Wattpad

viernes, 7 de julio de 2017

B. You Give Love a Bad Name


Apenas llegué a casa, los muchachos esperaban por mí, pensándolo en retrospectiva debió ser para mí una señal de alarma, pues hasta ahora sin falta siempre habían ido al aeropuerto a darme la bienvenida.
Estaban distribuidos en nuestra sala principal, la tensión se sentía en el ambiente, sabía que algo sucedía o estaba por suceder.
Saludé a todos con cierto recelo recibiendo por su parte únicamente una escueta respuesta.
Los cuatro posaron su atención en mi tan pronto me acerqué a ellos.
- ¿Sucede algo? – pregunté un tanto aprehensiva.
- Ramsés está aquí – dijo Mario  sin mayor preámbulo.
Mi corazón se aceleró ante aquellas palabras a causa de los nervios y de la sorpresa ¡Finalmente le conocería!
- ¿Dónde...? giré la vista buscándole pero no le encontré por ningún lado.
- Las cosas no son tan sencillas pequeña, comentó César al tiempo que me mostraba unos grilletes.
Mi cabeza no comprendía porque me mostraba aquello. Su voz era tierna y comprensiva sin embargo.
- No es la manera en la que esperábamos que se conocieran – declaró Jason.
Comprendí entonces parte de todo aquello.
- ¿Son para mí? – pregunté incrédula y un poco desconcertada.
Se acercó y simplemente las colocó.
Ciertamente no entendía, me subieron al coche, me dejé llevar como hoja guiada por el viento, mientras exprimía cada una de mis neuronas para encontrarle pies o cabeza a lo que estaba viviendo.
- Ramsés espera por ti en la arena.
Mil historias pasaron por mi mente, mil escenarios, pero ninguno tenía lógica ¿Cuál era la razón por la que mi papá solicita verme de esa manera? ¿Debería al menos correr a abrazarme la primera vez que me ve, cierto?
No pude emitir ni un solo sonido. Mi cuerpo se paralizó al igual que mi mente, no daba crédito a aquello, a que nuestra “primera vez” sería de esta manera.
Llegamos a la arena y la adrenalina me invadió, la sangre en mi cuerpo bombeaba a mil revoluciones por segundo y mis ojos comenzaron a buscarle, solo una persona estaba de pie en el centro de nuestra área de combate, se encontraba de espaldas, pero poco a poco comencé a identificarle, ¡Era la persona con la que había entrenado en Suecia!
Refugio.
¿Qué diablos hacía ahí? ¿Había decidido traicionarme? ¿Qué papel jugaba en todo aquello? ¿Estaría relacionado de alguna manera con Ramsés?
Mi cuerpo en su totalidad comenzó a temblar y a sudar frío, claro que los nervios me estaban traicionando, claro que aquello no era lo que yo tenía planeado o en mi mente para el día en que conociera a Ramsés, a mi papá.
En pleno ataque de ansiedad fui yo quien inició la conversación.
- ¡Tú! - Grité cuando pude distinguir el  rostro de la persona que estaba parada al centro de la arena.
Un mar de sentimientos encontrados inundó mi ser, confié demasiado en un extraño, le confié mi más profundo secreto, desnudé mi alma frente a él sin cuestionarle, solo por mi ansia de poder.
Lentamente aquel personaje se giró hasta quedar frente a mí, su rostro por supuesto no era el de Ramsés, era el rostro que vi cada día en mis entrenamientos, pero entonces entendí.
Al tiempo que yo le veía fijamente se desvaneció su imagen en una nube de humo, junto con la idea de que ÉL era un completo extraño.
Una voz sonó a un costado fuera de la arena, misma que me hizo girar hasta  encontrarle con la mirada
- Hola hija – esas sencillas palabras fueron todo lo que necesité para ubicarle.
Mis ojos se abrieron ampliamente, también se llenaron de lágrimas.
¡Todo aquel engaño cayó ante mis ojos y lo comprendí todo!
Utilizó su mejor poder conmigo, él se duplicó así mismo con una forma distinta ¡Tenía ese poder!, ¡Me engañó! Todo ese tiempo atrajo mi atención hacia un holograma creado con su mismísima energía y jamás lo detecté ¡Claro, por eso su energía me resultaba familiar! Dijo que no podía penetrar mi mente, pero su energía es tan superior, que se materializó al punto de poder tocarse, que podía moverse,  una energía tan palpable que podía golpearme, que podía hacerme pensar que alguien más estaba ahí, una imagen totalmente distinta a la realidad, una imagen que jamás me hizo siquiera sospechar que se trataba de él.
Al no conocerle con anterioridad, cualquier rasgo en su personalidad no resultó importante, y su personalidad, bueno simplemente asumí que todos ahí eran similares sobre todo si se mantenían en auto – exilio.
¡Me derrotó antes de comenzar la batalla!
Sin un ápice de confusión  los muchachos nos miraron, se miraron entre ellos y después miraron a Ramsés.
Algo no cuadraba.
Ese día pareciera que mi mente iba un paso detrás de ellos, jet -  lang o como quieran llamarle, pero yo era la única que mantenía pensamientos lentos, todos ellos iban a un millón de luz delante de mí.
Entonces cuadró todo.
- ¡Ustedes lo sabían! ¡Ustedes sabían que yo entrenaba con él! Me voltee para mirarles a los ojos.
Ellos no respondieron nada, solo estaban parados detrás de mí formando una muralla, con  los brazos cruzado y su mirada fija en mí.
Me di la vuelta para poder gritarle a la única persona que había desatado todo esto, Ramsés, mi papá.
- ¿Es por eso que solicitaste que me trajeran de esta manera?- Pregunté, al tiempo que mostraba mis manos aprisionadas por unas pulseras de acero.
- Pequeña antes que nada debo decir que también me da gusto volverte ver, dijo en tono sarcástico.
Con ese gesto supe que Él era MI verdadero papá, no él o la cosa con la que hubiese estado entrenando durante las anteriores semanas.
Subió al centro de la arena para colocarse en el lugar que anteriormente ocupó su manifestación energética.
Alto, moreno de cabello negro y rizado resultando ser casi una versión masculina de mí, o yo una versión femenina de él.
Comprobé nuevamente que la mente te muestra únicamente lo que deseas ver, pues yo siempre creí ciegamente que todos mis genes sobre todos los dominantes los traía de la familia de mi mamá, claro, elegía selectivamente… mi carácter del demonio de mi abuelita QEPD, mis oyuelos de mi mamá, pero lo que nunca cazó fue mi cabello rizado, esos rizos indomables de los que me siento tan orgullosa, y la altura… ahora soy altura promedio, pero antes era como una gigante en tierra de enanos.

Él, tan seguro de sí mismo, exudando poder por cada uno de sus poros. Esa era la versión del Ramsés que yo había escuchado.
Él era RAMSÉS.
- Sabíamos que entrenabas con él, por supuesto - comentó César -  únicamente nos falta conocer los detalles.
- ¡Y guardaron el secreto. Jugaron muy bien sus cartas!
A estas alturas mi cuerpo comenzaba a responder por instinto más que por lógica.
Eso no auguraba nada bueno.
Sentimiento sobre razón nunca genera un buen resultado, al menos no conmigo.
- Hermanos, dijo, responderemos todas sus incógnitas a su debido tiempo, por ahora solo mencionaré que durante su último viaje mi hija y yo nos conocimos profundamente.
- La pregunta aquí es ¿Por qué TÚ mencionaste nada? – El tono de Mario era de enojo y decepción.
- Era algo  de lo que no deberían enterarse- reconocí bajando la cabeza.
- ¿Nos mentiste todo éste tiempo? – Preguntó Bruno ¿Qué otra cosa nos has ocultado?
Al mirarle a los ojos, una serie de respuestas cruzaron mi mente, respuestas sin sentido, amontonadas sin sentido…
Esto arderá como Troya, cuando ya no haya vuelta atrás.
Pude ver una clara imagen de la Loca de la casa tirada en el suelo riendo a carcajadas y sosteniéndose el estómago por el dolor generado de tanta risa. ¡Tú, te lo buscaste, esto como todas las consecuencias que traerá consigo!.
Ramsés no estaba ahí para un día de campo. Él tenía en sus manos mi alma completamente desnuda, sin restricciones, con el 100% de la verdad y con la evidencia de la misma.
Este era mi fin desde el punto que lo quisiera mirar, era el fin.
El pez por la boca muere.
- Tienes solo un par de minutos, indicó Ramsés, será menos doloroso para todos si lo escuchan de tus propios labios.
Moví la cabeza de un lado a otro, y dejé que el peso de mi cuerpo cayera sobre mis rodillas, con las manos aún aprisionadas frente a mí.
- ¡LO PROMETISTE!-  grité - confié en ti.
No respondió nada.
Honestamente no recuerdo cuanto tiempo pasó, antes de que Ramsés volviera a tomar el liderazgo de la conversación.
Definitivamente no era la manera en como había visualizado en mi mente, el conocerle.
La ficción superó a la realidad.
- Bien, en vista de que no tendrás el valor de iniciar esto tendré que ser yo, quien lo haga.
Desee  someterlo, sabía que podía hacerlo, pero internamente aún tenía esperanzas  de que algo se modificara mágicamente y todo continuara como hasta ahora.
Pero nada sucedió y Ramsés inició a hablar.
- Hermanos, hace más de un año que han intentado convencer a nuestra pequeña de entrar a nuestro torneo, sin embargo ella se negó haciéndonos creer  que la habíamos llevado al límite de su poder, que ella no podría con aquel brutal torneo, así lo decía ella, así debía ser, no tendríamos por qué haber desconfiado.
Él caminaba a mí alrededor con los brazos cruzados en su pecho, mirada al frente y voz gruesa y alta.
- Sin embargo había algo que aún me molestaba, algo que no era lógico, no para mí,  durante los últimos meses derrotó a sus oponentes sin suponer ningún esfuerzo para ella, nadie absolutamente nadie era rival para ella, entonces ¿Por qué no participar en el torneo anual?
- Hábilmente ella nos convenció de que posiblemente entre todos los participantes dentro de una batalla brutal, en su propia definición, no podría ser la ganadora, y es aquí donde la historia ya no  podía ser consistente, verán mi sexto sentido me dijo que no era así, no después de verla en acción en cada una de las batallas. Por lo que idee un plan para  llegar al fondo de ello.
¡Él estaba en mis peleas! ¡Él ha visto mi desarrollo! ¿Entonces por qué la lejanía?
Investigué, hice preguntas, y analicé su carácter, ella adora los desafíos todos lo sabemos, pero ¿Que podría ofrecerle yo  para que no se negara y me mostrara quien realmente es?
En silencio idee todo el plan.
Jugué todas mis cartas arriesgándolo todo. Fue una sorpresa incluso para ustedes cuando les pedí que guardaran el secreto al encontrarnos en su supuesto retiro.
Solo bastó un momento, cuando ella supo  lo que yo podía enseñarle y que además yo estaba dispuesto a guardar silencio, no se molestó en verificar la veracidad de mi historia o en girar un poco su visión, verás pequeña necesito estar a solo unos metros de ti para mantener una imagen realmente fuerte de mi otro yo. Tu vanidad y sed de poder te cegaron, con un poco de esfuerzo lo hubieras detectado hija.
La ventana perfecta se presentó con los recientes sucesos, te atraje a mí y te la única propuesta que no pudiste rechazar: Mas poder.
Me miró -  yo te hice una promesa,  " Yo no les diré tu secreto" y lo he cumplido, pero nunca hablamos nada referente a mostrarlo.
- ¡NO! - grité.
Vamos Pequeña, esas ataduras no representan nada para ti, deja atrás las máscaras, y libérate.
Sentí como su poder se estaba encendiendo.
- No lo haré, dije dispuesta a aceptar la descarga de su energía directamente sobre mi cuerpo.
- Supuse que no lo harías ante una simple amenaza, ¿Atacarte con mi poder? No lo creo,  utilizaré tu única debilidad para quebrantarte. Verás mi creatividad es infinita.
Se alejó unos pasos frente a mí abriendo los brazos cuan largos eran.
- Tráiganlo - dio la orden  a nadie en específico, vi entrar por uno de los accesos a la guardia personal de ELLA, con Atlas como prisionero.
Todo pasó en cámara lenta para mí, le vi escoltado por ellos, le vi dar largos y seguros pasos hacia donde estábamos nosotros. Llevaba la frente en alto, pero las manos metidas en sus bolsillos.
- Hermanos, les presento al único punto débil de nuestra pequeña.
Recordé entonces como tantos y tantos secretos contenidos en mi pecho le fueron revelados a aquel extraño, en él encontré un vertedero, pensé que mis secretos jamás serían revelados, lo que no pensé es que serían utilizados en mi contra.
Atlas, amo a Atlas, le dije, le conté lo triste que me encontraba por su partida y como es que me di cuenta lo mucho que le amaba “Recibiría una bala por él”, le había confesado, lo haría todo por él, él me ha dado tanto. Aun cuando ya no soy de él ni él es para mí, lo defendería hasta el último momento.
Ahora Ramsés lo utilizaría en mi contra.
La información es poder y yo le proporcioné todo el poder que necesitaba para controlarme.
Le dio la orden de no defenderse, a lo cual él simplemente afirmó.
- Atlas – grité -  ¡Tú puedes defenderte!
- No patea traseros, él fue quien me entrenó cuando gané el torneo, yo también le debo mi fidelidad y obedeceré su instrucción aún en contra de mi voluntad.
¡Malditos todos ellos que forman parte de esa cerrada sociedad de secretos y fidelidad!
Ramsés me mostró su mano, donde sus ondas de energía comenzaban a ponerse inquietas, vi el rostro de Atlas esperando el ataque, él conocía la potencia de la energía de Ramsés y sabía que no era algo fácil de tolerar.
- Yo creo que no pasará mucho antes de que comiences a defenderlo dijo al tiempo que lanzó su primer ataque sin tregua en contra de Atlas, este  cayó en un claro gesto de dolor, yo había sentido aquel ataque y era algo que podía destrozarte de afuera hacia adentro e incluso hacerte explotar en todas direcciones, sin la posibilidad de defenderte aquello sería un pase directo al infierno.
Me quité los instrumentos que me mantenían prisionera en un solo movimiento, dejando a cinco pares de ojos perplejos al observar aquello.
Ramsés comenzó a reír.
- ¡Eso es! eso es pequeña, muéstranos tu poder, tu inmenso poder.
Atlas estaba a punto de desfallecer por lo que lancé un ataque... para  bloquear el suyo y poner bajo resguardo a Atlas,
- ¡VAMOS! ESTO NO ES NADA, LLÉVANOS AL EVENTO PRINCIPAL.
- Ramsés lazó uno de sus mayores ataques, pero no solo contra mí, sino en contra de todos los presentes lo que me obligó a desplegar todo mi poder para poder contener su energía y enviarla de regreso hacía él.
Salió volando por los aires.
Lo que saltó a la vista de los presentes fue que ni una sola brisa de su poder los tocó a ellos.
Hábil y creativamente me obligó a poner mi poder al descubierto. Bajé la guardia me hinque, bajé la mirada, me sostuve sobre mis manos e intenté recuperar el aliento, no por el ataque si no por el sentimiento de haber sido descubierta, porque ellos descubrieron que les traicioné y no existe sentimiento peor que el descubrir un engaño.
Los muchachos corrieron a auxiliar a Ramsés cuando vieron que yo me encontraba, sin ningún rasguño, y aun cuando lo pusieron de pie entre todos... el reía sonoramente.
- Ese, ese es parte de su verdadero poder.
Y ahí estaba yo, viendo el rostro de perplejidad de todos los presentes, incluido Atlas.
 - Quedarán aún más impresionados cuando les muestre su verdadero poder - dijo Ramsés.
- No, no lo haré, golpee con mis puños el suelo ¡Es suficiente!
- Lo harás pequeña, lo harás, así como te inscribirás sin dudarlo al torneo de este año.
- De nuevo ese maldito torneo – mascullé -  no lograrán que entre, no hay manera de hacerlo y no lo haré.
Bruno, quien hasta hoy había mostrado mucha paciencia con migo, gritó sin piedad, "Lo harás porque estas en deuda con nosotros".
Quedé impactada con sus palabras, me dolieron hasta lo más profundo del corazón, todo se detuvo en ese instante, como si ellos se hubiesen congelado, el tiempo detenido y mi mundo derrumbado.
- ¿Se los debo? repetí en voz muy bajita ¿A eso se resume todo? les debo esto...
Obviamente estaban muy molestos y era el odio que sentían en este momento el que hablaba por ellos, lo sabía y aun así respondí al tiempo que me ponía de pie y erguía mi cabeza.
- Me inscribiré en el torneo, y haré gala de todo mi poder, estarán orgullosos de lo que he logrado,  quedarán como los mejores lo prometo, pero al mismo tiempo les prometo también que quedará mi deuda saldada y hasta ahí llegaré yo.  No es mi deseo irme lejos a un entrenamiento que no he solicitado, anhelado o pedido.  Recogeré los pedazos de mi corazón junto a todas mis cosas  y abandonaré éste mundo.
- No, no lo harás, yo me encargaré de que metas tu trasero al transporte que te llevará al destino que elijas o elegiré por ti – declaró con furia Ramsés.
- Llegué a éste mundo con el único objetivo de conocerte – lagrimas corrían incontenibles por mi rostro – ahora lo he hecho y entiendo las palabras de todos cuando dijeron que sería difícil que tú y yo coexistiéramos en el mismo espacio, dos energías tan afines pero tan diferentes, ¡Ese era mi objetivo y lo he logrado! Me iré cuando mi deuda esté saldada ¿Realmente crees poder  detenerme? Te invito a que lo intentes -le reté.
- Pruébame y lo sabrás – respondió él con fuego en su mirada.
Sonreí.
- Será una batalla interesante, pero como dije, renunciaré a todo y a todos y mi deuda quedará saldada. Cuando yo renuncie ella lo aceptará de inmediato y me escoltarán fuera de aquí. Hasta ese entonces continuo siendo suya, por ahora y si me disculpan me retiraré.
Hice una pausa.
- Yo solo quería conocerte, ahora lo he hecho, te abrí mi corazón, supongo que son esas memorias las que atesoraré en mi mente y no éste engaño, no éste circo, no ésta faceta de ti.
Él no dijo nada.
- Pequeña, aun nos debes muchas explicaciones, lo más sensato es regresar a nuestro hogar y aclarar algunas cosas - señaló Jason.
Ramsés le indicó a Atlas que esto le incumbía también a él por lo que el también debería ir a la reunión.
- Quisiera regresar sola.
Ramsés respondió por todos.
- Pequeña, tú perdiste todos tus privilegios, acostúmbrate, porque todos ellos te echaron a perder y es por su fracaso que yo estoy aquí.
Definitivamente y aunque nuestra relación ahora se encontraba fractura y perdida, él no tenía derecho para hacer tales declaraciones, aquello puede decirse que, fue la gota que derramó el vaso.
- ¿Fracaso? ¡Cómo te atreves! grité.
- Lo ven, dijo él, la echaron a perder, ella no debería siquiera sentir que puede levantarnos la voz de esa manera.
- ¿Qué más puedo perder? Lo he perdido todo, tú no has estado aquí ni un solo momento de mi vida, no has compartido el dolor como lo he compartido con ellos y que decir de las alegrías? Tú no eres parte de mi vida, no puedes llamar un fracaso a lo que no conoces.
En ese momento se acercó y me dio una bofetada, lloré de impotencia. Me tomó por el brazo y me condujo hasta el automóvil, no era el momento de levantarme en armas, era el momento de poner en la balanza mis opciones y asumir consecuencias.
Tienes toda la razón le dije a la loca de la casa, esto se salió de control, mentiras para ocultar más mentiras, ahora las consecuencias me consumen.
Antes de lo que hubiera deseado llegamos a nuestro hogar.
Ocupé un lugar de la sala, abracé mis piernas  y me dediqué a escuchar a Ramsés
- ¿Quisieras decir algo antes de que comience a relatar mi historia?
Simplemente negué con la cabeza, me giré donde no pudieran mis ojos coincidir con ninguno de los ojos de ellos, no deseaba encontrarme con miradas de decepción, odio o algo peor.
Con lujo de detalle mencionó cada día de nuestro entrenamiento, mi energía, el manejo de la misma, las meditaciones y mis paso a un plano superior, como es que aterrizamos todos esos detalles y comprendimos lo que hacía, juntos de la mano.
La facilidad con la que pude replicar su poder, la facilidad con la cual lo aprendí y la mejoré.
¡Claro que fue sencillo,  era mi papá el que me guiaba! Tenía su energía dentro de mí, tengo su sangre en mis venas, nadie podía ser mejor entrenador que él, nadie mejor para revelar mi poder que él.
- Esa, hermano, es de hecho una historia muy interesante.
En la habitación flotaba un aire extraño, como lo éramos ahora ellos y yo. Así de sencillo de una manera muy simple.
Al parecer las malas noticias aún no terminaban, sin aviso previo y de la nada una nueva sorpresa brincó sobre la mesa.
Esa es la historia de mi hija. Pero ahora pasemos a otra historia que  nos interesará a todos.
- Cuando BB se integró a nuestras filas, contratamos a Atlas a cambio de una muy buena paga para que fuera el cuidador de ella, ha sido justo con él con quien ella descubrió su poder, sus energías…
Esas palabras sin duda llamaron mi atención
- ¿Cuidador?
Volvió a reír burlonamente
- ¿Te imaginaste que podrías sobrevivir sin alguien quien cuidara tus espaldas? Vaya ego el tuyo. Eso no era muy probable por lo que lo contratamos a él para que cuidara de ti y al mismo tiempo nos diera información que nos ayudara a desarrollar tu poder, tus sentimientos tus secretos, tu sentir, el cumplió al pie de la letra  cada instrucción que le dimos, nuestro mejor soldado o eso creímos.
Se acercó y le abrazó por los hombros ante la mirada perpleja de Atlas.
- No solo tú eres una hábil mentirosa. Le dijo él
- ¡Ese no fue nuestro acuerdo! ¡No tendrías que revelarle  nada  a BB! ¡No ahora…! – le gritó Atlas al tiempo que se retiraba los brazos de Ramsés de sus hombros. - No tenías derecho, dijo, no así. Les supliqué que no dijeran nada, fui su esclavo e hice cosas que no deseaba hacer solo por  seguir sus instrucciones.
- ¡Nuestro acuerdo se rompió desde que nos ocultaste el poder de BB! – Gritó Ramsés señalándole.
Atlas le miró con los ojos abiertos.
- ¿Pero cómo?... Me miró a mí – Te juro que yo no he dicho nada.
Intentó acercarse, pero  Ramsés le detuvo.
- Tú no dijiste nada, ella fue.
Afirmé.
- Me confesó muchos de sus secretos al mostrarle yo una ventana para hacerlo. Tu conociste su poder antes siquiera de saberlo, cuando lo descubrieron  te pidió ocultarlo y lo hiciste, cuando ella lo desarrolló y lo llevó a su límite, bueno ahí todos lo ignoramos, pero esa información era indispensable para…
Guardó silencio.
- Aun así Atlas,  ¿Todo fue un convenio desde el inicio?  Lágrimas comenzaron a descender nuevamente sobre mis mejillas. ¿Cosas que no deseabas hacer? - Eso definitivamente rompió mi corazón.
Me abalancé sobre él y le di una fuerte bofetada, comencé a golpearle el pecho, no me detuvo.
- Dame la oportunidad de explicarlo – Suplicaba. Su rostro también estaba descompuesto por aquella sitación.
Ramsés me detuvo.
- Después tendrán tiempo de arreglar todo, podrás escabullirte a su habitación esta noche, como todas las noches que lo has hecho.
No debería haberme sorprendido esa declaración
- ¿Lo sabían? Pregunté incrédula.
- Era parte del acuerdo - afirmó Mario.
- ¿Qué clase de objeto o experimento soy para todos ustedes? Negociaron conmigo.
- Eres lo que hemos esperado por largo tiempo, necesitábamos de todo lo que pudiéramos echar mano.
- ¡Vaya manera de demostrarlo! – grité y golpee el sillón donde me recluí de manera voluntaria. No deseo verte más, le grité a Atlas, con mis palabras pude ver a través de su rostro que algo dentro de él se rompía en mil pedazos.
No lo aceptaría y menos ahora pero sé que me  ama incondicionalmente. Me pregunto si podré dejar esto atrás y correr a sus brazos.
- Una traición es dolorosa ¿Cierto? César escupió las palabras justo enfrente de mí.
No quise siquiera mirarles.
Me sentí, dolida, traicionada, utilizada…
- Bien, como dije, entraré al torneo, y así saldaré mi cuenta ¿Eso era tolo lo que querían, cierto? podemos continuar esta dolorosa escena por el tiempo que deseen o bien permítanme retirarme y mañana a primera hora estaré inscribiéndome a este brutal ritual, pero cuando renuncie a todo esto no habrá nada que ustedes puedan hacer, las reglas son claras.
Ramsés me indicó que podía retirarme.
Al salir de aquella habitación Atlas corrió tras de mí, me detuvo tomándome del antebrazo.
Me detuve solo que no voltee a verle,
            - Preciosa….
- No Atlas, no puedo lidiar con esto ahora, y no sé si podré hacerlo. No quiero saber más de ti. Hasta ahora me sentí peor que basura por haber ocasionado que te marcharas de mi lado, por haber aceptado el anillo de compromiso de alguien más, pero ahora ese cargo sobre mi conciencia no existe más, incluso me alegro un poco de ello.
Eso lo destrozó, me solté de su mano y continúe mi camino hacia mi recámara.
Me tumbé en la cama y me puse a pensar en mis opciones, que claramente no eran muchas.
Sé que no iré, y sé que no permitirán que no vaya... ¿Qué opciones tengo?
Dormí profundamente inmersa en mis propias preocupaciones.
Desperté cuando ya no había luz natural, por unos momentos desee que todo fuera un sueño. Mi cuerpo me dolía de la tensión vivida momentos atrás.
Tenía mensajes en mi celular, todos ellos de Atlas. No los leí siquiera.
Miré a mí alrededor... dejar ésta vida. La vida por la que he luchado los últimos años, ahora era una realidad, aun cuando había tomado una decisión con la que ellos no contaban, ahora todo había cambiado, ahora y bajo estas circunstancias esto era doloroso.
Era inaudito, al fin tenía a mi papá ahí y lo iba a perder.
Mundo Bizarro.
No creo que el perdone lo que he hecho, y no creo tampoco que quiera continuar una vida a mi lado cuando yo ya no sea parte de éste mundo.
Mi estómago me recordó que no había probado alimento en todo el día.
¿Porque había bajado la guardia de esa manera? Me reproché una y mil veces. Kevin lo advirtió, pero hice caso omiso, realmente mi sed de poder me cegó.
Tomé las llaves de mi coche dispuesta a llevarme por algo de comer. Antes de siquiera haber llegado a la puerta de nuestra casa, escuche una voz que me preguntaba a donde me dirigía.
Todos ellos aún estaban en la sala de nuestro hogar.
- Si no les importa, saldré a buscar algo de comer, no quise pelear más por ese día, estaré de vuelta en un par de horas, tienen mi número, saben dónde encontrarme.
- No necesitamos un teléfono – replicó Ramsés – conozco tu energía, puedo rastrearte hasta el fin del mundo.
Esa era información muy útil, agradecí en secreto que lo hubiera hecho.
Necesitaba compañía, pero Atlas ya no era una opción, lo medité por unos momentos ¿Realmente me hice una vida de dependencia en torno a él? ¿Podré superar este duro golpe? ¿Estoy siendo injusta?
Ordené una hamburguesa en un restaurant de comida rápida, donde puedes hacer tu pedido sin bajar de tu auto, sabía que tenía que alimentarme, pero me costó trabajo hacer que la comida  pasara de mi boca.
Cuando llegué a casa, estaba en apariencia desierta, no los culpo, no tendrán ganas de verme.
Subí a mi recámara, una nota estaba en ella.
Continuaremos tu entrenamiento mañana a las 7am, toma las precauciones necesarias, conoces las reglas. - Ramsés.
Demonios.
Quedaba solo un mes para el torneo, tenía muchas decisiones por tomar y acciones por llevar a cabo, ¿Esto era realmente necesario?
En arrebato de enojo, tomé la nota y escribí debajo de ella " No continuaré entrenando, todo terminará el día del torneo, mi deuda estará saldada." La deslicé debajo de su puerta y regresé a dormir a mi cama.
Fue una acción y decisión tomada a la ligera y sin analizar, lo supe a la mañana siguiente.
Ciertamente ellos continúan siendo más hábiles en cuanto a castigos se refiere.
En franca rebeldía apagué cualquier alarma que pudiera interrumpir mi sueño y para cuando abrí los ojos Ramsés estaba ahí.
- Continuas hacienda tu voluntad dijo al tiempo que retiraba las cobijas, me tomó por el cuello arrastrándome fuera de la cama hasta quedar posicionada de espalda al suelo, mientras él estaba sobre mí,  continuo siendo tu tutor hasta el momento en que elijas retirarte de aquí.
- Conoces las consecuencias de llegar tarde, ahora me dirás donde eliges tu castigo o elegiré por ti, no tendré más paciencia contigo.
A estas Alturas no sabía qué hora era, pero recordé perfectamente la cuota que tendría que pagar por llegar tarde....
Detectó que comencé a activar una efectiva defensa que lo hubiera lanzado muy,
muy lejos.
- No lo hagas - ordenó - Por alguna extraña razón,  cesé cualquier esfuerzo. Pagarás tu castigo con entrenamiento, ahora vístete, pasaremos primero a registrar tu asistencia al Torneo de éste año.
-Te lo juro Pequeña, que solo porque eres mujer conservarás tu privacidad, de  ser otra la situación ya hubiese retirado tu puerta misma que cerró tras él.
Me puse algo deportivo que aguantara el duro entrenamiento que sé que vendría  y bajé las escaleras.
- Mario me esperaba con el desayuno servido.
- Come, ordenó, por supuesto lo hice sin chistar.
- Entrenaremos en la arena.
Viajamos únicamente él y yo dentro del coche, no se cruzaban palabras entre nosotros.
- Al llegar a su oficina, los ojos de ella se desorbitaron al ver llegar a  Ramsés causando un gran asombro en ella.
- ¿Qué haces aquí? Ella…
- Negocios, querida, Negocios – le interrumpió -  arreglaremos los detalles esta tarde, prometo que responderé todas tus preguntas y asumiré todas las consecuencias.
¿Consecuencias? No entendí pero no me molesté en ahondar en ello.
Nos invitó a tomar asiento y pudo detectar la tensión entre nosotros.
- ¿Qué puedo hacer por ustedes? Preguntó.
- He venido a acompañar a mi hija a inscribirse al torneo de este año, finalmente se ha decidido.
Ella nos miró, abrió la boca cerrándola casi al mismo tiempo.
- ¿Sabes que una vez inscrita no habrá marcha atrás?
- Lo sé, dije.
- ¿Es tu voluntad hacerlo? Me preguntó mirándome fijamente.
- Si, respondí.
Aplaudió efusivamente.
- ¿Concluyo que es este tema lo que te trae hoy por aquí? - Preguntó dirigiéndose a Ramsés.
El simplemente sonrió, cenemos esta noche juntos, disfrutemos de nuestra compañía y aclaremos cualquier duda que tengas.
Ella asintió,  acto seguido nos retiramos de ahí.
- El entrenamiento fue de muerte a agonizante, aunque traía el ritmo de haber entrenado la semana anterior con él , el de hoy fue agotador, no podía mover un músculo más, para cuando terminamos.
Los muchachos estuvieron presentes en todo momento observando mi resistencia, mis movimientos, mi verdadera capacidad. Mi verdadero poder.
Quedaron impresionados, lo sé, solo que en la medida en la que su satisfacción crecía, lo hacía también su decepción.
No era algo que pudiera reparar, era el momento de aceptar la responsabilidad de mis actos.
Un mes…  repetía en mi mente, un mes ¡Tú puedes hacerlo!
Al terminar el entrenamiento necesité un tiempo antes de poder comenzar a recobrar el aliento, ellos esperaron.
Su rostro contenía un millón de reacciones contenidas.
¿Traición? Definitivamente
¿Desilusión? Quizás
¿Orgullo? Lo dudo
¿Satisfacción? Lo aseguro
Me puse de pie, había tomado una decisión importante durante el entrenamiento y mientras me concentraba en otra cosa para poder concentrarme en el esfuerzo físico.
- Chicos, como dije, entraré y ganaré este torneo por ustedes, todo será por ustedes, continuaré hasta el final, hasta el día prometido, sin embargo, la última semana la tomaré para mí misma lo quieran o no.
Les garantizo que haré de este evento algo que quedará en mi memoria y en la suya.

Mis planes están trazados y ciertamente los de ustedes también.
En franca molestia, Ramsés dijo que no era más mi decisión y que no estaba dispuesto a ceder una semana.
Mario interrumpió y el resto de los muchachos lo respaldaron.
- Es lo justo dijo, ella necesitará descanso de tus entrenamientos, y quizás quiera poner en orden algunas cosas, la última semana será tuya - confirmó -  incluye sin embargo en tus planes lo siguiente: Antes de irte, arregla las cosas con Atlas, bríndale la oportunidad de contar su historia y decide. Uno de esos días dedicarás una tarde para nosotros, también tenemos cosas que poner en orden antes de tu partida.
- Un día es mío, indicó Ramsés.
- Tu habitación permanecerá igual esperando tu regreso, me indicó Jason juntando las palmas de sus manos y colocando los dedos índices sobre sus labios.
Sería lo mejor que podría obtener, así que asentí.
- Te mantendré bajo estricta vigilancia -  indicó Ramsés -  solo en caso de que desees ponerte creativa estos días.
A éste punto había recobrado el aliento y las fuerzas para poder regresar a casa.
Simplemente quería tirarme en la cama y descansar, no quería bañarme, comer o hacer nada, sabía que mi presencia sería requerida en la mesa para y era regla general  presentarse limpio.
Las cenas procuraban un buen ambiente en esa casa, habíamos procurado mantener un ambiente agradable en esos momentos casi siempre, pero con la llegada de él... Todo había cambiado, ahora las cenas en otrora familiares, habían pasado a ser de un silencio sepulcral.
Pero no pondré toda la responsabilidad sobre los hombros de Ramsés, reconozco que yo influí en ello. No sabíamos cómo actuar, no sabíamos que decir, estábamos conscientes de que cualquier cosa detonaría una batalla campal, y quizás ellos fueron lo más prudente que se pudo y de ésta manera evitaron una batalla que nos llevaría a gritos, reproches y a un millón de lágrimas.
Quizás, quizás solo fue eso.
Tragué mi billis y aguanté.
Al terminar hice mi parte, me excusé y subí a mi recámara, así pasaron los días, no puedo decir que de una manera monótona pues la evidente incompatibilidad entre Ramsés y yo, hacía que todos los días sucediera una batalla diferente.
Descubrieron con asombro el manejo de mi energía para sanar mis heridas lo que nos llevó nuevamente a una profunda discusión.
- ¿Todo este tiempo llevaste las marcas en tu piel solo para ocultarnos la verdad?
Como a éstas alturas ya nada importaba, respondía todo con total honestidad.
- Tenía que ser consistente con mi historia, no podía hacerlo sin ser descubierta.
Se pasaron las manos por la cabeza ¿Que más podían hacer?
- ¡Mentira tras mentira! – exclamó César.
Decidí no enfrascarme en ninguna discusión con ellos, quienes solo fueron un daño colateral, yo decidí y tracé mi futuro, ellos simplemente confiaron en mi honestidad, realmente sí les debía aquello.
Escuché en silencio, y si había que recibir uno o varios golpes, los recibí de la misma manera.
Tristemente acepté que se los debía.

CONTINUARÁ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario