Wattpad

viernes, 22 de junio de 2018

V. Real Love


Encuentra los capítulos anteriores AQUI

Por algunos días no hice más que dormir. Llorar sin razón aparente, comer y volver a dormir.
Atlas se limitaba a sentarse en la salita de estar a leer un libro, mirar la televisión, responder algunos mensajes y asegurarse de que aún me encontraba viva. No insistía en que comiera, pero siempre tenía listas provisiones por si decidía hacerlo.
Respetó totalmente mi espacio hasta que estuve lista para hablar.
¡Ese hombre es un santo!
Cierto día me desperté mucho antes que él. Cuando llegamos a aquel hotel, pidió habitaciones separadas.
Le tomé de la mano, mirándole a los ojos y con una leve sonrisa finalmente dije:
- Una sola habitación por favor – solicité a la señorita del mostrador, quien volteó a ver a Atlas para rectificar la instrucción.
Él sonrió y afirmó. La felicidad podía verse en sus rasgos.
Quizás lo que ella esperaba es que él me preguntara si estaba segura, pero esto no es una novela rosa como cualquier otra.
Me deslicé suavemente fuera de la cama y tomé un largo baño con la certeza de que al salir Atlas estaría ya despierto esperando por su turno para usar el baño.
Limpié el vapor que impedía ver mi reflejo en el espejo del baño.
Sonreí a ese reflejo que apenas si podía reconocer.
- Bien, es el momento de la verdad – hablé conmigo misma – yo firmé un contrato, que me obliga a estar aquí, se lo debo, ¡Diablos! Les he quedado a deber mucho a ellos últimamente, ok, estaré aquí o donde quiera que él diga, por el tiempo que él diga. Firmé unos documentos a ciegas, los cuales ahora quiero revisar. Tonta como siempre, aposté todo al hombre equivocado.
¡Dioses y demonios!
Tendré que aclarar todo el día de hoy.
Salí de ahí envuelta en bata de baño.
Atlas esperaba por mí frente a nuestro desayuno, con periódico en mano. Sonrió al mirarme por la parte de arriba de éste.
- Siempre informado ¿eh?
- ¿Hambre?
No respondí, pero ocupé el lugar frente a él y comencé a picar la comida.
Me sentía nerviosa.
            Sintonizó un canal en la televisión de aquel lugar, usualmente él no lo haría, pero desde que no soy la mejor conversadora últimamente, él lo hace para mi comodidad.
            Finalmente, reúno el valor necesario y apago la televisión atrayendo su total atención hacia mí.
            Me aclaro la garganta y le doy un trago a mi jugo.
            - Estamos aquí en medio de… ¿Dónde estamos?
            No le permito contestar, y continúo hablando, ahora que he reunido el valor, me niego a dejarlo ir.
            - Donde quiera que estemos, Atlas, estoy aquí por un contrato, el cual me gustaría revisar más a detalle ahora que tenemos tiempo de hacerlo. No huiré en esta ocasión. Estoy aquí aceptando todo esto.
            El escuchaba atentamente cada estupidez que salía de mi boca pues como siempre me dio diarrea verbal y comencé a habar sin ningún sentido.
            Cuando finalmente guardé silencio el café se había enfriado y mi cabello se había secado.
            El simplemente sonrió, se puso de pie para tomar mi mano, besarla e inclinarse frente a mi sobre una de sus rodillas, descansaba un ante brazo sobre su muslo y con esa mano sostenía la mía.
            - Pequeña patea traseros, si te parece bien y te encuentras de ánimos, podemos salir a cenar el día de hoy, conozco un lugar que te encantará y podemos discutir más a fondo todo esto que veo te tiene emproblemada.
            - ¿Emproblemada?¿Es acaso eso una palabra siquiera?
            Asentí.
            El besó mi mano y anunció que se daría una rápida ducha.
            Cuando salió yo ya me había vestido.
            Anunció que saldría.
            - Asegúrate de estar lista a las 6.00 PM.
            Fue todo lo que dijo y salió de ahí.
            ¡Si, ese es el Atlas que conozco!
            Decidí que no podía lucir tan apagada como hasta ahora, lo que si me hacía falta era perder mi tiempo en el SPA, por lo que hice una cita para todo lo que encontré en la lista asegurándome de estar libre antes de la hora en la que Atlas me indicó.
Salí de mi habitación dispuesta a entregarme a las expertas manos de cualquiera que fuera la persona que estaba ahí para masajearme.
Esos lugares siempre tienen personas sonrientes recibiéndote, música relajante, la bebida adecuada… ¡Me gustan desde la primera vez que los trillizos me secuestraron y me llevaron a conocer esos lugares!
Durante mi tiempo en el sauna puse a tostar mis pensamientos. Pensé en qué tipo de peticiones alocada haría Atlas y durante cuánto tiempo.
¿Sexo? ¡Dioses y Demonios! ¡Mi cuerpo sabe que lo necesito, lo necesito tanto! Usualmente me daría placer a mí misma, pero con Atlas ahí, me parece una total falta de respeto (y desperdicio de lo que tengo a mano), pero aun así mi moral y conciencia no me permitían tomarlo.
Después durante mi masaje a cuatro manos, pensé que no había pensado en lo que luciría esta noche. ¡Algo he de tener en la maleta! O Bien bajaré al lobby, en aquellos lugares siempre tienen alguna boutique con precios al triple de lo que realmente costaría la prenda o una persona de esas “resuelve todo” también llamados concierge, aunque en estos momentos no tenía la energía o ganas de lidiar con ellos.
Me detuve en el restaurant a comer un poco y a continuar torturándome con negros pensamientos.
Subí a mi habitación finalmente y resignada a que aquella noche sin importar que, debía sonreír y usar…
La sorpresa me la llevé yo al ver sobre la cama un vestido negro y accesorios a juego. No necesitaba un mensaje para saber de quién eran, no necesitaba saber para lo que eran…
¡Claro que lloré!
Miré el reloj y comencé a prepararme. El vestido me calzaba como guante, corte halter con los hombros y espalda descubiertos sin mencionar en graaaaan escote al frente, la falda tenía el vuelo suficiente y el largo era unos centímetros arriba de la rodilla. Los Jimmy Choo, eran de vértigo realzando lo interminable de mis piernas, tal como a él le gustaba. Los accesorios eran minimalistas color plata.
Faltaba ese brillo en los ojos, pero por el momento seguro aquello bastaría.
A la hora indicada entró a la habitación vestido con un traje a medida que marcaba toda su figura. Él también se había preparado, podía decirse a primera vista, pues su barba se encontraba perfectamente rasurada y su peinado arreglado. Tenía en la mano una rosa que me entregó al momento de saludarme y darme un casto beso en la mejilla.
- Hermosa, como siempre. Si estas lista nos podemos ir.
Sonreí y tomé su brazo.
- ¡Vayamos a wonderland! – Dije efusivamente
Caminamos en silencio hasta su automóvil y sentí su cálida mano sobre mi espalda. No platicamos de nada en particular durante el recorrido y sé que en cualquier otra circunstancia él hubiese deslizado su mano por mi muslo. Pero no hoy.
El ambiente estaba relajado. Solo esperaba no arruinar aquello.
El restaurant cumplía todos sus requisitos, elegante, costoso y con anfitrionas que se deshacían por él.
Nos condujeron a un privado que ya tenían esperando por nosotros.
Él se había situado frente a mí.
Sonreí expectante.
Colocó su mano sobre una carpeta de piel negra, que se encontraba a su lado derecho sobre la mesa.
- No te haré esperar más Patea Traseros, la paciencia no es una de tus virtudes como lo es la belleza.
Mi corazón se derritió al instante pues esa declaración estaba acompañada con un guiño seductor.
- En esta carpeta tengo los contratos que firmaste junto a una serie de cláusulas que añadiré a continuación.
Abrí la boca para debatir, pero el interrumpió.
- Antes de que digas nada, me gustaría ser yo el que hable por esta ocasión.
Me erguí y junté mis manos para apoyar los codos en la mesa, y colocar mi mentón sobre el puño que formé al juntarlas.
Hizo una seña al mesero para que trajera nuestras bebidas.
- Un año, confirmó, este contrato es de un año – Hizo una pausa.
- Un año es todo lo que te pido a mi lado, si después de eso decides que yo no soy el futuro que buscas, entonces, me retiraré, sin dramas, sin regresos, sin reencuentros. No podría regresar a ser tu amigo, no por mi parte, si no por el daño que puedo ver que ocasiono en ti.
- Atlas…
Él interrumpió.
- Por ahora permíteme hablar, sin interrupciones y escucha lo que debo decir. Sé que te interesará… Me miró sugestivamente.
- ¿Cómo puedo casarme con él después de todo lo que he hecho? No lo merezco”. Esas fueron tus palabras hacia la señora que acaba de fallecer.
- Hasta donde mi memoria me permite recordar, pequeña patea traseros, jamás te he solicitado ninguna cuenta, no me interesa tu pasado, y quizás fui un imbécil al permitirte dejar hacer todo esto, pero lo que más me duele es haber permitido que te hirieras a ti misma.
Asombro es el sentimiento que inunda mi ser, no puede ser posible que yo esté escuchando aquello.
Tomé mi bebida, le di un sorbo, sostuve la respiración y volteé nuevamente a ponerle atención. Toda la atención que merecía.
- Cuando tú y yo nos conocimos, cuando comenzamos a salir, aunque no quisiste creerlo en ese entonces e incluso ahora, yo me enamoré de ti. Claro cuando te enamoras de alguien lo aceptas con todo el paquete, y tu pequeña patea traseros eres una enorme caja de sorpresas. Pero al mismo tiempo, me di cuenta de que no podía ser tan injusto contigo.
Yo había vivido ya una vida de fiestas, paseos, diversión y adicciones. Había visto el mundo con mis propios ojos, había tomado unas cuantas malas decisiones de las cuales tengo las más grandes lecciones de mi vida. Aprendí y viví.
Yo no podía aprisionarte en mis brazos, aun sabiendo que yo soy lo mejor para ti. Tomé la decisión de dejarte ir, si así lo querías.
El año de mi ausencia nos mostró la ventana perfecta para hacerlo después todo se vino abajo en tu mundo y yo solo pude verte caer y desmoronarte.
¿Cómo puedes casarte conmigo?
Pequeña Patea traseros, si tú puedes vivir conmigo conociendo mi pasado ¿Cómo yo no podría vivir a tu lado conociendo el tuyo?
Lo importante aquí es decidir.
¿Soy lo que necesitas para ser feliz? Yo sé que tú lo eres, pues sin ti a mi lado, mi vida carece de sentido.
¿Quieres pasar el resto de tu vida mi lado? Por mi parte es lo que más anhelo en esta vida.
Yo permanecía en silencio, observándole y analizando toda esta cantidad de información.
            - Tengo algo muy claro en todo esto -dijo él. Tú tienes tu propio ritmo, y aun cuando quisiera forzarlo eso no resulta contigo. Por alguna razón tienes muchas cosas internas por sanar. Y este camino no lo recorrerás sola. Lo que nos lleva al inicio nuevamente.
            Acto seguido abrió a carpeta y sacó algunos documentos, es verdad que tengo un jugoso contrato y una serie de cláusulas, pero mi deseo es que te quedes junto a mi porque así lo deseas y no porque te obliga un contrato.
            La parte del contrato fue algo loco e impulsivo que hice porque me gusta el juego, tú lo sabes, pero lo más importante aquí es que sea tu voluntad hacer esto de la mano conmigo. Pero debes saber que si aceptas será un nuevo comienzo, donde nos daremos realmente la oportunidad tu y yo. Donde pueda mostrarte el nivel al que llevaré mi promesa “Reto Aceptado”. Sin máscaras, resentimientos, pasado…
            - ¿Puedo conocer las cláusulas antes de tomar una decisión?
            Me miró en silencio por unos segundos.
            - No. Esta vez aceptas todo o no aceptas nada.
            Sé que con Altas la vida no es aburrida, por el contrario, la vida está llena de sorpresas muy interesantes. La vida con él es al máximo.
            Si conozco bien a mi gente y sé que así es, esto será un capítulo de “La vida según Atlas”. ¿Y si al final de todo… no es él?
            Le habré hecho perder su tiempo… ¡Pero si él es todo lo que necesito!
            Debió ser mucho el tiempo que pasé adentrándome en mis pensamientos pues fue hasta que él aplaudió fuertemente que me sacó de ellos.
            - ¿Continuas aquí?
            - Si – sonreí. No mereces que yo te haga esto Atlas, no mereces perder el tiempo conmigo.
            - Si pensara eso… ¿Me hubiera tomado tantas molestias en traerte aquí y acompañarte éstos últimos días?
            - Tengo una condición – dije finalmente.
            - No, esta vez será sin condiciones por tu parte. Solo las mías y tú te acoplarás.
            - ¿Nada?
            - Nada- confirmó sonriendo.
            Le hizo una señal a la señorita que custodiaba la puerta y unos instantes después comenzaron a desfilar platillos para nuestro deleite.
            - Ese vestido te queda – hizo una pausa para pasarse los dedos por sus labios – P.E.R.F.E.C.T.O. hizo énfasis en cada letra.
            - Gracias por el vestido, como siempre hiciste una excelente elección.
Sonrió lleno de satisfacción.
Levanté la vista y aposté por la siguiente pregunta.
- ¿Quisieras quitármelo después?
- No. Respondió rápidamente lo cual me llenó de decepción.
Me miró a los ojos maliciosamente.
- Simplemente lo subiría mientras te sostengo y recargo contra la pared.
Mis ojos se abrieron súbitamente entendiendo a la perfección a lo que se refería. Me sonrojé un poco, debo confesarlo.
Cuando la hora del postre llegó y mis calores disminuyeron.
- Acepto – solté finalmente. Sea lo que sea que esté por venir, lo acepto voluntariamente sin quejas por mi parte. Acepto iniciar nuevamente esto contigo, lo que sea que tenemos y aun cuando no quieres ninguna condición por mi parte, me gustaría solicitar amablemente poder conocer a ese Atlas que has estado escondiendo de mí, a ese Altas…
- Lo conocerás, pequeña, lo conocerás… Interrumpió de inmediato
Sonreí llena de satisfacción.
- ¿Entonces podemos revisar las cláusulas?
Deslizó su mano dentro de la carpeta y sacó unos papeles.
            - Firmaste a ciegas, no tienes más que acatar mis indicaciones. Me miró fija y profundamente, y para mi sorpresa me humedecí automáticamente.
            - Tienes razón.
            - Buena chica. Aun así, te complaceré…  Estas son las cláusulas, de nuestro convenio, tu y yo solemos funcionar mejor cuando todo lleva un plan, así que, te presento el mío a continuación:
            1. Por un año completo, tu y yo permaneceremos juntos, únicamente seremos tu y yo viajando, descansando, meditando, juntos, los lugares destinos se irán revelando cuando el momento sea oportuno para hacerlo. No podrás utilizar nada de tu dinero personal. Ni un solo centavo.
            Hizo una pausa. – Se que tienes bastante conflicto con esto, así que. En caso de que al final de todo decidas tomar un camino diferente, aceptaré el importe que decidas como pago de esta aventura.
            Asentí aun con reservas.
1.    Dormiremos en camas separadas, tomó un lapicero y añadió – a menos que desees lo contrario.
2.    Continuaremos con tu entrenamiento.
3.    Arreglaremos las cosas con tu abuela.
4.    En fechas especiales estaremos con tus seres queridos. Basta de aislarte.
Esta es la cláusula más interesante de todas.
5.    Podré agregar o eliminar tantas cláusulas crea necesarias durante el tiempo de este contrato.
Sonrió ampliamente al saber que tenía el control total y absoluto de aquello, sabía que me tenía en sus manos. Me pregunto ¿Cuánto tiempo habrá esperado para que la oportunidad de hacerme firmar se presentara?
El segundo contrato, lo discutiremos en un año.
Quedé por unos momentos meditando mis palabras antes de abrir la boca.
- ¿Es todo? ¿Nada de castigos? ¿Nada de Marcas? ¿Nada de pagos? ¿Nada de Sexo?
Rió fuertemente.
- Eso viene junto con el paquete de “Conocer verdaderamente a Atlas”. Y la parte del Sexo… no necesitaremos un contrato para eso, estoy seguro.
Nuevamente me sorprendió.
Suspiré…
-De acuerdo Sr. XXXXXXXX
Me puse de pie y me acerqué lentamente hacia él hasta quedar parada a sus espaldas deslizando mis yemas por sus hombros.
- A partir de este momento soy toda suya. Le rodeé con mis brazos y le di un beso en la mejilla.
El me jaló hasta quedar sentada sobre su regazo.
- ¿Mía?
Comenzó a deslizar sus manos por debajo de mi falda
Me tensé un poco, claro que él lo sintió.
Me miraba a los ojos.
- ¿Mia en el sentido de poder desnudarte en este momento y hacerte diez veces mía sobre esa mesa?
- No estoy oponiendo resistencia…
Me tomó por la cintura y me sentó sobre la mesa, me miraba profundamente a los ojos, su respiración era pausada, pero podía ver sus fosas nasales expandiéndose, sus manos comenzaron a recorrer de manera ascendente mis muslos por debajo de mi vestido, una descarga eléctrica recorrió mi piel, mis manos me sostenían a duras penas sobre la mesa, entonces…. se detuvo.
¡Dioses y Demonios! No puede hacerme aquello
- Iremos paso a paso en este tema.
Le tomé por el cuello de la camisa… urgiéndolo hacia mí.
Se acercó a mi oído. Esta noche tendrás todos los orgasmos que desees, eso te lo prometo…
Desafortunada o afortunadamente aquella noche me quedé dormida en el coche durante el camino de regreso a casa. Fui consciente de ello cuando en algún momento de la madrugada, desperté en nuestra habitación, completamente desnuda abrazada por él.
Me giré hasta quedar de frente, él dormía plácidamente. Le besé la frente e intenté alcanzar el país de los sueños rodeada por aquella masa de músculos, por mi Amor, por él.

 CONTINUARÁ....

No hay comentarios.:

Publicar un comentario