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viernes, 8 de junio de 2018

U. Love´s the only Rule

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- ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
Le miré de re-ojo, pues yo tenía la cabeza recargada en mi asiento y los ojos cerrados aun cuando no podía dormir, muchas cosas pasaban por mi cabeza y emociones por mi cuerpo.
- Apenas si lo recuerdo – mentí evidentemente.
- Yo lo recuerdo completamente – afirmó al tiempo que recostaba su cabeza en el asiento y miraba el techo del avión el cual queda a escasos centímetros de nosotros.
Mis emociones aún no se asientan así que podemos decir que respondo con el corazón y no con la cabeza.
- ¿Qué parte? – respondí ¿La parte donde iba a patearte el trasero o la parte donde quedaste como un idiota parado buscándome cuando escapé de ti?
Mi voz no sonaba con emoción -según yo – pero estoy segura de que algo entre furia y diversión pudo haber descrito mis palabras.
- ¡Ah! ¡Entonces si recuerdas! - El rió ante mi provocación, recuerda que este idiota se salió con la suya.
Me sentí una total idiota apenas salieron esas palabras de su boca, no puedo recordar que él juega este juego mucho mejor que yo, el piensa con la cabeza y aparentemente yo lo hago con los pies.
- Como ahora – afirmé haciendo hincapié en la situación en la cual me encontraba actualmente- realmente no veo la diferencia entre una situación y otra, pero lo que si veo es un maldito patrón.
- ¿Recuerdas el día que salimos a comprar tu vestido de graduación?
¿Qué si lo recordaba? ¡Dioses y Demonios! Recordaba cada maldito detalle, cada maldito gesto, cada maldito aroma, mi memoria no tenía un botón de re-set. Recuerdo exactamente el menú que degustamos ese día y como robó un pedazo de mi postre con MI maldita cuchara y todos los sentimientos y sensaciones que aquello despertó en mí.
- Realmente no – mentí acomodándome en mi asiento, el vuelo era largo.
-Lo dudo – respondió él. Todo está documentado, de manera muuuuuuy detallada aquí…
En ese momento abrí los ojos y vi como tenía abierto mi blog en su iPad.
          Atraje muchas miradas a continuación cuando intenté por todos los medios quitarle ese dispositivo de sus manos.
          - ¿Qué diablos? ¡Atlas! ¡Eso es privado!
          - Si fuera privado no estuviera colgado en la red.
          - ¡Es privado desde que no esperaba que te enteraras! ¡Dioses y Demonios!
          El continuaba deslizando su dedo sobre la pantalla, un post tras otro desfilaba ante mis ojos sin la posibilidad de hacer nada.
          - Demasiado detallado, diría yo, escandalosos detalles ¡Publicaste toda tu vida y nuestros detalles íntimos!
          - ¡No estaba destinado a que lo leyeras!
          Un par de voces gritó para que les compartiera la dirección… siendo olímpicamente ignorados por él.
          - “Reto Aceptado” leyó. Haciendo pausa entre palabra y palabra, encargándose de recalcar cada letra en ella.
          Giré la cabeza viéndole furiosamente a los ojos.
          - Furia en tus ojos es mucho mejor que verte cómo te he visto en las últimas semanas.
          - ¡Calla!
          Claro que recordaba cada mínimo detalle, he leído y re leído aquellos posts hasta el cansancio.
          - No estaba destinado a que TÚ lo leyeras – enfaticé cruzando los brazos sobre mi pecho y sintiendo como la bilis subía por mi garganta.
          - “Reto Aceptado mencionó nuevamente.
          ¿Enserio? ¿Cómo espera que me convierta en su esposa cuando no puedo mirarle a los malditos ojos?
          - Mis palabras no fueron lanzadas al aire patea traseros, te recuerdo que, mi paciencia es infinita y siempre obtengo lo que quiero.
           -¡Buena suerte con eso!
          Esas fueron mis últimas palabras antes de colocarme el antifaz que no me serviría de nada en aquel incómodo espacio, los audífonos para tratar de acallar las voces en mi mente y al mismo tiempo aislarme del mundo exterior.
          No hablamos mucho el resto del camino. Finalmente, el viaje llegó a su fin. Estoy segura de que él lo agradecía tanto como yo, por diferentes razones, pero lo agradecía.
          Al poner un pie en aquel aeropuerto millones de sentimientos se agolparon en mi pecho, todo el aire que contenía mi cuerpo abandonó mi ser en un solo movimiento. Perdí el equilibrio por unos momentos.
          - ¿Te encuentras bien patea traseros? – se acercó él inmediatamente.
          Afirmé con la cabeza. Me condujo hasta donde encontró un lugar donde pudiera sentarme y se dirigió por nuestro equipaje.
          Para ser una persona tan fuerte eres muy débil – Recordé esa frase de un libro que leí. Internamente me alegré por no haber ido sola, concluyendo en el acto que no me quedaría ahí más de lo necesario.
          Un día a la vez. Un día a la vez. Me repetí apretando mi pecho, intentando juntar todos los pedazos de mi alma, cuerpo y corazón en la antigua yo.
          Las sorpresas no terminaban y continuaban apareciendo, en serio que el Karma es un experto o experta para encontrar los mejores momentos donde puede pasar a cobrar su infinita factura, la cual estoy convencida que no terminaré de pagar en esta vida.          Una persona con mi nombre esperaba por nosotros, no se necesita ser un maldito genio para sumar dos más dos.
          Miré a Atlas y asintió sin estar completamente convencido, pero al final subió conmigo en aquel auto.
          Llegué a la casa y era ÉL quien esperaba por mí, aquél maldito y despreciable ser, que tendió su telaraña y me invitó a subirme a ésta tan seductoramente que me resultó irresistible, caí en el acto, pero no solo caí ¡Me quedé en ella para morir lentamente!
          Lo maldije y me maldije, pues finalmente esto llegó tan lejos como yo le permití llegar. ¡Maldito seas por siempre, que todos los Dioses y los demonios te permitan vivir para siempre!
          Tuve que reunir todas mis fuerzas para no lanzarme contra él.
          Respiré profundamente muchas veces y comencé a caminar.          Recuerdo nítidamente la primera vez que atravesé ese salón, tenía nervios, pero era por una razón totalmente distinta.
          Las cosas se complican en un segundo, de eso estoy convencida.
          La hermana de Alex atravesó el lugar a toda velocidad hasta quedar frente a frente conmigo únicamente para dejar plantada la palma de su mano en mi cara. Debo de decir que me sorprendí del grado de la acción más no por la acción en sí.
          Atlas se interpuso de inmediato entre nosotros empujándola un poco hacia adelante, le coloqué de inmediato la mano en el hombro a fin de detener alguna reacción por su parte.
          - ¡Te recibimos en esta casa como un integrante más, prácticamente como familia, y tú decidiste no solo dejar a mi hermano por alguien más, si no que tienes el descaro de traerlo a nuestro hogar!
          Ella hablaba a gritos y señalaba furiosamente a Atlas, su rostro era color rojo encendido y sus ojos querían asesinarme en ese mismo instante.
          Algunos de los familiares se habían acercado ya. ¡Tremendo espectáculo el que estábamos montando!
          Voltee a verle.
          No dijo nada. Parado frente a nosotros con sus ojos fríos, brazos cruzados y su rostro sin expresión.
          - Mentiste ¿Cierto?
          No permití que respondiera, hablé de inmediato con voz lo suficientemente alta para que todos escucharan, solo rogaba pro que la voz no se me quebrara.
          - Me encuentro aquí para atender los deseos de ELLA, no el de ninguno de ustedes. ¡Asegúrense de tener la historia correcta antes de tomar la decisión si soy o no bienvenida aquí! Lo cual, a estas alturas y si soy honesta, me viene sin cuidado, haré lo que vine a hacer y me marchare por donde vine.
          Crearon una barrera intentando detener mi paso. Casi fue irrisorio, pues no necesité más que dos movimientos para pasar a través de ellos.
          Entramos sigilosamente a aquella habitación. Atendiendo las normas básicas de educación le pedí a Atlas esperar del otro lado de la puerta.
          Me acerqué a su cama.
          Realmente es difícil pensar que ese respiro puede ser el último. Saludé de manera tierna y suave, con una sonrisa en mis labios.
          Ella sonrió respondiendo a mi saludo, estiró su mano hasta tocar la mía.
          - Llegaste.
          Afirmé al ser incapaz de responder, pues la voz se me hubiera quebrado.
          - Lo lamento – dijo ella.
          Le miré sin entender.
          - Me disculpo por lo que haya pasado entre tú y mi nieto, siempre hay dos versiones de una historia y yo solo he escuchado la de él. Sé que fue un tonto al dejarte ir - tosió un poco.
          - No tenemos nada que lamentar – respondí limpiándome las lágrimas. Quédate con la historia que él te haya contado, cualquiera que sea, solo me importa estar aquí contigo acompañándote.
          Ella sonrió.
          - Además – hablé nuevamente, te traje esto de regreso.
          Le puse entre sus manos el anillo que porté durante algún tiempo en señal de compromiso.
          -Deseo que lo conserves empujó mi mano de regreso hacia mí.
          - No podría, aunque quisiera, ahora soy una persona non grata para tu familia – sonreí – Ellos no permitirían que me quedara con esta linda joya.
          Con gran esfuerzo ella se reacomodó a fin de sentarse un poco más.
          En ese momento la hermana de Alex y Alex atravesaron la puerta, le rogaron que permaneciera acostada y que no realizara esfuerzos. Intentaron, por supuesto hacerme salir.
          Sonreí internamente cuando ella prácticamente de aquel lugar, de hecho, corrió a todos hasta quedarnos ella y yo a solas.
          Atlas logró colarse en medio de toda la confusión, únicamente me di cuenta de ello, pues la abuelita de Alex le miraba fijamente y por acto reflejo volteé la mirada hacia donde ella sostenía la suya. El simplemente estaba ahí, vigilando, esperando.
          Por unos momentos muchos colores subieron a mi rostro, pero unos momentos después todo se relajó.
          Miró el anillo que tenía en sus manos, emitió un largo suspiro y me miró nuevamente a los ojos al tiempo que acariciaba mi mejilla.
          - ¿Es él el indicado?
          Miré a Atlas y el corazón me brincó y dolió al mismo tiempo. Pero éste no era mi momento así que decidí dejar todos mis sentimientos y problemas emocionales a un lado.
          Sonreí amablemente.
          - Necesitas descansar. – Respondí intentando desviar el curso de la conversación.
          Ella respondió de la misma manera con una intención similar.
          - Este anillo – comenzó a decir – Es mi deseo que lo tengas.
          - Pero….
          Ella me interrumpió antes de poder decir nada.
          - La persona que te acompaña – hizo una pausa – Es Atlas. Afirmó.
          Incliné un poco la cabeza, me sentía avergonzada por haberlo llevado, sobre todo después del recibimiento tan poco amigable, pero justificado de su familia. Tomé sus manos entre las mías y simplemente no pude hablar, si lo hacía las lágrimas se derramarían inevitablemente.
          Él estaba haciéndome compañía, era la cruda verdad, pero también me estaba aprovechando de su excelente corazón y me estaba aferrando a él para encontrar la fuerza que requería hoy día estar ahí.
          - No te preocupes querida.
          ¡Ella me estaba consolando, aún en su lecho de muerte!
          - Antes de casarme con mi difunto esposo, yo también conocí a mi “Atlas”.
          Entonces levanté la mirada para adentrarme en la suya… ¡Tenía mi atención!


          - Durante la primavera del año XXXX mi padre me informó que, para el otoño de ese mismo año, me casaría con mi ahora difunto esposo.
          Pude ver en su rostro, el mismo dejé de resignación que yo tenía hace algunos meses. Es increíble como las cosas se están presentando en este punto.
          - Matrimonios arreglados era algo que ya no era acostumbrado para esos tiempos, sin embargo, mi papá creyó que era lo mejor para la familia. Siendo yo su primogénita, arregló todo. No podía negarme, eran otros tiempos…
          Pensé que con el tiempo le llegaría a amar, no le conocía pues pertenecíamos a grupos distintos y él era más grande que yo. Claro que esperaba que al menos fuera bien parecido.
          No tenía otra alternativa fuera de esperar mi destino, atendería los deseos de mi padre y rezar por que Dios me diera fuerza para poder soportarlo todo.
          Desafortunadamente para todos – hizo una pausa, emitió un gran suspiro – conocí a alguien más.
          A estas alturas ya sabía cómo había terminado todo, pero supongo que era algo que ella necesitaba platicar antes de…
          - Él era un extranjero, moreno, alto, ojos negros y profundos, un aventurero que tenía pláticas únicas e interesantes.
          Tosía y la respiración se entrecortaba.
          - Sin planearlo mucho vivimos un romance apasionado – dicho esto su semblante se iluminó y parecía haber recobrado un poco de la vida que se le escaba a cada respiro.
          Nos complementábamos en cada uno de los aspectos y el sexo ¡Dios! Fue el mejor sexo de mi vida. Una risilla traviesa se escapó de sus labios. Ella continuaba sosteniendo el anillo.
          Yo me encontraba sentada a un lado y frente a ella, escuchando atentamente, pues era lo único que podía hacer a esas alturas. Era solo cuestión de tiempo. Atlas no se movió de su lugar y se encontraba a una respetuosa distancia. El ambiente era tenso más por las personas fuera de la habitación que por nosotros. Había flores en la habitación, pero su aroma se sustituía por el aroma a medicina y aparatos de hospital.
          Siempre he deseado morir mientras duermo, pero por como he conducido mi vida hasta ahora, dudo que pueda tener semejante honor – pensé mientras tomaba su mano.
          Suspiró mirando hacia el horizonte y si me preguntan puedo jurar que se encontraba viendo a Atlas.
- Evidentemente y con tan solo un par de semanas de relación, decidimos estar juntos para siempre, no había nadie en el mundo mejor para mí que él y viceversa. Conocía mi situación y entonces hablamos de escapar juntos, iríamos a México (coincidencia???) Su próxima parada sería ahí, tenía algunos negocios que atender.
Él me hablaba de energías, de personas únicas y especiales…
¡Tenía mi atención señora! – Ahora mi concentración estaba al ciento por ciento con ella, pero sobre el tema no dijo nada más.
¿Cómo era aquello posible y que nueva sorpresa me esperaba?
- Ese día él me dio este anillo – bajó la mirada y la posó sobre la pieza de joyería -  una pieza que no es única, él tenía dos piedras similares las había encontrado en un exótico país, las mandó montar cuando nos conocimos, una para él y la otra para mí. Daba igual si era un rubí, una esmeralda o una roca. ¡Era solo mía! Nunca supe qué tipo de piedra era, nunca quise saberlo.
          Había tomado una decisión ¡No me casaría con la persona que mi papá había elegido, no cuando había encontrado el amor verdadero!
          La noche en que decidí hablar con mis padres, él me acompañaba, como el caballero que era no me dejaría sola en esa situación, entonces con nuestro amor como bandera nos enfrentaríamos al mundo ¡Un gran paso para mí! Y un escándalo en la familia.
En ese momento estaba decidida a comenzar una nueva vida a su lado, por lo que me hablaba llena de aventuras, todo parecía estar sacado de un cuento ¿Sabes?
          Esperaba un gran escándalo, una gran batalla, pero no me importaba ¡Él me había proporcionado el valor que necesitaba! Me enfrentaría a mi padre y sin importar si contaba con su bendición o no, nosotros ya teníamos los boletos de ida.
          Desafortunadamente la vida me puso a prueba, esa noche cuando llegué a casa decidida a hablar con ellos y al recibir la noticia, mi padre sufrió un ataque al corazón.
          En un segundo toda mi vida y mi mundo cambiaron.
          Esa noche en el hospital, de la mano de mi madre, descubrí que nuestra situación financiera era terrible. No podríamos pagar la cuenta de un hospital. ¡No podíamos darnos el lujo de pagar la comida siquiera!
          Entonces llegó mi difunto esposo y se hizo cargo de todo, fue el momento en que le conocí y nos presentaron oficialmente.
          Podrás entender que ahora había adquirido un compromiso moral, sin el seguimiento médico adecuado mi padre no sobreviviría. Y aun después de su recuperación, no podría trabajar. Evidentemente con el dinero de mi difunto esposo mi padre no solo tendría los mejores cuidados, si no que mi familia no tendría que preocuparse financieramente nunca más. Debía hacerlo.
          Me sentía culpable, pues aún pienso que fui quién ocasionó aquello a mi padre. Mi matrimonio fue la manera de pagar esa deuda que siempre creí tener.
          Le vi una última vez, un último encuentro, un último adiós. El me juró que podía ayudarme, pero ahora estaba atada en una manera que él, siendo un alma libre, no comprendía. Me pidió esperar, él podría regresar a solucionar todo aquello.
          No lo medité mucho.
          Después de todo él era un extraño que no tenía ningún lazo con mi familia solo el amor que se suponía profesaba por mí. Se aferró a mí tanto que dolió.
          - “Si me amas déjame”.
          Esas fueron las últimas infames palabras que él escucho de mí. Antes de marcharse, dejó el anillo en mis manos, me besó en la frente y se marchó, llevándose mi corazón, junto con él. En el mismo instante que abrí la boca para decir aquellas palabras, el cerró la suya y supe que jamás volvería. ¡Él me amaba!
          No volví a saber de él y con el tiempo supe que fue la peor y más estúpida decisión que he tomado en mi vida.
          Me miró a los ojos.
          - Sé que tienes preguntas, pequeña BB. Es toda mi historia. Esta joya no es una joya de MI familia. Es una joya de TU familia. Consérvala, como pago por la ceremonia que te pedí. Honestamente no creí en nada de lo que él me contó hasta que tú apareciste, cosa que nunca creí una coincidencia.
          - Su nombre – pregunte- Cual es su nombre.
          Ella sonrió.
          - No he dicho su nombre en muchos años. – quedó en silencio.
          Miró a Atlas y Atlas la miró a ella.
          Antes de que pudiera decir nada ella comenzó a hablar nuevamente.
          - Me quedaré con la historia que me contó mi nieto como has solicitado, misma que sé que no es verdad. Mi nieto nunca fue tu felicidad, debes reconocerlo. Debes estar al lado de aquel que hace tu cuerpo temblar con solo decir tu nombre, de aquel que hace tus ojos brillar con un simple recuerdo, con aquel que, sin importar tu pasado, se ha aferrado a tu presente y desea crear un futuro juntos.
           Nuevamente se miraron ella y Atlas.
          Esas miradas fueron como las miradas que los muchachos tenían entre ellos, me incomodaban, pero ya estaba acostumbrada y lo más importante, ahora no me apresuraría por respuestas.
          Hablé en voz tan baja para que él no me escuchara.
          - El problema no es él, el problema soy yo. ¿Cómo puedo siquiera pensar que lo merezco, que merezco todo ese amor después de mis estúpidas decisiones?
          Ella sonrió, y acarició mi cabello.
          - Ahora ya sabes cómo es vivir lejos de él y tienes la oportunidad de elegir. Elige sabiamente
          Fuimos interrumpidos por Alex, quién abrió la puerta y esta vez traía refuerzos. Toda su familia ingresó y yo me despedí de ella con un beso en la frente.
          - Esta será nuestra despedida, le sonreí y recibí una sonrisa de regreso. Nos vemos del otro lado ¡Donde quiera que eso sea!
          De inmediato caminé hacia la puerta.
          - ¡No es el momento de acobardarse! – Gritó desde su lecho.
          No me giré y Atlas me envolvió en un abrazo para salir de ahí.
          Fui consciente nuevamente del presente hasta que llegamos a nuestro destino. Lugar que conocía perfectamente.
          Guardé silencio, pero me puse rígida.
          Habíamos llegado a XXXXXXXX y para mi sorpresa Atlas tenía la llave de aquel lugar.
          - ¿Quieres hacer los honores? – preguntó ocultando la sonrisa que aquello le provocaba.
          Ciertamente a estas alturas nada podía sorprenderme, pero ¿Esto?
          - Bien, lo haré yo. Respondió ante mi falta de acción o respuesta.
          Abrió la puerta hacia mi “Habitación en el fin del mundo”. Este había sido mi refugio cuando desaparecí de todos ellos hace un tiempo, aquí fue donde me escondí, donde pasé muchos momentos con Alex, donde pensé que iniciaría una nueva vida.
          Estaba un poco aturdida por todo esto.
Se introdujo en aquel lugar y se sentó en el sillón de la sala.
El lugar ahora parecía carente de color, carente de aquel calor y ternura con el que me recibió.
- ¿Lista para hablar?
- ¡¿Estas de broma?!
- No bromeó. Respondió con toda la seriedad que le fue posible.
- Necesito salir de aquí. Respondí a cambio.
Creí que podría soportarlo. Cuando pensé en comprar mis boletos, este sería mi destino, este sería mi refugio, pero ahora después de lo que sucedió en casa de Alex, solo quiero quemar este lugar. Incluso el aroma tan familiar para mí ahora quema mis fosas nasales.
- Antes, me gustaría saber, la razón por la cual compraste esta propiedad.
Quedé pasmada. ¿Cómo lo sabía?
Se acercó hasta quedar de pie frente a mí y de manera teatral dijo “Yo lo sé todo”.
A mi mente le estaba costando procesar todas aquellas palabras, me sentía mareada, estaba perdiendo el equilibro, afortunadamente el me sostenía de los brazos situado frente a mí.
- ¿Algo que quisieras conservar de aquí? – preguntó firme y despreocupadamente quedando pendiente de mi respuesta.
Le miré un poco confusa al no saber a lo que se refería con su pregunta.
Sacó de entre sus cosas los papeles que había firmado antes de salir de viaje.
- La propiedad ya no es tuya – Hizo una pausa - No te preocupes, me encargué de que el precio fuera superior al que pagaste.
Volví a mirarle muy asombrada.
- Además demolerán el lugar. – Dijo finalmente.
¡Dioses y Demonios! Atlas me cubría en todos mis puntos débiles. Inevitablemente sus palabras llegaron a mi mente Puedo cuidarte incluso de ti misma.
Respiré profundo – No deseo sacar nada de aquí. Si van a destruir el lugar que lo destruyan junto con mi pasado. Es una pena que no puedan destruir también mis recuerdos.
Me acerqué a la puerta de manera decidida, no titubee ni un solo segundo, él me alcanzó abriendo la puerta para que pudiera salir.
Lamentablemente encontramos a un Alex que impedía nuestra salida.
De inmediato Atlas se interpuso entre nosotros.
- ¡Siempre fue él! – gritó señalando a Atlas pero mirándome a mí.
Quedé hecha piedra.
Alas lo estaba bloqueando completamente a fin de evitar su entrada a aquel lugar, al cual accedió finalmente para evitar un escándalo mayor.
Entró dando tumbos por su evidente estado de ebriedad.
- ¡Todo este lugar está lleno de recuerdos! ¡Fuiste mía en cada espacio de este lugar! ¡¿Pero al final, siempre fue él?! ¡Nunca tuve oportunidad!
Yo aún le miraba sin responder.
Atlas no le permitía acercarse a mí.
- Vendí el lugar porque me resultaba insoportable el recuerdo de haberte tenido y perdido a causa de él, pero ahora ustedes están aquí.
Le lanzó un golpe a Atlas, quien lo esquivó hábilmente.
Yo estaba dolida y la furia me subía por las venas. Había muchas cosas que deseaba decirle, demasiadas cosas que quedaron inconclusas. Si un sentimiento se apoderó de mi ese era el enojo desmedido definitivamente, por lo que comencé a gritarle y a empujarle hacia atrás.
- Lo lamento Alex, lamento si fui injusta al haber accedido a venir aquí sin aclarar mis sentimientos, pero supongo que estamos a mano con las mentiras que le contaste a familia. ¿Sabes?, aún tengo los datos de la reportera… quizás ella se interese por la historia…
¿De dónde diablos salió aquello? ¡No me reconocía!
- ¡Puedes contarle al mundo lo que hice! ¡Puedes tocar de puerta en puerta! Eso me tiene sin cuidado. Yo solo te quería a ti. ¡Yo me enamoré de ti! ¡Diablos Princess! Solo te quiero a ti.
Se arrodilló frente a mi abrazándose a mi pierna como un niño desconsolado.
- ¡Estas demente! No tenemos nada más que hablar.
Me alegré de no sentir nada por él, no pena, no amor, no simpatía.
- ¡Siempre fue él! Gritó una vez más haciéndome enfurecer.
Me lo sacudí de encima como quien se quita un insecto asqueroso de encima.
- ¡Sí! Tienes razón – respondí furiosa. ¡Así lo planee desde un inicio! ¡Yo sabía que ustedes dos se conocían! ¡Fue mi maldito plan desde un inicio! Aparentemente abrí mi blog únicamente para que lo encontraras por casualidad y en el inter tonteáramos un rato. ¡Aparentemente también estaba entre mis planes aceptar casarme contigo o llegar a conocer a tu familia, salir en televisión! ¡Seguramente todos esos planes los tracé desde un inicio! ¡Maldito egoísta!
A este punto me encontraba encima de él golpeándole en la cara con la mano abierta, no me importaba que tuviera que cuidar su rostro (confieso que lo pensé). Él se cubría con sus manos pero evidentemente por su condición y la mía le era imposible esquivar todos los golpes.
¡Claro que quería matarlo!
- ¡¿Y lo que tú me hiciste a mí?! Maldito egoísta.
Atlas me retiró de encima de él.
Me giró y me abrazó en medio de mi ataque de furia, solo él podía controlar a la bestia que habitaba en mí.
- Preciosa – hizo una pausa hasta lograr que sus ojos encontraran los míos – no vale la pena.
Tenía razón.
Salimos de ahí sin mirar atrás. Escuché como me llamó en un par de ocasiones, sin embargo, no voltee a verle.
Esa noche la pasé en sus brazos ¡Dioses y Demonios! Era todo lo que necesitaba, es todo lo que necesito, sus brazos son el cielo… MI cielo particular.
Al siguiente día recibí el mensaje que inevitablemente llegaría.
Nos presentamos ahí aun cuando mantuvimos la distancia y esperamos a que todos se retiraran del cementerio para poder hacer lo nuestro.
Evidentemente necesitaba de él, cuando sucedió lo de Kevin, yo únicamente fui espectadora, pero ahora me convertiría en una ejecutora. No consideré muchas cosas que él ciertamente consideró.
Pasaron una serie de cosas inesperadas… Ella se manifestó, no como un fantasma ni cosas así, estamos hablando de energía aquí. Pero después apareció alguien más y le agradeció a Atlas, entonces las dos energías se fusionaron y simplemente se desvanecieron.
Le miré desconcertada, a cambio recibí una sonrisa de su parte.
- ¿Lista?
Estaba aún más confundida.
- ¡Necesito saber que fue todo eso?!
- Tenemos un avión por abordar. Tienes mi palabra de que todo lo esclareceré en su momento.
Tendió su mano para que caminara junto a él…

CONTINUARÁ...

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