Apenas llegué a casa, los
muchachos esperaban por mí, pensándolo en retrospectiva debió ser para mí una
señal de alarma, pues hasta ahora sin falta siempre habían ido al aeropuerto a
darme la bienvenida.
Estaban distribuidos en
nuestra sala principal, la tensión se sentía en el ambiente, sabía que algo
sucedía o estaba por suceder.
Saludé a todos con cierto
recelo recibiendo por su parte únicamente una escueta respuesta.
Los cuatro posaron su atención
en mi tan pronto me acerqué a ellos.
- ¿Sucede algo? – pregunté un
tanto aprehensiva.
- Ramsés está aquí – dijo
Mario sin mayor preámbulo.
Mi corazón se aceleró ante
aquellas palabras a causa de los nervios y de la sorpresa ¡Finalmente le
conocería!
- ¿Dónde...? giré la vista
buscándole pero no le encontré por ningún lado.
- Las cosas no son tan
sencillas pequeña, comentó César al tiempo que me mostraba unos grilletes.
Mi cabeza no comprendía porque
me mostraba aquello. Su voz era tierna y comprensiva sin embargo.
- No es la manera en la que
esperábamos que se conocieran – declaró Jason.
Comprendí entonces parte de
todo aquello.
- ¿Son para mí? – pregunté
incrédula y un poco desconcertada.
Se acercó y simplemente las
colocó.
Ciertamente no entendía, me
subieron al coche, me dejé llevar como hoja guiada por el viento, mientras
exprimía cada una de mis neuronas para encontrarle pies o cabeza a lo que
estaba viviendo.
- Ramsés espera por ti en la
arena.
Mil historias pasaron por mi
mente, mil escenarios, pero ninguno tenía lógica ¿Cuál era la razón por la que
mi papá solicita verme de esa manera? ¿Debería al menos correr a abrazarme la
primera vez que me ve, cierto?
No pude emitir ni un solo
sonido. Mi cuerpo se paralizó al igual que mi mente, no daba crédito a aquello,
a que nuestra “primera vez” sería de esta manera.
Llegamos a la arena y la
adrenalina me invadió, la sangre en mi cuerpo bombeaba a mil revoluciones por
segundo y mis ojos comenzaron a buscarle, solo una persona estaba de pie en el
centro de nuestra área de combate, se encontraba de espaldas, pero poco a poco
comencé a identificarle, ¡Era la persona con la que había entrenado en Suecia!
Refugio.
¿Qué diablos hacía ahí? ¿Había
decidido traicionarme? ¿Qué papel jugaba en todo aquello? ¿Estaría relacionado
de alguna manera con Ramsés?
Mi cuerpo en su totalidad
comenzó a temblar y a sudar frío, claro que los nervios me estaban
traicionando, claro que aquello no era lo que yo tenía planeado o en mi mente
para el día en que conociera a Ramsés, a mi papá.
En pleno ataque de ansiedad
fui yo quien inició la conversación.
- ¡Tú! - Grité cuando pude
distinguir el rostro de la persona que estaba parada al centro de la
arena.
Un mar de sentimientos
encontrados inundó mi ser, confié demasiado en un extraño, le confié mi
más profundo secreto, desnudé mi alma frente a él sin cuestionarle, solo
por mi ansia de poder.
Lentamente aquel personaje se
giró hasta quedar frente a mí, su rostro por supuesto no era el de Ramsés, era
el rostro que vi cada día en mis entrenamientos, pero entonces entendí.
Al tiempo que yo le veía
fijamente se desvaneció su imagen en una nube de humo, junto con la idea de que
ÉL era un completo extraño.
Una voz sonó a un costado
fuera de la arena, misma que me hizo girar hasta encontrarle con la mirada
- Hola hija – esas sencillas
palabras fueron todo lo que necesité para ubicarle.
Mis ojos se abrieron
ampliamente, también se llenaron de lágrimas.
¡Todo aquel engaño cayó ante
mis ojos y lo comprendí todo!
Utilizó su mejor poder
conmigo, él se duplicó así mismo con una forma distinta ¡Tenía ese poder!, ¡Me
engañó! Todo ese tiempo atrajo mi atención hacia un holograma creado con su
mismísima energía y jamás lo detecté ¡Claro, por eso su energía me resultaba familiar!
Dijo que no podía penetrar mi mente, pero su energía es tan superior, que se materializó
al punto de poder tocarse, que podía moverse, una energía tan palpable que podía golpearme,
que podía hacerme pensar que alguien más estaba ahí, una imagen totalmente
distinta a la realidad, una imagen que jamás me hizo siquiera sospechar que se
trataba de él.
Al no conocerle con
anterioridad, cualquier rasgo en su personalidad no resultó importante, y su personalidad,
bueno simplemente asumí que todos ahí eran similares sobre todo si se mantenían
en auto – exilio.
¡Me derrotó antes de comenzar
la batalla!
Sin un ápice de confusión los muchachos nos miraron, se miraron entre
ellos y después miraron a Ramsés.
Algo no cuadraba.
Ese día pareciera que mi mente
iba un paso detrás de ellos, jet - lang
o como quieran llamarle, pero yo era la única que mantenía pensamientos lentos,
todos ellos iban a un millón de luz delante de mí.
Entonces cuadró todo.
- ¡Ustedes lo sabían! ¡Ustedes
sabían que yo entrenaba con él! Me voltee para mirarles a los ojos.
Ellos no respondieron nada,
solo estaban parados detrás de mí formando una muralla, con los brazos cruzado y su mirada fija en mí.
Me di la vuelta para poder
gritarle a la única persona que había desatado todo esto, Ramsés, mi papá.
- ¿Es por eso que solicitaste
que me trajeran de esta manera?- Pregunté, al tiempo que mostraba mis manos
aprisionadas por unas pulseras de acero.
- Pequeña antes que nada debo
decir que también me da gusto volverte ver, dijo en tono sarcástico.
Con ese gesto supe que Él era
MI verdadero papá, no él o la cosa con la que hubiese estado entrenando durante
las anteriores semanas.
Subió al centro de la arena
para colocarse en el lugar que anteriormente ocupó su manifestación energética.
Alto, moreno de cabello negro
y rizado resultando ser casi una versión masculina de mí, o yo una versión
femenina de él.
Comprobé nuevamente que la
mente te muestra únicamente lo que deseas ver, pues yo siempre creí ciegamente
que todos mis genes sobre todos los dominantes los traía de la familia de mi
mamá, claro, elegía selectivamente… mi carácter del demonio de mi abuelita
QEPD, mis oyuelos de mi mamá, pero lo que nunca cazó fue mi cabello rizado,
esos rizos indomables de los que me siento tan orgullosa, y la altura… ahora
soy altura promedio, pero antes era como una gigante en tierra de enanos.
Él, tan seguro de sí mismo,
exudando poder por cada uno de sus poros. Esa era la versión del Ramsés que yo
había escuchado.
Él era RAMSÉS.
- Sabíamos que entrenabas con
él, por supuesto - comentó César - únicamente
nos falta conocer los detalles.
- ¡Y guardaron el secreto.
Jugaron muy bien sus cartas!
A estas alturas mi cuerpo
comenzaba a responder por instinto más que por lógica.
Eso no auguraba nada bueno.
Sentimiento sobre razón nunca
genera un buen resultado, al menos no conmigo.
- Hermanos, dijo,
responderemos todas sus incógnitas a su debido tiempo, por ahora solo
mencionaré que durante su último viaje mi hija y yo nos conocimos
profundamente.
- La pregunta aquí es ¿Por qué
TÚ mencionaste nada? – El tono de Mario era de enojo y decepción.
- Era algo de lo que no
deberían enterarse- reconocí bajando la cabeza.
- ¿Nos mentiste todo éste
tiempo? – Preguntó Bruno ¿Qué otra cosa nos has ocultado?
Al mirarle a los ojos, una
serie de respuestas cruzaron mi mente, respuestas sin sentido, amontonadas sin
sentido…
Esto arderá como Troya, cuando
ya no haya vuelta atrás.
Pude ver una clara imagen de la Loca de la casa tirada
en el suelo riendo a carcajadas y sosteniéndose el estómago por el dolor
generado de tanta risa. ¡Tú, te lo buscaste, esto como todas las consecuencias
que traerá consigo!.
Ramsés no estaba ahí para un
día de campo. Él tenía en sus manos mi alma completamente desnuda, sin
restricciones, con el 100% de la verdad y con la evidencia de la misma.
Este era mi fin desde el punto
que lo quisiera mirar, era el fin.
El pez por la boca muere.
- Tienes solo un par de
minutos, indicó Ramsés, será menos doloroso para todos si lo escuchan
de tus propios labios.
Moví la cabeza de un lado a
otro, y dejé que el peso de mi cuerpo cayera sobre mis rodillas, con las manos
aún aprisionadas frente a mí.
- ¡LO PROMETISTE!- grité - confié en ti.
No respondió nada.
Honestamente no recuerdo
cuanto tiempo pasó, antes de que Ramsés volviera a tomar el liderazgo de la
conversación.
Definitivamente no era la
manera en como había visualizado en mi mente, el conocerle.
La ficción superó a la
realidad.
- Bien, en vista de que no
tendrás el valor de iniciar esto tendré que ser yo, quien lo haga.
Desee someterlo, sabía
que podía hacerlo, pero internamente aún tenía esperanzas de que algo se
modificara mágicamente y todo continuara como hasta ahora.
Pero nada sucedió y Ramsés
inició a hablar.
- Hermanos, hace más de un año
que han intentado convencer a nuestra pequeña de entrar a nuestro torneo, sin
embargo ella se negó haciéndonos creer que la habíamos llevado al límite de su poder,
que ella no podría con aquel brutal torneo, así lo decía ella, así debía ser,
no tendríamos por qué haber desconfiado.
Él caminaba a mí alrededor con
los brazos cruzados en su pecho, mirada al frente y voz gruesa y alta.
- Sin embargo había algo que aún
me molestaba, algo que no era lógico, no para mí, durante los últimos meses derrotó a sus
oponentes sin suponer ningún esfuerzo para ella, nadie absolutamente nadie era
rival para ella, entonces ¿Por qué no participar en el torneo anual?
- Hábilmente ella nos
convenció de que posiblemente entre todos los participantes dentro de una
batalla brutal, en su propia definición, no podría ser la ganadora, y es aquí
donde la historia ya no podía ser consistente, verán mi sexto sentido me
dijo que no era así, no después de verla en acción en cada una de las batallas.
Por lo que idee un plan para llegar al fondo de ello.
¡Él estaba en mis peleas! ¡Él ha visto mi desarrollo!
¿Entonces por qué la lejanía?
Investigué, hice preguntas, y
analicé su carácter, ella adora los desafíos todos lo sabemos, pero ¿Que podría
ofrecerle yo para que no se negara y me mostrara quien realmente es?
En silencio idee todo el plan.
Jugué todas mis cartas
arriesgándolo todo. Fue una sorpresa incluso para ustedes cuando les pedí que
guardaran el secreto al encontrarnos en su supuesto retiro.
Solo bastó un momento, cuando
ella supo lo que yo podía enseñarle y que además yo estaba dispuesto a guardar
silencio, no se molestó en verificar la veracidad de mi historia o en girar un
poco su visión, verás pequeña necesito estar a solo unos metros de ti para
mantener una imagen realmente fuerte de mi otro yo. Tu vanidad y sed de poder
te cegaron, con un poco de esfuerzo lo hubieras detectado hija.
La ventana perfecta se
presentó con los recientes sucesos, te atraje a mí y te la única propuesta que
no pudiste rechazar: Mas poder.
Me miró - yo te hice una promesa, " Yo no les diré tu secreto" y lo he
cumplido, pero nunca hablamos nada referente a mostrarlo.
- ¡NO! - grité.
Vamos Pequeña, esas ataduras
no representan nada para ti, deja atrás las máscaras, y libérate.
Sentí como su poder se estaba
encendiendo.
- No lo haré, dije dispuesta a
aceptar la descarga de su energía directamente sobre mi cuerpo.
- Supuse que no lo harías ante
una simple amenaza, ¿Atacarte con mi poder? No lo creo, utilizaré tu única debilidad para
quebrantarte. Verás mi creatividad es infinita.
Se alejó unos pasos frente a
mí abriendo los brazos cuan largos eran.
- Tráiganlo - dio la orden a nadie en específico, vi entrar por uno de
los accesos a la guardia personal de ELLA, con Atlas como prisionero.
Todo pasó en cámara lenta para
mí, le vi escoltado por ellos, le vi dar largos y seguros pasos hacia donde
estábamos nosotros. Llevaba la frente en alto, pero las manos metidas en sus
bolsillos.
- Hermanos, les presento al único
punto débil de nuestra pequeña.
Recordé entonces como tantos y
tantos secretos contenidos en mi pecho le fueron revelados a aquel extraño, en
él encontré un vertedero, pensé que mis secretos jamás serían revelados, lo que
no pensé es que serían utilizados en mi contra.
Atlas, amo a Atlas, le dije,
le conté lo triste que me encontraba por su partida y como es que me di cuenta
lo mucho que le amaba “Recibiría una bala por él”, le había confesado, lo haría
todo por él, él me ha dado tanto. Aun cuando ya no soy de él ni él es para mí,
lo defendería hasta el último momento.
Ahora Ramsés lo utilizaría en
mi contra.
La información es poder y yo
le proporcioné todo el poder que necesitaba para controlarme.
Le dio la orden de no
defenderse, a lo cual él simplemente afirmó.
- Atlas – grité - ¡Tú puedes defenderte!
- No patea traseros, él fue
quien me entrenó cuando gané el torneo, yo también le debo mi fidelidad y
obedeceré su instrucción aún en contra de mi voluntad.
¡Malditos todos ellos que
forman parte de esa cerrada sociedad de secretos y fidelidad!
Ramsés me mostró su mano,
donde sus ondas de energía comenzaban a ponerse inquietas, vi el rostro de
Atlas esperando el ataque, él conocía la potencia de la energía de Ramsés y
sabía que no era algo fácil de tolerar.
- Yo creo que no pasará mucho
antes de que comiences a defenderlo dijo al tiempo que lanzó su primer
ataque sin tregua en contra de Atlas, este cayó en un claro gesto de dolor, yo había
sentido aquel ataque y era algo que podía destrozarte de afuera hacia adentro e
incluso hacerte explotar en todas direcciones, sin la posibilidad de defenderte
aquello sería un pase directo al infierno.
Me quité los instrumentos que
me mantenían prisionera en un solo movimiento, dejando a cinco pares de ojos
perplejos al observar aquello.
Ramsés comenzó a reír.
- ¡Eso es! eso es pequeña, muéstranos
tu poder, tu inmenso poder.
Atlas estaba a punto de
desfallecer por lo que lancé un ataque... para bloquear el suyo y poner
bajo resguardo a Atlas,
- ¡VAMOS! ESTO NO ES NADA, LLÉVANOS
AL EVENTO PRINCIPAL.
- Ramsés lazó uno de sus
mayores ataques, pero no solo contra mí, sino en contra de todos los presentes
lo que me obligó a desplegar todo mi poder para poder contener su energía y
enviarla de regreso hacía él.
Salió volando por los aires.
Lo que saltó a la vista de los
presentes fue que ni una sola brisa de su poder los tocó a ellos.
Hábil y creativamente me
obligó a poner mi poder al descubierto. Bajé la guardia me hinque, bajé la
mirada, me sostuve sobre mis manos e intenté recuperar el aliento, no por el
ataque si no por el sentimiento de haber sido descubierta, porque ellos
descubrieron que les traicioné y no existe sentimiento peor que el descubrir un
engaño.
Los muchachos corrieron a
auxiliar a Ramsés cuando vieron que yo me encontraba, sin ningún rasguño, y aun
cuando lo pusieron de pie entre todos... el reía sonoramente.
- Ese, ese es parte de su
verdadero poder.
Y ahí estaba yo, viendo
el rostro de perplejidad de todos los presentes, incluido Atlas.
- Quedarán aún más
impresionados cuando les muestre su verdadero poder - dijo Ramsés.
- No, no lo haré, golpee con
mis puños el suelo ¡Es suficiente!
- Lo harás pequeña, lo harás,
así como te inscribirás sin dudarlo al torneo de este año.
- De nuevo ese maldito torneo
– mascullé - no lograrán que entre, no
hay manera de hacerlo y no lo haré.
Bruno, quien hasta hoy había
mostrado mucha paciencia con migo, gritó sin piedad, "Lo harás porque
estas en deuda con nosotros".
Quedé impactada con sus
palabras, me dolieron hasta lo más profundo del corazón, todo se detuvo en ese
instante, como si ellos se hubiesen congelado, el tiempo detenido y mi mundo
derrumbado.
- ¿Se los debo? repetí en voz
muy bajita ¿A eso se resume todo? les debo esto...
Obviamente estaban muy
molestos y era el odio que sentían en este momento el que hablaba por ellos, lo
sabía y aun así respondí al tiempo que me ponía de pie y erguía mi cabeza.
- Me inscribiré en el torneo,
y haré gala de todo mi poder, estarán orgullosos de lo que he logrado, quedarán como los mejores lo prometo, pero al
mismo tiempo les prometo también que quedará mi deuda saldada y hasta ahí
llegaré yo. No es mi deseo irme lejos a
un entrenamiento que no he solicitado, anhelado o pedido. Recogeré los pedazos de mi corazón junto a
todas mis cosas y abandonaré éste mundo.
- No, no lo harás, yo me
encargaré de que metas tu trasero al transporte que te llevará al destino que
elijas o elegiré por ti – declaró con furia Ramsés.
- Llegué a éste mundo con el
único objetivo de conocerte – lagrimas corrían incontenibles por mi rostro –
ahora lo he hecho y entiendo las palabras de todos cuando dijeron que sería
difícil que tú y yo coexistiéramos en el mismo espacio, dos energías tan afines
pero tan diferentes, ¡Ese era mi objetivo y lo he logrado! Me iré cuando mi
deuda esté saldada ¿Realmente crees poder detenerme? Te invito a que lo intentes -le
reté.
- Pruébame y lo sabrás –
respondió él con fuego en su mirada.
Sonreí.
- Será una batalla
interesante, pero como dije, renunciaré a todo y a todos y mi deuda quedará
saldada. Cuando yo renuncie ella lo aceptará de inmediato y me escoltarán fuera
de aquí. Hasta ese entonces continuo siendo suya, por ahora y si me disculpan
me retiraré.
Hice una pausa.
- Yo solo quería conocerte,
ahora lo he hecho, te abrí mi corazón, supongo que son esas memorias las que
atesoraré en mi mente y no éste engaño, no éste circo, no ésta faceta de ti.
Él no dijo nada.
- Pequeña, aun nos debes
muchas explicaciones, lo más sensato es regresar a nuestro hogar y aclarar
algunas cosas - señaló Jason.
Ramsés le indicó a Atlas que esto
le incumbía también a él por lo que el también debería ir a la reunión.
- Quisiera regresar sola.
Ramsés respondió por todos.
- Pequeña, tú perdiste todos
tus privilegios, acostúmbrate, porque todos ellos te echaron a perder y es por
su fracaso que yo estoy aquí.
Definitivamente y aunque
nuestra relación ahora se encontraba fractura y perdida, él no tenía derecho
para hacer tales declaraciones, aquello puede decirse que, fue la gota que
derramó el vaso.
- ¿Fracaso? ¡Cómo te atreves!
grité.
- Lo ven, dijo él, la echaron
a perder, ella no debería siquiera sentir que puede levantarnos la voz de esa
manera.
- ¿Qué más puedo perder? Lo he
perdido todo, tú no has estado aquí ni un solo momento de mi vida, no has
compartido el dolor como lo he compartido con ellos y que decir de las
alegrías? Tú no eres parte de mi vida, no puedes llamar un fracaso a lo que no
conoces.
En ese momento se acercó y me dio
una bofetada, lloré de impotencia. Me tomó por el brazo y me condujo hasta el
automóvil, no era el momento de levantarme en armas, era el momento de poner en
la balanza mis opciones y asumir consecuencias.
Tienes toda la razón le dije a la loca de la casa, esto
se salió de control, mentiras para ocultar más mentiras, ahora las
consecuencias me consumen.
Antes de lo que hubiera
deseado llegamos a nuestro hogar.
Ocupé un lugar de la sala,
abracé mis piernas y me dediqué a escuchar a Ramsés
- ¿Quisieras decir algo antes
de que comience a relatar mi historia?
Simplemente negué con la
cabeza, me giré donde no pudieran mis ojos coincidir con ninguno de los ojos de
ellos, no deseaba encontrarme con miradas de decepción, odio o algo peor.
Con lujo de detalle mencionó
cada día de nuestro entrenamiento, mi energía, el manejo de la misma, las
meditaciones y mis paso a un plano superior, como es que aterrizamos todos esos
detalles y comprendimos lo que hacía, juntos de la mano.
La facilidad con la que pude
replicar su poder, la facilidad con la cual lo aprendí y la mejoré.
¡Claro que fue sencillo, era mi papá el que me guiaba! Tenía su energía
dentro de mí, tengo su sangre en mis venas, nadie podía ser mejor entrenador
que él, nadie mejor para revelar mi poder que él.
- Esa, hermano, es de hecho
una historia muy interesante.
En la habitación flotaba un
aire extraño, como lo éramos ahora ellos y yo. Así de sencillo de una manera
muy simple.
Al parecer las malas noticias
aún no terminaban, sin aviso previo y de la nada una nueva sorpresa brincó
sobre la mesa.
Esa es la historia de mi hija.
Pero ahora pasemos a otra historia que
nos interesará a todos.
- Cuando BB se integró a
nuestras filas, contratamos a Atlas a cambio de una muy buena paga para que fuera
el cuidador de ella, ha sido justo con él con quien ella descubrió su poder,
sus energías…
Esas palabras sin duda
llamaron mi atención
- ¿Cuidador?
Volvió a reír burlonamente
- ¿Te imaginaste que podrías
sobrevivir sin alguien quien cuidara tus espaldas? Vaya ego el tuyo. Eso no era
muy probable por lo que lo contratamos a él para que cuidara de ti y al mismo
tiempo nos diera información que nos ayudara a desarrollar tu poder, tus
sentimientos tus secretos, tu sentir, el cumplió al pie de la letra cada
instrucción que le dimos, nuestro mejor soldado o eso creímos.
Se acercó y le abrazó por los
hombros ante la mirada perpleja de Atlas.
- No solo tú eres una hábil
mentirosa. Le dijo él
- ¡Ese no fue nuestro acuerdo!
¡No tendrías que revelarle nada a BB! ¡No ahora…! – le gritó Atlas al tiempo
que se retiraba los brazos de Ramsés de sus hombros. - No tenías derecho, dijo,
no así. Les supliqué que no dijeran nada, fui su esclavo e hice cosas que no
deseaba hacer solo por seguir sus instrucciones.
- ¡Nuestro acuerdo se rompió
desde que nos ocultaste el poder de BB! – Gritó Ramsés señalándole.
Atlas le miró con los ojos
abiertos.
- ¿Pero cómo?... Me miró a mí
– Te juro que yo no he dicho nada.
Intentó acercarse, pero Ramsés le detuvo.
- Tú no dijiste nada, ella
fue.
Afirmé.
- Me confesó muchos de sus
secretos al mostrarle yo una ventana para hacerlo. Tu conociste su poder antes
siquiera de saberlo, cuando lo descubrieron
te pidió ocultarlo y lo hiciste, cuando ella lo desarrolló y lo llevó a
su límite, bueno ahí todos lo ignoramos, pero esa información era indispensable
para…
Guardó silencio.
- Aun así Atlas, ¿Todo fue un convenio desde el inicio? Lágrimas comenzaron a descender nuevamente sobre
mis mejillas. ¿Cosas que no deseabas hacer? - Eso definitivamente rompió mi
corazón.
Me abalancé sobre él y le di
una fuerte bofetada, comencé a golpearle el pecho, no me detuvo.
- Dame la oportunidad de
explicarlo – Suplicaba. Su rostro también estaba descompuesto por aquella
sitación.
Ramsés me detuvo.
- Después tendrán tiempo de
arreglar todo, podrás escabullirte a su habitación esta noche, como todas las
noches que lo has hecho.
No debería haberme sorprendido
esa declaración
- ¿Lo sabían? Pregunté
incrédula.
- Era parte del acuerdo -
afirmó Mario.
- ¿Qué clase de objeto o
experimento soy para todos ustedes? Negociaron conmigo.
- Eres lo que hemos esperado
por largo tiempo, necesitábamos de todo lo que pudiéramos echar mano.
- ¡Vaya manera de demostrarlo!
– grité y golpee el sillón donde me recluí de manera voluntaria. No deseo verte
más, le grité a Atlas, con mis palabras pude ver a través de su rostro que algo
dentro de él se rompía en mil pedazos.
No lo aceptaría y menos ahora
pero sé que me ama incondicionalmente. Me
pregunto si podré dejar esto atrás y correr a sus brazos.
- Una traición es dolorosa ¿Cierto?
César escupió las palabras justo enfrente de mí.
No quise siquiera mirarles.
Me sentí, dolida, traicionada,
utilizada…
- Bien, como dije, entraré al
torneo, y así saldaré mi cuenta ¿Eso era tolo lo que querían, cierto? podemos
continuar esta dolorosa escena por el tiempo que deseen o bien permítanme
retirarme y mañana a primera hora estaré inscribiéndome a este brutal ritual,
pero cuando renuncie a todo esto no habrá nada que ustedes puedan hacer, las
reglas son claras.
Ramsés me indicó que podía
retirarme.
Al salir de aquella habitación
Atlas corrió tras de mí, me detuvo tomándome del antebrazo.
Me detuve solo que no voltee a
verle,
-
Preciosa….
- No Atlas, no puedo lidiar
con esto ahora, y no sé si podré hacerlo. No quiero saber más de ti. Hasta
ahora me sentí peor que basura por haber ocasionado que te marcharas de mi
lado, por haber aceptado el anillo de compromiso de alguien más, pero ahora ese
cargo sobre mi conciencia no existe más, incluso me alegro un poco de ello.
Eso lo destrozó, me solté de
su mano y continúe mi camino hacia mi recámara.
Me tumbé en la cama y me puse
a pensar en mis opciones, que claramente no eran muchas.
Sé que no iré, y sé que no permitirán
que no vaya... ¿Qué opciones tengo?
Dormí profundamente inmersa en
mis propias preocupaciones.
Desperté cuando ya no había
luz natural, por unos momentos desee que todo fuera un sueño. Mi cuerpo me
dolía de la tensión vivida momentos atrás.
Tenía mensajes en mi celular,
todos ellos de Atlas. No los leí siquiera.
Miré a mí alrededor... dejar
ésta vida. La vida por la que he luchado los últimos años, ahora era una
realidad, aun cuando había tomado una decisión con la que ellos no contaban,
ahora todo había cambiado, ahora y bajo estas circunstancias esto era doloroso.
Era inaudito, al fin tenía a
mi papá ahí y lo iba a perder.
Mundo Bizarro.
No creo que el perdone lo que
he hecho, y no creo tampoco que quiera continuar una vida a mi lado cuando yo
ya no sea parte de éste mundo.
Mi estómago me recordó que no
había probado alimento en todo el día.
¿Porque había bajado la
guardia de esa manera? Me reproché una y mil veces. Kevin lo advirtió, pero
hice caso omiso, realmente mi sed de poder me cegó.
Tomé las llaves de mi coche
dispuesta a llevarme por algo de comer. Antes de siquiera haber llegado a la
puerta de nuestra casa, escuche una voz que me preguntaba a donde me dirigía.
Todos ellos aún estaban en la
sala de nuestro hogar.
- Si no les importa, saldré a
buscar algo de comer, no quise pelear más por ese día, estaré de vuelta en un
par de horas, tienen mi número, saben dónde encontrarme.
- No necesitamos un teléfono –
replicó Ramsés – conozco tu energía, puedo rastrearte hasta el fin del mundo.
Esa era información muy útil,
agradecí en secreto que lo hubiera hecho.
Necesitaba compañía, pero
Atlas ya no era una opción, lo medité por unos momentos ¿Realmente me hice una
vida de dependencia en torno a él? ¿Podré superar este duro golpe? ¿Estoy
siendo injusta?
Ordené una hamburguesa en un
restaurant de comida rápida, donde puedes hacer tu pedido sin bajar de tu auto,
sabía que tenía que alimentarme, pero me costó trabajo hacer que la
comida pasara de mi boca.
Cuando llegué a casa, estaba
en apariencia desierta, no los culpo, no tendrán ganas de verme.
Subí a mi recámara, una nota
estaba en ella.
Continuaremos tu entrenamiento
mañana a las 7am, toma las precauciones necesarias, conoces las reglas. -
Ramsés.
Demonios.
Quedaba solo un mes para el
torneo, tenía muchas decisiones por tomar y acciones por llevar a cabo, ¿Esto
era realmente necesario?
En arrebato de enojo, tomé la
nota y escribí debajo de ella " No continuaré entrenando, todo terminará
el día del torneo, mi deuda estará saldada." La deslicé debajo de su
puerta y regresé a dormir a mi cama.
Fue una acción y decisión
tomada a la ligera y sin analizar, lo supe a la mañana siguiente.
Ciertamente ellos continúan
siendo más hábiles en cuanto a castigos se refiere.
En franca rebeldía apagué
cualquier alarma que pudiera interrumpir mi sueño y para cuando abrí los ojos
Ramsés estaba ahí.
- Continuas hacienda tu
voluntad dijo al tiempo que retiraba las cobijas, me tomó por el cuello arrastrándome
fuera de la cama hasta quedar posicionada de espalda al suelo, mientras él
estaba sobre mí, continuo siendo tu tutor hasta el momento en que elijas
retirarte de aquí.
- Conoces las consecuencias de
llegar tarde, ahora me dirás donde eliges tu castigo o elegiré por ti, no
tendré más paciencia contigo.
A estas Alturas no sabía qué
hora era, pero recordé perfectamente la cuota que tendría que pagar por llegar
tarde....
Detectó que comencé a activar
una efectiva defensa que lo hubiera lanzado muy,
muy lejos.
- No lo hagas - ordenó - Por
alguna extraña razón, cesé cualquier esfuerzo. Pagarás tu castigo con
entrenamiento, ahora vístete, pasaremos primero a registrar tu asistencia al
Torneo de éste año.
-Te lo juro Pequeña, que solo porque
eres mujer conservarás tu privacidad, de ser otra la situación ya hubiese
retirado tu puerta misma que cerró tras él.
Me puse algo deportivo que
aguantara el duro entrenamiento que sé que vendría y bajé las escaleras.
- Mario me esperaba con el
desayuno servido.
- Come, ordenó, por supuesto
lo hice sin chistar.
- Entrenaremos en la arena.
Viajamos únicamente él y yo
dentro del coche, no se cruzaban palabras entre nosotros.
- Al llegar a su oficina, los
ojos de ella se desorbitaron al ver llegar a Ramsés causando un gran asombro en ella.
- ¿Qué haces aquí? Ella…
- Negocios, querida, Negocios
– le interrumpió - arreglaremos los detalles
esta tarde, prometo que responderé todas tus preguntas y asumiré todas las consecuencias.
¿Consecuencias? No entendí
pero no me molesté en ahondar en ello.
Nos invitó a tomar asiento y pudo
detectar la tensión entre nosotros.
- ¿Qué puedo hacer por ustedes?
Preguntó.
- He venido a acompañar a mi
hija a inscribirse al torneo de este año, finalmente se ha decidido.
Ella nos miró, abrió la boca cerrándola
casi al mismo tiempo.
- ¿Sabes que una vez inscrita
no habrá marcha atrás?
- Lo sé, dije.
- ¿Es tu voluntad hacerlo? Me preguntó
mirándome fijamente.
- Si, respondí.
Aplaudió efusivamente.
- ¿Concluyo que es este tema
lo que te trae hoy por aquí? - Preguntó dirigiéndose a Ramsés.
El simplemente sonrió, cenemos
esta noche juntos, disfrutemos de nuestra compañía y aclaremos cualquier duda
que tengas.
Ella asintió, acto seguido nos retiramos de ahí.
- El entrenamiento fue de
muerte a agonizante, aunque traía el ritmo de haber entrenado la semana
anterior con él , el de hoy fue agotador, no podía mover un músculo más, para
cuando terminamos.
Los muchachos estuvieron presentes
en todo momento observando mi resistencia, mis movimientos, mi verdadera
capacidad. Mi verdadero poder.
Quedaron impresionados, lo sé,
solo que en la medida en la que su satisfacción crecía, lo hacía también su
decepción.
No era algo que pudiera
reparar, era el momento de aceptar la responsabilidad de mis actos.
Un mes… repetía en mi
mente, un mes ¡Tú puedes hacerlo!
Al terminar el entrenamiento
necesité un tiempo antes de poder comenzar a recobrar el aliento, ellos
esperaron.
Su rostro contenía un millón
de reacciones contenidas.
¿Traición? Definitivamente
¿Desilusión? Quizás
¿Orgullo? Lo dudo
¿Satisfacción? Lo aseguro
Me puse de pie, había tomado
una decisión importante durante el entrenamiento y mientras me concentraba en
otra cosa para poder concentrarme en el esfuerzo físico.
- Chicos, como dije, entraré y
ganaré este torneo por ustedes, todo será por ustedes, continuaré hasta el
final, hasta el día prometido, sin embargo, la última semana la tomaré para mí
misma lo quieran o no.
Les garantizo que haré de este
evento algo que quedará en mi memoria y en la suya.
Mis planes están trazados y
ciertamente los de ustedes también.
En franca molestia, Ramsés
dijo que no era más mi decisión y que no estaba dispuesto a ceder una semana.
Mario interrumpió y el resto
de los muchachos lo respaldaron.
- Es lo justo dijo, ella
necesitará descanso de tus entrenamientos, y quizás quiera poner en orden
algunas cosas, la última semana será tuya - confirmó - incluye sin embargo en tus planes lo
siguiente: Antes de irte, arregla las cosas con Atlas, bríndale la oportunidad
de contar su historia y decide. Uno de esos días dedicarás una tarde para
nosotros, también tenemos cosas que poner en orden antes de tu partida.
- Un día es mío, indicó
Ramsés.
- Tu habitación permanecerá
igual esperando tu regreso, me indicó Jason juntando las palmas de sus manos y
colocando los dedos índices sobre sus labios.
Sería lo mejor que podría
obtener, así que asentí.
- Te mantendré bajo estricta
vigilancia - indicó Ramsés - solo en caso de que desees ponerte creativa
estos días.
A éste punto había recobrado
el aliento y las fuerzas para poder regresar a casa.
Simplemente quería tirarme en
la cama y descansar, no quería bañarme, comer o hacer nada, sabía que mi
presencia sería requerida en la mesa para y era regla general presentarse
limpio.
Las cenas procuraban un buen
ambiente en esa casa, habíamos procurado mantener un ambiente agradable en esos
momentos casi siempre, pero con la llegada de él... Todo había cambiado, ahora
las cenas en otrora familiares, habían pasado a ser de un silencio sepulcral.
Pero no pondré toda la
responsabilidad sobre los hombros de Ramsés, reconozco que yo influí en ello.
No sabíamos cómo actuar, no sabíamos que decir, estábamos conscientes de que
cualquier cosa detonaría una batalla campal, y quizás ellos fueron lo más
prudente que se pudo y de ésta manera evitaron una batalla que nos llevaría a
gritos, reproches y a un millón de lágrimas.
Quizás, quizás solo fue eso.
Tragué mi billis y aguanté.
Al terminar hice mi parte, me
excusé y subí a mi recámara, así pasaron los días, no puedo decir que de una
manera monótona pues la evidente incompatibilidad entre Ramsés y yo, hacía que
todos los días sucediera una batalla diferente.
Descubrieron con asombro el
manejo de mi energía para sanar mis heridas lo que nos llevó nuevamente a una
profunda discusión.
- ¿Todo este tiempo llevaste
las marcas en tu piel solo para ocultarnos la verdad?
Como a éstas alturas ya nada
importaba, respondía todo con total honestidad.
- Tenía que ser consistente
con mi historia, no podía hacerlo sin ser descubierta.
Se pasaron las manos por la
cabeza ¿Que más podían hacer?
- ¡Mentira tras mentira! –
exclamó César.
Decidí no enfrascarme en
ninguna discusión con ellos, quienes solo fueron un daño colateral, yo decidí y
tracé mi futuro, ellos simplemente confiaron en mi honestidad, realmente sí les
debía aquello.
Escuché en silencio, y si
había que recibir uno o varios golpes, los recibí de la misma manera.
Tristemente acepté que se los
debía.
CONTINUARÁ...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario