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jueves, 31 de agosto de 2017

G. I Got the Girl

Índice de la historia completa: Aqui



Dos días después recibí un ramo de flores.
No entendí mucho, pero las conservé tanto como pude e incluso guardé una de ellas en el congelador.
No podíamos enviarnos mensajes de texto pero podíamos compartir fotos en la nube… así que nos dejábamos fotos de lo que estábamos haciendo y no se requerían muchas palabras.
De repente fui consciente de mi realidad, estaba yo en un país extraño, en una casa que no era mía, en total soledad.
Frente a mi estaba un  desayuno que quizás no comería, que quizás no  bajaría por mi garganta. Lo habría cocinado para nada.
No era una obra maestra pero era sustancioso, deliciosos Hot Cakes que al final de todo posiblemente cociné pues añoraba aquellos desayunos llenos de sonrisas, llenos de cariño y amor, con litros y litros de café desfilando frente a nosotros junto a temas tan triviales como el clima o los quehaceres domésticos.
Acomodé la mesa de manera perfecta, tomé  una foto, me puse de pie y arrojé todo a la basura.
No tenía apetito ni nadie que me obligara a comer, solo la loca de la casa, pero hacía tiempo que no escuchaba de ella, si somos honestos tampoco le extrañaba.
Salí al balcón a observar el movimiento de la calle.
Personas caminando abrigadas hasta los dientes.
Una pareja de ancianos caminando de la mano.
Un automóvil circulando ruidosamente con cadenas en los neumáticos.
De repente un escalofrío recorrió mi espalda.
Voltee hacia la derecha pero la calle estaba desierta.
Miré a la izquierda y ahí estaba una sombra negra, de pie mirando en mi dirección.
Se encontraba lo suficientemente lejos como para que no le distinguiera, de inmediato corrí hacia adentro como si cerrar las puertas fuera suficiente para mantenerles afuera.
¡Dios! No habían pasado suficientes días aún. ¡No podía creer que ya me hubiesen encontrado!
Tomé el celular dispuesta a llamarle a XXXXX.
Entonces mi cabeza reaccionó. Ellos están esperando el mínimo error de mi parte.
Si me hubiesen ubicado entonces… ellos estarían derribando la puerta en 3, 2, 1….
Nada.
Nuevamente respiré y miré en dirección a la puerta y ventanas esperando que en cuestión de nada alguna cayera bajo su peso y se desatara una guerra sin control.
Nada sucedió solo silencio a mí alrededor.
Quedé inmóvil por horas, quizás solo fueron minutos pero el tiempo ahora era tan relativo para mí como los locos pensamientos que pasaron por mi tonta mente.
Ese día no salí de aquel lugar.
Dos días después estaba enloqueciendo.
Después de todo quizás no sería nada…
Elegí distraerme meditando… grave error.
Tan pronto como me sumergí en mi lugar seguro, le encontré. Estaba Atlas esperándome.
- ¡Llegaste!
- ¡Este es mi lugar seguro!
- Expúlsame entonces – gritó. ¡Regresa con nosotros! Las cosas no son como crees… No estoy aquí como tu enemigo
La furia que generaron en mí sus palabras fue indescriptible… “Expúlsame” No sabía cómo hacerlo o lo hubiera hecho ya.
¡Sus palabras me recordaron tanto a Ramsés!
- Adiós Atlas.
- No falta mucho para encontrarte… La energía de ellos se ha duplicado así como sus poderes…
Le miré expectante.
- ¿Por qué me dices todo esto?
- Por cortesía.
- Quizás no recuerdas todo lo que sucedió aquel día…
- ¡Lo recuerdo a la perfección! No pudiste…
- ¡¿Qué?¡ - le interrumpí de inmediato – ¡Me arrodillé ante ella! ¡Supliqué!....
Ahora no corrieron lágrimas por mi rostro, aquello era la guerra.
- Sabías que de haber permitido que Ramsés me enviara al entrenamiento sería ella  quien lo llevaría a cabo. ¡Ella!
- Las cosas han cambiado, regresa por favor.
- No regresaré Atlas, y ahora que estamos entrados en gastos, te confesaré que ese día terminó mi vida en ese lugar, para mí siempre fue una  experiencia de vida, esto solo me sirvió de excusa para salir de ahí.
El rió fuertemente.
- No puedes vivir sin nosotros, lo quieras o no ahora somos tu vida.
- Eres un insolente.
Me acerqué a él y antes de que pudiese darle un golpe como era mi deseo, él sostuvo mi mano y me miró directo a los ojos.
- Se ha desatado una cacería tras de ti, existe una gran recompensa por ti, ella ha puesto precio a tu cabeza. Regresa por favor, su tono era suplicante
Pero antes de que pudiera decir nada, él se desvaneció.


Había pasado una semana después de la partida de XXXX, una incómoda sensación me recorrió la espalda ese día que desperté, no me gustó la manera en como abordó las cosas, pero después de todo solo estábamos conociéndonos. Él tiene su carácter y yo el mío, o lo logramos o nos separamos.
Una semana en aislamiento me tenía al borde de la locura, por lo cual tomé el celular y le envié un mensaje, sabía que del otro lado del mundo no eran horas….
- Recuérdame la dirección de tu abuela.
No respondió inmediatamente, pero la respuesta llegó, simple y llana, por las circunstancias no podríamos tener más detalles, me convencí de aquello. Dos semanas más, me repetí mentalmente, y estaremos de vacaciones solos los dos.
Ese día llegué sin previo aviso, esperando poder platicar con ella y después determinar si pondríamos manos a la obra.
Me recibió con una sonrisa que me hizo sentirme bienvenida.
Nos sentamos en su salita a tomar el té
No cuestioné la autenticidad de aquella sonrisa, por experiencia sabía que los abuelos disfrutan de esas visitas.
- ¿A qué se debe el honor de tu visita?
- Visitarla simplemente – sonreí.
La verdadera causa se debía a que comenzaba a volverme loca en aislamiento y  necesitaba tener contacto humano o de lo contrario más pensamientos fatalistas continuarían desfilando por mi mente.
Ella sonrió en respuesta.
- ¿Cómo aprendiste nuestro idioma?
- Un par de años atrás, estuve de visita en su acogedora ciudad fue cuando  aprendí el idioma
Ahora recordaba, pero no dolía más.
- Tus ojos – dijo mirándome directo a los mismos.
Sonreí.
- Tienes una mirada triste ¿Quisieras platicarme? No creo que tú o yo tengamos algo mejor por hacer, sonrió tomando una galleta de la mesita y llevándosela a la boca.
Suspiré, sabía que no podía contarle la verdad, pero tampoco estaba en mis planes mentirle.
- Tomé la decisión de hacer una pausa en mi vida y hacer éste viaje en compañía de su nieto.
Dicho esto hice una gran exhalación.
- Y no me estás diciendo la verdad.
Sonreí, no quería herir sus sentimientos, pero no iba a ir contando mis secretos a todas las personas que se atravesaran en mi camino ¿Cierto?
- Pareces ser una persona decente.
- Me esfuerzo cada día por ser así.
La gente de su edad cuenta con la experiencia de saber qué es lo que carcome a tu alma.
- ¿Te encuentras hoy aquí para una clase de cocina o…?
Lanzó el anzuelo, él tenía razón, ella es todo un personaje.  Me miró con ojos escrutantes.
Sonreí en respuesta.
- Un curso de cocina donde pudiese enseñarme a cocinar los platillos favoritos de su nieto, es bien sabido que primero se conquista el estómago y luego el corazón.
Ambas reímos.
- Te puedo enseñar un platillo o dos.
- Eso deberá bastar.
Me mostró algunas fotos de cuando él era pequeño, y tomé con mi celular foto de ellas, sabiendo que podría mostrárselas en algún momento y reír juntos.
Era noche cuando decidí que era momento de regresar, incluso me invitó a quedarme a pasar ahí la noche.
Debo reconocer que es una persona muy decidida e insistente y me tomó un buen tiempo que aceptara que regresaría en unos días para cocinar, y que no me pasaría nada en el trayecto de regreso.
Estuve a punto en un par de ocasiones de llamarle a él para que me ayudase a convencerle.
Al final accedió.
De regreso a lo que ahora considero mi hogar, pensé que me había convertido en una judía herrante.
Sin casa fija, lejos de mi familia, con más problemas de los que nunca pensé tener e inevitablemente la tristeza me alcanzó.
Fue dolorosamente triste llegar a una casa oscura y vacía, pero sobre todo ajena.
Corrí el cerrojo y me derrumbé, lloré todas las lágrimas acumuladas que guardé dentro de mi cuerpo por todos estos días.
Una avalancha de emociones me impactaron como placa de cemento, lloré hasta que las fuerzas me abandonaron, hasta que el cansancio hizo lo suyo y ahí tirada en la  puerta de la casa perdí cualquier noción de tiempo y dormí, dormí tan profundamente como  para apagar mis pensamientos.

Después de aquel encuentro con Altas, me urgía moverme de lugar por lo que puse manos a la obra para planear las vacaciones que  XXXXX y yo merecíamos.
No quería volver a utilizar mis papeles falsos, pero sería necesario.
Acordamos vernos en el lugar destino por seguridad de ambos.
Unas semanas conectados con la naturaleza donde no existía, teléfono, luz artificial o acceso a los paparazis… debía ser suficiente.
Me puse en contacto con la persona que me indicó, afiné los detalles y todo se concretó. El resto del tiempo se me hizo eterno y solo podía contar los días en el calendario.
Viajé ligera pues de acuerdo a nuestro contacto, tendría lo necesario al llegar allá.
Quise llegar un día antes solo para disfrutar de aquel paraíso después de estarme congelando en su hogar.
Mis nervios estaban a mil por hora. No podía dejar de ver sobre mi hombro si alguien me había seguido conocido o desconocido, o si los muchachos aparecerían como muralla humana en cualquier momento frente a mi.
Esto de huir no es divertido ¡Exijo que los grandes capos me digan como es que hacen para dormir sin necesidad de tener un ojo abierto!. Los nervios me estaban matando.
Llevaba conmigo mi computadora al hombro, pues aun cuando no podía publicar nada en mi Blog, no cesé de escribir, algún día podría continuar haciéndolo…
Llevé varios libros, y mi teléfono.
Me tocó hacer varios trasbordos y en cada uno de ellos estuve a punto de colapsar…
Afortunadamente llegué al paraíso y mis ojos no daban crédito a lo que encontré a mi llegada….


CONTINUARÁ....

jueves, 17 de agosto de 2017

F. This Is Our House



Llegamos a una casa, antigua,  toda ella de color blanco y columnas antiguas muy bien iluminadas, algo que me encantó, es que tenía un gran jardín con flores multicolor, las cuales pude ver sin problema pues mantenían una excelente iluminación. Nos estacionamos a un lado de la casa, haciendo fila y atendiendo el orden de los coches que ya se encontraban ahí estacionados, se puede ver que la propiedad es grande tanto en construcción y área de jardines, comencé a cuestionarme que hacíamos en aquel lugar pero no dejé que esa pregunta nos interrumpiera.
La sonrisa de mi acompañante no abandonó su rostro durante todo ese tiempo, disfrutaba de aquello.
Él abrió mi puerta ayudándome a salir, me tomó del brazo  y me guio rodeando la propiedad hasta la puerta principal.
Ahí encontramos a una persona que estaba haciendo guardia saludó a mi acompañante por su nombre, le indicó que estaban esperando en la sala por nosotros nos pidieron los abrigos y al igual que él lo entregue a la persona que  nos recibió.
Le miraba con un rostro de total incógnita.
Él simplemente sonreía con cierta satisfacción.
En la sala se encontraban algunas personas platicando muy agradablemente, quedando en silencio al momento de nuestra entrada.
Él se adelantó un poco dejándome atrás, me llevé una gran sorpresa cuando se dirigió directamente para saludar  a lo que yo llamo una venerable anciana, a quien llamó abuela.
Posteriormente saludó a los presentes con un beso en ambas mejillas regresando nuevamente a mi lado, entonces se dirigió al resto de los ahí presentes diciendo en voz alta:
- Familia, les presento  a mi compañía de esta noche, ella es Beshakarenice hice una leve reverencia con la cabeza, levanté una mano e hice una señal de saludo hacia todos.
Realmente no sabía que más hacer, no son costumbres que conozca o practique.
Todo aquello me llenó de sorpresa y me tomó con la guardia baja, también me hizo sentir un tanto incómoda, pero solo por el hecho de no saber  con antelación hacia donde nos dirigíamos.
Estamos hablando de un numero de al menos 30 personas, con abuela incluida, aquello era demasiado, acababa de dejar un mundo atrás donde no tuve que lidiar con familiares de ningún tipo.
Principalmente las mujeres de la familia se acercaron a saludar y a darme la bienvenida, él las iba presentando cada vez, hermana, cuñada y finalmente madre.
Había reconocido a algunos de ellos, algunos otros no, pues todos ellos son una familia que vive debajo de los flashes de las cámaras, su apellido es reconocido en el medio del espectáculo, ahora cobra sentido la casa, el guardia de la entrada… todo.
¡Gran impresión la mía! Me pregunto si hubiese sabido aquello me hubiera preparado diferente, aunque lo más seguro es que aprovechando cualquier pretexto no hubiese accedido a ir.
- En verdad esto es una gran sorpresa, le dije al oído, una vez que el  resto de los  ahí presentes dejaron de prestar mayor interés en mí.
- Solo  espero que no salgas huyendo, me dio un beso en la mejilla y me tomó por la cintura, conduciéndome hacia un lugar en la sala.
Sin previo aviso me dejó ahí rodeada de las mujeres de su familia.
Por su parte se fue a charlar con los caballeros presentes. Obviamente no dije nada, aguanté valientemente hasta que su abuela decidió iniciar la conversación.
- Creímos que no eras real, dijo sonriendo y observando al resto de las mujeres ahí presentes.
- ¿Disculpe?- pregunté
- Cuando XXXXXXXX nos avisó que vendría acompañado, creímos que no sería verdad, pues le hemos pedido que nos presente a sus acompañantes, pero nunca   ha decidido traer a ninguna de ellas.
Sonreí pues sin duda  es el mejor halago que pude haber tenido en toda la noche.
- Ha pues, aquí me tiene señora, completamente de carne y hueso.
El resto de las mujeres sonrieron.
Su hermana le pidió que guardara silencio pues podría asustarme, a lo cual no pude más que reír un poco pues efectivamente estaba a nada de tener un ataque de pánico ahí mismo.
Acto seguido anunciaron el momento de la cena, pude darme cuenta que la caballerosidad era requerida en aquella familia sentándoles muy bien, cada uno de los miembros masculinos ahí presentes, escoltó a su compañera  hasta la mesa, donde durante la cena hubo brindis, risas , llanto, pero el discurso más emotivo lo dirigió la abuela, diciendo que  no había mayor felicidad  en este mundo que la de tener a su familia reunida, incluyendo aquellos que ya no la visitan con la frecuencia que debieran hacerlo, esto me sonó familiar, todos los abuelos opinan de una manera similar.
Cuando pasamos al postre mi anfitrión, me preguntó si la sorpresa me había agradado, le respondí que me había tomado por sorpresa y que sin duda había sido un giro agradable, me regaló un beso en la frente y continuó la charla en la mesa.
Al llegar al momento del postre el papá de mi anfitrión, se levantó y alzando su copa dijo:

            - Como ya es costumbre en ésta familia, el momento del postre es el momento de los anuncios, yo comenzaré anunciando, que me encuentro próximo a aprender un nuevo idioma.
Todos levantaron sus copas y brindaron por ello, hubo aplausos también, obviamente yo no entendía mucho, pero todos ahí mostraban una gran atención y celebraban  ante éstos anuncios, fuere cual fuere.
Cuando el papá terminó de hacer su anuncio, un hermano de mí acompañante, se levantó para anunciar por su parte que aprendería a tejer, así uno a uno dijeron sus anuncios, cuando  pareció que todos hubieran terminado mi apuesto acompañante  se puso de pie para iniciar su anuncio.
- Estimado público (los saludó de manera teatral con una mano al frente la otra atrás y haciendo una reverencia) me complace anunciar que hoy le pediré a mi acompañante ser mi pareja, esperando una respuesta positiva de su parte.
Era de esperarse que un gran silencio reinara en el comedor y que todas las miradas estuvieran puestas en mí, esperando supongo una respuesta. Para mi alivio su hermana tomó nuevamente la palabra.
- Familia – dijo - ¿Donde hemos dejado nuestros modales? No hemos permitido que nuestra invitada, realice su anuncio esta noche.
Ella comenzaba a caerme realmente bien.
No puedo decir que fue lo que yo esperaba para salir de ésta zona  tensión pero ayudó, me levanté e hice un anuncio completamente apegada a lo que yo había visto.
Apreciable familia, me complace anunciar que, he decidido aprender repostería, por lo que espero estar muy pronto cocinando para todos ustedes, habiendo dicho esto, sonreí y me senté.
El resto de los integrantes de esa familia, se miraron aplaudiendo y animándome.
Extraña tradición, pero linda – pensé sin dejar de sonreír, solo que mi sonrisa toda la noche fue simple y llanamente de nervios.
Finalmente, todos quedaron expectantes, sin embargo no era mi intención, el dar una respuesta ante todo el público.
Posterior a una muy breve sobremesa algunos de los integrantes, se levantaron y formaron pequeños grupos, por un momento olvidaron que me encontraba entre ellos.
En ese momento decidí salir al balcón a tomar un poco de fresco, acto seguido se presentaron la abuela, guiada en su silla de ruedas por la misma joven de antes, la guapísima hermana de mi acompañante, por supuesto y haciendo gala de mis buenos modales, me senté en una de las sillas  que situaron ahí supongo que para los días con un clima más agradable que el de aquella noche.
- Hola - dijo la anciana.
Sonreí, mientras la miré.
- Veo que no eres de por aquí, dijo.
Reí nerviosamente, pues ahí estaba yo, una morena de fuego, cabello negro azabache, estatura de  1.80 lo cual es alto para el promedio de mi familia, pero aquella familia era una familia de modelos, actores y la genética de su lado, todos ellos rubios naturales, con ojos claros, su complexión es delgada, claro que llamé la atención en cuanto ingresé en aquel lugar.
- Así es señora, soy de México, por azares del destino estoy por acá.
Estoy segura de que la última información era innecesaria, mi subconsciente me traiciona.
- Querrás decir, por alguna decisión que tomaste, me corrigió.
Sonreí.
- Correcto señora -  dije al tiempo que traté de disimular mi asombro, pues sabía  de sobra que eso era 100% verdad.
- ¿Te quedarás mucho tiempo acá?
- Tengo planeado quedarme unos meses, respondí tratando de no dar una respuesta tan específica, no al menos como ella lo esperaba.
- Si te quedas el tiempo suficiente puedes acompañarme a celebrar mi cumpleaños.
Tomó mi mano mirándome a los ojos, su mano era cálida y suave propia de las personas de su edad.
De inmediato la joven que le acompañaba la miró con rostro de total asombro.
- ¿Celebrarás este año, tita?
- Estoy pensando que es un buen año para hacerlo, veo que a ésta familia le vienen cosas buenas,  antes de que los abandone quisiera verlos a todos festejando y tan felices como lo están ahora.
- Deberían reunirse más seguido -  dije quizás sin pensarlo.
- Desearía tenerlos cada fin de semana, dijo ella, pero todos tienen ahora su vida, y es complicado reunirlos.
- ¿Cuándo será su cumpleaños? – pregunté
- 2 meses exactos.
Asentí sonriendo
- La joven que la acompañaba, regresó un momento al salón, dejándonos solas por unos instantes, hasta donde alcancé a escuchar, fue una gran noticia que la abuela tuviera ánimos de celebrar,  supongo que ella regresó a dar la gran noticia. Sin ningún aviso la abuela comenzó a hablar.
- Aparentas ser una persona decente - dijo-  y puedo ver que tus ojos reflejan tristeza, mi nieto, nunca antes había traído a una mujer a esta casa antes de ti, supongo que eres muy especial para él, por ello siempre serás bienvenida.
¡Diablos, Hasta ella podía ver que mi vida era un total y reverendo desastre!
- Gracias respondí, es usted muy amable.
- Si tienes planeado quedarte el tiempo suficiente, quizás quisieras que te dé algunas clases de cocina – guiñó un ojo.
- ¿Haría usted eso por mí?
- ¡Claro! exclamó la anciana, de esa manera, podré conocerte mejor.
- Tendré que pedirle a XXXXXXXXX que me  enseñe a llegar hasta acá.
- O pudieras quedarte aquí, dijo ella, la casa es muy grande.
- Oh, exclamé, no sé si eso será apropiado.
- Abuela, interrumpió XXXXXXXX, por el momento ella necesita su espacio, no sé si su plan pueda llevarse a cabo, necesitamos platicar de algunas cosas.
Por su respuesta supe que llevaba tiempo escuchándonos. Le dio un beso en la frente, y le dijo que la conduciría hacia el salón nuevamente, éste clima no era el mejor para ella.
- ¿Le has dicho nuestra principal regla para traer acompañantes? – Cuestionó la anciana a mi acompañante.
- No es el momento
Les miré pero nadie dijo una palabra más al respecto, ya tendría la ocasión de cuestionar a uno o al otro.
Pude deducir que la decisión de la abuela respecto a festejar su cumpleaños desató un frenesí, ya que  todos ahí  comenzaron a planear una y mil maneras de festejar.
Pasaron quizás un par de horas más y él dijo que era hora de partir, por lo que nos despedimos de la misma manera en la que llegamos.
Mientras conducía de regreso hacia el departamento, él dijo:
- Mi abuela es todo un personaje Princess, la idea de que tomes clases de cocina con ella no es algo que me entusiasme.
- Por el momento no tengo nada mejor por hacer,  tu abuela se siente sola, yo perdí mi abuela hace años,  la sabiduría de una anciana y su compañía en estos momentos es algo que puedo apreciar, adicional a que no tendría que pasar tanto tiempo sola, y estaría en una propiedad con la que no pueden relacionarme, prometo comportarme.
- No es por ella que temo ¡Es por ti!.
- Jaja, dije, por Dios, no seas melodramático.
- No soy tu dueño y no pretendo decirte lo que hagas o dejes de hacer, simplemente me gustaría que mantuvieras tu distancia.
- No tengo nada mejor que hacer, puedo brindarle compañía a tu abuela en tu representación.
- Princess, no digas que no te lo advertí. Ella no es tonta, sabe que tu y yo estamos viviendo juntos y ella se encuentra esperando el anuncio de una boda en un corto tiempo.
Le miré directo a los ojos.
- Si Princess, Nuestra boda. La principal regla para llevar a una mujer a esas cenas es que debe ser tu prometida o esposa.
Aquello me dejó con la boca abierta.
- No sería la primera vez que lidio con estas cosas – dije  de manera despreocupada.
Sonrió de una manera divertida, y aceleró un poco más.
- Por ahora la única respuesta que me interesa es la tuya.
¡Dioses y Demonios! – Aquí vamos…
- No. dije, jugueteando un poco.
- ¿Esa es tu respuesta? Me miró un poco asombrado.
- No he terminado, no es la manera de pedírmelo. Aún no escucho la propuesta, hasta donde a mi concierne, tu hiciste pública tu decisión, sin embargo, a mí no me has preguntado nada.
Soltó una carcajada.
-  Nada es sencillo contigo, ha.
 Llegando al estacionamiento, me abrió la puerta y me tendió su mano para que la utilizara como soporte y pudiera salir de ahí,  al tiempo que salía, me tomó  por la cintura y me recargó en el coche, su mano izquierda estaba recargada en la ventana del coche, de esta manera, no permitía que su cuerpo se juntara contra el mío, con su mano derecha, acariciaba mi rostro, me hizo dar unos pequeños gemidos, a esta altura,  ¡Yo lo deseaba! Ahora era el momento en que mi vida con él comenzaba.
- Beshakarenice ¿quisieras acompañarme por esta aventura llamada vida, decidiendo aquí y ahora, ser mi novia y de ser posible mi esposa?
- Por supuesto - dije - tardaste mucho tiempo en pedirlo, tomé su rostro con mis manos y lo besé, lo besé al punto de quedarme sin aliento, tan profunda y deliciosamente que pareció que el tiempo se congeló por unos  instantes, esos instantes que pasaran en tu memoria por el resto de tu vida.
Pasamos a la habitación directamente del estacionamiento, mientras exploramos nuestros cuerpos mutuamente, la frase que lo definiría perfecto es un acoplamiento en menos de 3 minutos, yo ansiaba este encuentro, mi cuerpo contenía ya  un alto grado de estrés, por lo que esta sesión era mandataria.
Su momento de placer, llegó poco tiempo después del mío, puedo suponer que éste encuentro era deseado también por él. No terminamos de quitarnos por completo la ropa, nos dimos cuenta de ello, mientras  recuperábamos el aliento, para pasar a disfrutarnos entre besos y caricias de una manera más lenta sin dejar espacio sin explorar.
Pasamos casi toda la noche disfrutando de un placentero sexo, sin prisas, sin miedos, en entrega total.
En mi mente no pude evitar hacer comparaciones, me auto –regañé por eso.
Me sentía segura entre sus brazos, me sentía bien con su compañía.
Pero no es Atlas.
            Miró el reloj.
            - ¿Tienes alguna cita?
            Me abrazó y me cubrió de besos.
            - No te molestes, solo estoy verificando cuantas horas tenemos juntos antes de mi partida.
            ¡¡Por todas las emociones vividas en las últimas horas, olvidé hacerle esa importante pregunta!!
            - ¿Y?
            - Pasemos juntos el día de hoy, o lo que resta de él. Mi avión parte en la madrugada.
            - Me gustaría llevarte al aeropuerto, quiero pasar hasta el último segundo junto a ti.
            - Habrá gente con cámaras en el aeropuerto…
            - Eso es un fastidio – declaré.
            - La cuestión, sin embargo, es que en caso de que una foto tuya fuera publicada a mi lado…
            - ¡Lo sé! Esto no está resultando tan divertido como lo planee.
            - Tampoco lo es para mí. Veamos el lado positivo. Estaré fuera por tres semanas, pero regresaré por poco más de un mes, será hasta después del cumpleaños de mi abuela que me marcharé nuevamente.
            - ¿3 Semanas? ¡Eso es una eternidad!
El rio.
- Intenta mantenerte ocupada, el tiempo pasará volando. A mi regreso y si quieres podemos visitar alguna playa…
- ¿Vacaciones?
- Si…
- ¿Puedo planearlas?
Carcajeó
- ¿Has encontrado algo en lo cual mantenerte ocupada?
- Creo que sí.
- ¿A dónde quieres viajar?
- Sorpréndeme. Dejaré una de mis tarjetas para que puedas hacer reservaciones.
- ¡Dividamos los gastos!
- Un año – Me recordó-
Voltee los ojos y el me besó en respuesta.
- Serán unas vacaciones cortas entonces.
- Eso lo decidiremos sobre la marcha.
Acompañó ese último comentario con un pellizco de nariz que me hizo dar un pequeño brinco.
Era casi medio día cuando por fin pudimos vestirnos para poder salir, nos llevó a un lugar donde comimos una gran ensalada, el anuncio de la entrada decía algo así: “Aquí servimos todos los platillos realizados en el momento, no servimos comida previamente procesada o refrigerada, si usted tiene prisa, le invitamos a regresar después con más calma, ya que nosotros no servimos comida rápida”.
El letrero me gustó y la comida me encantó, pues ciertamente la calidad del producto se puede valorar desde el primer bocado.
Las personas de aquel lugar saludaron efusivamente a mi acompañante quien me presentó sin demora.
- Eres muy popular por estos lugares
- Es mi lugar de nacimiento, mis papás y ahora nosotros somos figuras públicas, lo que hace casi imposible permanecer en el anonimato. Cuidamos cada uno de nuestros pasos – complementó -.
- Es arriesgado entonces que yo ande vagando por aquí, si los muchachos…
- Los muchachos no irán de puerta en puerta preguntando si te han visto Princess, estoy seguro que ellos tienen otros medios, que me hubiesen buscado al inicio, fue un acto desesperado quizás de Atlas, pero no de ellos.
Le miré sabiendo que tenía la razón.
Al terminar nuestra abundante y sana comida, me mostró algunos lugares interesantes del aquel lugar, pésima idea la de llevar tacones cuando caminarás por largos tramos.
Veía tan feliz a mi acompañante, que decidí no solicitarle descanso y esforzarme un poco en sonreír y aguantar ¡Vamos! No es la primera vez que lo hacía.
Caminamos por callejones donde vendían artesanías algo a lo que no puedo resistirme, realicé compras de chucherías, patrocinadas por mi acompañante y compramos un pan que venían por ahí.
Al llegar al coche, finalmente retiré mis zapatos para descansar un poco.
Lo bueno era que el regreso a casa tomaría algún tiempo mismo que sería suficiente para descansar.
Lo malo fue que se me hicieron unas ampollas horribles que mi acompañante descubrió.
¡Se puso como energúmeno! Una faceta de él que desconocía.
- ¿Cuál es tu molestia si al final de todo la única afectada soy yo?
- ¡Mira tus pies! Pudiste haberme dicho desde un inicio y así evitarte todo esto.
- No quería arruinar la tarde.
- Pero si arruinaste la noche.
- No es nad….
Golpeó el volante en repetidas atenciones y eso sí que llamó mi atención. Un arrebato que no esperaba.
- Cálmate por favor…
            Intenté colocar mi mano sobre su hombro solo que él lo impidió en un solo movimiento.
            Guardó silencio.
            Se detuvo en una farmacia, bajó y regresó al coche sin decir palabra.
Intenté hacer plática, solo que parecía que estaba recitando un monólogo ahí mismo por lo que desistí.
Al llegar estacionó el coche y salió de ahí en franca molestia siendo la puerta el objeto de su furia.
Abrió la mía, yo pensé en bajar descalza, pero él me llevó en sus brazos.
¡Aquello era vergonzoso!
- ¡Puedo caminar!
- ¡Puedo cargarte! – respondió en el mismo tono.
Era un poco incómodo, no estaba acostumbrada a aquello, y más molesto era aún el pensar que yo podría sanar aquellas heridas en cuestión de segundos, sin embargo no lo haría para no activar mi energía en caso de que alguien estuviera cerca y buscándome.
Me lavó las heridas dentro de la bañera, y realizó unas  curaciones básicas, pero la tensión en el ambiente era evidente.
- Mírame, le pedí.
Simplemente no lo hizo.
Cuando terminó me cargó para trasladarme hasta la cama.
Intenté retenerle pero fue en balde, él se libró de mi agarre y salió de ahí.
No era la manera en la cual había planeado que las cosas sucedieran.
Esperé el tiempo suficiente para salir a buscarle pero no había nadie, nuevamente me encontré sola en la casa.
No fui consciente de cuánto tiempo pasó, me dormí sobre el sofá esperándole.
            Me despertó un suave beso en la sien.
            - Ahora debo irme – fueron las únicas palabras que dijo.
            - Lo lamento.
            - Yo también.
            Se puso de pie y le vi alejarse.
            Esto no estaba resultando divertido, o al menos no como yo lo esperaba.

CONTINUARÁ