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viernes, 8 de diciembre de 2017

Q. Labor of Love

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“Its a full time job, the work's never done
Twenty-four seven, it's a labor of love
Yeah, everything I got, it's all about us
Baby this ain't working, it's a labor of love
Baby this ain't working, it's a labor of love”

Atlas se encontraba de pie frente a mí.
Dejé escapar algunas lágrimas para poder liberar un poco de la presión que estaba viviendo.
Me abrazó sin solicitar permiso.
¡Dioses y Demonios!
En ese momento todo regresó a mi memoria, memoria celular, costumbre, ¡Llámalo como quieras! Lo cierto es que lo necesitaba, me aferré a él como si fuera una cuerda que me garantizaba sobrevivencia, a todo él, su aroma, su calor, su magnífica sonrisa, sus besos, sus caricias…
Cerré los ojos y absorbí la emoción lo más que pude. Estaba preparada para algún movimiento osado por parte de él, la situación le estaba presentando el escenario perfecto.
Nunca me ha soltado, siempre ha sido mi roca y una roca bastante efectiva, pues sostiene mi cuerda aunque yo insista en cortar la soga.
- Creo que es el momento en que veas mi faceta donde yo lucho por ti. Te he conocido por los últimos años y siempre haré lo que es mejor para ti aún en contra de tu voluntad, pero eso  no es nada nuevo para ti, eso ya lo sabías, ahora lo demostraré.
Mantuvo mi rostro sobre su hombro y su mano acariciando mi cabello.
Mochila de: @seresdemexico (instagram).
- He preparado una mochila para ti, dentro encontrarás varias cosas que te serán de utilidad, tenemos poco tiempo y hemos de partir si no queremos que Ramsés venga por nosotros e interrumpa esta plática así que solo escúchame por esta ocasión.
Me retiré de él lo suficiente para poder mirarle pues entendía y no lo que me estaba diciendo.
- Conozco a detalle a donde vamos y estoy seguro de la decisión que tomarás.
Se puso de pie y me entregó una mochila.
Tomé la mochila ladeando la cabeza sin entender lo que estaba haciendo.
- Esta vez no te buscaré, tienes mi palabra, solo confía y aférrate a ella, investiga después lo que lleva dentro, si alguna vez confiaste en mí, este es el momento.
Reí un poco.
- ¿Tu palabra? Su palabra  tiene tan poco valor ahora…
Se sentó a mi lado acariciando mi rostro.
- Tu sonrisa vale mi mundo – Afirmó. Tienes mi palabra, confía por esta ocasión BB no te estanques hace cuatro años atrás.
Me puse de pie con la intención de prepararme, teníamos minutos antes de que debiéramos salir de aquel lugar.
Cuando estuve lista caminé hacia la puerta colgándome mi nueva mochila preguntando qué era lo que contenía, desviando ese pensamiento hacia un pensamiento más perturbador…
Antes de abrir la puerta me topé una vez más con al Atlas que yo conocía.
Me giró en un solo movimiento acorralándome contra la puerta, colocando sus dos manos a los costados de mi cabeza.
- ¿Qué…
- Una, solo dame una razón para no besarte en este momento, él claramente no te ama si rompió su compromiso por una razón tan tonta como ésta ¡No te ama! Él no entiende lo que es amor, ¿Creíste conocerlo por haber estado en contacto con él tanto tiempo? Lo lamento BB, lamento no haber dicho nada, pensé que tendrías una buena razón para no compartir  esto conmigo, respeté tu espacio, tu secreto, yo lo sabía, lo sabía todo y sé lo que está por venir…
Quedé helada ante sus declaraciones.
- Atlas, como…
En ese momento tocaron la puerta.
No me decido si afirmar que fue una fortuna o una des fortuna.
Mis ojos aún estaban enrojecidos….
- ¿Pasó algo? Atlas…
Interrumpí a Ramsés antes de que prosiguiera y aprovechando que estaban todos ellos frente a mí.
Aclaré mi voz, erguí mi rostro y les miré a los ojos.
- Atlas no ha sido más que un perfecto amigo. Hice una pausa. Alex acaba de romper nuestro compromiso debido a que he decidido viajar con ustedes a Egipto.
Sonreí falsamente para colocarme aquella máscara que tan perfectamente calzaba en mi rostro, oculté mis emociones una vez más, esto lo busque yo sola, esto yo  sola lo provoqué, esto yo sola… ¡Dioses y Demonios! Yo solo pondría aquello en una bolsa mental y lo atendería después.
- Así que...  ¡Hagan que esto valga la pena!
Puse mi mano sobre el hombro de Ramsés y caminé hacia adelante más insegura que nunca y más llena de dudas que en ningún otro momento, pero segura que quería cerrar este capítulo y fuera cual fuera la razón de ir a Egipto mi corazón me jalaba hacía allá, incluso la loca de la casa me susurraba seductoramente, después de todo era algo tan endemoniadamente importante como para que Ramsés se hubiese puesto de rodillas, y aquello era mucho decir.
El silencio reinaba dentro del coche.
Evidentemente nadie quería mover al elefante blanco sentado en aquel lugar.
Bajé un poco la vista y las lágrimas comenzaron a correr casi de inmediato, una de ellas cayó directamente en el anillo que portaba.
¿Deberé retirarlo ahora? Jugueteé un poco más con él Dando vueltas en mi mente referente a si realmente sería el final de aquello.
También pensé que aquello sería la respuesta al universo referente a mi resistencia a casarme con él. Las letras KARMA en color neón aparecieron en mi mente.
Miré por el vidrio y me concentré en pensar en lo que me depararía, que sucedería en nuestro destino.
Egipto.
Esa ciudad siempre resultó enigmática para mí, siempre había deseado ir, es un hecho que los nombres de un faraón y su hija habían marcado mi vida, pero si me ponía a pensar un poco más en aquello, esa ciudad me llamaba.
Cuando alguna vez conversé con Atlas referente a nuestra luna de Miel, definitivamente ese sería el lugar al cual iríamos él y yo. También me pregunté si únicamente lo habían elegido por ser una ciudad a la cual yo quería ir.
Muchas incógnitas pasaron por mi mente.
Saqué el celular de mi mochila solo para darme cuenta que no tenía ni un solo mensaje de él.
Mi corazón se destrozó aún más ¿Así terminaría todo? ¡Dioses y Demonios!
¡Cortaron con migo por teléfono! Y no estamos hablando de una relación de niños de secundaria, estamos hablando de una relación que se suponía correspondía a personas maduras y que después de todo estaban planeando una boda.
Su familia…
Limpié dignamente mis lágrimas, agité mis manos frente a mis ojos para tratar de detener aquel torrente, una mano acercó un kleenex, lo tomé, sonreí e inhalé una gran cantidad de aire.
Había tomado mi decisión basado en lo que quisieras, era momento de mirar al frente.
Pensé que era un buen momento para indagar en lo incógnita que tenía sobre mis piernas: La mochila.
Por lo que pude ver sin resultar demasiado sorprendida o curiosa, pues después de todo se suponía que aquello era de mi propiedad. Contenía boletos de avión abiertos en fecha, destino y hora, una cartera que no era mía,  pero contenía tarjetas de débito y crédito  a mi nombre, dinero en efectivo,  una cantidad mayor a la que me gustaría cargar, mis identificaciones… Pero lo que llamó la atención fue una carta oculta en la bolsa interior junto a una llave.
Encontré también un libro y una Tablet.
No rebusqué más y me limité a mirar, el resto de las cosas eran cachivaches que yo cargaría, cosas de mujeres y al fondo sosteniendo todo… una palestina impregnada con su aroma…
¡Dioses y Demonios! Aquello era además de un equipaje de mano un kit de emergencia…
Llegamos al aeropuerto donde iniciaríamos un viaje de más de 10 horas, ahora estaba embarcada en un viaje con ellos.
Me moví un poco de aquel grupo y el Rubio se reunió conmigo cuando comencé a mirar los escaparates del aeropuerto.
- Un dólar por tus pensamientos.
Sonreí.
- Mi vida, ha sido una completa y total montaña rusa desde que llegué a sus instalaciones, continuo preguntando si tomé la decisión correcta.
- ¿Te arrepientes?
- Definitivamente no.
La respuesta salió de mis labios de una manera fluida, de una manera automática, determinada y sincera.
- Creo entonces que tienes tu respuesta.
Ambos sonreímos.
Sin pensarlo entramos a una tienda de artículos para motociclista, miré algunas cosas, elegí algunas otras, todo aquello me fascinaba, la piel, el color negro, los estoperoles.
- Ese look no te queda para nada – frunció el ceño.
- Si tuvieras que quitarlo de mi cuerpo, te apuesto que te encantaría – dije en tono de broma.
Él se irguió tomando mi mano izquierda.
- De lo único que deseo despojarte en este momento es de éste anillo.
Retiré la mano.
- Bueno sí, lo retiraré cuando sea el momento.
Miré el celular con la esperanza de encontrar algún mensaje….
- ¿Sabes? si fuera yo, alguno de mis hermanos o incluso Atlas, hubiéramos cogido el primer avión que nos asegurara la permanencia a tu lado, no te hubiésemos prohibido ir pero te hubiéramos acompañado, hubiésemos estado ahí para sostener tu mano…
- Bueno, ambos sabemos que ustedes se distinguen por ser acosadores, dale una oportunidad, para él también esto es demasiado, él…
Guardé silencio y ahogué mis lágrimas.
- Si has de justificarlo….
- ¡Calla ahora mismo!
El levantó las manos en señal de rendición, y se marchó de ahí.
¡Exasperantes! Todos ellos exasperantes.
Escuché el llamado para nuestro vuelo…
Compré un último recuerdo…

Quería dormir, quería perderme en mis sueños aplastantes, quería no soñar nada, quería…. Adormecerme.
Le pedí una bebida alcohólica a la azafata, justo la tenía en mi mano, observando sus profundos colores, su consistencia, imaginando el sentimiento que tendría al tomarla, al deslizarse por mi garganta, tenía a la vista también mi celular… el cual jamás mostró el mensaje que esperaba.
Abrí la botella…
¡Dioses y Demonios! ¿Qué le veía la gente con tal adicción a aquel producto…?
No lo entendía, ¡Yo quería grandes y obscenas cantidades de chocolate!
Atlas me deslizó una gran barra de chocolate cuando vio que  cerré la botella.
Estaba parado a mi lado, me cuestioné cuanto tiempo llevaba ahí y yo no lo había notado.
Tomé la barra y la devoré sin ninguna duda… Esa era mi droga, esa era mi adicción.
Atlas y chocolate, la combinación perfecta.
Tomé la carta introduciéndola en un neceser que encontré dentro de la mochila también para poder ocultarla y me dirigí al baño para leerla, la curiosidad que sentía estaba rebasando los límites permitidos en mi cuerpo.
Cerré la puerta asegurando que nadie me molestaría y abrí aquel sobre, que no solo contenía una carta, eran varias hojas escritas con perfecta caligrafía, ortografía y la firma no solo de Atlas, si no de los trillizos también.
Los ojos se me humedecieron aún más…
Salí de ahí sin justificar mis lágrimas, mismas que eran hasta cierto punto normales por todo lo que estaba viviendo últimamente…
¡Aquello era demasiado!
Sin pedir autorización, sin previo aviso, me acomodé en los brazos de la única persona que podría brindarme consuelo en aquellos momentos, le abracé y me perdí en un profundo sueño que sabía que sus brazos me garantizarían.
Dependiente o no ahora lo tenía claro
Desperté un par de horas antes de nuestra llegada.
¡Dioses y Demonios! Había dormido plácidamente como en cada ocasión en sus brazos. Pobre de mí almohada - humana, pues concluí que no se había movido nada durante aquel tiempo.
Me miró sonriendo.
- ¿Descansaste?
- ¡Lo lamento! – exclamé y me moví al instante.
- Nadie te solicitó moverte. Su sonrisa evidenciaba que aquello difícilmente le molestaba.
- Mi intención únicamente era tomar una pequeña siesta.
- Tenerte nuevamente en mis brazos de esa manera… bueno estoy dispuesto a tomarlo en compensación por la noche en vela que pasé.
Me desperecé. Miré a mí alrededor y  reinaba la paz
¿¡Que más esperaba de un vuelo intercontinental¡? ¿Zombies?
Reí ante mi estúpido pensamiento.
- ¿Deseo conocer el motivo de tu risa?
- Estupideces de una mente decadente – Declaré rápidamente.
- Te dejaré descansar ahora, me iré a mi lugar.
- Nadie te pide que lo hagas.
- ¡Deberías hacerlo!
Sin pensarlo me incliné a darle un beso en los labios y rápidamente hui de ahí.
¿Por qué lo hice? ¡Dioses y Demonios! Aquello no estaba nada bien.
Elegí una película de la lista que ofrecían y honestamente puse mi mente en blanco. Le pedí a la azafata algunas cosas para comer y para hidratarme.
Descendimos hacía aquel enigmático lugar, el clima era caluroso.
Definitivamente no es como lo venden en las películas de Hollywood…
No haré comentarios negativos de esta ciudad y de ésta maravillosa experiencia, después de todo sería la ciudad que me revelaría uno de los mejores secretos hasta ahora guardados.

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