Me acostumbre a vivir en un
clima tropical, el cual honestamente me gusta más que vivir en el frío.
Mientras esperábamos nuestro
equipaje, observé el anillo que ahora llevaba en mi mano.
El me miró de re – ojo y se sonrió.
¡Esa maldita y endemoniada
sonrisa que me derrite!
Al salir del aeropuerto me
abrazó pues un gran número de flashes cayeron sobre nosotros, yo me aferré
fuertemente a él quien me conducía al automóvil, educadamente atendió a los
fotógrafos por unos momentos y después abordó el automóvil para conducirnos a
casa.
Al siguiente día sería la
fiesta de su abuela.
- ¿Qué le llevaremos de regalo
a tu abuela?
- Un ramo de flores y la
noticia de un compromiso.
Sonrió ampliamente.
- Se suponía que el motivo
para festejar sería su cumpleaños y no nuestro compromiso.
- Ella estará más que feliz de
hacerlo de esa manera. Puedo asegurarte que tendrá una organizadora lista para
que le des tus preferencias, ella querrá hacer la boda en su casa.
- Ahí sí que tendremos un
problema, porque mi familia no puede viajar hasta acá, al menos no toda y para
ellos también es importante estar aquí.
- No le veo el problema, si lo
que deseas es casarte acá, puedo arreglar que toda tu familia esté cómodamente
instalada para ese día.
Voltee a mirarle, no podía
creerlo.
- ¿Harías eso?
- Lo que me impresiona es que
lo dudes.
Tengo algo para meditar sin
duda, y ciertamente no pensé muy bien eso de salir a la luz, ni él ni yo lo
pensamos muy bien. Si mi familia se entera de esto, y no tardará en hacerlo, Troya será una fogata comparado
con lo que está por arder.
Ese fue el tema que entramos
hablando.
Concluí que lo mejor era
esperar, si alguien en mi familia se enteraba, lo más seguro es que me
llamaran… ¡Si claro! ¿Pero a cual número?
Dejé atrás mi número celular,
pero ya que todo ha salido a la luz creo
que puedo recuperar mi número y mis redes sociales…
Pero si ellos aún no se
enteran, lo más prudente sería esperar hasta que el contacto lo realicen
ellos….
Estuve a nada de
hiperventilar.
¿Por qué no pensé en mi
familia sanguínea al decidir sacar todo a la luz?
¡Dioses y Demonios! El Karma
me estaba alcanzando.
Necesitaba un plan y un plan
urgente, porque me había saltado el plan B y C y ¡Pasé directo al plan X!
Además de todo si dicha boda
se iba a llevar a cabo tendría que ponerlos sobre aviso, no era que solo iba a
llegar y decirles “Sorpresa, me caso… mañana!”.
Sí, definitivamente este plan
no tenía ni patas ni cabeza llegados a éste punto.
Me persuadió de una manera muy
convincente de dormir un poco.
Dormimos parte de la tarde
para recuperarnos del vuelo. Aunque quizás realmente la afirmación sería que él
durmió mientras mis úlceras gástricas renacían en carne viva dentro de mí.
Me sentí tentada a llamar a
casa solo para saber que todo estaba bien, pero ¿Qué les diría? ¡Sorpresa! Me escapé solo para llamarles, no
me iban a comprar aquello de una manera sencilla. Ellos esperaban que yo
estuviera entrenando en alguna parte del mundo, donde estuviera aislada de todo
contacto, al menos eso dictaba el reglamento no escrito de aquel lugar y en
teoría ellos sabían eso, aun…
Les debía una larga
explicación.
Suspiré.
Estaba la cosa de que
posiblemente los muchachos tuvieran bien vigilada mi casa solo en caso de que
decidiera pasar por ahí.
Por ese día dejaría el pensamiento, tenía una fiesta
importante frente a mí, la cual requería mi concentración pues me bombardearían
de preguntas.
Me miré al espejo, estaba
hecha un manojo de nervios y mi rostro lo evidenciaba, pero había algo más…
¡Dioses y Demonios! Extrañaba
tanto a los trillizos, ellos hubiesen elegido el vestido adecuado para ese
evento y no tendría que estar ahora revolviendo el armario con el cual contaba
para tratar de lucir medianamente decente.
Haciendo mi mejor esfuerzo,
logré ponerme de manera presentable para asistir a la fiesta.
- Tengo varias preguntas, le
dije al apuesto de mi acompañante.
Me miró interesado.
- ¿Te has preguntado a quién
iras a solicitar mi mano? ¿O esas costumbres acaso no van contigo?
- En lo que a mi concierne,
solo tienes un papá y una mamá. Después de lo que hemos vivido en los últimos
meses tu familia energética como tú la llamas, no nos recibirá precisamente con
las puertas abiertas y el corazón en la mano, cosa que si me preguntas, me
tiene sin cuidado.
- Uno de ellos es mi papá sanguíneo.
- El cual no te crió, se
apresuró a complementar.
Guardé silencio mientras
apretaba mis manos en mi regazo, no quería una guerra, nunca la quise, pero
creo que no fui lo suficientemente cuidadosa para no provocarla.
- Todos ellos son muy importantes
para mí, de alguna manera todo esto deberá encontrar su orden natural
nuevamente, aún estoy en ello. Mi contacto con todos ellos han hecho de mí la
mujer que soy ahora, la mujer que conociste y la mujer de la cual te
enamoraste. De alguna retorcida manera les debo a todos ellos algo de lo que
ahora soy. Claro que los quiero el día de mi boda, sentados en el lugar que les
corresponde, en el lugar que merecen.
-Nuestra, corrigió
Le miré.
- Nuestra boda.
Guardó silencio y el ambiente
me revelaba lo molesto que estaba.
Nadie cedería el día de hoy.
Llegamos a la casa de la
abuela, esa casa era digna de una portada de revista.
Tal como lo anticipé, al
llegar todos nos abordaron y cuando digo todos, me refiero a TODOS quienes nos
abrazaron y nos felicitaron.
Muchas de las mujeres en la
casa, nos abordaron solicitando detalles solicitando les mostrara el anillo.
Curiosamente nadie mencionó
nada referente al anillo de la abuela.
Hablando de ella…
-Hola BB! –Exclamó ella
dándome un beso en cada una de mis mejillas
-¡Margarita! – Le saludé
efusivamente abrazándole.
- Veo que llevas una nueva
joya.
Sonreí y le mostré orgullosa,
mi mano con mi nueva accesorio.
- ¡Felicidades a ambos! –
Exclamó ella, junto sus manos y estaba a punto de derramar lágrimas.
Mi apuesto acompañante impidió
que esto sucediera abrazándole y confortándola.
- Pensé que moriría sin verte
llegar al altar – Exclamó dramáticamente la anciana.
¿Tienen ya una fecha?
- No aún. Dijo él mirándome.
- Puedo arreglar todo en 15
días.
- Abuela, mis compromisos…
- Lo sé, lo sé – respondió ella
en tono de fastidio – Entonces me miró.
- Tú y yo tenemos mucho
trabajo por delante.
No iba a romperle el corazón
en ese momento…
- Hay más tiempo que vida,
dije finalmente, sonreí y fui abordada por el resto de la familia
Pasado un tiempo tuvo que
arrancarme literalmente de sus brazos y nos condujo a un pequeño estudio.
- Gracias, le dije en cuanto
estuve sentada en uno de los sillones.
- Ellas pueden ser muy
abrumadoras.
Sabíamos que esto pasaría.
Sonreí ampliamente intentando mostrarle que estaba bien, solo un poco abrumada.
- Es una noticia que llevan
esperando ya un tiempo, supongo que es lo natural.
Levantó un poco los hombros.
Su celular sonó y miró el
número que le estaba llamando.
Me miró a los ojos al tiempo
que respondía.
Tardé tres quizás cuatro
segundos en comprender lo que sucedía, con su mirada lo dijo todo.
Mencionó un nombre al momento
de responder.
- Atlas.
Pude escuchar parte de la
conversación desde que estábamos en silencio en aquel lugar y por el volumen
desmedido que estaba utilizando Atlas.
- Ella no tiene nada que
hablar contigo… no, no estamos escondiéndonos, puedes hablar con nosotros
cuando gustes. Pero escucha bien y grábatelo, BB no te atenderá sola, cualquier
cosa que quieras tratar deberá ser conmigo presente.
Dicho esto colgó.
- ¡Las noticias vuelan!
- Es normal BB, ellos te
estaban buscando, solo necesitaban un pequeño indicio, un pequeño rastro, una
pequeña señal y dejarían salir a todos sus demonios tras de ti.
Aquello tenía y no tenía
sentido.
- ¿Cuántas veces te contactó
Atlas?
Se quedó meditando por unos
segundos la respuesta.
- Digamos que no quitaron el
dedo del renglón.
- ¿Quitaron?
- Durante mis semanas de
ausencia, tuve guardia personal por aquellos a quienes llamas Los Trillizos y
por supuesto Atlas. Desde el suceso de la subasta tenían serias dudas.
- ¿Por qué…?
-¿Por qué no te dije? No tenía
ningún caso preocuparte más de la cuenta ¿Qué hubieses arreglado? Esto es de
dos, dos lo iniciamos, dos lo continuaremos.
Le miré a los ojos, no pude
evitar que un par de lágrimas rodaran por mi rostro.
Era un caballero de pies a
cabeza, todo un figurín, no lo puedo negar, me duele no poder amarle con la
intensidad que él se merece, me duele que mi corazón no sea por completo de él.
Casarme con él será la única manera de recompensarle por todo esto.
Permanecimos abrazados por
unos momentos más hasta que fuimos interrumpidos por Mayra, su hermana.
- Chicos la cena esta por
servirse.
Él respondió que nos uniríamos
en unos momentos.
Me abrazó hasta que me sintió
lista para salir y entonces nos dirigimos hacia la multitud.
Todos sonreían, solo la abuela
supo detectar que algo pasaba...
Llegamos a casa y lo único que
quería yo era olvidarme de todo y dormir, dormir tan profundamente que la princesa del cuento se sintiera celosa de lo
profundo que yo dormía.
Por primera vez en mucho
tiempo esa noche solo dormimos, abrazados el uno del otro. Lo necesitaba,
necesitaba el consuelo que no estaba solicitando, pero además necesitaba
llorar.
Necesitaba sacar el stress de
alguna manera y sabía que llorando podía lograrlo, pero no quería preocuparlo.
Me desperté inusualmente
temprano, como si algo o alguien me hubiese sacado de mi profundo y cómodo
sueño.
Intenté volver a dormir solo
que no me fue posible.
Entonces sin pensarlo,
meditarlo o analizarlo, me puse ropa deportiva con el objeto de salir a correr.
Correr como antaño, cuando
necesitaba olvidarme del dolor emocional y lo ocultaba bajo una enorme capa de
dolor físico, cuando el ardor de mis piernas sustituía el dolor de mi corazón.
Justo cuando me incliné a despedirme con un suave beso de él, sentí
como mi cuerpo se quedaba sin fuerza, obligándome a sostenerme sobre su cuerpo
para caer lo mejor posible, desafortunadamente la caída no fue de la manera
como en mi mente se desarrolló, si no
que mis manos aterrizaron entre su hombro, cuello y cara, despertando intempestivamente
a mi acompañante.
Esto no podía ser nada bueno -
fue el último pensamiento que tuve antes de perder el conocimiento.
Al despertar me
encontraba rodeada, nueve cuerpos forman una valla a mí alrededor.
Ramsés, Atlas, Mario, César, El trillizo Rubio, Jason,
El trillizo Moreno, Bruno y El trillizo Pelirrojo.
Apenas si podía incorporarme, me apoyé en mis codos
para levantarme un poco.
Me sentí mareada, con dolor de cabeza.
¿Dónde estábamos? Me pregunté internamente. Miré a mí
alrededor y reconocí algunas cosas…
-¿Te sientes débil? – Preguntó Ramsés, sacándome de
mis pensamientos.
En lo que trataba de responderle, mi cuerpo se
esforzaba por re-agruparse y poder responder a las órdenes que le estaba dando.
¡Ponte de pie! Le gritaba a mi cuerpo, posiblemente
una batalla está a punto de comenzar… Nueve en mi contra ¡No debería ser tan
complicado!
- Es lógico que te sientas desorientada – Dijo Mario.
Mis ojos les veían pero no lograban ubicarlos, detrás
de ellos veía un halo de luz blanca que comenzaba a molestarme seriamente.
- Incluso tu mente se ha debilitado, de lo contrario
no estaríamos hoy aquí. –Dijo César acompañando la declaración con unos pasos
hacía mí.
Mi cuerpo se sentía desganado, sin fuerza, no podía
moverme con rapidez y mucho menos con gracia.
- ¿Quieres saber que sucede? – Dijo Bruno
socarronamente.
Le miré de la misma manera en que les veía a todos
ellos, sin poder enfocarlos, con dolor en mis ojos y entrecerrando los mismos,
pues el halo de luz continuaba molestándome.
Entonces Atlas se acercó a mí.
- Te estas debilitando pequeña patea traseros.
Ahora él estaba inclinado hacia mí con el peso
completamente sobre las puntas de sus pies y las rodillas dobladas, como si
quisiera sentarse sobre sus talones.
- ¿Qu-ee?
- Las inyecciones que
recibimos periódicamente – hizo una pausa – tienen como objeto cubrir todas
nuestra necesidades, trabajar energéticamente desgasta tu cuerpo incluso en una
proporción mayor a que si únicamente lo trabajaras físicamente.
Aun no comprendía en su
totalidad lo que él me decía, sin embargo el continuó hablando.
- Tu cuerpo ahora tiene
lo que podría llamarse “Síndrome de abstinencia”, llevas años ahora consumiendo
esos complementos y ahora tu cuerpo no lo ha recibido, evidentemente te estas
descompensando, necesitas reducir la dosis periódicamente hasta que ya no la
necesites más, ese es el método adecuado. ¡Tú lo hiciste de un solo golpe!.
Me sacudí la cabeza.
Nunca pregunté qué era lo que estaban introduciendo en mi cuerpo, ¿Drogas? Siempre
confié en que eran vitaminas.
El trillizo rubio se
colocó del otro lado en la misma posición que Atlas.
- Ahora si nos dices
donde estás podemos llevarte tu dosis…
Moví la cabeza en señal
de negativa.
Entonces escuché la voz
de Ramsés retumbar en mi cabeza.
¡Estaba retrocediendo! Mis
habilidades están disminuyendo como ellos bien describen, de no quererlo Ramsés
no hubiese podido penetrar mis barreras de aquella manera….
Ahora sería una presa fácil para ellos.
- ¡No comprendo tu
rebeldía! – dijo Ramsés. Dos meses llevas ahora de fiesta con ese noviecito
tuyo, ¡Recuerda que nuestros mundos no pueden mezclarse! Fue un movimiento muy
osado el de escapar con él, si me permites reconocerlo, un plan bien ejecutado,
de haber sido un concurso, estaría ahora mismo postulándote para un premio.
Ahora todos ellos
aplaudían.
- Desafortunadamente no
contemplaste… Esto…
Tu cuerpo, las
circunstancias… Pues bien, solo será cuestión de tiempo en que te debilites más
y más.
Ahora todos ellos
caminaban en círculo a mí alrededor como una pesadilla.
¡Dioses y Demonios!
- ¡Los encontraremos! –
prepárate.
Después de eso… todos
habían desaparecido.
Desperté desconcertada y un
poco asustada, tardé unos momentos en dimensionar todo lo sucedido, en la
última ocasión que algo así sucedió mi vida corría peligro. Peo ahora esa
pesadilla…
Observé su rostro preocupado
junto a mí cuando al fin desperté,
- ¿Cuánto tiempo he estado
así?
- Quizás unos veinte minutos,
pero para mí fue eterno – Dijo él besando mi frente y acariciando mi mejilla.
Nos acomodamos en un abrazo
estando yo aún acostada.
En su rostro se denotaba
genuina preocupación.
- Lamento haberte preocupado.
Intenté incorporarme, solo que
todo me dio vueltas, elegí volver a recostarme.
- Vayamos a que te revisen –
su voz se hizo súplica.
Hacía cuatro años que no asistía con un doctor
regular, mi doctor de cabecera hasta el momento había sido Mario.
- No. Seamos honestos, he vivido más estrés en
últimos meses que lo que he vivido en toda mi vida, solamente necesito
descansar, le dije a fin de calmar un poco las aguas.
Necesitaba analizar mi
sueño/pesadilla para evaluar que necesitaba hacer a continuación.
Si aquello fue real y ellos
lograron meterse a mi sitio seguro, entonces estábamos en serios problemas.
Si aquello únicamente era un
sueño… entonces ¿Qué diablos sucedía conmigo?
CONTINUARÁ...
CONTINUARÁ...
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