Me gusta ésta relación, la
cual en mi definición, es madura por su parte y alocada por la mía.
Hemos tenido de todo durante
las últimas semanas.
Él cocinó para mí,
Yo cociné para él.
Cocinamos juntos y desnudos,
aunque si somos honestos aquel día los ingredientes terminaron esparcidos en el
suelo y tuvimos que salir a comer… luego de una excitante sesión de sexo sobre
la barra de la cocina.
Eso me fascinaba, sexo a todas
horas, sexo sin límites, sexo en la cama, en el sofá, en el balcón, descubrí que
tenía una parte exhibicionista que él alimentó, así como mi parte masoquista y
mi parte vainilla también, en resumen todas los tipos de sexo los viví con él.
Su oficio quizás le brindaba
ésta parte de la variedad, de tener algo distinto cada día, de esa parte sí que me encuentro bien pero bien servida
y … ¿Enamorada?
¡DIARIAMENTE¡
No hubo días de descanso ni en
los días en los que yo supondría que podríamos descansar.
No, él se encargaba de poner
todo, el ambiente e incluso el humor pero ¿Cómo resistirse a esa encantadora e
irresistible sonrisa de niño bueno?
… y bueno, en cada una de esas
ocasiones también esperé la temida propuesta.
Me torturaba, lo sé.
Cierto día salió dejando atrás
el comentario de que estaría fuera un par de horas. Entonces puse de cabeza
aquel lugar.
Me mataba la duda ¿Habría
comprado un anillo nuevo? ¿Dónde habría escondido el anillo de la abuela?
Regresó mucho antes de lo
previsto y encontró un lugar puesto patas arriba, como si un tornado acabase de
pasar por ahí.
Fui descubierta en plena
maniobra de búsqueda.
Se recargó sobre uno de sus
hombros en el recuadro de la puerta
observando divertido.
- ¿Exactamente, que estás
haciendo?
Hincada en el suelo,
rebuscando en la parte más profunda de los cajones de la cómoda, le miré sin
saber bien cómo responder o actuar.
- ¡¿Nada?! – exclamé con voz
confusa y apenada.
Se acercó a mí, bajando la
totalidad de su peso hasta sostenerlo
solo con las puntas de los pies.
- No lo encontrarás.
- No sé de lo que hablas.
Besó mi frente y me ofreció la
mano para ponerme en pie, lo cual hice tras una breve dubitativa.
Me ayudó sin solicitarlo a
poner en orden aquel lugar.
Me senté en uno de los
sillones en la sala.
- ¡Me rindo! – Exclamé
finalmente. ¡Me estoy volviendo loca!
Se sentó a mi lado, atrajo hacía
él mis piernas, y escuchó todo lo que tenía yo por vociferar de manera
paciente, mientras acariciaba mis piernas y pies.
- ¡Tú ganas! – dije
finalmente.
Es verdad, tú eres más
paciente y maduro que yo, no puedo con la incertidumbre…
El simplemente sonrió.
- Mantendré mi palabra
Princess.
- ¡Nooooooooo! Lo quiero ya,
quiero saber el desenlace de todo.
- Apuesto que puedo mantenerte
distraída el suficiente tiempo para que dejes de pensar en ello. Deslizó al
tiempo su mano por mi abdomen en peligrosa dirección hacia mis senos,
acariciándolos un poco por encima del top que usaba ese día.
Sonreí, sabía lo que seguía,
sin importar que mi respuesta fuera una negativa, su poder de convencimiento
superaba mi determinación por negarme.
Y así fue, justamente, en unos
momentos lo tenía encima de mí dedicándome una sesión intensa de besos, cerré
los ojos y me dejé llevar, le desnudé sin embargo pues deseaba sentir su piel
rozando con la mía.
Me encantaba el sabor de su
boca, le pasé la mano por el cabello y le acerqué aún más hacía mí, él
respondió de manera positiva.
Sus manos sostenían las mías
por encima de mi cabeza ¡Diablos! Me derretía a cada movimiento.
Por un tiempo más extenso de
lo que pensé me besó hasta que pedí una tregua literalmente.
- ¿Estas rindiéndote tan
pronto?
Sonreí.
- No he sacado aún mi bandera
blanca, pero si necesito de un respiro.
En un solo movimiento me
colocó boca abajo y entonces recibí una
serie de besos y pequeñas mordidas a lo largo de la espalda, las cuales me
hacían brincar en cada ocasión, pues ¡Cosquillas! tengo munchas en aquella
zona.
Llegó a mis glúteos e hizo lo
mismo, una de sus manos me mantenía en mi posición, empujando suavemente hacia
abajo, durante el tiempo que hábilmente me despojaba de mi ropa y continuaba
trabajando su boca sobre mi piel.
Y en aquella posición subió
mis caderas de manera que su boca pudiera tener acceso libremente a mi sexo a
fin de brindarme un intenso placer oral que no tuve oportunidad siquiera de
rechazar, mi humedad resultó más que abundante, podía sentir como se deslizaban
por mis muslos su saliva y mis propios fluidos, el mantenía aprisionadas mis
caderas y su rostro profundamente sumergido entre mis piernas.
¡Era tan vergonzoso y
excitante al mismo tiempo!
Estaba tan profundamente
entregada a aquel placer que ignoré todo aquello hasta que obtuve de manera
ruidosa mi propio placer. Recuerdo haber mordido el cojín más cercano y
enterrado mi rostro en el mismo, al tiempo que gruñí, grité y lloré, todo al
mismo tiempo.
Él sonreía complacido.
Éste era un tema al que
siempre le tuve miedo y hasta ahora había logrado esquivar satisfactoriamente,
hoy me complace haber sido abordada de manera que no pude siquiera rechazarle.
No quería siquiera que me
tocara, todo mi cuerpo estaba electrizado, al mínimo contacto mi cuerpo
generaba intensas sensaciones que solo puedo definir como oleadas de placer.
Pero
él no se detuvo, dejé de ser consciente de mí en algún punto al ser las
sensaciones tan intensas.
¡Dioses
y Demonios!
Quedé
en aquel lugar sin moverme por largo rato, sin dejar que él me tocara siquiera,
pues me encontraba muy cerca de ingresar finalmente al Nirvana.
Del
otro lado del mundo…
Ramsés
caminaba de un lado al otro en mi recámara, completamente concentrado y
repasando sobre nuestros pasos, eso lo había heredado de él, de ese Aries que
actualmente no sé si amoamo
u odio.
Mis predicciones fueron correctas,
mi computadora y dispositivos móviles fueron despedazados y
enviados a recuperación, la casa de Kevin fue invadida también. Atlas ha
realizado mas visitas de las que me hubiese gustado que hicieran y los muchachos
se han distribuido a lo largo del mundo buscándome.
¿Cómo
sé esto?
¡Así
como ellos desarrollan poderes día a día, lo hago yo también!
Lograron
relacionarme con Laura y eso ha puesto en peligro todo mi plan, conozco a Atlas
y puede llegar a ser muy persuasivo, eso me llena de celos ¡Dioses y Demonios!.
No
tengo calidad moral para celar a Atlas, no después de todo lo que he vivo las últimas
semanas, y si hablamos de eso en estricta teoría siempre le fui infiel.
¡Ese
era un pensamiento que no quería rondando por mi cabeza!
No
tengo perdón, lo sé. El trillizo Rubio, mi nuevo acompañante, Kevin.. y aún así
el continúa profesándome…
En
fin, después de que acepte la propuesta, porque lo haré, ellos no podrán hacer
nada, habré unido mi vida a una persona “normal” y no quedará mas remedio que
olvidar.
En mi
mente aquello resultaba mas que sencillo, incluso tenía yo todas las respuestas
a las preguntas que se pudieran presentar, pero lo cierto era que solo tenía mi
parte de la historia y ellos eran una total y completa sorpresa.
¡Dioses
y Demonios!
Esta
era la parte menos divertida de andar huyendo.
…
Espera….
¡Puedo
ver a Ramsés!
Me ha
localizado…
¿Pero
como?
-
¿BB? – pregunta al viento…
Permanezco
impasible sabiendo que soy como un hombre invisible rondando aquella habitación, en un plano que no debería ser
visible o detectable para él.
Voltea
para todos lados e incluso para arriba, puedo ver como se encuentra analizando
todo lo que está en la habitación,
buscando y en estado de alerta.
De un
momento a otro abre los brazos y lanza
su energía tocando apenas el campo donde yo estaba.
- Sé
que estás ahí.
Carcajeaba
fuertemente.
- Te estás
haciendo cada vez más fuerte, como una advertencia diré que nosotros también
estamos incrementando nuestra fuerza, solo es cuestión de tiempo… corre y escóndete
pequeña, pues lo que has vivido hasta ahora con nosotros será cosa de juego, lo
que vivirás cuando te encuentre será como…
¡No
estaba dispuesta a seguir escuchando sus amenazas!
En
seco y de la nada cerré toda mi energía.
Ésta
vez me acerqué demasiado, ésta vez casi me descubren, casi me atrapan. Estoy
jugando con fuego… Otra vez.
CONTINUARÁ...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario