Wattpad

jueves, 31 de agosto de 2017

G. I Got the Girl

Índice de la historia completa: Aqui



Dos días después recibí un ramo de flores.
No entendí mucho, pero las conservé tanto como pude e incluso guardé una de ellas en el congelador.
No podíamos enviarnos mensajes de texto pero podíamos compartir fotos en la nube… así que nos dejábamos fotos de lo que estábamos haciendo y no se requerían muchas palabras.
De repente fui consciente de mi realidad, estaba yo en un país extraño, en una casa que no era mía, en total soledad.
Frente a mi estaba un  desayuno que quizás no comería, que quizás no  bajaría por mi garganta. Lo habría cocinado para nada.
No era una obra maestra pero era sustancioso, deliciosos Hot Cakes que al final de todo posiblemente cociné pues añoraba aquellos desayunos llenos de sonrisas, llenos de cariño y amor, con litros y litros de café desfilando frente a nosotros junto a temas tan triviales como el clima o los quehaceres domésticos.
Acomodé la mesa de manera perfecta, tomé  una foto, me puse de pie y arrojé todo a la basura.
No tenía apetito ni nadie que me obligara a comer, solo la loca de la casa, pero hacía tiempo que no escuchaba de ella, si somos honestos tampoco le extrañaba.
Salí al balcón a observar el movimiento de la calle.
Personas caminando abrigadas hasta los dientes.
Una pareja de ancianos caminando de la mano.
Un automóvil circulando ruidosamente con cadenas en los neumáticos.
De repente un escalofrío recorrió mi espalda.
Voltee hacia la derecha pero la calle estaba desierta.
Miré a la izquierda y ahí estaba una sombra negra, de pie mirando en mi dirección.
Se encontraba lo suficientemente lejos como para que no le distinguiera, de inmediato corrí hacia adentro como si cerrar las puertas fuera suficiente para mantenerles afuera.
¡Dios! No habían pasado suficientes días aún. ¡No podía creer que ya me hubiesen encontrado!
Tomé el celular dispuesta a llamarle a XXXXX.
Entonces mi cabeza reaccionó. Ellos están esperando el mínimo error de mi parte.
Si me hubiesen ubicado entonces… ellos estarían derribando la puerta en 3, 2, 1….
Nada.
Nuevamente respiré y miré en dirección a la puerta y ventanas esperando que en cuestión de nada alguna cayera bajo su peso y se desatara una guerra sin control.
Nada sucedió solo silencio a mí alrededor.
Quedé inmóvil por horas, quizás solo fueron minutos pero el tiempo ahora era tan relativo para mí como los locos pensamientos que pasaron por mi tonta mente.
Ese día no salí de aquel lugar.
Dos días después estaba enloqueciendo.
Después de todo quizás no sería nada…
Elegí distraerme meditando… grave error.
Tan pronto como me sumergí en mi lugar seguro, le encontré. Estaba Atlas esperándome.
- ¡Llegaste!
- ¡Este es mi lugar seguro!
- Expúlsame entonces – gritó. ¡Regresa con nosotros! Las cosas no son como crees… No estoy aquí como tu enemigo
La furia que generaron en mí sus palabras fue indescriptible… “Expúlsame” No sabía cómo hacerlo o lo hubiera hecho ya.
¡Sus palabras me recordaron tanto a Ramsés!
- Adiós Atlas.
- No falta mucho para encontrarte… La energía de ellos se ha duplicado así como sus poderes…
Le miré expectante.
- ¿Por qué me dices todo esto?
- Por cortesía.
- Quizás no recuerdas todo lo que sucedió aquel día…
- ¡Lo recuerdo a la perfección! No pudiste…
- ¡¿Qué?¡ - le interrumpí de inmediato – ¡Me arrodillé ante ella! ¡Supliqué!....
Ahora no corrieron lágrimas por mi rostro, aquello era la guerra.
- Sabías que de haber permitido que Ramsés me enviara al entrenamiento sería ella  quien lo llevaría a cabo. ¡Ella!
- Las cosas han cambiado, regresa por favor.
- No regresaré Atlas, y ahora que estamos entrados en gastos, te confesaré que ese día terminó mi vida en ese lugar, para mí siempre fue una  experiencia de vida, esto solo me sirvió de excusa para salir de ahí.
El rió fuertemente.
- No puedes vivir sin nosotros, lo quieras o no ahora somos tu vida.
- Eres un insolente.
Me acerqué a él y antes de que pudiese darle un golpe como era mi deseo, él sostuvo mi mano y me miró directo a los ojos.
- Se ha desatado una cacería tras de ti, existe una gran recompensa por ti, ella ha puesto precio a tu cabeza. Regresa por favor, su tono era suplicante
Pero antes de que pudiera decir nada, él se desvaneció.


Había pasado una semana después de la partida de XXXX, una incómoda sensación me recorrió la espalda ese día que desperté, no me gustó la manera en como abordó las cosas, pero después de todo solo estábamos conociéndonos. Él tiene su carácter y yo el mío, o lo logramos o nos separamos.
Una semana en aislamiento me tenía al borde de la locura, por lo cual tomé el celular y le envié un mensaje, sabía que del otro lado del mundo no eran horas….
- Recuérdame la dirección de tu abuela.
No respondió inmediatamente, pero la respuesta llegó, simple y llana, por las circunstancias no podríamos tener más detalles, me convencí de aquello. Dos semanas más, me repetí mentalmente, y estaremos de vacaciones solos los dos.
Ese día llegué sin previo aviso, esperando poder platicar con ella y después determinar si pondríamos manos a la obra.
Me recibió con una sonrisa que me hizo sentirme bienvenida.
Nos sentamos en su salita a tomar el té
No cuestioné la autenticidad de aquella sonrisa, por experiencia sabía que los abuelos disfrutan de esas visitas.
- ¿A qué se debe el honor de tu visita?
- Visitarla simplemente – sonreí.
La verdadera causa se debía a que comenzaba a volverme loca en aislamiento y  necesitaba tener contacto humano o de lo contrario más pensamientos fatalistas continuarían desfilando por mi mente.
Ella sonrió en respuesta.
- ¿Cómo aprendiste nuestro idioma?
- Un par de años atrás, estuve de visita en su acogedora ciudad fue cuando  aprendí el idioma
Ahora recordaba, pero no dolía más.
- Tus ojos – dijo mirándome directo a los mismos.
Sonreí.
- Tienes una mirada triste ¿Quisieras platicarme? No creo que tú o yo tengamos algo mejor por hacer, sonrió tomando una galleta de la mesita y llevándosela a la boca.
Suspiré, sabía que no podía contarle la verdad, pero tampoco estaba en mis planes mentirle.
- Tomé la decisión de hacer una pausa en mi vida y hacer éste viaje en compañía de su nieto.
Dicho esto hice una gran exhalación.
- Y no me estás diciendo la verdad.
Sonreí, no quería herir sus sentimientos, pero no iba a ir contando mis secretos a todas las personas que se atravesaran en mi camino ¿Cierto?
- Pareces ser una persona decente.
- Me esfuerzo cada día por ser así.
La gente de su edad cuenta con la experiencia de saber qué es lo que carcome a tu alma.
- ¿Te encuentras hoy aquí para una clase de cocina o…?
Lanzó el anzuelo, él tenía razón, ella es todo un personaje.  Me miró con ojos escrutantes.
Sonreí en respuesta.
- Un curso de cocina donde pudiese enseñarme a cocinar los platillos favoritos de su nieto, es bien sabido que primero se conquista el estómago y luego el corazón.
Ambas reímos.
- Te puedo enseñar un platillo o dos.
- Eso deberá bastar.
Me mostró algunas fotos de cuando él era pequeño, y tomé con mi celular foto de ellas, sabiendo que podría mostrárselas en algún momento y reír juntos.
Era noche cuando decidí que era momento de regresar, incluso me invitó a quedarme a pasar ahí la noche.
Debo reconocer que es una persona muy decidida e insistente y me tomó un buen tiempo que aceptara que regresaría en unos días para cocinar, y que no me pasaría nada en el trayecto de regreso.
Estuve a punto en un par de ocasiones de llamarle a él para que me ayudase a convencerle.
Al final accedió.
De regreso a lo que ahora considero mi hogar, pensé que me había convertido en una judía herrante.
Sin casa fija, lejos de mi familia, con más problemas de los que nunca pensé tener e inevitablemente la tristeza me alcanzó.
Fue dolorosamente triste llegar a una casa oscura y vacía, pero sobre todo ajena.
Corrí el cerrojo y me derrumbé, lloré todas las lágrimas acumuladas que guardé dentro de mi cuerpo por todos estos días.
Una avalancha de emociones me impactaron como placa de cemento, lloré hasta que las fuerzas me abandonaron, hasta que el cansancio hizo lo suyo y ahí tirada en la  puerta de la casa perdí cualquier noción de tiempo y dormí, dormí tan profundamente como  para apagar mis pensamientos.

Después de aquel encuentro con Altas, me urgía moverme de lugar por lo que puse manos a la obra para planear las vacaciones que  XXXXX y yo merecíamos.
No quería volver a utilizar mis papeles falsos, pero sería necesario.
Acordamos vernos en el lugar destino por seguridad de ambos.
Unas semanas conectados con la naturaleza donde no existía, teléfono, luz artificial o acceso a los paparazis… debía ser suficiente.
Me puse en contacto con la persona que me indicó, afiné los detalles y todo se concretó. El resto del tiempo se me hizo eterno y solo podía contar los días en el calendario.
Viajé ligera pues de acuerdo a nuestro contacto, tendría lo necesario al llegar allá.
Quise llegar un día antes solo para disfrutar de aquel paraíso después de estarme congelando en su hogar.
Mis nervios estaban a mil por hora. No podía dejar de ver sobre mi hombro si alguien me había seguido conocido o desconocido, o si los muchachos aparecerían como muralla humana en cualquier momento frente a mi.
Esto de huir no es divertido ¡Exijo que los grandes capos me digan como es que hacen para dormir sin necesidad de tener un ojo abierto!. Los nervios me estaban matando.
Llevaba conmigo mi computadora al hombro, pues aun cuando no podía publicar nada en mi Blog, no cesé de escribir, algún día podría continuar haciéndolo…
Llevé varios libros, y mi teléfono.
Me tocó hacer varios trasbordos y en cada uno de ellos estuve a punto de colapsar…
Afortunadamente llegué al paraíso y mis ojos no daban crédito a lo que encontré a mi llegada….


CONTINUARÁ....

No hay comentarios.:

Publicar un comentario