Índice de la historia completa: Aquí
CONTINUARÁ...
Él ya se encontraba ahí, yo
deseaba darle una sorpresa, pero la sorprendida fui yo.
Me recibió enfundado en unas
bermudas y con una bebida en la mano, su singular sonrisa lo acompañaba
también.
Corrí a abrazarle y besarle,
casi logro que tire las bebidas.
El botones se disculpó
inmediatamente pues no dejé de besarle ni un solo momento, por lo que no le
permití más campo de acción.
Le devoré y le ayudé a
desnudarme al menos la parte necesaria, nos acoplamos ahí mismo entre gemidos y
sonidos primitivos.
Quedamos tendidos, conmigo
sobre él, acariciándonos mutuamente.
- Tremenda bienvenida – dijo
él.
Reí.
- La intención era
sorprenderte, pero la sorprendida fui yo.
Introdujo sus dedos en mi
cabello y acarició mi cabello.
Me moví hacia un lado a fin de
no aplastarle con mi peso.
-Lo supe cuando mi asistente
me comentó las fechas de los vuelos. Teníamos fechas de vuelo distintas.
Él sonreía.
- Definitivamente me
sorprendiste.
- ¿Algún problema para llegar
aquí?
- Ninguno – respondí.
- Entonces preparémonos para
disfrutar del paraíso.
No quería dejar de abrazarle,
me puse de pie y fui a tomarme un baño.
Mi mandíbula casi cayó al piso
cuando vi la vista de aquel baño, definitivamente sería uno de mis lugares
favoritos durante mi estadía, ya que además de tener parcialmente un fondo
transparente, la vista hacia el mar que nos rodea era sencillamente magnífica,
la ubicación del lugar te proporciona la privacidad necesaria para vagar por
ahí desnudo o bien hacer otro tipo de actividades.
¡Mi mente dejó de tener
límites al imaginar lo que podríamos hacer!
Llené la tina de baño con
burbujas y me sumergí en ella.
Quizás si estaba siendo
injusta sin comunicarme con los muchachos para que al menos supieran que me
encuentro bien.
Pero así era esto de huir
¿Cierto?
Además Atlas ya me había “Localizado”
él ya tendría al menos ese indicio mío.
Esto de huir no era lo mío, mi
estómago comenzaba a tener efectos secundarios de los nervios bajo los cuales
vivía día a día.
Salí de la tina cuando el agua
ya estaba fría, y solo después de haber pensado y re- pensado al menos unas
diez mil veces mi vida y acciones actuales.
Mi acompañante se encontraba
en el balcón leyendo un libro y disfrutando de una bebida. Sonrió cuando me
vio, estiró su mano para acercarme a él.
Rodeó mi cintura y besó mi vientre.
Acaricié con mis manos su
cabeza.
- Lamento la manera en cómo
sucedieron las cosas aquel día, dijo. Y más lamento el no haber podido
disculparme apropiadamente.
- Estamos conociéndonos, esto
es parte de todo. Lo importante será la madurez que tengamos para enfrentarlo,
nos toca estar alejados una gran parte del tiempo.
- Ya no será así.
- No por el momento dije, pero
eventualmente….
- A eso me refiero, ya no
quiero estar separado de ti, lo he pensado. Quiero que me acompañes en mis
viajes, y cuando todo esto salga a la luz, que así sea, que la bomba explote,
no me importa.
- No sabes lo que dices.
- Claro que lo sé.
- Yo confío en ti, espero que tú
confíes en mí.
- Ramsés…
- Si Ramsés te lleva con él
aún en contra de tu voluntad, te estaría privando de tu libertad y contra eso
puedo hacer mucho.
- No los conoces…
- Pero tú sí y esa es nuestra
mejor arma, ¡Mira hasta donde hemos llegado¡
- Aun así pienso que es un
movimiento bastante osado. Brindémonos éstos días para pensar en ello,
analicemos todos los ángulos y decidamos cuando debamos movernos de aquí.
Por
ahora sumerjámonos en una burbuja, donde solo tú y yo seamos el centro del mundo.
Me
miró dubitativo, pero no dijo nada más.
Ese
día salimos a cenar, pero no dejaba de mirar a mis costados, hacia atrás, a lo
lejos…. Realmente estaba afectada, estaba yo al borde de la paranoia.
Largas
caminatas tomados de la mano eso era lo que él y yo planeamos en algún momento,
me recosté en su brazo y caminé a su lado de aquella manera.
-
Honestamente no creí que jamás nos conoceríamos – Le dije.
- Me subestimas.
- Eso también lo sé.
Nos detuvimos a besarnos,
tierna y pausadamente, sin prisas solo la suavidad de nuestros labios
encontrándose, uniéndose.
Aquello debía ser algo muy
cercano al paraíso.
Pero al final de todo mi
corazón aún deseaba que fuese Atlas la parte a quién yo besaba.
Así las cosas.
Llevamos los besos y caricias
hacia un lugar más privado, donde nuestras ropas no fuesen una barrera que nos
detuviera para explorar cada rincón de nuestro ser.
Sé que no tengo muchas
referencias previas, solo sé que con él, el placer se extiende al infinito, es
una mezcla entre fuerza, delicadeza, concentración y un exceso de placer.
Como dije, continuamos
conociéndonos.
Despertar entre sus brazos con
los primeros rayos del sol acariciándonos, es la continuación del paraíso que
viví anoche.
Su rostro sin expresión luce
tan calmado que me recuerda la relación
en la cual me encuentro ahora, una relación normal.
¿Tiene algo de malo la
normalidad?
Claro que lo tiene – Respondió de manera rápida la loca de la casa
Hace tanto tiempo que no te aparecías en mis
pensamientos que por unos instantes
pensé que te habías mudado.
Solo escuché su risa estruendosa que me hace recordar
a una bruja diseñando malvados planes.
- Lo normal te aburre, y terminarás aburriéndote del
semental al que lograste conquistar, porque seamos honestas, ¿Qué es lo único
que no tiene? ¿Cuál es el único punto negativo que le encuentras?
- Punto Negativo….
- Si, veamos – respondió la voz - Es exitoso, guapo, todo un caballero, y está
loca y perdidamente enamorado de ti, si no me equivoco el quisiera estar ya
casado contigo.
- No te equivocas.
- Pero….
En ese instante intenté ahogar esa voz con todas mis
fuerzas, sabía a lo que se refería, sabía cuál era el único pero que le estaba
poniendo a aquel ejemplar, sabía que de
decirlo en voz alta, o al menos pensarlo, le estaría dando fuerza al
pensamiento y no podía darme aquel lujo.
- Él lo ha dado todo por mí, ¿Sabes? Es mi obligación
al menos poner todo lo que esté de mi parte para hacer que esto funcione, se lo
debo.
- Una deuda no compra al corazón y tú no te
enamorarás…
- ¡Basta! Estoy aquí es un comienzo.
- Estás perdiendo tu tiempo y lo peor es que se lo estás
haciendo perder a él.
- ¡Basta! Haremos que esto funcione.
- Entonces estarás forzando las cosas ¿Cuándo eso te
ha resultado bien?
- ¡Basta! ¡Basta! Le grité internamente y moví la
cabeza como sacudiéndome algo que tuviera en el cabello, me puse de pie y hui a
encerrarme en el baño.
Me miré en el espejo, como si en el reflejo de mis
ojos le pudiese ver dentro de mi cabeza.
¡Me niego a creer
sus palabras! Me niego a pensar siquiera que pudiesen ser realidad.
¡No!
Sostuve mi rostro entre mis
manos, como queriendo sostener toda aquella carga, entonces me di cuenta que no
le escuchaba más.
Sonreí estúpidamente.
Tarde o temprano tendrás que decidir – Regresó con
fuerza y con tal eco en mi cabeza que tambaleé mis pasos.
- ¿Me pregunto qué respuesta le darás…?
No respondí…
- Si, que le responderás cuando te pida ser su…
Mis ojos se abrieron como platos.
- Estas aquí - Dijo XXXXXX irrumpiendo en aquel lugar.
Le respondí con una sonrisa y
corrí a su encuentro intentando ocultar mi recién escena de locura.
- Es todo tuyo – dije
alejándome de ahí.
Salí al balcón a tomar todo el
aire puro que mis pulmones pudieron contener, entre mi delirio de persecución y
mis ataques de locura, estoy al borde del colapso.
Vestí el primer bañador que
encontré y me aventé de cabeza al mar, saludando a mi acompañante desde donde
se encontraba, el simplemente sonrió.
Floté por un largo rato, el
agua, después de todo siempre ha lavado mis más graves pecados, mis peores
pensamientos, mis heridas más profundas y mis dolores más intensos. El agua es
mi elemento.
Nadé hasta que mis músculos
pidieron descanso y el sol se encontraba en su punto más alto, realmente
necesitaba esto, que el agua cubriera mis oídos para aislarme para dejar al
mundo atrás y envolverme en mi burbuja personal.
Cuando al fin regresé a
nuestro cuarto, él no estaba, había dejado una nota.
“Regreso en un par de horas,
prepárate para una cita.”
Sonreí, esperando que no
estuviera yo muy cansada para poder pasear con él, le debo todas las cortesías
que me solicita.
Corrí a prepararme para
nuestra cita, sonreí ante la palabra.
Cursilerías que siempre me han
hecho derretirme.
Un vestido nunca falla, un
vestido de colores claros que enfaticen
mi tono bronceado de piel, sandalias de piso aunque a su lado parezca una
persona muy bajita y mi mejor sonrisa.
Cuando llegó traía consigo un
gran ramo de flores vestía de lino blanco, se notaba que él también se había
preparado para la ocasión.
Sonrió, entró y me regaló un
casto beso.
Me rodeó la cintura con su
brazo y nos condujo hasta el lobby donde un auto esperaba por nosotros.
Tuvimos una cena privada en un
restaurante Francés.
Es parte de los lujos que
ahora puedo vivir, gente como él puede cerrar restaurantes completos solo para
pasar una noche en privado.
Ahora podía disfrutar de esos
gestos sin culpa, y era un hecho que ahora hasta los disfrutaba.
Platicar con él era sencillo,
siempre lo fue a través de un celular, por medio de los interminables mensajes que intercambiamos y
lo era ahora frente a frente.
- Hablé con mi abuela.
Le miré con interés.
- Creaste una gran impresión
en ella.
- Espero que eso sea algo
bueno.
- Lo es…
- Pero…
Deslizó una pequeña caja hacía mí, una caja negra con un lazo morado
intenso.
No quise lanzarme de inmediato
a aceptar aquello, lo analicé y como es mi mente, también lo hizo.
- ¿Quiero siquiera abrir esa
caja?
El no respondió. Tenía sus
manos unidas con sus dedos índices apoyados en su barbilla.
Sus ojos me invitaban a tomar
la caja y abrirla.
Finalmente la tomé y deshice
el moño que la ataba.
Dentro estaba un anillo, sabía
que era un anillo antiguo, con una gran gema color morado intenso, la argolla
estaba decorada por pequeñas gemas de colores, sin ningún patrón u orden
establecido, la joya lucía como si hubiese sido
hecha artesanalmente, no era producción en serie.
Le miré con cierta incógnita
dibujada en el rostro.
- Ella te envía esto.
Respiré aliviada, pues
entonces no era lo que yo pensé… Lo saqué de la caja y me lo probé.
- Quiere que lo uses hasta que
yo decida darte un anillo de compromiso apropiado.
Me atraganté con mi propia
saliva, pues ahora ya llevaba yo aquella joya puesta en mi mano.
- Pero…
- Yo te lo advertí… - dijo en
todo de advertencia.
Retiré aquella joya de mi
mano.
- No puedo.
- Bueno es algo que tendrás
que discutir con ella, el paquete lo recibí por la mañana y aun cuando intenté
dialogar con ella, bueno… todo esto, es cortesía de ella. Recuerda que
asistiremos a su fiesta de cumpleaños y ella espera que entres utilizando ésta
joya o una en sustitución.
A éstas alturas yo me
encontraba completamente seria, pues entendía que sus palabras eran totalmente
serias.
- No puedo….
Me interrumpió.
- Si te soy honesto, también
quiero una respuesta, es por ello es que
accedí a toda ésta locura.
Me miraba serio.
- Un año – dije con voz queda.
- Si, nos prometimos un año,
pero nunca mencionamos nada de un anillo, el cual honestamente muero por que
uses.
¡Estaba acorralada!
- Vamos Princess, no estoy
hablando de firmar nada, si al final de este camino nos separamos, todo será
tan sencillo como que no uses el anillo más.
- Pero este anillo…
- Nunca antes le había visto
ese anillo a mi abuela, pero ella tiene muchas joyas, lo que no termino de
entender es la causa del por qué te lo dio a ti, la única conclusión lógica es
que causaste una impresión en ella.
- Tampoco es que conviviéramos
tanto.
- Ella espera que entres a su
fiesta de cumpleaños utilizando esa joya en señal de un compromiso entre tú y
yo.
- ¡Diablos!
- Advertida estabas.
- No quiero causar un
incidente internacional, pero no es algo que pueda aceptar así como así.
- Ella lo tomará personal si
no lo aceptas.
- ¡Diablos!
Pensé rápidamente en alguna
opción que me permitiera salir bien librada de todo esto, donde no ofendiera a
nadie, decisión que no me atara a nada tampoco o me obligara a hacer algo que
no deseo.
Tú te lo buscaste
Calla, le ordene a la loca de
la casa, quién se estaba tomando ahora muchas atribuciones, pero más que nada
porque interrumpía mis pensamientos.
Mi cabeza fue incapaz de
cavilar una respuesta sobre todo por él estaba presionando.
- ¿Entonces?
- ¡¿Entonces qué?!
- Tu respuesta preciosa, tu
respuesta.
Definitivamente mi ardilla
también estaba de vacaciones.
- Si lo uso estaría
comprometida con tu abuela ¿Estás de acuerdo?
El rio fuertemente pero su
tono era de exasperación, ¡Estas personas maduras carecen del sentido del
humor!
- Tranquilo, lo usaré en la
fiesta, pero solo en la fiesta, ya que para una propuesta como tal, se requiere
algo más elaborado que solo deslizar una caja por la mesa.
Me miró, aunque no pude
descifrar la expresión en su mirada.
Tomó en un solo movimiento el
anillo que sostenía en mis manos introduciéndolo nuevamente en su caja y ésta a
su vez en su bolsillo.
- Eso tiene una solución
sencilla, organizaré algo antes de que nuestro viaje termine.
- Pero…
El resto de la velada intenté
convencerle que ese anillo ya era mío, solo que hábilmente utilizó mis palabras
en mi contra, no hubo poder humano que lo convenciera de devolverlo, al
contrario, dejó entrever que estaría comiéndome los sesos intentando adivinar cuál
sería la ocasión en la cual lo entregaría.
Después de una noche
exhaustiva de sexo, unos momentos antes de quedarnos profundamente dormidos…
- Tienes una mente diabólica.
- Deja de pensar en el anillo,
te lo entregaré antes de que partamos.
Fue lo último que nos dijimos
antes de dormir.
CONTINUARÁ...
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