar y sentir, perderme entre tu
aroma, estar dentro de ti, tantas veces como me sea posible. Tú eres todo lo
que deseo pues nunca antes había experimentado hacer el amor con alguien,
amarle, temer por ella.
- Eso es
muy poético, me esforcé por hablar. ¿Sabes? antes creía que lo que deseaba era
a un príncipe Azul, pero conforme te he conocido sé que lo mío son los
príncipes oscuros.
- ¿Oscuros?
- Si,
explotas mi lado masoquista a placer y lo peor es que me encanta. Suspiré, pero
supongo que tienes que ser de esa manera para estar aquí. Guardé silencio y me
reacomodé entre sus brazos.
-
¿Preciosa?
No respondí
porque no tenía fuerza para hacerlo.
- Duerme
preciosa, lo cierto es que llegaste a mi vida para mostrarme algo que nunca
desee tener y que ahora me aterra perder. Y sí, quiero experimentar contigo TODO. Cuando el momento llegue preciosa,
cuando el momento llegue….
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