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jueves, 27 de julio de 2017

D1. Una despedida CON sabor a prohibido.



Estoy mirando el techo de mi recámara. Decido deambular por una plaza local, pero antes pasaré por la oficina para recoger mis cosas, había olvidado que también debía desocupar éste lugar de trabajo.
Hoy es un "Día egoísta", visto ligera, un tank top, una minifalda de mezclilla, unas sandalias negras completamente a nivel de piso, poco maquillaje, el cabello en una cola de caballo, nada ostentoso, más bien simple.
Al entrar  a la oficina me sorprende ver al trillizo de cabello Rubio en su escritorio, y al mismo tiempo él se sorprende de verme entrar.
Tenemos un tema pendiente, la vida me proporciona este momento para concluirlo antes de mi partida.
La loca de la casa me invita a probar… “Arrepiéntete por lo que hiciste y no por lo que dejaste de hacer”.
- ¿Que te trae por aquí? Me pregunta al tiempo que se gira para quedar frente a mí.
- Vine a recoger mis cosas, no quiero que lo tengan que hacer a mi partida.
Era evidente que le estaba  ocultando la cochina verdad, él lo sabía, todos sabían que mentía y todos estaban desesperados por conocer la verdad, pero nadie, nadie podía descifrarlo  e internamente desee que nadie lo hiciera.
- No tienes que hacerlo, te esperaremos así como te esperarán muchos más.
Silencio.
Me miró de arriba a abajo al tiempo que se ponía de pie, estaba listo para comenzar su "juego" nuevamente, en mi mente  rápidamente surgió la pregunta ¿El día de hoy te unirás al juego?
Lo cierto es que decidí hacerle caso a la loca de la casa, estaba interesada y dispuesta  en obtener una satisfacción física a ciertas necesidades... y él no era algo fácil de despreciar ¿Que me limita? Él no tiene pareja, tristemente yo tampoco…
- ¿Tienes algún plan para el día de hoy? - Calmadamente preguntó mientras se sentaba estratégicamente sobre mi escritorio, de manera que cada una de sus piernas quedara a mis costados una vez que tomara asiento.
- Ninguno,  respondí de inmediato… y sin darle tiempo a responder nada más, dije despreocupadamente… si tuvieras alguna propuesta interesante...
Claramente mi respuesta le produjo sorpresa, y por un momento detecté titubeo de su parte.
Después de haberlo rechazado tantas veces que incluso yo me sorprendía de que continuara regresando, no me sorprendía que no creyera mis palabras.
- Mi propuesta continua siendo la misma, dijo, sexo salvaje hasta que estemos agotados y deshidratados.
Desde el día en que él me declaró abiertamente sus intenciones no ha quitado el dedo del renglón, yo intenté mantenerlo al margen, pero dado los recientes cambios en mi vida la idea no me suena tan descabellada después de todo y últimamente... me ha intrigado la idea...
En ese momento decidí divertirme por el resto del día y aceptar su indecente propuesta.
- De acuerdo, contesté, sonreí y me incliné para besarle por unos instantes, simplemente dejé que mis labios descansaran sobre los suyos, pude sentir con mis ojos cerrados que él se había quedado paralizado ante mis acciones y revelaciones
Aquello me llenó de cierta satisfacción.
Cuando retire mis labios de los suyos, le miré a los ojos, disfrutando la perplejidad en su rostro.
- Veo que no podrás cumplir tu propuesta, dije, tomé mis cosas y me dispuse a salir, a lo cual él se interpuso en mi camino, señorita, acabo de escuchas fuertes declaraciones, ¿Estás jugando con migo?
Reí.
- Te advertí que cuando aceptara tu propuesta no lo creerías, y ciertamente me siento ofendida, le retiré de mi camino con el brazo  caminé hacia afuera.
Pude sentir como andaba tras de mí y cerraba apropiadamente la oficina,  antes de que llegara a mi auto me tomó del brazo girándome en un movimiento hacia él,  sin darme tiempo a reaccionar comenzó a besarme sin tregua y sin vacilación.
Me condujo hasta la puerta de su coche la cual abrió para mí, esto no me sorprendía pues siempre habían sido unos caballeros con migo.
Una vez que él estuvo dentro me mostro su gran sonrisa de película.
- Solo por esta vez - le dije al tiempo que me repetía lo mismo para mí.
Me sentía nerviosa y al mismo tiempo ansiosa, me sorprendí al  darme cuenta que nos condujo hasta un restaurant, era tarde para el desayuno y ciertamente era muy temprano para la comida.
Una vez sentados ahí, me sorprendieron más sus palabras.
- Señorita, aun cuando tengo unas ganas indescriptibles de continuar con este pequeño "juego" quiero aclarar que nunca pensé que aceptarías, quizás me arrepienta de esto pero tengo que preguntar ¿Por qué aceptarás ahora?
- Porque estoy a punto de partir, ambos sabemos que quizás no regrese y yo… bueno quiero vivir ésta experiencia, no sé si después nos podremos encontrar.
Se recargó sobre el respaldo de su silla y se deslizó sus dedos por los labios.
Podía ver a través de sus ojos casi grises que algunas ideas estaban pasando por su mente
- Te propongo ir al cine, para que tengas unos momentos para evaluar todo y si estás de acuerdo podemos seguir, no quiero que esto parezca que eres una chica más para mí, tienes mis intenciones y claramente hoy no estás aquí para aceptarlas.
Le miré a los ojos entrecerrando los míos. Crucé mis dedos y los coloqué en mi regazo obligándome a erguir un poco la espalda con este movimiento.
- Me has sorprendido nuevamente, no esperaba estas palabras, honestamente quiero probar, confió en que esto quedará únicamente entre los dos, pero será eso y solo eso, un encuentro casual.
Asintió.
Pues bien, nos dirigimos hacia nuestro primer destino, sin intercambiar casi palabras, algo muy diferente a lo que estábamos acostumbrados, tanto tiempo trabajando juntos nuestra normalidad era hablar hasta por los codos.
Esto definitivamente algo nuevo para ambas partes, los papeles se habían invertido, él quería algo formal y yo quería algo casual.
¡Algo tiene que estar sucediendo en el mundo, todo se estaba poniendo de cabeza!
Ahí estaba yo distrayendo mis picarescos pensamientos, mirándole y admirándole.
Él es algo exquisitamente deseable sin disimularlo u ocultarlo al tiempo que esperaba por él. (Ellos, recordemos que vienen en paquete de tres!!!)
Sí ese día es uno de esos días que necesitas solo sexo. Nada más.
Cuando entramos a la sala, extendió su brazo para que me acomodara acurrucada en su pecho, lo pensé por un momento y me lancé, no tengo nada que perder, me recordé, ninguno de los dos tiene compromiso por el momento... ¿Que podría salir mal?
Debo confesar que no disfruté o puse atención a la trama de la película, me mantuve pensando en lo que había decidido,  estuve satisfecha de que en ninguna ocasión me cuestioné si estaba bien o mal, simplemente iba a disfrutar lo que había decidido, punto.
Él por su parte se dedicó a pasar sus dedos delicadamente sobre mi brazo, hombro y peligrosamente por mis senos. Lo disfruté y me entregué a las sensaciones al tiempo que puse mi mano en su "paquete" pude sentir cómo se endurecía bajo mi tacto.
Cuando comenzaron a aparecer los créditos en la pantalla, se acercó a mi oído  para decirme: Quieres hacer una parada para comer o quieres comenzar a comernos mutuamente, esto último lo dijo al tiempo que mordía mi lóbulo.
¡Perfecto, él también estaba decidido! Era lo que necesitaba, cero dudas de ninguna de las partes.
Una electrizante sensación recorrió mi espalda hasta llegar a la punta de mis pies.
Podemos comenzar con lo último y después puedes alimentarme apropiadamente.
Pasé por su cuello mi lengua, en clara provocación.
Me rodeó con sus brazos, él era un poco más alto que Atlas, por lo que al andar yo sin tacones, quedé considerablemente más abajo que él, me mantuvo entre sus brazos hasta llegar al auto.
Una vez dentro me dijo que iríamos directamente a un lugar que me encantaría.
Con una sonrisa de travieso, esas que me encantaban e incitaban.
Pensé que iríamos a un hotel, sin embargo llegamos a una zona residencial casi a las afueras de la ciudad.
- ¿Dónde estamos? le cuestioné.
- Bienvenida a mi hogar.
Me dejó sin palabras pues sabía de antemano que yo era la primera mujer en ese lugar. Son de las cosas que una escucha y aprende de estar rodeada de solo hombres, hombres llenos de testosterona y que además son tus mejores amigos.
Auch, mi corazón dolió.
Se aprenden muchas cosas de las personas cuando pasas mucho tiempo con ellas y los trillizos, Atlas y yo éramos como una familia, disfuncional, pero familia al fin y al cabo.
Apenas cerró la puerta tras nosotros, me tomó por la cintura y me acercó a él, continuó ese beso que me dejó sin aliento y lo convirtió en un largo, húmedo y obsceno beso al tiempo que se quitaba la camisa, como dije algo digno de observar.
- Confío en que tenemos protección dije.
- Tengo más de los que podamos usar en una sola sesión.
Me quita la blusa que usaba dejando mis senos al aire y sonríe complacido al ver mis pezones erguidos, mi cuerpo  se encontraba reaccionando más rápidamente de lo que yo esperaba.
Continuó besándome al tiempo que jugueteaba con mis senos entre sus manos y me guiaba a pequeños pasos hacia la habitación principal.
Me recostó en la cama, y antes de dar paso al evento principal, me miró directamente a los ojos diciendo ¿Estás lista para una sesión de sexo sin tregua ni descanso por las próximas horas?
Reí ante sus declaraciones
- Honestamente Rubio, dudo mucho que me presentes batalla...
Le desafié
- Llámame por mi nombre.
Estaba haciendo esto un poco más personal, todos ahí son conocidos por sus apodos, o nombres que no son los nombres bajo los cuales se registrados legalmente, por tanto tiempo les he llamado El Rubio, El moreno y El pelirrojo, Atlas… que no sé siquiera si recuerdo sus nombres verdaderos.
No, no es momento de hacer las cosas personales.
- Me gusta más tu apodo, sonreí tan encantadoramente que no pudo negarme aquello.
Se abalanzó nuevamente sobre mis labios, y retiró el resto de mi ropa.
Bajó peligrosamente hacia el sur... No se lo negué e hizo algo que me sorprendió, levanto y separó mis piernas al aire como si fuera a penetrarme sin embargo así expuesta y con total acceso a mi sexo se dedicó a comer, lamer y succionar, llevándome a mi primer orgasmo, el cual si soy honesta no tomó mucho esfuerzo, pues mi cuerpo ya lo pedía a gritos, sin embargo le daré el beneficio de la duda y no le restaré mérito.
Su rostro mostraba satisfacción al haber logrado aquello, se colocó la debida protección y entonces mirándome a los ojos y sin preguntar nada, en una sola embestida me penetró profundamente.
¡Acababa yo de tener un excelente primer orgasmo! Pero tras su penetración mi cuerpo se electrizó nuevamente y se encontraba listo para un segundo round.
Sus movimientos fueron rítmicos pero firmes y profundos, sabía que me estaba volviendo loca, sonreía en clara satisfacción.
Sus movimientos se volvieron más rápidos y pronto alcanzó su propio placer, después y solo después de que yo alcanzara ruidosamente mi segundo orgasmo.
¡Dioses y Demonios! ¿Es él o soy yo?
Ya no podía pensar con claridad.

Estaba sudorosa, exhausta, satisfecha y con una sonrisa en los labios, recostada sobre mi espalda, mientras observaba como mi desnudo acompañante entraba por la puerta con una botella de Gatorade en sus manos, con una sonrisa tan amplia quizás como la mía, se aventó sobre la cama y quedó a mi lado, me ofreció la botella con la bebida naranja.
- ¿Lista para lo que sigue?
Casi me atraganto al escucharle decir eso.
- ¿Pero, acaso no has tenido suficiente?
- Señorita, algo que usted no sabe es que soy adicto al sexo, lo que hemos hecho hasta el momento es solo el inicio, trazaba pequeños círculos en mi hombro.
Mis ojos se desorbitaron, había tenido mucho placer durante toda la tarde, de alguna manera, sin juguetes o algún complemento,  él utiliza únicamente su cuerpo para brindar inmenso placer al mío...
- Quisiera poder complacerte y con esto me comeré mis palabras, pero no creo que pueda más.
- Tú deja en mis manos el resto, solo necesito saber que estas dispuesta, no estoy a favor de hacerlo sin tu consentimiento.
- Asentí con la cabeza.
Se introdujo debajo de las sábanas, para comenzar a besar mis senos, y ahí estaba yo nuevamente entregándome por completo a las sensaciones.
De la nada se detiene de improviso y saca la cabeza de entre las sábanas.
- Mis hermanos están aquí.
Se levantó rápidamente y los interceptó antes de que llegaran a la recámara.
Pude escuchar toda la conversación.
- ¡Qué diablos! exclamó uno de ellos. ¡Has traído a una mujer a tu casa y no la conocemos!
Él salió completamente desnudo, eso les debía haber dado una pista.
-Pensamos que estarías enfermo cuando cancelaste nuestros planes, nos preocupamos y trajimos comida, quizás debimos traer un poco más, dijo el otro.
- No, no pueden pasar, dijo enérgicamente.
- Solo bromeamos, respondió uno de ellos.
Escuche como abandonaron la casa.
Estaba sumamente mortificada, realmente no quería que supieran lo que había sucedido. Entre mis planes únicamente estaba disfrutar del trillizo antes de mi partida, y punto.
 No estoy interesada en ponerlos a pelear entre ellos por ésta causa, pues sé que si todo esto sale a la luz, Troya será un juego de niños comparado con lo que todos ellos provocarán. Cuando regresó a la habitación, yo ya no me encontraba en el mejor humor.
- Mi ropa esta regada por toda la casa ¿Crees que pudieron reconocerla?
- Si la reconocieron, no dijeron  nada y ciertamente no dirán nada, ¿Por quién los tomas?
- Olvidé lo unidos que eran por unos instantes.
- No quise ofenderlos solo me mortifica lo que puedan pensar.
- Somos dos adultos haciendo actividades de adultos y sin nada de qué avergonzarnos.
Detectó de inmediato que mi humor había cambiado.
- ¿Quieres relajarte un poco?
Le miré con cierta duda…
- Podemos tomar un baño, me invitó.
Su tina de  baño parecía una mini alberca, no me sorprende pues ellos hacen todo a lo grande, les gusta estar a la vanguardia en todo y no escatiman en gastos, ciertos gastos.
- Ya estando dentro de su enorme tina de hidromasaje, tomé valor y dije:
- No sé cómo comenzar a decir esto, así que simplemente lo diré, Esta es la única vez que haremos esto, ciertamente no te veo siendo mi Romeo y yo no seré tu Julieta, cuando yo dé un paso fuera de aquí,  todo será como era hasta el día de ayer, como si este día no hubiese sucedido jamás. Te seguiré tratando igual y tú me seguirás tratando igual, si tus hermanos averiguan que estuve aquí el día de hoy, más les vale no hacer ningún comentario al respecto pues veré que sufran el resto de sus días.
Tomó agua con sus manos y la arrojó en su cara.
- Respeto tu decisión, por mi parte estoy más que abierto en repetir la sesión, la cual señorita espero que aún no haya terminado.
- No lo sé, dije, la sorpresiva llegada de tus hermanos, ciertamente modificó mi ánimo.
- Esa es una de mis funciones, dijo, yo te pondré nuevamente en humor... Me colocó frente a él, mi espalda quedaba en su pecho.
Mordía mi lóbulo, una mano la deslizó directamente a mis senos y su  otra mano se dirigió al sur....
- ¿Lista para el siguiente orgasmo?
Afirmé entre gemidos.
No recordaba algún día que hubiese tenido tantos orgasmos en tan poco tiempo. Palpablemente superó mis expectativas y no me ha hecho arrepentirme ni un solo momento de mi decisión.
Mis manos tomaron sus muslos, no me limité en nada evidentemente, y me entregué por complete al proceso.
Aun no entiendo si fue el o simplemente mi humor pero quería más, más de todo y ciertamente más orgasmos!!!
Al salir de la tina de baño, me tomó por la cintura y me atrajo hasta él, introdujo un dedo en mi boca y comencé a deslizar mi lengua obscenamente, sabía lo que quería, por lo que lentamente me puse de rodillas frente a él.
Me deleité al realizar aquella actividad, era una de mis favoritas para ser honestos y me encanta el control que me proporciona. ¡Me hace sentir tan bien!
La aventura terminó entrada la madrugada. Siendo honestos ninguno de los dos quería parar.
- Necesito regresar a casa – le dije en tono suplicante cuando me tomó por asalto saliendo del baño y me tenía inclinada lista para penetrarme nuevamente.
- ¿Segura que no quieres uno más?
No creo que mis piernas resistan otro asalto, lo reconozco eres… algo único.
Me levantó por la cintura y me inclinó sobre el respaldo de en un sillón de manera que mis manos tuvieron que apoyarse en el asiento del mismo.
- Lo haré rápido para ti…
Asentí. No tuve voluntad  para negarme. Creí que no podría tener un orgasmo más, pero me equivoqué.
Así dimos por terminada aquella inolvidable sesión.
Adiós Rubio.

CONTINUARÁ...

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