Wattpad

jueves, 7 de septiembre de 2017

H. Backdoor To Heaven

Índice de la historia completa: Aquí


Él ya se encontraba ahí, yo deseaba darle una sorpresa, pero la sorprendida fui yo.
Me recibió enfundado en unas bermudas y con una bebida en la mano, su singular sonrisa lo acompañaba también.
Corrí a abrazarle y besarle, casi logro que tire las bebidas.
El botones se disculpó inmediatamente pues no dejé de besarle ni un solo momento, por lo que no le permití más campo de acción.
Le devoré y le ayudé a desnudarme al menos la parte necesaria, nos acoplamos ahí mismo entre gemidos y sonidos primitivos.
Quedamos tendidos, conmigo sobre él, acariciándonos mutuamente.
- Tremenda bienvenida – dijo él.
Reí.
- La intención era sorprenderte, pero la sorprendida fui yo.
Introdujo sus dedos en mi cabello y acarició mi cabello.
Me moví hacia un lado a fin de no aplastarle con mi peso.
-Lo supe cuando mi asistente me comentó las fechas de los vuelos. Teníamos fechas de vuelo distintas.
Él sonreía.
- Definitivamente me sorprendiste.
- ¿Algún problema para llegar aquí?
- Ninguno – respondí.
- Entonces preparémonos para disfrutar del paraíso.
No quería dejar de abrazarle, me puse de pie y fui a tomarme un baño.
Mi mandíbula casi cayó al piso cuando vi la vista de aquel baño, definitivamente sería uno de mis lugares favoritos durante mi estadía, ya que además de tener parcialmente un fondo transparente, la vista hacia el mar que nos rodea era sencillamente magnífica, la ubicación del lugar te proporciona la privacidad necesaria para vagar por ahí desnudo o bien hacer otro tipo de actividades.
¡Mi mente dejó de tener límites al imaginar lo que podríamos hacer!
Llené la tina de baño con burbujas y me sumergí en ella.
Quizás si estaba siendo injusta sin comunicarme con los muchachos para que al menos supieran que me encuentro bien.
Pero así era esto de huir ¿Cierto?
Además Atlas ya me había “Localizado” él ya tendría al menos ese indicio mío.
Esto de huir no era lo mío, mi estómago comenzaba a tener efectos secundarios de los nervios bajo los cuales vivía día a día.
Salí de la tina cuando el agua ya estaba fría, y solo después de haber pensado y re- pensado al menos unas diez mil veces mi vida y acciones actuales.
Mi acompañante se encontraba en el balcón leyendo un libro y disfrutando de una bebida. Sonrió cuando me vio, estiró su mano para acercarme a él.
Rodeó mi cintura y besó mi vientre.
Acaricié con mis manos su cabeza.
- Lamento la manera en cómo sucedieron las cosas aquel día, dijo. Y más lamento el no haber podido disculparme apropiadamente.
- Estamos conociéndonos, esto es parte de todo. Lo importante será la madurez que tengamos para enfrentarlo, nos toca estar alejados una gran parte del tiempo.
- Ya no será así.
- No por el momento dije, pero eventualmente….
- A eso me refiero, ya no quiero estar separado de ti, lo he pensado. Quiero que me acompañes en mis viajes, y cuando todo esto salga a la luz, que así sea, que la bomba explote, no me importa.
- No sabes lo que dices.
- Claro que lo sé.
- Yo confío en ti, espero que tú confíes en mí.
- Ramsés…
- Si Ramsés te lleva con él aún en contra de tu voluntad, te estaría privando de tu libertad y contra eso puedo hacer mucho.
- No los conoces…
- Pero tú sí y esa es nuestra mejor arma, ¡Mira hasta donde hemos llegado¡
- Aun así pienso que es un movimiento bastante osado. Brindémonos éstos días para pensar en ello, analicemos todos los ángulos y decidamos cuando debamos movernos de aquí.
            Por ahora sumerjámonos en una burbuja, donde solo tú y yo seamos el centro del mundo.
            Me miró dubitativo, pero no dijo nada más.
            Ese día salimos a cenar, pero no dejaba de mirar a mis costados, hacia atrás, a lo lejos…. Realmente estaba afectada, estaba yo al borde de la paranoia.
            Largas caminatas tomados de la mano eso era lo que él y yo planeamos en algún momento, me recosté en su brazo y caminé a su lado de aquella manera.
            - Honestamente no creí que jamás nos conoceríamos – Le dije.
- Me subestimas.
- Eso también lo sé.
Nos detuvimos a besarnos, tierna y pausadamente, sin prisas solo la suavidad de nuestros labios encontrándose, uniéndose.
Aquello debía ser algo muy cercano al paraíso.
Pero al final de todo mi corazón aún deseaba que fuese Atlas la parte a quién yo besaba.
Así las cosas.
Llevamos los besos y caricias hacia un lugar más privado, donde nuestras ropas no fuesen una barrera que nos detuviera para explorar cada rincón de nuestro ser.
Sé que no tengo muchas referencias previas, solo sé que con él, el placer se extiende al infinito, es una mezcla entre fuerza, delicadeza, concentración y un exceso de placer.
Como dije, continuamos conociéndonos.

Despertar entre sus brazos con los primeros rayos del sol acariciándonos, es la continuación del paraíso que viví anoche.
Su rostro sin expresión luce tan calmado que me  recuerda la relación en la cual me encuentro ahora, una relación normal.
¿Tiene algo de malo la normalidad?
Claro que lo tiene – Respondió de manera rápida la loca de la casa
Hace tanto tiempo que no te aparecías en mis pensamientos que  por unos instantes pensé que te habías mudado.
Solo escuché su risa estruendosa que me hace recordar a una bruja diseñando malvados planes.
- Lo normal te aburre, y terminarás aburriéndote del semental al que lograste conquistar, porque seamos honestas, ¿Qué es lo único que no tiene? ¿Cuál es el único punto negativo que le encuentras?
- Punto Negativo….
- Si, veamos – respondió la voz -  Es exitoso, guapo, todo un caballero, y está loca y perdidamente enamorado de ti, si no me equivoco el quisiera estar ya casado contigo.
- No te equivocas.
- Pero….
En ese instante intenté ahogar esa voz con todas mis fuerzas, sabía a lo que se refería, sabía cuál era el único pero que le estaba poniendo a aquel ejemplar, sabía que  de decirlo en voz alta, o al menos pensarlo, le estaría dando fuerza al pensamiento y no podía darme aquel lujo.
- Él lo ha dado todo por mí, ¿Sabes? Es mi obligación al menos poner todo lo que esté de mi parte para hacer que esto funcione, se lo debo.
- Una deuda no compra al corazón y tú no te enamorarás…
- ¡Basta! Estoy aquí es un comienzo.
- Estás perdiendo tu tiempo y lo peor es que se lo estás haciendo perder a él.
- ¡Basta! Haremos que esto funcione.
- Entonces estarás forzando las cosas ¿Cuándo eso te ha resultado bien?
- ¡Basta! ¡Basta! Le grité internamente y moví la cabeza como sacudiéndome algo que tuviera en el cabello, me puse de pie y hui a encerrarme en el baño.
Me miré en el espejo, como si en el reflejo de mis ojos le pudiese ver dentro de mi cabeza.
¡Me niego a creer  sus palabras! Me niego a pensar siquiera que pudiesen ser realidad.
¡No!
Sostuve mi rostro entre mis manos, como queriendo sostener toda aquella carga, entonces me di cuenta que no le escuchaba más.
Sonreí estúpidamente.
Tarde o temprano tendrás que decidir – Regresó con fuerza y con tal eco en mi cabeza que tambaleé mis pasos.
- ¿Me pregunto qué respuesta le darás…?
No respondí…
- Si, que le responderás cuando te pida ser su…
Mis ojos se abrieron como platos.

­- Estas aquí -  Dijo XXXXXX irrumpiendo en aquel lugar.
Le respondí con una sonrisa y corrí a su encuentro intentando ocultar mi recién escena de  locura.
- Es todo tuyo – dije alejándome de ahí.
Salí al balcón a tomar todo el aire puro que mis pulmones pudieron contener, entre mi delirio de persecución y mis ataques de locura, estoy al borde del colapso.

Vestí el primer bañador que encontré y me aventé de cabeza al mar, saludando a mi acompañante desde donde se encontraba, el simplemente sonrió.
Floté por un largo rato, el agua, después de todo siempre ha lavado mis más graves pecados, mis peores pensamientos, mis heridas más profundas y mis dolores más intensos. El agua es mi elemento.
Nadé hasta que mis músculos pidieron descanso y el sol se encontraba en su punto más alto, realmente necesitaba esto, que el agua cubriera mis oídos para aislarme para dejar al mundo atrás y envolverme en mi burbuja personal.
Cuando al fin regresé a nuestro cuarto, él no estaba, había dejado una nota.
“Regreso en un par de horas, prepárate para una cita.”
Sonreí, esperando que no estuviera yo muy cansada para poder pasear con él, le debo todas las cortesías que me solicita.
Corrí a prepararme para nuestra cita, sonreí ante la palabra.
Cursilerías que siempre me han hecho derretirme.
Un vestido nunca falla, un vestido de colores claros  que enfaticen mi tono bronceado de piel, sandalias de piso aunque a su lado parezca una persona muy bajita y mi mejor sonrisa.
Cuando llegó traía consigo un gran ramo de flores vestía de lino blanco, se notaba que él también se había preparado para la ocasión.
Sonrió, entró y me regaló un casto beso.
Me rodeó la cintura con su brazo y nos condujo hasta el lobby donde un auto esperaba por nosotros.
Tuvimos una cena privada en un restaurante Francés.
Es parte de los lujos que ahora puedo vivir, gente como él puede cerrar restaurantes completos solo para pasar una noche en privado.
Ahora podía disfrutar de esos gestos sin culpa, y era un hecho que ahora hasta los disfrutaba.
Platicar con él era sencillo, siempre lo fue a través de un celular, por medio de los  interminables mensajes que intercambiamos y lo era ahora frente a frente.
- Hablé con mi abuela.
Le miré con interés.
- Creaste una gran impresión en ella.
- Espero que eso sea algo bueno.
- Lo es…
- Pero…
Deslizó una pequeña caja  hacía mí, una caja negra con un lazo morado intenso.
No quise lanzarme de inmediato a aceptar aquello, lo analicé y como es mi mente, también lo hizo.
- ¿Quiero siquiera abrir esa caja?
El no respondió. Tenía sus manos unidas con sus dedos índices apoyados en su barbilla.
Sus ojos me invitaban a tomar la caja y abrirla.
Finalmente la tomé y deshice el moño que la ataba.
Dentro estaba un anillo, sabía que era un anillo antiguo, con una gran gema color morado intenso, la argolla estaba decorada por pequeñas gemas de colores, sin ningún patrón u orden establecido, la joya lucía como si hubiese sido  hecha artesanalmente, no era producción en serie.
Le miré con cierta incógnita dibujada en el rostro.
- Ella te envía esto.
Respiré aliviada, pues entonces no era lo que yo pensé… Lo saqué de la caja y me lo probé.
- Quiere que lo uses hasta que yo decida darte un anillo de compromiso apropiado.
Me atraganté con mi propia saliva, pues ahora ya llevaba yo aquella joya puesta en mi mano.
- Pero…
- Yo te lo advertí… - dijo en todo de advertencia.
Retiré aquella joya de mi mano.
- No puedo.
- Bueno es algo que tendrás que discutir con ella, el paquete lo recibí por la mañana y aun cuando intenté dialogar con ella, bueno… todo esto, es cortesía de ella. Recuerda que asistiremos a su fiesta de cumpleaños y ella espera que entres utilizando ésta joya o una en sustitución.
A éstas alturas yo me encontraba completamente seria, pues entendía que sus palabras eran totalmente serias.
- No puedo….
Me interrumpió.
- Si te soy honesto, también quiero una respuesta, es  por ello es que accedí a toda ésta locura.
Me miraba serio.
- Un año – dije con voz queda.
- Si, nos prometimos un año, pero nunca mencionamos nada de un anillo, el cual honestamente muero por que uses.
¡Estaba acorralada!
- Vamos Princess, no estoy hablando de firmar nada, si al final de este camino nos separamos, todo será tan sencillo como que no uses el anillo más.
- Pero este anillo…
- Nunca antes le había visto ese anillo a mi abuela, pero ella tiene muchas joyas, lo que no termino de entender es la causa del por qué te lo dio a ti, la única conclusión lógica es que causaste una impresión en ella.
- Tampoco es que conviviéramos tanto.
- Ella espera que entres a su fiesta de cumpleaños utilizando esa joya en señal de un compromiso entre tú y yo.
- ¡Diablos!
- Advertida estabas.
- No quiero causar un incidente internacional, pero no es algo que pueda aceptar así como así.
- Ella lo tomará personal si no lo aceptas.
- ¡Diablos!
Pensé rápidamente en alguna opción que me permitiera salir bien librada de todo esto, donde no ofendiera a nadie, decisión que no me atara a nada tampoco o me obligara a hacer algo que no deseo.
Tú te lo buscaste
Calla, le ordene a la loca de la casa, quién se estaba tomando ahora muchas atribuciones, pero más que nada porque interrumpía mis pensamientos.
Mi cabeza fue incapaz de cavilar una respuesta sobre todo por él estaba presionando.
- ¿Entonces?
- ¡¿Entonces qué?!
- Tu respuesta preciosa, tu respuesta.
Definitivamente mi ardilla también estaba de vacaciones.
- Si lo uso estaría comprometida con tu abuela ¿Estás de acuerdo?
El rio fuertemente pero su tono era de exasperación, ¡Estas personas maduras carecen del sentido del humor!
- Tranquilo, lo usaré en la fiesta, pero solo en la fiesta, ya que para una propuesta como tal, se requiere algo más elaborado que solo deslizar una caja por la mesa.
Me miró, aunque no pude descifrar la expresión en su mirada.
Tomó en un solo movimiento el anillo que sostenía en mis manos introduciéndolo nuevamente en su caja y ésta a su vez en su bolsillo.
- Eso tiene una solución sencilla, organizaré algo antes de que nuestro viaje termine.
- Pero…
El resto de la velada intenté convencerle que ese anillo ya era mío, solo que hábilmente utilizó mis palabras en mi contra, no hubo poder humano que lo convenciera de devolverlo, al contrario, dejó entrever que estaría comiéndome los sesos intentando adivinar cuál sería la ocasión en la cual lo entregaría.
Después de una noche exhaustiva de sexo, unos momentos antes de quedarnos profundamente dormidos…
- Tienes una mente diabólica.
- Deja de pensar en el anillo, te lo entregaré antes de que partamos.
Fue lo último que nos dijimos antes de dormir.
 

CONTINUARÁ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario