Por supuesto Alex estaba en shock.
Después
de que ellos salieron de aquella habitación, tuvimos una muy fuerte discusión
que me hizo desear haberme largado de ahí con ellos.
¡Únicamente
llegaron a poner patas para arriba la pacífica vida que ahora llevaba!
Él no
estaba entendiendo razones y no pude compartirle las razones por las cuales
tomé aquella apresurada decisión.
Le
escuché vociferar por el tiempo que decidió hacerlo, incluso estaba lista para
lo que fuera que viniera después de sus peligrosos acercamientos llenos de
furia.
Si el
Karma era verdad, ahora mismo lo estaba comprobando. Llegó hasta mí como un
Tsunami.
Salió
de la habitación hecho una furia, se subió a su automóvil y se marchó de ahí.
Ya no
tenía lágrimas para derramar.
-
Pedí una semana por que no podía irme sin celebrar tu cumpleaños. – dije en un
susurro mirando con tristeza la puerta.
Me
quedé mirando al vacío y en cierto momento me percaté del pequeño maletín de
Mario que había sido dejado atrás después de toda la confusión.
Me
acerqué para tomarlo entre mis manos y lo abrí para sacar lo necesario y poder
realizar la curación de mi pierna por mí
misma.
¡Sorpresa!
Me topé con aquello que me fue negado y que ahora tenía en mis manos… mi dosis.
La
tomé entre mis manos y sopesé mis opciones y sobre todo las consecuencias.
Nunca
antes había introducido aquello en mi cuerpo por mí misma…
Sin
dudarlo coloqué el cuadrito cerca de mi herida e introduje el líquido. Fue
dolorosamente delicioso, saber que aquello entraba a mi torrente sanguíneo fue
algo… embriagante.
Lo
disfruté y aunque no tengo punto de comparación, me atrevo a afirmar que se
asemeja a la sensación que tienen los drogadictos cuando han estado en
abstinencia y vuelven a probar el veneno nuevamente…
Me
recosté en el suelo y me quedé perdidamente dormida hasta el siguiente día. Alex
no regresó y eso me entristeció mucho, miré el anillo que llevaba en mi mano y
tomé una decisión.
¡Basta!
Miré
mi pierna y la sané, con el total de mi energía renovada podía darme aquel lujo
y no iba a perder tiempo. El cumpleaños de Alex sería en dos días y si no
quería verme, era su problema, no dejaríamos sin celebrar y menos aún por que
estaba por partir…
Bien,
puse en orden la casa. Ojalá poner en orden mi vida fuera tan sencillo o
rápido.
No
había tenido oportunidad de conocer los alrededores, les mandé un mensaje a los
trillizos “Necesito un auto”.
Mientras esperaba mi carroza le
envié un mensaje también a la asistente de Alex solicitándole su ubicación y
ahí me dirigí para solucionar todo aquello.
En
una hora ya estaba yo vagando sin rumbo fijo pero con miles de ideas en la
mente.
Centré
toda mi atención en diseñar una celebración para mi prometido.
Hice
una parada antes para llevar a cabo un pequeño plan donde seguro obtendría su
perdón que aunque sin saber porque debía solicitarlo, hice lo que tenía que
hacer.
Atlas también hizo lo que debía hacer y tú
casi lo crucificas – dijo la loca de la casa tan acertadamente como siempre.
¡Son casos distintos y
lo sabes!
No lo son y TÚ lo sabes – respondió ella.
La ignoré, no tenía tiempo a detenerme en esos dilemas
morales.
Me
detuve en una tienda donde sabía que podía comprar lo que requería para mi
plan… un nuevo atuendo, aunque no requeriría de mucho…
Le
llamé a la asistente de Alex para que me colocara en el remolque que él tenía.
Haz lo necesario para darme un par de horas a solas con él. – Le supliqué.
Asintió
con cara de fastidio. Sabía que tenían mucho trabajo, pero accedió a ayudarme.
Pues
bien me metí y esperé…
Al
paso de quizás unas tres horas que apenas me dieron tiempo de prepararme, llegó él…
La
escena que tenía frente a él seguro que le hizo olvidar el enojo, el cansancio
y todo lo demás.
Estaba
yo con mi mejor peinado que permitiera tener mis ondas sueltas, cero ropa, un
liguero en el área donde antes estaba mi herida, tacones de infarto levemente
recargada en el espacio que quedaba frente a la puerta de manera que cuando la
abrió lo primero que vio fue a mi… esperando por él.
- ¿Te
agrada lo que ves?
Fue
lo único que dije antes de abalanzarme sobre a él a besarle apasionadamente sin
darle tiempo a ninguna dubitativa, llevaba una chamarra negra de cuero la cual
quité de inmediato y brinqué para rodear su cintura con mis piernas sin dejar
de besarle.
Me
sostuvo entre sus manos y me recargó contra la pared, en lo con mucha habilidad
bajaba sus pantalones y no acoplamos rápidamente.
Él
emitía sonidos guturales con esto cualquier enojo debería haber pasado, sexo
rudo, ardiente, sin límites en la medida justa.
¡Dioses
y Demonios!
Prolongamos
tanto el placer como nos fue posible para por fin caer rendidos en la pequeña
cama de aquel lugar.
Soltó
una gran e inesperada carcajada.
-
¿Solo necesitamos el caos de los últimos días para lograr que me dieras una
sorpresa así? Espera…
Dio
un brinco…
- Tu
pierna
Sonreí…
- Tomé un atajo. Le guiñé un
ojo.
- Pensé que…
- ¡No pienses! En este momento
solo actúa… lo acerqué a mí… y
comenzamos nuevamente.
Regresé a mi solitaria casa,
hice una pequeña maleta, tendría que regresar con ellos, lo había prometido.
Me detuve a pensar en cómo resultaría aquello, después de todo
ellos también tendrían algo que decirme y la marca… tendría en mi piel aquella
horrorosa marca que ahora todos portaban. Esperaba que el acuerdo con Ramsés
continuara estando vigente, esperaba que ella no pusiera sus manos sobre mí, y
esperaba también que aquello que me estuvieran ocultando no fuera nada malo.
¡Demonios, tanto que pensar y
mi cerebro tan peque!
El día del cumpleaños de Alex,
lo desperté como solo mi boca y yo sabíamos hacerlo…
Él amaba aquello y yo lo
disfrutaba, esa manera de despertarlo me brindaba una sonrisa, pues tenía al
mismo tiempo poder sobre él y lo tenía a él en una de sus formas más salvajes.
Pues bien así iniciamos su
cumpleaños.
El debió trabajar pero insistí
en acompañarlo.
-Es tu cumpleaños, quiero
pasar cada minuto a tu lado.
- Estaré trabajando la mayor
parte del tiempo, no estaremos juntos.
- Lo sé – Realmente tenía un
plan detrás de todo.
Finalmente lo convencí con argumentos no muy sólidos,
pero un buen beso, un cuerpo desnudo y algunos movimientos osados pueden hacer
que cambie de opinión…
Anduve vagando por ahí,
curioseando, viendo, conociendo, interesante el proceso de filmación.
Caminé con mucho cuidado para
no tropezarme con nada y arruinarlo.
Desafortunadamente salió muy
tarde, por lo que tuve que hacer un re – ajuste de planes.
Había logrado, con ayuda de su
asistente y mencionando el nombre de mi prometido, reservar como cortesía todo
el piso de un restaurante que a él le gusta, nada de cinco estrellas o francés,
simplemente un platillo de ahí le encanta.
La cuestión es que como
deseaba total privacidad pedí ser yo quien fuera y viniera con los platos.
Debo decir que los meseros
cuentan ahora con mi total respeto y no es que no lo tuvieran previamente, solo
que aprecié un poco más su labor y seguramente mis propinas serán en adelante más
benévolas.
En cada ocasión que llegué a
nuestra mesa con los alimentos mis manos traviesas lo provocaban
descaradamente, sin embargo él guardó la
compostura, o al menos lo intentó…
Deslicé
mi pie por debajo de la mesa para provocarle, me miraba directo a los ojos pues
a cada momento se le hacía más complicado pasar los alimentos y sus ojos
comenzaban a mostrar la falta de autocontrol.
- ¿No
te importa que el lugar sea público?
-
¿Acaso ves que me estoy poniendo
nerviosa?
Me
puse de pie y me quité mis panties de encaje frente a él, mirándole los ojos y
tomándome mi tiempo.
Se
los lancé directo a la cara.
Él se
recargó en el respaldo de la silla y debajo de su pantalón se podía observar un
bulto bastante firme y listo para la acción.
Me acerqué esperando tomara
algo de iniciativa.
Me tomó por las caderas para
acercarme, deslizó sus manos hasta tener contacto piel a piel con mis piernas y
deslizó sus manos por debajo de mi vestido.
Me estremecí, mis manos
estaban apoyadas en sus hombros para no perder el equilibrio. Sus dedos se
deslizaron entre mis piernas hasta llegar a un lugar húmedo y sus ojos se
fijaron en mí al descubrir que me encontraba lista para lo que deseara.
Me recostó sobre la mesa,
algunas cosas se cayeron al tratar de hacerlas a un lado.
Él tomó su postre y yo encontré el cielo.
Después
de eso me giró y me penetró en un solo movimiento aprovechando la humedad y
lubricación natural que obtuvimos en el paso previo.
El
objetivo era encontrar su placer únicamente, después de todo era su cumpleaños…
- Te
extrañaré – dijo de camino a casa con la voz entrecortada.
- No
será para siempre, intentaré regresar lo antes posible.
Jugué
con fuego queriendo tratar de arreglar las cosas entre nosotros, pasé mis dedos
entre su cabello.
- Si
pudieras llegar unos días podría cambiar mis planes y presentarte con mi
familia, después de todo…
-
Veré que puedo hacer – esa fue su maldita respuesta poniéndome en tremendo
pánico, pues esperé que por su apretada agenda él se negara. Sería el momento
ideal para pedir formalmente tu mano y fijar una fecha.
Le
sonreí rogando haber logrado ocultar mi pánico y mostrarme ecuánime.
-
¿Cuál será tu itinerario?
- Aun
no lo determinamos, pero espero que no tome más de dos días arreglar todo y
entonces yo estaré de regreso.
-
Hablaste de una marca – dijo él.
Respiré
profundo y le platiqué a grandes rasgos todo.
- No
entiendo, si no estarás más con ellos, entonces porque tendrás que hacerlo.
- Es
un buen punto, pero era la única moneda que tenía para negociar mi estadía
aquí, no podía no celebrar tu cumpleaños….
-
Princess…. Aprecio el gesto, pero no veo porque deberías irte con ellos…
- Hay
algo corazón, algo que me están ocultando, algo tan importante como para que
ellos, todos ellos (con énfasis en TODOS) se hayan tomado la molestia de venir
hasta acá con bandera blanca, no han hablado del entrenamiento por lo que algo
más debe tener su atención.
En
las condiciones en las cuales me encontraba, cualquiera de ellos me hubiera
podido cazar y llevar con ellos, sin problema, pero aun así se han contenido.
Necesito averiguar lo que es, sé que es importante.
Aún
sigo pensando en cómo eludir lo de la marca, de lo contrario tendrás una esposa
tatuada.
- Eso
no me importa. – Se apresuró a decir, sabes que eso nunca ha sido importante a
estas alturas deberías saberlo. Lo que me importa es que no lo hagas en contra
de tu voluntad.
-
Toda mi vida con ellos prácticamente he hecho cosas que van en contra de mi voluntad.
Me
quedé pensando en ello, finalmente nadie me obligó pero seguí ahí y
aparentemente ahora voy a regresar.
-
Nadie te puede obligar a regresar.
- Es
mi palabra corazón, no solo por ese ambiente en sí, desde antes mi palabra
valía mucho, si hago una promesa procuro cumplirla. Lo lamento.
- Es
una parte de ti, recuerda que yo amo cada parte de ti, sin dejar nada fuera.
-
¿Nada?
Sonrió
-
Nada Princess, no quiere decir que me guste, pero te amo completamente con tus
puntos positivos y negativos.
-
Lamento hacerte pasar por esto.
-
Lamento no estar a tu lado para ayudarte a pasar todo esto.
Eran
los hermosos gestos que conocía de él, era lo que amaba de él
¡Dioses
y Demonios!.
CONTINUARÁ....
No hay comentarios.:
Publicar un comentario