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viernes, 11 de noviembre de 2016

II. “Hardest part is the night”



- Regresaremos a casa – dijo fríamente mi mamá.
            Una cosa sabía con exactitud, y era que cuando ella toma una decisión es prácticamente imposible que cambie de idea.
            Miré a los muchachos, ellos se veían calmos y sin decir ni una sola palabra, me llevaron a pensar que realmente mi estadía ahí no era relevante.
            - No puedes hacer esto – dije.
            - Solo observa. Ella respondió cruzándose de  brazos.
            Evidentemente comencé a llorar, por impotencia, por rabia, por desilusión y por saber que esto era la consecuencia de mis actos.
            - Regresarás cuando te encuentres en posibilidades de abordar un avión – dijo César. Un par de meses quizás.
            Perfecto, pensé, solo prolongaré mi agonía.
            - Los dejaremos solos – dijo Mario, quién ya se dirigía a la puerta con todos sus hermanos, dentro del mismo grupo iba Kevin.
            Bien, déjenme sola con éstas furias.
            ¡Cobardes! Les grité mentalmente,  a lo cual la loca de la casa se encargó de enfatizar que la cobarde era yo.
Kevin me miró como si pudiese leer mis pensamientos sonriendo al tiempo que levantaba su pulgar  como dándome ánimos.
El silencio calaba hasta los huesos. Les miraba y ellos me miraban a mí, miradas de molestia que traspasaban mi cuerpo, pero más allá de una molestia estaba un sentimiento ¿Decepción / preocupación? No podría afirmarlo con exactitud.
- Eres muy inconsciente hija – dijo mi papá finalmente. ¿Tienes idea de lo preocupados que estuvimos cuando supimos que debíamos volar de inmediato a verte? ¿¡Donde diablos dejaste la madurez, la cordura, la prudencia, ti instinto de auto-preservación!?
En casos como éste ( o como cualquier otro) mi mamá no hablaba, ella gritaba.
- ¡Te comportaste estúpidamente!
- ¿Y mi castigo es que me llevarás de vuelta, en contra de mi voluntad?
Se giró a verme directo a los ojos en un solo movimiento y éstos estaban llenos de furia.
No digo que no tuviese razón pero honestamente esperaba un poco más de simpatía, un poco más de comprensión, después de todo estaba enferma y hasta donde sabía no era algo simple que se curaría con una bandita en el corazón.
- Sí, si no eres capaz de cuidarte por ti sola. ¡Nos mentiste! En cada ocasión que pregunté cómo te encontrabas, bien pudiste haber respondido algo. ¡Dios BB! Caminaba en círculos por la habitación agitando los brazos y golpeando sus palmas una contra la otra enérgicamente.
- Que buena broma mamá – respondí sin pensarlo o meditarlo, por ello no es bueno que yo responda cuando estoy enojada y me siento acorralada. Tú eres la reina de las mentiras en ésta familia, mira que ocultarme quién era mi verdadero padre, ¡Eso sí que ha sido digno de todo un Óscar! y ahora quieres separarme de él, no me vengas a hablar a mí de mentiras, cuando tú misma eres una mentirosa de pies a cabeza.
¿Golpe bajo? Definitivamente, lo reconozco, pero cuando me enojo me da algo a lo que denomino diarrea verbal, las palabras fluyen libremente a través de mi boca sin ningún tipo de filtro.
Mi papá se puso de pie, la furia nos había llevado más allá de un punto de no retorno. Mi mamá se acercó peligrosamente directamente a darme un golpe en el rostro. Ella nunca había sido violenta, si lo medito cuidadosamente quizá fue la primera vez que ella me había levantado la mano. A éste punto y con la noticia que recién había yo recibido, no me importaba.
Los muchachos intervinieron, quizás se encontraban fuera de la recámara, quizás llegaron en el momento justo, no lo sé con exactitud, mi mente registraba todo lentamente y de una manera confusa como si dentro de ella habitara una espesa niebla a través de la cual es difícil ver, no distinguía con facilidad.
César se colocó entre ellos y yo, a fin de atraer su atención.
- Lo mejor es que nos calmemos un poco.  Entendemos su frustración actual, a nadie nos hace bien discutir en éstas condiciones.
Su habitación está preparada, descansen un poco y continuemos con esto mañana.
- No me iré de aquí – gritó  mi mamá.
- No iré a ningún lado – respondí en tono de fastidio.
- ¡BB! – gritó Mario con una voz gruesa que retumbó en todo el cuarto, pocas veces ellos llegan a ese grado de enojo con migo.
Me disculpé por el tono de mi respuesta, mas no por la respuesta en sí.
- César tiene razón – les dije, el viaje debió ser cansado, descansen un poco, aliméntense y regresen cuando lo crean necesario, yo estaré aquí, ellos no me dejan sola, si la falta de cuidados es un tema que les pudiese llegar a preocupar, mañana será otro día.
Ella dudó, los miró a todos escudriñándolos a detalle, sé que en su mente detrás de esa furia había una genuina preocupación, siendo honestos ella no se habría puesto como furia  de no haber  estado al tanto  de mi estado de salud y que lo ocasionó.
Mi papá se llevó casi arrastrando a mi mamá de ahí, él cuidaba de su bienestar, eso me encantaba de él me había prometido a mí misma que esa cualidad la tendría el hombre con el que me casara, ahora no lo sé.
Esa noche mi guardia en turno sería Bruno. Fue quizás la noche más larga y difícil de todo ese tiempo.
Tenía insomnio quizás producto de las mini siestas que tomaba en el transcurso del día, el cansancio le había pasado la factura a mi cuerpo y éste lo único que deseaba era dormir y aunque aquel día no había podido dormir mucho, esa noche no podía pegar el ojo literalmente. Desee tener un libro, mi baby Mac o algo que me ayudara a pasar el rato, pero lo único que tenía era mi Iphone con acceso a datos limitado. Aquella habitación no tenía TV, así que  pasar el rato no era sencillo ya que la actividad física estaba descartada, y si bien lo pensaba no tenía ánimos de hacer nada.
Como maldición, la picazón en mi cuerpo regresó.
El dolor en general de mi hígado no cesó durante la noche y la razón quizás era debido a que mi mente estaba centrada en la picazón del cuerpo, que el dolor me pareció más intenso, estaba comenzando a cansarme de sentir malestar y  dolor.
Tenía en mi mesita de noche, dulces, fruta en almíbar y limones, pero nada me apetecía.
En sí el color de mis ojos nunca fue del amarillo característico de ésta enfermedad, y en general no presenté muchos síntomas. Los muchachos se extrañaron por ésta situación.
Mi mente reproducía incansablemente una y otra vez el día anterior y las palabras de mis papás, sin poder creer aún que perdería todo aquello, aun no lo aceptaba en mi mente, aun me encontraba en etapa de negación.
- ¿Qué sucede? – Preguntó  Bruno. No has dejado de moverte.
- No puedo dormir, le detalle mis padecimientos y mis pensamientos. Lamento no dejarte dormir con tranquilidad, sé que tienes actividades durante el día y necesitarás el descanso.
Él se incorporó en el sofá cama hasta quedar sentado, se frotó los ojos y me miró sonriendo, era algo raro en él, quién más bien era serio y frío.
- No quiero irme de aquí – le confesé casi llorando.
- Aun tenemos algunas semanas antes de la fecha en la             que tenga que suceder. No te pre-ocupes, por el momento tu mente y esfuerzos necesitarían estar dirigidos hacía tu recuperación, si lo vemos fríamente es lo más importante no así si permaneces aquí o no.
- ¡Es tan injusto! – exclamé golpeando con mis puños mis muslos.
Se puso en pie y encendió la luz de la mesita de noche.
- ¿Qué es lo que consideras injusto exactamente? – preguntó con toda la paciencia del mundo.
- Todo.
- Referente a tu enfermedad, como bien sabes, es energía mal canalizada, sacaste a  tu cuerpo de su equilibro no puedes decir que fue algo que no anticipaste. En relación al resto – respiró profundamente – son las consecuencias de tus actos, es necesario que lo aceptes.
- ¿Acaso tan grave es lo que hice?
- Es la energía que creaste pequeña.
- ¿No existe nada que puedan hacer?
Me miró a los ojos y por primera vez pude observar en su mirada, algo de ternura, me decía con sus ojos que ellos ya habían hecho lo que estuvo dentro de sus manos sin ningún éxito.
- Es tu mamá con quién estamos tratando – respondió. Es tu familia, tu familia va antes que todo.
Guardé silenció y  saboree las lágrimas que descendían por mi rostro hasta llegar a mis labios.
- Sé que nada resolveré con lágrimas, solo que no puedo evitar que continúen saliendo. Me daba pequeños golpecitos sobre la piel para evitar rascarme y herirme yo misma.
Se sentó a mi lado y abrió sus brazos para acogerme en un abrazo.    
- Soy contagiosa – dije negándome al tiempo que me abrazaba a mí misma.
Él sin embargo me jaló suavemente hacia él para brindarme de una manera extraña, mucho confort, podía escuchar el latir de su corazón y su acompasada respiración.
- No te pre – ocupes, llevemos un día a la vez, como lo hicimos en nuestro último viaje. Si tu destino es estar con nosotros, nadie te lo podrá negar entonces.
El reloj marcaba las 1.47AM.
- ¿Pequeña? Que pasó por tu exacta mente al crear todo éste lío – dijo para sacarme de mi incomodidad e intentar distraerme.
Con su mano acariciaba suavemente mi cabeza desde la frente y hacía atrás.
Reí por lo bajo tocando mi costado derecho con mi mano, me creaba incomodidad incluso eso, si lo pensaba no podía a éste punto ni usar  un bra porque me dolía.
- Quizás no lo pensé – le respondí mirando al infinito. Todo comenzó desde aquel día que recibí la paliza de Eileen, mi coraje sobrepasó mi límite ese día y si lo piensas fríamente, los corajes se reflejan en el hígado o en éste caso la incapacidad de manejarlos. Después llegó la realidad de la ausencia de Atlas y ello me destrozó, solo que me dije que no permitiría que esto me afectara para evitar preocuparlos,  irónicamente obtuve el efecto contrario.
- BB es la segunda ocasión que estamos en situaciones extremas a causa de tu testarudez ¿Cómo crees que nosotros nos sentimos? Nos hemos esforzado por ser los mejores tutores para ti, no podemos ser unos padres tradicionales, ya que de inicio ni siquiera somos seres humanos tradicionales. Te brindamos lo mejor que podemos y lo que pensamos que es mejor para ti.
Bajar la guardia de vez en vez no te hará daño ¿sabes? Nadie espera que seas una súper – mujer que pueda con todo en ésta vida, todos necesitamos de todos. Somos un universo unido. 
Reí.
- No quiero decir que sea parte de mi personalidad, pero al final lo es – dije haciendo una pausa. Quiero pensar que en algún momento equivoqué las palabras, verás mi abuela materna siempre fue una gran influencia en mi vida, ella fue una mujer  quien mi abuelo golpeaba por cualquier cosa, lo único que le hacía falta era un pretexto y mi abuela servía como su saco de box, de  esto yo no fui testigo, solo pude escuchar sus amargas palabras en sus últimos días.
Ella siempre nos inculcó ser mujeres fuertes, decididas y que no dependieran de nadie más.
Yo no pude dejar a tu abuelo debido a que no tenía la confianza de poder mantener a todos mis hijos, once con exactitud,  confianza minada por la vida que llevé, ustedes prepárense, sean fuertes, decididas, bellas, y ámense, sobre todo ámense a sí mismas. No cometan mis errores comentan errores nuevos, vivan su vida siendo felices sin importar las veces que caigan, levántense ¡Eso es lo que cuenta! si un hombre las quiere dominar, las quiere someter demuéstrenle lo contrario, tengan dignidad. No muestren debilidad.
No muestren debilidad
- Esa palabra a mí me marcó – le dije enarcando una ceja. Quizás no he sabido interpretarlo adecuadamente, y para mi debilidad es no poder hacer algo o decir, me duele, no puedo, no lo lograré, o depender de alguien para vivir mi vida, lo he llevado hasta las últimas consecuencias como lo es estar tendida hoy aquí en ésta cama. Pero Bruno, no creo que hubiese podido ser diferente, es decir, todos tenemos un camino trazado y decidido ¿Cierto? Entonces esto estaba destinado a ser. Aún estoy descifrando que es lo que debo aprender, pero estoy  segura que esto ya estaba decidido.
- Es interesante, pero existe algo mas ¿me equivoco?
Hice una pausa extensa, respirando para poder decir aquello, era la primera vez que diría esas palabras en voz alta y que lo reconocería ante alguien más.
- Si, desde que llegué con ustedes, desde el día uno en que conocí a Atlas, mi mundo se puso de cabeza, hubo una revolución dentro de mí, me negué a aceptar por largo tiempo que Atlas querría tener alguna relación con migo, poco a poco y sin darme cuenta, él se convirtió en mi mundo, dejé que se acercara peligrosamente hasta el punto de no poder ver mi vida sin él. Esto como puedes entender no fue aceptable para mí, entonces mi mente y mis sentimientos comenzaron una batalla.
Cuando comencé a tener síntomas en mi cuerpo que ahora entiendo que realmente atendían a un padecimiento serio, lo interpreté como que mi cuerpo estaba reflejando mi poca aceptación hacia lo inevitable: La partida de Atlas.
Después y como si no fuese poco, viene ella y me quitó a los trillizos, ella me ha odiado desde el inicio y hará lo imposible por deshacerse de mí, eso me lleva aún más a querer resistir lo más que pueda sin importar las consecuencias.
El día de la batalla y al perder a los cuatro en un mismo día, intensificó todos mis malestares siendo ese día la primera vez que devolví el estómago directo en los pies de Kevin, que si lo pienso bien se lo merece, pero eso es otro tema.
Ahora que lo pienso fue la máxima señal de alarma, después del dolor tan intenso que he tenido en mi costado derecho y que ahora entiendo fue mi hígado.
- BB, ¿Has considerado un poco nuestros sentimientos? – soltó sin ningún aviso o preámbulo.
¿Bruno hablando de sentimientos? Eso sí que es nuevo.
- Cuando tu mamá se presentó con nosotros debimos explicarle con el corazón en la mano que hemos sido incapaces de lograr que confíes en nosotros, que tu situación actual es consecuencia de algo que no pudimos predecir o anticipar,  que tampoco fue visible en tu energía para nosotros, sobre todo debimos aceptar que no fuimos capaces de cuidarte. Es evidente que ella quiera llevarte de regreso bajo su ala protectora.
- Ayúdame – mi tono fue suplicante. Deseo permanecer aquí con ustedes, quiero… Deseo con todo mi corazón lograr ser tan hábil como mi padre. Quizá entonces él quiera conocerme.
- Ey, ey, dijo él buscando mi mirada con la suya. Lo diré solo una vez. Ramsés desea más que nada en el mundo conocerte y estar a tu lado, vivir a tu lado y compartir una larga vida contigo, pero por ahora es difícil.
- Su hija esta grave y no se presenta.. ¿Qué quieres que piense al respecto?
- No, yo no quiero nada, lo que necesitas es pensar inteligentemente, dejar fluir... ¿Qué decía tu estudio numerológico después de todo para éste año? Recuerdas…
- Odio que todo esto tenga tanta razón y lógica.
- Tienes un mundo de herramientas a tu disposición con nosotros, ¡úsalas!
- He tratado de equilibrar mi vida, en serio, pero fueron tantos cambios, mi familia, ustedes, Atlas, entrenamientos, fue mucho de todo, un exceso.
- Eres capaz de eso y más, lo sé.
- Pero ahora lo perderé todo.
- Ocúpate en lugar de pre – ocuparte.
- Ayúdame.
- ¿Enserio, es a estas alturas qué pides mi ayuda?
- Mejor tarde que nunca – levanté mis hombros y al mismo tiempo una brillante idea llegó a mi mente. Sonreí para mi conciencia interna, la malévola quiero decir. Quizás después de todo incluso esto para ustedes sea difícil de lograr. O quizás solo éste utilizando ésta situación como excusa para liberarse de mí, después de todo su vida ya estaba hecha antes de mi llega, que si somos honestos solo vino a cambiarla.
Estaba hecho, lo dije y esperé su reacción.
- Buen intento, debo reconocerlo, aunque ni siquiera tú crees las palabras que acabas de decir.
Quedé en silencio.
-¿Te sientes con ánimos de negociar?
Wow, esto sí que estaba moviendo y removiendo energías, Bruno se había portado hasta ese momento sumamente serio, él pocas veces discutía o negociaba conmigo.
- ¿Negociar? ¿Qué puede ofrecerte ésta pobre mortal? – acompañé aquella declaración con un dramático gesto.
- Una promesa simplemente.
- ¿Eh?
- Cásate con Atlas. Ten cuantos novios quieras, pero al final acepta su propuesta.
Reí, sin nervios, simplemente reí y un sonido salió de mi boca.
- Quizás él no quiera casarse conmigo, ¿Cómo entonces podré conservar mi palabra?
- Ustedes nacieron para estar juntos, muchas cosas pasarán en el camino, pero terminarán este viaje juntos, apuesto mi brazo derecho a ésta afirmación.
- Quisiera, pero no podría prometerte esto. La decisión no solo me incluye a mí, también incluye a otra persona. No puedo tomar decisiones por alguien más.
- Entonces cambiaré mi petición. Cuando llegue el momento y cuando Atlas te proponga matrimonio, hasta ese entonces promete que dirás que sí.
- Miré al cielo, es una promesa muy arriesgada, dije.
- Es mucho lo que pides, pequeña, me pides que cambie la mente de tu mamá, me pides que vaya en contra de sus deseos y que te quedes aquí.
- ¡Ok!, - exclamé- entonces,  queda la promesa, si tu logras que al final ella cambie su parecer y me permita quedarme, yo prometo que aceptaré la propuesta que me haga Atlas, pero si antes él se encuentra con alguien más y se termina casando con ella… Pues no habrá nada que yo pueda hacer.
- Si lo piensas ha sido sencillo, pensé que darías más batalla, ya que ustedes las chicas.. Bueno, no dirá más, dejaré fluir todo esto y esperaré a ver cómo se desarrolla todo esto.
Continuamos platicando cosas sin ninguna conexión entre ellas, cosas al azar, y fue alrededor de las 5AM que al fin pude conciliar el sueño y quedar perdidamente dormida, no sin antes disculparme con él por haberle privado de sus noches de sueño.

Mis papás estaban esa mañana ahí, y me habían acompañado a mi terapia, así como en el desayuno, puedo decir que ambos se sorprendieron de todo lo que ahí se hacía y la manera en la que se hacía.
Ese  día mis papás estaban un poco más tranquilos y menos enojados.
Dejar fluir dijo Bruno, la noche anterior, y me entregué a ello.
El espejo no mostraba un reflejo mejor de mí que el día anterior y aun así tomé la Polaroid que estaba en la repisa de un lado del espejo y me tomé una selfie,  la cámara es color Rosa con un moño de Hello Kitty en la parte de enfrente, muy femenina.
Recordé lo enojada que estaba cuando Kevin tomó la primer foto de mí en aquella cama de hospital y en uno de mis peores momentos y recree en mi mente la conversación que sostuvimos ese día
- ¿Qué haces?
- Será un excelente ejercicio  - dijo – créeme. Documenta con ésta cámara tu enfermedad.
Sacó de su bolsillo trasero un Sharpie color rosa intenso, para entregármelo, y en ese momento me di cuenta que eso lo planeó exclusivamente para mí, digo el color rosa no sería precisamente su primera elección ¿Cierto?
- ¿Documentar?
- Capturando diariamente una fotografía de ti, con el marcador puedes escribir sobre la fotografía, tus sentimientos, algo que defina ese día, al inicio no querrás hacerlo, pero debes dominar tu EGO, con el paso de los días y cuando regreses a ver la primera fotografía verás que estas superando esto y como consecuencia cada día eres más fuerte o más débil. Ésta cámara me pareció apropiada ya que puedes tener la fotografía al instante y deja espacio para escribir.
- Eres un demente – sonreí. Sólo a alguien como él se le ocurriría esto.
¿Alguien como él? Preguntó la loca de la casa
Si, alguien a quién le he gritado, lo he corrido, le he vomitado en los zapatos y lo he tratado realmente mal pero continúa aquí, sin mencionar que ha estado en contacto directamente conmigo en riesgo de contagio, solo él y su autoestima bien elevada, podría continuar aquí.
- Tu estadía aquí será larga, lo mejor será que te pongas cómoda y mantengas tu mente ocupada, ya que tu cuerpo estará  ocupándose de tu recuperación – respondió él.
A la fotografía del día de hoy la rotulé con  “DEJAR FLUIR”. Bruno al igual que lo muchachos lo mencionaban mucho últimamente, Dejar Fluir para que todo lo malo se vaya y lo poder aceptar lo bueno que llega, nada es permanente el mundo en si se encuentra en constante cambio ¿Cuál es la razón por la que yo debería estar estancada?
Salí de ahí y guardé la foto dentro del cajón de mi mesita de noche junto con las anteriores. Debo reconocer que aquel proceso no me gustaba del todo, sin embargo Kevin llevaba la razón, no tenía muchas cosas por hacer aquellos días y lo mejor era mantener la mente ocupada, un gran barullo se escuchó en el pasillo y de repente y sin desearlo o anticiparlo el resto de mis compañeros  entraron cual estampida a aquel cuarto.
Unos llevaban flores, otros llevaban peluches, algunos más llevaban libros, etc. Cosas para pasar el tiempo.
Cada uno de ellos me abrazó y me besó en la mejilla haciendo caso omiso a mi advertencia de lo contagiosa que podía ser.
Mi habitación de inmediato se convirtió en una minúscula caja debido al tamaño de todos ellos, quienes son ruidosos, escandalosos y alborotadores de por sí.
César llamó a todos al orden comentando que no podrían estar mucho tiempo ahí. Mis papás estaban a cada lado de la cama, y los visitantes los saludaron efusivamente. Iban y venían comentarios.
Recupérate pronto decían algunos – Los entrenamientos son aburridos ahora que no estás ahí.
Y no volveré – pensaba yo, pero me limité a sonreír y a recibir los presentes.
Éste domingo estamos organizando una función de cine para que te distraigas – dijo otro de ellos ¿Qué película quieres ver?
Alguna de acción, disparos y guerra sin sentido. Hice aquella elección ya que cualquier película melosa, romántica y color rosa me apetece verla abrazada de alguien a quien amo, es decir, Atlas.
No faltaron bromas y risas, ellos contagiaban con sus buenas vibras y excelente buen humor. Yo reía con sus bromas para ocultar las lágrimas que estaban a punto de salir de mis ojos, iba a perder todo aquello por una decisión mal elegida. Sentía que era injusto.
- Quince minutos señores – anunció César. Los espero para entrenar al término de ese tiempo. Los muchachos salieron de aquel lugar.
Todos ellos gritaron aún más diciendo que era poco el tiempo.
- Ella necesita descansar – dijo un voz que salía de detrás de ellos. Era Kevin, quien se abrió paso hasta llegar al pie de mi cama.
Me extendió los brazos con  una caja envuelta en papel rosa intenso adornada con un moño rosa pálido.


Le miré un poco extrañada pero alargué mis brazos para sostener la caja, que no era ligera, ansiaba ver su contenido.
- Durante mi clase nos enfocaremos en enviarte energía positiva – afirmó, utilízala sabiamente, ya que – hizo una pausa y acto seguido gritó las siguientes palabras: “NOS PARTIREMOS EL TRASERO POR TI”.
Se escucharon aplausos alrededor y gritos de guerreros dirigiéndose hacia la batalla, todos ellos se despidieron de mis papás haciendo comentarios positivos del tipo de: “Gracias por dejar a su hija entrenar con nosotros” “Sin ella es aburrido” “Suegros” etc.
Posteriormente comenzaron a salir hasta que la paz y quietud regresaron a aquel lugar, dejando una sensación de vacío después de aquel inesperado evento.
Mis papás me miraron un poco asombrados.
- Ellos realmente te quieren.
Sonreí – son buenas personas después de todo, único y cada uno a su manera.
La puerta se abrió minutos después dejando el paso abierto a Eileen.
Justo lo que necesitaba una molestia más.
De inmediato me puse a la defensiva y me tensé.
Se presentó con mis papás siendo un encanto y toda sonrisa.
- Veo que después de todo tenías algo grave, continúo preguntándome porque no logré descifrar tu energía del todo, dijo ella abiertamente sabiendo que mis papás conocían todo referente a nuestro mundo.
- Tienen una hija excepcional – dijo ella dirigiéndose a mis papás – es un gusto y un honor tenerla en nuestras filas, nunca pude agradecerles apropiadamente por permitirle venir a nosotros, dijo ella haciendo una reverencia ante mi mamá, gesto que me dejó sorprendidísima y con los ojos como platos.
- Ella regresará con nosotros – afirmó mi mamá.
- Lo sé – dijo ella – pero María, quizás estas precipitando tu decisión. Asumimos el 100% de responsabilidad por no haber detectado oportunamente su situación, no lo negaremos, todos aquí somos responsables y no trataré de buscar un perdón que no merecemos.
¿Qué? Eileen dando aquel discurso… por unos momentos le creí.
- Mi decisión está tomada.  Dijo ella cuadrándose en sí misma.
- Lo sé y por ello he venido aquí, no fuimos capaces de descubrir lo que BB padecía ya que inconscientemente ella está manejando su energía digamos que a su entera voluntad, y ello la hace tener un poder que estamos deseando poderle mostrar cómo manejar. Es una sorpresa para nosotros ya que anteriormente no hemos tenido algo así, incluso ahora que sabemos con toda la certeza a lo que nos enfrentamos, su energía continúa sin ser clara para nosotros.
- Le agradezco – dijo mi mamá, pero mi decisión está tomada – confirmó nuevamente. Cada vez resultaba menos doloroso.
Eileen sonrió.
- Yo pensaba que su carácter provenía de Ramsés, pero me doy cuenta que quizás estoy equivocada.
- Ahora que lo mencionas ¿Dónde está el cuándo su hija está en peligro? ¿No crees que eso dice mucho de él?
Eileen hizo una pausa y la miró directamente a los ojos.
- Él viene en camino, dijo ella, lo he convocado cuando me han anunciado tu decisión. Pronto lo verás.
Mi mamá relajó su postura, la noticia la sacó de su balance.
Yo me emocioné al saber que finalmente lo vería, conocería a mi papá.
- María – le llamó nuevamente Eileen – todo en esta vida es negociable, debe de haber algo que pueda hacer a cambio de la permanencia de tu hija en nuestras filas.
Aquello definitivamente ocasionó que mi mandíbula cayera al piso, quizás era a causa de mi enfermedad que estuviera yo alucinando, pero aquello me pareció increíble, hacía poco más de un año ella preguntó mi precio por largarme de ahí y ahora  le dice algo diferente a mi mamá. Eso, no lo creía, algo debía estar sucediendo.
- La salud de mi hija no es negociable – mencionó mi papá.
- Le estamos brindando los mejores cuidados que podemos obtener.
- Es sin embargo, reactivo – dijo él.
Ella asintió.
Discutamos cuando Ramsés se encuentre aquí. El estará llegando después de las 4, Mario los llevará a mi oficina. Se despidió y se marchó de ahí.
Antes de pasar por la puerta me miró y me dedicó una gran sonrisa.
- Recupérate BB.
Salió de ahí dejándome en asombro total, para lo que tuve que invertir más de unos minutos y recuperarme de aquella impresión.
Mis papá se acercó a abrazar a mi mamá, éste encuentro sería digno de una escena de telenovela. Desconocía cuanto tiempo había pasado desde que mi mamá se encontró con Ramsés y no sé si mi papá y él anteriormente habían tenido alguna plática como ésta, es decir una plática importante.
No dijeron nada más, permanecimos en un incómodo silencio para el cual yo aproveché para dormir.
Más tarde sentí que ellos salían sigilosamente de la recamara y su presencia era re – emplazada por Kevin. Ese día aclararía unas cuantas cosas con él después de haberme despertado por completo y porque necesitaba enfocar mis pensamientos en algo que no fuera pensar que Ramsés estaría ahí  a tan solo unos metros de mí.
Miré el reloj que ahora llevaba en mi muñeca y me percaté que él llegó más tarde de lo esperado, había dormido mucho y no tardaba en oscurecer.
Me senté en la cama y me quedé mirando al infinito, debía ponerme descente para su visita.


CONTINUARÁ

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