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viernes, 13 de enero de 2017

VII. Right Side of Wrong

¿Qué Diablos? ¡Kevin estaba encima de mí! Sentado a horcajadas y presionando mis hombros hacía el suelo.
Mi visión aún estaba borrosa,  a uno de mis costados estaban Bruno & Mario, del otro lado Jason & César, todos en postura de flor de loto, con los ojos cerrados y las palmas juntas a la altura del pecho, la energía de cada uno fluía alrededor de sus cuerpos, no sé cómo, pero lo veía, lo sentía y ¡lo sabía! Una escena que inevitablemente produjo un Dejavú en mi mente, sabía que ellos estaban intentando traerme de regreso.
            Esa fue la escena que apreciaron mis ojos en el momento en el que se abrieron para nuevamente ser consciente de mí y de lo que me rodeaba.
            Bien, recapitulemos referente a  lo que ha sucedido en las últimas horas. Mi cabeza únicamente repetía a la siguiente frase: ¡Gran idea la del Hot Yoga Bruno!
            Un par de días atrás le confirmé a los muchachos que le daría una oportunidad al Hot Yoga, debido a la insistencia de Bruno y además platicando con el chico de los tatuajes, él habló muy bien de ésta disciplina, eso fue quizás el comentario que necesitaba para dar el último paso y decidirme a asistir, aunque ahora que lo pienso, nadie recomendó otra cosa que no fuera  intentarlo al menos una vez, pues bien, entonces veamos cual es el gran alboroto de ésta dichosa clase.
            La noticia de que asistiría a la clase de la  señorita - rubia – Barbie – cuerpo – perfecto, llegó a oídos de Kevin, quién no tardó en hacerme una visita y dejarme así saber que él me acompañaría, comentando que era una disciplina de la cual disfrutaba pues le invitaba a desafiarse a sí mismo, me pregunté internamente si acaso me estaba perdiendo algo, pues realmente todo, absolutamente todo lo que ahí hacíamos era precisamente eso, descubrir nuestros límites, desafiarlos y evolucionar.
            En fin, no le podía negar que asistiera, pero le dejé saber mi disgusto al saber que lo haría.
            - Terminarás amándome  y extrañándome pequeña diablilla – dijo él-
            - ¿Pequeña diablilla? ¡Tú, insolente!
            - ¿Acaso prefieres que te llame Ángel?
            - Ni lo uno ni lo otro. Sabes mi nombre entonces ¡úsalo! – le ordené.
            - Me parece, sin embargo, que hemos pasado más allá de podernos llamar únicamente por nuestro nombre, ese beso….
            - Ese beso – le interrumpí – fue únicamente el pago por un castigo, que acordamos y cumplí, es todo, ha pasado más de una semana, déjalo ir y olvídalo ¡Por Dios!
            - Tu cuerpo dijo lo contrario…
            - Mi cue….
            - No discutamos diablilla… arreglaremos esto en su momento., cuando estemos tu yo disfrutando de una cita que aún me debes, quizás mañana sería un buen día, iré a hablar con los muchachos.
            Se puso de pie y se marchó de ahí sin darme la mínima oportunidad de un derecho a réplica de manera decente.
            … Y sí, me enfadé porque  tenía razón, al igual que con Atlas, mi cuerpo me traicionó, comencé a pensar que yo era una mujer fácil.
            No lo eres – atinó a decir sabiamente la loca de la casa.
            ¿Cómo explicas entonces mi vergonzosa reacción?
            Ella rio despiadadamente – Continuas siendo tu peor enemiga.
            No debe ser algo preocupante o malo que tus instintos busquen ser saciados, él te ha mostrado amabilidad, te ha brindado consuelo, ha estado ahí cuando lo has necesitado, reconoce también que no te resulta del todo indiferente. Atlas terminó contigo ¿cierto? Realmente no cuentas con ningún compromiso actualmente, y de hecho recuerda que tu cuerpo es tuyo y puedes hacer con él lo que desees…
            Esta vez me quedé meditando esas palabras.
            Era cierto, Atlas terminó con lo que sea que tuviésemos antes de irse. Atlas me cedió sin titubear y eso me molestaba más de lo que hubiese deseado, por fuera y por dentro. Mi estado anímico al respecto, no era el mejor, en esos momentos necesitaba alguien que me abrazara y me confortara, soy débil y se me están presentando muchas oportunidades…
            Quizás – me dije -  sea el  momento de divertirme, es un año en el que él tardará en regresar, bueno, ahora unos meses ya solamente, pero durante esos meses puedo divertirme con la personan que tenga a mano ¿cierto? que en este caso es Kevin ¿Te sientes bien con ello? – me pregunté a mi misma. Lo cierto es que esto iba contra todas mis creencias y en contra de como fui educada, definitivamente me creaba un conflicto, porque era algo que yo quería pero a la vez mi conciencia me lo reclamaba.
            - ¿Ahora es que vienes a darte golpes de pecho?
            - ¡Nuevamente tú! – le lancé un comentario de fastidio a la loca de la casa. ¿A qué viene ese comentario?
            - Santa no eres – respondió queda y calmadamente. Todos esos encuentros con Atlas, no fueron…
            - ¡Nunca dije que lo fuera! – Le interrumpí y al mismo tiempo me sacudí la cabeza queriendo sacarla así de ella.
            - Me debatí por largo tiempo referente a las intenciones de Atlas que perdí tiempo valioso a su lado, ¡Tomé tantas precauciones, nos limité tanto! Eso es algo de lo que me arrepiento y que he decidido mejorar, es de humanos aprender de los errores ¿cierto?
            No me di cuenta pero tenía los puños tan apretados que las uñas de mis manos me hacían daño en mis palmas.
Para mi fortuna unos golpes en la puerta interrumpieron esta pelea con Mi loca de la casa.
            - ¡Adelante! -  grité un poco molesta.
            La cabeza que se asomó fue la del chico de los tatuajes, quien ahora se mostraba más activo, con mejor humor y semblante.
            - Si no es un buen momento puedo regresar después - dijo.
            - No, no – me apresuré a decir – Ya sabes, un poco de esto, un poco de aquello que me está creando algunos problemas internos.
            - ¿Puedo ayudar?
            - Bah, son problemas sin importancia, pero puedes invitarme a caminar por los alrededores y distraerme un poco.
Amablemente él me ofreció su  brazo para caminar colgado de éste.
            Andamos, conversamos, reímos, bromeamos y finalmente  decidí mencionar al elefante blanco que habitaba entre nosotros.
            - Dime de una vez y por todas ¿Qué Diablos hacía XXXXX desnudo en tu baño aquel día?
            No pudo evitar reírse y lo hacía de una manera muy escandalosa, al grado que se tuvo que sostener la barriga pues ésta le dolía por el esfuerzo de la risa.
            - Aquel día al ver tú cara, bueno, digamos que lo consideré como pago por el incidente de nuestro primer encuentro.
            - Ja, ja, ahora resulta que eres vengativo….
            - ¡Ho! Vamos, si los papeles hubiesen sido al revés seguro serías tú la que estaría ahora riéndose fuertemente.
            - ¡Tienes razón! Exclamé e hice un ademan que demostraba que él había ganado. Quien diría sin embargo que mi primer encuentro con la persona a quien deseo devorarme en más de una forma, generaría una vergüenza de grado mundial, la cual me hace desear no volverle a ver nunca más en la vida.
            - Hemos vivido situaciones mucho peores, créeme, nunca llegas a acostumbrarte, solo que ya no nos sorprende. Se encontraba ahí desnudo porque alguien vomitó encima de él durante el vuelo hacia acá, no es que hubiésemos planeado todo esto solo para y por ti – guiñó un ojo.
            - ¡Dios! Has roto mi corazón.
            Se detuvo para investigar si  me encontraba bien a lo cual reí  fuertemente al darme cuenta que no captó de inmediato que era una broma.
            - Pensé que todo eso lo hubieses diseñado solo para mí, me gustan las pequeñas sorpresas inesperadas… como esa.
            Entendió todo y se río junto con migo.
            De repente y sin solicitarlo, me ubicó entre sus brazos con mi cabeza sobre su pecho, me dio un beso en la frente.
            - Al término de ésta semana podré salir de éste lugar – dijo sin ningún preámbulo. Tengo obligaciones por cumplir con mi grupo y saldré un poco anticipadamente de éste lugar.
            Su noticia me tomó de improviso e hice lo que se supone debí hacer aun cuando mi interior me indicara el camino opuesto.
            - ¡Felicidades! – En verdad me alegro mucho por ti. Espero honestamente que no tengas que regresar – le abracé un poco más fuerte despidiéndome de una persona “normal” con quien podía conversar abierta y libremente. Claro que me dolía pues comenzaba a acostumbrarme a él.
            - ¿Cuánto tiempo más pasarás aquí? – me preguntó
            - Calculo que quizás un par de meses como  máximo, únicamente esperamos que pueda soportar el viaje de regreso, he de confesar que el viaje hacia aquí fue una completa tortura.
            Sentí como sonreía, quizás en señal de simpatía.
            - Tengo un favor que pedirte – me tomó por los hombros y me alejó un poco de él para poder verme a los ojos
            Abrí mis ojos ampliamente esperando sus próximas palabras – Siempre y cuando esté en mis manos, cuenta con ello – complementé.
            - ¿Podrías proporcionarme tu número celular?
            Por unos momentos mi mente no entendió la razón de aquella extraña petición. Incliné un poco la cabeza de lado izquierdo y mis ojos se abrieron ampliamente, le miré directo a los ojos buscando encontrar la respuesta hacia aquella extraña petición.
            - Al salir de aquí me enfrentaré quizás a la peor pelea de mi vida y  en ésta ocasión quiero ganarla, puedo acceder de una manera muy sencilla a todas las drogas a las cuales soy adicto, no deseo regresar nuevamente y defraudarlos a todos, pensé que podría llamarte si es que necesito apoyo, pues confío en ti y en que me ayudarás a cumplir mi objetivo, evitando que me aleje del camino del bien.
            Me conmovió su comentario al punto de sentirme halagada por haberme elegido para eso, sería como su ”Madrina”.
            - ¡Pero claro! Le dije ¡Cuenta con ello!, me siento honrada – le dije. Solo aclararé  que soy estricta, y si me llamas no me tentaré el corazón para aplicar disciplina. Tendrás que tener un boleto de avión listo para regresar a donde yo esté o viceversa.
            - Estoy dispuesto, dijo cuadrándose cual militar acatando mis instrucciones.
Tomé mi móvil y se lo di a fin de que pudiera enviarse a sí mismo la información que requería.
- Además – complementó mirándome de soslayo - conozco alguien a quién le interesará el dato. Sonrió de manera maliciosa. El dueño de esa chamarra que usas de día y de noche.
- ¡No te atrevas! – grité al entender sus intenciones intentando quitarle mi celular, a lo cual hábilmente se giró en su propio eje, ocasionando que me estampara directamente con su espalda y así no cumpliera con mi objetivo.
- ¿Cuáles fueron tus palabras?, se frotó un poco la barbilla.  Cito textualmente – dijo él – “Lo tomaría por asalto sin previo aviso, de manera que quizás terminaría en la cárcel esa misma noche”
Recobré la compostura, por unos momentos.
- Como si él no pudiera defenderse – dije al fin. Si lo permite es porque así lo desea. Crucé los brazos confiando en mis palabras.
- No lo hará – aseguró - si se lo pido, lo cual haré ¡Cuenta con ello! todos ellos están agradecidos particularmente yo,  y ya que  él no cuenta con ningún tipo de compromiso, puedes invitarlo a jugar…
- ¿Por quién me tomas? -  Enseguida me puse seria y detuve mi paso en señal de franca molestia.
            - No fue mi intención el ofenderte, pensé que te interesaría ésta información.
            - No la deseo o necesito y ciertamente una cosa son mis fantasías y otra cosa muy distinta la vida real ¿Jugar? Por quién me tomas ¡Dios!
            Me di la vuelta y me retiré de ahí dejándole atrás él tampoco insistió en seguirme o detenerme.
            Quizás fui injusta con él, ya que mi molestia no era con él, si no conmigo misma y por como la vida me está colocando todas las piezas de ajedrez en mi tablero, dejándome libre elección.
            Invitarle a jugar… es algo que no debería despreciar con tanta facilidad, me dije, finalmente es algo que he deseado una fantasía juvenil, una fantasía que ahora puedo hacer realidad. “Si algo están bueno, seguramente no lo es ¡Aléjate!” algún día me lo dijo mi abuela, y eso es justamente lo que estuve haciendo, pero Atlas, ese demonio de perfecto adonis vino a mostrarme que toda regla tiene su excepción.
            Mi nueva vida y mis nuevas libertades, me invitan a replantearme todo en mi plan de vida, no debería  ser así con mis principios, pero…
            ¡Dioses y Demonios! Siendo yo tan débil ¿Por qué el destino se empeña en ponerme enfrente este tipo de tentaciones?
            Intentando alejarme de mis crisis mentales de pensamiento de regreso en mi habitación abrí mi correo con el objetivo de responderle sus mensajes a mi anónimo amigo, quien con solo unas cuantas líneas enviadas en un breve correo de mi parte detectó mi humor preguntando casi de inmediato y de manera directa  si necesitaba hablar.
            Era la segunda ocasión en ese día que alguien me preguntaba si necesitaba hablar.
Respiré profundamente, en esos momentos necesitaba un amigo y él se estaba ofreciendo amablemente, yo seriamente lo necesitaba, por lo que en un arranque de debilidad, le respondí que agradecía su gesto, me reprendí por ser tan débil.
El me sugería brindarle mi número telefónico, solo que aún no estaba dispuesta a brindarle un dato tan personal de acuerdo a mis definiciones,  en cambio por mi parte le sugerí utilizar algún medio de mensajería instantánea que no involucrara un dato tan personal, sino que utilizara simplemente nuestros correos por lo que después de una serie de correos y de mantenerme firme en no ceder a su insistencia, utilizamos Skype, a lo cual accedió a regañadientes, sonreí en señal de triunfo, pero además me alegré pues  realmente necesitaba platicar con alguien, con algún confidente al que no pudiera verle la cara al día siguiente por si se me iba de más la lengua, hablar por éste medio, me brindaba un blindaje invisible y me sentía con la libertad de platicarle cualquier cosa, bueno  casi cualquier cosa, después de todo publiqué mi vida en la red y el la conocía.
            Le conté más a detalle mi día, mi complicado día enfocándome un poco más en mi

A= ¿Qué es lo que tu deseas?
Su respuesta era tan…. Atlas, pero inútil para estos fines.
B=  Yo desearía poder vivir un poco de aventura, si he de confesarlo, después de estar en cama y recluida por varios meses, he puesto en perspectiva varias cosas… ¡Quiero aventura! quiero experimentar más, quiero lanzarme de cabeza y comerme al mundo.
A =Entonces devorémoslo juntos.
B= ¡Hablo en serio!
A= ¡Yo también! Pero antes Te daré  un mal consejo: “Pórtate mal y cuídate bien”. Al final de todo, la vida es muy corta para arrepentirte por lo que dejaste de hacer, en lugar de eso celebra lo que hiciste, no dañes a nadie, aprende de tus errores y acepta las consecuencias.
B= Suena como un consejo de mi abuelita
A= Entonces somos más parecidos de  lo que pensábamos, ya que fue mi abuelita quien me ha dado ese consejo en momentos de indecisión y me  ha sido de gran ayuda en cada ocasión
B= Creo que al final, tomaré tu consejo, me divertiré durante estos meses, antes de…
A= ¿Antes de que llegue Atlas?
B= Atlas, es un tema que me gustaría dejar fuera de todo esto.
A= No puedes dejarle fuera porque él es parte de tu vida.
B= Por el momento crearé una falsa fantasía de que no es así.
A= ¡Encontrémonos entonces!
B= Si accedo a tal cosa, quizás me regreses por donde he llegado, me gusta ésta relación, sin saber quién eres, sin que sepas quién soy.
Un momento… me detuve ahí mismo, si accedo a verle entonces podré comprobar si es Atlas o no, pero por otro lado estaría quebrantando todas mis reglas…
A= Yo te he buscado por que me interesas como persona, como ya te dije, me disgusta tener un historial en la red, no tengo redes sociales y usualmente no contacto a extraños, tú, tú fuiste mi excepción a la regla, no te regresaría por dónde has llegado, sin embargo lo que si haré es mantenerte a mi lado, lo he decidido y no desistiré.
 - Soy un imán para éste tipo de hombres últimamente – pensé  para mis adentros.
B= Hagamos algo .
A= Te leo.
B= Tú quieres mi número telefónico ¿cierto?
A= ¡Sí!
B=  A mí me gustaría guardar un poco más el anonimato y continuar con la emoción que provocas en mi por no saber quién eres. Puedo acceder a hacerlo si ganas una pequeña apuesta y accedes a seguir ciertas reglas en caso de que la ganes.
A= Lo complicas todo
B= Si no quieres…
A=  Nunca dije que no lo quisiera, te escucho.
B= Si logras llevas a cabo el pequeño reto que tengo en mente y accedo a proporcionarte mi número telefónico, tendrás que prometer que no me buscaras en persona, mantendremos nuestra comunicación directa únicamente por mensajes de texto y de voz. Compartiremos fotos pero nada que divulgue nuestra ubicación o nuestro rostro. Y sobre todo mantendremos una relación de amistad.
A= Princess, necesito desconectarme, te contacto en cuanto pueda.
            ¿Princess? ¡Dos en un día!, debe ser algún tipo de record.
Después de eso, no recibí respuesta, pensé que quizás hubiese decidido terminar todo ahí y por lo sano, quizás fuese mejor así…
            Al siguiente día en punto de las 5.30AM tenía a Kevin en mi habitación apresurándome para llegar a la clase de Yoga.
            - Debería ser ilegal tener que despertarnos a éstas horas – mencioné aquella frase cubriendo mi boca debido a un gran bostezo.
            Él esperó en silencio a que estuviera lista, realmente él es una persona de pocas palabras pero muchas acciones.
            Caminé en su silenciosa compañía hacia la famosa clase.
            Al entrar de inmediato una onda de calor me golpeó inmediatamente.
Esto es como un temazcal, le dije a la loca de la casa, nada que no hayamos vivido ya.
            Ok, ok, nuevamente me sub-estimé, esto es para locos me repetí cada minuto que pasé ahí dentro esforzándome por ejecutar las posturas con la maestría con la que cada uno de ellos la realizaban, o al menos morí en el intento.
            Reconoceré en privado que, la señorita cuerpo de Barbie es una excelente instructora, me atrevo a afirmar que fue durante los primeros 5 minutos que descubrí esto y me quedó claro la causa de por qué  Bruno quedó prendido de ella más allá de su físico.
Ya de por sí es mucho conseguir un buen instructor, o lo que nosotros consideramos uno bueno para nuestros elevados estándares, pues si reconocemos nuestros entrenamientos no son nada ligeros o sencillos y difícilmente alguien puede seguirnos el ritmo o presentarnos un desafío.
La cuestión es que la señorita cuerpo perfecto, tiene una excelente filosofía de vida además de que siempre encontraba palabras motivantes para cada una de las situaciones ya fuera que a alguien se le  hiciera difícil   sostener o realizar alguna postura (situación que comienzo a creer que fue totalmente falsa).
            Debo reconocer que además de ella, los muchachos y Kevin me motivaron para continuar con la clase, aun cuando la instructora les recordaba constantemente que ella era la instructora y no ellos (buena suerte haciéndolos entender, le dije internamente)
            Ella por el contrario utilizaba frases del tipo “Solo existe una manera de hacerlo y es de la manera difícil, la manera difícil es la única manera” Si algo es sencillo entonces no lo estás haciendo bien, nada es fácil en esta vida, complementaba.
            Otra de las frases que pude captar dentro de aquella deliciosa agonía  fue “Su permanencia en este cuarto los prepara para la batalla más difícil que librarán: Su propia vida”. 90 minutos en el infierno para vivir 90 años en el cielo.
            Intenté seguirles el paso solo que aún no debía estirar o presionar demasiado sobre todo mi lado derecho, pero hice lo que pude lo mejor que pude con los recursos que tenía disponibles. En otros momentos y en diferentes circunstancias me hubiese emocionado encontrarme rodeada de cuerpos masculinos semi-desnudos. Esos pensamientos iban y venían de mi mente.
            Ella comentó que en aquel cuarto todo se trata de disciplina, respeto y honor, esas palabras taladraron directo en mi cerebro, si algo apreciaban los muchachos era precisamente la disciplina.
Me terminé mi reserva de agua y quería decirle, no, más bien quería gritarle que un solo litro de éste vital líquido no me fue suficiente solo que únicamente atiné a ir directo por la reserva de agua de Bruno confiscándola para mi uso personal, Kevin cedió la suya antes de que la tomara prisionera al ver lo que hice con la de Bruno, él sonrió al tiempo que me estiraba la mano para que yo tomara su botella y  justo en ese entonces se anunció la relajación final.
            Con toda la gracia que me fue posible reunir me desplomé sobre mi toalla y me recosté mirando el techo.
Durante la meditación un par de cosas más fueron añadidas por la señorita cuerpo perfecto “Si dominas la respiración, lo dominas todo”
Domina tu respiración.
Domina tu Yoga
Domina tu vida.
Sé que lleva la razón, pero no es algo fácil de dominar al primer, segundo e incluso al centésimo intento, y menos aun cuando estas recién saliendo de tu convalecencia y pareciera que tu cuerpo se ha empeñado en ser el más rígido del mundo.
            Dejé que la voz dulce de la chica en cuestión me guiara por aquella relajación siendo éste justamente el comienzo de mi error.         
Nuevamente me dejé absorber por la meditación olvidando tontamente que debo ir con pies de plomo por éste camino ¡Como si esto no me hubiera sucedido antes, como si esto no fuera un punto de cuidado!
Quizás la enfermedad no solo me afectó el hígado, al final quizá también atrofió mi cerebro.
Mis recuerdos al respecto son que yo me encontraba escuchando a la chica durante el tiempo que nos guiaba por la meditación, respiración, postura, etc, Me entregué al proceso ¿Ese era el objetivo, cierto? Sin pensarlo o buscarlo me encontré completamente en blanco.
Me transporte o al menos así me sentí, a un lugar donde todo era blanco tornasol y a lo lejos observaba dos figuras peleando, ambos con energías de color muy intenso, me acerqué para observarles mejor, no distinguí sus rostros o nada de ellos, ya que sin importar lo cerca que estuviera, no dejaban de ser únicamente dos figuras negras con energías intensas rodeándolos.
Peleaban como nosotros peleamos, sin tregua, sin detenerse y ¡con todo!, podía ver una de las figuras la que tenía la energía más marcada, golpear intensamente a la otra figura, mientras intentaba defenderse y atacar sin mucho éxito, le daba unos breves momentos de recuperación y continuaba con aquello.
En cierto punto se detuvieron y juro que voltearon a verme, incluso sentí que se acercaban a mí y por unos momentos unos breves momentos sentí que al fin podría acercármeles, solo que no tuve tiempo de confirmar o comprobar aquello ya que para ese momento, los intentos de todos por regresarme al momento presente me  arrastraron inevitablemente a ser consciente de todo lo que me rodeaba en la habitación, parpadee varias ocasiones a fin de que todo se hiciera más nítido a mi alrededor.
Kevin estaba sobre de mí sentado a horcajadas y sosteniendo mis hombros contra el suelo, emisiones sin control salían de mi cuerpo en forma de ondas de luces multicolor, colores tan intensos como los que acaba de ver, solo que mi energía tenía toda la gama de colores contenidos en el arcoíris.
            Afortunadamente la instructora ya había salido de aquel lugar cuando aquello comenzó y únicamente estaban dentro personas pertenecientes a “mi mundo”
            - Esto es una gran falla – dije mirando a Bruno.
            - Esto es un inmenso poder- corrigió él – poder que necesitas controlar.
            Respira, me decía Kevin, mírame a los ojos,  concéntrate.
            Sin esfuerzo le retiré de su posición empujándolo con una sola mano hacia al frente, esto sin duda nos sorprendió a todos ahí, había perdido fuerza en las últimas semanas, mi masa muscular se había reducido, todas mis habilidades se redujeron considerablemente, por lo que esto fue un acto inesperado para todos, pues pareciera que mis habilidades energéticas se habían intensificado.
            ¿Es esto obra de Ramsés?
            Ésta situación no era  una novedad para Kevin, ésta ya es la segunda ocasión que yo lo enviaba por los aires, lejos de mí utilizando en apariencia mi fuerza física, pero era mi energía la que hacía todo esto, tendría que hablar con él para que permaneciera con la boca cerrada sin importar el precio, esto es algo que no deseaba que se supiera, no con los planes que tienen ellos y los planes que tengo yo.
            Regresando al punto si alguien iba a controlar todo aquello esa iba a ser yo, era el momento adecuado para comenzar a hacerlo, este periodo de enfermedad, introspección y estar en soledad con mi mente, me ha presentado la oportunidad de analizar el rumbo que está tomando mi vida, las nuevas cosas que necesito y deseo hacer, los ajustes en mi vida y sobre todo en mi actitud. Atas me abrió las puertas a un nuevo panorama, quizás solo me reubicó para poder tener otra perspectiva de las cosas, pero esto es algo que le agradeceré infinitamente, él me mostró y demostró de una manera muy interesante lo independiente y lo que puedo lograr por mí misma, complementó esa parte de mí.
Siendo yo la dueña de mí destino y de mí cuerpo, con la ayuda de los muchachos, dominaría esto, ciertamente no lo necesitaba de Kevin, y lo más importante, no deseaba su guía o ayuda.
            Ignoré lo sucedido e intenté olvidar la expresión de sus rostros.
            Volví a recostarme y comencé a respirar profundamente.
            - No creo que sea una muy buena idea que entres a una meditación nuevamente – señaló César.
            Con las manos juntas a la altura de mi pecho, voltee a verle.
            - No es lo que haré – confirmé.
            Recostada sobre mi espalda, me concentré en simplemente respirar.
            Ok, ok, siempre he contado con libre albedrío y como en cada ocasión agradecí el respeto que ellos brindaban a algunas de mis decisiones.
            Recostada sobre mi espalda, mirando al techo, mis manos  juntas sobre mi pecho, y respirando pausada y rítmicamente, comencé a integrar nuevamente mi energía a mi cuerpo, efectivamente la respiración marcó todo. Intenté no pensar nada en específico, solo en absorber mi energía lo cual logré después de quizás unos 10 minutos ante la mirada expectante y curiosa de los muchachos.
            Platicamos largo y tendido de lo sucedido.
            Los escuché y me quedé con cada una de sus teorías para después integrarlas con las mías y quizás llegar a una conclusión que me satisficiera.
            Como sea me dieron una gran y excelente noticia, regresaríamos a casa en no más de 2 meses. Serían mediados de noviembre cuando regresara a casa, El cumpleaños de Atlas y el aniversario de mi abuela…
            Evité cualquier pensamiento triste y depresivo.
            Aplaudí  emocionada, necesitaba comenzar a empacar.
            Sonó el celular de Mario, usualmente si no era importante, no respondía la llamada cuando nos encontrábamos reunidos, pero en esta ocasión no fue así, respondió, miró a los muchachos y salieron de ahí.
            Eso, justo eso me molestaba mucho, ellos tenían quizá un lenguaje secreto o una manera de comunicarse entre ellos y me dejaban en situación de total incógnita.
            Tras de ellos llegó Kevin.
            - ¿Lista?
            Le miré con cara de incredulidad, me miré de abajo a  arriba, traía aun la ropa del Yoga la cual ya se había secado completamente, sin embargo al término de la clase parecía que me hubiesen tirado un balde de agua encima, mi piel estaba cubierta por sudor seco, en general olía mal.
            - Estarás de broma – le dije al levantar la mirada después de hacer una autoevaluación.
            - ¿Cuánto tiempo necesitas entonces?
            - Estoy realmente agotada – dije intentando obtener su simpatía y dejarlo para otro día.
Me examinó de arriba abajo, algo que me hizo sentir incómoda.
- Veamos dijo, he sido lanzado al aire en dos ocasiones sin razón aparente o justificada, recibí una golpiza por tus tutores…
- Bien, bien, dije un poco exasperada, dame 45 minutos y estaré lista.
Sonrió en señal de triunfo.
- No hay necesidad de ser tan dramáticos – dije.
Está bien me dije a mi misma al tiempo que disfrutaba de un revitalizante baño con agua tibia, se lo debo, no solo por la chamarra de Atlas, si no por lo que había mencionado, además debo comprar su silencio, por lo que más me vale obtener su simpatía.
Recordé la noche en que abrí mi puerta encontrándole tirado en el pasillo.
Le tendí la mano para que se apoyara, de sobra sabía que no podría hacer algún esfuerzo por levantarle. Miré a mí alrededor y parecía no haber nadie.
- ¿Cuál es la razón de que hayas venido acá?
Él simplemente sonrió, sus ojos estaban hinchados, de por sí por su raza sus ojos eran solo una ranura en su rostro, en esas condiciones parecían estar casi cerrados.
Literalmente caminó en cuatro puntos hacia adentro de mi habitación.
Recuerda que los muchachos te pidieron tener cuidado con él, ¿Lo dejarás entrar?
¿Qué se supone que haga? ¿Lo dejo aquí, después de que todo esto fue ocasionado por mi culpa? ¿En qué clase de persona me convertiría si hago eso?
No digas que no te lo advertí.
Cerré la puerta tras nuestra entrada, fui al baño por una toalla húmeda para limpiar un poco sus heridas. Él se había recostado en el sillón.
Quitó bruscamente la toalla de mis manos y torpemente limpió por sí mismo sus heridas.
Este gestó ocasionó mi molestia, por lo que emití una carcajada y un gesto de indignación.
- Asumiré entonces que no deseas mi ayuda.
Me sentí culpable por unos instantes, solo que de inmediato aclaré mi mente.
- Si gustas puedes quedarte aquí hasta que te sientas mejor, aunque ¿Por qué viniste aquí?
Se quedó mirando al techo, continuaba sosteniéndose un costado. No recuerdo que Atlas haya quedado tan mal después de haberse enfrentado a mis tíos en su papel protector de la única sobrina que tienen.
- Dime BB, ¿Has considerado mi propuesta?
No, respondí de inmediato, de hecho pasó quizás un minuto que estuve parada frente a él sin darle una respuesta.
Él sonrió y emitió un gesto de dolor al hacerlo.
- Supongo que no. Yo hablo enserio, estoy casi seguro de que más de uno te ha hablado de mí y sé que no tienen nada bueno por decir, tampoco es un secreto que Atlas y yo somos rivales y estoy seguro de que tus alarmas te piden alejarte de mí, pero yo solo deseo estar a tu lado. Mis intenciones son puras y solo cuento con mi palabra para respaldarlas.
            A partir de ese punto debería iniciar mi conversación en nuestra “cita”.



CONTINUARÁ...

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