Quiero pensar que es debido a la separación que venimos arrastrando
Atlas y yo que él me resulta un poco
intimidante, posiblemente en igual o mayor medida que cuando le conocí, solo
que ahora contaba con mucha más información de la que yo tenía en aquel
entonces y siempre he creído que la información te proporciona cierto poder, y
en éste caso es poder sobre él.
Colocó una mano en mi pierna mientras conducía como muchas veces lo hizo
en el pasado, sin pensarlo di un brinco y la retiré de inmediato.
- Tranquila Patea Traseros, sabes que nunca te dañaría.
Bajé un poco la cabeza de manera apenada por mi reacción.
- Lo siento Atlas, es solo que me tomaste por sorpresa.
Conducía como el experto que era, sin dejar de brindarme la atención que
yo requería, mantuvo su vista en el camino.
Llegamos a un hotel…
- ¿Atlas?
- Aún confías en mí, ¿Cierto? -
Sabía que Atlas jamás haría nada que yo no permitiera y ahí radicaba el
problema.
Ambos éramos conscientes del estado de fragilidad en el cual me
encontraba.
¿Deseaba entrar ahí con él?
Bajó del automóvil y se dirigió hacia mi puerta para abrirla e invitarme
a salir, me apoyé en su mano y salí de aquel auto. El auto negro que había
recibido de regalo, nunca me dijo quién se lo había regalado.
Nadie preguntó por nuestro equipaje.
¿En esto me convertí?
Anduve un paso tras él, solo que me tomó por la cintura y me acercó
hasta que ambos llevábamos el mismo ritmo.
Nos registramos como el Sr. Y la Sra. XXXXXXXX, la recepcionista fue tan
educada para no hacer ningún comentario al respecto aun sabiendo que era
mentira, utilizando de su parte ese sentido que te brinda la experiencia de haber estado tras un
mostrador de un lugar como ese, de ver ir y venir parejas como nosotros, aunque
de lujo solo cambiaba su público no el hábito de los mismos y por supuesto la
discreción es requerida, no debería sorprenderme recibir ese tipo de servicio,
además de que las cuotas de aquel lugar, simplemente… wow.
Atlas cerró la puerta tras nosotros, soltó su brazo de mi cintura y caminó hacia el centro de la habitación
dejándome unos pasos delante de la puerta cerrada, lugar donde detuve mi paso.
- Si todo esto es debido a que deseas cumplir tu amenaza / promesa… -
dije con cierta pausa en mi voz.
- Todo esto es sin embargo, pues te conozco tan bien que sé que
necesitábamos privacidad para discutir lo que vamos a discutir, quizás nos tome
días llegar a solucionar todo el peso que traes a tus espaldas, pero tiempo es
de lo que no gozamos actualmente, así que haré esto a mi manera para obtener
resultados. Tu honestidad se manifiesta
cuando tú y yo estamos solos, cuando hemos dejado el mundo detrás. Utilizaré
todo mi encanto de ser necesario.
Sonrió maliciosamente mirándome a los ojos, dejándome completamente
helada con aquel fuego en su mirada, sabe que me domina, sabe que no existe
nada en este mundo que pueda negarle, sabe que él es y siempre ha sido mi debilidad desde aquel
maldito día en que le conocí y abrí mi boca para desafiarle.
Los estándares de una complicada sociedad indican que le he engañado,
que le he sido infiel, y esos ecos retumban en mi alma, conciencia y corazón
Caminó con determinación hacía mí, lo que ocasionó que yo diera pasos hacia atrás intentando huir de aquel experto depredador
ocasionando únicamente que yo quedara de espaldas a la puerta completamente
acorralada y a su merced.
Puse mis manos en su pecho tratando de mantener cierta distancia, gesto
que a él no le importó en lo más mínimo,
colocó las palmas de sus manos sobre la pared quedando cada una a un costado de mi cabeza, su
posición lo obligaba a que él quedara mirándome hacia abajo, mirando a su presa
y devorándola con la mirada.
- Atlas… le miré suplicante, con mis ojos le pedía un respiro.
Me abrazó tomando mi cabeza y recargándola sobre su cuerpo.
- Preciosa…. Vayamos paso a paso, el ritmo que te funciona perfecto.
Nos colocamos en la salita de aquel lugar, frente a frente, a sabiendas
que de un momento a otro perdería la cabeza y comenzaría a llorar.
- ¿Por qué Atlas? ¿Cuál es la razón para torturarme y amenazar con irte
de mi lado nuevamente?
- No me iré Patea traseros, solo necesitas un empujoncito, dame un poco
de crédito, hasta el día de hoy no te he
quedado mal ¿Cierto? He cumplido todas mis promesas, incluso las que no he
deseado cumplir.
- Si.
- Es por ello que nos he traído aquí, necesitamos privacidad, no
necesito ser un adivino para saber que has ocultado muchas cosas a muchas
personas, a mí a los muchachos, a nuestros hermanos, a tus papás, lo sé porque
me comentaron tus nuevos y flamantes poderes, pero nunca mencionaron lo de aparecerte ante mí, tu insistes que son sueños,
pero ¡BB! Son una realidad y esto solo es por citar un ejemplo.
Le miré perpleja con los ojos ampliamente abiertos. Estas diciendo que…
- ¡Si, tú te materializaste de cierta manera, ante mí!
- ¡Debes estar más que loco!
- Eso pensé la primera vez que te vi, pero la segunda vez comencé a
evaluar tu situación, ahora que conozco todo lo que viviste y haciendo un par
de preguntas aquí y allá puedo concluir casi con total certeza que forma parte
de tus nuevos poderes desarrollados.
Medité sus palabras detenidamente, no lo miraba a él miraba un punto en
el suelo, él siempre insistió que aquello no era un sueño, que realmente lo estaba
visitando.
- ¿Quieres decir entonces que, yo estuve a tu lado durante aquellas
ocasiones?
El asintió.
- Entonces…
Abrí los ojos y mi rostro se encendió, ¡Yo le había confesado lo de
Kevin!
- Si pequeña, estuviste a mi lado en aquellas ocasiones y escuché todo
lo que tenías por decir.
Se recargó en el respaldo del sillón extendió los brazos en el respaldo
y los posó sobre el tope del respaldo.
- Atlas…
- Estoy aquí para escucharte y terminar todas esas conversaciones
pendientes.
No sabía ni por donde comenzar, de un instante a otro pasé de sentir
pánico a estar completamente nerviosa, la sangre que se bombeaba en mi cuerpo
pasaba retumbando en mis oídos y estoy segurísima que mi rostro era de un rojo
ardiente.
Esperó pacientemente a que yo comenzara a hablar, no sabía por dónde
comenzar o que decir, esto era más difícil de lo que creí y también pensé que
tendría más tiempo para hacerlo ¡Es demasiado pronto!.
Miro al techo por el tiempo que tardé en iniciar la conversación, no
insistió, en ningún momento.
Entrelacé los dedos de mis manos, y tomé un gran suspiro, mis ojos no
pudieron contener más mis lágrimas.
Comencé disculpándome aunque no sabía bien porque lo hice, pues después
de todo él había terminado cualquier relación que tuviésemos antes de irse.
Le relaté don un poco más de detalle mi vida durante su ausencia, y le
terminé revelando todos los escandalosos detalles que me hubiese querido
reservar, recordé su súper poder, pero no quería saber si lo estaba utilizando
o no conmigo, era el momento de comenzar a asumir consecuencias en lugar de
encontrar justificaciones.
Le comenté todo a excepción del anillo. Ese sería mi secreto.
Cierto que escuchó sin interrupciones, con un rostro cálido y
comprensivo, sin juzgarme al menos en sus expresiones o en sus gestos. Eso lo
hacía más difícil.
Al terminar lo que tenía por decir, guardé silencio esperando sus
comentarios.
Respiré profundamente pues si soy honesta ni siquiera imaginé lo
que tendría por decirme.
- Es cierto BB, yo te arrojé a los brazos de Kevin, y no puedo decir que
no esperaba que esto sucediera fue mi mejor alternativa desde que los trillizos
fueron arrancados también de tu vida, Kevin era mi opción lógica y veo que no
equivoqué mi decisión, lamento que lo hayas perdido de esa manera, honestamente
yo tenía planeado regresar a re-conquistarte pero su partida ¡Lo cambia todo!,
no te estoy juzgando por las decisiones que tomaste o por lo que hiciste, eras
libre BB y como tal actuaste.
Permíteme ahora entrar nuevamente a tu corazón o si lo decides volver a
reconquistarte.
Le miré directo a los ojos llena de dudas e incertidumbre.
- ¡Atlas tu no entiendes! Yo lo elegí a él sobre ti. No te haré mi
premio de consolación en su ausencia.
Sin quererlo, pedirlo o desearlo comencé a llorar, de rabia, de enojo,
de impotencia al no poder cambiar el pasado.
Me atrajo hasta sus brazos.
- Tu pasado a mí no me importa, yo re – escribiré un futuro para ti a mi
lado. Es a ti a quien amo y con quien deseo estar, si tú lo decides de esa
manera, no tengo nada más que pedir.
¿Cómo puede ser tan insensible y comportarse de aquella manera cuando yo
necesito toda mi fuerza de voluntad para
resistirme? Cuando yo misma me reprocho el querer estar en sus brazos y haber
elegido a alguien más.
Cuando lo único que busco es consuelo y un poco de amor ¡Como puede
hacerme eso!
En un acto impulsivo y egoísta busqué sus labios y me perdí en ellos, él
no se detuvo, devolvió la cortesía como todo un caballero, nuevamente su lengua
invadía mi boca, nuevamente tenía su sabor dentro de mí, nuevamente volvía a
ser mío.
Me coloqué encima de él, retiré mi parte superior de ropa exterior y
quedé solo en ropa interior, no le di tiempo a reaccionar y de inmediato me
lancé de nuevo a besarle apasionadamente como tiempo atrás me había mostrado, como tiempo atrás habíamos
disfrutado. Pude sentir sus manos recorriendo mi espalda y presionándome cada
vez más hacía él.
Debajo de sus pantalones pude sentir a su amigo listo para entrar en
acción.
Retiró mi bra para dejar libres mis senos, retiró su boca de la mía para
comenzar a succionar mis pezones alternando entre ellos en cada ocasión, sus
manos en mi espalda sostenían mi peso y al mismo tiempo me acercaban hacia él dejándome a su merced, el placer me
invadió y dejé que por ésta ocasión fuera el deseo quien decidiera por mí.
Arqueé la espalda y mis manos le tomaron por el cabello impidiendo que
dejara aquella labor que tanto placer me provocaba. Succionó, mordió, besó y
lamió a placer, era de él y deseaba aquello.
Se puso de pie y nos dirigió a la cama sin dejar de sostenerme en la
misma posición, por primera vez, no cuestionó absolutamente nada, solo continuó
dejando que las cosas fluyeran.
En algunos hábiles movimientos nos dejó completamente desnudos.
Me miró a los ojos con pasión y lujuria para devorar nuevamente mi boca,
invadiendo y mordiendo mis labios, no dio tregua, no dejó prisioneros detrás.
Nuestras respiraciones se agitaban cada vez más y se acoplaban a la
perfección.
Tal era mi grado de excitación y deseo que no opuse resistencia cuando
en un camino de besos descendió desde mi boca hasta mi ombligo solo para separar
mis piernas en una “V” y comenzar a devorar mi sexo, a saciarse en mi sabor y
brindarme toneladas de placer.
Me entregué.
Disfruté cada segundo, dejé el mundo afuera y me permití disfrutar de aquellos
placeres carnales, con él, con MI Atlas.
Su lengua siempre ha sido un remolino, pero esta vez sus manos dibujaban
patrones sin sentido sobre cerca de mi sexo, sin penetrar, simplemente danzando
pícaramente.
Sus manos se acercaron a mi boca para que probara mi propio sabor y lo
hice succionando sus dedos obscenamente.
Mis pezones fueron aprisionados
por sus dedos índice y pulgar ocasionando inmensas descargas de placer en
conjunto con lo que su boca hacía, un par de veces mis piernas aprisionaron su
cabeza, pero el continuó y continuó hasta casi hacerme llegar a tener un
orgasmo.
Hizo una pausa y se colocó la protección que requeríamos, después de
todo él venía preparado.
No lo detuve, le miré a los ojos, ahí tendida debajo de él, empujó de
mis piernas flexionando mis rodillas hasta que casi llegaron a mis hombros para
dejar mi sexo totalmente expuesto, totalmente hambriento de él.
Colocó su miembro erecto en la entrada de mi húmedo sexo, el cual estoy
segura que latía por él, anhelaba tenerle dentro, me miró a los ojos y empujó un poco.
- Aún eres virgen – afirmó.
Pude ver sus intenciones de retirarse ahí mismo pero en una audaz acto
deslicé mis piernas para rodearle las caderas y lo atraje en un solo movimiento
hacía mí, cayendo con su peso sobre mí y penetrándome profundamente, llenando
ese espacio hambriento de él.
Cerré los ojos, y arqueé un poco la espalda hacía atrás, no recuerdo un
gran dolor, pero si sentí que algo en mí se rompió y se abrió literalmente, por
lo que le di un par de respiros para absorber aquella sensación.
Su cara era una mezcla de asombro y perplejidad, le tomé el rostro entre
mis manos.
- Bésame – le pedí.
Su boca se posó sobre la mía y retiró el peso de su cuerpo de mí para
dar paso a un vaivén de sus caderas de manera suave, pausada y rítmica.
- Si algo me lastima o incomoda te lo dejaré saber, dije entre susurros
solo para que dejara de preocuparse de una situación que no anticipó o adivinó
y que no permitiría nos arruinara el momento.
Su movimiento de caderas aumentó de intensidad y ritmo, sus manos
aprisionaron nuevamente mis senos y sus dedos mis pezones, conocían el camino y
los movimientos que me volvían loca de placer y fue justo en conjunto con esos
movimientos que me condujo a mi placer total.
Grité y encajé mis uñas en sus antebrazos al no saber cómo actuar o
reaccionar, por unos momentos nada me importó solo mi placer, el gruñó casi al
mismo tiempo, sé que su placer llegó poco después que el mío y así se desplomó
sobre mi cuerpo, hasta que nuestras respiraciones se volvieron acompasadas
nuevamente.
Nos acomodamos unos al lado del otro hasta quedar de frente.
Sonreímos, al tiempo que él
acariciaba mi rostro
- Me agrada la manera en como comenzaste la discusión – sonrió
pícaramente.
- Comencé y terminé -afirmé.
Atlas tu y yo –cerré fuertemente los ojos al tiempo que me giré para darle la
espalda. No existe más tú y yo, no puedo después de lo sucedido.
Esperé más de una reacción, más de un argumento a mi afirmación, pero
como siempre mi mente excede la
realidad.
- No existe para ti Patea traseros, pero no existe un lugar donde yo
quisiera estar que no sea a tu lado, borraré cualquier cosa que te atormente o
te ayudaré a superarla y al final estaremos juntos, como ahora.
- Dudo mucho que esto se repita Atlas.
- Yo dudo que tú no quieras repetir – alardeó.
- El tiempo dirá quién tiene la razón.
- Sin embargo tengo algo que solicitarte – dije colocándome sobre mi
espalda y mirando al cielo – que mantengamos entre nosotros el hecho de que
puedo hacer esos pequeños “viajes”, al menos hasta que pueda controlarlos, no
quiero que los muchachos sepan.
Su silencio fue incómodo, al punto que pensé que no accedería.
- Lo haré – dijo sencillamente.
Le miré sin poder evitar preguntarle ¿Así simplemente por la bondad en
tu corazón lo harás?
- Patea traseros, todo cambia, tú y yo hemos cambiado, esto es
simplemente parte de todo. Ahora soy incondicional a ti.
- ¿Ahora? ¿Acaso antes no lo eras?
- Ahora soy el segundo al mando, ahora tengo diferentes obligaciones y
diferentes privilegios.
- Eso no responde mi pregunta.
Se colocó encima de mí en un hábil movimiento sonriendo y buscando besar
mi boca. No quise resistirme, me dejé llevar por el momento, instante que no
buscaba repetir, pero que no le negaría por ésta ocasión.
Acabas de complicarte la vida innecesariamente - dijo
insensiblemente la loca de la casa.
Lo sé, no seas insensible, no sé ni cómo tocaré el
tema con él, por ahora solo estoy disfrutando, dicen por ahí que no hay sexo
malo, así que confío en que él también lo disfrutó a su manera.
Citando el título de uno de tus libros favoritos: “Tú
te lo buscaste”.
Me retiré un poco de la intimidad creada.
Le di la espalda, esto no lo podía decir de frente.
- Atlas, espero que comprendas lo difícil que resulta esto para mí y
evites hacérmelo pasar aún más mal de lo que ya me siento.
- No existe tal cosa como tu yo, no más, decidí hacer esto hoy por que
lo deseaba y egoístamente quería estar contigo aunque solo fuese una vez, pero
no tenemos futuro. Lo lamento y ódiame si lo deseas, tienes mi autorización,
solo que no puedo hacerte esto Atlas.
Me senté en el borde de la cama aún de espaldas a él y esperé por el
argumento que me daría a continuación
- Aceptaré tus palabras cuando puedas decírmelas de frente. Comenzaremos
tu entrenamiento pasado mañana.
¿De frente? ¡No puedo verle ni de
re ojo y espera que se lo diga de frente!
Regresamos a casa entrada la madrugada, los muchachos no estaban por
ningún lado y ello me proporcionó cierta tranquilidad. Aunque mis recientes
actividades no deberían ser evidentes físicamente, ellos tienen acceso directo
a mi energía.
¡Me he complicado muchísimo la vida!
Me desperté pasado el mediodía, con el primer movimiento de mi cuerpo
recordé mis actividades pecaminosas con Atlas.
Me sentía deliciosamente adolorida, cada célula de mi cuerpo me
recordaba mi encuentro del día anterior y mi sexo se humedecía solo de
pensarlo.
Me conoce mejor que nadie.
Sabe que sucumbiré ante él con pasión y deseo.
Tomé uno de los coches y salí a pasear sin rumbo o dirección fija con la
intención de esclarecer la mente, pero no funcionó, como siempre recorrí mis
pasos una y otra vez.
Compré un bote de nieve y regresé a casa un par de horas más tarde con
la intención de devorarlo por completo en compañía de alguna película o un buen
libro, esto aún no lo había decidido.
Mi sorpresa fue mucha cuando Atlas estaba de pie a la entrada de mi
casa.
- Pensé que nos veríamos hasta mañana.
- Vine a cerciorarme de que todo estuviera bien contigo ya que no
respondes mis mensajes.
Había perdido la costumbre de revisar mi celular, a la partida de Kevin
era demasiado doloroso saber que ya no
me contactaría más.
- Me disculpo, -dije honestamente- me perdí entre mis pensamientos y olvidé
revisar mi celular, dicho esto le rodee y entré a la casa, él entró detrás mío.
- ¿Cómo te sientes?
- Bien, gracias por preguntar.
Tomé dos cubiertos para compartir el helado, pues de entrada sabía que
no saldría fácilmente por donde entró.
Nos acomodamos en el sillón principal de aquella casa, el cual se encontraba
enfrente de la pantalla gigante donde los muchachos disfrutaban de los programas
que les gustaban, deportes, pelis, etc. procuré que quedáramos cada uno en un
extremo opuesto, dejando el bote de nieve en medio de los dos para facilitar el
acceso y dividir el espacio.
- ¿Que tienes en mente para mi entrenamiento que garantiza recuperar mi
peso y comenzar a entrenar?
- Se frotó las manos. Pasaremos directamente a aumentar tu masa muscular
– comentó de inmediato.
Sabía lo que significaba aquello, pero no era nada que no hubiera
intentado yo.
- Pero antes – interrumpió mis pensamientos con aquellas palabras –
deberás saber que terminaremos cada uno de los entrenamientos así llegues
arrastrándote a tu destino, no hay margen para desistir o negarte a hacerlo.
- ¿Así de difícil será? – introduje una gran cucharada de helado en mi
cuerpo.
- Cumpliré mi promesa y después podrás entrenar y desarrollar tú poder,
calculo que en 2 años estarás lista para el torneo Anual como máximo – continuó
diciendo.
Casi me atraganto al escuchar aquella palabra, Kevin sabía perfecto y me
apoyaba en mi decisión, no estoy tan segura que Atlas con su fidelidad tan
marcada con los muchachos y ésta vida lo haga.
- ¿Torneo Anual? No es algo a lo que yo aspire.
- ¡Estas demente! Todos queremos ser el ganador de ese torneo.
- Yo no soy todos, le miré desafiante concluyendo con ello la respuesta
que él me daría si le compartiese mis planes.
- Bueno el tiempo lo dirá, quizás en algún punto te decidas entrar.
- Quizás – le sonreí sin ganas realmente y no debatí su afirmación,
ahora debería mantenerlo feliz también a él.
- BB
- ¿Si?
- Ayer…
- Atlas, ayer fue un gusto, un
capricho, quizás solo fue egoísmo, y me gustaría no volver a tocar el
tema.
- Y estoy de acuerdo, lo que quería decir es que ayer no terminamos de
discutir todo lo que tenemos por discutir.
En ese justo momento quise que la tierra me tragara y me escupiera en
una paradisiaca playa, ya debería haber entendido para éste punto que él juega éste
juego mucho mejor que yo.
Ahí nos quedamos frente a frente, yo con mi cara enrojecida por la pena
y él disfrutando internamente el momento.
CONTINUARÁ
No hay comentarios.:
Publicar un comentario