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viernes, 6 de enero de 2017

VI. What Do You Got?


- Decide donde lo haremos ¿En la cama o prefieres hacerlo de pie?
Con estas palabras mi cuerpo y mi mente pasaron de inmediato a un estado de  shock.
Nos encontrábamos frente a frente, me tenía contra la puerta, las puntas de sus pies estaban frente a las mías, sus caderas me presionaban un poco también. Mis ojos miraban directo a su pecho incapaz de levantar la mirada para encontrarme con la suya. Sus brazos descansaban en sus caderas descansando naturalmente y su rostro estaba un poco inclinado en dirección a mi rostro esperando una respuesta de mi parte
- Como sea sabes que lo haré, te hice una promesa y la cumpliré, lo disfrutare y me tomaré mi tiempo. Decide o lo haré por ti. Escuché una ligera emanación de aire salir por su nariz, supuse que se encontraba sonriendo.
Su última frase me sacó intempestivamente del lugar donde me recluí mentalmente para protegerme, incluso me parece que di un pequeño respingo al escuchar éstas sencillas palabras salir de su boca.
Puedo decir “no” en cualquier momento, puedo detenerlo en cualquier momento, pero esto era un juego al que decidí jugar en su momento y hasta le invité a hacerlo, no me mostraría débil, no ante él.
- Aún soy contagiosa – dije – siendo ésta la única cosa tonta y estúpida que pude articular para decir.
Emitió una risa exasperada y gutural al tiempo que resopló por la nariz.
- Mmmmm, interesante tu teoría, pero creo que ya no lo eres. Asumiré las consecuencias en caso de que así sea.
Inhalé y exhalé profundamente, cerré los ojos y los puños fuertemente en completa derrota - permanezcamos de pie, también voltee la cara unos momentos para huir de lo inevitable.... 
Mi mente recordó lo bizarro que había sido aquel día que ahora terminaba aquí, conmigo siendo su prisionera esta horrible situación.

Han pasado casi dos meses desde que llegue a aquel lugar y una semana desde que recibí el último correo de "A".
Honestamente he estado evadiendo el tema ante la imposibilidad de determinar si la persona detrás de todo esto es Atlas o no. Finalmente no encontré una respuesta satisfactoria que me permitiera saberlo con certeza y eso me molestaba, siempre me he sentido molesta ante la incertidumbre.
Hoy es día de visita en el centro donde estoy recluida, por lo que la afluencia de gente normal es más de la usual.
Por el contrario los chicos de mi mundo aprovechaban ese día para salir de aquellas instalaciones y darse un día libre, esto realmente era como una tradición más que una permisiva, era ya como una adicción para ellos (no aun para mi) el escabullirse y regresar sin ser descubiertos. Como lo he dicho, están locos, todos ellos, y lo peor es que ese camino es el que inevitablemente tomaré con el paso del tiempo.
Bruno se ha mostrado demasiado insistente ante el tema de iniciar la  práctica  de Hot Yoga, por lo que ese día me convencí a mí misma de ir hasta el lugar, investigar un poco y entonces tomar una decisión, después de todo, aún lo había dejado a mi libre elección y debía buscar la manera de hacer de esto una situación ganar – ganar.
Cuando llegué, una escultural rubia de piernas infinitas, dueña de una minúscula cintura y ojos de color que complementaba con una sonrisa perfecta de una reina de belleza, y un abdomen más plano que una tabla de surf fue quién me recibió comentando que era ella quien impartía aquella disciplina.
Eso aclaró el por qué Bruno o algunos de mis compañeros no se perdían ninguna de sus clases, lo que no me quedó muy claro es porque la insistencia de que yo asistiera a ver aquella monumental obra de arte, que ciertamente Dios modeló cuando estaba de buenas y con migo… bueno, se tomó menos tiempo.
La chica  se tomó su tiempo para explicarme todo muy detalladamente finalizando con una invitación a tomar una clase muestra y darle una oportunidad a aquella disciplina, siendo honestos no me interesa en lo más mínimo, ella por el contrario estaba más que comprometida con su disciplina que habló eternamente de los beneficios que me brindaría. Cada una de sus palabras era una clara invitación y sus frases te invitaban a inscribirte.
- Toma una clase, solo dedícame una sola clase y lo amarás-  90 minutos, anda, tu cuerpo lo agradecerá eternamente.
Sonreí y le confirmé que lo pensaría intentando ser lo más educada que pude. Justo lo que necesitaba, una belleza como ella frente a mi recordándome que la perfección existe. Era mi EGO molestándome y hablando por mí.
Para cuando ella terminó de hablar, yo necesitaba con extrema urgencia ir al baño mi cerebro registró como el lugar más cercano la recámara del chico de tatuajes, rauda y veloz me dirigí hasta allá.
Apenas abrió la puerta, le arrojé a sus manos mi celular, el bote de mi guacamole y el panfleto que la chica me había entregado y me dirigí sin escala directamente a su baño.
- ¡Lo siento, es una urgencia! le grité al tiempo que abría la puerta de su baño.
Mi cerebro registró para ese entonces que él había dicho algo, lo cual no importaba pues ya estaba yo disfrutando del placer haber satisfecho aquella necesidad...
Fue entonces en ese punto cuando mi cerebro comenzó a pensar con claridad, al mismo tiempo y como una broma totalmente cruel vi que en aquel lugar  completamente desnudo y húmedo como recién salido del baño estaba uno de sus amigos con quien tenía su "boy-  band", de pasó esta decir  que era justamente el chico por el que yo babeaba y estaba dispuesta a ir a la cárcel después de atacarlo en pleno concierto y hacerlo mío, solo mío....
Pero eso claro era solo una fantasía, pues apenas le vi, no supe que hacer y mi reacción inminente fue la de subirme los pantalones a toda prisa y salir corriendo de ahí.  En el trayecto a la salida pude ver a los otros tres integrantes que complementaban el equipo, siendo testigos de todo aquello.
Escuche un "espera" pero no me detuve para nada.
Me encerré en mi habitación y me tapé con las cobijas de mi cama queriendo con éste acto  que me tragaran y me escupieran en alguna paradisiaca playa donde no tuviera que darle la cara a ninguno de los personajes que habían sido testigos de mi completo y total vergüenza.
¡Dios! ¿Qué hacía él ahí bañado y desnudo? Si solo estaba de visita no entendí la causa de por que debía bañarse ahí.
¿No podía cerrar la puerta? ¡Cierto! Recordé que ninguna puerta de ahí puede cerrarse – políticas propias de aquel lugar. ¡Malditos Drogadictos!
¡Dioses y Demonios! No hay manera de escapar dignamente de ésta situación.
Esperé unos momentos bajo la protección de mis sabanas a prueba de vergüenzas,  pero ellos no se presentaron por ahí, lo cual fue un alivio después de todo.
Ciertamente en 5 años esto no importará, pero hoy ¡Hoy me importa y mucho!
Pensé por unos momentos: si el chico de los tatuajes era al único que tenía enfrentar debido a esta escena, entonces no debía preocuparme, ¡Diablos! Mi celular se lo quedó él… Ésta era la menor de mis preocupaciones.
La alarma de mi reloj me indicó que era mi hora de comida
Solicité que me llevaran la comida al cuarto para no correr el riesgo de cruzármelos en algún punto y revivir la vergüenza del momento.
Necesitaba urgentemente algo en lo cual distraerme para olvidarme de lo ocurrido y sobre todo no pensar en más en ello, por lo que me dispuse a revisar mi correo dispuesta a brindarle una respuesta mi ciber - amigo, pero él ya se había adelantado.

BB

Hace una semana que no sé nada de ti por éste medio, ¿ha ocurrido algo por lo que no estás contestando?
De ser así agradeceré tu honestidad.

¿Que debía responderle? 
“No te he contestado por que deseo que seas Atlas y de no ser así no sé cómo reaccionare”
Tras tres segundos de reflexión e inundada de adrenalina por la experiencia recién vivida, le respondí exactamente lo que pensé, muestra de que no debo hacer las cosas cuando me encuentro en aquellas situaciones:

Estimado A:

Realmente me encuentro debatiéndome respecto a quien eres tú, actualmente pienso que eres alguien que conozco y se encuentra lejos.
Si lo eres me pregunto cuál es la razón por la que me contactas
Si no lo eres... bueno comienzo a cuestionar tus intenciones.

Escuché unos golpes en la puerta, envié de prisa el correo y me dirigí a recibir mis alimentos...
Lo que estúpidamente no anticipé pues aún me encontraba centrada pensando en el correo recién enviado, es que ellos estaban tras el chico que llevo mi comida...
Cien cosas pasaron al mismo tiempo:
            El chico se metió a mi habitación a dejar mi comida.
Los 5 personajes adicionales se metieron también con una amplia sonrisa.
Kevin me veía a la distancia.
Y yo congelada en la entrada de mi puerta siendo únicamente testigo de todo esto.
            Cerré la puerta cuando la persona que me dejó mis alimentos salió de ahí. No quería darme la vuelta y enfrentarles.
            Recordé a mi abuela y su famosa frase “A rajarse a su pueblo”.
            Me di la vuelta y levanté la frente lo más dignamente que pude, ellos se encontraban cómodamente repartidos en toda mi habitación, mirando las fotos de mi recuperación donde también tenía la foto que le tomé al chico de los tatuajes.
            Mi habitación era un completo desorden, no esperaba visitas si soy honesta.
- Vine a presentarte a mis amigos – dijo el chico de los tatuajes con una sonrisa maquiavélica que no ocultó ni un solo momento.
Les saludé desde lejos, sonriendo tímidamente.
Uno de ellos (el que me fascina) comenzó a hablar:
- Hemos venido a presentarte personalmente nuestra gratitud por haber logrado en un solo día lo que nosotros no pudimos lograr en meses con él, regresándonos así a nuestro hermano.
Ladee un poco la cabeza, sonriendo y le mire.
- No tienes nada que agradecer, solo dije lo que debía decir, no es que sea nadie especial o algo por el estilo.
- Nos conoces, sin embargo -  dijo el otro – sabes quienes somos.
- Claro que los conozco y se quiénes son – permanecí inmóvil en mi lugar.
Uno de ellos señaló mi pared de fotografías, donde además de tener la foto de su amigo con un gran letrero que decía "DÉBIL”,  estaban fotos de mi recuperación día a día, y con plumón anotaciones que esperaba compartir con Atlas cuando el momento llegara. Tenía también la última foto que nos tomamos los trillizo Atlas y yo como si hubiesen sabido de nuestra separación inminente.
-Te agrada tomar fotos – señaló.
- Son pequeños recordatorios y motivantes -  dije como si ellos hubiesen requerido la explicación innecesaria que estaba por darles -  de lo mucho que me está costando estar aquí, de momentos que deseo compartir, así no olvidare lo que vi o como me sentía en ese momento.
Tomaron la cámara que tenía en la mesita y se acomodaron a tomarse una foto los 5 juntos, la autografiaron, y dedicaron un " recupérate pronto", la colocaron en la pared, junto con el resto.
- Para contribuir con tu colección – dijo sonriendo el más joven de los cinco.
Agradecí el gesto y me acerqué a ver la foto más de cerca, ellos sabían que esa foto en aquel lugar y bajo esas circunstancias era un riesgo para ellos, pero aun así sin dudarlo confiaron en mí. El gesto me conmovió casi al punto de las lágrimas.
- De acuerdo a XXXXXX (el chico de los tatuajes) ya no somos alguien a quien quieras admirar.
Sonreí nerviosamente, es verdad que dije eso – respondí nerviosamente – e intenté aclarar que solamente estaba siendo firme para que él entendiera las consecuencias catastróficas de sus actos, pero antes de poder decir nada el suculento bombón por el quien me derretía -  dijo (acertadamente) - supongo que tendremos que recuperarte de vuelta. ¿Cuándo es tu cumpleaños?
- 11 de Marzo, respondí de inmediato con cierta ingenuidad en mi voz, lo cual tenía la intención de comunicarles que no entendía el objeto de su pregunta.
- Ese día te agradeceremos con una sorpresa que no olvidaras, dijo él. Para ese entonces ya no estarás recluida aquí ¿Cierto?
Solté una sonora carcajada sin pena alguna, si se iban a burlar de alguien no iba a ser de mí.
- ¿Sabes? -  dije, no serás la primera persona que hace promesas al aire por la emoción del momento, pero adelante continuaré tu juego, sorpréndeme, entonces no te molestará que haga mi lista de peticiones.
Sonrió sorprendido y miró a sus compañeros
-Adelante, dijo mostrándome las palmas de sus manos, estamos agradecidos contigo es lo menos que podemos hacer.
- Entonces puedo aceptar una cena contigo, a la luz de las velas, para mi cumpleaños ya estaré recuperada y podré lucir algo más elegante que lo que estoy vistiendo el día de hoy. También aceptaré previo a éste acontecimiento un día de SPA completo, lo mereceré para ese entonces. Quizás también puedan programar un concierto en mi ciudad y solo pro que soy una buena persona aceptaré subir al escenario a que me canten una canción enfrente de miles de admiradoras que asistirán.
Y ya entrados en gastos me gustaría tener mi habitación llena de flores de todos colores, aromas texturas…
A éste punto ellos estaban de lo más atentos a mis peticiones, pero yo no me lo creía, o quizás como dicen algunas corrientes, no creí que lo mereciera.
 - No bromeen – les dije finalmente -  ya es bastante bochornoso tenerlos aquí después del acto vergonzoso de hace unos momentos sin contar la manera con cómo visto, solo pro que su amigo aquí presente quiere que mi concepto de ustedes no sea malo. Pero ¿Saben?, si ustedes hubiesen sido Buenos amigos desde un principio no hubieran aceptado las débiles escusas de su amigo, una adicción como la de él el fácilmente detectable.
Me miraron en franca molestia. Lo hicimos todo por él, respondió uno de ellos, solo que nunca logramos que estuviera más de una semana en rehabilitación,  solo aquí, solo después de que te conociera a ti, y ya veo por qué le causaste un gran impacto, solo después de ello, es que él ha intentado seriamente en recuperarse, entenderás que quisiéramos conocerte y agradecerte.
- ¿Qué es lo que tú tienes? – Preguntó directamente -  Después de todo estás recluida en un centro de adicción y cualquier persona sabe que las personas adictas son mentirosas por naturaleza.
Después de meditar seria y profundamente mis palabras para que sonaran lo más educadas y que no respondiera yo por el calor del momento, me dirigí a la mesita que se encontraba en la pared de las fotos.
Saqué mis análisis y se los mostré. Les detallé lo sucedido, me emocioné sin siquiera pensarlo cuando les platiqué de mi plan de recuperación, les mostré mi vestido negro (el cual lucía en la foto con Atlas y los trillizos) uno de mis objetivos es recuperar el peso perdido de una manera saludable y volver a lucir esta belleza sin verme enferma.
- Ésta pared, dije al tiempo que señalaba las fotos, me ha permitido mantener el enfoque de lo que  necesito lograr, me he fotografiado en los momentos de mayor incomodidad para recordar al día siguiente que soy tan fuerte como decida serlo y que puedo lograr sobrevivir un día más, siempre luchando, siempre de pie.
No estoy sola, no lo hubiera podido lograr sin ayuda y es por ello que estoy dejando mi alma en cada una de las terapias y rehabilitaciones, porque finalmente  entendí que hay muchas personas que llorarían mi partida de este mundo y no sé aun si me he ganado el derecho de hacer sufrir de esa manera a alguien, sin antes haber dejado mi alma intentando de todo.
El día en que me encuentre completamente sana y comience nuevamente vida de antes, ese día podré morir con la plena conciencia de que gané esta batalla.
Mi tatuado amigo aplaudió -  ¿Entienden amigos? Con su manera única de ver la vida, ella me hizo entenderlo, ella ha sido única.
Sonreí - lo sé -   dije, y tú también podrás hacerlo, salir de aquí, y llevarte esa foto que tanto me has peleado y lo que nos  ha llevado a estar aquí.
- Creo que lo justo es que yo tenga una foto tuya también, les hizo una señal para que nos tomaran una foto juntos.
De inmediato dije que no
- Tú no solicitaste permiso para robarme este momento, así que yo tampoco pediré por tu permiso, me abrazó y el resultado es que yo salí con una cara de susto y perplejidad, ellos por supuesto le entregaron la foto a su amigo.
Se despidieron y se fueron de ahí.
- Tú y yo tenemos una cita- me señaló el bombón apetitoso.
- Eso lo veremos  - dije.
Cuando salieron de ahí me di cuenta que el objeto de mi deseo y locas fantasías de adolescente dejó su chamarra de piel colgada en la silla, reconozco que lo más sensato hubiera sido correr tras ellos para entregarla, pero la sensatez no era mi  cualidad más fuerte en esos momentos.
Me acerqué y me la puse sin demora, tomé con mis manos las solapas de la misma y comencé a absorber su aroma extasiándome totalmente.
Como si no fuera suficiente la dosis de vergüenza que había pasado hacia unas horas, el bombón apetitoso abrió la puerta encontrándome en medio de aquella embarazosa escena.
Sonrió discretamente.
Permanecí inmóvil mientras él se acercaba hacia mí y los colores se encendían  en mi rostro.
- Sabía que había una razón por la que me hubieras elegido a mí para la cena ¿Te gusto, cierto?.
No respondí y enterré aún más el rostro dentro de aquella chamarra.
Se colocó a mi espalda e introdujo las manos en las bolsas delanteras de la chamarra creando la sensación de que con ello me brindaba un cálido abrazo.
Pude sentir que sus labios rozaron mi sien.
- Puedes conservarla, luces mejor en ella, únicamente vine a recuperar mis pertenencias, me mostro su cartera y unas llaves, así como su celular.
Quedé tan inmóvil como al principio, y simplemente le vi alejarse de ahí.
Definitivamente trágame tierra y escúpeme en algún otro lado ¡Por favor! Mi dosis de actos vergonzosos se había cubierto por el resto del año, al menos.
Tomé unos breves instantes para recuperar mi respiración normal y que mi cerebro cooperara. Tomé la charola de los alimentos y comí un poco de esto un poco de aquello. Escuché el sonido de un nuevo correo y lo leí, era  de “A”.

BB

Nada puede garantizarte que soy o que no soy la persona que ansías, solo cuentas con mi palabra: “No lo soy”. Ya que te gustan tanto los dichos populares, citaré uno que considero le queda perfecto a la situación: “Si la vida te da limones, haz una limonada”. Por el momento yo soy el limón de tu limonada, porque no te permites disfrutar éste tiempo con migo, si al final de todo decides mandarme a volar, hazlo, pero disfruta el proceso, eso haré yo.

A.

            Me carcajee después de leer esto y casi me atraganto con  el bocado que había dado. En mi pueblo sus palabras significan algo totalmente obsceno… pero en fin, el tenía razón. Me sacudí las manos y le respondí envuelta en aquel delicioso aroma que desprendía la chamarra del bombón.

¿Señor Limón? Creo que de ahora en adelante te llamaré de esta manera…

            Le platiqué lo sucedido ocultando nombres y sin dar detalles en específico. Necesitaba compartir con alguien mis vergonzoso actos recién vividos, no importaba que se burlara, después de todo no le conocía.
            Todo aquello me quitó el apetito y aun cuando sabía que debía terminarme todo lo que me habían llevado, me dije a mi misma que si nadie se daba cuenta no importaría. Reuní todos mis platos, vasos y comida y lo puse nuevamente en la charola, realmente no estaba dejando mucho, pero la realidad era que no lo había terminado. Tomé la charola y salí con dirección al comedor para dejar todo aquello.
            De camino me encontré con Kevin. En mi estado de euforia actual no me molestó el hecho.
            - ¿Terminaste de comer?
            - S…. – Diablos-  no pude ni terminar mi monosílabo.
            - ¿Recordaste cierto?
            Durante los primeros días que Kevin estuvo encargado de mi cuidado y ante mi resistencia de terminar todo lo que debía de comer, un día, se acercó a mi oído y me dijo lo siguiente: “Si algún día dejas algo de comida en el plato entonces te daré un largo beso, directo de mis labios en tus labios y no podrás decir que no”. Es una promesa.
            Ese día tuve la osadía de reírme de él en su cara y sin ningún tipo de precaución accedí a jugar su juego – ¡Adelante! – Dije - acepto el precio, como si eso fuera a ser realidad, y el primero que no cumpla el trato quedará en deuda con el otro. Claro que eso lo dije antes de saber sus intenciones.
            No di un paso más. Él tomó la charola en sus manos. Sonriendo en señal de triunfo.
            Le pidió a la primera persona que se cruzó en nuestro camino que llevara aquello al comedor.
            - Regresemos a tu habitación – me rodeó con su brazo sobre el hombro.
            Y así fue como en día hermoso se convirtió en esto.
            Pues bien siendo incapaz de huir de algo que yo misma había ocasionado.
            - Alto –dije, dame tus manos, no quiero que anden bailando por ahí sin ningún tipo de restricción.
            Él sonrió divertido, pude observar que solo una comisura de su boca se elevó. Sin darme tiempo a mas, su mano terminó apoyada en mi espalda presionándome hacía él y reacomodando su postura, me descubrí más nerviosa de lo que había creído.
            Este juego lo pueden jugar dos, me repetí a mí misma en que momento y me lo repetía nuevamente hoy.
            Mi parte sensata quería obligarme a analizar mis emociones, pero otra parte de mí, mi lado sensual, el lado de mi diosa interna me obligó a entregarme al placer que estaba sintiendo, a olvidarme de todo y disfrutar el momento, ésta última parte fue la dominante y ante la cual sucumbí.
            Instintivamente mis manos le rodearon el cuello y mis caderas se insinuaron a las suyas, olía fresco, cítrico quizás.
            Necesitaba esta válvula de escape después de todo el estrés que he vivido. Le permití que me invadiera completamente con su boca en un beso eterno, calmo  que saboreaba cada parte de mí. Su lengua recorrió mis labios apenas rozándolos generando una descarga de sensaciones a mi cuerpo, mis rodillas comenzaban a doblarse y mi cuerpo a derretirse bajo aquella delicia.
            Era un excelente besador y se tomaba su tiempo echando mano de la maestría de la cual era poseedor.
            Cuando retiró sus labios, los míos aun le buscaban. (¿Whaaaaaat?)
            Abrí los ojos para descubrirle regodeándose de aquello.
            - Continuaremos esto en nuestra cita – dijo estoy se retiró lentamente de ahí.
            Dioses y demonios, ¿Qué había sucedió? La aplanadora Kevin me había arrollado sin ningún esfuerzo y había vencido.

CONTINUARÁ....

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