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jueves, 16 de noviembre de 2017

N. Love Me Back to Life

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Por supuesto Alex estaba en shock.
            Después de que ellos salieron de aquella habitación, tuvimos una muy fuerte discusión que me hizo desear haberme largado de ahí con ellos.
            ¡Únicamente llegaron a poner patas para arriba la pacífica vida que ahora llevaba!
            Él no estaba entendiendo razones y no pude compartirle las razones por las cuales tomé aquella apresurada decisión.
            Le escuché vociferar por el tiempo que decidió hacerlo, incluso estaba lista para lo que fuera que viniera después de sus peligrosos acercamientos llenos de furia.
            Si el Karma era verdad, ahora mismo lo estaba comprobando. Llegó hasta mí como un Tsunami.
            Salió de la habitación hecho una furia, se subió a su automóvil y se marchó de ahí.
            Ya no tenía lágrimas para derramar.
            - Pedí una semana por que no podía irme sin celebrar tu cumpleaños. – dije en un susurro mirando con tristeza la puerta.
            Me quedé mirando al vacío y en cierto momento me percaté del pequeño maletín de Mario que había sido dejado atrás después de toda la confusión.
            Me acerqué para tomarlo entre mis manos y lo abrí para sacar lo necesario y poder realizar la curación de mi pierna por mí  misma.
            ¡Sorpresa! Me topé con aquello que me fue negado y que ahora tenía en mis manos… mi dosis.
            La tomé entre mis manos y sopesé mis opciones y sobre todo  las consecuencias.
            Nunca antes había introducido aquello en mi cuerpo por mí misma…
            Sin dudarlo coloqué el cuadrito cerca de mi herida e introduje el líquido. Fue dolorosamente delicioso, saber que aquello entraba a mi torrente sanguíneo fue algo… embriagante.
            Lo disfruté y aunque no tengo punto de comparación, me atrevo a afirmar que se asemeja a la sensación que tienen los drogadictos cuando han estado en abstinencia y vuelven a probar el veneno nuevamente…
            Me recosté en el suelo y me quedé perdidamente dormida hasta el siguiente día. Alex no regresó y eso me entristeció mucho, miré el anillo que llevaba en mi mano y tomé una decisión.
            ¡Basta!
            Miré mi pierna y la sané, con el total de mi energía renovada podía darme aquel lujo y no iba a perder tiempo. El cumpleaños de Alex sería en dos días y si no quería verme, era su problema, no dejaríamos sin celebrar y menos aún por que estaba por partir…
            Bien, puse en orden la casa. Ojalá poner en orden mi vida fuera tan sencillo o rápido.
            No había tenido oportunidad de conocer los alrededores, les mandé un mensaje a los trillizos “Necesito un auto”.
Mientras esperaba mi carroza le envié un mensaje también a la asistente de Alex solicitándole su ubicación y ahí me dirigí para solucionar todo aquello.
            En una hora ya estaba yo vagando sin rumbo fijo pero con miles de ideas en la mente.       
            Centré toda mi atención en diseñar una celebración para mi prometido.
            Hice una parada antes para llevar a cabo un pequeño plan donde seguro obtendría su perdón que aunque sin saber porque debía solicitarlo, hice lo que tenía que hacer.
            Atlas también hizo lo que debía hacer y tú casi lo crucificas – dijo la loca de la casa tan acertadamente como siempre.
            ¡Son casos distintos y lo sabes!
            No lo son y TÚ lo sabes – respondió ella.
            La ignoré, no tenía tiempo a detenerme en esos dilemas morales.
            Me detuve en una tienda donde sabía que podía comprar lo que requería para mi plan… un nuevo atuendo, aunque no requeriría de mucho…
           
            Le llamé a la asistente de Alex para que me colocara en el remolque que él tenía. Haz lo necesario para darme un par de horas a solas con él. – Le supliqué.
            Asintió con cara de fastidio. Sabía que tenían mucho trabajo, pero accedió a ayudarme.
            Pues bien me metí y esperé…
           
            Al paso de quizás unas tres horas que apenas me dieron tiempo  de prepararme, llegó él…
            La escena que tenía frente a él seguro que le hizo olvidar el enojo, el cansancio y todo lo demás.           
            Estaba yo con mi mejor peinado que permitiera tener mis ondas sueltas, cero ropa, un liguero en el área donde antes estaba mi herida, tacones de infarto levemente recargada en el espacio que quedaba frente a la puerta de manera que cuando la abrió lo primero que vio fue a mi… esperando por él.
            - ¿Te agrada lo que ves?
            Fue lo único que dije antes de abalanzarme sobre a él a besarle apasionadamente sin darle tiempo a ninguna dubitativa, llevaba una chamarra negra de cuero la cual quité de inmediato y brinqué para rodear su cintura con mis piernas sin dejar de  besarle.
            Me sostuvo entre sus manos y me recargó contra la pared, en lo con mucha habilidad bajaba sus pantalones y no acoplamos rápidamente.
            Él emitía sonidos guturales con esto cualquier enojo debería haber pasado, sexo rudo, ardiente, sin límites en la medida justa.
            ¡Dioses y Demonios!
            Prolongamos tanto el placer como nos fue posible para por fin caer rendidos en la pequeña cama de aquel lugar.
            Soltó una gran e inesperada carcajada.
            - ¿Solo necesitamos el caos de los últimos días para lograr que me dieras una sorpresa así? Espera…
            Dio un brinco…         
            - Tu pierna
            Sonreí…
- Tomé un atajo. Le guiñé un ojo.
- Pensé que…
- ¡No pienses! En este momento solo actúa…  lo acerqué a mí… y comenzamos nuevamente.

Regresé a mi solitaria casa, hice una pequeña maleta, tendría que regresar con ellos, lo había prometido.
Me detuve a pensar  en cómo resultaría aquello, después de todo ellos también tendrían algo que decirme y la marca… tendría en mi piel aquella horrorosa marca que ahora todos portaban. Esperaba que el acuerdo con Ramsés continuara estando vigente, esperaba que ella no pusiera sus manos sobre mí, y esperaba también que aquello que me estuvieran ocultando no fuera nada malo.
¡Demonios, tanto que pensar y mi cerebro tan peque!

El día del cumpleaños de Alex, lo desperté como solo mi boca y yo sabíamos hacerlo…
Él amaba aquello y yo lo disfrutaba, esa manera de despertarlo me brindaba una sonrisa, pues tenía al mismo tiempo poder sobre él y lo tenía a él en una de sus formas más salvajes.
Pues bien así iniciamos su cumpleaños.
El debió trabajar pero insistí en acompañarlo.
-Es tu cumpleaños, quiero pasar cada minuto a tu lado.
- Estaré trabajando la mayor parte del tiempo, no estaremos juntos.
- Lo sé – Realmente tenía un plan detrás de todo.
Finalmente lo convencí con argumentos no muy sólidos, pero un buen beso, un cuerpo desnudo y algunos movimientos osados pueden hacer que cambie de opinión…
Anduve vagando por ahí, curioseando, viendo, conociendo, interesante el proceso de filmación.
Caminé con mucho cuidado para no tropezarme con nada y arruinarlo.
Desafortunadamente salió muy tarde, por lo que tuve que hacer un re – ajuste de planes.
Había logrado, con ayuda de su asistente y mencionando el nombre de mi prometido, reservar como cortesía todo el piso de un restaurante que a él le gusta, nada de cinco estrellas o francés, simplemente un platillo de ahí le encanta.
La cuestión es que como deseaba total privacidad pedí ser yo quien fuera y viniera con los platos.
Debo decir que los meseros cuentan ahora con mi total respeto y no es que no lo tuvieran previamente, solo que aprecié un poco más su labor y seguramente mis propinas serán en adelante más benévolas.
En cada ocasión que llegué a nuestra mesa con los alimentos mis manos traviesas lo provocaban descaradamente, sin embargo él  guardó la compostura, o al menos lo intentó…
            Deslicé mi pie por debajo de la mesa para provocarle, me miraba directo a los ojos pues a cada momento se le hacía más complicado pasar los alimentos y sus ojos comenzaban a mostrar la falta de autocontrol.
            - ¿No te importa que el lugar sea público?
            - ¿Acaso ves que me  estoy poniendo nerviosa?
            Me puse de pie y me quité mis panties de encaje frente a él, mirándole los ojos y tomándome mi tiempo.
            Se los lancé directo a la cara.
            Él se recargó en el respaldo de la silla y debajo de su pantalón se podía observar un bulto bastante firme y listo para la acción.
Me acerqué esperando tomara algo de iniciativa.
Me tomó por las caderas para acercarme, deslizó sus manos hasta tener contacto piel a piel con mis piernas y deslizó sus manos por debajo de mi vestido.       
Me estremecí, mis manos estaban apoyadas en sus hombros para no perder el equilibrio. Sus dedos se deslizaron entre mis piernas hasta llegar a un lugar húmedo y sus ojos se fijaron en mí al descubrir que me encontraba lista para lo que deseara.
Me recostó sobre la mesa, algunas cosas se cayeron al tratar de hacerlas a un lado.
Él tomó su postre y yo encontré el cielo.
            Después de eso me giró y me penetró en un solo movimiento aprovechando la humedad y lubricación natural que obtuvimos en el paso previo.
            El objetivo era encontrar su placer únicamente, después de todo era su cumpleaños…
           
            - Te extrañaré – dijo de camino a casa con la voz entrecortada.
            - No será para siempre, intentaré regresar lo antes posible.
            Jugué con fuego queriendo tratar de arreglar las cosas entre nosotros, pasé mis dedos entre su cabello.
            - Si pudieras llegar unos días podría cambiar mis planes y presentarte con mi familia, después de todo…
            - Veré que puedo hacer – esa fue su maldita respuesta poniéndome en tremendo pánico, pues esperé que por su apretada agenda él se negara. Sería el momento ideal para pedir formalmente tu mano y fijar una fecha.
            Le sonreí rogando haber logrado ocultar mi pánico y mostrarme ecuánime.
            - ¿Cuál será tu itinerario?
            - Aun no lo determinamos, pero espero que no tome más de dos días arreglar todo y entonces yo estaré de regreso.
            - Hablaste de una marca – dijo él.
            Respiré profundo y le platiqué a grandes rasgos todo.
            - No entiendo, si no estarás más con ellos, entonces porque tendrás que hacerlo.
            - Es un buen punto, pero era la única moneda que tenía para negociar mi estadía aquí, no podía no celebrar tu cumpleaños….
            - Princess…. Aprecio el gesto, pero no veo porque deberías irte con ellos…
            - Hay algo corazón, algo que me están ocultando, algo tan importante como para que ellos, todos ellos (con énfasis en TODOS) se hayan tomado la molestia de venir hasta acá con bandera blanca, no han hablado del entrenamiento por lo que algo más debe tener su atención.
            En las condiciones en las cuales me encontraba, cualquiera de ellos me hubiera podido cazar y llevar con ellos, sin problema, pero aun así se han contenido. Necesito averiguar lo que es, sé que es importante.
            Aún sigo pensando en cómo eludir lo de la marca, de lo contrario tendrás una esposa tatuada.
            - Eso no me importa. – Se apresuró a decir, sabes que eso nunca ha sido importante a estas alturas deberías saberlo. Lo que me importa es que no lo hagas en contra de tu voluntad.
            - Toda mi vida con ellos prácticamente he hecho cosas que van en contra de mi voluntad.
            Me quedé pensando en ello, finalmente nadie me obligó pero seguí ahí y aparentemente ahora voy a regresar.
            - Nadie te puede obligar a regresar.
            - Es mi palabra corazón, no solo por ese ambiente en sí, desde antes mi palabra valía mucho, si hago una promesa procuro cumplirla. Lo lamento.
            - Es una parte de ti, recuerda que yo amo cada parte de ti, sin dejar nada fuera.
            - ¿Nada?
            Sonrió
            - Nada Princess, no quiere decir que me guste, pero te amo completamente con tus puntos positivos y negativos.
            - Lamento hacerte pasar por esto.
            - Lamento no estar a tu lado para ayudarte a pasar todo esto.
            Eran los hermosos gestos que conocía de él, era lo que amaba de él
            ¡Dioses y Demonios!.

CONTINUARÁ....

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