Wattpad

miércoles, 19 de abril de 2017

XVI. Pictures of you



Sí. Los días pasaron como en una película aburrida, asistía a ver los entrenamientos solo para torturarme yo sola de manera sádica.
Cumplí mi parte del trato y acaté todas y cada una de las órdenes de los muchachos, incluso las que no me agradaban, sin chistar y sin cuestionar.
Esa actitud los complacía y aunque forzada, me complacía que los complaciera.
Comencé a cuestionarme si realmente aquel era mi lugar, o simplemente quería probarme a mí misma que era lo suficientemente fuerte para no desistir.
¡Me cuestioné fuertemente todo!
Durante mis días (y noches de ocio) deambulé por todas las instalaciones conociéndolas a conciencia como la palma de mi mano,  logré con éxito salir a hurtadillas de la casa, encontré escondrijos por todos lados y también busqué sin éxito el lugar donde me había llevado Altas tiempo atrás, desistiendo de ésta labor en la décima ocasión, esperaría a que él me llevara nuevamente.
Así sin prisa el tiempo pasó, matándome un respiro a la vez.
Si bien no era recibida en los entrenamientos no falté a ninguno, esperando quizás que por osmosis o por mera observación yo tuviera algún avance.
Un buen día, estaba yo ubicada en las gradas viéndoles recibir instrucciones de César. Curiosamente ese día se aseguró de que yo vistiese ropa deportiva lo cual me resultó irrisorio pues no me dejaría participar en aquella clase, quizás solo era su forma de disfrutar a costa de mi dolor, no lo sé con ellos todo es una constante sorpresa.
No estaba prestando particular atención a sus instrucciones, estaba yo, viendo al horizonte, sumergida en mi lectura del día, en mis pensamientos, en cualquier cosa que me permitiese mantenerme inmersa pero a la vez distante de aquel entrenamiento.
Al escuchar mi nombre mi atención se centró en aquel grupo, y comencé a prestar atención detallada a las instrucciones que estaba dictando César.
“… ¡Es correcto, aquel que me traiga a BB sana y salva aquí podrá tener una cita con ella sin consecuencias por nuestra parte!”
Si aquello era una broma, realmente era de muy mal gusto, o eso pensé hasta el momento hasta que recordé que durante nuestro viaje de regreso, había cuestionado a César, pues yo teniendo ahí a todo un catálogo de guapos y dispuestos chicos a mi disposición ellos únicamente habían permitido a sus  elegidos para poder salir conmigo.
La cuestión es que salió a relucir el comentario de los Trillizos “Cada uno de nosotros puede hacerte feliz a nuestra manera”, si es verdad que yo les he presentado una nueva posibilidad de permanecer en éste mundo, ellos no lo habían demostrado, al menos los chicos heterosexuales no estaban corriendo tras de mi o mis huesos, y finalmente era que me molestaba la cuestión que ellos hubiesen puesto un anuncio luminoso sobre mi cabeza que les decía que sin su autorización no podían hacer nada.
- ¿Crees acaso justo para mí o para ellos que se deban enfrentar a una golpiza (o peor) ustedes en caso de que quisieran algún acercamiento con migo?
El rió.
- ¿Quién o cuando semejante cosa fue establecida? – dijo él
- ¡Ahora resulta que ignorabas ese dato!
- Pues aun cuando te resulte imposible de creer, sí, yo ignoraba ese dato.
Ellos no son muy dados a mentir, por lo que le brindé el beneficio de la duda ¡Solo que  continué sin retirar el dedo del renglón!
- César, yo fui testigo de la golpiza que le brindaron a Atlas, quién si me preguntas debió haber al menos haberse defendido un poco, y luego Kevin…
Sus ojos se ensombrecieron.
- Eso – hizo una pausa – eso es algo de hombres, no lo entenderías, hombres que cuidan a su única sobrina.
- Hombres posesivos y un poco locos.
- Hombres de nuestro mundo BB. Ellos pudieron elegir, no recibir aquella paliza ¿sabes? Bríndales un poco de crédito por recibirla sin oponer resistencia, lo cual dice mucho de ellos y de las ganas que realmente tenían de estar a tu lado.
- ¿Entonces se limita a una prueba de cuanto es lo que realmente quieren estar a mi lado?
- Esas palabras pueden definirlo un poco, sí.
- Grrrrr, grité exasperada – Nuestro mundo y ustedes me sacarán una úlcera.
Continuamos la discusión de éste y temas relacionados aunque no llegamos a conclusiones específicas, o al menos eso creí yo hasta que César tomó mis palabras y las llevó a cabo literalmente, poniendo a correr a todos los interesados en salir conmigo.
En el mismísimo instante en que dimensioné totalmente sus palabras, arrojé todo a un costado y me dispuse a correr por mi propia seguridad, ellos no anticiparon mis acciones y nuevos poderes, los cuales he mantenido ocultos hasta ahora y no planeo sacarlos a relucir totalmente justo en este momento.
Al estar yo sentada en unas gradas, lo primero que llegó a mi mente fue subir a toda prisa hacía arriba por las mismas, estando en la cima y pude ver que todos hacían lo propio, correr por el mismo camino que yo había recorrido y me aseguré al mismo tiempo que no hubiese ningún elemento desperdigado para poder llevar a cabo mi plan.
Ante la cara de sorpresa de unos cuantos y la sonrisa que develaba un reto mayor para otros tantos, salté desde lo alto de aquellas gradas, utilizando algunos trucos aprendidos de Kevin me pegué a la parte trasera de las gradas y lancé una ráfaga de energía hacia el frente como un señuelo que todos siguieron como perros de caza.
Los observé recargada en la pared, ocultándome con mi propia energía, misma que manipulé para enviar señuelos atractivos, firmes y  que no dejaran lugar a dudas.
Solo cuando me aseguré que todos aquellos que se lanzaron tras de mí siguieron los señuelos y los que no se lanzaron a la cacería se dispersaron, bajé mis guardias y fue entonces que me dirigí tranquilamente a recoger mis cosas.
Escuché unos fuertes aplausos provenientes de la cima de aquellas gradas,  y aun cuando el sol les daba de espalda y lo único que yo observaba eran unas siluetas negras, cuatro para ser exactos, sabía que eran ellos y les debía una explicación, explicación para la cual estaba preparada meses antes, pues habían podido ver una avance en las últimas pruebas, pero nada como lo que acaban de ver.
Levanté las manos en señal de rendición y en señal de que no haría ningún movimiento extraño, solo esperaría a que ellos descendieran ¡Cómo si al final de todo yo tuviese otra elección!
- Antes de que digan nada – dije poniendo la mano en señal de alto – en mi defensa, ustedes no me han permitido entrenar o mostrar el nuevo dominio de mi energía.
- ¿Cuándo? – Preguntó  César.
- En Suecia, cuando fui dejada atrás, aproveché el tiempo ya que tuve a mi disposición un entrenador personal excelente  - mi tono fue un tanto molesta.
- ¿Qué más…?
Interrumpí la frase.
- Lo verán cuando me permitan  entrenar nuevamente, soy dueña de mi energía, soy dueña del momento cuando la muestre, soy dueña de mí.
- ¡PEQUEÑA! – Gritó Jason con rostro enfurecido.
Le miré con cara de franco fastidio. Esto de no entrenar y obediencia a ciegas me estaba poniendo los pelos de punta generando fricciones innecesarias entre nosotros.
Comenzaron a descender, todos ellos como en una perfecta coreografía.
- Hubiésemos apreciado que compartieras esa información con todos nosotros – dijo Bruno – Elegiremos pensar que el luto que ahora llevas en la piel te ha impedido hacerlo. Esto definitivamente es un poder mucho mayor a lo que demostraste en la última evaluación.
Exhalé sonoramente y miré hacia ningún lado solo para evitar que algún gesto los ofendiera y me colocara en una situación aún peor de la que ya me encontraba.
- ¡Estas castigada! – Gritó César – Sin importar cuanto BB, sin importar cuanto – hizo una pausa, se colocó un dedo en la sien e inhaló profundo-  solo hemos tenido de ti mentira tras mentira.
Levanté los hombros en un mohín. Es solo su punto de vista ¿Sabes?
¡Fue un movimiento osado! Casi esperé que se arrojaran sobre mí a golpes, pero en lugar de eso sus miradas arrojaban fuego y observé como se contenían para no hacerlo.
- Sin embargo – comencé a decir como ofrenda de paz – no he revelado éste avance pues estoy segura de que parte de éstos avances no corresponden completamente a méritos propios. Cuando Ramsés manipuló su energía para sanar la mía, estoy segura de que dejó algo en mí, ésta avance puede ser solo su energía y no  mía completamente, si no he compartido dicha información es debido a esto.
Esa respuesta los dejó un poco satisfechos, aunque sabía que no del todo.
Un incómodo silencio se apoderó del momento y decidí romperlo.
- Acepto el castigo – dije sonriendo con el alma en un hilo por mentirles- pero aquí lo más importante es que ¡Nadie de tus chicos logró atraparme!
Bailé un poco en señal de triunfo, lo cual no les agradó del todo pero  cumplió el cometido, ahora ellos se habían relajado.
- Entonces, si ya estas mejor para poder realizar esas maniobras – dijo Mario –estarás lista para recibir tu dosis mensual de vitaminas.
¡Eso no lo anticipé! Di un paso hacia atrás preparando mi huida.
- Permíteme entender, ¿No tengo el peso saludable para entrenar, pero si para ser castigada e para iniciar con tus tratamientos?
Me giré con la clara intención de escapar, pero antes de poder hacer nada, Bruno ya estaba a mi espalda siendo con sus pectorales en contra del objeto que me fui a estampar en plena huida.
Reí para no llorar.
- ¿Escapando?
Ese fue el fin de mi aventura pues me cargó en su hombro y me  condujo hacia el consultorio de Mario, esto le puso el toque que necesitaba la situación para salir de la zona de tensión, pero le añadió grado a su vigilancia.
Sé que ellos esperan por la manifestación total de mi energía con más anhelo  de lo que han confesado, sé también que existe algo que no me han dicho y/o revelado, no es justo que yo les ponga la vida sencilla cuando ellos no lo han hecho.
Les mostré el grado justo de mi energía ante su insistencia, ante su exigencia, pero únicamente el grado con el cual sabía quedarían satisfechos, no tenía intención de revelar nada adicional. ¡Cuánta razón tenía Kevin respecto a ser cuidadosa!. Esto me ponía en nuevo lugar o lo que es lo mismo había elevado sus expectativas de nuestra próxima evaluación.
Aun teniendo en cuenta esto, ellos me negaron el entrenamiento.
¡A esto estoy condenada!
Diariamente subo a la báscula con el deseo  de haber obtenido los kilos extra que me faltan, los kilos que tan diabólicamente ellos han solicitado como cuota que he de pagar con sangre.
Estoy delgada, los huesos se me notan, y comienzo a pensar cómo es que unos cuántos kilos hacen una enorme diferencia.
Continué con mi terapia de fotografías, ahora una pared estaba decorada con ellas, si hubiese sido una línea del tiempo tendría más bajones que subidas, lloré un poco al ver las fotos en las que Kevin aparecía, él…

¡Finalmente encontré el aviso tan esperado! El anuncio para el torneo anual de éste año mismo que por sí solo anunciaba el regreso de Atlas y los Trillizos.
Una legión de mariposas se introdujo en mi estómago, nada podía hacer ante el hecho de que le fui infiel a Atlas, aun cuando él terminó conmigo antes de su partida, ese sentimiento lo tenía en lo más profundo de mi corazón atravesado como un hierro al rojo vivo dejando una herida que aún no sanaba.
Sabía también que había desatendido o mejor dicho aún ni si quiera lo había comenzado a atender, el negocio que los trillizos dejaron en mis manos y eso me mortificaba también, no mucho para ser honestos, pero una promesa incumplida representaba mucho en nuestra vida.
Mi vida anterior vista en retrospectiva parecía ser tan sencilla, no la añoraba pero sin duda no era nada comparado con lo que ahora vivo en todos los sentidos, no sé pero ahora justo cuando pienso que nada puede ir peor…
He llegado a la conclusión de que quizás éste es un pequeño “infierno” que debo vivir a cambio de el “cielo” que viví hasta hace casi dos años que me mudé aquí. Tantas cosas que han pasado por mi cabeza, tonterías en ocasiones, pero algunas ideas son bastante interesantes como para hacer eco en mí.
Pero así elegí vivir, suspiré tomé nuevamente fuerzas y continué mi camino… Era mi Ego, quizás mi fuerza de voluntad, yo he elegido pensar que no es nada de eso, es simplemente VIVIR.

¡¡¡Hoy era el día!!! Atlas debía regresar el día de hoy.
Ese fue el primer pensamiento que llegó a mi mente cuando abrí los ojos y una sonrisa se dibujó en mi rostro.
Por dónde quiera que yo caminara dentro de la asociación, había avisos de su regreso, bueno del regreso de los integrantes que se fueron a un entrenamiento privilegiado por ser ganadores del Torneo Anual.
Si me preguntan eso es más un castigo que un premio.
Yo tenía sentimientos encontrados. ¡Deseaba verle con toda el alma! Y justo con ese sentimiento el rostro sonriente de Kevin me asaltaba. ¡Yo había elegido a Kevin para pasar el resto de mi vida! Fue una decisión consciente, él falleció y fue trágico, pero había colocado a Atlas en un nuevo lugar en mi vida.
Y justo por ello ahora no podría continuar una relación con Atlas, me hace sentir que él es mi premio de consolación y no deseo sentirme así, no deseo hacerle sentir así. Inevitablemente él se enterará de todo si no es que lo sabe ya, y si por algún mágico suceso él aún no lo sabe, es mi obligación decírselo lo más pronto posible.
Mi estómago dolía solo de pensarlo.
Se ha planeado un gran evento para celebrar su retorno, aun así sé que el apreciará una bienvenida en privado, quizás para cumplir su amenaza, quizás porque realmente lo deseaba, no lo sabremos hasta que suceda.
¡Dios ¿Por qué no me diste más paciencia y menos aprehensión?
O quizás simplemente como siempre estaba pensando mucho las cosas y él no buscaría nada a su retorno.
Aprensión, nuevamente haciendo su aparición con el papel estelar en mí ser.
Las horas pasan lentamente cuando uno desea que el tiempo vuele, su fiesta de bienvenida sería ya entrada la tarde y por más que busqué actividades para entretenerme, olímpicamente fallé.
Debo reconocer que me  pondré guapa sólo para él. Pasé días buscando el vestido perfecto, transparencias pero que ocultaran mi delgadez hasta que finalmente encontré algo que me dejó satisfecha. Para estos menesteres sí que extrañaba a los Trillizos, ellos hubieran hecho un mejor trabajo en la mitad del tiempo (y dinero)
Espero desde el fondo de mi corazón que todos regresen con bien y que a su regreso traigan consigo un poco de paz  y tranquilidad a mi vida.
 Los muchachos percibieron la ansiedad en el ambiente. Me pidieron que me tranquilizara, pero es simplemente imposible.
Miré a César sabiendo que él hubiese sido muy feliz de haberme casado con Kevin.
Miré a Jason también sabiendo que le hice una promesa que ahora no creo poder cumplir.
Y así con el corazón destrozado, pisoteado y hecho trizas caminé hacia mis apuestos acompañantes para así recibir a Atlas y los trillizos, debo mencionar que se desplegó un gran recibimiento para ellos, casi a la altura de los eventos organizados por los trillizos.
Un momento ¿Ellos serían los organizadores de todo aquello?, no lo dudaría, todos ellos poseen los medios y recursos además de que no se cansan de jactarse de ello.
Hice de mi aspecto exterior una máscara que ocultara mi verdadero yo, mi verdadera condición, quise crear la ilusión al menos en mi mente de que ellos no descubrirían nada de  lo sucedido si no hasta que yo se los explicara, lenta y pausadamente, todo eso me lo repetí incontables veces hasta que lo creí.
Me miré un poco en el reflejo del vidrio, y en ese momento una duda me asaltó.
- ¿Chicos? Ellos saben de…. No pude ni completar la frase.
Respiraron profundamente.
- Ellos estuvieron presentes en la ceremonia de luz – revelaron.
Les miré algo extrañada, pues no los había podido ubicar, aunque si somos realistas no es que en ese momento tuviera la capacidad para pensar en algo más allá que la muerte misma.
- Somos familia, teníamos que decírselos, pero las reglas son claras. Sin contacto con el resto de los integrantes, por ello es que fueron mimetizados con el resto de la gente.
-Ya veo – respondí sencillamente.
Después de todo ellos conocían la historia, respiré en clara resignación.
Al llegar al lugar caminé por ahí observando detenidamente la decoración, los colores que se limitaban al blanco, negro y dorado, las toneladas de flores que sin temor a equivocarme únicamente servían para complacerla a Ella, ninguno delos demás muchachos apreciarían aquella decoración y dudo mucho que se dieran cuenta que había flores en aquel lugar.
Inspeccioné un poco la bebida que se ofrecía  y me senté finalmente al no poder más con mis traicioneros nervios, con la ansiedad y con todas las emociones que me atravesaban.
            ¡Había llegado el momento!
            Las luces y las voces acallaron.
Una voz se escuchó a lo lejos fuerte y clara, la cual finalmente anunciaba su entrada.
Ellos salieron de la puerta que se ubicaba al final del salón donde nos encontrábamos.
Quedé sin aliento.
Usé a los muchachos de escudo humano colocándome tras de ellos y únicamente asomando la cabeza por encima de sus hombros, sabía en lo más profundo de mi corazón que él me conoce mejor que la palma de mi mano, que sin importar las horas que pasé frente al espejo ocultando con maquillaje mi estado, ocultando mi cuerpo con un vestido que honestamente no me gustaba pero que cumplía el objetivo de ocultar mis huesos, él descubriría todo al instante, ese era Atlas, MI ATLAS alguien que descubría mis más ocultos secretos con el mínimo o ningún esfuerzo.
Perdí de vista todo nada existió cuando le miré a él, una ola llegó a golpearme directo a mi cuerpo recordándome todos los sentimientos que tenía por él y lo mucho que… ¿Lo amaba?
Supe de inmediato que él había cambiado, seguía siendo él por supuesto pero había algo... además juró que creció, su musculatura es impresionante, vestía un elegante traje hecho a medida, y a través de todo eso pude visualizar lo que él era debajo de esa ropa.
El no tuvo ojos para nadie más, en cuanto nuestras energías se reconocieron no miró a nadie más. Yo permanecí inmóvil, y él se acercó a mi mirándome directo a los ojos. Un calor familiar inundó mi ser, los muchachos rieron discretamente  y se apartaron un poco, me cargo por la cintura dedicándome un gran, gran abrazo en el aire  girándome en el aire como a una niña pequeña mientras abrazaba mi cintura y girando en su propio eje.
Un recibimiento digno de una película de Disney.
- Bienvenido a casa - dije al tiempo que una lágrima de felicidad recorría mi rostro y me derrumbé, finalmente me derrumbé en sus brazos, no quería hacerlo de esa manera, pero él fue mi detonante.
Fui consciente de que había bloqueado mis sentimientos por él a causa de su ausencia, los buenos y los malos, los de amor y odio.
Sin decir nada él me tomó en sus brazos como muchas ocasiones antes recibiendo y absorbiendo  todas mis lágrimas así como  mis fuertes abrazos que se prendían de él como  queriéndome fusionar en su cuerpo ansiando que hiciera desaparecer cualquier rastro de dolor en mi cuerpo y alma.
- Está bien, ya estoy aquí -  dijo -  sin embargo y aun cuando hubiese querido evitar sus caricias, sus manos en mi espalda comenzaron a notar cuan delgada yo estaba, al menos más delgada de cuando él partió y esto no lo dejó pasar ni por un solo segundo.
Me tomó por los hombros y me arrancó de mi escondite.
- ¿Patea traseros? – Su voz emanaba preocupación en cada sílaba, sus ojos se abrieron ampliamente, buscó los ojos de los muchachos también pero en medio segundo regresaron a los míos.
- ¿Que te ha sucedido? preguntó alarmado y con urgencia en su voz.
- Estoy bien-  dije -  tratando de calmarlo y pidiéndole  bajar la voz con mis manos en su pecho, ya estoy bien, dije nuevamente, ven acompáñame a la mesa donde esperamos por ti.
Los muchachos aunque nos habían otorgado una privacidad no requerida pero concedida, nos escoltaban haciendo una pequeña guardia tras de nosotros.
Andamos en silencio con su rostro de total perplejidad.
Al llegar a la mesa, no permitió que  nadie dijera nada, siendo él tan Atlas, utilizó una voz fuerte y autoritaria para hablar. Todos ahí lo son, no sé qué le hizo pensar que él sería más autoritario que ellos, mi demonio interno se regodeó ante ello.
- ¿Alguien puede darme una explicación de lo que le  ha pasado? Evidentemente BB ha pasado por algo serio para estar en esta condición, y sobre todo exijo saber la causa por la cual no me trajeron de regreso al saber de ello.
- Permitiremos que ella te cuente la historia esta vez - dijo Mario.
- No, no. ¡Quiero respuestas y las quiero ahora! ¡Las merezco!
Me acerqué un poco hacia él queriendo calamar las aguas, pero él ni siquiera notó mi presencia, o si lo hizo la ignoró por completo.
- Es su historia, es su decisión, nosotros respetaremos eso ésta vez – confirmó Bruno, ella  te lo contará todo a su debido momento.
Sus ojos de fuego se posaron entonces en mí.
- Ahora todo puede esperar – sonreí tímidamente, esta noche, es tu noche, bueno la noche de todos ustedes, miré a los trillizos que ahora se habían incorporado a nuestra mesa y estaban tratando de entender lo que sucedía.
Afortunadamente en todo cuento de hadas existe un malo, o la mala en este caso. Solo que por ésta ocasión le estaba agradecida de que hubiese interrumpido aquello.
Lo condujo hacia la mesa principal a  donde se llevó también los trillizos, orgullosamente anunció a los presentes que Atlas había aceptado ser su segundo al mando y los trillizos, bueno ellos aún no habían decidido que hacer a su regreso, supongo que algo estarían planeando.
Todos aplaudimos y brindamos por éste anuncio, todos ellos lucían felices, éste era el sueño de Atlas, tener ese puesto, me recordé mientras ocultaba mi desagrado tras una perfecta sonrisa.
Por supuesto estuve feliz por él, y mi felicidad se intensificó sólo en pensar que lo tenía nuevamente a mi lado. 
Durante la velada él ocupó su lugar al lado de ella.  Yo me dediqué a bailar con los muchachos, pocas veces tenía la oportunidad de hacerlo. Cuando ya llevaba bailando bastante tiempo con ellos, turnándome por supuesto con cada uno de ellos, Atlas se acercó pidiendo permiso para ser mi pareja.  Mario quien bailaba conmigo en ese momento, le cedió el lugar, no sin antes besar mi sien.
Atlas ya se encontraba más calmado y sereno, sus ojos aún arrojaban fuego pero había hecho una elección inteligente, no arruinaría aquel momento.
- Patea traseros – sonrió -  Tenemos una cita cuando esto termine y entonces tendrás que brindarme una larga explicación.
- ¿Qué? ¿No me arrastras al lugar más cercano donde puedas hacerme tuya? – El aislamiento te cambió definitivamente – dije sonriendo pícaramente.
Se detuvo y me miró con sus penetrantes ojos que ahora eran más intimidantes que antes.
- Vamos entonces.
- ¡Espera! - Dije jalándole un poco con un ataque de pánico que fue más que evidente.
Sonrió complacido tomándome nuevamente de la cintura para continuar bailando.
- Lo sabía – se ufanó.
Sonrió y yo me recargué en su pecho, tenía tantas ganas de llorar y perderme en él que es una roca para mí, la roca donde puedo aterrizar siempre que lo necesite y lamer mis heridas, sabiendo que esa roca estará para siempre ahí.
Desafortunadamente ella llegó por el nuevamente para hacer otras cuantas presentaciones, era en estas ocasiones cuando los pocos integrantes de la asociación quienes vivían fuera , se reunían para escuchar los nuevos anuncios o celebraciones, era como tener a la realeza reunida, todos ellos en algún momento mostraron poderes superiores a los de todos nosotros, más ella siempre ha sido la de mayor poder, ¿me pregunto qué pasaría si llegado el momento alguien resulta con un poder superior al de ella?.
Como un caballero salido de cuento de hadas, me guio hasta la mesa donde me encontraba ubicada para poder atender las instrucciones de ella. Descansé  por unos momentos, y los trillizos se acercaron.
- Hola a todos – dije finalmente era el momento de enfrentar ese problema.
- ¿Cómo te encuentras?
- Tan bien como puedo estarlo.
- Supimos de los tiempos difíciles que has vivido – dijo en franca simpatía el pelirrojo.
- Si, bueno, supongo que no ha sido el mejor de mis años. Una lágrima amenazó con caer, pero la contuve valientemente.
- ¿Estas lista para comenzar a trabajar? – dijo el rubio que se encontraba  atrás del moreno sentado y viendo despreocupadamente hacia otro lado.
- Este… yo….  Descuidé su negocio, no pude atender nada de él.
- Esa no es una respuesta a mi pregunta.
- ¡Claro! Exclamé, si no hay problema por ustedes, yo me encuentro más que lista.
- Aun así, señaló el moreno, ahora tendrás que esforzarte el doble.
Sonreí simplemente y ellos se retiraron.
¡Sí! mi vida comenzaba a retomar el rumbo que había perdido, me pregunto si eso no significa retroceder en la escala evolutiva, pero ¿A quién le importa? Si al final de todo aquello me hacía tan feliz.
El resto de la noche no pude estar con Atlas, por lo que regresamos a casa en relativa calma  y sin novedad.
Me miré al espejo cuando retiraba las toneladas de maquillaje, observé mi realidad y por unos instantes odié a mi cuerpo por traicionarme de aquella manera.
No requirió mucho esfuerzo de mi parte para que me entregara a los brazos de morfeo, estaba tan cansada por todo el estrés vivido que ahora que me encontraba en relajación simplemente mi cuerpo se entregó al sueño sin darle paso a los sueños.
Cuando abrí los ojos al día siguiente me llevé tremendo susto al encontrar que ahí estaba  Atlas sentado a un lado mío, me miraba fijamente, y tenía todas las fotos de mi recuperación en sus manos, sin temor  a equivocarme, sé que examinó cada una de ellas así como los mensajes que había dejado en cada una de ellas.
- Esas fotos –dije – cuentan la historia de mi vida en los últimos días, las he conservado para ti.
- Ahora que despertaste puedes contarme ¿Qué diablos sucede?-  dijo en franca molestia y con cansancio en su voz.
Me sentí un poco  sorprendida, aturdida y finalmente parpadee un par de veces para aclarar mi vista.
- ¿Ellos saben que estas aquí?
- Anoche me dirigí de inmediato hacia aquí e insistí en esperar a que despertaras para obtener tu respuesta.
Evidentemente le habían respondido positivamente, me dije a mi misma.
- ¡Dios Atlas! lo que tengo por contarte pudo haber esperado.
Salí de mi cama, me puse mis pantuflas.
- Antes debo avisar que he despertado -  dije -  dame unos momentos.
Cuando entré nuevamente a la recámara, tomando mi licuado verde, él levantó una ceja, pero no dijo ni una sola palabra, por el contrario comenzó a mostrar su ira ante la poca información que estaba obteniendo.
- Quítate el pijama, ordenó a la par con un movimiento de su mano.
Me atraganté un poco con mi guacamole.
- ¿Qué quieres que haga qué?
- Quítate el pijama, dijo pausadamente denotando impaciencia.
- ¿Acaso perdiste la cabeza? - dije- , estamos en casa de los muchachos,
- Si no lo haces lo haré por ti – se puso de pie y comenzó a dirigirse hacia mí en actitud amenazadora.
- No lo haré y si haces algo, comenzaré a gritar y vendrán por ti.
Se levantó de la silla, claramente no estaba para juegos,  de un solo movimiento levantó la parte de arriba de mi pijama, dejando ver los huesos que aun sobresalían por debajo de mi piel.
Los miró y sus ojos no mostraban desagrado, mostraban total incomprensión de lo que sucedía, veía en sus ojos como miles de respuestas pasaban por su mente, respuestas que evidentemente el sopesaba pues yo no le estaba brindando ninguna.
- ¡Espera!  - dije-  No es tan grave como crees. Estuve enferma cuando partiste, comencé a detallarle la historia... Historia que omitió la parte de Kevin, aún no estaba lista para ello.
Quería recuperar el peso completamente antes de tu llegada, solo que mi cuerpo me ha jugado el más terrible de los juegos, no puedo comenzar a entrenar hasta que no tenga un peso saludable ¡Estoy a solo 5 kilos de lograrlo!
- ¡¿Cómo fue posible que no me trajeran de regreso?! Arrojó todas las fotos por el suelo.
Le miré directamente pero sin enojo, no podía enojarme, no con él.
- Prácticamente se los supliqué, reconocí, ellos me hicieron prometer que obedecería todas sus instrucciones a cambio de que no te dijeran nada o te trajeran de regreso.
-  ¿Cómo pudiste hacerlo?
- Como puedes tu no entenderlo, nunca te haría algo así.
- No estaba en tus manos decidir - me gritó.
- ¡Tampoco en las tuyas! Si regresabas y no sobrevivía, mi conciencia no iba a estar tranquila. ¿No puedes simplemente alegrarte por que ahora me encuentro recuperándome?
- ¿No sobrevivirías? Me gritó aún más fuerte, sabiendo eso, jamás te lo perdonaré.
Mi corazón se rompió un poco más.
- No estoy pidiendo tu perdón, viniste a que te explicara que sucedió y lo he hecho, eres libre de irte en el momento que decidas.
Sacudió un poco la cabeza y me pidió acercarme a él, me tomó por la cintura y me abrazó, su cabeza descansó en mi vientre.
- Si hubieras muerto... yo… ¿No me hubiera enterado?
Acaricié su cabeza.
-Eso jamás lo sabremos, quizás ellos te hubiesen dicho un poco antes, pero eso ya es cosa del pasado.
- Yo no olvidaré.
Descendí doblando las rodillas y colocando el peso sobre  las puntas de mis pies para poder mirarle directo a los ojos.
- No espero que lo hagas, le di un pequeño beso apenas rozando sus labios, pero ahora no quiero que éste suceso empañe la felicidad que estoy viviendo en estos momentos, la felicidad de tenerte aquí.
Tomó mi cabello y me acercó para que mi frente tocara su frente.
Mario abrió la puerta encontrando una escena un poco comprometedora.
- El desayuno está listo ¿Nos acompañarás? Le preguntó directamente  a Atlas sin escalas o preámbulos, él accedió de inmediato.
- Pequeña, no has terminado tu licuado.
- Lo siento dije, ya mismo lo haré, y de un solo trago y sin dudarlo lo hice, baje en pijama aun al desayuno, ellos comentaron a gran detalle mi recuperación y acciones que se tenían que llevar a cabo, dado los recientes sucesos.
Nadie mencionó a Kevin.
César confirmó que lo único que estaban esperando para comenzar nuevamente mi entrenamiento era que recuperara mi peso mínimo.
- Ahora que regresaste todo debe fluir más rápidamente, dijo Bruno, y sonrió de una manera como si fueran cómplices, Atlas asintió.
- Pueden incluirme en los planes, se estaba llevando un gran bocado de hotcakes a la boca. Son deliciosos exclamó.
- No has dormido, dije, ve a casa a descansar. Podemos vernos más tarde.
- Ya no podrás deshacerte de mí, dijo y sonrió, regreso por ti en un par de horas para pasar un tiempo juntos y quizás a cenar.
- Voltee a ver a los muchachos,  su respuesta  fue positiva.
- Si no tienen ningún inconveniente – dijo Atlas aún con la boca llena- Me gustaría hacer una llamada a Ramsés.
- ¿De qué va? – pregunté.
- Ya lo descubrirás – sonrió.
Aunque dudaron, Jason sacó su teléfono y nos enlazó rápidamente con Ram.
- Hermano, Atlas ha solicitado ésta llamada.
- Escucho –dijo en un tono serio.
- Apenas llevo unas horas aquí y me he enterado de la situación de BB – hizo una pausa – Sé también que únicamente le faltan algunos kilos para comenzar con su entrenamiento – me guiño un ojo.
Como sabes ahora soy el segundo al mando en la línea de Eileen, sin embargo el día de hoy no haré uso de mi status, el día de hoy vengo a presentarme ante ustedes como la persona que desea cuidar de BB.
Solicito el permiso de todos ustedes para tomar en mis manos la alimentación y entrenamiento de BB por  el siguiente mes. Si después de ese mes ella no recupera su peso y vuelve a estar saludable y en equilibro, regresaré nuevamente a mi entrenamiento por un año más.
- Hecho – afirmó Ramsés del otro lado de la línea e inmediatamente dio por terminada la misma.
Quedé atónita.
- Apenas has regresado y amenazas con irte nuevamente, esta decisión no solo te incumbe a ti – grité dando un par de palmadas en la mesa.
Los muchachos eran espectadores que claramente se divertían con la escena y sus comentarios brillaron por su ausencia.
- ¿Cómo  es que  no puedes comprender que haré todo lo que esté en mis manos por ti?
Traicioneramente utilizó mis palabras, pero dichas por él me producían un sabor amargo.
- No estaba en tus manos decidir, complementé.
Me cuestioné la postura de espectadores de los muchachos.
- El trato ésta hecho Patea Traseros – Se puso de pie al tiempo que soltaba aquellas palabras, puedes colaborar conmigo o bien despedirte de mí nuevamente.
Presioné mis puños al tiempo que me colocaba de pie, sin decir más abandoné la habitación.
Escuché a Atlas gritar tras de la puerta cerrada, que pasaría por mí en dos horas.
Lo cierto es que no quería arruinar o perder la oportunidad de estar con él por lo que ésta vez le permitiría ganar.
Pasado el tiempo bajé y me senté unos momentos en la sala junto a Jason, quien estaba leyendo el periódico, prendí la televisión y navegué a través de los canales sin decidirme bien por lo que vería.
- Disfruto observando la sonrisa que Atlas produce naturalmente en ti.
- Yo disfruto estando a su lado, pero somos incompatibles en algunas cosas, y mi carácter y el suyo... provocan una Guerra mundial cada vez, lo has visto y has sido testigo de ello.
Solo recibí un par de palmadas de su parte.
Escuché que Atlas ya se encontraba platicando con el resto de  los muchachos en el comedor como quien quiere la cosa, por lo que me dirigí hacía allá con el objeto de hacerle saber que me encontraba lista.
- No escuche a qué hora timbraste.
- Luces muy bella - me tomó por la cintura y me condujo al coche sonriendo al tiempo que sentía su calidez a través de la ropa.
- Eres toda mía.
Mi corazón se detuvo.

CONTINUARÁ

No hay comentarios.:

Publicar un comentario