¿Qué Diablos?
¡Kevin estaba encima de mí! Sentado a horcajadas y presionando mis hombros
hacía el suelo.
Mi visión aún estaba borrosa, a
uno de mis costados estaban Bruno & Mario, del otro lado Jason & César,
todos en postura de flor de loto, con los ojos cerrados y las palmas juntas a la
altura del pecho, la energía de cada uno fluía alrededor de sus cuerpos, no sé cómo,
pero lo veía, lo sentía y ¡lo sabía! Una escena que inevitablemente produjo un
Dejavú en mi mente, sabía que ellos estaban intentando traerme de regreso.
Esa fue la escena que apreciaron mis
ojos en el momento en el que se abrieron para nuevamente ser consciente de mí y
de lo que me rodeaba.
Bien, recapitulemos referente a lo que ha sucedido en las últimas horas. Mi
cabeza únicamente repetía a la siguiente frase: ¡Gran idea la del Hot Yoga
Bruno!
Un par de días atrás le confirmé a
los muchachos que le daría una oportunidad al Hot Yoga, debido a la insistencia
de Bruno y además platicando con el chico de los tatuajes, él habló muy bien de
ésta disciplina, eso fue quizás el comentario que necesitaba para dar el último
paso y decidirme a asistir, aunque ahora que lo pienso, nadie recomendó otra
cosa que no fuera intentarlo al menos
una vez, pues bien, entonces veamos cual es el gran alboroto de ésta dichosa
clase.
La noticia de que asistiría a la
clase de la señorita - rubia – Barbie – cuerpo – perfecto, llegó a
oídos de Kevin, quién no tardó en hacerme una visita y dejarme así saber que él
me acompañaría, comentando que era una disciplina de la cual disfrutaba pues le
invitaba a desafiarse a sí mismo, me pregunté internamente si acaso me estaba
perdiendo algo, pues realmente todo, absolutamente todo lo que ahí hacíamos era
precisamente eso, descubrir nuestros límites, desafiarlos y evolucionar.
En fin, no le podía negar que
asistiera, pero le dejé saber mi disgusto al saber que lo haría.
- Terminarás amándome y extrañándome pequeña diablilla – dijo él-
- ¿Pequeña diablilla? ¡Tú, insolente!
- ¿Acaso prefieres que te llame
Ángel?
- Ni lo uno ni lo otro. Sabes mi
nombre entonces ¡úsalo! – le ordené.
- Me parece, sin embargo, que hemos
pasado más allá de podernos llamar únicamente por nuestro nombre, ese beso….
- Ese beso – le interrumpí – fue
únicamente el pago por un castigo, que acordamos y cumplí, es todo, ha pasado
más de una semana, déjalo ir y olvídalo ¡Por Dios!
- Tu cuerpo dijo lo contrario…
- Mi cue….
- No discutamos diablilla…
arreglaremos esto en su momento., cuando estemos tu yo disfrutando de una cita
que aún me debes, quizás mañana sería un buen día, iré a hablar con los
muchachos.
Se puso de pie y se marchó de ahí
sin darme la mínima oportunidad de un derecho a réplica de manera decente.
… Y sí, me enfadé porque tenía razón, al igual que con Atlas, mi
cuerpo me traicionó, comencé a pensar que yo era una mujer fácil.
No
lo eres – atinó a decir sabiamente la loca de la casa.
¿Cómo
explicas entonces mi vergonzosa reacción?
Ella rio
despiadadamente – Continuas siendo tu peor enemiga.
No
debe ser algo preocupante o malo que tus instintos busquen ser saciados, él te
ha mostrado amabilidad, te ha brindado consuelo, ha estado ahí cuando lo has
necesitado, reconoce también que no te resulta del todo indiferente. Atlas
terminó contigo ¿cierto? Realmente no cuentas con ningún compromiso
actualmente, y de hecho recuerda que tu cuerpo es tuyo y puedes hacer con él lo
que desees…
Esta vez me quedé meditando esas
palabras.
Era cierto, Atlas terminó con lo que
sea que tuviésemos antes de irse. Atlas me cedió sin titubear y eso me
molestaba más de lo que hubiese deseado, por fuera y por dentro. Mi estado
anímico al respecto, no era el mejor, en esos momentos necesitaba alguien que me
abrazara y me confortara, soy débil y se me están presentando muchas
oportunidades…
Quizás – me dije - sea el momento de divertirme, es un año en el que él
tardará en regresar, bueno, ahora unos meses ya solamente, pero durante esos
meses puedo divertirme con la personan que tenga a mano ¿cierto? que en este
caso es Kevin ¿Te sientes bien con ello? – me pregunté a mi misma. Lo cierto es
que esto iba contra todas mis creencias y en contra de como fui educada,
definitivamente me creaba un conflicto, porque era algo que yo quería pero a la
vez mi conciencia me lo reclamaba.
- ¿Ahora es que vienes a darte golpes de pecho?
-
¡Nuevamente tú! – le lancé un comentario de fastidio a la loca de la casa. ¿A qué
viene ese comentario?
-
Santa no eres – respondió queda y calmadamente. Todos esos encuentros con
Atlas, no fueron…
-
¡Nunca dije que lo fuera! – Le interrumpí y al
mismo tiempo me sacudí la cabeza queriendo sacarla así de ella.
- Me
debatí por largo tiempo referente a las intenciones de Atlas que perdí tiempo
valioso a su lado, ¡Tomé tantas precauciones, nos limité tanto! Eso es algo de
lo que me arrepiento y que he decidido mejorar, es de humanos aprender de los
errores ¿cierto?
No me di cuenta pero tenía los puños tan apretados que
las uñas de mis manos me hacían daño en mis palmas.
Para mi fortuna unos golpes en la puerta interrumpieron esta pelea con Mi loca de la casa.
- ¡Adelante! -
grité un poco molesta.
La cabeza que se asomó fue la del
chico de los tatuajes, quien ahora se mostraba más activo, con mejor humor y
semblante.
- Si no es un buen momento puedo
regresar después - dijo.
- No, no – me apresuré a decir – Ya
sabes, un poco de esto, un poco de aquello que me está creando algunos
problemas internos.
- ¿Puedo ayudar?
- Bah, son problemas sin
importancia, pero puedes invitarme a caminar por los alrededores y distraerme
un poco.
Amablemente él me ofreció su
brazo para caminar colgado de éste.
Andamos, conversamos, reímos,
bromeamos y finalmente decidí mencionar
al elefante blanco que habitaba entre nosotros.
- Dime de una vez y por todas ¿Qué
Diablos hacía XXXXX desnudo en tu baño aquel día?
No pudo evitar reírse y lo hacía de una
manera muy escandalosa, al grado que se tuvo que sostener la barriga pues ésta
le dolía por el esfuerzo de la risa.
- Aquel día al ver tú cara, bueno,
digamos que lo consideré como pago por el incidente de nuestro primer
encuentro.
- Ja, ja, ahora resulta que eres
vengativo….
- ¡Ho! Vamos, si los papeles
hubiesen sido al revés seguro serías tú la que estaría ahora riéndose
fuertemente.
- ¡Tienes razón! Exclamé e hice un
ademan que demostraba que él había ganado. Quien diría sin embargo que mi
primer encuentro con la persona a quien deseo devorarme en más de una forma,
generaría una vergüenza de grado mundial, la cual me hace desear no volverle a
ver nunca más en la vida.
- Hemos vivido situaciones mucho
peores, créeme, nunca llegas a acostumbrarte, solo que ya no nos sorprende. Se
encontraba ahí desnudo porque alguien vomitó encima de él durante el vuelo
hacia acá, no es que hubiésemos planeado todo esto solo para y por ti – guiñó
un ojo.
- ¡Dios! Has roto mi corazón.
Se detuvo para investigar si me encontraba bien a lo cual reí fuertemente al darme cuenta que no captó de
inmediato que era una broma.
- Pensé que todo eso lo hubieses
diseñado solo para mí, me gustan las pequeñas sorpresas inesperadas… como esa.
Entendió todo y se río junto con
migo.
De repente y sin solicitarlo, me
ubicó entre sus brazos con mi cabeza sobre su pecho, me dio un beso en la
frente.
- Al término de ésta semana podré
salir de éste lugar – dijo sin ningún preámbulo. Tengo obligaciones por cumplir
con mi grupo y saldré un poco anticipadamente de éste lugar.
Su noticia me tomó de improviso e
hice lo que se supone debí hacer aun cuando mi interior me indicara el camino
opuesto.
- ¡Felicidades! – En verdad me
alegro mucho por ti. Espero honestamente que no tengas que regresar – le abracé
un poco más fuerte despidiéndome de una persona “normal” con quien podía
conversar abierta y libremente. Claro que me dolía pues comenzaba a
acostumbrarme a él.
- ¿Cuánto tiempo más pasarás aquí? –
me preguntó
- Calculo que quizás un par de meses
como máximo, únicamente esperamos que
pueda soportar el viaje de regreso, he de confesar que el viaje hacia aquí fue
una completa tortura.
Sentí como sonreía, quizás en señal
de simpatía.
- Tengo un favor que pedirte – me
tomó por los hombros y me alejó un poco de él para poder verme a los ojos
Abrí mis ojos ampliamente esperando
sus próximas palabras – Siempre y cuando esté en mis manos, cuenta con ello –
complementé.
- ¿Podrías proporcionarme tu número
celular?
Por unos momentos mi mente no
entendió la razón de aquella extraña petición. Incliné un poco la cabeza de
lado izquierdo y mis ojos se abrieron ampliamente, le miré directo a los ojos
buscando encontrar la respuesta hacia aquella extraña petición.
- Al salir de aquí me enfrentaré quizás
a la peor pelea de mi vida y en ésta
ocasión quiero ganarla, puedo acceder de una manera muy sencilla a todas las
drogas a las cuales soy adicto, no deseo regresar nuevamente y defraudarlos a
todos, pensé que podría llamarte si es que necesito apoyo, pues confío en ti y
en que me ayudarás a cumplir mi objetivo, evitando que me aleje del camino del
bien.
Me conmovió su comentario al punto
de sentirme halagada por haberme elegido para eso, sería como su ”Madrina”.
- ¡Pero claro! Le dije ¡Cuenta con
ello!, me siento honrada – le dije. Solo aclararé que soy estricta, y si me llamas no me tentaré
el corazón para aplicar disciplina. Tendrás que tener un boleto de avión listo
para regresar a donde yo esté o viceversa.
- Estoy dispuesto, dijo cuadrándose
cual militar acatando mis instrucciones.
Tomé mi móvil y se lo di a fin de que pudiera enviarse a sí mismo la
información que requería.
- Además – complementó mirándome de soslayo - conozco alguien a quién le
interesará el dato. Sonrió de manera maliciosa. El dueño de esa chamarra que
usas de día y de noche.
- ¡No te atrevas! – grité al entender sus intenciones intentando
quitarle mi celular, a lo cual hábilmente se giró en su propio eje, ocasionando
que me estampara directamente con su espalda y así no cumpliera con mi objetivo.
- ¿Cuáles fueron tus palabras?, se frotó un poco la barbilla. Cito textualmente – dijo él – “Lo tomaría por
asalto sin previo aviso, de manera que quizás terminaría en la cárcel esa misma
noche”
Recobré la compostura, por unos momentos.
- Como si él no pudiera defenderse – dije al fin. Si lo permite es porque
así lo desea. Crucé los brazos confiando en mis palabras.
- No lo hará – aseguró - si se lo pido, lo cual haré ¡Cuenta con ello!
todos ellos están agradecidos particularmente yo, y ya que él no cuenta con ningún tipo de compromiso,
puedes invitarlo a jugar…
- ¿Por quién me tomas? -
Enseguida me puse seria y detuve mi paso en señal de franca molestia.
- No fue mi intención el ofenderte,
pensé que te interesaría ésta información.
- No la deseo o necesito y ciertamente
una cosa son mis fantasías y otra cosa muy distinta la vida real ¿Jugar? Por quién
me tomas ¡Dios!
Me di la vuelta y me retiré de ahí dejándole
atrás él tampoco insistió en seguirme o detenerme.
Quizás fui injusta con él, ya que mi
molestia no era con él, si no conmigo misma y por como la vida me está
colocando todas las piezas de ajedrez en mi tablero, dejándome libre elección.
Invitarle a jugar… es algo que no
debería despreciar con tanta facilidad, me dije, finalmente es algo que he
deseado una fantasía juvenil, una fantasía que ahora puedo hacer realidad. “Si
algo están bueno, seguramente no lo es ¡Aléjate!” algún día me lo dijo mi
abuela, y eso es justamente lo que estuve haciendo, pero Atlas, ese demonio de
perfecto adonis vino a mostrarme que toda regla tiene su excepción.
Mi nueva vida y mis nuevas
libertades, me invitan a replantearme todo en mi plan de vida, no debería ser así con mis principios, pero…
¡Dioses y Demonios! Siendo yo tan
débil ¿Por qué el destino se empeña en ponerme enfrente este tipo de
tentaciones?
Intentando alejarme de mis crisis
mentales de pensamiento de regreso en mi habitación abrí mi correo con el
objetivo de responderle sus mensajes a mi anónimo amigo, quien con solo unas cuantas
líneas enviadas en un breve correo de mi parte detectó mi humor preguntando casi
de inmediato y de manera directa si
necesitaba hablar.
Era la segunda ocasión en ese día
que alguien me preguntaba si necesitaba hablar.
Respiré
profundamente, en esos momentos necesitaba un amigo y él se estaba ofreciendo
amablemente, yo seriamente lo necesitaba, por lo que en un arranque de
debilidad, le respondí que agradecía su gesto, me reprendí por ser tan débil.
El me sugería brindarle mi número telefónico, solo que aún no estaba
dispuesta a brindarle un dato tan personal de acuerdo a mis definiciones, en cambio por mi parte le sugerí utilizar
algún medio de mensajería instantánea que no involucrara un dato tan personal, sino
que utilizara simplemente nuestros correos por lo que después de una serie de
correos y de mantenerme firme en no ceder a su insistencia, utilizamos Skype, a
lo cual accedió a regañadientes, sonreí en señal de triunfo, pero además me
alegré pues realmente necesitaba
platicar con alguien, con algún confidente al que no pudiera verle la cara al
día siguiente por si se me iba de más la lengua, hablar por éste medio, me
brindaba un blindaje invisible y me sentía con la libertad de platicarle
cualquier cosa, bueno casi cualquier
cosa, después de todo publiqué mi vida en la red y el la conocía.
Le conté más a detalle mi día, mi
complicado día enfocándome un poco más en mi
A= ¿Qué es lo que tu deseas?
Su respuesta era
tan…. Atlas, pero inútil para estos fines.
B= Yo desearía poder vivir un poco de aventura,
si he de confesarlo, después de estar en cama y recluida por varios meses, he
puesto en perspectiva varias cosas… ¡Quiero aventura! quiero experimentar más,
quiero lanzarme de cabeza y comerme al mundo.
A =Entonces
devorémoslo juntos.
B= ¡Hablo en serio!
A= ¡Yo también! Pero
antes Te daré un mal consejo: “Pórtate
mal y cuídate bien”. Al final de todo, la vida es muy corta para arrepentirte
por lo que dejaste de hacer, en lugar de eso celebra lo que hiciste, no dañes a
nadie, aprende de tus errores y acepta las consecuencias.
B= Suena como un
consejo de mi abuelita
A= Entonces somos más
parecidos de lo que pensábamos, ya que
fue mi abuelita quien me ha dado ese consejo en momentos de indecisión y
me ha sido de gran ayuda en cada ocasión
B= Creo que al final,
tomaré tu consejo, me divertiré durante estos meses, antes de…
A= ¿Antes de que
llegue Atlas?
B= Atlas, es un tema
que me gustaría dejar fuera de todo esto.
A= No puedes dejarle
fuera porque él es parte de tu vida.
B= Por el momento
crearé una falsa fantasía de que no es así.
A= ¡Encontrémonos
entonces!
B= Si accedo a tal
cosa, quizás me regreses por donde he llegado, me gusta ésta relación, sin
saber quién eres, sin que sepas quién soy.
Un momento… me detuve ahí mismo, si accedo a verle entonces podré
comprobar si es Atlas o no, pero por otro lado estaría quebrantando todas mis
reglas…
A= Yo te he buscado
por que me interesas como persona, como ya te dije, me disgusta tener un
historial en la red, no tengo redes sociales y usualmente no contacto a
extraños, tú, tú fuiste mi excepción a la regla, no te regresaría por dónde has
llegado, sin embargo lo que si haré es mantenerte a mi lado, lo he decidido y no
desistiré.
- Soy un imán para éste tipo de hombres últimamente
– pensé para mis adentros.
B= Hagamos algo .
A= Te leo.
B= Tú quieres mi
número telefónico ¿cierto?
A= ¡Sí!
B= A mí me gustaría guardar un poco más el
anonimato y continuar con la emoción que provocas en mi por no saber quién
eres. Puedo acceder a hacerlo si ganas una pequeña apuesta y accedes a seguir
ciertas reglas en caso de que la ganes.
A= Lo complicas todo
B= Si no quieres…
A= Nunca dije que no lo quisiera, te escucho.
B= Si logras llevas a
cabo el pequeño reto que tengo en mente y accedo a proporcionarte mi número
telefónico, tendrás que prometer que no me buscaras en persona, mantendremos
nuestra comunicación directa únicamente por mensajes de texto y de voz.
Compartiremos fotos pero nada que divulgue nuestra ubicación o nuestro rostro.
Y sobre todo mantendremos una relación de amistad.
A= Princess,
necesito desconectarme, te contacto en cuanto pueda.
¿Princess? ¡Dos en un día!, debe ser
algún tipo de record.
Después de eso, no recibí respuesta, pensé que quizás hubiese decidido
terminar todo ahí y por lo sano, quizás fuese mejor así…
Al siguiente día en punto de las 5.30AM tenía a Kevin
en mi habitación apresurándome para llegar a la clase de Yoga.
- Debería ser ilegal tener que
despertarnos a éstas horas – mencioné aquella frase cubriendo mi boca debido a
un gran bostezo.
Él esperó en silencio a que
estuviera lista, realmente él es una persona de pocas palabras pero muchas
acciones.
Caminé en su silenciosa compañía
hacia la famosa clase.
Al entrar de inmediato una onda de
calor me golpeó inmediatamente.
Esto es como un temazcal, le dije a la loca de la
casa, nada que no hayamos vivido ya.
Ok, ok, nuevamente me sub-estimé,
esto es para locos me repetí cada minuto que pasé ahí dentro esforzándome por
ejecutar las posturas con la maestría con la que cada uno de ellos la
realizaban, o al menos morí en el intento.
Reconoceré en privado que, la
señorita cuerpo de Barbie es una excelente instructora, me atrevo a afirmar que
fue durante los primeros 5 minutos que descubrí esto y me quedó claro la causa
de por qué Bruno quedó prendido de ella
más allá de su físico.
Ya de por sí es mucho conseguir un buen instructor, o lo que nosotros
consideramos uno bueno para nuestros elevados estándares, pues si reconocemos nuestros
entrenamientos no son nada ligeros o sencillos y difícilmente alguien puede
seguirnos el ritmo o presentarnos un desafío.
La cuestión es que la señorita cuerpo perfecto, tiene una excelente
filosofía de vida además de que siempre encontraba palabras motivantes para
cada una de las situaciones ya fuera que a alguien se le hiciera difícil
sostener o realizar alguna postura
(situación que comienzo a creer que fue totalmente falsa).
Debo reconocer que además de ella,
los muchachos y Kevin me motivaron para continuar con la clase, aun cuando la
instructora les recordaba constantemente que ella era la instructora y no ellos
(buena suerte haciéndolos entender, le dije internamente)
Ella por el contrario utilizaba
frases del tipo “Solo existe una manera de hacerlo y es de la manera difícil,
la manera difícil es la única manera” Si algo es sencillo entonces no lo estás
haciendo bien, nada es fácil en esta vida, complementaba.
Otra de las frases que pude captar
dentro de aquella deliciosa agonía fue “Su
permanencia en este cuarto los prepara para la batalla más difícil que librarán:
Su propia vida”. 90 minutos en el infierno para vivir 90 años en el cielo.
Intenté seguirles el paso solo que aún no debía
estirar o presionar demasiado sobre todo mi lado derecho, pero hice lo que pude
lo mejor que pude con los recursos que tenía disponibles. En otros momentos y
en diferentes circunstancias me hubiese emocionado encontrarme rodeada de
cuerpos masculinos semi-desnudos. Esos pensamientos iban y venían de mi mente.
Ella comentó que en aquel cuarto
todo se trata de disciplina, respeto y honor, esas palabras taladraron directo
en mi cerebro, si algo apreciaban los muchachos era precisamente la disciplina.
Me terminé mi reserva de agua y quería decirle, no, más bien quería
gritarle que un solo litro de éste vital líquido no me fue suficiente solo que
únicamente atiné a ir directo por la reserva de agua de Bruno confiscándola
para mi uso personal, Kevin cedió la suya antes de que la tomara prisionera al
ver lo que hice con la de Bruno, él sonrió al tiempo que me estiraba la mano
para que yo tomara su botella y justo en
ese entonces se anunció la relajación final.
Con toda la gracia que me fue
posible reunir me desplomé sobre mi toalla y me recosté mirando el techo.
Durante la meditación un par de cosas más fueron añadidas por la
señorita cuerpo perfecto “Si dominas la respiración, lo dominas todo”
Domina tu respiración.
Domina tu Yoga
Domina tu vida.
Sé que lleva la razón, pero no es algo fácil de dominar al primer,
segundo e incluso al centésimo intento, y menos aun cuando estas recién
saliendo de tu convalecencia y pareciera que tu cuerpo se ha empeñado en ser el
más rígido del mundo.
Dejé que la voz dulce de la chica en
cuestión me guiara por aquella relajación siendo éste justamente el comienzo de
mi error.
Nuevamente me dejé absorber por la meditación olvidando tontamente que
debo ir con pies de plomo por éste camino ¡Como si esto no me hubiera sucedido
antes, como si esto no fuera un punto de cuidado!
Quizás la enfermedad no solo me afectó el hígado, al final quizá también
atrofió mi cerebro.
Mis recuerdos al respecto son que yo me encontraba escuchando a la chica
durante el tiempo que nos guiaba por la meditación, respiración, postura, etc,
Me entregué al proceso ¿Ese era el objetivo, cierto? Sin pensarlo o buscarlo me
encontré completamente en blanco.
Me transporte o al menos así me sentí, a un lugar donde todo era blanco
tornasol y a lo lejos observaba dos figuras peleando, ambos con energías de
color muy intenso, me acerqué para observarles mejor, no distinguí sus rostros
o nada de ellos, ya que sin importar lo cerca que estuviera, no dejaban de ser
únicamente dos figuras negras con energías intensas rodeándolos.
Peleaban como nosotros
peleamos, sin tregua, sin detenerse y ¡con todo!, podía ver una de las figuras
la que tenía la energía más marcada, golpear intensamente a la otra figura,
mientras intentaba defenderse y atacar sin mucho éxito, le daba unos breves momentos
de recuperación y continuaba con aquello.
En cierto punto se detuvieron y juro que voltearon a verme, incluso
sentí que se acercaban a mí y por unos momentos unos breves momentos sentí que
al fin podría acercármeles, solo que no tuve tiempo de confirmar o comprobar
aquello ya que para ese momento, los intentos de todos por regresarme al momento presente me arrastraron inevitablemente a ser consciente
de todo lo que me rodeaba en la habitación, parpadee varias ocasiones a fin de
que todo se hiciera más nítido a mi alrededor.
Kevin estaba sobre de mí sentado a horcajadas y sosteniendo mis hombros
contra el suelo, emisiones sin control salían de mi cuerpo en forma de ondas de
luces multicolor, colores tan intensos como los que acaba de ver, solo que mi energía
tenía toda la gama de colores contenidos en el arcoíris.
Afortunadamente la instructora ya
había salido de aquel lugar cuando aquello comenzó y únicamente estaban dentro
personas pertenecientes a “mi mundo”
- Esto es una gran falla – dije
mirando a Bruno.
- Esto es un inmenso poder- corrigió
él – poder que necesitas controlar.
Respira, me decía Kevin, mírame a
los ojos, concéntrate.
Sin esfuerzo le retiré de su
posición empujándolo con una sola mano hacia al frente, esto sin duda nos
sorprendió a todos ahí, había perdido fuerza en las últimas semanas, mi masa
muscular se había reducido, todas mis habilidades se redujeron
considerablemente, por lo que esto fue un acto inesperado para todos, pues
pareciera que mis habilidades energéticas se habían intensificado.
¿Es esto obra de Ramsés?
Ésta situación no era una novedad para Kevin, ésta ya es la segunda
ocasión que yo lo enviaba por los aires, lejos de mí utilizando en apariencia
mi fuerza física, pero era mi energía la que hacía todo esto, tendría que
hablar con él para que permaneciera con la boca cerrada sin importar el precio,
esto es algo que no deseaba que se supiera, no con los planes que tienen ellos
y los planes que tengo yo.
Regresando
al punto si alguien iba a controlar todo aquello esa iba a ser yo, era el
momento adecuado para comenzar a hacerlo, este periodo de enfermedad,
introspección y estar en soledad con mi mente, me ha presentado la oportunidad
de analizar el rumbo que está tomando mi vida, las nuevas cosas que necesito y
deseo hacer, los ajustes en mi vida y sobre todo en mi actitud. Atas me abrió
las puertas a un nuevo panorama, quizás solo me reubicó para poder tener otra
perspectiva de las cosas, pero esto es algo que le agradeceré infinitamente, él
me mostró y demostró de una manera muy interesante lo independiente y lo que
puedo lograr por mí misma, complementó esa parte de mí.
Siendo yo la dueña de mí destino y de mí cuerpo, con la ayuda de los
muchachos, dominaría esto, ciertamente no lo necesitaba de Kevin, y lo más importante,
no deseaba su guía o ayuda.
Ignoré lo sucedido e intenté olvidar
la expresión de sus rostros.
Volví a recostarme y comencé a
respirar profundamente.
- No creo que sea una muy buena idea
que entres a una meditación nuevamente – señaló César.
Con las manos juntas a la altura de
mi pecho, voltee a verle.
- No es lo que haré – confirmé.
Recostada sobre mi espalda, me
concentré en simplemente respirar.
Ok, ok, siempre he contado con libre
albedrío y como en cada ocasión agradecí el respeto que ellos brindaban a
algunas de mis decisiones.
Recostada sobre mi espalda, mirando
al techo, mis manos juntas sobre mi
pecho, y respirando pausada y rítmicamente, comencé a integrar nuevamente mi
energía a mi cuerpo, efectivamente la respiración marcó todo. Intenté no pensar
nada en específico, solo en absorber mi energía lo cual logré después de quizás
unos 10 minutos ante la mirada expectante y curiosa de los muchachos.
Platicamos largo y tendido de lo
sucedido.
Los escuché y me quedé con cada una
de sus teorías para después integrarlas con las mías y quizás llegar a una
conclusión que me satisficiera.
Como sea me dieron una gran y
excelente noticia, regresaríamos a casa en no más de 2 meses. Serían mediados
de noviembre cuando regresara a casa, El cumpleaños de Atlas y el aniversario
de mi abuela…
Evité cualquier pensamiento triste y
depresivo.
Aplaudí emocionada, necesitaba comenzar a empacar.
Sonó el celular de Mario, usualmente
si no era importante, no respondía la llamada cuando nos encontrábamos
reunidos, pero en esta ocasión no fue así, respondió, miró a los muchachos y
salieron de ahí.
Eso, justo eso me molestaba mucho,
ellos tenían quizá un lenguaje secreto o una manera de comunicarse entre ellos
y me dejaban en situación de total incógnita.
Tras de ellos llegó Kevin.
- ¿Lista?
Le miré con cara de incredulidad, me
miré de abajo a arriba, traía aun la
ropa del Yoga la cual ya se había secado completamente, sin embargo al término
de la clase parecía que me hubiesen tirado un balde de agua encima, mi piel
estaba cubierta por sudor seco, en general olía mal.
- Estarás de broma – le dije al
levantar la mirada después de hacer una autoevaluación.
- ¿Cuánto tiempo necesitas entonces?
- Estoy realmente agotada – dije
intentando obtener su simpatía y dejarlo para otro día.
Me examinó de arriba abajo, algo que me hizo sentir incómoda.
- Veamos dijo, he sido lanzado al aire en dos ocasiones sin razón
aparente o justificada, recibí una golpiza por tus tutores…
- Bien, bien, dije un poco exasperada, dame 45 minutos y estaré lista.
Sonrió en señal de triunfo.
- No hay necesidad de ser tan dramáticos – dije.
Está bien me dije a mi misma al tiempo que disfrutaba de un
revitalizante baño con agua tibia, se lo debo, no solo por la chamarra de
Atlas, si no por lo que había mencionado, además debo comprar su silencio, por
lo que más me vale obtener su simpatía.
Recordé la noche en que abrí mi puerta encontrándole tirado en el
pasillo.
Le tendí la mano para que se apoyara, de sobra sabía que no podría hacer
algún esfuerzo por levantarle. Miré a mí alrededor y parecía no haber nadie.
- ¿Cuál es la razón de que hayas venido acá?
Él simplemente sonrió, sus ojos estaban hinchados, de por sí por su raza
sus ojos eran solo una ranura en su rostro, en esas condiciones parecían estar
casi cerrados.
Literalmente caminó en cuatro puntos hacia adentro de mi habitación.
Recuerda que los muchachos te pidieron tener cuidado con
él, ¿Lo dejarás entrar?
¿Qué se supone que haga? ¿Lo dejo aquí, después de que
todo esto fue ocasionado por mi culpa? ¿En qué clase de persona me convertiría
si hago eso?
No digas que no te lo advertí.
Cerré la puerta tras nuestra entrada, fui al baño por una toalla húmeda
para limpiar un poco sus heridas. Él se había recostado en el sillón.
Quitó bruscamente la toalla de mis manos y torpemente limpió por sí
mismo sus heridas.
Este gestó ocasionó mi molestia, por lo que emití una carcajada y un
gesto de indignación.
- Asumiré entonces que no deseas mi ayuda.
Me sentí culpable por unos instantes, solo que de inmediato aclaré mi
mente.
- Si gustas puedes quedarte aquí hasta que te sientas mejor, aunque ¿Por
qué viniste aquí?
Se quedó mirando al techo, continuaba sosteniéndose un costado. No
recuerdo que Atlas haya quedado tan mal después de haberse enfrentado a mis
tíos en su papel protector de la única sobrina que tienen.
- Dime BB, ¿Has considerado mi propuesta?
No, respondí de inmediato, de hecho pasó quizás un minuto que estuve
parada frente a él sin darle una respuesta.
Él sonrió y emitió un gesto de dolor al hacerlo.
- Supongo que no. Yo hablo enserio, estoy casi seguro de que más de uno
te ha hablado de mí y sé que no tienen nada bueno por decir, tampoco es un
secreto que Atlas y yo somos rivales y estoy seguro de que tus alarmas te piden
alejarte de mí, pero yo solo deseo estar a tu lado. Mis intenciones son puras y
solo cuento con mi palabra para respaldarlas.
A partir de ese punto debería
iniciar mi conversación en nuestra “cita”.
CONTINUARÁ...
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