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jueves, 13 de octubre de 2016

25. "Secret Dreams"




No sé definir muy bien la sensación que tengo manifestada en la boca del estómago.
Nervios, quizá.
Emoción, tal vez
Excitación Definitivamente
Inseguridad, ¡Demasiada!
Soy una persona que cumple sus apuestas, me gusta apostar y asumo las consecuencias cada vez. Ahora en esta vida cumplo castigos, acuerdos y negociaciones, eso  hace a mi alma sentirse tranquila, como alguien que cumple su plabra sin importar nada más, me hace sentirme orgullosa de mí misma.
Atlas quería una sesión fotográfica donde pudiesen retratarme en ropa interior, sexy, sugestiva de encaje… y de ser posible sin ropa algunas tomas sin ropa también, evidentemente después de los sucedido en su festejo de cumpleaños, accedí a hacerlo y no fue porque sintiera un enorme compromiso moral por hacerlo, si no que  la idea me pareció atractiva en aquel momento.
Llevo meses haciéndome coco – wash para poder hacer ésta sesión, investigando como es que un ser humano se prepara para una sesión fotográfica, no he probado el día de hoy alimento para evitar lucir “inflamada”, entre otras monerías, mi piel morena ya luce suficientemente bronceada a causa de mis actividades al aire libre, por lo que no tuve que usar más que un leve iluminador y voilá. Hice una lista mental que me ayudara a colocar en perspectiva y en una balanza aquello, la cual honestamente no era muy extensa (o muy acertada):
Pros:
Soy joven y considerada bella por la persona que solicitó las fotos.
Mi piel es linda y sin imperfecciones o tatuajes (de lo cual me siento orgullosa).
Mi físico ahora es p.e.r.f.e.c.t.o. o al menos muy bien definido y envidiable.
Nunca más sería tan joven como aquel día.

Cons:
¿A quién diablos le importa todo lo anterior?

Cerré los ojos y me abracé fuertemente. De acuerdo, él lo solicitó y yo accedí,  tan sencillo y simple como eso, solo que no quiere decir que en el camino no tenga mis dudas ¿cierto? En ese momento cuestioné mi postura referente a las bebidas alcohólicas, ese era el momento perfecto para beberme alguna y obtener valor.
Quise  ser  la primera en llegar a fin de ambientarme y acostumbrarme a aquello, hice cita muy temprano en la estética donde me hicieron “hojalatería y pintura” el día de mi graduación ya que mi experiencia decía que el trabajo realizado fue excelente y era lo que necesitaba para aquella ocasión. Ese día le solicite al estilista un maquillaje donde se centraran en mis ojos, especificando que los labios deberían ser en de color rojo, pues como dice Charlotte Tílburi “Un Labial rojo es Glamour al instante”, y era justo así como necesitaba sentirme: Glamorosa.
Durante el proceso de cubrir mi piel con encaje mi mente me condujo a pensar en cómo el encaje sobre mi piel desnuda me provoca sentir atractiva y glamorosa casi sin pensarlo (sin mencionar súper sexy). Tacones negros con suela roja, fueron el complemento perfecto, desee haber tenido el valor de contarles aquello a los trillizos para que organizasen todo, me sacudí la cabeza confirmando que esto era solo de Atlas y mío, algo privado.
Mis nervios estaban al límite cuando la hora llegó, escuché unos golpes en la puerta y acudí a abrir usando únicamente una bata de baño de las que proporciona el hotel, pero mi maquillaje y peinado evidenciaban mi preparación para aquella sesión. La chica que se encargaría del trabajo de fotografía entró primero con todo su equipo, que se conformaba únicamente por un par de cámaras  y una gran bolsa la cual contenía los lentes que usaría, después fui consciente de ello.
La chica le pidió a Atlas esperar afuera.
- Hola – dijo – mi nombre es  XXXXXXXX, hoy seré tu fotógrafa y quisiera que me platicaras tus expectativas de ésta sesión, que quieres y que no quieres hacer, lo más importante es que te sientas cómoda y que disfrutes la experiencia. Es usual que algún esposo o novio soliciten estas sesiones para sus parejas, y parte de mi trabajo es entender lo que te hace sentir cómoda para que el resultado de éste trabajo sea satisfactorio. Hermosa eres y yo lograré encontrar tu mejor ángulo pero si además disfrutas la sesión se reflejará en una imagen fotográfica excepcional.
- Y-Yo – no sé realmente que hago aquí dije bajando la mirada y cerrándome un poco más la bata.
- Mira si él te ha obligado…
- No, no me malinterpretes –me apresuré a decirle, al decir no se realmente que hago aquí es porque no estoy segura que yo sea algo digno de fotografiar y menos en este vestuario, me siento insegura.
Sus ojos se abrieron luciendo aún más grandes detrás de sus gafas, y de inmediato soltó una pequeña carcajada, provocando que su pequeño cuerpo se inclinara hacia atrás  y sus manos se levantaran por el aire cayendo posteriormente  sobre sus rodillas.
- Si ese es tu único problema déjalo en mis manos, que cuando te entregue el resultado querrás darme tu autorización para exhibirlo en mi próxima galería, por que debes saber que estas fotos solo llegaran de mis manos a tus manos directamente, así tú decidirás únicamente con quién compartirlas.
Se puso de pie.
- Comencemos con quitarte esa horrorosa bata, muestra tus encantos chica, móntate en esos tacones y domina el mundo, eres sexy por naturaleza, naciste mujer ¡eres poderosa!, me dio una pequeña palmada en el hombro y se puso a arreglar el escenario, movió los muebles para que quedaran justo con el grado de luz que necesitaba y detalles que sólo los fotógrafos entienden.
- Si estas lista, dejemos pasar a tu ¿novio? – preguntó ella.
- Si, es mi novio, reconocí.  Siendo consciente que era la primera vez que lo reconocía tan abiertamente con algún extraño.
- Fui yo quién le abrió la puerta, sus ojos se deleitaron dedicando unos momentos a admirar la obra.
- Estas perfecta y eres hermosa – me dijo, me tomó por la cintura y me dio un pequeño beso.
La fotógrafa nos indicó que ella se encontraba listísima. Ella es una persona pequeña, usa grandes gafas que le dan un aire muy geek, el cabello  corto y de color rosa chillante, muy delgada, pero su ánimo es interminable es de esas personas que van por la vida lanzándole frases de ánimo a todo mundo, con una inmensa sonrisa y energía infinita.
Me colocó a un lado de la ventana, de fondo  teníamos una mesita de noche, las cortinas y hacían juego con edredón de la cama.
Yo me encontraba respirando tan profundamente como podía, repitiéndome a mí misma que Inhalara y exhalara amor.
Ni yo misma me esperaba lo que sucedió, ella comenzó a hacer pequeñas sugerencias: ubícate aquí, coloca la mano así, recuéstate, Atlas de vez en vez lanzaba comentario del tipo de éstas buenísima, te ves muy bella, eres deseable y…  caray ¡Una es débil! Todas aquellas porras y buenos deseos sacaron a la Diosa  que existe en mí. Tras quizás una media hora de sesión mi confianza estaba más que elevada y mis poses ahora eran naturales y atrevidas. Ella no dejaba de presionar el botón de la cámara y comentando que el material era excelente.
Su teléfono sonó, aparentemente reconoció el sonido del timbre pues no ignoró la llamada, pidió un momento para contestar.
- Quizá debería salir yo también. – dijo Atlas.
- ¿Cuál es la razón?
- Viéndote así….
- Me puse de pie y me abalancé sobre él producto de que mi libido había aumentado también al permitirle a mi mente vagar por lugares y situaciones subidas de tono, dignas protagonistas de una película para adultos donde Atlas arrancaba aquel encaje de mi cuerpo en una forma salvaje y me tomaba ahí mismo… haciéndome llegar al mejor orgasmo de toda mi vida, o también estaba la escena donde le pide retirarse a aquella señorita, cierra la puerta tras de ella y pasamos el resto del día comiéndonos mutuamente en la misma manera salvaje y desenfrenada.
No me detuvo, y permitió que le besará mientras apoyaba sus hombros en la pared me besaba y sus caderas  buscaban las mías instintivamente hasta quedar en una diagonal sobre la pared, yo pasé una de mis piernas por su cintura para acercarlo aún más hasta mí. Desabotoné su camisa para tocar su pecho desnudo. ¡Dios! Me fascinaba aquella sensación. Mis odios retumbaban por el paso acelerado de mi sangre y mi mente no registraba nada más que sus caricias sobre mí y a su boca deleitándose en la  mía. Una de sus manos estaba entre mi cabello acercándome aún más hacia su boca y la otra la tenía en mi espalda baja. Mis manos se apoyaban en su pecho manteniéndonos a la distancia justa para poder besarnos tan apasionadamente como él marcaba el ritmo. Me pregunto constantemente si esta pobre Pececita podrá soportar la pasión desenfrenada de un Escorpión bien definido como lo era él.
En el momento en que sentí que necesitaba más,  me incorporé y le miré a los ojos, su profundidad y sinceridad me tenían cautiva como mosca en telaraña, estaba bien perdida en esta batalla, quizá nunca tuve ninguna oportunidad, él se lanzó como  macho en cacería, dispuesto a obtener lo que quería, y lo que él deseaba era yo, no dio tregua a su lucha pese a mis débiles intentos por repelerle o rechazarle,  me derrotó y me rendí a sus pies. Nuestros  ojos se miraron y corazones salían de ellos. Justo en ese momento escuché como la chica presionaba el botón de la cámara la cual soltó un disparo para calcular aquel inmortal momento.
Volteamos al mismo tiempo y pudimos ver a la chica sonriendo de oreja a oreja. Solo ella sabe cuánto tiempo llevaba ahí.
- Éste es el tipo de emociones que busco, naturales y espontáneas, se sorprenderán de ver el resultado, los enamorará dijo.
- No venía preparado, pero… Atlas me retiró un poco de él y se terminó quitando su ropa, quedando únicamente en boxers, se aventó en la cama y me invitó a ir con él. –continúa con tu trabajo, le dijo a la chica. Cualquier costo extra lo cubriré sin problemas.
Ella me miró un poco dubitativa, Le sonreí y asentí.
Ella nos ubicó en varias poses, el recostado sobre la cama, yo de pie en la ventana y viceversa. Lo cierto es que ahora aquello no me disgustaba y ¡lo estaba disfrutando!
- Intentemos ahora lago más atrevido, una escena post de una noche de sexo desenfrenado –dijo ella.
Miré a Atlas. Él no dijo nada, le dirigió una mirada a la chica – Intentemos algo mejor – le dijo a ella.
- Preciosa, si tú accedes me gustaría que te fotografiaran desnuda con mis brazos rodeándote ¿Qué opinas? ¿Accederás?
En ese punto no le hubiese dicho que no a nada (o en ningún punto anterior, ja!).
Estaba frente a él, le di un beso suave en los labios. – Accedo si tú eres quién me desnuda – le respondí con una sonrisa de oreja a oreja, y un toque de picardía en mis ojos.
La chica se  puso de espaldas hacia la ventana, pidiendo que le avisáramos cuando estuviésemos listos.
- Lo justo es que tú estés igual – le dije por lo bajo.
- Lo justo es que tú me desnudes también ¿No te importa que ella me vea así?
- Ella es una profesional, además que… yo te estaré cubriendo. No soy tan buena persona. Introduje mis pulgares en los costados del elástico de aquella prenda, y lo deslicé lentamente hasta quedar en cuclillas de frente a aquel gran amigo le di un pequeño y travieso beso, lo que causó una reacción inevitable. Me puse de pie al instante y me coloqué frente  a él. Los tacones me hacían quedar casi a su altura… La función comenzó y después de unas capturas más y algunos cambios de posturas, la chica terminó.
Puso las batas de baño cerca de nosotros para que pudiésemos cubrirnos y se puso a desmontar sus cámaras y lentes.
- Voy a salir con ella para hablar de negocios y regreso en un instante – me indicó Atlas.
Uf, aquello había resultado intenso y mucho mejor que en mi mente. Respiré de que todo aquello hubiese terminado al fin.
Me metí al baño donde tenía la mayor parte de la ropa decidiendo mentalmente si lo más adecuado era vestirme o bien probar a mi suerte y dejar que Atlas decidiera…. Escuché murmullos a través de la pared, y me acerque un poco más, la curiosidad me atrajo si he de reconocerlo. Logré distinguir su voz y la voz de la fotógrafa y me acomodé para disfrutar de aquel trabajo de espionaje…
- ¡No creí ver algún día esa faceta de ti!, llegué a pensar que jamás abrirías ese corazón de piedra y te enamorarías – le dijo ella. Estoy tan feliz que casi no quiero cobrar por mi trabajo.
El rio fuertemente.
- Estoy tan sorprendida ¡No la has llevado a la cama!
Mis colores se encendieron ¿Fue tan evidente? Agradecí que ninguno de ellos pudiese verme en esos momentos.
- Estas armando un gran alboroto de nada le dijo él. Tú sabes que cuando alguien busca algo en serio, sexo no es la primera cosa que uno intenta conseguir, uno desea su bienestar antes que nada, lo físico pasa al último término.
- ¡Dios Altas! Ella sí que te ha pegado duro. Sería genial si pudieses conseguir su autorización para exhibir sus fotos en mi galería, su rostro quedaría oculto te lo prometo ¡Tengo tomas geniales!
- Estas demente ¿Crees que yo deseo que alguien más la vea desnuda? Por eso te elegí a ti, pequeña persona irritante, cuentas con mi completa confianza para un trabajo serio y discreto.
- Bien, bien, dijo necesitas ensalzarme más. Te avisaré cuando esté el trabajo para que la lleves por él, no planeo soltarlo en tus manos, solo en las de ella.
- Conozco muy bien tu estilo de trabajo dijo él.
Momentos después escuché como se abría la puerta y me puse de pie, bueno al menos eso esclarecía un poco mis dudas, pero realmente no quería ¿nada, nada de actividad física con migo?, me entristecí un poco pues yo realmente estaba lista para entregarme a él.
Salí a buscarle, sin bata usando únicamente mis tacones de muerte y me abalancé sobre él, haciéndole caer de espaldas en la cama con el impulso y mi peso, tampoco es que él opusiera mucha resistencia.
Comencé a besarle sin tregua ni descanso, sus manos subieron y descendieron por mi espalda… únicamente por mi espalda.
- ¿Tienes hambre? – Preguntó - el restaurant de éste hotel tiene una crema de elote particularmente deliciosa – dijo él ¿Quieres probarla?
Le miré a los ojos con una expresión de asombro total ¿En serio? Me lanzo a ti totalmente desnuda y lo único que quieres saber es si quiero probar una estúpida crema de elote. ¡No puedo más! – Grité -  ¡Cuando decidas botarme y abandonarme para ir en busca de otras nalgas, no quiero escuchar de tus labios que fue por algo que yo no te di, será por algo que tú no aceptaste! Descendí de  aquel lugar echa una furia dispuesta a encerrarme en el cuarto de baño por no sé cuánto tiempo, solo que mi perfecta escena donde yo interpretaba a una reina el Drama se vio interrumpida por él, quién rápidamente se puso de pie en un solo movimiento y me alcanzó haciéndome girar repentinamente, casi caigo en aquel movimiento, pero hábilmente me sostuvo entre sus brazos en un fuerte abrazo, manteniéndome prisionera dentro de ellos.
- No huirás tan fácil ésta vez preciosa, me dio un beso en los labios. He requerido más de mi autocontrol para no tomar aquello que estoy ansiando tener y que tú no me estas negando para nada: toda tú. Eres endemoniadamente, sexy, sensual, bella, deseable, apetitosa, comestible, y quiero que seas mía ¡pero ya! Me he detenido debido a que estoy a menos de tres meses de mi partida y no te dejaré con problemas de conciencia y existenciales a ti sola, porque créeme… los tendrá, yo no me tomo a la ligera tu virginidad y el hecho de que me hayas elegido a mí para tomarla. Te amo y es por ello que esperaré a mi regreso, aventurándome a lanzar la siguiente advertencia: El día que yo esté de regreso y nos veamos nuevamente lo primero que haré será darte el beso más obsceno que has recibido en tu vida, te tomaré de la mano y te arrastraré al lugar privado más cercano disponible y te haré mía tantas veces puedas soportarlo, es una promesa.  Sonrió y sus ojos azules se convirtieron en azul profundo, llenos de deseo, de pasión, como me encantaban.
Sabía también que lo decía enserio y por alguna extraña razón me imaginé la escena, ruborizándome por mis pensamientos y por la idea en general que encendió mis más bajas pasiones y algunos lugares en mi cuerpo.
- En un año puedo conocer a alguien más – atiné a decir.
- Entonces disfrútalo mientras puedas-  dijo él -  porque no cambiará mi promesa, será tu problema, no el mío. Su voz fue determinante, ruda y seria.
- Eso sería violación – tragué saliva a duras penas.
- Solo puede ser considerada violación si una de las partes obliga a la otra, pero no será así preciosa, te lo aseguro, te entregarás a mí como lo has hecho hasta ahora, libre, sin restricciones sin obligaciones, porqué tu mejor que nadie sabes lo mucho que me deseas.
- ¿Es tu decisión final? Puedo ser más insistente y más  persuasiva…
- Es mi decisión final – confirmó-  disfrutemos de éste tiempos juntos únicamente tomados de la mano ¿Sí?, ayuda a mi débil fuerza de voluntad. – Hizo un gesto dramático
- ¿Una sesión de besos candentes entonces? ¿De esos que me dejan sin aliento?  ¿Besos lentos y luego apasionados,  en el cuello con leves mordidas?
Él estaba entrando en acción  antes de que hubiese terminado de decir aquellas palabras,  y justo cuando había convencido a Atlas en aquella difícil negociación, mi estómago me traicionó haciendo un ruido infernal y evidenciando mi falta de alimento.
- ¿Has probado algo de alimento el día de hoy? Dijo evidenciando cierto fastidio y desilusión e su voz.
- No, no he comido.
- Vístete, vayamos en busca de la crema de elote.
Estuve lista en menos de cinco minutos, usé ropa casual, mezclilla, una blusa y eliminé tanto maquillaje como pude, recogí mi cabello en un descuidado chongo y salí de ahí, él ya se encontraba listo y había reunido mis cosas en la maleta que había llevado para esos fines.
No me di cuenta de cuanta hambre tenía hasta que  el primer bocado de la famosa crema, atravesó por mi garganta y no se había equivocado, era realmente deliciosa, no dudé en expresarlo. Esperó a que me terminara mi porción y me cedió la suya, la cual tomé sin dudarlo y sonriendo ampliamente.
- Ya que estamos en pleno centro de la ciudad y dado que no tenemos nada planeado por hacer ¿Te gustaría ir a caminar con migo por el centro, tomados de la mano?
- Tus deseos….
- ¡Ni te atrevas a decirlo! –exclamé señalándole con la cuchara que tenía a mano, no cumples todos mis deseos, bajé un poco la voz y el rostro al decir éstas palabras.
- Preciosa…
- No digas más, solo quiero que entiendas que tal cosa no es cierta no andes diciéndola tan despreocupadamente.
Caminé arrepentida de no haber llevado algo más abrigador, aún era invierno me recordé mentalmente. Me froté instintivamente los brazos con mis manos. Tan pronto como él notó esto se quitó su chamarra y me la colocó en los hombros, gesto que agradecí enormemente, aunque me quedaba un poco grande me sentía como una niña de 13 años, sentía con aquel aroma la cercanía de él, y eso me gustaba.
- Gracias. A la  distancia un cajero y lo arrastré hacia él. - Los trillizos me pagaron por el primer evento del que fui partícipe -dije al tiempo que entrabamos a aquel lugar- retiremos algo de de dinero y gastarlo en dos de mis vicios.
Le tomé del brazo y lo guíe  hacia un callejón donde muchos lugareños y hippies se colocaban vender sus artesanías, collares, aretes, hechos a mano, en su mayoría cuarzos o chaquiras.
Su rostro miraba alrededor, no evidenciaba alguna emoción específica,  solo que no eran lugares que el frecuentara.
- Lo sé, le dije, son artículos innecesarios, pero me gusta observar en general la estampa, me resulta pintoresca y llenarme de cosas innecesarias, nada de oro o plata, nada de piedras preciosas, algo sencillo.
 El observaba en silencio y apuesto que era la primera vez que andaba por ahí.
- Uno de mis deseos es tener un montón de dinero, dije empuñando la mano – venir aquí  y comprar un artículo diferente en cada uno de los puestos de éste pasillo.
Fui a mi puesto favorito y rebusqué en un montoncito de anillos hechos de madera, busqué uno para mí, y uno para él, aunque fue una labor titánica pues sus dedos son enormes, una vez que quedé complacida me dispuse a pagar, pero el extendió la mano con la cantidad para pago.
- ¡No! - Es un regalo de mí para ti, no se supone que tú lo debas de pagar.
Me tomó por los hombros acercándome a él sonriendo un poco divertido. Las cosas se hacen a mi manera ¿Recuerdas? Ese punto ya es tema antiguo y tú accediste.
- Solo quería darte un regalo, dije con un toque de decepción en mi voz, no es que sea muy caro como las cosas que estás acostumbrado a tener. Crucé mis brazos en franca molestia.
Levantó mi barbilla para que le mirara a los ojos, acto seguido me  empujó por los hombros provocando que perdiera el equilibrio y aterrizara de espalda contra la pared más cercana, ese es un acto desvergonzado por la otra parte, que me derrite completamente, el sentirme acorralada, sentirme su presa, me gustaba también sentirme completamente cubierta  por su cuerpo que es más grande que el mío, me da la sensación  de estar protegida sin mencionar que enciente todos mis sentidos en una manera lujuriosa, mi respiración se agita y estoy segura de que él se ha dado cuenta, ahí en esa posición el da un paso hacia adelante para acercarse a mí, coloca sus manos en su cintura haciendo de esta manera su pecho se amplía visualmente. Miró despreocupadamente hacia un lado sin fijar un punto en específico.
- Tendré que quitar esa molestia con un beso…. Se inclinó y tomó lo que era de él, lo que ya no tenía ningún caso negarle porque yo también lo deseaba, tomó mi nuca con su mano para acercarme y sostenerme, para besarme por el tiempo que él quería sin importar que yo opusiera resistencia, él se encargaba de mantener la postura… y a mí me encantaba. Para cuando nuestros labios se separaron mi mente estaba nublada y en otro lugar, muy muy distante de ahí.
- Dijiste que tenías otro vicio ¿Cuál es el otro?
Me esforcé en regresar a mis sentidos, sintiéndome un poco acalorada después de aquél tremendo enfrentamiento.
– Café – respondí con dificultad, el lugar aquel donde fuiste a buscarme  cierto día que también escapé de ti, dije con una risita, ese es mi lugar favorito, pero si no puedo comprarte un café entonces no quiero ir. ¡Siempre soy yo quien debe ceder!, después de tus insensibles declaraciones del día de hoy, deberías al menos ceder en esto.
Colocó sus manos en sus bolsas traseras del pantalón, viendo a la distancia, todo esto le resultaba gracioso, podía verlo.
- ¿Esto te haría feliz?
- Sí- le miré a los ojos.
- Vayamos entonces – dijo rodeándome por los hombros con su brazo. Elije entonces tú mejor recomendación para mí, será difícil que ésta acción se vuelva a repetir.
-¿Aclárame porque consideras insensibles mis declaraciones?
- Seré completamente honesta.
- Me disgustaría recibir menos.
- Eres endemoniadamente sexy y eres mi novio, te has encargado de despertar mis bajas y candentes pasiones, acepté ser “tuya” después de un largo tiempo de espera según tú. Entonces ¿no sería lo más lógico que saltaras literalmente a comerme? porque yo lo deseo y lo he dejado claro en más de una ocasión y en más de una manera.
Inhaló profundamente y miró al cielo, creo que analizando muy bien sus palabras antes de decir nada.
- Diste pelea preciosa, no puedo decir que no lo disfrutara, porque desde el inicio al escuchar tus insolentes palabras supe que eras una rival digna y mi pareja perfecta, ¿Ganas de saltarte encima? Las tengo a cada momento que te veo, cuando inhalo tu aroma, cuando me sonríes, cuando me miras. Dios sabe que me has llevado a mis límites en más de una ocasión y me alegro enormemente de aun conservar la suficiente cordura para resistir tus encantos. Tú estás antes de todos mis deseos preciosa, no quiero que tengas problemas de conciencia en mi ausencia, porque así será como te lo dije hace un momento, a mi llegada no tendremos por que separarnos  y entonces quizá no tengas esos problemas, y si los tienes estaré para aliviarlos, no quiero que nadie más tome ese papel. Si necesitas una motivación adicional te la diré, los muchachos sabrán cuando haya sucedido que tú y yo... bueno, tener sexo o hacer el amor, es lo mismo a nivel energético, tú y yo intercambiaremos energía, dejaré mi esencia en ti y tú dejarás tu esencia en mí. Eso será fácilmente detectable para ellos. ¿Estas preparada para enfrentarte a eso? Quizá ellos son discretos y no digan nada o sí, no lo sabemos con seguridad hasta que suceda. ¿Crees que me perdonarían tal acto de cobardía? Despojarte de tu virginidad que es bien sabida por ellos y luego irme lejos. No les temo y pagaré todo el precio que ellos decidan, pero Tú, ¿Cómo enfrentarás esto?  Me gusta creer que antepongo tu bienestar sobre el mío y…
Le interrumpí – y viste como es que me desboroné cuando murió mi abuelita.
- No con esas palabras solo necesitas un proceso diferente me gusta pensar que estoy para apoyarte y no para entorpecer tu vida.
- ¿Quieres negociar?
- No es sujeto a negociación.
- No me refería a eso… Entiendo que entonces no quieres llegar al final, llamémoslo así. Pero siempre podemos explorar otros límites en el camino. Lanzarnos en carrera y nos detenemos al borde del precipicio.
- ¿Y si no logramos detenernos? Lo más sensato es no tentar a nuestro destino. No son suficientes mis besos y caricias.
- No.
Después de eso andamos en silencio y el me mantenía abrazada. Llegamos al lugar que ya tenía bastante tiempo sin asistir, y me saludaron familiarmente en cuanto me reconocieron. Solicité dos cafés usuales ellos sabían cómo era que me gustaban: Recién molidos y posteriormente licuados con una cucharada de aceite de coco. Los acompañaron con dos generosas rebanadas de pastel de zanahoria. Atlas degustó aquel manjar. No creía aún que hubiese ganado ésta batalla.
- ¿Cuál es la razón por la cual te agrada éste lugar?
- Durante mi época de estudiante, lo encontré me daba la privacidad perfecta para poder pasar el tiempo entre clases y evitar a mis molestos compañeros que se volvieron  insufribles  después de la historia que te compartí, me brindó el refugio perfecto, sus precios son algo que yo podía costear, además de que la comida en sí es deliciosa y vale su precio, ayudo al comercio local y el comercio local me ayuda a mí, respondí sonriendo. Si adicionas a eso que fue aquí, dije señalando el lugar justo, donde encontré la invitación para llegar con ustedes, todo ello lo convierte en mi lugar favorito por mucho
Nadie dijo nada por unos instantes.
- Es cierto que el pastel es bueno.
- Estas demente ¡Es el mejor!
Le hizo una señal con la mano al mesero para que se acercara, aquel chico era nieto de los dueños del local,  en más de una ocasión platicamos amenamente. Él es cinéfilo al igual que yo y ese era el tema de la mayoría de nuestras conversaciones. Calculo que le supero en cuatro o cinco años de edad.
- Quisiera encargarte uno o varios de éstos pasteles, lo suficiente para 200 personas – le dijo Altas.
- Señor, permítame preguntar si eso es posible y se retiró de ahí.
- ¿Tendrás evento? – pregunté con inocencia dando un bocado a mi delicioso pastel. – Podrían envenenarme con esto fácilmente- dije y él sonrió.
- Si es tu pastel favorito entonces lo quiero tener como tu pastel de cumpleaños.
Me atraganté un poco y le di un sorbo a mi café – ¿200 personas? ¿Invitarás a media ciudad?
- Solo  seremos tu familia sanguínea y nosotros, tu nueva familia, será algo pequeño.
- Atlas es cierto que te di carta abierta para ésta celebración pero honestamente esperaba algo más privado, y ciertamente más pequeño.
- ¿Privado? Tendremos nuestro viaje ¿Recuerdas?
- Esperaba una cosa u la otra, en casa celebramos con un simple pastel y algo de cenar..
- ¿Es acaso considerado un pecado que quiera celebrar a mi novia por todo lo alto, más aún cuando ella ya ha decidido darme el sí definitivo después de torturarme por largos meses?
- Si lo pones de  esa manera tan melodramática…
Se acercó el chico que hacía de nuestro mesero, sonriendo ampliamente. – Le he preguntado a mi abuela y dijo que podría hacerlo sin problema, tan grande como usted lo quisiera solo que el costo…
- El costo que ella decida estará bien, interrumpió Atlas. Por favor condúceme con ella para afinar los detalles de esto.
Se puso de pie y se inclinó para darme un beso que duró unos instantes pero demoró el tiempo suficiente para dejar bien en claro que él estaba conmigo… al menos eso me pareció. Ambos desaparecieron tras unos pasos.
En unas semanas me haré más vieja y éstos últimos meses habían sido los más emocionantes de mi vida, me recargué en el respaldo de mi asiento y recordé brevemente todo lo sucedido, estaba muy agradecida, mi vida había cambiado radicalmente.
Atlas demoró tanto que descaradamente asalté su lado de la mesa y terminé hasta con las migajas del pedazo de pastel que aún le faltaba por  terminar. Llegó con la señora dueña del local colgada del brazo, de inmediato me puse de pie para saludarle.
- Hacía mucho tiempo que no pasabas por aquí, te extrañamos, mi nieto en especial.
- Lo lamento – dije en tono sincero. Tengo nuevas ocupaciones en mi vida y me han tenido ocupada.
- Tu prometido me ha contado que celebrarán tu cumpleaños y deseas tener el  más delicioso de mis pasteles.
¿Prometido? Le hice un gesto a Atlas, el simplemente levantó los hombros todo ello sin que la venerable anciana lo notara.
Es usted muy generosa dije, de sobra sabe que es mi pastel favorito,  no recuerdo haber ordenado algo diferente en los últimos años.
He hecho el cálculo mental de lo que sería un justo pago por el pastel, pero la señora insiste en poner un precio menor, dijo Atlas algo exasperado.
La señora colocó su mano e sobre mi mano – Estoy tan feliz de que ya no estés sola, permíteme éste regalo dijo ella.
Nunca me había detenido a pensar en mí como una persona sola.
- Es difícil para él entender el enorme regalo que usted quiere hacerme, un regalo hecho son su corazón y materializado con sus manos - le besé una de ellas -, permítame hablar con él y convencerlo. Pero a cambio usted deberá prometer que en cualquier otro pedido que hagamos nos cobrará el precio justo por su trabajo.
- ¿Más pedidos?
- Es una pena que más gente no conozca su trabajo, y ahora en mis nuevas actividades, puedo ayudar con ello, le dije.
Ella rio pensando que no era verdad. – Es un trato si incluyes en la lista tu pastel de bodas.
Ahora la que reí era yo. Cuando ello suceda, le prometo que así será.
Se despidió de ahí confirmando con Atlas el día y la hora en la que pasaría por el pastel.
- ¿Celebraremos justo el día de mi cumpleaños? – pregunté después de escuchar el día en pasaría por aquella delicia.
- Sí, ya toda tu familia está enterada.
- Dioses y demonios Atlas, ni siquiera quiero saber cuándo fue que lo hiciste.
Me acerqué a  él… -¿Ahora es cuando te beso y te agradezco por todas éstas sorpresas?
- No, ahora es que yo te beso por qué puedo hacerlo libremente y sin restricciones…

Los muchachos, todos ellos incrementaron la intensidad de los entrenamientos desde nuestro retiro, ahora ellos portaban un tatuaje en el cuello, SU marca. Eso hizo que mi estómago se revolviera  de pensar que solamente estaba retrasando lo inevitable, ¿A quién quería engañar? Ella llevaba las últimas batallas ganadas, solo esperaba que la guerra la pudieses ganar yo.
Mi curva de aprendizaje había pasado, pero ni en mis sueños más locos había logrado alcanzarlos en cuanto fuerza física, me decía a mí misma que eso quizás sería imposible, pues por naturaleza ellos siempre serían más fuertes que yo. Mis emisiones de energía aun no estaban controladas del todo y sin embargo me sentía conforme con mi avance.
Durante las prácticas del viernes nos encontrábamos sentados Atlas y yo viendo al trillizo pelirrojo y al trillizo moreno pelear incansablemente, yo podría apostar que tenían el mismo nivel de habilidad y poder, sol que Altas me señalaba los puntos en los que uno superaba al otro.
- Ellos son sus mejores amigos y al mismo tiempo sus peores enemigos – dijo -  ellos se encuentran en constante pelea, si alguno de ellos supera a los otros dos, los otros dos  se apresuran en alcanzarlo creando un ciclo interminable. Estarán listos para ser los ganadores del torneo del próximo año.
- ¿Los tres?
- Claro, solo estarán lejos el uno del otro si los tres se entrenan al mismo tiempo.
Miré nuevamente atenta la pelea, absorbiendo el máximo de aprendizaje que podía.
- Oye – dije - ¿Puedes explicarme o intentar explicarme, que es ese punto de energía que  todos tenemos en diferentes partes del cuerpo de donde salen disparados nuestros ataques?
Pareciera que acababa de maldecir o hablar en Arameo, pues él volteó con una rapidez inusual y preguntando  con los ojos enormemente abiertos ¿Cuál punto?
Me hizo titubear un poco. Señale el punto en la parte del cuerpo donde yo lo veía.
- ¡Patea traseros!
-¿Qué? Y porque soy nuevamente patea traseros y no  preciosa como me llamas últimamente.
- Yo no veo ningún punto, dijo él pero está claro que comienzas a desarrollar tus habilidades, los muchachos se alegrarán enormemente.
Intentó colocarse de pie e ir hacia los muchachos.
- No, le miré suplicante, mientras le tomaba la mano, no se los digas aún, quiero tenerlo completamente desarrollado para darles la sorpresa. Dije esto sin querer decirlo realmente, algo en mi interior me dice que lo mejor es mantenerlo oculto de ellos.
- Él lo dudó, pero accedió un poco dubitativo.
Era nuestro turno de combatir. Bizarro destino que nos hacía comernos a besos en un lugar mientras nos golpeábamos hasta el cansancio en la arena. Él se mostraba dubitativo de comenzar cada vez, insistiendo que fuera yo quien lanzara el primer golpe. Ya le he sugerido amablemente que lo mejor sería que peleáramos con alguien más, pero aún se resiste.
Él no lo sabía aún, pero durante las noches y durante mi confinamiento estuve entrenando con César en casa, él no es cuidadoso o benevolente, además de que me ayudó a perfeccionar algunos movimientos para poder tomarle por sorpresa y rendirlo a mis pies literalmente, pero en lucha.
Antes de comenzar la pelea le  hice una propuesta que no pudo resistir.
- Hagamos una apuesta, dije colocándome frente a él y arreglando los vendajes de mis manos.
Él se detuvo sonriendo y sin ocultar su claro interés.
- Sé que ganarás al final de todo, pero te garantizo que te pondré en el suelo al menos una vez, pero claro tendrás que poner de tu parte y pelear enserio, como si yo fuera uno de los trillizos, de lo contrario no estaré complacida con ello.
- ¿Qué tienes en mente?
- Si logro ponerte de espalda al suelo al menos una vez, entonces tú me deberás un pastel y viceversa, el ganador podrá elegir el tipo de pastel que desee.
Accedió de inmediato sin adivinar mis negras intenciones.
Al inicio no golpeó con la fuerza suficiente o como yo lo esperaba, lo hizo al percatarse de que incrementaba la velocidad, habilidad y fuerza de mis ataques e hizo lo propio. Después de un tiempo oportuno utilicé la técnica de César donde cargaba a mi oponente con el peso de mi cadera y tomándole de puntos específicos del cuerpo, de ésta manera no lo cargaría por completo si no que utilizaría una palanca para lograrlo, y así fue como Atlas terminó de espalda al suelo y yo inmensamente feliz por haber derribado aquella masa de músculos y fuerza, salté a su alrededor en un anticipado festejo, a lo cual él me aprisionó con unas tijeras formadas con sus piernas derribándome completamente desprevenida ocasionando que mi peso recayera  completamente en un hombro, esto generó un ruido y dolor enormes. Al principio no sentí nada diferente, fue hasta que intenté incorporarme, horrorizada me di cuenta que no pude mover mi brazo izquierdo….
Los muchachos me rodearon en un instante y Mario ya estaba revisando mi hombro.
- Está dislocado –dijo. Tendremos que arreglarlo – les dijo a todos. Al tiempo todos ellos me rodearon ubicándose estratégicamente para poder sostenerme, Dios, aquello estaba  sucediendo muy deprisa.
-¡Alto! – Grité – todos ustedes aléjense de mí.
Quizás el sonido de mi voz fue muy elevado, quizá la entonación fue de furia o terror, pero al acto todos quedaron inmóviles.
- Nadie tocará mi lastimado brazo.
- Es necesario mi pequeña -  Mario alzo la mirada para encontrar mis ojos – él se encontraba con una rodilla en el suelo, entre más rápido será mejor.
Necesito tiempo para hacerme a la idea – dije – si esto resulta como en las películas, entonces presiento que será doloroso.
- No mentiré – respondió Mario pasándose la mano sobre el cabello.
Respiré profundamente un par de veces, sin terminar de llenarme de valor.
Mario le hizo una señal a Atlas con los ojos, éste se colocó detrás de mí y me puso en pie.
Toma el aire y valor  que necesites dijo, contaré hasta tres…
- Uno… contó el y acto seguido  mi propio grito me ensordeció, dejé que mi peso completamente fuese sostenido por Atlas, Sin ningún aviso previo Mario acomodó en un solo movimiento mi hombro.
- Solo escuché uno – dije molesta y tratando de jalar la mayor cantidad de aire con mis pulmones.
- Es mejor de esa manera – respondió Mario.
- Es todo para ti el día de hoy – señaló Atlas quien cargó completamente mi peso entre sus brazos - te llevaré a casa, hay que colocarte hielo en el hombro. Me depositó tan suavemente como pudo en el asiento del copiloto, uno de los trillizos estaba tras de nosotros con nuestras cosas, partimos de ahí rápidamente, lo peor, ya había sucedido.
- ¿Atlas?
- ¿Qué sucede?
- El resto de la tarde me gustaría sentirme protegida y consentida, no opondré resistencia, lo prometo.
- ¿Bastó solamente el darte una paliza y que tu hombro se dislocara para que me permitieras hacerlo sin resistencia? Tendré que golpearte más  frecuentemente – dijo en tono de broma.
- No quiero que pienses que dependo de ti.
- No me vendría mal.
- ¿Esta mi preciosa hambrienta? Puedo prepárate hamburguesas caseras que tanto te gustan mientras tomas un baño relajante.
- Preferiría que tomaras el baño con migo.
- No en casa de los muchachos ¿Recuerdas?
- Si, si – respondí en tono de fastidio y un bostezo salió de mi boca.
- Además creo que necesitas dormir y descansar.
- A mi edad, requiero varias siestas al día – reí un poco.
Los muchachos esperaban por nosotros en casa y dado que los fines de semana ellos desaparecían misteriosamente, se encargaron de revisar mi hombro antes de partir, supongo que estará bien que pases la noche aquí, le dijeron a Atlas, solo en caso de que algo suceda, aunque con la medicación debería ceder el dolor y estar mucho mejor para  mañana.
Descansa y no hagas esfuerzo el lunes podrás regresar a tus actividades normales, dijeron ellos. Asentí.
Desconozco porque mi organismo responde de esa manera a una enfermedad o hacia los medicamentos en específico, pero me da un hambre atroz, después de haberme alimentado como si no hubiese un mañana, mi apuesto novio se recostó sobre mi cama haciéndome una señal para que lo acompañara, acepté encantada  sabiendo que no haríamos nada fuera de dormir en aquel lugar.
- ¿Atlas?
- ¿Qué sucede?
- Mañana es la operación de Laura ¿cierto? ¿A qué hora tendremos que estar por ella?
- He enviado a los trillizos por ella, estaremos esperándola en el hospital 7AM.  Si quisieras quedarte descansando, lo entenderé.
- Estaré a tu lado, dije dando un bostezo, solo encárgate de levantarme con suficiente tiempo de anticipación ya que éste medicamento me tiene somnolienta, lancé un gran bostezo.
- ¿Atlas?
- Dime, preciosa.
- Sé que tienes bastante más experiencia que yo hablando sexualmente, pero ¿existe alguna fantasía que aún no hayas experimentado y que quisieras vivir conmigo?
- ¿A qué viene esa pregunta?
- Pensé que hay mucho que puedo aprender de ti y para ti, pero enfrentado contra tu experiencia… Solo no quiero que te aburras pronto de mí.
- ¿Son las drogas hablando por ti? Seriamente así lo espero.
Sonreí. - Hablo en serio. Las palabras salieron arrastrándose de mis labios, pues estaba a dos minutos o menos de perderme en brazos de Morfeo.
- Veamos, dijo él, mi mayor fantasía eres tú, a eso se reduce todo, a tenerte entre mis brazos desnuda y dispuesta, tan caliente que no puedas contener tu deseo por mí, probar cada sabor de tu delicioso cuerpo, tocar y sentir, perderme entre tu aroma, estar dentro de ti, tantas veces como me sea posible. Tú eres todo lo que deseo pues nunca antes había experimentado hacer el amor con alguien, amarle, temer por ella.
- Eso es muy poético, me esforcé por hablar. ¿Sabes? antes creía que lo que deseaba era a un príncipe Azul, pero conforme te he conocido sé que lo mío son los príncipes oscuros.
- ¿Oscuros?
- Si, explotas mi lado masoquista a placer y lo peor es que me encanta. Suspiré, pero supongo que tienes que ser de esa manera para estar aquí. Guardé silencio y me reacomodé entre sus brazos.
- ¿Preciosa?
No respondí porque no tenía fuerza para hacerlo.
- Duerme preciosa, lo cierto es que llegaste a mi vida para mostrarme algo que nunca desee tener y que ahora me aterra perder. Y sí, quiero experimentar contigo TODO. Cuando el momento llegue preciosa, cuando el momento llegue….

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