Llegamos a una casa,
antigua, toda ella de color blanco y
columnas antiguas muy bien iluminadas, algo que me encantó, es que tenía un
gran jardín con flores multicolor, las cuales pude ver sin problema pues
mantenían una excelente iluminación. Nos estacionamos a un lado de la casa, haciendo
fila y atendiendo el orden de los coches que ya se encontraban ahí estacionados,
se puede ver que la propiedad es grande tanto en construcción y área de
jardines, comencé a cuestionarme que hacíamos en aquel lugar pero no dejé que
esa pregunta nos interrumpiera.
La sonrisa de mi acompañante
no abandonó su rostro durante todo ese tiempo, disfrutaba de aquello.
Él abrió mi puerta ayudándome
a salir, me tomó del brazo y me guio
rodeando la propiedad hasta la puerta principal.
Ahí encontramos a una persona
que estaba haciendo guardia saludó a mi acompañante por su nombre, le indicó
que estaban esperando en la sala por nosotros nos pidieron los abrigos y al
igual que él lo entregue a la persona que
nos recibió.
Le miraba con un rostro de
total incógnita.
Él simplemente sonreía con
cierta satisfacción.
En la sala se encontraban
algunas personas platicando muy agradablemente, quedando en silencio al momento
de nuestra entrada.
Él se adelantó un poco dejándome
atrás, me llevé una gran sorpresa cuando se dirigió directamente para saludar a lo que yo llamo una venerable anciana, a
quien llamó abuela.
Posteriormente saludó a los
presentes con un beso en ambas mejillas regresando nuevamente a mi lado, entonces
se dirigió al resto de los ahí presentes diciendo en voz alta:
- Familia, les presento a mi compañía de esta noche, ella es
Beshakarenice hice una leve reverencia con la cabeza, levanté una mano e hice
una señal de saludo hacia todos.
Realmente no sabía que más
hacer, no son costumbres que conozca o practique.
Todo aquello me llenó de
sorpresa y me tomó con la guardia baja, también me hizo sentir un tanto incómoda,
pero solo por el hecho de no saber con
antelación hacia donde nos dirigíamos.
Estamos hablando de un numero
de al menos 30 personas, con abuela incluida, aquello era demasiado, acababa de
dejar un mundo atrás donde no tuve que lidiar con familiares de ningún tipo.
Principalmente las mujeres de
la familia se acercaron a saludar y a darme la bienvenida, él las iba
presentando cada vez, hermana, cuñada y finalmente madre.
Había reconocido a algunos de
ellos, algunos otros no, pues todos ellos son una familia que vive debajo de
los flashes de las cámaras, su apellido es reconocido en el medio del
espectáculo, ahora cobra sentido la casa, el guardia de la entrada… todo.
¡Gran impresión la mía! Me
pregunto si hubiese sabido aquello me hubiera preparado diferente, aunque lo
más seguro es que aprovechando cualquier pretexto no hubiese accedido a ir.
- En verdad esto es una gran
sorpresa, le dije al oído, una vez que el
resto de los ahí presentes
dejaron de prestar mayor interés en mí.
- Solo espero que no salgas huyendo, me dio un beso
en la mejilla y me tomó por la cintura, conduciéndome hacia un lugar en la
sala.
Sin previo aviso me dejó ahí
rodeada de las mujeres de su familia.
Por su parte se fue a charlar con los caballeros
presentes. Obviamente no dije nada, aguanté valientemente hasta que su abuela
decidió iniciar la conversación.
- Creímos que no eras real,
dijo sonriendo y observando al resto de las mujeres ahí presentes.
- ¿Disculpe?- pregunté
- Cuando XXXXXXXX nos avisó
que vendría acompañado, creímos que no sería verdad, pues le hemos pedido que
nos presente a sus acompañantes, pero nunca ha decidido traer a ninguna de ellas.
Sonreí pues sin duda es el mejor halago que pude haber tenido en
toda la noche.
- Ha pues, aquí me tiene
señora, completamente de carne y hueso.
El resto de las mujeres
sonrieron.
Su hermana le pidió que
guardara silencio pues podría asustarme, a lo cual no pude más que reír un poco
pues efectivamente estaba a nada de tener un ataque de pánico ahí mismo.
Acto seguido anunciaron el
momento de la cena, pude darme cuenta que la caballerosidad era requerida en
aquella familia sentándoles muy bien, cada uno de los miembros masculinos ahí presentes,
escoltó a su compañera hasta la mesa,
donde durante la cena hubo brindis, risas , llanto, pero el discurso más
emotivo lo dirigió la abuela, diciendo que no había mayor felicidad en este mundo que la de tener a su familia
reunida, incluyendo aquellos que ya no la visitan con la frecuencia que
debieran hacerlo, esto me sonó familiar, todos los abuelos opinan de una manera
similar.
Cuando pasamos al postre mi
anfitrión, me preguntó si la sorpresa me había agradado, le respondí que me había
tomado por sorpresa y que sin duda había sido un giro agradable, me regaló un
beso en la frente y continuó la charla en la mesa.
Al llegar al momento del
postre el papá de mi anfitrión, se levantó y alzando su copa dijo:
- Como ya es costumbre en ésta familia, el momento del postre es el momento de los anuncios, yo comenzaré anunciando, que me encuentro próximo a aprender un nuevo idioma.
Todos levantaron sus copas y
brindaron por ello, hubo aplausos también, obviamente yo no entendía mucho,
pero todos ahí mostraban una gran atención y celebraban ante éstos anuncios, fuere cual fuere.
Cuando el papá terminó de
hacer su anuncio, un hermano de mí acompañante, se levantó para anunciar por su
parte que aprendería a tejer, así uno a uno dijeron sus anuncios, cuando pareció que todos hubieran terminado mi
apuesto acompañante se puso de pie para
iniciar su anuncio.
- Estimado público (los saludó
de manera teatral con una mano al frente la otra atrás y haciendo una
reverencia) me complace anunciar que hoy le pediré a mi acompañante ser mi
pareja, esperando una respuesta positiva de su parte.
Era de esperarse que un gran
silencio reinara en el comedor y que todas las miradas estuvieran puestas en mí,
esperando supongo una respuesta. Para mi alivio su hermana tomó nuevamente la
palabra.
- Familia – dijo - ¿Donde
hemos dejado nuestros modales? No hemos permitido que nuestra invitada, realice
su anuncio esta noche.
Ella comenzaba a caerme
realmente bien.
No puedo decir que fue lo que
yo esperaba para salir de ésta zona
tensión pero ayudó, me levanté e hice un anuncio completamente apegada a
lo que yo había visto.
Apreciable familia, me
complace anunciar que, he decidido aprender repostería, por lo que espero estar
muy pronto cocinando para todos ustedes, habiendo dicho esto, sonreí y me
senté.
El resto de los integrantes de
esa familia, se miraron aplaudiendo y animándome.
Extraña tradición, pero linda
– pensé sin dejar de sonreír, solo que mi sonrisa toda la noche fue simple y
llanamente de nervios.
Finalmente, todos quedaron
expectantes, sin embargo no era mi intención, el dar una respuesta ante todo el
público.
Posterior a una muy breve
sobremesa algunos de los integrantes, se levantaron y formaron pequeños grupos,
por un momento olvidaron que me encontraba entre ellos.
En ese momento decidí salir al
balcón a tomar un poco de fresco, acto seguido se presentaron la abuela, guiada
en su silla de ruedas por la misma joven de antes, la guapísima hermana de mi
acompañante, por supuesto y haciendo gala de mis buenos modales, me senté en
una de las sillas que situaron ahí
supongo que para los días con un clima más agradable que el de aquella noche.
- Hola - dijo la anciana.
Sonreí, mientras la miré.
- Veo que no eres de por aquí,
dijo.
Reí nerviosamente, pues ahí
estaba yo, una morena de fuego, cabello negro azabache, estatura de 1.80 lo cual es alto para el promedio de mi
familia, pero aquella familia era una familia de modelos, actores y la genética
de su lado, todos ellos rubios naturales, con ojos claros, su complexión es
delgada, claro que llamé la atención en cuanto ingresé en aquel lugar.
- Así es señora, soy de
México, por azares del destino estoy por acá.
Estoy segura de que la última
información era innecesaria, mi subconsciente me traiciona.
- Querrás decir, por alguna
decisión que tomaste, me corrigió.
Sonreí.
- Correcto señora - dije al tiempo que traté de disimular mi
asombro, pues sabía de sobra que eso era
100% verdad.
- ¿Te quedarás mucho tiempo
acá?
- Tengo planeado quedarme unos
meses, respondí tratando de no dar una respuesta tan específica, no al menos
como ella lo esperaba.
- Si te quedas el tiempo
suficiente puedes acompañarme a celebrar mi cumpleaños.
Tomó mi mano mirándome a los
ojos, su mano era cálida y suave propia de las personas de su edad.
De inmediato la joven que le
acompañaba la miró con rostro de total asombro.
- ¿Celebrarás este año, tita?
- Estoy pensando que es un
buen año para hacerlo, veo que a ésta familia le vienen cosas buenas, antes de que los abandone quisiera verlos a
todos festejando y tan felices como lo están ahora.
- Deberían reunirse más
seguido - dije quizás sin pensarlo.
- Desearía tenerlos cada fin
de semana, dijo ella, pero todos tienen ahora su vida, y es complicado
reunirlos.
- ¿Cuándo será su cumpleaños? –
pregunté
- 2 meses exactos.
Asentí sonriendo
- La joven que la acompañaba,
regresó un momento al salón, dejándonos solas por unos instantes, hasta donde
alcancé a escuchar, fue una gran noticia que la abuela tuviera ánimos de
celebrar, supongo que ella regresó a dar
la gran noticia. Sin ningún aviso la abuela comenzó a hablar.
- Aparentas ser una persona
decente - dijo- y puedo ver que tus ojos
reflejan tristeza, mi nieto, nunca antes había traído a una mujer a esta casa
antes de ti, supongo que eres muy especial para él, por ello siempre serás
bienvenida.
¡Diablos, Hasta ella podía ver
que mi vida era un total y reverendo desastre!
- Gracias respondí, es usted
muy amable.
- Si tienes planeado quedarte
el tiempo suficiente, quizás quisieras que te dé algunas clases de cocina –
guiñó un ojo.
- ¿Haría usted eso por mí?
- ¡Claro! exclamó la anciana,
de esa manera, podré conocerte mejor.
- Tendré que pedirle a XXXXXXXXX
que me enseñe a llegar hasta acá.
- O pudieras quedarte aquí,
dijo ella, la casa es muy grande.
- Oh, exclamé, no sé si eso
será apropiado.
- Abuela, interrumpió XXXXXXXX,
por el momento ella necesita su espacio, no sé si su plan pueda llevarse a
cabo, necesitamos platicar de algunas cosas.
Por su respuesta supe que
llevaba tiempo escuchándonos. Le dio un beso en la frente, y le dijo que la
conduciría hacia el salón nuevamente, éste clima no era el mejor para ella.
- ¿Le has dicho nuestra
principal regla para traer acompañantes? – Cuestionó la anciana a mi
acompañante.
- No es el momento
Les miré pero nadie dijo una
palabra más al respecto, ya tendría la ocasión de cuestionar a uno o al otro.
Pude deducir que la decisión
de la abuela respecto a festejar su cumpleaños desató un frenesí, ya que todos ahí
comenzaron a planear una y mil maneras de festejar.
Pasaron quizás un par de horas
más y él dijo que era hora de partir, por lo que nos despedimos de la misma
manera en la que llegamos.
Mientras conducía de regreso
hacia el departamento, él dijo:
- Mi abuela es todo un
personaje Princess, la idea de que tomes clases de cocina con ella no es algo
que me entusiasme.
- Por el momento no tengo nada
mejor por hacer, tu abuela se siente
sola, yo perdí mi abuela hace años, la
sabiduría de una anciana y su compañía en estos momentos es algo que puedo
apreciar, adicional a que no tendría que pasar tanto tiempo sola, y estaría en
una propiedad con la que no pueden relacionarme, prometo comportarme.
- No es por ella que temo ¡Es
por ti!.
- Jaja, dije, por Dios, no
seas melodramático.
- No soy tu dueño y no
pretendo decirte lo que hagas o dejes de hacer, simplemente me gustaría que
mantuvieras tu distancia.
- No tengo nada mejor que
hacer, puedo brindarle compañía a tu abuela en tu representación.
- Princess, no digas que no te
lo advertí. Ella no es tonta, sabe que tu y yo estamos viviendo juntos y ella
se encuentra esperando el anuncio de una boda en un corto tiempo.
Le miré directo a los ojos.
- Si Princess, Nuestra boda.
La principal regla para llevar a una mujer a esas cenas es que debe ser tu
prometida o esposa.
Aquello me dejó con la boca
abierta.
- No sería la primera vez que
lidio con estas cosas – dije de manera
despreocupada.
Sonrió de una manera
divertida, y aceleró un poco más.
- Por ahora la única respuesta
que me interesa es la tuya.
¡Dioses y Demonios! – Aquí
vamos…
- No. dije, jugueteando un
poco.
- ¿Esa es tu respuesta? Me
miró un poco asombrado.
- No he terminado, no es la
manera de pedírmelo. Aún no escucho la propuesta, hasta donde a mi concierne,
tu hiciste pública tu decisión, sin embargo, a mí no me has preguntado nada.
Soltó una carcajada.
- Nada es sencillo contigo, ha.
Llegando al estacionamiento, me abrió la
puerta y me tendió su mano para que la utilizara como soporte y pudiera salir
de ahí, al tiempo que salía, me
tomó por la cintura y me recargó en el
coche, su mano izquierda estaba recargada en la ventana del coche, de esta
manera, no permitía que su cuerpo se juntara contra el mío, con su mano
derecha, acariciaba mi rostro, me hizo dar unos pequeños gemidos, a esta
altura, ¡Yo lo deseaba! Ahora era el
momento en que mi vida con él comenzaba.
- Beshakarenice ¿quisieras acompañarme
por esta aventura llamada vida, decidiendo aquí y ahora, ser mi novia y de ser posible
mi esposa?
- Por supuesto - dije -
tardaste mucho tiempo en pedirlo, tomé su rostro con mis manos y lo besé, lo
besé al punto de quedarme sin aliento, tan profunda y deliciosamente que
pareció que el tiempo se congeló por unos
instantes, esos instantes que pasaran en tu memoria por el resto de tu
vida.
Pasamos a la habitación
directamente del estacionamiento, mientras exploramos nuestros cuerpos
mutuamente, la frase que lo definiría perfecto es un acoplamiento en menos de 3
minutos, yo ansiaba este encuentro, mi cuerpo contenía ya un alto grado de estrés, por lo que esta
sesión era mandataria.
Su momento de placer, llegó
poco tiempo después del mío, puedo suponer que éste encuentro era deseado
también por él. No terminamos de quitarnos por completo la ropa, nos dimos
cuenta de ello, mientras recuperábamos
el aliento, para pasar a disfrutarnos entre besos y caricias de una manera más
lenta sin dejar espacio sin explorar.
Pasamos casi toda la noche
disfrutando de un placentero sexo, sin prisas, sin miedos, en entrega total.
En mi mente no pude evitar
hacer comparaciones, me auto –regañé por eso.
Me sentía segura entre sus
brazos, me sentía bien con su compañía.
Pero no es Atlas.
Miró
el reloj.
-
¿Tienes alguna cita?
Me
abrazó y me cubrió de besos.
- No
te molestes, solo estoy verificando cuantas horas tenemos juntos antes de mi
partida.
¡¡Por
todas las emociones vividas en las últimas horas, olvidé hacerle esa importante
pregunta!!
- ¿Y?
-
Pasemos juntos el día de hoy, o lo que resta de él. Mi avión parte en la
madrugada.
- Me
gustaría llevarte al aeropuerto, quiero pasar hasta el último segundo junto a
ti.
-
Habrá gente con cámaras en el aeropuerto…
- Eso
es un fastidio – declaré.
- La
cuestión, sin embargo, es que en caso de que una foto tuya fuera publicada a mi
lado…
- ¡Lo
sé! Esto no está resultando tan divertido como lo planee.
-
Tampoco lo es para mí. Veamos el lado positivo. Estaré fuera por tres semanas,
pero regresaré por poco más de un mes, será hasta después del cumpleaños de mi
abuela que me marcharé nuevamente.
- ¿3
Semanas? ¡Eso es una eternidad!
El rio.
- Intenta mantenerte ocupada,
el tiempo pasará volando. A mi regreso y si quieres podemos visitar alguna
playa…
- ¿Vacaciones?
- Si…
- ¿Puedo planearlas?
Carcajeó
- ¿Has encontrado algo en lo
cual mantenerte ocupada?
- Creo que sí.
- ¿A dónde quieres viajar?
- Sorpréndeme. Dejaré una de
mis tarjetas para que puedas hacer reservaciones.
- ¡Dividamos los gastos!
- Un año – Me recordó-
Voltee los ojos y el me besó
en respuesta.
- Serán unas vacaciones cortas
entonces.
- Eso lo decidiremos sobre la
marcha.
Acompañó ese último comentario
con un pellizco de nariz que me hizo dar un pequeño brinco.
Era casi medio día cuando por
fin pudimos vestirnos para poder salir, nos llevó a un lugar donde comimos una
gran ensalada, el anuncio de la entrada decía algo así: “Aquí servimos todos
los platillos realizados en el momento, no servimos comida previamente procesada
o refrigerada, si usted tiene prisa, le invitamos a regresar después con más
calma, ya que nosotros no servimos comida rápida”.
El letrero me gustó y la
comida me encantó, pues ciertamente la calidad del producto se puede valorar
desde el primer bocado.
Las personas de aquel lugar
saludaron efusivamente a mi acompañante quien me presentó sin demora.
- Eres muy popular por estos
lugares
- Es mi lugar de nacimiento,
mis papás y ahora nosotros somos figuras públicas, lo que hace casi imposible
permanecer en el anonimato. Cuidamos cada uno de nuestros pasos – complementó
-.
- Es arriesgado entonces que
yo ande vagando por aquí, si los muchachos…
- Los muchachos no irán de
puerta en puerta preguntando si te han visto Princess, estoy seguro que ellos
tienen otros medios, que me hubiesen buscado al inicio, fue un acto desesperado
quizás de Atlas, pero no de ellos.
Le miré sabiendo que tenía la
razón.
Al terminar nuestra abundante
y sana comida, me mostró algunos lugares interesantes del aquel lugar, pésima
idea la de llevar tacones cuando caminarás por largos tramos.
Veía tan feliz a mi
acompañante, que decidí no solicitarle descanso y esforzarme un poco en sonreír
y aguantar ¡Vamos! No es la primera vez que lo hacía.
Caminamos por callejones donde
vendían artesanías algo a lo que no puedo resistirme, realicé compras de
chucherías, patrocinadas por mi acompañante y compramos un pan que venían por
ahí.
Al llegar al coche, finalmente
retiré mis zapatos para descansar un poco.
Lo bueno era que el regreso a
casa tomaría algún tiempo mismo que sería suficiente para descansar.
Lo malo fue que se me hicieron
unas ampollas horribles que mi acompañante descubrió.
¡Se puso como energúmeno! Una
faceta de él que desconocía.
- ¿Cuál es tu molestia si al
final de todo la única afectada soy yo?
- ¡Mira tus pies! Pudiste
haberme dicho desde un inicio y así evitarte todo esto.
- No quería arruinar la tarde.
- Pero si arruinaste la noche.
- No es nad….
Golpeó el volante en repetidas
atenciones y eso sí que llamó mi atención. Un arrebato que no esperaba.
- Cálmate por favor…
Intenté
colocar mi mano sobre su hombro solo que él lo impidió en un solo movimiento.
Guardó
silencio.
Se
detuvo en una farmacia, bajó y regresó al coche sin decir palabra.
Intenté hacer plática, solo
que parecía que estaba recitando un monólogo ahí mismo por lo que desistí.
Al llegar estacionó el coche y
salió de ahí en franca molestia siendo la puerta el objeto de su furia.
Abrió la mía, yo pensé en
bajar descalza, pero él me llevó en sus brazos.
¡Aquello era vergonzoso!
- ¡Puedo caminar!
- ¡Puedo cargarte! – respondió
en el mismo tono.
Era un poco incómodo, no
estaba acostumbrada a aquello, y más molesto era aún el pensar que yo podría
sanar aquellas heridas en cuestión de segundos, sin embargo no lo haría para no
activar mi energía en caso de que alguien estuviera cerca y buscándome.
Me lavó las heridas dentro de la
bañera, y realizó unas curaciones
básicas, pero la tensión en el ambiente era evidente.
- Mírame, le pedí.
Simplemente no lo hizo.
Cuando terminó me cargó para
trasladarme hasta la cama.
Intenté retenerle pero fue en
balde, él se libró de mi agarre y salió de ahí.
No era la manera en la cual
había planeado que las cosas sucedieran.
Esperé el tiempo suficiente
para salir a buscarle pero no había nadie, nuevamente me encontré sola en la
casa.
No fui consciente de cuánto
tiempo pasó, me dormí sobre el sofá esperándole.
Me
despertó un suave beso en la sien.
-
Ahora debo irme – fueron las únicas palabras que dijo.
- Lo
lamento.
- Yo
también.
Se
puso de pie y le vi alejarse.
Esto
no estaba resultando divertido, o al menos no como yo lo esperaba.
CONTINUARÁ
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