¿Lista? – preguntó mi guardián
antes de que subiera a tener mi breve pelea de ese día en donde todo funciona
de la siguiente manera:
- Nuestros nombres se metían a
una urna y las parejas para pelear se iban formando conforme sacaban los
papelitos, la operación se repetía con los ganadores de la primera ronda y así
sucesivamente . Ésta actividad la dirigían los muchachos.
Me tocó pelear contra uno de
los veteranos, realmente no me había detenido a pensar mucho en ellos, me había
centrado en otras cosas. No recibí la paliza de mi vida, eso lo sé, tampoco
golpeaba tan fuerte como Atlas o Mario, y el chico en cuestión comenzó la pelea
disculpándose por tener que golpearme. Energéticamente su energía resultó muy
agradable a la vista, salían de sus brazos como lanzas líneas anaranjado
brillante, las cuales impactaban de lleno en el cuerpo con fuerza suficiente para derribarte por
supuesto, no hace falta indicar que, caí ante el primer golpe, mi energía
continuaba traicionándome y se ocultaba tras de mi piel resistiéndose por
alguna razón que desconocía a manifestarse. Ahí donde su energía impactó en mi
cuerpo, quedaron unos círculos marcados en mi piel, moretones en esa forma.
César vigilaba nuestro combate e indicó el momento en el cual nos debíamos
detener.
Al terminar Atlas me ayudó a incorporarme
y me condujo hacia el lugar donde estaban el resto de los muchachos para
sentarme a su lado, entre tanto se
desarrollaban el resto de los combates. Atentamente estuve observando todas las
batallas, únicamente pude concluir que todos emiten sus energías de una parte
distinta de su cuerpo, asumí que mis habilidades comenzabas a despuntar… y
asumí también que esto era claro para todos, más adelante hablaré de ello.
Es obvio que el grado de
complejidad, rudeza y habilidad se incrementó conforme los ganadores iban
enfrentándose entre ellos, siendo el ganador final Atlas ( no me sorprende), le
observé a detalle, el sin ninguna duda es alto, pero parecía crecer más cuando
peleaba, su rostro se convertía en líneas desiguales por los gestos, podía ver
a través de su ropa como los músculos se
esforzaban y se marcaban hasta alcanzar el máximo, veía a un Atlas completo y
pleno, estaba sin duda en su ambiente, lucía como esas personas que aman su
trabajo, en él todo parce salir de manera natura, sin esfuerzo, como si hubiese
nacido para ello. ¿Qué hacía siendo mi niñero?
Ante esta situación Mario y Jason comentaban conmigo que él estaba
listo para ganar el torneo anual sin ninguna duda.
-¿De qué va el torno anual? –
Quise saber, lo han mencionado mucho pero no tengo detalles aún, sé que Atlas
debía ponerme al corriente, pero nos hemos distraído en cosas banales.
-Es un torneo donde los que
deciden inscribirse, suben a pelear en una batalla a muerte súbita, el ganador
tiene prioridad en elegir el lugar en el mundo a donde se puede ir a entrenar,
los entrenadores se revelan hasta ese
momento ya que en esos lugares solo se encuentran los mejores de los mejores, todos
aquellos que se encuentran a nada de
igualar el poder de Eileen, ellos los entrenan durante un año manteniéndose alejados
de nosotros, sin contacto para obtener su mejor desarrollo. Así los últimos 4 lugares eligen en el orden en
que fueron siendo eliminados.
- ¿Muerte súbita?, quieres
decir que…
- Rieron, le llamamos así ya
que usualmente el oponente derrotado no puede levantarse, de esa manera, solo
queda uno y los últimos cuatro en caer también son candidatos para éste honor,
sin embargo aún está sujeto a discusión se decide en base a su desempeño. Es un
evento de gran gala BB, y es después de este evento cada tanto, que lanzamos
invitaciones para nuevos reclutas…
- Entonces… ¿Solo los que se inscriben
ingresan? Es una decisión finalmente: ingresar o no ingresar.
- Usualmente todos aquí aspiran
a tener ese honor, se miraron entre ellos, nunca consideramos siquiera que
alguien no quisiera hacerlo – dijeron. Supongo que pudiese ser una posibilidad.
- ¿Que sucede si nunca llego a
contar con las habilidades suficientes para entrar a ese torneo?.
- Nada - todos tenemos
habilidades distintas y no pasará nada, pero honestamente no creo que tardes en
desarrollar el potencial suficiente para lograrlo, solo que la paciencia no es
tu fuerte – Sonrió Mario.
En el momento en que se
confirmó que la actividad había concluido y que éramos libres para disfrutar el
fin de semana, todos los presentes comenzaron a tomar sus cosa y salir de ahí, después de ésta semana todos querrían
eliminar el estrés con una fiesta en puerta, si acaso ellos supieran que los
muchachos estaban al tanto de todo…
El
resto de mis tíos se acercaron al lugar donde me encontraba con Mario y Jason.
- ¿Y Bien?
Preguntó César, que te ha parecido la primera semana, eres toda una
sobreviviente, dijo al tiempo que elevaba los brazos en gesto dramático.
- Aún
continuo acostumbrándome, vivo en constante dolor, y sé que debo acostumbrarme
o mejorar a fin de evitarlo.
- Nos
enorgullece que no hayas desistido – comentó Bruno, aunque después de aquel
episodio con Eileen sabíamos que no sería una opción para ti.
Todos
se pusieron de pie. Nosotros nos despedimos, nos vemos mañana, dijeron todos y
caminaron hacia la salida.
Jason
volteo hacia Atlas – En las mismas condiciones en las que se va debe regresar –
señaló a manera de recordatorio.
Atlas esbozó una sonrisa de fastidio
Rondaban las 2PM cuando nos
subimos al coche de Atlas, las maletas ya estaban en la cajuela pues una noche
antes me había sugerido que empacar.
- Si estás cansado puedo
ayudarte a manejar – le invité.
- Quizás cuando muera, dijo.
Hagamos una parada para comer algo ¿se te antoja algo en especial?
- Si puedo elegir, elijo
comida Japonesa.
- Japonesa será, dijo.
Mientras Atlas conducía por la carretera hacia nuestro destino, iba
pensando en cosas pecaminosas si he de reconocerlo, mi maleta no contenía ropa
interior de encaje o satín, pues no he tenido la oportunidad de ir sola de
compras… pero sin duda éste fin de semana en el que celebraríamos el cumpleaños
de Atlas, mi mente me diseñó un panorama donde deseaba intimar con él y donde
honestamente esperaba que él tomara la iniciativa en muchas cosas, no estaba en
mi mente la idea de decir no, así como tampoco detenerlo en ningún momento, mi
corazón por el contrario me gritaba que tuviera cuidado, pero lo ignoré
olímpicamente, solo por ésta ocasión le decía y así mismo no albergué ninguna
esperanza más allá, me permitiría esa libertad solo por esta noche.
Así pues llegamos al lugar, él
me dio mi espacio al verme pensativa.
- Vayamos a dejar las maletas
a nuestra habitación, pongámonos ropa cómoda y busquemos donde están los
chicos.
- Asentí mientras mi cuerpo se inundaba de excitación,
nervios, emoción.
Llegamos a la habitación, cabe mencionar que él ya
tenía la llave de la misma, quisiera saber ¿En qué momento él tiene tiempo de
hacer todas esas cosas?. Al estar ahí lo
primero que pude observar fue que solo teníamos una cama, pensando que íbamos
por buen camino, aunque si somos justos y honestos él había solicitado “duerme
y despierta a mi lado”, una cama que honestamente te invitaba a aventarte en
ella con un edredón acolchado almohadas
esponjosas. A un costado y dividida por una pared corrediza se ubicaba una tina
de hidromasaje.
Me tomó por la cintura sorpresivamente y me atrajo
hasta sus labios, no opuse resistencia, ¡yo lo deseaba! solo por ese día
separaría mi mente de mi corazón, me acercó aún más hasta su cuerpo, hasta casi
fusionarme con él, me besó despacio y con pasión, sin prisas ni restricciones.
Me miró y acomodó un mechón de cabello tras mi oreja.
- ¿Es cierto? Me dejaras tomar
lo que yo quiera en la celebración de mi cumpleaños, porque lo único que deseo
es a ti, solo a ti.
- Es verdad- dije, yo también cumplo mis promesas, y ante
aquella declaración mi corazón al igual que otras partes de mí, se derritió-
Deslizó peligrosamente sus
manos sobre mis glúteos al tiempo que me miraba a los ojos, esperando alguna
respuesta de mi parte. Le sonreí y le besé. – No soy de vidrio, puedes tocarme
con más energía, tienes mi permiso.
Casi me arrepentí de aquellas palabras, pues desde donde tenía ubicadas las manos, levantó
el peso de mi cuerpo y nos llevó a la pared más cercana, al tiempo que yo
rodeaba su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos. Su lengua
exploró mi boca y mi cuerpo se rendía ante la pasión y el deseo.
¿Es solo mi regalo de cumpleaños o tú también lo
deseas? – debo saberlo.
Su pregunta me arruinó el ambiente dejándome
completamente sorprendida, le miré con grandes ojos, ahora me sentía incómoda. Le empujé un poco
con mis manos a manera que me permitiera liberarme de aquella posición.
Has arruinado el momento, le dije. Di grandes pasos
hacia el cuarto de baño, me estaba sintiendo mal e incómoda y sobre todo mi autoestima
se vio afectada. Me puse a pensar unos momentos, obviamente solo pensamientos
negativos y fatalistas cruzaron por mi mente, Tienes 3 semanas de conocerle, es
un hombre de humor cambiante, un ejemplar guapísimo y quise pensar que se
fijaría en mí, ¡Pobre ilusa! Me dije a mi misma.
Escuché unos toques a través de la puerta.
- Toma el tiempo que necesites, encuéntrame en la
alberca estaré ahí esperando por ti, hazlo cuando te sientas lista, agregó.
No respondí, esperé
a escuchar el sonido de él saliendo de la habitación, y después de un
rato donde ya no escuché sonidos salí,
efectivamente la habitación estaba sola. Me miré al espejo, y el reflejo
me regresó la imagen de una chica que jamás lograría tener el corazón de un
ejemplar como Atlas. Miré hacia arriba conteniendo las lágrimas y pensé,
finalmente sucedió, mi estúpido corazón le abrió la puerta, no logré levantar
defensas efectivas, estúpidamente pensé que podría jugar este juego con la
maestría con la que lo juega él.
Me cambié la ropa de pelea por un traje de baño
deportivo, tomé mis lentes para el sol, unas sandalias y me até un pareo a la
cadera, y agradecí a Dios ya que ahora
mi cuerpo era digno de lucirse, aun con algunos moretones, pero podía lucirse
sin problema.
Pude ver el espectáculo a lo lejos, esto no solo era
una celebración de supervivencia a la primera semana, los trillizos hicieron
una gran fiesta, con chicas de esas que desfilan en los videos de Snoop Dog o
50 Cent, mi autoestima herida, sintió como se aplastaba bajo aquella escena,
chicas voluptuosas de abundante cabello, esculturales y rubias (rubio con
raíces negras, ja ja). Me detuve en seco por unos momentos, obviamente no era
el lugar donde yo debería o quería estar, por mi mente pasó regresar a la
habitación, pero en esos momentos de indecisión llegaron a mi lado Hugo, Paco y
Luis.
-¿Dónde dejaste tu bikini? –
Preguntó el Moreno – ¿Por qué usas ese aburrido traje completo?, estoy seguro
que dentro de tu guardarropa dejé suficiente ropa sexy para ti.
- ¿Dejaste? – Pregunté algo incrédula.
- Ya veo, respondió, desconoces
nuestro negocio, bien nosotros te proveemos de lo que necesites en el momento
en el que lo necesites, con cierto costo, por ejemplo, ¿Te gustó la muñeca que
conseguimos?, hicimos un excelente trabajo averiguando todo respecto a tu
graduación, ¡Hacemos lo imposible! Los milagros nos toman un poco más de tiempo
- bromearon. Si algún día necesitas de
nuestros servicios, estamos al alcance de una llamada o mensaje, te haremos
llegar nuestros datos a tu correo.
- Evidentemente quedé
sorprendidísima.
- ¡Es una fiesta! Comienza a divertirte – exclamaron.
Pusieron una bebida en mis manos y me arrastraron hasta llegar a donde estaba
la mayoría gente reunida, todos ellos muy felices y relajados con trajes de
baño estilo bermuda y la parte superior desnuda, lentes de sol en algunos casos
y bebidas alcohólicas rondando en sus manos, algunos dentro de la alberca
jugaban entre ellos, las chicas montadas en sus hombros.. todo un cliché.
No era mi ambiente, Atlas llegó al rescate, no deseaba
estar con él en esos momentos, pero era mi mejor alternativa. Me retiró la
bebida de las manos y tomándome de la cintura, nos llevó a la orilla de la
alberca donde nos sentamos con los pies sumergidos en ella únicamente.
- No necesitas hablar conmigo Patea Traseros.
Di gracias por estar usando lentes negros, así no
vería que mis ojos se rasaban.
- ¿Puedes conseguirme una bebida? Vampiro sin Alcohol,
dije sonriendo forzadamente, me gusta el escarchado.
Asintió y se puso de pie, moví los pies dentro del
agua cuando vi por el rabillo del ojo que un par de chicas ( rubias que se
pintan las raíces negras) se sentaron a mi lado, bikini de rigor, uñas
impecables a juego con su maquillaje ( quien se maquilla si van a nadar…). Sin
esperar ninguna reacción de mi parte, fueron directas al grano:
- Atlas estaba con nosotras y al verte llegar corrió
hacia ti, te tomó por la cintura y te alejó del resto. ¿Quién eres? y ¿Cuál es
tu relación con él?.
No quise discutir
con mujeres celosas y posesivas deseosas de la atención de Atlas por lo
que opté por el camino sencillo.
- Sonreí mirándoles
directamente – soy su hermana – respondí y ¿tú eres?...
- Con su mejor sonrisa fingida
intentó responder - soy...
- Adivino que eres una de sus
conquistas de fin de semana, ¿Cierto? – le interrumpí con toda la
intención de herirla, estaba enfadada y
buscaba con quien desquitarme.
Ella me miró furiosa, sin
embargo se controló cuando llegó Atlas con nuestras bebidas y de inmediato fue
toda dulzura otra vez. Se puso de pie y se abalanzó de inmediato sobre de él.
- Te extrañé, desde tu
cumpleaños que no llamas, le riñó ella, te puedo perdonar si ésta noche, bueno…
me haces olvidarlo, dijo al tiempo que se frotaba con él y le pasaba la mano
por el rostro.
Me sorprendí ante la facilidad y naturalidad con la
que ella coqueteaba con Atlas, ¿querrá
darme unas clases particulares? Entendí que era la chica a la cual se habían
referido los trillizos cuando le dijeron a Atlas “Te están buscando”.
-Tendrás que disculparme Laura, le dijo Atlas,
mientras se la retiraba educadamente de encima de él, ésta noche ya tengo
planes con BB – le dijo al tiempo que estiraba el brazo con mi bebida.
- Seguro que tu hermana entenderá ¿cierto? Me guiñó un
ojo - ¡Mujer atrevida¡.
- ¿Mi hermana? – repitió Atlas lentamente mientras giraba su
cabeza hacia mí, dedicándome una expresión de perplejidad y con un deje de
furia en los ojos.
Le sonreí ampliamente –
Adelante - dije, ve con ella soy una hermana comprensiva, entiendo que ella
tiene necesidades apremiantes las cuales
pueden ser atendidas por ti y tus partes más íntimas.– Me puse de pie y me
disponía a retirarme de ahí. Sorpresivamente él me tomó por la cintura
acercándome hacia él.
- ¿Así es como quieres jugar? – preguntó
mirándome a los ojos.
Laura nos miró un tanto divertida preguntándose ¿qué
sucedía?. Atlas me cargó en su hombro en un solo y hábil movimiento. Era de
esperarse que ante mi reacción de sorpresa un grito saliera de mi boca.
- ¡Basta Atlas!, bájame de
inmediato.
- Una mentira merece un
castigo, me dijo por lo bajo.
Atrajimos la atención de todos
los presentes, todos los miembros de nuestra “sociedad” aplaudían y chiflaban,
“ya era hora”, “Vamos Atlas” entre otras cosas… Atlas caminó hacia nuestra
habitación, pude adivinar, dejé de molestarme en gritar y pedir que me bajara a
mitad del camino, pues comprendí que no lo haría
Cerró la puerta tras nosotros y me arrojó sobre la
cama ocasionando que quedará sobre mi espalda y mirándole de frente, él había
cruzado los brazos y su mirada era de enojo.
- Entiendo que no quieras
aceptar mi propuesta, pero ¿mi hermana? Por qué andas diciendo eso por ahí, tan
despreocupadamente
- Honestamente – simplemente pensé que sería más fácil para
ti deshacerte de mí e irte con ella si te lo ponía más sencillo, si decidía por
ti.
- Eres la única persona con la
que deseo estar en éstos momentos, y cualquier cosa que éste pasando por esa
cabecita tuya no se acercará en lo más mínimo y a lo que tengo planeado para
hoy, sonrió. Ahora no podemos regresar ya que hemos creado una gran confusión a
la cual será mejor ignorar. Quédate aquí mientras preparo la tina para
nosotros. Comencemos nuestra celebración de cumpleaños – dijo esto con una
sonrisa traviesa.
Tras unos minutos anunció que podíamos introducirnos dentro de
aquel espacio de espuma y aroma delicioso. Me puse de pie y simplemente eliminé
el pareo que traía anudado y me introduje en la tina, él sin embargo se dejó
únicamente sus interiores, usaba unos bóxer negros de esos que traen la marca
de diseñador en el elástico de los mismos, mi mandíbula cayó como en todas las
ocasiones anteriores donde fui espectadora de aquella ejemplar anatomía, se
introdujo del lado opuesto de la tina quedando frente a mí. Sin planearlo o ser
consciente de ello, me deslicé un poco hacia abajo, dejando únicamente fuera
del agua de mi nariz hacia arriba.
- Estoy listo para pedir mi
primer regalo de cumpleaños ¿Estas lista tú?
Después de aquel lío no pensé
que el siguiera tan enfocado en aquel asunto. Levanté la mirada viéndole a
través de la espuma. – ¡Claro! Pensé que ya no querías nada.
- Ven - me indicó acércate, me colocó frente a él con
mi espalda en su pecho y me abrazó. Cuéntame quien destrozó tu corazón y lo
dejó tan irreparablemente dañado para que no me permitas entrar en él.
- Quise voltearme y verle a
los ojos, pero no lo permitió, me abrazó aún más fuertemente en aquella
posición y besó mi nuca.
- Honestamente pensé que
pedirías otra cosa de cumpleaños, venía preparada para ello, pero tú ¿tú me pides esto? Vaya manera de
desperdiciar mi carta en blanco para tu cumpleaños.
- No será mi única petición ,
me abrazó un poco más, solo espera y prepárate para cumplir todos mis deseos,
sonrió mientras me daba un pequeño mordisco en mi hombro ocasionando que diera
un pequeño brinco, por la sorpresa.
- Suspiré – Tú lo pediste,
pero si lo único que sucede es que
comience a llorar sin contenerme será tu
culpa y solo tu culpa. Tomé un par de respiraciones antes de comenzar mi relato.
- Hace solo
unos meses, quizás un año de esto, sucedió en la universidad, llevaba clase con
un chico apuesto, atractivo, alto, moreno, un modelo sacado de una revista, de
buena cuna y posición económica, diariamente lo veía sin que él posara sus ojos
en mí y ¿cómo podría hacerlo? Yo solo soy una persona menos que regular, y para
ese entonces algo pasada de peso, mi vestuario no era nada distinto a lo que es
ahora: aburrido. Un buen día sentí que
mi suerte por fin había cambiado, una de nuestras clases requirió que hiciéramos equipo para hacer un trabajo, yo
estaba emocionadísima cuando nos informaron que él y yo formaríamos equipo, al
fin mis cartas habían cambiado y podría tener la oportunidad de conocerlo fuera
de la Universidad, hablar un poco más con él, y que me conociera, no aspiraba a
ser su novia, tenía claro que no cubría el perfil, pero era como un sueño hecho
realidad, no me importó hacer casi todo el trabajo, el me “recompensaba”
llevándome a cenar o a comer a lugares caros, aportando económicamente para
todos los recursos que se requerían, materiales y cosas así, un fin de semana
acordamos terminar el trabajo, él se ofreció pasar por mí a mi casa, y de ahí
iríamos a la suya, en su coche deportivo, si lo miro en retrospectiva, debió
ser mi primera señal de alarma, pues insistió que me limpiase muy bien mis pies
antes de subirme a aquel lugar.
Yo me derretía por él, no podía negarle absolutamente
nada, ese día estando en su recámara me confesó que yo le gustaba, que quería
que fuera su novia, comprenderás que eso me emocionó, sin pensarlo ni un
segundo siquiera accedí de inmediato sin saber en lo que me metía, aquel día en
su habitación, hubo besos y caricias íntimas y hubiese habido algo más solo que
ese día yo estaba indispuesta, cosas de mujeres, él se molestó un poco diciendo
que me deseaba y que quería que hiciéramos el amor, finalmente acordamos que el
siguiente fin de semana iríamos a bailar y después podríamos continuar donde
nos quedamos.
Durante
las horas de Universidad me ignoraba, él estaba permanentemente “ocupado” con
sus amigos, sin embargo demandaba que respondiera a todos sus mensajes y
llamadas cuando él me contactaba, ignoré esas peculiaridades convenciendo a mi
mente de que en cualquier relación alguna parte tendría que ceder y que era mi
ocasión de ceder y complacer. Finalmente llegó el día en que saldría a bailar con él, cabe mencionar que me indicó
que exactas prendas vestir, un vestido para ser exactos... y ahí estaba yo,
esperando por él el día indicado, me esmeré en mi arreglo personal y me miré al
espejo y me prometí a mí misma que haría dieta para lucir mejor, para él, para
que luciéramos una mejor pareja.
Llegamos
a la disco y me dejó en algún rincón diciéndome que había visto a alguno de sus
amigos y que iría a saludar, pasaron 20 minutos y no lo veía por ningún lado
por lo que le fui a buscar, lo encontré en su círculo de amigos, riendo y
besándose con alguien más, cuando me vieron llegar, todos se burlaron de mí,
básicamente la persona con la que se estaba besando, volteó a reírse en mi cara
preguntando descaradamente como había sido tan ingenua para pensar que él
estaría interesado en mí, otro más de ellos se levantó en claro estado de
ebriedad, abrazándome, gritando que era momento de pagar la apuesta, “salir con
ella y lograr que dejara de ser virgen”.
No me
creía que estuviera viviendo aquella vergüenza. Quise salir de ahí pero la
persona que me tenía rodeada con sus brazos me lo impidió, todos reían y yo solo quería salir de ahí, me liberé de sus
brazos como pude y corrí hacia la puerta, sentí el aire helado golpear mi
cara, continué corriendo y minutos
después me vi caminando sola por la calle, una pésima decisión de mi parte, fui
afortunada si lo vemos fríamente, me asaltaron únicamente, sufrí unos cuantos
golpes por estúpidamente intentar forcejear por mi bolsa, y cuando me tumbaron
y me patearon tirada ahí en el suelo, pensé que nada podría ser peor.
Me
levanté y regresé a aquel lugar en un acto de supervivencia, le expliqué lo
sucedió al valet Parking quién me prestó su celular para llamar a mi papá, le
llamé a él pidiéndole que no le dijera a mi mamá, para no preocuparla, él vivió
en silencio aquella experiencia con migo, me vio estar triste durante semanas y
llorar en silencio.
Obviamente los rumores y chismes se esparcieron entre
su grupo y aún más allá, me dolía lo que había hecho con él, dejar que me
tocara así, entregarle mi corazón tan fácil ante el primer parpadeo, me humilló
y me dejé humillar, pude haber dicho y hecho tantas cosas, pero simplemente
quedé congelada.
Como
si aquella experiencia no hubiese sido suficiente para aquel individuo, pasados
algunos días me pidió hablar con él, pensé que quizás se disculparía decidí
darle la oportunidad y acudí al lugar donde me citó, - reí un poco - son esas
cosas las que te hacen perder la fe en la humanidad “Después de todo lo que ya
gasté en ti, lo justo es que pases una noche conmigo.”, fueron las palabras que
salieron de aquella asquerosa boca suya. ¡Era inaudito! Hasta ahí llegaba mi
paciencia ¡Por supuesto el apellido se me subió! e hice la única acción que no
medité dentro de mi estructurada cabeza: le di una gran bofetada, y él…
simplemente y con una facilidad impresionante, me abofeteó también, me
golpeó muy, muy fuerte y nuevamente me dejó ahí golpeada,
humillada, pisoteada…
Después
toqué fondo, ocupaba a mi papá como mi chofer personal, y aunque a él no le
molestaba, detestaba ver a su hija convertida en aquel despojo que yo era,
tenía miedo de andar por la calle sola, pues desconfiaba de todos los
transeúntes, todos eran potenciales asaltantes y golpeadores… obviamente había perdido el gusto por mi
arreglo personal, por mis gustos y estaba
triste todo el tiempo, ¿Depresión? Quizás.
Un
buen día me pidió tomar cartas en el asunto “Tu madre y yo no críamos hijos
débiles, no esperamos súper héroes, pero esperamos que puedan hacer frente a
sus problemas y resolverlos, ya has llevado éste luto por mucho tiempo”. Él
sabía que había terminado con mi “novio” pero no sabía las causas, y hasta
ahora no sabe los escandalosos detalles, quizás hubiese ido a buscarlo y
golpearlo hasta el cansancio, o algo peor…
fue entonces cuando decidí
inscribirme a aquella clase de defensa personal, y fue donde mi autoestima se
elevó, mi instructor, además de ser excelente en lo que hace, contagiaba su alegría
y ganas por vivir, tiempo después supe que él hacía de ese trabajo algo
personal, su hija fue víctima en algún momento, ella no sabía cómo defenderse,
la violaron y tiempo después se suicidó, mientras pueda hacerlo, “enseñaré a
las mujeres a defenderse o al menos a no dejar el pellejo tan barato” había
dicho, poco a poco y platicando con él
me había mostrado muchas razones para sonreír y fue así que mi
autoestima y amor propio regresaron a mí.
Supe
que nuevamente era yo misma y me encontraba mejorada cuando meses después su
grupo de amigos intentó acosarme nuevamente, acepté que si habíamos intimado,
pero que estaba totalmente decepcionada por su pobre desempeño y corto tamaño,
esto desató su furia claro ésta, pero ahora estaba preparada por si él decidía
venir por mí, patearía su trasero (reí
un poco al relacionar mis palabras con mi nuevo apodo) no lo hizo, pero Dios
sabe que lo hubiese golpeado y hubiese disfrutado el hacerlo.
Me
preguntas ¿por qué no te puedo permitir entrar en mi corazón?, ¿Por qué no
acepto tu propuesta? sin duda estoy dañada, no puedo decirte que eres igual que
él, pero estoy segura que ves las similitudes, lo acepto me volví desconfiada,
he aceptado el hecho de que quizás nunca pueda verme envuelta en una relación
nuevamente, por mi desconfianza y es por ello que envolví mi corazón en una
coraza de acero, mientras esté en mis manos, no permitiré vivir una experiencia
igual, ser el juguete de alguien, ser objeto de una apuesta…
- ¿Cuál es el nombre de esa
basura?
- ¿Acaso tiene importancia?
- Él te hizo daño y créeme yo
puedo planear una creativa venganza.
- Lo que no fue en tu año, no
fue en tu daño, recordé.
- Seguramente estará en tu
graduación y yo lo descubriré, tengo los medios y los recursos – afirmó.
- ¿Los trillizos son tus
medios y tu simplemente pagas sus honorarios?
- Veo que te han revelado
nuestro negocio. Ahora puedo saber dónde estoy parado con claridad, no necesito
nada más que ser paciente. Tú misma lo citaste hace algunos días “El que tenga
mi corazón sabrá derribar todas las barreras que me he puesto” y yo acepté el
reto.
- Pero no hemos venido aquí a
escuchar historias trágicas y tristes, estamos aquí para una celebración, ahora
si estás de acuerdo podemos ordenar algo para cenar y evitar las miradas
curiosas de todas las personas que tendremos que ver el lunes y de tu acosadora
principalmente.
- Los nuestros no harán
preguntas, soy tu guardián después de todo, puedo hacer eso e incluso más.
- Le miré algo sorprendida -
¿y tú acosadora? – pregunté.
- Ella puede pensar lo que
quiera, me tiene sin cuidado. Ahora me interesa
saber que tienes planeado para el día de hoy.
- No puedo revelarte mis pecaminosos
pensamientos – le dije – son demasiado vergonzosos.
- Puedo obligarte.
- Inténtalo – le desafié
esperando que lo hiciera totalmente.
Salimos de aquel ambiente húmedo, los interiores que
él estaba usando se habían pegado a su cuerpo como tinta, tomó una toalla y se
la colocó en la cintura, tomó otra toalla y me pidió que saliera de ahí, me
envolvió con ella secándome cuidadosamente cada gota de agua así, el cabello ya
estaba algo seco por lo que no representó mayor problema.
Me besó un hombro, ¿Esto lo incluían tus pecaminosos
pensamientos?, asentí un poco cohibida. Recorrió con la yema de sus dedos el
largo de mi espalda al tiempo que se colocaba frente a mí para tener vista de
primera mano de las expresiones de mi rostro, ¿Esto lo incluía también?. Moví
la cabeza asintiendo.
- ¿Tengo carta abierta,
cierto? Me tomó entre sus brazos y nos llevó a la cama. Se ubicó de manera que su cuerpo encajara perfectamente con en el
mío, y retomó los besos, ahora eran besos suaves y sin prisas, saboreando cada
parte de mí y yo de él, con mis manos recorrí su espalda, tenía músculos firmes
por donde quiera que yo posara mis manos.
- ¿Yo tampoco soy de vidrio,
sabes? Me dijo en un susurro al oído, al tiempo que tomaba con sus dientes el
lóbulo de mi oreja, deslicé en un hábil movimiento que incluso me sorprendió a
mí misma, mis manos hacia dentro de sus boxers, no sabía muy bien que hacer o
hacia dónde dirigirme, simplemente dejé que el instinto hiciera lo suyo, presioné, deslicé y atraje hacia mí, en algún momento él retiró
la toalla que lo cubría y nos quedamos así, el en interiores y yo en aquel
traje de baño, pude sentir que cierta parte de él ser encontraba respondiendo a
aquella situación.
- ¿Te imaginaste esto?
- No respondí, simplemente
tomé su nuca y le acerqué nuevamente a mi boca, quería borrar con sus besos mis
memorias, dejar únicamente el presente. Comenzó a besarme el cuello y sus manos
recorrían mi cuerpo suavemente, delicadamente, de manera rítmica y pausada,
permitiéndome sentir, disfrutar y ansiar más.
- ¿Que querrá a continuación?
¿ Me desnudará? ¿Me querrá simplemente porque es mi primera vez? ¿ Yo quiero
hacerlo?
Para
mi sorpresa, se deslizó hacia un lado de la cama, se recostó de perfil apoyando
su cabeza sobre su mano y sosteniéndola con el codo, una de sus piernas estaba
aún sobre mí y con su otra mano, trazaba círculos en mi abdomen.
-
Detendré todo esto aquí mismo, pues si continuamos llegaremos a un punto sin
retorno, antes de que algún pensamiento erróneo pase por esa alocada cabecita
tuya te dejaré algo en claro, “ Te amo y te deseo”, tomó mi mano y la colocó sobre su miembro,
duro, erecto y listo para continuar… y por esas mismas razones no continuaré
con éstas actividades, claramente tu corazón no está listo para dejarme entrar
en él yo no quiero sexo simplemente, yo te quiero a ti completamente entregada
de manera incondicionalmente, esperaré pacientemente a que eso suceda,
puedo darme ese lujo, sonrió
ampliamente, además vine aquí sin traer nada de protección con toda la
intención para evitar tentaciones, deberás saber que sexo sin protección no es
una opción para mí.
Cerré
los ojos, ¡Me estaba rechazando!, me
giré y le di la espalda.
- Sabía que te sentirías
herida y rechazada, y sé que nada de lo
que te diga te hará cambiar de opinión, pero así es, me abrazó y me acercó
hacia él.
- No me abraces, le pedí, me
has dejado en un estado de excitación donde simplemente quiero más, quiero más
besos, más caricias, más de todo y tú simplemente me torturas con un abrazo,
sin contar que claramente estas rechazando lo que tengo por ofrecerte.
- Esa es la declaración más
honesta que he escuchado salir de tus labios, patea traseros.
- En un hábil movimiento me
tenía encima de él, colocó sus brazos detrás de su cabeza y cerró los ojos por
unos instantes, justo estoy recordando que el otro día, cuando yo dormía
plácidamente y casi fui violado por ti, sus manos ahora estaban en mi cintura,
tendré que tomar venganza de aquello…
- ¿Venganza? Sonreí y puse
mis manos sobre sus hombros. Comencé
unos pequeños y suaves movimientos con mis caderas en aquella posición, él deslizó sus manos
bajo mi ropa y sobre mis glúteos haciendo aún más rítmico aquel movimiento y marcando un ritmo diferente y con mayor
fricción entre nuestros cuerpos, era inevitable sentir oleadas de placer ante
aquella cercanía, lo cual me llevó a emitir algunos gemidos. Aunque me sentía
un poco apenada por aquella escena, no me detuve, me tomó de la espalda con una mano y acercó
inclinó hacia él, haciendo coincidir nuestros labios, nuevamente nos fusionamos
en un beso y me colocó debajo de él. En un acto totalmente impulsivo y siendo
presa de mis instinto hice algo sin pensar, presioné entre mis labios uno de
sus hombros, en apariencia un beso, pero con toda la intención decidí dejarle
una bella marca en él.
Si, lo reconozco, ese es mi
placer culposo.
Continuamos aquella candente
sesión, por un rato más, debo reconocer que sus besos son algo a lo que me
puedo acostumbrar. Permití que el llevara el ritmo por una sola razón: mi
inexperiencia.
Le di libertad de tocar, e hice lo propio disfrutando y absorbiendo
cada una de sus caricias.
Después de un buen rato donde intercambiamos caricias,
besos, y casi incendiamos aquella cama por la fricción, hicimos una pausa, nos abrazamos un rato, él
se excusó e hizo uso del baño, momentos después salió de ahí con cara de pocos
amigos, serio y mirándome directo a los ojos ¡Se dio cuenta de mi travesura!.
Di un brinco fuera de la cama colocándola como barrera entre los dos.
- ¡Hábitos de salvajes! – Patea traseros. ¿Te
gustaría que hiciera lo mismo?.
- No me estoy negando –
levanté los hombros e hice un mohín. Y en mi defensa argumentaré que tus
hábitos son aún más salvajes, colocándome una correa y azotándome cada que
puedes.
- La correa es un
requisito, y si mal no recuerdo he
intentado negociar para no azotarte en la medida de lo posible.
- ¿Reconoces entonces que es
una correa?.
Hizo ademán de ir tras de mí,
llámalo instinto o como quieras pero hui de él y se detuvo riendo.
- En un espacio tan pequeño,
¿crees que puedes huir de mí? Adelante dijo, corre por que cuando te agarré
y sé que lo haré, dejaré una marca
igual a la que has dejado en mí o quizás dos…
Si he de reconocerlo, aquello
me resultó sumamente excitante, desconozco la razón o más bien no quiero
reconocerla, aquel juego me tiene cautivada, ser la presa de un depredador que
te desea tanto como a un bistec en época de hambruna. Retrocedí lentamente de
mi posición, él dio un hábil salto en la cama, dándole excelente ángulo para su
caza, dio unos pequeños pasos hacia el borde de la misma, y saltó hasta
colocarse frente a mí, yo quedé voluntariamente como venado deslumbrado por una
cesante luz, inmóvil y esperando su siguiente movimiento. A pequeños pasos me
fue obligando a retroceder, marcando el camino que necesitaba que siguiera.
- Eres una contradicción -
dijo – primero me rechazas, después me reclamas como tuyo.
- Yo no…
- Ésta marca
Pequeña-Patea-Traseros-Insolente…
- No, no, no estoy reclamando
nada, simplemente es mi placer culposo. A éste punto me había recostado
nuevamente sobre la cama, había tomado mis muñecas entre sus manos y las había
colocado al costado de mi cabeza él estaba sentado sobre mí con sus rodillas
sobre la cama a cada lado de mi cuerpo.
- ¿Placer culposo? Mmmmmm,
dijo al tiempo que besaba debajo de mi barbilla.
- ¡No, Atlas! Si harás una
marca en mí, hazla donde no sea visible.
- No estás en posición de discutir,
te tengo bajo mi control, sonrió. Pataleé un poco sabiendo que no podría
zafarme.
- Mi única petición es que no
sea visible, no te estoy deteniendo ni lo estoy impidiendo.
Me dio un pasional beso
cargado de enojo, mordió levemente mis labios y se deslizó hacia mis mejillas
en dirección a mi odio, bajó hacia mi cuello dando leves besos, un gemido salió
de mis labios, gemido que me hizo sentirme apenada por la manera en como sonó.
- Ahí no, por favor –dije
levemente, pero sentí que era demasiado tarde, él estaba cobrando venganza,
pero no me molestaba, me excitaba, no se detuvo ahí, deslizó sus labios un poco
más hacia la derecha, y pude sentir que nuevamente me estaba “marcando”.
- Se recostó sobre su espalda
a mi costado, observando el techo, yo intentaba llevar mi respiración hasta una
velocidad normal.
- Esto te gusta ¿ cierto? Placer culposo es una definición más que
acertada.
- Sí, lo disfruto,
enormemente- dije.
- Tengo otra petición para ti
por la celebración de mi cumpleaños, y quiero recordarte que tengo carta
abierta – dijo.
-¿Honestamente después de lo
sucedido, consideras que te negaré
algo?.
- Sonrió – El dinero por el
regalo de tu hermana, quiero que lo gastes en ti y que yo sea testigo de ello.
- Jamás – Grité, ese es un
castigo para ti, debo recordarlo.
- Pero es lo que quiero de
cumpleaños dijo al tiempo que recorría mi mejilla con el dorso de su dedo.
- Siempre te sales con la tuya ¿Cierto?- estas
explorando los espacios en blanco, ¡Cielos! Debo pensar mejor las cosas que te
prometo.
- Suficiente castigo para mí,
es no poder tener un espacio en tu corazón.
- Y ahora eres dramático, le
di un golpe en el abdomen.
-¿Puede ser para ambos?.
- No, debe ser solo para ti –
además referente a tus castigos y nuestro convenio personal, quizás debamos
cambiar algunos acuerdos.
- Pero no los besos, pedí,
- Enarcó una ceja en un gesto
de interés, y se inclinó hacia mí, ¿Te gustan mis besos y te gusta mi trasero?,
interesante Patea Traseros…
Así en silencio uno junto al
otro pasamos unos momentos, su respiración es pausada y rítmica, me gusta
sentir su piel desnuda, su calidez, su aroma…
La siguiente semana es tu graduación ¿Estas
lista para andar tomada de mi brazo por ahí?
- Me preocupa que la siguiente
semana terminé yo más golpeada que ésta semana, entonces tendré que asistir
llena de golpes a la fiesta.
- Yo me encargaré de sanarlos
dijo, aunque Mario lo hará antes, te lo garantizo.
- Ojalá, ya que de por sí será
extraño regresar a casa, con la cara llena de moretones será aún más extraño.
- Se me quedó mirando
fijamente – ¿Estas lista para una nueva petición de cumpleaños?.
- Titubeé un poco – adelante
dije, seguro ya nada me sorprenderá.
- ¿Has tenido alguna vez un
orgasmo?
- Mi cara se puso rojo tomate,
lo sabía, sentía como la sangre se me subía al rostro y esta causaba una
sensación de ardor. Él lo notó, y aun así no hizo nada por minimizar aquel
comentario, estaba claro que estaba consciente de la pregunta y quería la
respuesta.
- No, dije y bajé la mirada,
ya te había dicho…
- Los orgasmos no solo se
alcanzan con la penetración, se adelantó a afirmar, quizás de aquí en adelante
cada falta que cometas, la cambiaré por un orgasmo, tú deberás de tener un
orgasmo provocado por mí. Es una propuesta interesante, debes reconocerlo.
Por unos momentos lo pensé. - No,
dije, no acepto, solo el día de hoy te daré acceso libre a mi cuerpo.
- ¿Acceso libre solo por hoy?
Tocaron a la puerta, pensando
que sería la cena, me adelanté a abrir pues yo estaba en condiciones más presentables
que mi acompañante. La sorpresa fue mucha para ambas partes cuando era la chica
de antes, Laura, quien estaba parada ahí.
- ¡Lo sabía! - Exclamó
entrando sin ser invitada, dando tumbos por estar en un claro estado de
ebriedad.
Atlas estaba ya a nuestro lado
tomándola de un brazo e intentando llevarla a la puerta.
- Debes saber que fue mío
antes que tuyo, disfruta las sobras me gritó.
Esto es a lo que te
enfrentarás si decides aceptar a Atlas como tu novio, me dijo mi mente. Se
alejaron lo suficiente para que no pudiese escuchar su plática. Y me quedé ahí
sin saber qué hacer. Decidí encerrarme en el baño, abrí la regadera, necesitaba
agua caliente, que me ayudara a eliminar la tensión de mi cuerpo. Me tomé mi
tiempo dentro del baño necesitaba ese tiempo
solas con mis hirientes pensamientos.
Cuando salí la cena ya había
llegado y Atlas estaba sentado esperando por mí en la pequeña salita.
- Lamento que hayas tenido que
vivir esta experiencia, ya me he encargado de ella.
- No Atlas, lo lamento yo, es
tan fácil aparentar que tú y yo podemos ser felices, pero eso solo sucede
siempre y cuando creemos una burbuja para ambos, tú tienes una vida que claramente
no compagina con mi modo de vida, quizás…
- Suspiró – esto será más
difícil de lo que pensé. ¿Todo el camino que he recorrido a tu lado lo eliminas
con tan solo este acto que evidentemente no provoqué?. Se puso de pie y se
retiró de ahí en dirección al baño, momentos después escuche el correr del agua.
- No tenía hambre. Me sequé el
cabello y me acomodé dentro de la cama, ese día había tomado un curso singular,
como todos los días en mi vida últimamente, sin sentirlo siquiera mi cuerpo se
relajó y se quedó dormido.
Desperté entre la noche y él
estaba sentado aún en la salita, mirando hacia la ventana y solo la luz
proveniente de las farolas externas le alumbraban, por unos momentos no me
moví, no sabía muy bien cómo reaccionar,
pensé unos momentos: tú viniste hoy a celebrar a la persona que ha tenido
infinidad detalles contigo, celebrar al chico que te ha mostrado que le
interesas, estabas decidida a darle un regalo ¡Hazlo! lo que sucedió fue
simplemente un tropiezo, todos tenemos una historia y él tenía una vida antes
de conocerte.
Me puse de pie y llegué hasta
donde se encontraba él, le puse las manos en los hombros y me di cuenta que
llevaba una bata de baño, él tomó mi mano y besó mis dedos, me condujo hacia
él, me puso de frente y me besó el abdomen.
- Lo lamento de verdad – dijo.
- Calla dije, olvidemos el
asunto, yo vine con algo en mente el día de hoy y no me detendré hasta lograrlo.
Lentamente me hinqué frente a él rebuscando entre sus piernas, debajo de su bata y descubriendo que no llevaba
interiores, tenía en mis manos una parte muy preciada de su anatomía. Él no me
detuvo. Retiré las prendas que impedían mi acceso libre, sin dudarlo introduje
aquel trozo de él en mi boca y comencé a darle placer siguiendo mis instintos,
después de todo era la primera vez que lo hacía y mi bibliografía se remitía al
internet… Él acarició mi cabeza, y se reacomodó en la silla echando la cabeza
para atrás y elevando su pelvis entregándose al momento. Yo continué con mi
labor, guio una de mis manos para que rodeara al tiempo su gran miembro,
mostrándome como deseaba que lo hiciera, y así sin intercambiar palabras, se
entregó al placer cerrando sus ojos y disfrutando, me sentía complacida, fue
impresionante ver el poder que ahora ejercía sobre él, su placer estaba en mis
manos ( o boca ), jadeando y con cierta dificultad para hablar con claridad me
detuvo.
- Estoy a punto de venirme y
me gustaría hacerlo en tu boca… - dijo sin ninguna pena.
Sin responderle, continué
dándole placer, esperando que eso respondiera su pregunta, no pasó mucho tiempo
antes de que sintiera algo caliente recorrer mi boca, para mi sorpresa, tragué
sin disgusto.
Se
recuperó y pude distinguir una sonrisa en su rostro con la poca luz que lo
alumbraba.
-
¡Patea Traseros! – me miraba con los ojos abiertos ampliamente.
-
Espero que te haya gustado mi regalo de cumpleaños pues es la primera vez que
hago esto…
Me
cargó y nos condujo hasta la cama dando paso a una nueva sesión de candentes
besos, se deslizó un poco hacia mi zona sur…y le detuve de inmediato.
- No,
detente- le pedí - levantó la mirada, no quise reconocer que no
me sentía cómoda con aquello, por lo que le dije que era mi regalo de
cumpleaños, que esperaría a mi cumpleaños a que el hiciera lo propio. Además –
complementé – tu petición fue “ duerme y despierta a mi lado” y no hemos
dormido juntos, aprovechemos ahora estas relajado, así que si no te molesta,
dediquémonos a dormir que es a lo que hemos venido acá.
Me
abrazó con cierto aire de duda y resistencia, pero cedió – Buenas noches entonces
- dijo -. Dormimos plácidamente hasta
casi medio día, donde honestamente desperté con un hambre atroz, le desperté
dándole un suave beso, acordamos que lo mejor sería desayunar camino a casa.
Antes
de salir, obró su magia y desapareció una de las marcas de mi cuello obrando su
magia, la otra la dejó ahí, así como yo dejaré la mía, me dijo.
Subió
las maletas al coche y regresó por mí, me dio un suave beso en los labios,
entendí con ese leve gesto que él asumía ciertas cosas con los recientes
acontecimientos, era momento de aclarar ciertas cosas. Le tomé la mano y le miré
a los ojos, esto no será fácil pensé.
- Ha
sido una experiencia maravillosa e intensa lo que sucedió este fin de semana –
dije – pero debes saber que una vez que hayamos cruzado esa puerta nosotros
continuamos nuestra relación de “Guardián – lo que sea que yo sea para ti” a
partir de donde la dejamos el viernes. He trabajado en proteger mi corazón para
poder llegar hasta he llegado dentro de estas cuatro paredes, comprobé que no
cubro el perfil de lo que buscas a juzgar por tu acosadora.
Su
cara pasó de felicidad a perplejidad total – ¿Eso es lo que deseas?.
¿Esta
demente? Obviamente es mi parte racional regresando el orden en mi vida, tengo
que apegarme a éste plan para auto – dañarme … aunque es inevitable a éste
punto, mi corazón se destrozará cuando lo vea irse con alguien más, pero usaré
una perfecta máscara que lo ocultará.
- Así
es como será – confirmé.
-
¿Sabes? Puedo solucionar esto evitándote salir de ésta habitación.
-
Atlas. Tu y yo solo somos felices cuando estamos sumergidos en nuestra burbuja,
te recuerdo que lo que intentas hacer es “privación ilegal de la libertad”.
-
Acercó su cuerpo peligrosamente hacia el mío con clara intención de obtener un
beso.
- No
Atlas, le impedí y me dirigí hacia la puerta.
Caminó
tras de mí y estuvo serio durante el desayuno, no objeté nada cuando ordenó ni
por el lugar que eligió.
-
Entonces así será dijo, me usarás cada vez que se te antoje.
-
Estas siendo dramático, y en todo caso no te usé, solo te degusté un poco, dije
al tiempo que limpiaba las comisuras de mis labios en una clara señal obscena
queriendo terminar con aquel ambiente de tensión.
- No
acepto tus condiciones –dijo - no me conoces bien, me hubiese gustado que esto
representara un avance para ambos. ¿Si hubiésemos tenido algo de “mayor
actividad” hubiese cambiado algo?.
-Si
claro, yo hubiese dejado de ser virgen y tu… bueno, tendrías eso en tu
currículum. Honestamente no entiendo el alboroto, a ustedes los chicos les
gusta – hice una pausa – les gusta… eso que hice dije sonrojándome.
- Si
me hubieses dicho esto antes, nunca lo hubiese consentido sin importar lo
rechazada que te hubieses sentido, te menosprecias sin contar con que me estas
colocando al nivel de un promedio, me permito recordarte que te ofendiste profundamente
cuando te envié rosas únicamente por que desconocía tu flor favorita, me aclaraste
que no eras igual que el resto de las mujeres, pues patea traseros yo
estoy muy por encima del promedio, dio un golpe a la mesa que me sobresaltó.
-
Vaya celebración de cumpleaños – dije.
- Si esto
es lo que quieres, entonces así será no volveré a tocarte hasta que no hayamos
tenido algún avance, no besos no contacto, pero tendrá que ser en ambos
sentidos.
- Un
momento, ya teníamos un acuerdo … Besos sí, lo demás lo reconsideraríamos, además
justo me acabas de pedir más caricias, ¿Ahora vas a venir a limitarme?
- Tu
tomas decisiones por ti misma, ¡¿Porque no puedo hacerlo yo también?!
- ¡ ¿Sabes
qué?! No vamos a llegar a nada y honestamente ya he cedido demasiado en las últimas
horas, si no me quieres tocar, adelante, si no me quieres besar ¡Perfecto! Sólo
me estas poniendo más sencillo todo, es más fácil estar a dieta si no tengo
tentaciones enfrente.
No le miré, tampoco él lo
hizo, y así regresamos a ser Agua y Aceite, cuando rompimos la burbuja de
fantasía que construimos el y yo.
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