Eran finales de Octubre y dos eventos estaban próximos a suscitarse:
1.
En poco más de quince días semana se llevaría a
cabo un evento en la clase de César el cual se titula “ Elemento Clave “ (A
juzgar por el título, me imaginé que sería algo así como el elemento que activa
tu progreso, etc.) y,
2.
Estaba a poco más
de una semana del verdadero cumpleaños de Altas.
Para éste último evento había
tenido que encontrar el momento de hablar a solas con los trillizos.
- A mí no me vengan con
cuentos dije, sé que ustedes harán una celebración a lo grande para éste
evento, me juego el apellido si no tienen reservado ya el lugar y todo lo
demás.
- Negaremos todo hasta hablar
con nuestro abogado – dijo uno de ellos.
- Lo que pido es simple,
contraten a unas bailarinas casi exóticas y permítanme ser una de ellas, seguro
que podrán organizarlo, quiero estar dentro de la coreografía, muy del tipo de
“The pussy Cat Dolls”, es todo lo que pido.
- Atlas nos despellejaría
vivos si accedemos a tal locura.
- No tiene que saber que
ustedes estuvieron involucrados, pueden fingir demencia, incluso pueden
organizar fiesta de máscaras o algo similar, así ni siquiera se dará cuenta que
estoy ahí.
- ¿No puedes hacer ésta
celebración en privado?
- Si puedo, dije, pero esto
sería una gran sorpresa para él.
- ¿Me ayudarán o no?
- Se miraron entre ellos. Lo
haremos con dos condiciones – dijo el Rubio – Después de todo no tienes otra
manera para pagar nuestros honorarios.
- ¿Qué tienes en mente?
- Trabaja para nosotros,
necesitamos ideas nuevas, una mujer que atienda a nuestros clientes, y un toque
femenino, el mundo aún no está preparado para mi visión – dijo el “ Claramente
Gay” de los trillizos - además te vendría bien algo de dinero.
- ¿ Creen que cuento con lo
necesario? – La idea me entusiasmó sin dudarlo y ellos me pagarían por hacerlo.
- Creemos que con nuestra
ayuda contarás con lo necesario en breve – afirmó el rubio.
- ¿Cuál es la otra condición?
- Una cita, con mi hermano y otra con migo. A
él solo le deberías un favor – Señalaron al moreno. Recordé que ellos
confesaron abiertamente ciertas intenciones para conmigo ….
Esas palabras me transportaron
a las citas y los requisitos que
demandaba Atlas.
- No, no acepto.
- Vamos BB, únicamente te
mostraremos lo encantadores y caballerosos que podemos llegar a ser si acaso decidieras
mandar a volar a Atlas.
- No, Gracias – Ustedes perderían
todos los dientes y yo… bueno, me sentiría muy mal conmigo misma.
- Lo cambio por favores – Se
miraron entre ellos. Me dieron la mano y se retiraron con cierta prisa de ahí.
Comenzaremos este fin de semana los ensayos, asegúrate de estar disponible.
- Pensé que algo habría detrás
de todo esto, pero llegado el momento lo enfrentaría, no me detuve a analizar
detalles.
- ¿ De que hablaban, ellos
huyeron cuando me vieron llegar? – dijo Atlas quien me abrazó por la espalda.
- De nada en particular, me
decían que querían raptarte este fin de semana, y dado que me toca ir con mi
familia, les dije que tenían mi permiso.
- ¿Tengo tu permiso? - rio de manera burlona.
- Claro, además de que ahora
parezco ratón de biblioteca, no soy una compañía muy animada, sal y diviértete
con ellos.
No dijo nada más.
Un par de días después, con el
tiempo apenas justo para lograrlo los trillizos accedieron a ayudarme, solo que
también tenían que cubrir sus espaldas por lo que diseñaron un plan para una
celebración un poco más íntima.
- Si
lo que quieres es un baile exótico, lo podemos arreglar, pero no te exhibirás
ante un público con nuestra ayuda, valoramos nuestro pellejo, además de que eso
sería traición directa para nuestro hermano a quién honestamente apreciamos más
que a ti.
-De
acuerdo, eso puedo aceptarlo - dije
volteando los ojos hacia arriba, como si me quedara alguna otra alternativa.
-
Tomarás clases de bailes sugerentes con una maestra que contrataremos para
dicho propósito, que si me permites decirlo, lo único que necesitas es que
despierte toda tu sensualidad y escuchar a tu instinto, tienes todo el equipo
necesario. Dijo el pelirrojo – Y después quizás quieras mostrarme lo aprendido,
guiñó un ojo.
Ese
fue el trato que hice con ellos y cumplieron a pies juntillas.
Ahí
estaba yo esperando por Atlas, el día
indicado 11 de Noviembre, en una habitación de un Hotel cualquiera.. Bueno no,
eso sonó a canción, el hotel no era cualquier Hotel, era por supuesto un hotel
de categoría Grand Turismo ( el único en nuestra ciudad), me llevaron desde
temprano hasta ahí.
- Nos
gustaría que comiences a ver cómo es que trabajamos – me instruía el Rubio.
Dejé
mis cosas en un sillón y presté atención haciendo anotaciones mentales, después
de todo al final del día yo era una clienta más. Contamos con convenios con una
serie de negocios que nos pueden brindar buen servicio, pero sobre todo
discreción, ya que eso es un requisito indispensable para nosotros. El precio
no es un factor importante, pero es necesario saber si el cliente cuenta con
algún presupuesto, lo primordial es atender la necesidad del cliente en el
tiempo requerido.
Utilizaremos ésta ocasión como
ejemplo, nuestra clienta quiere darle una sorpresa a su novio, pero requiere
que nosotros diseñemos completamente la estrategia, no cuestionamos, solo
hacemos preguntas específicas.
¿Requieres algún tipo de
transporte?, ¿Alguna habitación que tengas en mente?, ¿ Algunas horas o noche
completa? ¿Alergias? ¿Alguna decoración o color específico? – Me sigues –
preguntó.
En este caso es necesario que
nosotros diseñemos completamente la estrategia, así como coordinar todo y
además que ambos queden satisfechos, lo cual eleva muchísimo nuestros
honorarios, pero las personas que nos contratan saben que lo valemos y lo pagan
sin cuestionar.
Me guio hasta unas cajas que
había dejado sobre la cama.
- Sabemos que el color
favorito de Atlas es el negro en lencería femenina, encontrarás lo necesario en
éstos paquetes, de tu talla y sobre todo que enfatice tus encantos.
- Aquí es donde entro yo, dijo
el Moreno, soy magnífico para adivinar tallas y encontrar las prendas que te
destacarán tus mejores puntos y ocultarán tus defectos – hizo una pausa – no es
tu caso guiñó el ojo. Sacó delicadas prendas de los paquetes que señaló y me
puse color rojo encendido, él lo notó y
las guardó de inmediato.
- Quizás sea mejor que las
inspecciones en privado. – Ese también es nuestro trabajo, detectar la
incomodidad del cliente y hacer que se sienta tranquilo y seguro.
Continuó el Rubio – Nos
aseguramos que la iluminación sea la adecuada – bajó un poco la intensidad de
las luces, revisamos que todo funcione bien, dentro de la habitación, repasó
todos los servicios… Confirmamos en la recepción que se encuentren disponible
las fresas , champagne y alimentos…
- Dejamos además en el closet
un equipo completo de artículos que pueden resultar de utilidad.. ( Bebidas
energéticas, chocolates, preservativos…) Debes observar también que nuestros
tiempos deben estar perfectamente coordinados y la comunicación es básica para
nosotros.
Habiendo dicho esto, se colocaron los tres al pie de la puerta.
- Nuestros servicios están
casi completos, iremos a buscar a Atlas para sacarlo de su fiesta y lo
traeremos aquí para ti, asegúrate de estar lista en 30 minutos, no lo traeremos antes, si me permites
sugerir, colócate el antifaz para que no pueda reconocerte con facilidad y
ubícate sensualmente en la cama, el
resto lo dejamos a tu criterio. Dicho esto se retiraron.
Contaba con el tiempo justo,
saqué las prendas de las cajas que dejaron para mí, y quedé sin aliento por
unos instantes, el encaje era muy suave y lleno de transparencias, rogué por entender como colocar todo aquello
sin romper nada en el intento, todo me calzó como guante y honestamente el
moreno sí que sabía cómo hacer su trabajo, lucía más que deseable en aquel
atuendo. Entendí entonces la cita que concretaron para mí un día anterior,
donde me llevaron a hacerme mantenimiento completo ( exfoliación, depilación, etc.).
Miré el reloj, no tardaban mucho en
llegar..
Horas antes había ido a comer
con Atlas en una supuesta y única celebración de cumpleaños, él había
argumentado que no deseaba separarse de mí, “ Ellos, tus hermanos tienen lista
tu celebración, no te detengas por mí”.
Fue una fuerte discusión muy equilibrada llena de argumentos muy válidos
por ambas partes, pero al final accedió a ir.
Pude escuchar que se
acercaban, reían fuertemente. Al menos estaba feliz. Yo me encontraba preparada.
Al entrar ellos a la recámara
mi corazón se desbocó y derritió al mismo tiempo.
- ¿Qué es esto? – preguntó al
ver la habitación claramente preparada, luz tenue, algunos pétalos aromáticos
distribuidos por el piso y yo sobre la cama, tendida de costado con una de mis
manos cayendo casualmente sobre mis caderas, antifaz de plumas y labios color
carmín encendido sonriendo para él.
- Nuestro regalo de
cumpleaños, dijo uno de ellos. Dado que
BB y tú aun no formalizan nada y pensamos que quizás necesitaras un poco de
diversión para olvidarte y pasar de ella, salieron de ahí y cerraron la puerta
detrás de ellos.
- Él no dio un paso más allá,
y respiró profundo. Titubeo en un gesto no muy propio de él. Claramente no me
había reconocido pues me encontraba oculta en la semi penumbra con un antifaz
que cubría la mayor parte de mi rostro.
- Señorita, comenzó a decir,
agradezco los servicios para los que la hayan contratado mis hermanos, pero no
podré quedarme, si acaso quedó algún pago pendiente con gusto cubriré el
importe.
Me estaba rechazando porque no
sabía quién era yo ¡El solo me quería a mí!. Ese es uno de los mejores
afrodisiacos que puedo tener. Me
incorporé y me senté en la orilla de la cama, con mi corset que hacía resaltar
mis senos. Evidentemente no pudo dejar de echar un vistazo a lo que tenía
enfrente, sin embargo desvió la mirada, al tiempo que yo me ponía de pie.
- ¿Seguro que no quieres ver
más de cerca? Quizás algo de lo que tengo aquí te agrade – hice una pausa – y
lo quieras tomar.
Su cerebro tardó apenas unos
segundos en reconocer mi voz, y sus ojos se abrieron ampliamente ante aquella
revelación, entonces no solo miró, si no que observó con deleite. Sonrió de
lado y cruzó sus brazos, apoyando su
quijada en una de sus manos, sus ojos ahora brillaban y
observaban con deseo.
- Necesito que te gires para
poder dar un nuevo vistazo de lo que tienes por ofrecer, soy exigente – dijo con
desdén y adentrándose en el juego.
Entonces como toda una come
hombres, comencé a girar, lentamente, deslizando mis manos sobre mi cuerpo y contoneando mis caderas, me detuve cuando
estuve de espaldas a él, colocando mi barbilla sobre mi hombro para mirarle, me
quedé unos momentos ahí, esperando alguna reacción de su parte, él disfrutaba
de la vista, sin dudarlo.
Escuché que comenzó a caminar
y vi como pasaba al lado mío, de paso ajustó la iluminación dejando al máximo
la misma, ahora contaba con iluminación total, él se ubicó en el sillón más
próximo, sin dejar de observarme.
- Confío en que estoy
cubriendo sus exigentes expectativas –
dije sonriendo.
- Aún estamos en etapa de
evaluación – señaló tratando de esconder una sonrisa. Acércate, ordenó.
- Caminé con paso firme, me
detuve cuando quedé frente él y me miraba hacia arriba, puse mis manos en mi
cintura y tal como había aprendido de una gran maestra, elevé mi pie hasta
apoyarlo en el asiento entre sus piernas. Emitió un gemido, suspiro, algo.. se
inclinó para besar mi rodilla, y sus manos se colocaron en mi muslo al inicio
de las medias de red que llevaba.
- ¿ Puedo? Preguntó haciendo
ademán de retirarlas. Necesito inspeccionar más a detalle. Hice un gesto
afirmativo con la cabeza sosteniendo mi respiración. Deslizó la media hasta la
altura de mi tobillo, al tiempo que daba pequeños besos desde mi muslo y en
dirección hacia mi tobillo, encendiendo todas mis sensaciones y emociones al
máximo, nuestras respiraciones comenzaron a agitarse, me tomó por el tobillo y
guio mi pie e hizo lo propio con la otra pierna.
Él se
tomó su tiempo, sin prisas, la noche era nuestra, el tiempo carecía de
significado en ese momento, tocando,
disfrutando, se puso en pie y me retiró el antifaz, tomó mi rostro entre sus
manos y acercó mis labios hacia él, fusionándolos en un beso con los míos, le
abracé y lo atraje más hacia mi cuerpo, él no opuso resistencia, tampoco lo
hice yo, ¿Cuál era el objeto, si después de todo el deseo era mutuo?.
Me
cargó por la cintura de manera que mis piernas abrazaran su cintura, sin dejar
de besarme y nos guio hasta la cama, para continuar saboreándonos por unos
instantes más, introduje mis dedos en su cabello y al mismo tiempo lo acerque
más a mí, su sabor, su aroma, todo en él era una invitación sumamente
provocadora para mí.
Se
incorporó en sus rodillas, sacando su camisa de adentro del pantalón, me
incorporé.
- Por favor no me quites el placer
de hacerlo yo.
Retiró sus manos dejándolas
caer a sus costados mientras me observaba ejecutar aquella labor, me demoré
tanto como pude, dando pequeños besos
sobre la piel que descubría a cada paso, haciéndolo estremecer, pude ver por la
cercanía que cierta parte de él reaccionaba a todo aquello. Retomamos el punto donde estábamos momentos antes sin
demora, y sin presiones.
Escuché
mi celular sonar a lo lejos osando interrumpir aquel momento, por lo que solo
atiné a ignorarlo olímpicamente, lo que fuese podía esperar, ese momento solo quería
que existiéramos él y yo, que ese
momento solo fuese para nosotros.
Me
retiró completamente las medias llenando de besos mis piernas, adoré aquella
sensación, mi cuerpo estaba respondiendo también a aquella estimulación, con
gran habilidad me quitó el corsé que llevaba, evité pensar que evidentemente no
era la primera vez que lo hacía, y me concentré en disfrutar el como sostenía cada
uno de mis senos en sus manos y succionaba mis pezones, llevándome a un punto
sin retorno.
Nuevamente
mi celular sonó – Diablos que inoportuno – pensé, quizás sean los promotores de
los teléfonos ofreciéndome un nuevo plan… Él levantó la vista, pero lo regresé
tomando su rostro entre mis manos y guiándolo a mi boca, deseaba que no se
detuviera, lo quería nuevamente explorando mi cuerpo y sus rincones más ocultos.
Se
incorporó para retirar sus zapatos y pantalones, me ofreció una magnifica vista
de todo él, desnudo y listo.
-
¿Debo asumir que tenemos protección?
-
Afirmé, aunque pensándolo bien, los dejé en mi bolsa en el baño – dame unos
momentos y regreso, dije.
Escuché
que su celular sonó y él respondió y mi corazón se apachurró un poco pues
hubiese pensado que ignoraría cualquier llamada estando conmigo en aquellas
circunstancias, tomé el envoltorio metálico y regresé, él estaba sentado en la
cama, me miró y corrió a abrazarme
¿ Que
sucedía? Mi corazón dio un salto, mil cosas pasaron por mi mente, mi familia,
los muchachos, ¿qué había sucedido? Reparé entonces en las 2 llamadas perdidas
que tenía, me liberé de sus brazos y cogí mi teléfono: “Mamá” decían las
llamadas así como varios mensajes que también tenía, busqué sus ojos con mis
ojos.
Me abrazó.
- Tenemos
que irnos, es tu abuela, está muy grave en el hospital. Tu mamá intentó
localizarte en tu celular entonces llamó a César cuando no contestaste.
El resto lo deduje por mí misma aunque reconozco
que mi mente registró todo esto en cámara lenta, difícilmente entendía lo que
sucedía.
- ¿BB? ¿Estás bien?
Solo asentí.
La mamá de mi papá había
fallecido años antes por lo que era la mamá de mi mamá a quien se referían,
ella y yo tenemos una relación cercana aunque sentí que la traicionaba cuando
accedí a mudarme con los muchachos sin siquiera pedir su opinión y
consentimiento. Atlas me ayudó a vestirme, yo estaba en estado de shock, al
mismo tiempo llamó a uno de los
trillizos explicando lo que había sucedido y pidiendo que subieran a arreglar
todo a nuestra salida.
- ¿Eso también lo incluyen sus
honorarios? – Sonreí.
Literalmente él me visitó, y
nos apresuró a salir de ahí.
- ¿Sabes el hospital en el que
está? – Preguntó
Saqué mi celular para ver si
me había enviado algún mensaje al respecto, vi el resto de los mensajes que
había enviado, avisó hacía más de una
hora que diciendo que habían surgido problemas con mi abue, y que la llevarían
al hospital XXX, revisé la hora y me sentí muy mal conmigo misma pues a esa
hora debía haber estado yo haciendo los arreglos para aquella celebración ahora
arruinada.
Mi sangre se heló, comencé a
llorar a raudales, Atlas me decía que me calmara que todo estaría bien.
- No lo entiendes dije entre
sollozos - si ella tuvo que llamarle a
César para localizarme y además dijo “ Esta muy grave, date prisa porque es
posible que ya no la encuentres viva”, entonces ya no está viva. Hablamos más
de una vez de esto. ”Si algo sucede y alguno de nosotros no está aquí,
simplemente diré “Date prisa, es posible que no lo encuentres vivo” de ésta
manera no los pondré en riesgo a ustedes también.
- Siempre es posible que sea
cierto, que ella aún esté con vida.
- Altas en mi conciencia
siempre quedará que no estuve ahí el último momento de mi abuela, si no que por
el contrario estaba satisfaciendo mis más primitivos instintos. No dijo nada,
se limitó a manejar.
Cuando llegué, no necesité
preguntar, vi sus rostros, no había nada por hacer. Me desplomé, Atlas me
abrazó intentando consolarme, dejé que mis lágrimas recorrieran libremente mi rostro,
lloré a grito y en silencio, no podía lavarme aquel cargo de consciencia.
Los muchachos no tardaron en
llegar. Mi familia los veía asombrados. Ellos no sabían quiénes eran o porque
estaban ahí consolándome y llorando a mi lado. César se acercó a mi mamá e
intercambiaron algunas palabras. Los trillizos llegaron un tiempo después, yo
ya me encontraba más calmada. Durante la noche hubo intensa movilización por
parte de mi familia para hacer los
preparativos necesarios….
Entrada la madrugada la
llevaron al lugar donde su cuerpo sería velado y ese fue el momento para mí,
donde me romí completamente, fui consciente de que jamás volvería a verle con
vida, escuchar sus consejos, regaños o volvería a ver su sonrisa. Vi su cuerpo
frío e inerte, ¡Quería golpear a alguien y quería hacerlo ya!
Atlas me abrazó y me llevo
lejos de ahí, a un rincón para que pudiese reaccionar libremente en la manera
en la que lo quisiera. Acariciaba mi cabeza mientras yo lo cubría de lágrimas y
mocos – Llora para sanar tu alma, yo estoy aquí para sostenerte.
Los trillizos, llegaron con
cobijas para los presentes, sabían que nos
esperaba una larga noche, recuerdo que pensé cuan curioso era aquello,
no sabía con exactitud si sentirme mal o bien por ellos, por un lado ellos
jamás tendrían que vivir aquellas experiencias, la muerte de un papá, una mamá,
un abuelo… por ese lado está muy bien, pero en el otro jamás vivirían las
bonitas experiencias que éstos seres nos proporcionan.
No faltó quien preguntase por
ellos, mi mamá les había dicho que eran compañeros de trabajo y para ahorrarse
más explicaciones situó a Atlas como mi último pretendiente, casi mi novio.
Dentro de mi tristeza y
destrozado corazón, había una cosa que me carcomía más que todo ¿Cómo podría
superar aquel cargo de consciencia?
Muchos integrantes de mi
familia pasamos la noche ahí, como dije, los trillizos se encargaron de
alimentarnos, arroparnos y cubrir nuestras necesidades básicas y apremiantes.
Una de las peticiones de mi
abuela, era de la ser sepultada casi inmediatamente después de su muerte y sus
peticiones eran como una orden para todos nosotros. Se organizó para que fuera
sepultada antes de las doce del día ya que, de acuerdo a nuestras creencias, es
cuando la tierra se abre para recibir el cuerpo del fallecido.
Me sorprendí al ver a todos
los integrantes de mi nueva familia, mi familia energética, presentes,
brindando sus condolencias y respeto, incluso "ella", todos juntos
como un contingente de alguna milicia, en la parte de atrás de la iglesia en
donde se celebró la última misa de “ cuerpo presente” de mi abuelita. Nadie de
ellos podía entender completamente mi sentimiento, ninguno conocía más familia
fuera de nosotros mismos, quizás por ello es que estaban ahí.
El negro es un color funesto y
hoy cobró un nuevo significado.
Cualquiera pudiera decir que
era un día como cualquier otro, un día de Noviembre, un día común, solo que ese
día, yo estaba enterrando a mi abuela.
Cuando la sepultamos nadie se
quería mover de ahí, nadie en su sano juicio, quería aceptar que una vez que la
dejásemos ahí, no había marcha atrás, se quedaría en aquel lugar frío y sola,
sus hijas e hijos se encargaron de
vestirla con triple capa de ropa, le colocaron uno de sus tantos gorros que
ella misma tejió y no pudieron olvidar su singular bastón ( bordón como ella
decía, esto había sido claramente especificado por ella en alguna de esas
pláticas que sostuvo con ellos, ella no le temía a la muerte, para ella era
parte de la vida, era cumplir con un ciclo, ella lo entendía perfecto e intentó
transmitirnos ese conocimiento, solo que, en el fondo de nuestra consciencia,
no cabía esa "resignación", no tan pronto.
A éste punto más de uno había
preguntado por Atlas, por lo que realicé las presentaciones correspondientes de
"mi compañero de trabajo", al igual que los muchachos y el resto de
los presentes. Vaya manera de hacer aquella presentación, pensé, también
recuerdo haber pensado que quizás mi abue había planeado todo esto finalmente
ella siempre demostró tener más conocimiento que cualquiera de nosotros aun
cuando ella ni siquiera al kínder asistió.
Llegaron días difíciles, días
oscuros para mí, días donde tenía que
ajustar cuentas con mi conciencia
e iba perdiendo aquella batalla. Después de haberle dejado ahí en el
cementerio, decidí que el mejor castigo
para lo que acababa de hacer era alejarme de mi familia sanguínea, por lo que
le aseguré a mi mamá que estaría bien y que cumpliría con mis compromisos tal
como mi abue siempre había dicho “ el espectáculo debe continuar”. Llegué a mi
recámara y no quería ver a nadie, me encerré ahí junto a mi dolor y tristeza,
no era momento para estar sola, pero elegí estarlo y luchar contra mi
conciencia, en contra de saber que mi abuela agonizaba mientras yo intentaba
tener sexo ¡¡¡¡ Dios!!!, ¿Qué clase de persona soy?
Pasaron las horas y yo estaba
ahí tumbada en el suelo, con una desesperación agonizante, no supe como canalizar
todo aquello por lo que tomé mi ropa deportiva, mis tenis, me coloqué mis
audífonos y salí a correr, los muchachos solo observaron la escena, corrí y
corrí hasta que mis muslos ardían, hasta que mis pulmones casi estallan por
aquel esfuerzo, corrí hasta que ya no podía más e incluso después de eso, fue
hasta que tropecé pues mis pies fueron incapaces de sostenerme más que me derrumbé
esperando que por fin mi agotado cuerpo durmiera un
poco, pero no sucedió, dentro de mi ser estaba aquella emoción inflándose como
globo y empujando por dentro mi piel, casi al punto de estallar, grité hasta
quedarme sin aliento, grité hasta que mi cabeza casi estalla por el esfuerzo,
hasta que quedé sin aire, hasta quedar sin voz, ¡Como me odiaba!. No sé cuánto
tiempo pasó pero no había más luz del día, solo la luna alumbraba un poco
aquella escena, intenté ponerme de pie, pero el cansancio me lo impidió. Me
tumbé nuevamente y me rendí, cerré los ojos y desee desaparecer.
Abrí los ojos y por unos
segundos, por unos felices segundos no recordé lo que había sucedido, mi Ipod
se había quedado sin pila por lo que desconocía el tiempo que había trascurrido,
me senté y abracé mis piernas contra mi pecho.
Me puse de pie incapaz de
saber si podría encontrar el camino de regreso a casa entre aquella penumbra,
pero no tuve que esperar a investigarlo, tan pronto me puse de pie, me di
cuenta que Atlas se encontraba una prudente distancia de ahí
- No puedo verte en estos
momentos Atlas, no con lo sucedido, lo lamento.
- Nada de lo que hubieses
hecho o dejado de hacer, cambiaría el resultado.
- ¡EXPLICASELO ENTONCES A MI
PUTA CONCIENCIA!.
- La única que puede perdonarse
algo que sinceramente nadie te está cuestionando eres tú. Tu sola decidiste
hacer de un acto simple una pesada carga, no estabas haciendo nada malo, no hiciste
nada malo, es simple: así debía ser, solo debes entender cual es la enseñanza
detrás de esta dura lección. Me tomó de la mano y me guió de regreso a casa,
nos tomó una hora llegar hasta un coche que estaba ahí esperando por nosotros,
hasta donde adivino fue el lugar que pudo accesar. Regresamos en silencio no
dijo nada mas, me bajé del coche sin esperarle. El me vio desaparecer tras la
puerta de entrada de mi casa. Ahí estaban los muchachos. Se pusieron de pie al
verme llegar.
César me abrazó y honestamente no quería que
lo hiciera, comenzaría a llorar inevitablemente de nuevo. Llora todo lo que
necesites pequeña – Besó mi cabeza.
- Quiero estar sola, dije.
- Y respetaremos esa decisión
dijo Jason, al menos por los siguientes días, lo mejor para éstos casos es
estar en compañía de las personas que te aman y aquí estamos nosotros para esa
labor.
- Haz las paces con tu alma –
dijo Mario. Me pregunté si sabría la verdadera razón de mi estado actual.
- Me preguntaba si mañana … -
hice una pausa – podría faltar al entrenamiento.
- Querrás decir hoy –
respondió Mario – Puedes omitir el entrenamiento de esta semana para que te
recuperes, dijo. Tómate tu tiempo, éstas situaciones nunca son fáciles.
Subí a mi recámara y tomé un
baño rápido, no me importó meterme en mi cama con el cabello aun empapado.
Había una bandeja con algo de
comer, pero la ignoré por completo, quería sumergirme en un sueño profundo y no
despertar hasta que mi corazón hubiese sanado o al menos ya no sintiera dolor,
desperté al siguiente día bastante entrada la mañana, me quedé mirando el techo
mientras mis ojos se inundaban de lágrimas por el recuerdo de la partida de mi
abue.
Había nuevamente comida en mi
mesita de noche, misma que no toqué. Salí y tome las llaves de uno de los
carros, después de todo había tenido su permiso para hacerlo. Fui con mis papás
más que otra cosa para ver cómo estaba mi mamá, afortunadamente la
encontré mucho mejor de lo que esperaba incluso mucho mejor que yo. Salí tarde
de ahí y cuando llegue todos estaban ahí en la sala esperando.
- No desayunaste - indicó
Mario
- No tenía mucho apetito, pero
comí algo en casa de mis papás.
- ¿Cómo están ellos?
- Mi mamá se encuentra mucho
mejor de lo que esperaba, debo reconocerlo, fue una muerte repentina, aunque mi
abue ya tenía ciertos padecimientos, afortunadamente no estuvo en cama enferma,
era algo a lo que ella le temía por así decirlo, creo que mi mamá está
encontrando resignación en ello.
- ¿Y tú?, como te encuentras,
preguntó César.
- Bajé la cabeza y me derrumbé
ante aquella pregunta, ¿yo? Estoy luchando en contra de mi conciencia ¿saben?,
después de todo no acudí cuando me llamaron, no acudí a verla en sus último
momentos, no estuve ahí, ahora tendré que vivir el resto de mi vida con ello en
mi conciencia. Me sorprendí ante aquella confesión, pero las palabras fluyeron fácilmente a través de
mis labios, y honestamente sentí un gran alivio al decir aquello, no
preguntaron detalles, no me hicieron sentir más miserable de lo que ya era.
- Siéntate un momento solicitó
– Bruno. A estas alturas debes saber que todos nosotros conocemos disciplinas
que pueden ayudarte a sanar ese dolor, pero no podemos hacer nada si tú no
quieres sanarlo.
A este punto mis lágrimas
habían pasado un punto de no retorno. Estaba nuevamente moqueando y llorando
como loca.
- BB, no podemos solicitarte
que confíes ciegamente en nosotros, y mucho menos a tan pocos meses de tu
llegada a nuestra vida, tratamos de darte tu espacio y respetar tus decisiones,
hoy tenemos que tomar cartas en el asunto pues éste desafortunado evento te
está afectando más de lo que quieres reconocer, tu apetito disminuyó y eso no
podemos pasarlo por alto, te estás autocastigando por algo que necesitas
comenzar a aceptar como parte de un contrato que tenían tú y tu abuela, lee
este libro, te ayudará – Bruno puso el libro sobre mi regazo.
No entendía como ellos podían
siquiera pensar que yo tendría ánimos de leer, no me estaba autocastigando, era
algo que merecía, ellos no lo entenderían.
Tomé el libro y les dije que
subiría a descansar no sin antes agradecer por el coche y les dije que solo
necesitaba tiempo, que los vería mañana. Entendí entonces que debía
esforzarme por regresar a su normalidad mi rutina, debía encontrar la
motivación y la fuerza. Atlas mes estaba dando mi espacio y lo agradecí
infinitamente, pues era la última persona a quien podía ver en esos momentos. Dormí
un poco mejor ese día, desafortunadamente en medio de la madrugada me desperté
y no pude dormir más, elegí salir a correr nuevamente para agotar a mi cuerpo y
que accediera a dormir para anestesiar mi dolor. Era muy temprano, intenté
hacer el menor ruido posible intentando no despertar a nadie, sensatamente tomé
mi celular una botella de agua y salí dispuesta a destrozar mi cuerpo. Troté
por todo el perímetro de los dominios de la asociación, mi cabeza daba vueltas
entre el dolor y la confusión de mi cuerpo al no entender por qué lo estaba
esforzando de aquella manera. Recordé como ese día elegí estar con Atlas, y me
reprimí una sonrisa. La loca de la casa había comenzado a hablar nuevamente.
Debes ser la peor persona del mundo.
La ignoré, pero ella luchó por
hacerme saber que estaba ahí para ejecutar su papel de juez.
Tu abuela agonizaba, probablemente esperando por tu llegada, mientras tú te contoneabas en
frente de alguien a quien difícilmente podrás hacer tuyo completamente, frente
a alguien a quien jamás podrás llegarle a la altura. No olvides la chica que lo
abordó en la fiesta de bienvenida…
No olvidemos tampoco lo que
escuchamos esa noche, me rechazó porque pensó que no era yo, además los
trillizos le habían dicho…
Tu sola quieres convencerte de lo contrario. Afronta
tu realidad de una vez y por todas, él no es para ti.
¿Entonces por qué ha tenido
tantas muestras de cariño y me atrevo a decir amor, para con migo?
Ves solo lo que quieres ver, él al igual que muchos
más te mostrarán su lado bueno para obtener lo que quieren y después se
convertirán en algo ruin y nefasto. ¿Dónde está ahorita?
No vayas por ahí BB…
Notaste que no está a tu lado, evidentemente él
celebró su cumpleaños contigo o sin ti, ¿Te está dando tu espacio? Pobre Ilusa,
esta encamado con alguien más, cogiendo y revolcándose, algo que tú no has
querido darle.
Él me está dando mi espacio,
es todo, yo se lo pedí.
Si realmente te quisiera estuviera a tu lado, después
de todo estás viviendo momentos difíciles, si realmente te quisiera o amara
como lo quieres creer, estaría aquí sin importar nada más…
Mi mente acalló y mi cuerpo
colapsó… no pude más, me hinqué llorando desesperadamente, mi parte racional
tenía razón estuve jugando un juego en el que no tenía la mínima oportunidad de
ganar, él … él no está aquí, lo elegí a él sobre mi abue, y ahora ella tampoco
está aquí, en ese justo momento, con ese
pensamiento en mente y mi conciencia agonizando, mi cuerpo se inundó de ese
sentimiento que no te deja respirar, que te cae en el pecho como una pesada
piedra, que te infla de adentro hacia afuera sintiendo que te asfixias pero que
no termina de desaparecer…. Grité con toda mi alma, fuerzas y aire para
intentar sacar éste dolor, le grite a Dios, le grite al Demonio, me grité a mí
misma y comencé a golpear el suelo con mis manos, con mis puños hasta que
estuvieron sangrantes e incluso aun así continué golpeándolos, me odié, merecía
cualquier castigo, lo merecía sin duda.
De la nada y sin pensarlo ahí
estaba él.
- ¿Pero qué has hecho patea
traseros?
- Déjame – le grité casi sin
aliento y con la voz ronca producto de mis gritos anteriores.
Se
hincó frente a mí y me abrazó impidiendo que continuara provocándome daño, a él
también le golpeé un poco.
-
Suéltame – le demandé. ¿Dónde has estado? ¿No se supone que deberías estar
disponible para mí 24 x 7?
-
Solo me alejé para darte espacio y que pudieras hacer las paces con tu
conciencia, supuse que mi presencia sería un amargo recordatorio, de haber
sabido que te pondrías así, jamás me hubiera alejado de tu lado…
-
Déjame, ve con quien quiera que estuviste estos días… no quiero saber.
Vamos
tenemos que curar tus heridas.
- No,
no quiero curarlas. Me miró unos momentos, me alejó un poco y me estudió,
entrecerró los ojos y literalmente sentí como veía a través de mí. Regresó a
abrazarme, tienes que comenzar a hablar, con migo o con quien quieras, no es
saludable para ti o para nadie guardarse esas emociones. Vamos dilo, dilo en
voz alta, te sentirás mejor te lo garantizo.
- No.
¡Déjame!
Continuó
abrazándome. Bien, como te plazca. Pasados unos minutos Comenzó a caminar con
migo entre los brazos, me solté y caminé por mí misma a regañadientes. Nos
tomaría un largo rato llegar a la casa. Caminó en silencio a mi lado. Llegamos
a casa, de inmediato lavo mis manos con sumo cuidado, intentando no lastimarme
pero honestamente no me importaba.
Nos
sentamos en la mesa del comedor y colocó el desayuno que los muchachos habían
dejado para mí.
- No
tengo hambre – dije.
- Lo
sé y lo entiendo pero necesitas comer, no has probado alimento en días y aun
cuando crees que nos engañas, lo sabemos. Come, no es una petición.
Me
puse de pie, ¡No!, Me di la vuelta con la intención de salir de ahí, él me
atrapó al instante por la cintura, arrastrándome hacia la silla nuevamente.
-
Puedes hacerlo de la manera fácil o difícil, pero comerás, dijo, tengo cero
tolerancia hacia tus tendencias autodestructivas, pues no solo te destruyes a
ti, nos estrás destruyendo a todos, ¿ Qué pasará si algo te sucede? Te has
puesto a pensar en ello, ¿Qué dirá tu mamá? Seguro nos culpará a nosotros y
eses sería la menor de nuestras preocupaciones. ¿Realmente no somos capaces de
garantizar tu seguridad e incluso protegerte de ti misma?.
Él
tenía un punto que ciertamente no había considerado. Comencé a comer poco a
poco lo que habían dejado para mí y me di cuenta que tenía más hambre de la que
realmente pensé, obviamente la comida me cayó pesada y me produjo pesadez, se
lo dije y me retiré a dormir, me perdí en un profundo sueño lleno de pesadillas,
y todo se reducía a un punto, mi sentido de culpabilidad.
Desperté
entrada la tarde, abrí y cerré un par de veces los ojos, observé el libro que
me había entregado Bruno en mi mesita de noche, ese día también me había negado
a leerlo. Estaba más tranquila pero aun sentía esa furia interna…
¿Realmente ellos sabían todo referente a mis pasos? No
suena tan descabellado.
Caí en una espiral de auto -
destrucción. La siguiente semana regresé a los entrenamientos y buscaba golpear
y ser golpeada, era mi castigo, me repetía constantemente en mi mente.
Atlas me observaba a la
distancia, mantenía su distancia, observar mis pasos y podía afirmar que, se
encontraba a la expectativa de mis pasos, realmente no era mucho lo que él
podía hacer.
A ojos de los muchachos y
Atlas, era simplemente que ahora tenía más empuje, mas motivación y decisión…
Me sentía conforme con aquella
actitud, tenía lo que merecía. Solo podía pensr en la actividad de la siguiente semana, me presentaba una
nueva oportunidad pesé al escuchar a
muchos de los chicos decir que se encontraban muy ansiosos de que llegase el
día, pues era como una batalla en chiquito, donde podían pelear incluso por
días sin tregua…. Sin decir más, era justo lo que necesitaba...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario