- Regresaremos a
casa – dijo fríamente mi mamá.
Una cosa sabía con exactitud, y era
que cuando ella toma una decisión es prácticamente imposible que cambie de
idea.
Miré a los muchachos, ellos se veían
calmos y sin decir ni una sola palabra, me llevaron a pensar que realmente mi
estadía ahí no era relevante.
- No puedes hacer esto – dije.
- Solo observa. Ella respondió
cruzándose de brazos.
Evidentemente comencé a llorar, por
impotencia, por rabia, por desilusión y por saber que esto era la consecuencia
de mis actos.
- Regresarás cuando te encuentres en
posibilidades de abordar un avión – dijo César. Un par de meses quizás.
Perfecto, pensé, solo prolongaré mi
agonía.
- Los dejaremos solos – dijo Mario,
quién ya se dirigía a la puerta con todos sus hermanos, dentro del mismo grupo
iba Kevin.
Bien, déjenme sola con éstas furias.
¡Cobardes!
Les grité mentalmente, a lo cual la
loca de la casa se encargó de enfatizar que la cobarde era yo.
Kevin me
miró como si pudiese leer mis pensamientos sonriendo al tiempo que levantaba su
pulgar como dándome ánimos.
El silencio
calaba hasta los huesos. Les miraba y ellos me miraban a mí, miradas de
molestia que traspasaban mi cuerpo, pero más allá de una molestia estaba un sentimiento
¿Decepción / preocupación? No podría afirmarlo con exactitud.
- Eres muy
inconsciente hija – dijo mi papá finalmente. ¿Tienes idea de lo preocupados que
estuvimos cuando supimos que debíamos volar de inmediato a verte? ¿¡Donde
diablos dejaste la madurez, la cordura, la prudencia, ti instinto de
auto-preservación!?
En casos
como éste ( o como cualquier otro) mi mamá no hablaba, ella gritaba.
- ¡Te
comportaste estúpidamente!
- ¿Y mi
castigo es que me llevarás de vuelta, en contra de mi voluntad?
Se giró a
verme directo a los ojos en un solo movimiento y éstos estaban llenos de furia.
No digo que
no tuviese razón pero honestamente esperaba un poco más de simpatía, un poco
más de comprensión, después de todo estaba enferma y hasta donde sabía no era algo
simple que se curaría con una bandita en el corazón.
- Sí, si no
eres capaz de cuidarte por ti sola. ¡Nos mentiste! En cada ocasión que pregunté
cómo te encontrabas, bien pudiste haber respondido algo. ¡Dios BB! Caminaba en
círculos por la habitación agitando los brazos y golpeando sus palmas una
contra la otra enérgicamente.
- Que buena
broma mamá – respondí sin pensarlo o meditarlo, por ello no es bueno que yo
responda cuando estoy enojada y me siento acorralada. Tú eres la reina de las
mentiras en ésta familia, mira que ocultarme quién era mi verdadero padre, ¡Eso
sí que ha sido digno de todo un Óscar! y ahora quieres separarme de él, no me
vengas a hablar a mí de mentiras, cuando tú misma eres una mentirosa de pies a
cabeza.
¿Golpe
bajo? Definitivamente, lo reconozco, pero cuando me enojo me da algo a lo que
denomino diarrea verbal, las palabras fluyen libremente a través de mi boca sin
ningún tipo de filtro.
Mi papá se
puso de pie, la furia nos había llevado más allá de un punto de no retorno. Mi
mamá se acercó peligrosamente directamente a darme un golpe en el rostro. Ella
nunca había sido violenta, si lo medito cuidadosamente quizá fue la primera vez
que ella me había levantado la mano. A éste punto y con la noticia que recién
había yo recibido, no me importaba.
Los
muchachos intervinieron, quizás se encontraban fuera de la recámara, quizás
llegaron en el momento justo, no lo sé con exactitud, mi mente registraba todo
lentamente y de una manera confusa como si dentro de ella habitara una espesa
niebla a través de la cual es difícil ver, no distinguía con facilidad.
César se
colocó entre ellos y yo, a fin de atraer su atención.
- Lo mejor
es que nos calmemos un poco. Entendemos
su frustración actual, a nadie nos hace bien discutir en éstas condiciones.
Su
habitación está preparada, descansen un poco y continuemos con esto mañana.
- No me iré
de aquí – gritó mi mamá.
- No iré a
ningún lado – respondí en tono de fastidio.
- ¡BB! –
gritó Mario con una voz gruesa que retumbó en todo el cuarto, pocas veces ellos
llegan a ese grado de enojo con migo.
Me disculpé
por el tono de mi respuesta, mas no por la respuesta en sí.
- César
tiene razón – les dije, el viaje debió ser cansado, descansen un poco,
aliméntense y regresen cuando lo crean necesario, yo estaré aquí, ellos no me
dejan sola, si la falta de cuidados es un tema que les pudiese llegar a
preocupar, mañana será otro día.
Ella dudó,
los miró a todos escudriñándolos a detalle, sé que en su mente detrás de esa
furia había una genuina preocupación, siendo honestos ella no se habría puesto
como furia de no haber estado al tanto de mi estado de salud y que lo ocasionó.
Mi papá se
llevó casi arrastrando a mi mamá de ahí, él cuidaba de su bienestar, eso me
encantaba de él me había prometido a mí misma que esa cualidad la tendría el
hombre con el que me casara, ahora no lo sé.
Esa noche
mi guardia en turno sería Bruno. Fue quizás la noche más larga y difícil de
todo ese tiempo.
Tenía
insomnio quizás producto de las mini siestas que tomaba en el transcurso del
día, el cansancio le había pasado la factura a mi cuerpo y éste lo único que
deseaba era dormir y aunque aquel día no había podido dormir mucho, esa noche
no podía pegar el ojo literalmente. Desee tener un libro, mi baby Mac o algo
que me ayudara a pasar el rato, pero lo único que tenía era mi Iphone con
acceso a datos limitado. Aquella habitación no tenía TV, así que pasar el rato no era sencillo ya que la
actividad física estaba descartada, y si bien lo pensaba no tenía ánimos de
hacer nada.
Como maldición,
la picazón en mi cuerpo regresó.
El dolor en
general de mi hígado no cesó durante la noche y la razón quizás era debido a
que mi mente estaba centrada en la picazón del cuerpo, que el dolor me pareció más
intenso, estaba comenzando a cansarme de sentir malestar y dolor.
Tenía en mi
mesita de noche, dulces, fruta en almíbar y limones, pero nada me apetecía.
En sí el
color de mis ojos nunca fue del amarillo característico de ésta enfermedad, y
en general no presenté muchos síntomas. Los muchachos se extrañaron por ésta
situación.
Mi mente reproducía
incansablemente una y otra vez el día anterior y las palabras de mis papás, sin
poder creer aún que perdería todo aquello, aun no lo aceptaba en mi mente, aun
me encontraba en etapa de negación.
- ¿Qué
sucede? – Preguntó Bruno. No has dejado
de moverte.
- No puedo
dormir, le detalle mis padecimientos y mis pensamientos. Lamento no dejarte
dormir con tranquilidad, sé que tienes actividades durante el día y necesitarás
el descanso.
Él se
incorporó en el sofá cama hasta quedar sentado, se frotó los ojos y me miró
sonriendo, era algo raro en él, quién más bien era serio y frío.
- No quiero
irme de aquí – le confesé casi llorando.
- Aun
tenemos algunas semanas antes de la fecha en la que tenga que suceder. No te pre-ocupes, por el momento tu mente y esfuerzos necesitarían estar
dirigidos hacía tu recuperación, si lo vemos fríamente es lo más importante no
así si permaneces aquí o no.
- ¡Es tan
injusto! – exclamé golpeando con mis puños mis muslos.
Se puso en
pie y encendió la luz de la mesita de noche.
- ¿Qué es
lo que consideras injusto exactamente? – preguntó con toda la paciencia del
mundo.
- Todo.
- Referente
a tu enfermedad, como bien sabes, es energía mal canalizada, sacaste a tu cuerpo de su equilibro no puedes decir que
fue algo que no anticipaste. En relación al resto – respiró profundamente – son
las consecuencias de tus actos, es necesario que lo aceptes.
- ¿Acaso
tan grave es lo que hice?
- Es la
energía que creaste pequeña.
- ¿No
existe nada que puedan hacer?
Me miró a
los ojos y por primera vez pude observar en su mirada, algo de ternura, me
decía con sus ojos que ellos ya habían hecho lo que estuvo dentro de sus manos
sin ningún éxito.
- Es tu
mamá con quién estamos tratando – respondió. Es tu familia, tu familia va antes
que todo.
Guardé
silenció y saboree las lágrimas que
descendían por mi rostro hasta llegar a mis labios.
- Sé que
nada resolveré con lágrimas, solo que no puedo evitar que continúen saliendo.
Me daba pequeños golpecitos sobre la piel para evitar rascarme y herirme yo
misma.
Se sentó a
mi lado y abrió sus brazos para acogerme en un abrazo.
- Soy
contagiosa – dije negándome al tiempo que me abrazaba a mí misma.
Él sin
embargo me jaló suavemente hacia él para brindarme de una manera extraña, mucho
confort, podía escuchar el latir de su corazón y su acompasada respiración.
- No te pre – ocupes, llevemos un día a la vez,
como lo hicimos en nuestro último viaje. Si tu destino es estar con nosotros,
nadie te lo podrá negar entonces.
El reloj
marcaba las 1.47AM.
- ¿Pequeña?
Que pasó por tu exacta mente al crear todo éste lío – dijo para sacarme de mi
incomodidad e intentar distraerme.
Con su mano
acariciaba suavemente mi cabeza desde la frente y hacía atrás.
Reí por lo
bajo tocando mi costado derecho con mi mano, me creaba incomodidad incluso eso,
si lo pensaba no podía a éste punto ni usar
un bra porque me dolía.
- Quizás no
lo pensé – le respondí mirando al infinito. Todo comenzó desde aquel día que
recibí la paliza de Eileen, mi coraje sobrepasó mi límite ese día y si lo
piensas fríamente, los corajes se reflejan en el hígado o en éste caso la
incapacidad de manejarlos. Después llegó la realidad de la ausencia de Atlas y
ello me destrozó, solo que me dije que no permitiría que esto me afectara para
evitar preocuparlos, irónicamente obtuve
el efecto contrario.
- BB es la
segunda ocasión que estamos en situaciones extremas a causa de tu testarudez
¿Cómo crees que nosotros nos sentimos? Nos hemos esforzado por ser los mejores
tutores para ti, no podemos ser unos padres tradicionales, ya que de inicio ni
siquiera somos seres humanos tradicionales. Te brindamos lo mejor que podemos y
lo que pensamos que es mejor para ti.
Bajar la
guardia de vez en vez no te hará daño ¿sabes? Nadie espera que seas una súper –
mujer que pueda con todo en ésta vida, todos necesitamos de todos. Somos un
universo unido.
Reí.
- No quiero
decir que sea parte de mi personalidad, pero al final lo es – dije haciendo una
pausa. Quiero pensar que en algún momento equivoqué las palabras, verás mi
abuela materna siempre fue una gran influencia en mi vida, ella fue una
mujer quien mi abuelo golpeaba por
cualquier cosa, lo único que le hacía falta era un pretexto y mi abuela servía
como su saco de box, de esto yo no fui
testigo, solo pude escuchar sus amargas palabras en sus últimos días.
Ella
siempre nos inculcó ser mujeres fuertes, decididas y que no dependieran de
nadie más.
Yo no pude dejar a tu abuelo debido a que no tenía la
confianza de poder mantener a todos mis hijos, once con exactitud, confianza minada por la vida que llevé,
ustedes prepárense, sean fuertes, decididas, bellas, y ámense, sobre todo
ámense a sí mismas. No cometan mis errores comentan errores nuevos, vivan su
vida siendo felices sin importar las veces que caigan, levántense ¡Eso es lo
que cuenta! si un hombre las quiere dominar, las quiere someter demuéstrenle lo
contrario, tengan dignidad. No muestren debilidad.
No muestren debilidad
- Esa
palabra a mí me marcó – le dije enarcando una ceja. Quizás no he sabido
interpretarlo adecuadamente, y para mi debilidad es no poder hacer algo o
decir, me duele, no puedo, no lo lograré, o depender de alguien para vivir mi
vida, lo he llevado hasta las últimas consecuencias como lo es estar tendida
hoy aquí en ésta cama. Pero Bruno, no creo que hubiese podido ser diferente, es
decir, todos tenemos un camino trazado y decidido ¿Cierto? Entonces esto estaba
destinado a ser. Aún estoy descifrando que es lo que debo aprender, pero
estoy segura que esto ya estaba
decidido.
- Es
interesante, pero existe algo mas ¿me equivoco?
Hice una
pausa extensa, respirando para poder decir aquello, era la primera vez que
diría esas palabras en voz alta y que lo reconocería ante alguien más.
- Si, desde
que llegué con ustedes, desde el día uno en que conocí a Atlas, mi mundo se
puso de cabeza, hubo una revolución dentro de mí, me negué a aceptar por largo
tiempo que Atlas querría tener alguna relación con migo, poco a poco y sin
darme cuenta, él se convirtió en mi mundo, dejé que se acercara peligrosamente
hasta el punto de no poder ver mi vida sin él. Esto como puedes entender no fue
aceptable para mí, entonces mi mente y mis sentimientos comenzaron una batalla.
Cuando
comencé a tener síntomas en mi cuerpo que ahora entiendo que realmente atendían
a un padecimiento serio, lo interpreté como que mi cuerpo estaba reflejando mi
poca aceptación hacia lo inevitable: La
partida de Atlas.
Después y
como si no fuese poco, viene ella y me quitó a los trillizos, ella me ha odiado
desde el inicio y hará lo imposible por deshacerse de mí, eso me lleva aún más
a querer resistir lo más que pueda sin importar las consecuencias.
El día de
la batalla y al perder a los cuatro en un mismo día, intensificó todos mis
malestares siendo ese día la primera vez que devolví el estómago directo en los
pies de Kevin, que si lo pienso bien se lo merece, pero eso es otro tema.
Ahora que
lo pienso fue la máxima señal de alarma, después del dolor tan intenso que he
tenido en mi costado derecho y que ahora entiendo fue mi hígado.
- BB, ¿Has
considerado un poco nuestros sentimientos? – soltó sin ningún aviso o
preámbulo.
¿Bruno
hablando de sentimientos? Eso sí que es nuevo.
- Cuando tu
mamá se presentó con nosotros debimos explicarle con el corazón en la mano que
hemos sido incapaces de lograr que confíes en nosotros, que tu situación actual
es consecuencia de algo que no pudimos predecir o anticipar, que tampoco fue visible en tu energía para
nosotros, sobre todo debimos aceptar que no fuimos capaces de cuidarte. Es
evidente que ella quiera llevarte de regreso bajo su ala protectora.
- Ayúdame –
mi tono fue suplicante. Deseo permanecer aquí con ustedes, quiero… Deseo con
todo mi corazón lograr ser tan hábil como mi padre. Quizá entonces él quiera
conocerme.
- Ey, ey,
dijo él buscando mi mirada con la suya. Lo diré solo una vez. Ramsés desea más
que nada en el mundo conocerte y estar a tu lado, vivir a tu lado y compartir
una larga vida contigo, pero por ahora es difícil.
- Su hija esta
grave y no se presenta.. ¿Qué quieres que piense al respecto?
- No, yo no
quiero nada, lo que necesitas es pensar inteligentemente, dejar fluir... ¿Qué
decía tu estudio numerológico después de todo para éste año? Recuerdas…
- Odio que
todo esto tenga tanta razón y lógica.
- Tienes un
mundo de herramientas a tu disposición con nosotros, ¡úsalas!
- He
tratado de equilibrar mi vida, en serio, pero fueron tantos cambios, mi
familia, ustedes, Atlas, entrenamientos, fue mucho de todo, un exceso.
- Eres
capaz de eso y más, lo sé.
- Pero
ahora lo perderé todo.
- Ocúpate
en lugar de pre – ocuparte.
- Ayúdame.
- ¿Enserio,
es a estas alturas qué pides mi ayuda?
- Mejor
tarde que nunca – levanté mis hombros y al mismo tiempo una brillante idea
llegó a mi mente. Sonreí para mi conciencia interna, la malévola quiero decir.
Quizás después de todo incluso esto para ustedes sea difícil de lograr. O
quizás solo éste utilizando ésta situación como excusa para liberarse de mí,
después de todo su vida ya estaba hecha antes de mi llega, que si somos
honestos solo vino a cambiarla.
Estaba
hecho, lo dije y esperé su reacción.
- Buen
intento, debo reconocerlo, aunque ni siquiera tú crees las palabras que acabas
de decir.
Quedé en
silencio.
-¿Te
sientes con ánimos de negociar?
Wow, esto sí
que estaba moviendo y removiendo energías, Bruno se había portado hasta ese
momento sumamente serio, él pocas veces discutía o negociaba conmigo.
-
¿Negociar? ¿Qué puede ofrecerte ésta pobre mortal? – acompañé aquella
declaración con un dramático gesto.
- Una
promesa simplemente.
- ¿Eh?
- Cásate
con Atlas. Ten cuantos novios quieras, pero al final acepta su propuesta.
Reí, sin
nervios, simplemente reí y un sonido salió de mi boca.
- Quizás él
no quiera casarse conmigo, ¿Cómo entonces podré conservar mi palabra?
- Ustedes
nacieron para estar juntos, muchas cosas pasarán en el camino, pero terminarán
este viaje juntos, apuesto mi brazo derecho a ésta afirmación.
- Quisiera,
pero no podría prometerte esto. La decisión no solo me incluye a mí, también
incluye a otra persona. No puedo tomar decisiones por alguien más.
- Entonces
cambiaré mi petición. Cuando llegue el momento y cuando Atlas te proponga
matrimonio, hasta ese entonces promete que dirás que sí.
- Miré al
cielo, es una promesa muy arriesgada, dije.
- Es mucho
lo que pides, pequeña, me pides que cambie la mente de tu mamá, me pides que
vaya en contra de sus deseos y que te quedes aquí.
- ¡Ok!, -
exclamé- entonces, queda la promesa, si
tu logras que al final ella cambie su parecer y me permita quedarme, yo prometo
que aceptaré la propuesta que me haga Atlas, pero si antes él se encuentra con
alguien más y se termina casando con ella… Pues no habrá nada que yo pueda
hacer.
- Si lo piensas
ha sido sencillo, pensé que darías más batalla, ya que ustedes las chicas.. Bueno,
no dirá más, dejaré fluir todo esto y esperaré a ver cómo se desarrolla todo esto.
Continuamos
platicando cosas sin ninguna conexión entre ellas, cosas al azar, y fue
alrededor de las 5AM que al fin pude conciliar el sueño y quedar perdidamente
dormida, no sin antes disculparme con él por haberle privado de sus noches de
sueño.
Mis papás
estaban esa mañana ahí, y me habían acompañado a mi terapia, así como en el
desayuno, puedo decir que ambos se sorprendieron de todo lo que ahí se hacía y
la manera en la que se hacía.
Ese día mis papás estaban un poco más tranquilos
y menos enojados.
Dejar fluir
dijo Bruno, la noche anterior, y me entregué a ello.
El espejo
no mostraba un reflejo mejor de mí que el día anterior y aun así tomé la Polaroid que estaba en la repisa de un
lado del espejo y me tomé una selfie,
la cámara es color Rosa con un moño de Hello Kitty en la parte de enfrente, muy
femenina.
Recordé lo
enojada que estaba cuando Kevin tomó la primer foto de mí en aquella cama de
hospital y en uno de mis peores momentos y recree en mi mente la conversación
que sostuvimos ese día
- ¿Qué
haces?
- Será un
excelente ejercicio - dijo – créeme.
Documenta con ésta cámara tu enfermedad.
Sacó de su
bolsillo trasero un Sharpie color rosa intenso, para entregármelo, y en ese
momento me di cuenta que eso lo planeó exclusivamente para mí, digo el color
rosa no sería precisamente su primera elección ¿Cierto?
-
¿Documentar?
-
Capturando diariamente una fotografía de ti, con el marcador puedes escribir
sobre la fotografía, tus sentimientos, algo que defina ese día, al inicio no
querrás hacerlo, pero debes dominar tu EGO, con el paso de los días y cuando
regreses a ver la primera fotografía verás que estas superando esto y como
consecuencia cada día eres más fuerte o más débil. Ésta cámara me pareció
apropiada ya que puedes tener la fotografía al instante y deja espacio para
escribir.
- Eres un
demente – sonreí. Sólo a alguien como él se le ocurriría esto.
¿Alguien como él? Preguntó la loca de la casa
Si, alguien a quién le he gritado, lo he corrido, le
he vomitado en los zapatos y lo he tratado realmente mal pero continúa aquí,
sin mencionar que ha estado en contacto directamente conmigo en riesgo de
contagio, solo él y su autoestima bien elevada, podría continuar aquí.
- Tu
estadía aquí será larga, lo mejor será que te pongas cómoda y mantengas tu
mente ocupada, ya que tu cuerpo estará
ocupándose de tu recuperación – respondió él.
A la
fotografía del día de hoy la rotulé con “DEJAR FLUIR”. Bruno al igual que lo muchachos
lo mencionaban mucho últimamente, Dejar Fluir para que todo lo malo se vaya y
lo poder aceptar lo bueno que llega, nada es permanente el mundo en si se
encuentra en constante cambio ¿Cuál es la razón por la que yo debería estar
estancada?
Salí de ahí
y guardé la foto dentro del cajón de mi mesita de noche junto con las
anteriores. Debo reconocer que aquel proceso
no me gustaba del todo, sin embargo Kevin llevaba la razón, no tenía muchas
cosas por hacer aquellos días y lo mejor era mantener la mente ocupada, un gran
barullo se escuchó en el pasillo y de repente y sin desearlo o anticiparlo el
resto de mis compañeros entraron cual estampida a aquel cuarto.
Unos
llevaban flores, otros llevaban peluches, algunos más llevaban libros, etc.
Cosas para pasar el tiempo.
Cada uno de
ellos me abrazó y me besó en la mejilla haciendo caso omiso a mi advertencia de
lo contagiosa que podía ser.
Mi
habitación de inmediato se convirtió en una minúscula caja debido al tamaño de
todos ellos, quienes son ruidosos, escandalosos y alborotadores de por sí.
César llamó
a todos al orden comentando que no podrían estar mucho tiempo ahí. Mis papás
estaban a cada lado de la cama, y los visitantes los saludaron efusivamente.
Iban y venían comentarios.
Recupérate
pronto decían algunos – Los entrenamientos son aburridos ahora que no estás
ahí.
Y no volveré – pensaba yo, pero me limité a sonreír y a recibir los presentes.
Éste
domingo estamos organizando una función de cine para que te distraigas – dijo
otro de ellos ¿Qué película quieres ver?
Alguna de
acción, disparos y guerra sin sentido. Hice aquella elección ya que cualquier
película melosa, romántica y color rosa me apetece verla abrazada de alguien a
quien amo, es decir, Atlas.
No faltaron
bromas y risas, ellos contagiaban con sus buenas vibras y excelente buen humor.
Yo reía con sus bromas para ocultar las lágrimas que estaban a punto de salir
de mis ojos, iba a perder todo aquello por una decisión mal elegida. Sentía que
era injusto.
- Quince
minutos señores – anunció César. Los espero para entrenar al término de ese
tiempo. Los muchachos salieron de aquel lugar.
Todos ellos
gritaron aún más diciendo que era poco el tiempo.
- Ella
necesita descansar – dijo un voz que salía de detrás de ellos. Era Kevin, quien
se abrió paso hasta llegar al pie de mi cama.
Me extendió
los brazos con una caja envuelta en
papel rosa intenso adornada con un moño rosa pálido.
Le miré un
poco extrañada pero alargué mis brazos para sostener la caja, que no era
ligera, ansiaba ver su contenido.
- Durante
mi clase nos enfocaremos en enviarte energía positiva – afirmó, utilízala
sabiamente, ya que – hizo una pausa y acto seguido gritó las siguientes
palabras: “NOS PARTIREMOS EL TRASERO POR TI”.
Se
escucharon aplausos alrededor y gritos de guerreros dirigiéndose hacia la
batalla, todos ellos se despidieron de mis papás haciendo comentarios positivos
del tipo de: “Gracias por dejar a su hija entrenar con nosotros” “Sin ella es
aburrido” “Suegros” etc.
Posteriormente
comenzaron a salir hasta que la paz y quietud regresaron a aquel lugar, dejando
una sensación de vacío después de aquel inesperado evento.
Mis papás
me miraron un poco asombrados.
- Ellos
realmente te quieren.
Sonreí –
son buenas personas después de todo, único y cada uno a su manera.
La puerta
se abrió minutos después dejando el paso abierto a Eileen.
Justo lo que necesitaba una molestia más.
De
inmediato me puse a la defensiva y me tensé.
Se presentó
con mis papás siendo un encanto y toda sonrisa.
- Veo que
después de todo tenías algo grave, continúo preguntándome porque no logré
descifrar tu energía del todo, dijo ella abiertamente sabiendo que mis papás
conocían todo referente a nuestro mundo.
- Tienen
una hija excepcional – dijo ella dirigiéndose a mis papás – es un gusto y un
honor tenerla en nuestras filas, nunca pude agradecerles apropiadamente por
permitirle venir a nosotros, dijo ella haciendo una reverencia ante mi mamá,
gesto que me dejó sorprendidísima y con los ojos como platos.
- Ella
regresará con nosotros – afirmó mi mamá.
- Lo sé –
dijo ella – pero María, quizás estas precipitando tu decisión. Asumimos el 100%
de responsabilidad por no haber detectado oportunamente su situación, no lo
negaremos, todos aquí somos responsables y no trataré de buscar un perdón que
no merecemos.
¿Qué? Eileen dando aquel discurso… por unos momentos
le creí.
- Mi
decisión está tomada. Dijo ella
cuadrándose en sí misma.
- Lo sé y
por ello he venido aquí, no fuimos capaces de descubrir lo que BB padecía ya
que inconscientemente ella está manejando su energía digamos que a su entera
voluntad, y ello la hace tener un poder que estamos deseando poderle mostrar cómo
manejar. Es una sorpresa para nosotros ya que anteriormente no hemos tenido
algo así, incluso ahora que sabemos con toda la certeza a lo que nos
enfrentamos, su energía continúa sin ser clara para nosotros.
- Le
agradezco – dijo mi mamá, pero mi decisión está tomada – confirmó nuevamente. Cada
vez resultaba menos doloroso.
Eileen
sonrió.
- Yo
pensaba que su carácter provenía de Ramsés, pero me doy cuenta que quizás estoy
equivocada.
- Ahora que
lo mencionas ¿Dónde está el cuándo su hija está en peligro? ¿No crees que eso
dice mucho de él?
Eileen hizo
una pausa y la miró directamente a los ojos.
- Él viene
en camino, dijo ella, lo he convocado cuando me han anunciado tu decisión.
Pronto lo verás.
Mi mamá
relajó su postura, la noticia la sacó de su balance.
Yo me
emocioné al saber que finalmente lo vería, conocería a mi papá.
- María –
le llamó nuevamente Eileen – todo en esta vida es negociable, debe de haber
algo que pueda hacer a cambio de la permanencia de tu hija en nuestras filas.
Aquello
definitivamente ocasionó que mi mandíbula cayera al piso, quizás era a causa de
mi enfermedad que estuviera yo alucinando, pero aquello me pareció increíble,
hacía poco más de un año ella preguntó mi precio por largarme de ahí y ahora le dice algo diferente a mi mamá. Eso, no lo
creía, algo debía estar sucediendo.
- La salud
de mi hija no es negociable – mencionó mi papá.
- Le
estamos brindando los mejores cuidados que podemos obtener.
- Es sin
embargo, reactivo – dijo él.
Ella
asintió.
Discutamos
cuando Ramsés se encuentre aquí. El estará llegando después de las 4, Mario los
llevará a mi oficina. Se despidió y se marchó de ahí.
Antes de
pasar por la puerta me miró y me dedicó una gran sonrisa.
-
Recupérate BB.
Salió de
ahí dejándome en asombro total, para lo que tuve que invertir más de unos
minutos y recuperarme de aquella impresión.
Mis papá se
acercó a abrazar a mi mamá, éste encuentro sería digno de una escena de
telenovela. Desconocía cuanto tiempo había pasado desde que mi mamá se encontró
con Ramsés y no sé si mi papá y él anteriormente habían tenido alguna plática
como ésta, es decir una plática importante.
No dijeron
nada más, permanecimos en un incómodo silencio para el cual yo aproveché para
dormir.
Más tarde
sentí que ellos salían sigilosamente de la recamara y su presencia era re –
emplazada por Kevin. Ese día aclararía unas cuantas cosas con él después de haberme
despertado por completo y porque necesitaba enfocar mis pensamientos en algo
que no fuera pensar que Ramsés estaría ahí
a tan solo unos metros de mí.
Miré el
reloj que ahora llevaba en mi muñeca y me percaté que él llegó más tarde de lo
esperado, había dormido mucho y no tardaba en oscurecer.
Me senté en
la cama y me quedé mirando al infinito, debía ponerme descente para su visita.
CONTINUARÁ
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