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viernes, 27 de enero de 2017

IX. Army of One



Un ruido en mi habitación me despertó, agucé el oído para distinguir el sonido. Era evidente que alguien estaba en mi habitación.
Eso no era raro, así que bajé todas mis guardias, odiaba aquello, que se introdujeran en mi habitación como si yo no estuviera ahí, como si tuviesen paso libre, como si yo no tuviese derecho alguno a la intimidad.
Encendí la luz de la mesita de noche solo  para descubrir la horrenda cara de Eileen en uno de los sillones de la recámara, sentada frente a mí observándome fijamente.
- No has perdido el tiempo en ausencia de Atlas ¿Quién te ha enviado éstas flores?
- Eso es algo que no es de tu incumbencia.
- No es nuestra naturaleza llevarnos bien ¿Cierto?
- En eso concuerdo contigo, dije colocándome mi bata y sentándome frente a ella en el otro sillón para atender lo que fuere que la hubiese llevado ahí.
- Bien no daré muchos rodeos – dijo ella -  Hace unos meses interpreté un papel frente a tus papás, un rol del que honestamente pude haber ganado un Oscar.
- Nadie te pidió hacerlo.
Ella guardó silencio apretando sus labios hasta formar una línea recta, lo cual me llevó a dudar de esto, quizás alguien si se lo había solicitado.
- La cuestión es que mi bondad no es gratuita.
- Continúa.
- Hace unos meses, envié lejos a los trillizos y tu adorado Atlas. Hoy he venido aquí a notificarte me llevaré a tus de regreso a casa. Estarás sola a partir del día de hoy.
Ayer revisé detenidamente tus análisis, ya no estas enferma, solo estas en recuperación, por lo que no veo la necesidad de que ellos se estén distrayendo innecesariamente aquí contigo, cuando nosotros podemos invertir mejor nuestro tiempo.
Llevarás tu recuperación sola hasta que puedas regresar, par esto he cambiado tu boleto de avión, tu fecha de regreso será el 23 de Diciembre.
Si en verdad eres la hija de Ramsés es tu momento de demostrarlo.
Se puso de pie y caminó hacia la puerta.
- Yo tengo algo que añadir  - dije.
Ella se detuvo sin darse la vuelta para mirarme.
- Gracias – dije descaradamente.
Esa sencilla palabra, ese sencillo gesto tuvo un gran impacto, su ego sin embargo le impidió girarse, únicamente volteó la cabeza para mirarme de reojo y al mismo tiempo indicar que tenía su atención.
- Gracias – dije nuevamente asegurando de imprimirle fuerza a la palabra – porque sin tus descabelladas e impulsivas acciones actúan como ese pequeño empujón que me hace falta para poder decidirme a ser mejor, más rápida, más fuerte, más inteligente, todo solo para ser mejor que tú.
No era momento de sacar a relucir mi reciente poder, no hasta que no lo dominase ¡Dios sabe que lo estaba deseando!
- Gracias por que sin esto quizás me hubiese dedicado los siguientes día a haraganear, pero ahora tú, me has dado nuevos bríos.
Ella sonrió y emitió un sonido gutural, semejante al de una risa forzada.
Puedes quitarme a quien desees, te diré un pequeño secreto – me acerqué de manera cauta hasta quedar lo más cerca posible de tu oído: Yo apenas los conozco.
Mis palabras fueron duras y realmente no las sentía, pero tuve que hacerlo y entonces protegerme tras éste escudo que ni yo misma creía.
Ahora por favor márchate, no tengo nada más que decir.
Se giró repentinamente con una mirada llena de furia.
- ¡Los muchachos han dado todo por ti y te atreves a hacer tales declaraciones!
Se acercó peligrosamente hacía mi con la mano levantada dispuesta a dar un golpe, lo esperé y enfrenté sin parpadear.
Se detuvo.
- Prometí que no te golpearía hasta que no te reincorporaras a nuestras filas nuevamente – estaré esperando ansiosa.
Le miré un poco extrañada
Ella carcajeó
- ¿Aun piensas que has sobrevivido hasta aquí tú sola? – Tienes el ego del mismísimo Ramsés.
Me dio una pequeña  palmada en la mejilla.
- Tu círculo más cercano ha hecho más acuerdos de los que hemos tenido en nuestra historia, les debes a ellos más de lo que ellos te quieren decir. Ramsés particularmente.
- ¿De qué hablas?
- ¿Acaso no te dijeron? Ramsés prometió…
Justo en ese momento, Los muchachos irrumpieron en la habitación.
- ¡Eileen! – le llamó Mario en un tono no tan formal o educado.
Ella plantó un pie en piso y salió. Mario salió tras de ella.
- ¿Qué ha querido decir? – pregunté elevando un tanto el tono de mi voz.
Se miraron entre ellos
- ¡Nada de miradas entre ustedes! Si existe algo que necesite saber, escúpanlo de una vez.
- No es nada que no supieras ya – Mintió descaradamente César.
- Lo sabes desde el día en que accediste a venir con nosotros – comentó Bruno. Desde ese día sabías que libramos una brutal negociación con Eileen para que accediera a tenerte entre nosotros.
- Estoy segura que su comentario va más allá del acuerdo de ese día.
- Sí – Afirmó Jason – Todos hemos hecho acuerdos con ella, por los que no esperamos ser juzgados. Quizás nosotros no te hemos esperado por un largo tiempo como lo ha hecho Ramsés y por él es por quién estamos haciendo todo. Enfatizo: no esperamos que nos cuestiones éste tipo de decisiones.
- Has estado confundiendo pequeña – Dijo Mario al tiempo que entraba en la habitación. Has olvidado nuestro lugar y el tuyo.
Estas declaraciones me dejaron helada.
- Te hemos concedido más de lo que mereces, más de lo que debimos.  Supongo que Eileen te ha puesto al corriente de nuestras siguientes acciones. Hemos venido a despedirnos. Te veremos de regreso en la fecha establecida.
Me encontraba más que sorprendida y estupefacta. ¿Realmente estaba escuchando aquellas palabras?
- Bien – dije. Entonces que así sea.
Baje los brazos y esperé sus reacciones, se los debía por todo lo que hasta ahora habían hecho por mí, con acuerdos o sin ellos, a  todos y cada uno les hice la promesa de obediencia absoluta durante mi recuperación y si ellos habían determinado que esto era lo mejor, entonces obedecería por esta ocasión.
- Sus abrazos tenían un sabor agridulce y en mi mente solo había un solo pensamiento: Ésta actuación se debía a Eileen.
No era lógico que me dejaran en estas circunstancias y bajo éstas condiciones. Había algo más, algo que no revelarían y era por ello que tomaban ésta actitud.
Algo no cuadraba, algo no estaba bien y esa batalla no la libraría siquiera, se irían así ocultando.
Fui dejada atrás una vez más.
¡Atlas, rescátame! Elevé esa plegaria sabiendo que no obtendría respuesta.
Me senté a tratar de calamar un poco mi mente que siendo de naturaleza fatalista iba dirigiéndose por los lugares más tenebrosos que se le ocurrían.
Lentamente me introduje debajo de mis sábanas, en esas sabanas que desee fuesen mágicas y me transportasen a otro lugar bajo otras circunstancias pero sin alejarme de los muchachos y mi vida actual. Desee también tener a Atlas, al menos un abrazo fraternal de los trillizos.
- Patalee un poco debajo de las cobijas
De improviso alguien quitó mi escudo protector de encima de mí y  una sensual rubia estaba frente a mí saludándome efusivamente.
- Diablos –dije sin penar o meditar.
Ella sonreía.
- ¿Lista para la clase de hoy? Por cierto ¿Quién te mandó tremendo detalle? Casi no te encuentro debajo de tantas hermosísimas flores.
Miré a mí alrededor pensando que esto sería una broma.
- Creo que esto no es lo mío, no te ofendas pero no estoy hecha para esos calores infernales. Eres una magnífica instructora, puede verse a primera vista que amas lo que haces, pero yo, definitivamente no estoy hecha para eso. Ignoré su última pregunta pues no era información que ella necesitaba saber
- Dame 10 días, sólo 10 días, si después de eso no logro hacer que lo ames, entonces puedes marcharte, pero no puedes decir con solo una de mis clases que no estas hecha para eso.
- El calor es muy intenso para ésta pececita, le dije al tiempo que le guiñaba el ojo.
- Y es justamente por lo que debes regresar – insistió ella al tiempo que retiraba las sábanas de mi cama que había yo reacomodado encima de mí.
- Creo que te encuentras confundida, dije que el calor NO es lo mío.
- Y escuché bien a la primera, verás justamente por ello es que te invito a regresar, si logras dominar el calor, y realizar las posturas o al menos estar ahí dentro sin darte por vencida, estarás ganando ésta batalla y eso se traducirá en hacerte más fuerte afuera de ahí.
- No creo que mi médico de cabecera apruebe esto, sabes me encuentro convaleciente.
- ¡Más a mi favor! Aplaudió y dio unos pequeños brincos. Te aseguro que dentro de 10 días te sentirás mucho mejor en muchos aspectos y tu recuperación se verá acelerada.
Aunque esto último me enganchó un poco, agarré mis sábanas y me cubrí nuevamente con ellas, nadie me volvería a meter a aquel cuarto nuevamente, no  por mi propia voluntad.
- Sabes dónde queda la salida – dije fríamente.
- ¿Qué clase de instructora sería si me detuviera aquí? ¡Anda! No quiero llegar tarde y no me moveré de aquí hasta no hacerte salir de esa cama.
- Ni hablar, no moveré ni una sola de mis células.
- Bien, dijo ella.
- Entonces me quedaré aquí cantando hasta que te decidas mover tu esqueleto en dirección a nuestro destino.
¡Dioses y Demonios¡ ¿Qué hice en mi vida anterior para estar sufriendo esto? Alguien debería colgar un letrero fuera de mi habitación que dijese NO MOLESTAR HASTA NAVIDAD, PEQUEÑA OSA IBHERNANDO,
Me brindó tremendos berridos tal y como lo definiría mi papá, apuesto que de haber estado un perro ahí hubiese estado aullando en respuesta de aquello.
- ¡Alto! – dije finalmente. Vaya manera de torturarme. Dame unos momentos y estaré lista, pero te anticipo que iré ahí solo a sentarme y esperar que aquello termine.
- Este bien para mí, será mucho mejor que permanecer en esa cama que te mantiene enferma.
Esas palabras llamaron mi atención ¿Era acaso lo que necesitaba escuchar?
Salí rápidamente pues no quería que me apresurara innecesariamente. Usé una sudadera con capucha, con la clara intención de ocultarme debajo de ella.
Caminé desganada en compañía de ésta Barbie.
- Tauro ¿Cierto? – Pregunté en un impulso.
- ¡Eres Buena!
No podía ser otro signo zodiacal, siendo tan testaruda.
Habló durante el trayecto hacía ahí, le bloqueé olímpicamente contestando únicamente monosílabos y gruñidos.
Llegamos al lugar de su clase el cual solo mostraba rostros desconocidos y me cuestioné fuertemente si aquello era una buena idea después de lo sucedido la ocasión anterior.
Al llegar les dijo a todos que era mi primera clase que por favor me dieran la bienvenida, todos ellos aplaudieron y me dieron unas cuantas palmadas en la espalda.
Sonreí tímidamente al reconocer algunas caras famosas entre los integrantes de esa clase.
Mundos tan ajenos a mí.
El papá e hijo que vi el día de ayer estaban ahí en primera fila.
Todo aquello me hizo cuestionarme la cordura de todos ellos, como es que por propia voluntad estaban metidos ahí… Eso de las drogas era cierto después de todo, te fríen el cerebro y no piensas claramente. Esa debía ser la razón.
La instructora en cuestión había acomodado un lugar para mí, al centro de todos ellos, me molesté por ésta acción, de esa manera todos verían que no estaba haciendo yo mi mejor esfuerzo, sino que simplemente me tiraría a la flojera, por lo que tomé mi Mat y mi toalla con la intención de re – ubicarme hasta el lugar más alejado.
- ¿Qué haces? – Preguntó la Barbie.
Sonreí algo consternada ¿Acaso no era evidente?
- Permítete algo de variedad en tu vida, cambia de lugar para comenzar a cambiar tu mente, me dijo, no te muevas de ahí.
Pero me prometí a mí misma que el día de mañana me escondería en lo más profundo de la tierra para que no me encontrase y me obligara a ir a aquel infierno.
Tres segundos antes de comenzar, la puerta se abrió de manera repentina, Kevin entró y rápidamente se acomodó dentro de aquella clase al tiempo que me dedicaba un guiño.
Mi corazón brincó un poco, ver a alguien familiar aunque solo fuera él, me hizo sentirme un poco más tranquila.
Accedí a regañadientes a realizar las posturas, al menos las que Mario me había autorizado ejecutar.
Nuevamente la Barbie diabólica se encontraba guiando aquella clase con una maestría impresionante.
Motivaba frecuentemente.
¿Era suficiente el odio que le tenía? Quizás no.
Cuando decidía que no haría alguna postura, ella se paraba frente a mí y decía: “Si la postura no te gusta, tu tampoco le gustas a la postura y esa es justo la razón para hacerla, es lo que necesitas”.
La clase no decía nada, no juzgaba o creaba historias, podía decirlo solo con verlo.
Ya lo reconocí una vez, y no lo reconoceré nuevamente, su clase era genial, no era para mí, pero no dejaba de serlo.
Ella me llevó más de una botella de agua.
Y llegamos a la parte final, a la temida parte final.
Ella insistía en que yo cerrara los ojos y me entregara a la meditación, solo que no podía hacerlo, no podía arriesgarme.
Ante eso no cedí.
Al terminar la clase, me puse en pie como pude, me volví a vestir y salí caminando como quien quiere la cosa.
- La última postura y su relajación son tan importantes como toda la clase en sí –dijo ella a manera de observación directa a lo cual simplemente sonreí.
Pensé para mis adentros… Si tan solo supieras…
Al salir de la clase no logré ubicar a Kevin por ningún lado.
Suspiré resignada y asombrada, no sabía bien porque lo estaba buscando.
Me bañé y fui a buscar mi desayuno, regresé a mi recámara a sumergirme en una soledad total.
¿Llorar? No tenía ningún caso y ciertamente no iba a arreglar nada con aquello.
Entonces puse manos a la obra.
Siempre me ha gustado planear y ésta vez no fue la excepción.
Saqué de entre los regalos que me habían llegado hacía unos meses, un Planeador muy mono que alguien me había regalado en su momento no entendí el objeto de aquel regalo, pero ahora Dios y el tiempo me habían mostrado que todo es cuestión de esperar.


Comencé con mi plan para poder ganar ésta batalla con ella, llevaba ya muchas batallas perdidas (Cuando perdí a Atlas y a los trillizos)
Primero… primero no tenía ni la más mínima idea de cómo hacer éste plan y por ello reí fuertemente.
Mi celular me informó con un sonido que tenía un mensaje.
*Sé buena con Kevin*
            El mensaje era de César.
            Varias cosas se aclararon y me surgieron otras dudas, al final no estaría sola, ellos continuaban protegiéndome entonces ¿Cuál era la causa de aquellas frías declaraciones?
            Entonces mis pensamientos se enfrascaron en el rumbo en el que tomarían ahora las cosas, buen movimiento el de César, me dejó sola con Kevin siendo mi única opción entonces lo lógico sería….
            Al tiempo que tenía ese pensamiento un correo de A llegó también, tenía una imagen adjunta, la cual abrí antes de leer el contenido del mismo, en la foto se apreciaba a alguien tirado en el suelo no se le veía el rostro… no comprendí la imagen y fue entonces que me dispuse a leer el correo

Hola BB!
            Me he desmayado y han tenido que llamar al médico ¿Cómo puedes ser tan insensible y mostrarme una foto así? Otro hombre está brindándote los cuidados y detalles que yo te podría brindar si lo permitieses, eso es evidente.
            Has destrozado mi corazón al no responder el medio millón de mensajes que te he enviado al medio de comunicación que tú misma estableciste.
            Me encuentro ansioso de volver a tener una comunicación directa contigo.
A.

            ¿Mensajes?
            Abrí la aplicación y entonces encontré 125 mensajes para ser exactos. Con esto evidenciaba mi poca experiencia con estos Gadgets.
            Él era lo que necesitaba en estos momentos,  quizás no él en específico, pero si alguien como él, era lo que deseaba, entonces nuevamente en un impulso irrefrenable y poco pensado, le proporcioné el número telefónico del celular adicional que Atlas me dio unos meses atrás, si algo iba mal después de todo, ese número se podía desechar.
            No tardó mucho tiempo en enviarme un iMessage que iluminó mi tarde.
            - ¿A quién le sonríes? – Preguntó Kevin
            Era una suerte que mi celular adicional fuera igual a mi celular actual así no debía dar más explicaciones de las necesarias.
            - A nadie en particular – respondí ocultando discretamente el aparato. ¿Qué te trae por aquí? pensé que habrías partido junto con todos ellos.
            - He venido a actualizarte acerca de los recientes sucesos.
            Ladee un poco mi cara.
            - La partida de los muchachos – dijo él.
            - No es necesario – le dije. Eileen se ha encargado de aclarar cualquier duda que pudiese tener.
            Ésta información quizás resultó más que nueva para él, su rostro lo evidenció.
            - Bien. Entonces si no tienes ninguna duda, planeemos nuestros próximos meses juntos.
            Ahora la asombrada era yo.
            - ¿Juntos?
            - La instrucción  de César fue mantener estricta vigilancia, por lo que me mudaré permanentemente a tu recámara, la cual ahora parece un invernadero, no me detendré a preguntar siquiera quien envió esta jungla porque ya lo sé y me alegra que no ronde más por aquí.
            - Pues yo no me alegro – dije. Resultó ser un buen amigo y le extraño. ¿Dijiste la instrucción de César?
            - No le extrañarás más en una semana, yo me encargaré de ello – afirmó. Sí César me ha solicitado como favor especial, quedarme a tu lado.
            Reí y moví la cabeza. El mensaje que recibí de César ahora cobraba mucho mas sentido.
            - Kevin, realmente eres duro de cabeza, pero no existe tal cosa como juntos tú y yo, no sin el acuerdo del que habíamos hablado.
            - Referente a ello tengo una nueva propuesta para ti.
            A regañadientes escuché lo que tenía por decir.
            - No mentiré por ti…
            - Bueno ese punto ya lo aclaraste – dije en franco fastidio.
            - Si guardas silencio podré terminar lo que tengo por decir.
            Crucé los brazos, le miré fijamente, definitivamente sería yo quién dijera la última palabra.
            - No tienes por qué quedarte – dije finalmente.
            Sus ojos se posaron directamente en los míos y adoptó una pose similar a la mía
            - La siguiente ocasión que me interrumpas, no tendré otra opción más que callarte con un beso.
            Mis ojos se abrieron como platos, mis partes húmedas se humedecieron con solo el recuerdo del candente beso que compartimos días atrás.
            - No mentiré por ti, lo que puedo prometer es que no diré nada si no me preguntan. Teóricamente no estaré mintiendo. Esa es mi oferta ahora que me he ofrecido como voluntario para hacerte compañía hasta tu vuelo de regreso.
            Era una buena oferta, tuve que reconocerlo.
            - Kevin, ya que no ha sido mi deseo que permanecieras aquí, y que como bien lo has dicho fuiste un voluntario, no veo por qué debamos compartir recámara.
            Sonrió pícaramente.
            Quise decir que no necesitaba un niñero, también quise decirle que no deseaba que estuviera allí, solo que no pude hacerlo, realmente no deseaba quedarme sola y dejada atrás.
            Observó con curiosidad el planner que tenía en mi escritorio.
            - Planeemos juntos entonces, tengo un montón de actividades que podemos hacer para que no te aburras.
            - Realmente lo que estaba intentando planear era como comenzaría a ejercitarme, fortalecerme y controlar mi energía.
            Él asintió.
            - Podemos mezclar trabajo, diversión y perversión.
            Le arrebaté el planner y le solicité que saliera ¡Dioses y Demonios! Este tipo me exasperaba rápidamente.
            - Soy tu mejor alternativa – dijo ufanándose de ello. Puedo entrenarte, puedo ayudarte a dominar tu energía y puedo hacerte más hábil en muchos aspectos.
            Extendió sus brazos ampliamente y echo su cabeza para atrás.
            ¡Tenía razón, claro que la tenía! No tenía ninguna duda en que él conocía perfectamente las cartas que tenía por jugar y como jugarlas.
            - ¿Cuál sería el costo de todo esto? Tal cosa como trabajo hacerlo por la bondad de tu corazón no creo que exista.
            - Nunca me he ocultado, ni lo planeo hacer. ¡Tienes suerte el día de hoy! Mis honorarios no se han incrementado desde la última ocasión que hablamos.
            Lo único que requería era salir en citas con él.
            - Probemos entonces – le extendí la mano para formalizar aquello.
            - ¿En verdad?
            - Acéptalo antes de que lo reconsidere todo.
            Me brindó un fuerte apretón de manos.
            - Tenemos el resto de la tarde para terminar el plan y comenzar nuestro programa.
            Me sinceré por unos momentos, si le vendí el alma a éste Diablo en particular entones sacaría el mejor provecho de esto.
            - Solo quiero dormir mientras me abrazas si no te molesta.
            Evidentemente auqella declaración lo desequilibró por completo. Dudó unos momentos, quizás se preguntó si mi petición era real o  lo habría imaginado.
            Cerró las cortinas dejándonos en la semi – penumbra y se dirigió a la cama.
            Se retiró los zapatos y se introdujo en ella.
            - Ven, viajemos juntos al país de los sueños – me invitó.
            Me acurruqué dentro de sus brazos que me ofrecieron la protección que buscaba. Dioses y Demonios, necesitaba tanto aquel contacto con alguien que solo deseara mi bienestar, alguien que me cuidase. Atlas, perdóname.
            - Atlas no tiene nada que perdonarte – dijo él y apretó sus brazos fuertemente a mi alrededor.
            - ¿Qué has dicho?
            - Tus pensamientos son muy ruidosos en ocasiones.
            - ¿Mis pensamientos?
            - Es parte de mi poder, puedo traducir tus emisiones de energía que emite tu cerebro y traducirlas en palabras nítidas. No todo el tiempo, no siempre.
            Me retorcí queriéndome zafar, el me envolvió con una pierna como respuesta creando una prisión reforzada.
            - Estas llevando una enorme ventaja sin mencionar que estas invadiendo mi privacidad.
            - Te enseñaré como bloquearme – rió. Ahora duerme que es lo que me has solicitado.
            Ahora dormir sería imposible, pero Morfeo fue benévolo y me recibió amigablemente a su lado.
            Desperté cuando el reloj marcaba casi las 9PM, para descubrir con sorpresa que Kevin continuaba a mi lado, me sorprendí de lo renovada que me sentía y por todas las horas que había dormido.
            Silenciosamente me moví hasta el baño para revisar mis mensajes.
            Los muchachos me enviaron un correo que aclaró todas mis dudas donde me decían que debido a los acuerdos que realizaron con Eileen, debieron regresar después de su instrucción, que no había manera de zafarse de aquella situación, lo lamentaban y me esperaban a mi regreso a fin de retomar los entrenamientos.
            Realmente nunca les creí ni una sola de las palabras que me dirigieron, su correo sin embargo me brindó cierta paz, supongo que después de todo en lo más profundo de mi corazón se albergó la duda referente a la veracidad de sus palabras.
            Le respondí también a A.
* Tendrás que disculparme, un asunto apremiante me desvió de responderte*
            Le detalle en unas cuantas líneas lo que había sucedido con los mensajes que no respondí, a lo cual se rió ampliamente de mí.
            Afortunadamente estaba disponible para charlar y me permití hacerlo de acuerdo a su comentario en donde él estaba eran las 2pm, así que no estaría interrumpiendo sus horarios de sueño.
            No ocultaré que por mi mente pasó el no continuar con aquello pues después de todo tenía a Kevin, solo que A no tenía la culpa del rumbo que tomaron las cosas en las últimas horas.
            En mi opinión A podía ser muy inmaduro cuando estaba conmigo, solo que en sus respuestas podía observar la madurez con la que contaba realmente, los años que me lleva se evidencian de ésta manera y quizás también el trabajo en el que se desarrolla.
            Me sentía extrañamente tranquila platicando con él, lo disfrutaba y me sentía relajada.
            Eso me gustaba.
            Me despedí de él, no sin antes prometerle y casi jurarle que respondería los mensajes que me enviara mientras yo durmiera dado que la diferencia en horarios nos lo permitiría así.
            Escondí el celular lo mejor que pude, ahora que Kevin estaría muy cerca de mí, no tenía la intención de revelarle éste pequeño secreto.
            Kevin me esperaba ya de pie y como si no hubiera dormido ni un solo minuto, fresco como una lechuga rociada recientemente.
            - Cenemos.
            Sonreí y caminé a un lado de él hasta el comedor.
            - ¿Tienes ropa suficiente para continuar con tu práctica de Yoga?
            Reí.
            - No será necesaria, no asistiré más, la loca Barbie instructora de la clase, cree que lo haré, hoy me tomó con la guardia baja y por ello estuve ahí, pero mañana la historia será diferente.
            - Yo me encargaré entonces de que llegues. – Afirmó subiendo un poco el mentón y sosteniendo una mano sobre la otra detrás de la espalda.
            - ¡Que comiencen los juegos del hambre!
            - Quiero entender entonces que con tu comentario, me harás esta labor difícil.
            - Entendiste bien.
            - Bien, bien – dijo él.
            Al terminar de cenar quiso acompañarme de regreso, me hubiera sorprendido si no lo hubiera sugerido siquiera.
            - Puedo llegar sola desde aquí – dije – conozco el camino.
            No dijo nada y continuó acompañándome, esa característica de él hacía que lo amara en ocasiones y en otras como ésta hacía que lo odiara, era un hombre de escasas palabras.
            - ¿Cuál es tu interés en que asista?
            - Será genial para tu salud en general, nos facilitara tu entrenamiento y en general te ayudará integralmente.
            - No, la repuesta es no, ni Mario, ni Bruno, tampoco Jason y mucho menos César me dieron la instrucción de asistir.
            - Eso no hace ninguna diferencia – dijo al tiempo que abrió la puerta de mi habitación.
            Di un paso dentro de mi recámara y de inmediato me giré a fin de verle de frente.
            - Tú no tienes permitido entrar.
             Me miró interesado al tiempo en que introdujo sus manos en los bolsillos delanteros del pantalón.
            - ¿Realmente?
            - Realmente, afirmé colocando más derecha de lo usual para tratar de colocarme a la altura de su rosto. Al no lograrlo me puse de puntas.
            Entonces él me abrazó y rozó su nariz con la mía.
            - ¿Sabes por qué me gusta éste lugar? Por qué únicamente tienes una salida. Aún no puedo maltratarte mucho entonces optaré por una solución creativa.


CONTINUARÁ...

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