Entré a una casa vacía, los muchacho aún no llegaban. Todo olía a limpio, seguramente habrían hecho el aseo recientemente, me sentía culpable sin saber exactamente el porqué, supongo que se remite al hecho de que mi madre siempre nos repartía las actividades de la casa, “ Si lo haces por ti mismo tendrá más valor y te lo pensarás 2 veces antes de hacer tiradero” – nos dice cada sábado y pensándolo bien, me parece que tiene bastante razón.
Subí a mi habitación y me
dispuse a deshacer mi maleta, pude observar que toda la ropa que usé durante la
semana ya se encontraba limpia y nuevamente colocada en el guardarropa, tuve un
único pensamiento: ¡ Gracias a quién quiera que lo hubiese hecho! Estaba
cansada, agotada, exhausta, sin pila, y cualquier otro adjetivo
aplicable.
Llamé a mis padres para
reportarme y que supieran que aún estaba con vida, platicamos un largo rato, mi
hermana me platicó los avances en su clase de violín, y le confirmé a mi mamá
que ahí estaría el viernes siguiente para comenzar el sábado temprano las
actividades de mi graduación, ella estaba feliz y puedo decir un poco
impaciente por verme. Entre las preguntas obligadas estuvieron: ¿Te han tratado
bien?, ¿Estas bien?, etc… ella sabe los detalles de ésta vida, le aseguré
más de una vez que me encontraba bien, aunque ella como mamá sabía que estaba
siendo golpeada y no me imagino como se debe sentir, cuando voluntariamente su
hija se dejó llevar al matadero.
Cuando colgué el teléfono me
alegré no tenerles que ver después de mis recientes actividades, mismas que por
cierto guardé en lo más recóndito de mi mente y me prometí a mí misma
olvidarlas.
Sin saber muy bien que hacer,
de pie frente a las escaleras me dirigí al estudio decidida a elegir un libro
para leer, me enamoré de esa biblioteca desde el primer momento en que la
vi, la cantidad de libros que contenía en perfecto orden, el aroma
propio de los libros, libros nuevos y libros envejecidos,
aroma embriagador; encontré autores variados así como temas y
categorías, aun cuando me debatí entre si elegir alguno de mi autora favorita
decidí que lo mejor era leer un tema nuevo inspirada en mi nueva vida : “ Vida
nueva, libro nuevo”. Nunca he leído nada del Sr. King, por lo que tomé el
primer libro de lo que parecía una Saga, el primer libro en esa fila
llevaba pro nombre: " La Torre Oscura".
Fui a la cocina y tomé un gran
vaso de agua con mucho, mucho hielo y me dirigí a la sala a buscar un
lugar para disfrutar de mi lectura, pensando que con esto podría acallar
cualquier pensamiento escandaloso y pecaminoso que llegara mi mente, a
fin de evitar que se convirtiera en un auto reproche de mi mal –intencionada
mente, la cual cuando no tiene nada más en que pensar, me recuerda a gritos
todas las “malas” acciones que he realizado en mi vida… la muy
intensa.
Así pues me encontraba
preparada para adentrarme en el enigmático mundo del Sr. King, cuando escuché
el timbrar del teléfono, no estaba segura si podía contestar, y si lo hacía,
¿Que debía decir?, “Esta usted hablando a la casa de…” ¿De quién? O soy Fulana
de tal, ¿Es usted gustoso de gusta dejar un mensaje a una completa
desconocida?, durante mis momentos de duda, la contestadora comenzó a
hacer su trabajo. No había grabado un mensaje personalizado, estaba el que
venía de fábrica, después del tono se escuchó:
* Soy yo, necesitamos hablar
de los avances de mi hija, también quiero explorar acciones a tomar
debido a lo sucedido en esta semana. Llámenme*
Mi corazón se aceleró, “Mi
hija” solo se podía referir a una sola persona : Ramsés. No conocía su voz, era
la primera vez que lo escuchaba, ¿Debía decirles a ellos que lo escuché? Me
sentía como si hubiese cometido alguna infracción o como si me hubiese enterado
de algún secreto, pero no fue así, reamente no fue nada nuevo, solo que ahora
conocía su voz. Tenía el libro en las manos pero no estaba leyendo nada en sí,
mi cuerpo se tensó llenándose a la vez de adrenalina y ansiedad.
Escuché movimiento en la
cochera y después escuché como los muchachos comenzaban a entrar a la cocina
desde la cochera, me puse de pie para ir a su encuentro y que pudiesen observar
de primera mano que me encontraba sana y salva. Nos saludamos con un beso y un
abrazo, comenzaron a preguntarme acerca de mi fin de semana, intenté responder
con generalidades que los dejasen conformes, Mario rebuscaba dentro del
refrigerador diseñando un menú decente para la cena, el resto de nosotros nos
encontrábamos sentados en la mesa.
- Si gustan y deciden
arriesgarse puedo cocinar, dije – después de todo son ustedes quienes casi
siempre llevan esa tarea, hoy puedo hacerlo yo, uno de los menús que mejor me
quedan son unas deliciosa hamburguesas dije. Pensaba en la deliciosa receta que
mi mamá preparaba cuando quería consentirnos, les miré esperando su
respuesta.
Teníamos todo lo necesario,
pude ver mientras Mario rebuscaba dentro del refrigerador, únicamente nos
hacían falta algunos ingredientes.
- Alguno de ustedes puede ir
por lo faltante mientras yo preparo el resto, o bien si me prestan un coche
puedo ir en menos de lo que imaginan – señalé sonriendo.
- Jason y yo iremos por lo que
haga falta, asegúrate de elaborarnos una lista, indicó Bruno.
- Quizás puedan traer algo de
postre dije sonriendo.
- Pídele a Atlas que lo
traiga, ordenó Mario, querrás que el pruebe también tus hamburguesas
¿cierto?
Sonreí afirmando, después de
todo ello no conocían lo que había sucedido unas horas antes…
- Te dejaremos sola en la cocina
para que puedas trabajar con libertad, si requieres ayuda, solo tienes que
pedirla – indicó amablemente Mario.
Subí a mi recámara a recogerme
el cabello en una cola de caballo a fin de no contaminar los alimentos que me
disponía a preparar, era la primera vez que preparaba alimentos para ellos,
quería dejar una buena impresión…
Tomé mi celular un poco
vacilante, no quería hablar con él pero si no lo hacía o le pedía a alguien más
hacerlo, levantaría sospechas, opté por un inocente mensaje de texto:
* Aviso: Prepararé la cena. Serán hamburguesas. Los muchachos han dicho
que te corresponde el postre, si no quieres probar mis delicias, lo entenderé. Confirma*.
Me instalé en la cocina
buscando y rebuscando en los estantes, cajones y gavetas lo necesario, como
toda una profesional me puse un mandil y saqué los ingredientes, Revisé el
celular en busca de su respuesta, pero no llegó, evité ir por ese camino donde
seguro pensaría puras tonterías.
Para cuando llegaron con el
resto de los ingredientes, yo ya tenía todo picado y a mitad de proceso
avanzado, preguntaron si necesitaba algo adicional a lo cual respondí que no y
ellos pasaron de largo hacia adentro de la casa.
Revisé nuevamente mi celular…
y nada. Sacudí un poco la cabeza para eliminar pensamientos relativos a ese
tema… y continué con manos a la obra.
No podía faltar un poco de
música en aquel lugar y en tan magno evento.. Red Hot Chili Peppers sonaban en
mi cel. y comencé a ponerle un poco de ritmo a mi vida, la música movida
usualmente me levanta el ánimo, sin mencionar que me sentía particularmente
feliz por estar colaborando en aquella casa, y así despreocupadamente comencé a
tararear mientras ponía, batía, quitaba, preparaba….
Di una vuelta a colocar
algunas cosas en la mesa y sorpresivamente ahí estaba Atlas, sentado en un
extremo, observando sin decir nada como un verdadero acosador. Di un salto por
la impresión así un pequeño grito ahogado.
-No te detengas por mí, aquí
está el postre, dijo señalando una bolsa que había depositado en la mesa
con botes de helado, quizás debas colocarlos en el congelador para evitar que
se derritan.
- Gracias – dije - y tomé lo que había traído.
- No sabía que supieras
cocinar y que además te sintieras cómoda haciéndolo.
- Tampoco preguntaste.
Continué con mis labores
puesto que no quería demorarme más tiempo del necesario.
- Puedes esperar en la sala.
- Para mi sorpresa, escuché su
respuesta a milímetros de mi oído – esperaré aquí, quizás pueda ayudar en
algo.
- Nuevamente sorprendida e
incapacitada ante aquella acción, respondí que no era necesario que más
bien apreciaría algo de espacio – no estas obedeciendo tus propios nuevos
límites, me quejé.
- No te he tocado ni besado,
afirmó mirándome a los ojos, levando esa sexy ceja “la ceja de diablo”.
- Pero esta peligrosa
cercanía…
Se acercó hasta quedar
sostenido en la barra de la cocina con sus manos dejándome entre la barra y él,
sintiendo de ésta manera su calor y su aliento – Continúa sin ser contacto
señaló estirando una mano hasta alcanzar “algo” ubicado detrás mío, ocasionando
que quedáramos a escasos milímetros el uno del otro, utilizando esa encantadora
sonrisa malévola que me derrite, se incorporó y salió de ahí dejándome tan
desconcertada como siempre. Respiré profundo entendiendo su juego.
Maldición Atlas, siempre estas a un paso adelante.
Terminé de preparar todo y los
llamé a la mesa. Me ubiqué estratégicamente lejos de él, al otro extremo de la
mesa para ser exactos.
Se sentaron a degustar mis
fantásticas hamburguesas que, modestia aparte estuvieron como para limpiar el
plato con los dedos…
- Realmente están deliciosas,
si he de ser honesto, no esperaba tanta delicia – afirmó Bruno, comentario que
tomé como un cumplido.
- Además de que son muy
llenadoras, no pude comer más de dos –expresó Jason.
Misión Cumplida, pensé para
mis adentros.
- Podemos hacer de esto toda
una tradición dijo Atlas.
- Podríamos…. – pensó unos
momentos Bruno mientras me miraba.
- O podemos pasar directo al
postre dije al tiempo que me ponía de pie para sacar el postre que había traído
Atlas, a lo cual éste se puso de pie y dijo que me ayudaría, tal como lo había
concluido momentos antes, provocó estar a poca distancia, casi tocando mi piel
pero no lo hacía, lo disfrutaba, podía verlo, estos juegos dementes que gusta
jugar.
Haciendo un poco de sobremesa
los temas tocados fueron diversos, desde la fiesta de hacía algunas horas, los
eventos de la semana y los planes del día siguiente.
- Yo llevaré a BB a recoger su
vestido para su graduación y afinar algunos detalles por la tarde, quizás
tengas ganas de ir al cine, dijo Atlas.
- Quizás lo más prudente es
que descanse para el Lunes ya que ésta semana terminé frita, no quiero tentar
más a mi destino, por éste fin de semanas, he cubierto mi cuota de fiestas –
dije con una leve sonrisa en mis labios.
- ¿Estas emocionada? Preguntó
Mario.¿ Por tu graduación?
- Ciertamente muy feliz, estoy
terminando un ciclo muy importante y requerido en mi familia : mis estudios
Universitarios, esto les trae felicidad y satisfacción a mis papás. Para mi
representaba en cierta manera el comienzo de mi vida adulta, una vida en la que
podría independizarme y poder aportar algo a mi hogar, por ello es que tenía un
trabajo – dejé escapar cierto aire de anhelo en aquellas palabras…
- ¿ Acaso te estas
arrepintiendo de la decisión que tomaste?.
- No – respondí sin ninguna
duda, ahora lo veo como una pequeña pausa en mis planes. “Uno propone, Dios
dispone … llega el diablo y todo se descompone” –cité.
- Frase muy apropiada –
rieron.
- Para nosotros y nuestra vida
– interrumpió Bruno – tu participación en el Torneo Anual es como una
graduación, esperamos poder celebrarlo en pocos años.
Quedaron en silencio, no supe
con certeza que decir o que comentar, vi sin embargo esto como la ventana
perfecta para comentar lo de la llamada que escuché, pensé que con ellos
era mejor dejar todo con la mayor claridad posible, por lo que les confesé que
había escuchado la llamada. – Después de todo hasta hoy no le conozco no estaba
segura si podía o debía contestar y si debía escuchar aquello, dije.
- Mario suspiró y se recargó
hacia el respaldo de su silla – Ramsés, debes saber, está peleado con la
tecnología, debía llamarnos a nuestros celulares pero se ha negado a hacerlo,
no lo tomes a mal pequeña, tiene sus razones para no haber hablado aun contigo,
como tú el también necesita tiempo para adaptarse a ciertas cosas, no hiciste
nada malo ni rompiste ninguna regla no escrita, no temas, no vivas en constante
pánico.
Respiré aliviada. Continuaron
las pláticas diversas, temas diversos.
Comencé a levantar los platos
de la mesa.
- Su tú cocinas, tú no
limpias- dijo Bruno, deja esa tarea para nosotros. – Asentí y
sonreí.
Vayamos a buscar una película
para ver en la sala dijo Atlas a menos que prefieras otra cosa.
- De hecho elegiré dormir, si
no les molesta me retiraré a mi recámara y no saldré hasta mañana –
anuncié.
No necesitaba tentaciones
cuando me tienen a dieta forzada.
- Aprovechemos eso - dijo
Jason - vayamos mañana a caminar temprano a los terrenos que tenemos tras
nuestra casa ¿Qué opinas?
- Sí- respondí.
- ¿ A qué hora debo estar
aquí? Preguntó Atlas.
Es inevitable que se anote en
todas nuestras actividades ¿ no tiene vida propia?
- 6AM.
- Me despedí de todos y me
recluí en mi habitación tomando el libro que había dejado en la sala, leería un
rato más y luego me dormiría.
Ciertamente mi mente se
desbocó pensando en lo que había sucedido con Atlas, preparé la tina de baño y
me sumergí, me relajé y analicé lo sucedido: Me estaba engañando a mí misma ¡
Lo deseaba y en apariencia, él a mí! Pero mi estúpida mente y sus tontas
reglas, ¿estaba siendo intransigente? ¿Estaba siendo egoísta? ¿Estaba perdiendo
la oportunidad de mi vida? ¿ Donde tengo el botón de apagado del cerebro?
¿Puede ser “eliminado de memorias a voluntad”?.
¡Dios! Esto de estar sola no
me está funcionando muy bien. Más me valía dormir de lo contrario mañana no
podría levantarme a la hora que me indicaron los muchachos….
Di varias vueltas en la cama y
escuché que llegó un mensaje a mi celular:
* Subiré en 5 minutos, estés presentable o no*
Le vi entrar por la ventana
como la vez anterior.
- ¿Qué quieres? – le dije
groseramente.
Se acercó hasta mi para
hablarme al oído – Lo que quiero es hacerte sufrir un poco, dijo.
Obviamente no fue algo que
anticipara y me quedé un poco inmóvil sin saber que hacer o cómo actuar,
nuevamente.
- Vamos a dormir juntos a
sabiendas que nos pueden descubrir, dado que no quieres que te toque, te
abrazaré con las sábanas de por medio y así pasaremos parte de la noche hasta
que decida que es momento de marcharme.
Hablamos a susurros.
- No, no lo acepto dije, no sé
qué harán los muchachos si nos descubren.
- Por eso debes guardar
silencio dijo, ya que te estoy informando lo que voy a hacer, porque lo voy a
hacer – afirmó asegurándose de enfatizar cada palabra - si gustas hacer
un alboroto, adelante, no te detendré pero asume las consecuencias.
Se acomodó en mi cama,
invitándome a recostarme en ella, al no tener mejor opción, lo hice,
convenciéndome a mí misma que solo era porque él lo había pedido y no porque yo
también lo desease.
- Quiero que entiendas como me
siento, me llevaste a mi máximo placer haciéndome creer que tú y yo… - hizo una
pausa – pero tomaste decisiones por ti misma. Sé que deseas mi cuerpo eso lo
tengo claro, así que aquí está mi cuerpo, dijo al tiempo que saltaba
fuera de la cama a desnudarse, y acto seguido volvió a tomar su lugar dentro de
la cama, la delgada sabana propia de los meses calurosos y mi piyama igual de
delgada, dejaban pasar incluso el calor de su cuerpo, así como la nitidez de la
sensación de su desnudez.
No te tocaré, ni te besaré,
dijo, pero te haré desearlo tanto, que terminarás rogando.
- Reí un poco – Así es como
será – Hagamos una apuesta entonces. El que ceda primero…
- Se adelantó… Quien ceda
primero le deberá al otro un gran, gran orgasmo.
- No, si tu cedes primero,
entonces dejarás de andar rondando por ésta casa, dándome sustos y tentaciones
como los de hoy. Si yo cedo, te puedo dar otro día con ciertas
concesiones ¿Qué opinas?
- No acepto.
- Entonces no hay apuesta,
dije.
- ¡Tu propusiste la
apuesta!
- Me rindo – dije, déjame
dormir de lo contrario mañana no podré descansar y mañana no estaré en las
condiciones óptimas para seguirles el paso a todos ustedes.
- Inténtalo …. Su mano
descaradamente recorrió mi espalda, haciéndome pequeñas cosquillas – Si gritas
se enterarán – me recordó.
- No lo hagas por favor, me
retorcí un poco debajo de sus brazos.
- ¿Qué haré contigo patea
traseros? Eres toda una contradicción.
- Dejarme dormir para
comenzar.
Esto comenzaba a gustarme…. Me
reacomodé en sus brazos y dormí placenteramente. Al día siguiente él ya no
estaba ahí, me molestaba perder el conocimiento cuando dormía y no darme cuenta
de cuando él se iba pero sobre todo que me sintiera tan cómoda yo con él.
Me puse ropa apropiada para la
ocasión, que ya se convertía en mi ropa habitual, ropa deportiva, tomé una
gorra, lentes negros y baje a encontrarme con ellos.
De inmediato al verme, Atlas
preguntó qué tal había pasado la noche, con cierta picardía en la voz pero
modulando su tono para no levantar sospechas.
- Excelente – respondí, tuve
un descanso incomparable. Gracias.
Comenzamos a buen ritmo y
todos ellos parecen muy parlanchines, bromeaban entre ellos y de vez en cuando
lanzaban preguntas curiosas hacia mí, las cuales me sentía con la
obligación de contestar, y me hubiese gustado al mismo tiempo haber tenido el
valor para yo hacerles unas cuantas.
- ¿ Nunca sospechaste que tu
papá no es realmente tu papá sanguíneo? – preguntó (insolentemente)
Jason.
- Nunca tuve motivos para
sospecharlo, reconocí, quizás obvié demasiadas cosas como el color de piel o
cabello, sin embargo mi mamá siempre dijo que la cuestión de los genes es como
una ruleta rusa, pueden tocarte los genes de hace muchas generaciones lo cual
en mi caso me beneficiaba puesto que me tocó ser alta y con el cabello
negro, comprenderás que cuando tu mamá y tu papá te lo dicen tan convencidos no
dudas de ellos. Al día de hoy desconozco cuantas personas en mi familia conocen
la verdad y no planeo andar investigándolo, hasta ahora todos me han tratado
como familia en la familia de mi papá.
- Tranquila BB nadie te
solicita lo contrario. Me dijo Bruno.
- Hemos podido observar que
eres más bien una persona que gusta de vida familiar, no sales mucho de fiesta
ni con amigos, tal como comentaste anteriormente, ¿estas cómoda con ello?
preguntó comentó Mario.
- Mi voz se entrecortaba
por la agitación, no me sorprende que ellos sin embargo estuviesen frescos cual
lechuga. – La vida nocturna nunca ha sido lo mío, ruido sin sentido en una
discoteca, humo de cigarro, sin contar que la recuperación del día siguiente es
algo que no merece la pena, quizás no tengo suficientes amigos, o ninguno, pero
tengo una familia muy pachanguera, suelo confiar en ellos antes que en
extraños, y nunca he necesitado depender de nadie, mi mamá siempre ha sido mi
amiga así como mi papá, puedo platicarles casi cualquier tema, así que creo que
eso básicamente me condujo a no necesitar a nadie externo, tengo conocidos por
montones, pero hasta ahí. Me encanta pasar en casa mi tiempo descansando, me
fascina el cine eso sí, en eso invertí el dinero que podía llevando a mi
hermana conmigo, a mi hermano le agradan otros intereses.
- Aun podemos
disfrutar de una buena película hoy por la tarde después de ir por tu atuendo –
afirmó Atlas, quien había mantenido una prudente distancia hasta ahora.
- Será tu
graduación y nos gustaría hacerte un regalo, dijo César, ¿Algo en particular
que desees?.
- No es
necesario, ustedes ya hacen demasiado. – dije.
- Esa no es la
respuesta que esperábamos.
- Ok, ok, deja pienso…
Llevábamos poco
más de 2 horas caminando y yo necesitaba un descanso, llegamos a un punto donde
nos quedaba una cuesta hacia arriba y les dije que yo los esperaría ahí después
de todo era un simple paseo ¿Cierto? – vayan sin mí, los veo a su regreso.
Ellos asintieron, indicando
que Atlas se quedaría haciéndome compañía. Cosa que no me extrañó.
Apenas logré detectar que se
alejaron lo suficiente para no verlos y que no me vieran, me tiré de
espalda en el pasto a tratar de recuperarme.
-No te me acerques – le grité
a Atlas, mostrándole la palma de mi mano para que no se acercara si tenía
planes de hacerlo.
- ¿Por qué el
rechazo?.
- Sabes de sobra el por
qué.
- Con su pie me daba
pequeños golpecitos en mi tenis, respiré y respiré intentando que no me
molestara, pero llegado un punto analicé mi postura, su postura, bha… nada
podía hacer. – Vamos al cine dijo nuevamente.
- Gracias, tengo planes ya. De
hecho solo iremos por el vestido y me gustaría me dejases en algún lado para
poder ir a pasear un rato, despejar mi mente y descansar de ti. La traducción
de esto era : No me voy a arriesgar a meterme a un sitio oscuro deseando dos
horas tocarte y besarte.
- Ven, dijo te llevaré a
un lugar que te dejará sin aliento, me estiró su mano para que la agarrara.
- Gracia Atlas, pero ya
estoy sin aliento - Le hice una mueca.
- No es una petición, se
inclinó y me puso en pie, me tomó de la mano contra cualquier pronóstico.
- Esto no incluye
contacto, dijo, solo contacto para fines “íntimos”.
Andamos por aproximadamente 20
minutos y llegamos a un lugar donde había una pequeño ojo de agua… con unas
pequeñas piedras que te permitían adentrarte en el… ¡No puede ser! Me dijo mi
mente, ¿estas consciente de ésta imagen?.
Atlas me sacó de mis pensamientos
antes de que pudiese concluir la sumatoria… - encontré este lugar hace algunos
años, nunca me he topado con nadie aquí supongo que nadie lo ha descubierto
aun, algún día compraré este pedazo construiré aquí e instalaré aquí mi casa de
campo - dijo. Realmente no se había quedado corto, era un paisaje para
dejarte sin aliento, supongo que se vería fantástico durante el atardecer,
cuando los rayos del sol acariciaran la superficie del agua.
- ¿Por qué me has traído
aquí?
- No tengo una razón
específica, dijo.
Me senté a admirar el paisaje,
me imagine a mí misma leyendo un libro al pie de un árbol escuchando el sonido
del viento música de fondo…
- Regresemos, los muchachos no
tardan en llegar.
- Caminé unos centímetros
detrás de él, se volteó sorpresivamente y se colocó frente a mí con los brazos
cruzados. ¿ Dame una razón que pueda aceptar por la cual no quieres ir conmigo
hoy al cine?.
- Mantuve mi postura – ya
tengo planes -. Dio un paso hacia mí, mismo que yo retrocedí evadiéndole,
caminando de esa manera hasta que me hizo caer y quedó hincado sobre mí a
horcajadas sobre mi cadera, cuidando de no tocarme y sosteniendo el resto de su
cuerpo sobre sus brazos.
- ¿ Te gustan las marcas de
salvajes cierto? se acercó a mi rostro sin provocar ningún contacto.
Comencé a removerme y a sentir
esas cosquillitas de miedo y excitación – No donde sean visibles dije – además
eso solo es en ciertas circunstancias, no aquí, no ahora. ¡No estas respetando
tus propios límites!
- Las reglas se hicieron para
romperse, se acercó aún más a mi cuello apenas rozando mi mandíbula con
su nariz, simplemente para sentir la cercanía de su aliento en mi cuello,
sabiendo que no podría hacer nada ante esa deliciosa tortura.
- No, no… susurré, incapaz
siquiera de creer en mis propias palabras.
Sentí su aliento tibio en mi
piel, sus labios a flor de piel comenzaba a perderme, eso me mata y me derrite,
me tiene a su merced y él lo sabe…. Acepta mi invitación – susurró, de lo
contrario pasaremos aquí el resto del día…
- De acuerdo dije, con voz
entre cortada y apenas con un poco de voluntad ( y dignidad).
- Sonrió.
- Es injusto – dije pateando
el suelo, caminé dando grandes pasos hacia donde los muchachos nos habían
dejado.
- Si no fueses tan rebelde,
todo sería más sencillo, aunque si lo pienso bien, me satisface hacerte
sufrir.
Los muchachos no tardaron en
llegar, en apariencia no vieron nada inusual en nosotros, por lo que
emprendimos el camino de regreso el cual fue más sencillo ya que las cuestas
ahora se habían convertido en pendientes, llegamos de regreso, para mis sorpresa
el desayuno fue algo sencillamente delicioso:, coctel de frutas y Hot Cakes a
llenar!!!, puedo acostumbrarme a aquello, no me sorprende que no cuiden tanto
sus dieta, dado que se ejercitan como locos…
Atlas y yo nos ofrecimos a
limpiar la cocina aunque creo fervientemente que el solo lo hizo para continuar
torturándome con su maestría en este juego: casi tocar, provocar sin inmutarse
siquiera. Cuando terminaba de colocar los últimos trastes en su lugar, él
estaba recargado en el marco de la puerta cruzado de brazos observando…
- ¿2 horas es suficiente para
que te pongas decente?
- No tengo intención de mover
ni un dedo para cambiar mi apariencia, dije, no tomaré un baño siquiera. Si no
te gusta, pues entonces no me lleves – dije poniendo el punto final a la frase
y cruzándome de brazos frente a él.
Movió la cabeza de un lado a
otro – Rebelde -. Me hizo una señal con el dedo para que me acercara, la cual
desobedecí por completo. Suspiró y se acercó él a mí. Estamos en casa de los
muchachos ¿Que puede hacer después de todo?.
No es que me disgustes de esta
manera, pero estoy decidido a hacerte sufrir, subes y te pones presentable o te
pongo presentable yo, tú eliges, los muchachos no tardan en salir, y yo puedo
hacer lo que me plazca contigo como tu guardián, eres consciente de ello.
Además ahora que te estas revelando, te sugeriré usar una falda corta, quiero
ver tus piernas, si no lo haces, bueno…. Veremos. – dijo esto y se
retiró.
- Dioses y Demonios – él sí
que sabe cómo dejarme toda mojada con solo sus palabras como afrodisiaco. Me
tomé unos momentos para dirigirme a mi recámara y fue durante mi trayecto que me
“interceptaron” los muchachos todos ellos perfumados y recién bañados.
- Nos vemos para la cena,
diviértete con Atlas –señaló César.
Reí por lo bajo pensando que
quizás ellos tuviesen una cita.
Los fines de semana en esa
casa, significarán que ellos me dejaran sola la mayor parte del tiempo. En fin…
Cuestión de acostumbrarse, pensé.
Me di un baño rejuvenecedor,
decidiendo y dándole vueltas a las peticiones, actitudes y situaciones con
Atlas.
- Estas jugando con fuego – Me dijo la loca de la casa ( ósea mi
mente)
- ¡¡¡¡ Sí que lo sé!!!!.
- Pero además de todo ¡ Lo disfrutas ¡ Sí que eres una loca!
- ¿Lo soy?.
- ¡¿Aun lo dudas?!, te estas prestando deliberadamente
a sus juegos, estas bajando todas tus guardias, vergonzosamente accedes a casi
todas sus peticiones… y sobre todo estas sucumbiendo al sabor de la
carne.
-Sabor delicioso, por
cierto.
-¡Desvergonzada!
Limpié el espejo del vapor que
le cubría. Me miré a los ojos, y me mostré a mí misma la lengua en un claro
gesto de intentar dejarme a mí misma de estarme saboteando.
Me puse la falda corta que
solicitó… pero me puse tennis en franca rebeldía, la playera más floja que conseguí,
me puse mousse en el cabello consciente de que al secarse al aire libre mi
cabello sería como el de medusa…, me puse sin embargo algo de gloss en los
labios, y el resto de mi rostro permaneció al natural, tomé mi libro y esperé a
que llegase mi “Príncipe Musculoso”.
Puntualmente llegó por mi
sorprendiéndome con su llegada hasta mi habitación con mi vestido entre sus
manos, cuidadosamente guardado en un porta – vestidos, en una bolsa aparte
llevaba los zapatos.
- Pensé que iríamos juntos a
recogerlo.
- Lo cierto es que lo he
tenido con migo desde hace algunos días, dijo él. Ahora tenemos ese tiempo
libre. Dijo sonriendo.
- Creo entonces que eso
me da más tiempo para dormir, dije.
Me puse de pie y tomé el
vestido entre mis brazos para colgarlo en mi closet, después de eso anuncié que
estábamos listos para salir. Mi miró de reojo, puedo adivinar que él estaba
esperando algo diferente en mi vestuario, ya que él vestía impecablemente un
pantalón de gabardina y una camisa casual, pero que se ceñía en los
lugares justos para convertirle en una delicia al verlo.
Me adelanté y lo pasé de largo
bajando hacia su coche, intenté abrirlo por mi cuenta, pero estaba cerrado.
Esperé a que abriera con el control a distancia, pero se tomó su tiempo hasta
que llegó justo a colocarse tras de mí, deslizando su mano a mi costado
para abrir la puerta, me moví un poco para darle su espacio.
- Hermosas piernas – Patea
traseros.
- Lo sé – dije. Es una lástima
que no vayas a poder disfrutarlas, dije al tiempo que le provocaba recorriendo
mis dedos sobre mi pierna hasta llegar un poco más allá del borde de mi
falda.
¡Uf! Emitió un fuerte respiro
- ¿Quieres hacer una tregua?
- No veo cual sería el objeto
de la tregua si al final de todo terminaríamos en el punto donde estamos.
- TU NOS ESTANCASTE EN EL
PUNTO DONDE ESTAMOS.
- Si mal no recuerdo –respondí
calmadamente, tú te ufanaste al decir que me quitarías cada una de mis capas, y
que poseías mucha paciencia, acaso ya terminó esa dosis de paciencia, porque
para ser alguien que decía poseer una paciencia infinita… se le ha agotado muy
fácilmente.
- Llevas toda la razón – dijo-
es cierto que esas fueron mis palabras, me entusiasmé con tus acciones aquel
día, te pondré sobre aviso como cortesía, lo que me has observado hacer las
últimas semanas, no es ni el mínimo encanto, poder de convencimiento y
características acosadoras que poseo.
Le miré perpleja -
adelante dije, estoy preparada para no sucumbir ante tus encantos, crucé los
brazos, además sin ningún contacto, dudo mucho que puedas continuar
derritiendome... Estúpidamente lo dije y lo reconocí al instante, le había
confesado que me derretía completamente, aunque intenté restarle importancia a
mis palabras, él sonrió descaradamente en señal de triunfo.
Cambió la velocidad de su
automóvil con la palanca destinada para esos fines, y “descuidadamente” su mano
rozó mi pierna, simplemente me reacomodé y las alejé un poco más de él.
Es mi primera experiencia en
cines VIP, y ¡Vaya experiencia! Asientos reclinables, meseros que te llevan
incluso unas palomitas hasta tu lugar. ¡Tengo que traer a mi hermana! Dije sin
ninguna pena. A ella le encantará.
- El día que gustes las puedo
traer.
- Gracias, lo
consideraré – Pero lo haré por mi cuenta pensé, después de todo ahora tenía el
dinero de la “muñeca” en mi bolsillo nuevamente.
Estiró su brazo para alcanzar
el botón que estaba a un costado mío pasando prácticamente todo su torso frente
a mí, - Puedes reclinar tu asiento con éste botón – señaló.
- Gracias, dije tragando saliva, si él no
juega justo yo tampoco tengo por qué jugar limpio.
- Apenas apagaron las luces
coloqué mi torso en el rincón más alejado de él con solo un objetivo en mente:
estirar mis piernas y colocarlas encima de sus muslos, rozando deliberadamente
con cierta parte de él que había degustado el día anterior, la falda por
supuesto se me subió un poco más, pero estaba oscuro, no podía revelar nada
inapropiado, me aseguré de que mis dedos estuvieran muy muy cerca de su mano,
casi tocándola. Se reacomodó, se enderezó un poco como intentando
quitarme las piernas de encima suyo, apoyó un codo en el soporte del
descansabrazos y se frotó la barbilla.
¿Tentaciones? – aguanta ésta –
pensé.
Se portó a la altura, no se
movió, no intentó nada indebido, no jugó mejor éste juego por ésta vez, por lo
que intenté tentarle nuevamente, me reacomodé en el asiento y me recosté en su
hombro, abrazándole descaradamente el torso, él me pasó el brazo rodeándome la
cabeza para que estuviese más cómoda, pero su brazo descansó sobre mi hombro,
así disfrutamos el resto de la película, comportándose como un verdadero
caballero, yo por el contrario, quería lanzármele encima ante su falta de
interés por mis acciones.
Salimos de ahí y caminando uno
al lado del otro guardando nuestra distancia, abrió la puerta del coche y me
subí, emprendimos el camino de regreso,
solo que antes de llegar siquiera a la desviación que nos conduce a casa,
agarró una desviación que nos alejaba de casa.
- ¿A dónde vamos?.
- Tenemos tiempo de sobra
dijo, ellos esperan que vayamos a recoger tu vestido ¿ Recuerdas?.
- Ahora me secuestrarás
- dije burlándome un poco.
- Si – respondió
escuetamente.
- No juegues, en serio ¿A
dónde nos dirigimos?.
Se salió del camino nos
ocultamos tras unos árboles, estacionando estratégicamente su coche, con la
puerta de mi lado pegada a un árbol cuidadosamente a fin de impedir mi
salida.
- Patea Traseros – ¿De qué va
tu juego? A punto estuve de tomarte de la mano en aquella sala y arrastrarte
hasta el escondite más cercano para poder tomarte por asalto lo quisieras
o no, estas piernas tuyas, dijo al tiempo que ponía descaradamente su mano
izquierda sobre uno de mis muslos recorriéndolo desde la rodilla hacia arriba,
son mi kriptonita, me has tenido utilizando cada una de mis fibras de
autocontrol peleando contra el impulso de saltarte encima, peleando en contra
de tus restricciones.
Nuevamente mi estúpidamente
solo registró las palabras “Piernas” y “Kriptonita”.
Se reacomodó en su asiento
ahora miraba por la ventana, con una mano apoyada en el borde de la ventana. Me
tenía desconcertada ¿Cuál era el objeto de haberme llevado hasta ahí y haber
hecho tales declaraciones?
- ¿Qué es lo que realmente
buscabas aquella noche? Me niego a creer que solo buscas diversión en mí. Comienza a hablar con total honestidad. - ¿Qué
te impide darme una oportunidad? ¿Qué necesito hacer? Pídelo, sabes que lo
haré
- Estas lleno de sorpresas,
pero no creo que seas tú el problema. Soy yo y lo sabes.
- Sé que puedo lograrlo Patea
Traseros, confío en que lograré entrar a tu corazón pero no me lo has
permitido, cada vez que lo intento y creo estar más cerca de ti colocas una
nueva pared de ladrillo en una fortaleza que te rodea.
¿Yo? - Atlas, si yo
acepto que tienes un interés en mi más allá que una novedad en tu vida, estaré
aceptando que uno de mis deseos de hizo realidad, eres más de lo que pedí en
una vida, me matas y me derrites todo al mismo tiempo, eres tan bueno para ser
verdad que temo que sí aceptó esa realidad desaparezca súbitamente, puedo
lidiar con verte y no tenerte, quizás lidiar también con el hecho de que te
gusta jugar conmigo, puedo lidiar con el hecho de intentar coquetear contigo,
puedo lidiar con todas las consecuencias de esos actos, porque al final de todo
estoy consciente de que, te irás de mi lado.
Me miró a los ojos, ahora casi
negros y encolerizados, quizás un poco suplicantes - Soy tuyo patea traseros,
¿Cuál es el motivo de tu desconfianza? ¿Acaso no te he demostrado mi interés ya?
Estoy aquí ante ti, pidiendo nuevamente una oportunidad, tratando de entender
que necesitas, ¿Eso debe de contar en algo cierto?
Por unos momentos lo medité -
Quizás necesito tiempo, Atlas, pero sé que te aburrirás antes de que siquiera
pueda a comenzar a confiar en mí, a no dudar de ti, sería injusta si te pidiera
esperar por qué al final quizás podré darte lo que quieres. Eres más maduro y
más grande que yo, esperas más de mí y no te lo puedo dar, por eso tu regalo de
cumpleaños incluyó sexo, sé que nada más podría complacerte.
Espera un segundo, ¿Crees que
lo busco es sexo de ti? Eso solo es el un bono extra, yo busco hacerte el amor
toda la noche. No debí haberlo permitido, yo también bajé la guardia pensando
que podrías manejarlo, que estabas lista, no es así patea traseros, pero
lo aclararé para ti: me encanta tu cuerpo, me encantas tú, me hubiese gustado
estar dentro de ti, saborear cada parte de ti, pero no así, yo no necesito sexo
para estar a tu lado, tampoco necesito buscarlo en otro lado solo por qué no
tendremos contacto físico de esa manera, pruébame las veces que quieras, el
resultado siempre será la mismo, yo solo te deseo a ti. Nunca, le des sexo a un
hombre por qué crees que es lo único que desea de ti, aquel que lo desee de esa
manera no valdrá la pena.
- ¿Necesitas tiempo? Tenemos
una vida ¿Te será eso suficiente? . ¿Quieres besos?¿ deseas caricias? Te
daré lo que quieras, prometo que responderé a tu ritmo, solo hazme un favor,
eres poco descifrable por lo que tendrás que ayudarme comenzando tu y deteniéndome
cuando o desees, es una promesa, haremos el amor cuando me entregues tu corazón
y cuando estés lista, no volveré a bajar la guardia.
- Perdóname por no haberme
dado cuenta antes de todo esto, se supone que soy tu guardián y el maduro de
esta relación.
Nuevamente me dejó sin
palabras e inmersa en su total encanto ¿ Me habrá dicho todo esto simplemente
para lograr que me entregue a él y luego botarme?
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