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jueves, 5 de octubre de 2017

J. What´s Left of Me

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Me acostumbre a vivir en un clima tropical, el cual honestamente me gusta más que vivir en el frío.
Mientras esperábamos nuestro equipaje, observé el anillo que ahora llevaba en mi mano.
El me miró de re – ojo y se sonrió.
¡Esa maldita y endemoniada sonrisa que me derrite!
Al salir del aeropuerto me abrazó pues un gran número de flashes cayeron sobre nosotros, yo me aferré fuertemente a él quien me conducía al automóvil, educadamente atendió a los fotógrafos por unos momentos y después abordó el automóvil para conducirnos a casa.
Al siguiente día sería la fiesta de su abuela.
- ¿Qué le llevaremos de regalo a tu abuela?
- Un ramo de flores y la noticia de un compromiso.
Sonrió ampliamente.
- Se suponía que el motivo para festejar sería su cumpleaños y no nuestro compromiso.
- Ella estará más que feliz de hacerlo de esa manera. Puedo asegurarte que tendrá una organizadora lista para que le des tus preferencias, ella querrá hacer la boda en su casa.
- Ahí sí que tendremos un problema, porque mi familia no puede viajar hasta acá, al menos no toda y para ellos también es importante estar aquí.
- No le veo el problema, si lo que deseas es casarte acá, puedo arreglar que toda tu familia esté cómodamente instalada para ese día.
Voltee a mirarle, no podía creerlo.
- ¿Harías eso?
- Lo que me impresiona es que lo dudes.
Tengo algo para meditar sin duda, y ciertamente no pensé muy bien eso de salir a la luz, ni él ni yo lo pensamos muy bien. Si mi familia se entera de esto, y  no tardará en hacerlo, Troya será una fogata comparado con lo que está por arder.
Ese fue el tema que entramos hablando.
Concluí que lo mejor era esperar, si alguien en mi familia se enteraba, lo más seguro es que me llamaran… ¡Si claro! ¿Pero a cual número?
Dejé atrás mi número celular, pero  ya que todo ha salido a la luz creo que puedo recuperar mi número y mis redes sociales…
Pero si ellos aún no se enteran, lo más prudente sería esperar hasta que el contacto lo realicen ellos….
Estuve a nada de hiperventilar.
¿Por qué no pensé en mi familia sanguínea al decidir sacar todo a la luz?
¡Dioses y Demonios! El Karma me estaba alcanzando.
Necesitaba un plan y un plan urgente, porque me había saltado el plan B y C y ¡Pasé directo al plan X!
Además de todo si dicha boda se iba a llevar a cabo tendría que ponerlos sobre aviso, no era que solo iba a llegar y decirles “Sorpresa, me caso… mañana!”.
Sí, definitivamente este plan no tenía ni patas ni cabeza llegados a éste punto.
Me persuadió de una manera muy convincente de dormir un poco.
Dormimos parte de la tarde para recuperarnos del vuelo. Aunque quizás realmente la afirmación sería que él durmió mientras mis úlceras gástricas renacían en carne viva dentro de mí.
Me sentí tentada a llamar a casa solo para saber que todo estaba bien, pero ¿Qué les diría?  ¡Sorpresa! Me escapé solo para llamarles, no me iban a comprar aquello de una manera sencilla. Ellos esperaban que yo estuviera entrenando en alguna parte del mundo, donde estuviera aislada de todo contacto, al menos eso dictaba el reglamento no escrito de aquel lugar y en teoría ellos sabían eso, aun…
Les debía una larga explicación.
Suspiré.
Estaba la cosa de que posiblemente los muchachos tuvieran bien vigilada mi casa solo en caso de que decidiera pasar por ahí.
Por ese día  dejaría el pensamiento, tenía una fiesta importante frente a mí, la cual requería mi concentración pues me bombardearían de preguntas.
Me miré al espejo, estaba hecha un manojo de nervios y mi rostro lo evidenciaba, pero había algo más…
¡Dioses y Demonios! Extrañaba tanto a los trillizos, ellos hubiesen elegido el vestido adecuado para ese evento y no tendría que estar ahora revolviendo el armario con el cual contaba para tratar de lucir medianamente decente.
Haciendo mi mejor esfuerzo, logré ponerme de manera presentable para asistir a la fiesta.
- Tengo varias preguntas, le dije al apuesto de mi acompañante.
Me miró interesado.
- ¿Te has preguntado a quién iras a solicitar mi mano? ¿O esas costumbres acaso no van contigo?
- En lo que a mi concierne, solo tienes un papá y una mamá. Después de lo que hemos vivido en los últimos meses tu familia energética como tú la llamas, no nos recibirá precisamente con las puertas abiertas y el corazón en la mano, cosa que si me preguntas, me tiene sin cuidado.
- Uno de ellos es mi papá sanguíneo.
- El cual no te crió, se apresuró a complementar.
Guardé silencio mientras apretaba mis manos en mi regazo, no quería una guerra, nunca la quise, pero creo que no fui lo suficientemente cuidadosa para no provocarla.
- Todos ellos son muy importantes para mí, de alguna manera todo esto deberá encontrar su orden natural nuevamente, aún estoy en ello. Mi contacto con todos ellos han hecho de mí la mujer que soy ahora, la mujer que conociste y la mujer de la cual te enamoraste. De alguna retorcida manera les debo a todos ellos algo de lo que ahora soy. Claro que los quiero el día de mi boda, sentados en el lugar que les corresponde, en el lugar que merecen.
-Nuestra, corrigió
Le  miré.
- Nuestra boda.
Guardó silencio y el ambiente me revelaba lo molesto que estaba.
Nadie cedería el día de hoy.
Llegamos a la casa de la abuela, esa casa era digna de una portada de revista.
Tal como lo anticipé, al llegar todos nos abordaron y cuando digo todos, me refiero a TODOS quienes nos abrazaron y nos felicitaron.
Muchas de las mujeres en la casa, nos abordaron solicitando detalles solicitando les mostrara el anillo.
Curiosamente nadie mencionó nada referente al anillo de la abuela.
Hablando de ella…
-Hola BB! –Exclamó ella dándome un beso en cada una de mis mejillas
-¡Margarita! – Le saludé efusivamente abrazándole.
- Veo que llevas una nueva joya.
Sonreí y le mostré orgullosa, mi mano con mi nueva accesorio.
- ¡Felicidades a ambos! – Exclamó ella, junto sus manos y estaba a punto de derramar lágrimas.
Mi apuesto acompañante impidió que esto sucediera abrazándole y confortándola.
- Pensé que moriría sin verte llegar al altar – Exclamó dramáticamente la anciana.
¿Tienen ya una fecha?
- No aún. Dijo él mirándome.
- Puedo arreglar todo en 15 días.
- Abuela, mis compromisos…
- Lo sé, lo sé – respondió ella en tono de fastidio – Entonces me miró.
- Tú y yo tenemos mucho trabajo por delante.
No iba a romperle el corazón en ese momento…
- Hay más tiempo que vida, dije finalmente, sonreí y fui abordada por el resto de la familia
Pasado un tiempo tuvo que arrancarme literalmente de sus brazos y nos condujo a un pequeño estudio.
- Gracias, le dije en cuanto estuve sentada en uno de los sillones.
- Ellas pueden ser muy abrumadoras.
Sabíamos que esto pasaría. Sonreí ampliamente intentando mostrarle que estaba bien, solo un poco abrumada.
- Es una noticia que llevan esperando ya un tiempo, supongo que es lo natural.
Levantó un poco los hombros.
Su celular sonó y miró el número que le estaba llamando.
Me miró a los ojos al tiempo que respondía.
Tardé tres quizás cuatro segundos en comprender lo que sucedía, con su mirada lo dijo todo.
Mencionó un nombre al momento de responder.
- Atlas.
Pude escuchar parte de la conversación desde que estábamos en silencio en aquel lugar y por el volumen desmedido que estaba utilizando Atlas.
- Ella no tiene nada que hablar contigo… no, no estamos escondiéndonos, puedes hablar con nosotros cuando gustes. Pero escucha bien y grábatelo, BB no te atenderá sola, cualquier cosa que quieras tratar deberá ser conmigo presente.
Dicho esto colgó.
- ¡Las noticias vuelan!
- Es normal BB, ellos te estaban buscando, solo necesitaban un pequeño indicio, un pequeño rastro, una pequeña señal y dejarían salir a todos sus demonios tras de ti.
Aquello tenía y no tenía sentido.
- ¿Cuántas veces te contactó Atlas?
Se quedó meditando por unos segundos la respuesta.
- Digamos que no quitaron el dedo del renglón.
- ¿Quitaron?
- Durante mis semanas de ausencia, tuve guardia personal por aquellos a quienes llamas Los Trillizos y por supuesto Atlas. Desde el suceso de la subasta tenían serias dudas.
- ¿Por qué…?
-¿Por qué no te dije? No tenía ningún caso preocuparte más de la cuenta ¿Qué hubieses arreglado? Esto es de dos, dos lo iniciamos, dos lo continuaremos.
Le miré a los ojos, no pude evitar que un par de lágrimas rodaran por mi rostro.
Era un caballero de pies a cabeza, todo un figurín, no lo puedo negar, me duele no poder amarle con la intensidad que él se merece, me duele que mi corazón no sea por completo de él. Casarme con él será la única manera de recompensarle por todo esto.
Permanecimos abrazados por unos momentos más hasta que fuimos interrumpidos por Mayra, su hermana.
- Chicos la cena esta por servirse.
Él respondió que nos uniríamos en unos momentos.
Me abrazó hasta que me sintió lista para salir y entonces nos dirigimos hacia la multitud.
Todos sonreían, solo la abuela supo detectar que algo pasaba...

Llegamos a casa y lo único que quería yo era olvidarme de todo y dormir, dormir tan profundamente que  la princesa del cuento se sintiera celosa de lo profundo que yo dormía.
Por primera vez en mucho tiempo esa noche solo dormimos, abrazados el uno del otro. Lo necesitaba, necesitaba el consuelo que no estaba solicitando, pero además necesitaba llorar.
Necesitaba sacar el stress de alguna manera y sabía que llorando podía lograrlo, pero no quería preocuparlo.
Me desperté inusualmente temprano, como si algo o alguien me hubiese sacado de mi profundo y cómodo sueño.
Intenté volver a dormir solo que no me fue posible.
Entonces sin pensarlo, meditarlo o analizarlo, me puse ropa deportiva con el objeto de salir a correr.
Correr como antaño, cuando necesitaba olvidarme del dolor emocional y lo ocultaba bajo una enorme capa de dolor físico, cuando el ardor de mis piernas sustituía el dolor de mi corazón.
Justo cuando me incliné  a despedirme con un suave beso de él, sentí como mi cuerpo se quedaba sin fuerza, obligándome a sostenerme sobre su cuerpo para caer lo mejor posible, desafortunadamente la caída no fue de la manera como en mi  mente se desarrolló, si no que mis manos aterrizaron entre su hombro, cuello y cara, despertando intempestivamente a mi acompañante.
Esto no podía ser nada bueno - fue el último pensamiento que tuve antes de perder el conocimiento.

Al despertar  me encontraba rodeada, nueve cuerpos forman una valla a mí alrededor.
Ramsés, Atlas, Mario, César, El trillizo Rubio, Jason, El trillizo Moreno, Bruno y El trillizo Pelirrojo.
Apenas si podía incorporarme, me apoyé en mis codos para levantarme un poco.
Me sentí mareada, con dolor de cabeza.
¿Dónde estábamos? Me pregunté internamente. Miré a mí alrededor y reconocí algunas cosas…
-¿Te sientes débil? – Preguntó Ramsés, sacándome de mis pensamientos.
En lo que trataba de responderle, mi cuerpo se esforzaba por re-agruparse y poder responder a las órdenes que le estaba dando.
¡Ponte de pie! Le gritaba a mi cuerpo, posiblemente una batalla está a punto de comenzar… Nueve en mi contra ¡No debería ser tan complicado!
- Es lógico que te sientas desorientada – Dijo Mario.
Mis ojos les veían pero no lograban ubicarlos, detrás de ellos veía un halo de luz blanca que comenzaba a molestarme seriamente.
- Incluso tu mente se ha debilitado, de lo contrario no estaríamos hoy aquí. –Dijo César acompañando la declaración con unos pasos hacía mí.
Mi cuerpo se sentía desganado, sin fuerza, no podía moverme con rapidez y mucho menos con gracia.
- ¿Quieres saber que sucede? – Dijo Bruno socarronamente.
Le miré de la misma manera en que les veía a todos ellos, sin poder enfocarlos, con dolor en mis ojos y entrecerrando los mismos, pues el halo de luz continuaba molestándome.
Entonces Atlas se acercó a mí.
- Te estas debilitando pequeña patea traseros.
Ahora él estaba inclinado hacia mí con el peso completamente sobre las puntas de sus pies y las rodillas dobladas, como si quisiera sentarse sobre sus talones.
- ¿Qu-ee?
            - Las inyecciones que recibimos periódicamente – hizo una pausa – tienen como objeto cubrir todas nuestra necesidades, trabajar energéticamente desgasta tu cuerpo incluso en una proporción mayor a que si únicamente lo trabajaras físicamente.
            Aun no comprendía en su totalidad lo que él me decía, sin embargo el continuó hablando.
            - Tu cuerpo ahora tiene lo que podría llamarse “Síndrome de abstinencia”, llevas años ahora consumiendo esos complementos y ahora tu cuerpo no lo ha recibido, evidentemente te estas descompensando, necesitas reducir la dosis periódicamente hasta que ya no la necesites más, ese es el método adecuado. ¡Tú lo hiciste de un solo golpe!.
            Me sacudí la cabeza. Nunca pregunté qué era lo que estaban introduciendo en mi cuerpo, ¿Drogas? Siempre confié en que eran vitaminas.
            El trillizo rubio se colocó del otro lado en la misma posición que Atlas.
            - Ahora si nos dices donde estás podemos llevarte tu dosis…
            Moví la cabeza en señal de negativa.
            Entonces escuché la voz de Ramsés retumbar en mi cabeza.
            ¡Estaba retrocediendo! Mis habilidades están disminuyendo como ellos bien describen, de no quererlo Ramsés no hubiese podido penetrar mis barreras de aquella manera….
Ahora sería una presa fácil para ellos.
            - ¡No comprendo tu rebeldía! – dijo Ramsés. Dos meses llevas ahora de fiesta con ese noviecito tuyo, ¡Recuerda que nuestros mundos no pueden mezclarse! Fue un movimiento muy osado el de escapar con él, si me permites reconocerlo, un plan bien ejecutado, de haber sido un concurso, estaría ahora mismo postulándote para un premio.
            Ahora todos ellos aplaudían.
            - Desafortunadamente no contemplaste… Esto…
            Tu cuerpo, las circunstancias… Pues bien, solo será cuestión de tiempo en que te debilites más y más.
            Ahora todos ellos caminaban en círculo a mí alrededor como una pesadilla.
            ¡Dioses y Demonios!
            - ¡Los encontraremos! – prepárate.
            Después de eso… todos habían desaparecido.

Desperté desconcertada y un poco asustada, tardé unos momentos en dimensionar todo lo sucedido, en la última ocasión que algo así sucedió mi vida corría peligro. Peo ahora esa pesadilla…
Observé su rostro preocupado junto a mí cuando al fin desperté,
- ¿Cuánto tiempo he estado así?
- Quizás unos veinte minutos, pero para mí fue eterno – Dijo él besando mi frente y acariciando mi mejilla.
Nos acomodamos en un abrazo estando yo aún acostada.
En su rostro se denotaba genuina preocupación.
- Lamento haberte preocupado.
Intenté incorporarme, solo que todo me dio vueltas, elegí volver a recostarme.
- Vayamos a que te revisen – su voz se hizo súplica.
Hacía  cuatro años que no asistía con un doctor regular, mi doctor de cabecera hasta el momento había sido Mario.
- No.  Seamos honestos, he vivido más estrés en últimos meses que lo que he vivido en toda mi vida, solamente necesito descansar, le dije a fin de calmar un poco las aguas.
Necesitaba analizar mi sueño/pesadilla para evaluar que necesitaba hacer a continuación.
Si aquello fue real y ellos lograron meterse a mi sitio seguro, entonces estábamos en serios problemas.
Si aquello únicamente era un sueño… entonces ¿Qué diablos sucedía conmigo?

CONTINUARÁ...

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