La noche del quinto día que
estaba en aquel lugar, el quinto día en que me había convertido en una fugitiva,
me había preparado una ensalada, algo ligero
que me mantuviera alimentada, saludable y satisfecha.
Se había hecho un hábito para
mí no permanecer visible en la ventana, no salir, no contestaba el teléfono o
la puerta pues al final de todo aquel no era mi hogar, así que por ello no me
preocupé.
Preparé la tina de baño que
era el accesorio de aquel lugar que más uso le había dado para disponerme a dar
una larga ducha acompañada de unas melodías de Bosa Nova que había encontrado
en su colección, muy amplia por cierto, y fue toda una tarde que me costó
entender su súper avanzado sistema de sonido controlado por una cosa que parecía
una Tablet… en fin hombres y su fijación por la tecnología.
¡Tan curiosa yo! y fui dejada
atrás con todo un nuevo universo por inspeccionar, la verdad que fue lo único
que mantuvo alejada a mi mente de la realidad para no caer en la locura
aquellos días.
Todo un terreno nuevo para mí,
era su mundo, su vida y lo dejó a mi
disposición.
Fue justo cuando me disponía a
entrar a la tina que escuché que alguien había entrado y al tiempo escuché su
voz, buscándome y saludándome.
Me envolví en una toalla de
baño y corrí a su encuentro, un día más en soledad y comenzaría a ser ermitaña.
- ¡Estoy de regreso! –gritó.
No pude si no brincar de
alegría y corrí a abrazarle abalanzándome hacia él.
- Me sentía realmente sola.
Comencé a llorar.
- Tranquila - dijo al tiempo que me acariciaba la cabeza.
- ¿Todo está bien?
- Todo está perfecto, solo que
comenzaba a pensar que nunca regresarías, no pregunté cuanto tiempo estarías
fuera y comenzaba a pensar que demorarías más días, La soledad no es lo mío.
Tenemos que encontrar una
creativa manera de comunicarnos.
- Jamás haría eso de no
regresar, e igual que necesitamos encontrar una manera de comunicarnos.
Me abrazó fuertemente y me
embriagué de su aroma.
Limpié mis lágrimas e intenté
reemplazarlas por una gran sonrisa.
Lo invité a tomar un baño con
migo, supuse que después de un día de viaje, le caería bien, se mostró algo
dudoso pero aceptó sin problema, dejó su equipaje junto a la puerta, había
viajado ligero hasta donde recordaba, pero había traído mucho equipaje consigo.
Curiosa, curiosa.
Mientras me acompañaba a nuestro
destino, reparé en el hecho de que antes, él nunca me había visto desnuda,
invitación realizada sin pensar, ¡Cómo siempre!
Él por el contrario no tuvo
problemas para despojarse de su ropa, y fue aquí donde me di cuenta que no
había meditado bien mi decisión.
Cuando él se encontró
totalmente sumergido, me invitó a sumergirme junto con él. Ahora me tocaba
enfrentar mi decisión, por lo que me despojé de mi bata y de una manera natural
me introduje en la bañera, posicionándome frente a él, nos recargamos hacia
atrás y el me rodeó con sus brazos, me dio un beso en el hombro.
- ¿Cómo te encuentras
realmente? – Preguntó – no quiero mentiras.
Suspiré evitando que un millón
de lágrimas rodaran por mis mejillas, aún era un tema del que no podía hablar
despreocupadamente.
- Adaptándome a mi nueva
rutina, conociendo cada rincón de éste lugar.
Nuevamente una cárcel de barrotes de oro – sonreí para
mí misma y mis oscuros pensamientos.
- ¿Tienes ya idea clara de lo
que harás?
Recargué mi cabeza hacia atrás
sobre su hombro, miré al cielo por unos instantes, con sus manos, él vertía
agua sobre mi cuello para que se deslizara hacia abajo.
- Si tengo tu aprobación
estaría bien para mí quedarme por un tiempo en este lugar, hasta que el
encierro me vuelva loca y decida salir.
- Mi casa es tu casa, dijo él.
Pero lo justo ahora me dieras todos aquellos detalles que no has compartido
conmigo durante estos años.
- Uh, dije yo, esperaba que
pasáramos por alto eso.
- Ni pensarlo, Princess, tarde
o temprano tocaríamos ese tema, no me gusta quedarme con la curiosidad y ahora
que hemos llegado a éste punto donde soy cómplice de una fugitiva, me gustaría
saber todos los escandalosos, oscuros, perversos y prohibidos detalles.
-¡Eres un loco! – arrojé un
poco de agua hacia atrás esperando que le cayera justo en el rostro.
Después de un momento de
silencio de mi parte y sin dejar de disfrutar de su abrazo, comencé a brindarle
los detalles de mi vida, sabía que estaba rompiendo muchas reglas pero para
cuando ellos me localizaran calculo que ya no habría nada que pudieran hacer,
mucho tiempo habría pasado ya, y después de mi magnífica salida, sé que no
había mucho que ellos pudieran hacer.
Escuchó atentamente mi
plática, puso un poco más de agua caliente a nuestra mini-piscina cuando no llevaba
ni la mitad del relato. De vez en vez hacía alguna pregunta, pero básicamente
escuchó atentamente y sin interrupciones.
- Solo necesito un tiempo – le
dije – antes de concretar lo que haré con mi vida, te compensaré por todo, lo prometo.
Me acercó un poco más hacía él
y me dio un tierno beso en la espalda.
- Princess, ahora ya me debes
intereses, solo que soy tan buena persona que puedo tomar éste momento como un adelanto a tu
pago.
Sonreí y recorrí con mis manos
sus brazos o al menos la parte que me quedaba disponible para hacerlo.
Me gustaba aquella sensación
aunque me sentía extraña, y sentía que estaba traicionando a alguien, pero
realmente no había dejado a nadie atrás, comenzaba a comprender un poco de las
acciones realizadas por Atlas un par de años atrás cuando él se fue a entrenar,
no dejas nada atrás que te ate con ésta nueva vida, con la vida que ahora estas
decidiendo vivir, buena o mala, fue tú decisión, libre decisión.
- Acordamos que pasaríamos
éste año juntos, pero si tus planes cambian dímelo y me marcharé. No quiero
atarte con una sencilla promesa o mantenerme como la chica oculta mientras tú
cuentas con una vida real.
¿Duras mis palabras? Sin duda,
pero al final de todo eran mis sentimientos.
Me acercó más hacia su cuerpo.
- Ahora te tengo realmente
para mí, no permitiré que te vayas así de fácil, y ya que estamos entrados en
gastos, haré énfasis en que mi propuesta fue de matrimonio, no de ser la chica
oculta, si tu gustas mañana mismo puedo convocar a una rueda de prensa y hacer
nuestro compromiso público y te pongo a trabajar en los detalles de nuestra boda, una nueva y
creativa manera de mantener esa loca cabecita tuya ocupada.
Para él esas palabras fueron
fáciles de decir. Para mí son difíciles de aceptar.
¡Dioses y Demonios!
¡Tú te lo buscaste… nuevamente! Gritó la loca de la
casa danzando sin ton ni son.
Por esta noche haré una
tregua, conmigo, con él, con mi mente, con mi pasado, con todos.
- ¿Qué opinas referente a
compartir habitación ésta noche? – pregunté desviando la plática, una boda no
es precisamente lo que estoy buscando.
Me abrazó aún más fuerte.
- Eso me encantaría Princess –
si eso es lo que deseas me harías muy feliz.
Asentí sonriendo y tomando sus
dedos entre mis dedos.
Nuestro baño duró unos
momentos más, nos enjabonamos mutuamente, lentamente, puedo jurar que el baño
se sentía tenso y me sorprendí cuando me
di cuenta que ese noche, él no esperaba nada extra, para él solo fue un baño y
nada más.
Muestra una gran madurez para
muchos temas, es mucho más maduro que yo, eso puede decirse en primer instante
sin análisis sin detenerse a pensar.
Ese punto lo tiene completamente
a su favor, la madurez nunca ha sido una de mis fortalezas y éste sería el
punto que equilibraría mi inmadurez.
Al llegar a la recámara, él se
puso una cómoda pijama que yo había visto en el closet explorando cada cajón de
su guardarropa, donde no encontré nada extravagante, loco o muy colorido, todo
en él era formalidad y discreción.
Si me detengo unos momentos a
pensar, aquello era más íntimo que cualquier cosa, pues me había dejado atrás
toda una casa para que pudiera explorarla a mi antojo, si estuviera ocultando
algo, alguna evidencia siempre pudo ser dejada atrás, él realmente confiaba en
mí y hasta ahora nada incriminatorio podía adjudicársele.
Era inocente hasta que se le
demostrara lo contrario.
Mientras se pasaba la toalla
por el cabello salió un momento de la habitación, cuando regresó me entregó una
bolsa, que contenía un par de cajas, se sentían pesadas.
- Te traje un regalo- dijo.
Mostré mi mejor sonrisa,
mientras le decía que me encantan los regalos y daba pequeños aplausos con mis
manos.
- Pensé que extrañarías tus
babys ya que te viste forzada a dejarlos atrás.
Mientras abrí la bolsa, descubrí
una nueva Baby Mac y un Iphone, no podía aceptarlos, pero no quería
rechazarlos.
- Los he llevado para que no
pudiesen rastrearlos fácilmente - dijo -
pero úsalos con cautela.
Sentía ganas de llorar, me abalancé sobré él, le di las gracias
sinceramente.
He de reconocerlo, no sabía
cómo actuar o hablar frente a él, es cierto que no nos conocimos recientemente
pero es muy diferente una conversación cuando la otra parte no tiene rostro…
Pregunté si quería algo de
cenar, respondió con una negativa, creo que andaba bastante agotado pues se
durmió casi de inmediato, profundamente.
Ver su rostro calmo tranquilizó
mi alma.
Un sentimiento a la vez, me
dije a mi misma.
Dado que yo no me encontraba exhausta,
tardé un poco en conciliar el sueño, poniendo en práctica mi tortura favorita:
recordar cada uno de mis pasos y autoflajelarme.
Aquella la noche me escabullí de ahí como una
fugitiva, debe ser cierto aquello de que bajo presión trabajo mejor pues
durante los últimos días estuve trabajando en ocultar mi energía del radar de
Ramsés pero hoy finalmente sería el día de hacer la prueba, solo tenía la
teoría y si la práctica fallaba todo se iría por la borda.
Sería momento de sacar de la nada un plan B cuando ni
siquiera tenía un plan A listo.
¡Dioses y Demonios, aquí vamos!.
Dejé todo, era la prueba en vivo para el “Día D”.
Llevé conmigo solo dinero que no fuera rastreable de los bolsillos heredados de
Kevin. Compré también ropa nueva por si las cochinas dudas y mis prendas
anteriores tuvieran algo de mi energía esperando y confiando que no pudiesen
rastrearme de esa manera.
Pues bien, entre la noche como una forajida, ladrona,
fugitiva, etc, me escondí entre las sombras hasta que pude llegar al perímetro
de aquel lugar, escalar y huir.
Mi primer medio de transporte fue un taxi, tomado a
borde de calle, nada de UBER, nada de hablar a una central.
Un autobús fue mi segundo transporte.
En la siguiente ciudad, renté un carro para probar mis
documentos falsos, exitoso completamente, es impresionante la poca seguridad
con la que cuentan.
De ésta manera llegué al lugar de la cita.
“Nadie escarmienta en cabeza ajena” decía mi abuelita,
y pues aparentemente tampoco en cabeza propia, pensé durante el tiempo que
conducía.
Nunca antes había viajado yo sola conduciendo una
distancia tan prolongada, esto era nuevo para mí. Llevaba conmigo sin embargo
mi celular de emergencia, en el peor de los casos podría serme de utilidad.
Miré constantemente por el retrovisor para asegurarme
de que nadie me siguiera y en apariencia así era. Nadie iba tras de mí como
perro de caza.
Aun así esto de huir no tenía nada de relajado, vives
en constante estado de alerta creyendo que en cada sonido en cada estruendo, viene alguien tras de ti, que fuiste
descubierta o que alguien fue alertado y te retendrá hasta que ellos lleguen
por ti.
¡Esto no es nada bueno para la salud, no lo recomiendo
para nada!
Si Atlas logró localizarme con los trillizos
prácticamente en un abrir y cerrar de ojos, me daba terror en pensar que podía
hacer Ramsés.
Pues tocó el tiempo de hacer de tripas corazón y de
una vez poner manos a la obra para aquello.
Llegué con solo unos minutos de antelación a la cita,
cita que hice nuevamente con un extraño (por eso digo que aparentemente nadie
escarmienta en cabeza propia). El día que se presentó en mi subasta armando tal
escándalo, le odié, pero al mismo tiempo mi voz interna me ayudó a crear el
plan que hoy estoy llevando a cabo.
En su saco dejé escrito para él, el lugar a donde
acabo de llegar, la hora que está por cumplirse con fecha del día de hoy.
Esos minutos de sobra y mi mente libre para pensar son
una mala combinación pues pensé tonterías simplemente.
Por mi mente pasó el hecho de que no llegaría, que no
había visto el papel, que … Bueno, muchos pensamientos fatalistas pasaron por
mi mente, aunque después de todo no había tenido noticias de él y fue esa
precisamente esa mi petición “ No te comuniques con migo, te compensaré, lo
prometo! Por favor encuéntrame en XXXXX, el día XXXX a la hora XXXXX, ese día cerraremos cualquier
cosa que tengamos pendiente”.
Pues bien solo había dos posibles soluciones a
aquello, que realmente hubiese confiado en que el día de hoy nos encontraríamos
o que había dejado aquello por la paz, hoy lo averiguaría.
Le cité en un hotel por supuesto, siendo el famoso no
podía exponerlo y al mismo tiempo no podía exponerme yo.
Los minutos se me hicieron eternos y la loca de la casa
repetía constantemente: No Vendrá, no vendrá… a tal punto que le creí.
Comencé a mover mis piernas nerviosamente, me
encontraba en el lobby de aquel lugar y ya
me veía yo sola el resto del día y regresando a casa exprimiendo mis
sesos para trazar rápidamente un plan B en caso de que éste plan fracasara, es
decir que Ramsés me encontrara y que todo esto se fuera por la borda.
Finalmente le vi entrar por la puerta principal, con
jeans casuales y una playera que bien
podría ser la misma que usó el día anterior, lentes negros y el cabello
alborotado.
Sonreía como siempre.
- ¡Oh Dios! ¡Llegaste! Fue lo primero que salió de mi
boca cuando le vi.
Corrí a abrazar al extraño que conocí en el
aeropuerto.
- Lamento haberte hecho venir de esta manera, pero
agradezco que lo hayas hecho, tu yo somos prácticamente unos desconocidos.
Me interrumpió.
- Yo también me alegro de verte, también creí que
podrías no estar aquí, tu mensaje resultó ser bastante extraño.
Me dio un fuerte abrazo y me giró por los aires.
Punto para él porque podía sostener mi peso
(Estupideces que pienso cuando estoy nerviosa)
- Es momento de comenzar a aclarar dudas en ello
basaremos el resto del día. ¿Tenemos el día por delante? Cierto.
- Cierto – afirmé, sonreí y le abracé nuevamente y
concuerdo totalmente que es momento de aclarar muchas cosas. ¡Eso es algo que
me interesa!
Nos conduje a la habitación que había reservado para
nosotros como el Sr. Y la Sra. XXXXXXXXX, necesitábamos privacidad y así la
podíamos tener.
- Viajas ligero – dije al ver que solo llevaba una
pequeña maleta de mano.
Él sonreía
- Lo indispensable, si requiero de algo más siempre se
puede resolver.
Entramos y lo primero que hice fue aventarme sobre la
cama de aquel lugar, necesitaba un gran respiro para iniciar lo que estaba por
comenzar.
- Llamó al servicio a la habitación, mientras me
observaba quitarme los zapatos, me hizo un gesto a fin que me quitara el resto
de la ropa, le mostré mi lengua en señal de negación, él me envió un beso a
cambio.
Se recostó en la cama, me hizo una señal para que me sentara a su
lado, acepté sin ninguna duda, tomó mis pies y los masajeó por el mismo, les
dio unos pequeños besos que hicieron apenarme por la situación.
Después de eso me acomodó de manera que mi cabeza
quedó sobre su regazo, acarició mi cabello pacientemente mientras nuestra orden
era atendida. Durante ese tiempo quedamos en silencio, quizás todo estaba
destinado a apaciguar las aguas, a calmar los ánimos y preparar el ambiente.
Finalmente llegaron los alimentos y es que con la barriga
llena el corazón siempre está contento y eso es un hecho indiscutible.
Antes de tomar el primer bocado él comenzó a hablar.
- Es el momento de la verdad, saldrás huyendo o te
quedarás, eso será tu decisión y yo estoy aquí arriesgándolo todo, es una manera
extraña en la cual nos hemos encontrado.
Rio un poco para sí, se notaba nervioso detrás de su
fachada de temple total.
- ¡Espero que estés preparada pues esto te encantará!
Centraré toda la historia en torno a tu interesante anillo.
Ladee un poco la cabeza en claro gesto de entender
pero al mismo tiempo no entender nada.
Durante mi espera en el aeropuerto donde nos
encontramos, te vi pasar frente a mí, realmente no te estaba buscando ese día,
simplemente esperaba a que el tiempo transcurriera, pero esa joya llamó mi
atención, cuando la vi en tu mano pasar frene a mí y es que ¡Esa joya yo la
conocía!
- La publiqué en línea, cualquiera que la haya visto
en línea la conoce – comenté.
- Escucha el resto de la historia.
Asentí con cierto recelo.
- Era mucha
coincidencia que una pieza única que compré y que sabía que tenías en tu poder,
la usara alguien más, por lo que cuando me enviste una foto te seguí dentro de aquel aeropuerto a fin de
comparar personalmente tu comida, ubicación con la reali…
- ¡Tú eres el chico de los mensajes! –exclamé de
inmediato aún con mi cerebro procesando aquellas palabras.
Moviendo su cabeza en señal afirmativa, sacó de su
pantalón su celular, donde me mostró todas nuestras conversaciones aún
guardadas en su teléfono.
- En carne y hueso - palmeó un par de veces su pecho y
extendió los brazos, su sonrisa era magnífica, como la de alguien invadido por
una felicidad infinita por haber logrado algo que parecía imposible.
Fueron muchos datos para procesar en ese momento
¡Tenía tantas preguntas! Mi cerebro se encontraba abrumado.
- Todo este tiempo sabías que era yo…
- No quería ahuyentarte tan rápido, después de todo,
tu bienvenida no fue lo más cariñosa que digamos.
- ¿Cómo esperas que reciba con los brazos abiertos a
un extraño que me está acosando?
Emitió una sonora carcajada y comenzó a comer.
- No has huido corriendo, asumo que deseas quedarte.
Asentí profundamente al tiempo que suspiraba.
- ¡Definitivamente el universo tiene maneras graciosas
de proporcionarle diversión a mi vida!
Me puse de pie y lo abracé, le abracé fuertemente y me
fusioné con su aroma, después de todo éste tiempo ahora estábamos frente a
frente en lo que aparentemente estaba destinado a ser.
Justo en ese momento las cosas se relajaron y todo se
convirtió en felicidad, recordamos muchas conversaciones aunque no concluimos
el por qué iniciamos o continuamos con nuestras conversaciones, solo festejamos
que lo hubiésemos hecho.
- ¡Es una fortuna que seas tú!, aún no puedo creer que
nos hayamos encontrado de ésta manera, teníamos una fecha para encontrarnos ¡El
mundo es tan pequeño!
- Mi sorpresa y emoción fue infinita al confirmar que
eras tú.
- ¿Por qué no dijiste nada en el aeropuerto?
- Sabía que tenías complicaciones, me lo habías dicho
por mensajes, sabía que algo estaba sucediendo en tu vida desde que me diste
una fecha en la cual encontrarnos, no quería presionarte y quería también
fabricar una sorpresa para ti, pero después conocí a tus guardianes y las cosas
se complicaron.
- Ahora que lo mencionas, ¡No tenías derecho alguno a
crear una revolución de esa manera en mi subasta!, mi última recaudación de
fondos e hiciste un alboroto.
- ¿Última?
Respiré profundo, fue inevitable que mis ojos se
aguarán un poco.
Se preocupó e intentó acercarse, pero de habérselo permitido
las cataratas del Niagara se hubiesen quedado cortas, por lo que con solo una
breve seña le pedí que no se acercara.
- Es mi momento de alejarme de éste mundo, no es como
lo había planeado, no es como lo hubiera deseado, pero así es. Se cumplen cuatro
años desde que llegué y no es fácil decirle adiós a todo.
- ¿Qué sucede realmente? – preguntó
- Tenías razón, la curiosidad fue mi principal motor
aquí. Es una fortuna saber que eres tú el que está aquí hoy y que no tenga que mentirte, conoces mi vida.
Quería saber quién eras y cuál era la razón por la que te interesabas en mí.
Después de lo que haré éste fin de semana, necesito nuevas personas en mi vida,
solo para no volverme loca y tú eras un nombre en mi lista.
- ¿Qué harás?
Su rosto revelaba genuina preocupación.
- No conozco muchos detalles de tu vida, pero conozco
lo suficiente para saber varias cosas: Esto no es algo que hayas planeado de un
momento a otro, debe haber una razón de peso para hacerlo, y la más importante
quizás ¿Por qué necesitarás personas nuevas en tu vida?
Tomé un gran respiro, respondí lo mejor que pude sus
preguntas y le detallé un poco del plan que tenía ya trazado para esto.
Me miraba a los ojos con sus manos entrelazadas sobre
la mesa.
- Yo puedo brindarte un refugio seguro en lo que
decides que hacer con tu vida – afirmó sin ninguna duda.
Esto no lo esperaba, me tomó completamente por
sorpresa y con la guardia baja.
- Un lugar que solo yo conozco, un lugar con el que
difícilmente te relacionarían aun cuando tus guardias me buscaran, porque sé
que lo harán.
Ladee un poco la cabeza y no tuve que preguntar, como
si él estuviera leyendo mi mente.
- Tu guardia personal, a la cual yo ya conocía por tus
mensajes, bueno, no los conocía realmente pero es fácil adivinar quién era quién
en tu vida, me hicieron una pequeña visita.
- ¿Los cuatro?
- Sí – justo después de que te marchaste, no es juego
cuando dices que saben tu ubicación exacta a cada paso.
- Eso es algo que no esperaba.
- Ellos deseaban saber de una manera muy insistente, quién
era yo y la razón de aquel numerito en la subasta.
- Les comenté quien era yo, y me apegué a la historia
de ese día.
- Me disculpo en su nombre – le dije.
- Entonces dejarás toda ésta vida atrás y ¿A ellos
también?
Dicho de ésta manera resulta más duro de lo que
esperaba. Tragué saliva.
- Lo intentaré.
- Mi propuesta continúa en pie, yo puedo proveerte de
todo lo necesario, no estarás sola en esto.
- Esa de hecho es una propuesta interesante.
- ¿Qué dices, aceptas vivir ésta aventura a mi lado?
Si harás un reset en tu vida, comencemos desde cero, te prometí dos cosas, que
nunca te aburrirías a mi lado, y que podría darte mucha aventura a tu vida.
- Hablando de eso… Sabía que llevabas una vida
pública, pero jamás mencionaste que ahora eras una súper estrella.
- No diría que lo soy.
- ¡He sido testigo de cómo es que se te acercan a
solicitar un autógrafo y una foto!
- Hoy estoy en el gusto de la gente, mañana quizás no,
todo es relativo. Pero regresando a mi propuesta, me gustaría saber tu opinión.
- ¿Qué propones exactamente?
- Nos hemos estado conociendo por los últimos años,
por mi parte quiero salir de aquí y casarme contigo, pero no es lo que tu
deseas o accederás a hacer, por lo que propongo que vivamos juntos hasta el
momento en que te sientas cómoda y comencemos a organizar la boda de tus
sueños, conozcámonos, vivamos un romance de película, es lo único que solicito,
si al final de todo decides marcharte, entonces hazlo, pero dedícame un año,
vive a mi lado, yo sé que tú eres lo que yo deseo para mi vida, averigua si soy
yo lo que tú necesitas en la tuya.
Sentí un vuelco en el estómago, esto era volar, no
correr en una relación y honestamente yo jamás contemple este final para la
historia.
Hoy simplemente estaba aquí
como una prueba de que los muchachos no pueden rastrear mi energía, que no
pueden localizarme, que puedo huir de
ellos, pero ¡Dioses y Demonios! La vida es una caja de sorpresas inesperadas.
- Seré honesta pues es lo mínimo que te debo. No puedo
aceptar tu propuesta pues el día que yo me casé será para siempre y tú y yo nos
conocemos solo en nuestros mejores momentos, me pregunto si tenemos lo que se
necesita para permanecer en un “Felices por siempre”.
- Diré que estoy de acuerdo, no me interesa firmar un
documento que únicamente nos brindará un par de meses de felicidad, yo deseo un
amor para toda la vida, por ello es que te pido un año, un año solamente a mi
lado y después de eso decidas si tomas mi apellido o si por el contrario te
marcharas de mi lado.
- ¿Aceptarás mi decisión, sea cual sea?
No respondió.
- Yo te prometo que nadie te encontrará mientras estas
a mi lado, aceptas mi propuesta, yo me encargaré de todos los detalles, de tu
vida, de tus gastos y gustos, solo te pido un año.
- Si acepto, y solo si acepto, tendrás que prometerme
algo…
- Habla.
- Si mi plan de escape falla y ellos me atrapan,
tendrás que permitir que me lleven a su lado y te harás tú a un lado.
- No puedo prometerte eso, yo te mantendré a mi lado
sin importar nada más. Yo puedo vencer a tus guardianes, confía.
Nuevamente ahí estaba él, enfrentándose a unos monstros que con la mano en la cintura
podrían destruirlo, pero aun así, él se había plantado.
Esto cambiaba completamente las cosas, yo vine aquí el
día de hoy para hacer una prueba, una simple y sencilla prueba pero resultó que
puedo salir de aquí con un plan que desde donde lo veía tenía mucho mejor pinta
que cualquiera que yo hubiese trazado en mi mente…
No pude evitar que mi
intranquila mente me llevara a la siguiente lo que sucedió después de que marché
de su lado, con un plan bien trazado y un acuerdo espeluznante…
Antes de entrar a mi hogar, me cercioré que no trajera
nada encima que pudiera delatarme, fui cuidadosa utilizando únicamente
efectivo, me deshice de todos los tickets que indicaran donde estuve, revisé
mis prendas más de 10 veces. Definitivamente esto pulverizaría mis nervios.
Dejé mi celular alterno muy bien apagado y en el
escondite que tengo hace años en el árbol que está a nuestra entrada.
Al abrir la puerta Ramsés se dejó ir sobre mí como
animal en cacería.
- ¿Dónde estuviste? Gritó estando de pie al tiempo que
yo me encontraba en el suelo mirándole hacia arriba.
- No tengo por qué decirlo, respondí en el mismo tono.
- ¡Rompiste las reglas!
- Estuviste avisado de que no entrenaría más, además –
dije - ¿Que es lo que más te molesta realmente ¿Que no pudiste detectar mi energía
cuando salí de casa? Ó ¿Qué realmente no
te esté diciendo donde o con quien estuve?
Me dio una bofetada, que como diría mi papá, casi me
tira todos los dientes.
- No pude evitar soltar unas cuantas lágrimas, aunque
internamente deseaba poder haberlas controlado y que no salieran a flote,
mostrando lo herida que estaba de todo aquello.
- Yo estoy segura de que no permaneceré aquí, dije,
¿Tú estás seguro de poder retenerme? la moneda se encuentra en el aire, veamos
de parte de quien está la suerte.
Caminé hacia mi recámara, pero él no permitirá
una respuesta tan rebelde de mi parte.
- Entrégame tus pantalones – exigió estirando una
mano.
Por unos momentos me paralicé, pensé que habría
detectado algo en ellos que le revelaría donde es que estuve.
El mismo me arrebató mi bolso y comenzó a husmear en
él, mientras yo obedecía ciegamente su instrucción.
Una vez que terminó de hacerlo y comprobar que
efectivamente no encontró nada incriminatorio en él, nada en el que me delatará
me dijo - veamos si después de recibir una paliza, tu mente aún conserva arriba
sus protecciones.
Evidentemente había comprobado por sí mismo que mis
habilidades se incrementaron, se
agudizaron y ahora lo había superado.
“Y al final de todo el alumno superó al maestro”.
Todos ellos también guardaban sorpresas para mí.
- Tengo noticias para ti – dijo Ramsés sonriendo con
esa sonrisa maquiavélica que se posaba en su rostro cuando sabía que algo
grande e importante estaba por venir, algo que supondría una sorpresa para mí –
Mis hermanos y yo caminamos a tu lado hablando de habilidades, estuvimos
siempre un paso delante de ti en cuanto a habilidades y poder se refiere, te
mostramos nuestro poder en la medida en la que nos mostraste el tuyo, pero pequeña ¡Aun tenemos tanto por mostrarte!
César por ejemplo, puede derribar todas tus barreras
mentales, él es hábil con su mente y con su físico.
¡Querrás jamás haberlo provocado!
Les miré.
Nuevamente me habían ganado, pero éste era su
territorio y su vida, claro que me iban a superar y ganar. Esto me serviría de
entrenamiento, de ensayo y error, tenía a toda costa que salir victoriosa de
ésta huida. ¡No podía quedarme a vivir un infierno por un año después de haberlo vivido por las últimas
tres semanas!
Lo lamento, nuevamente elevé una plegaría a la nada y
al mismo tiempo pidiéndoles perdón a todos ellos.
Mis habilidades la entrené de una simple manera,
llevándome al límite y más allá en cada ocasión, utilizando una simple
enseñanza, misma que repetían en cada disciplina, en cada entrenamiento: Supera
a tu peor enemigo: Tú misma.
¡Yo misma era mi límite y mi propia barrera! ¡Yo
siempre fui mi peor enemiga! ¡Yo era el obstáculo a superar!.
Entonces fuera de intimidarme, internamente me dieron
un poco del alimento que necesitaba, poder medir mis habilidades y comprobar de
una vez y por todas si verdaderamente rindieron sus frutos o no.
César se mostró impaciente por comenzar.
Sonreí.
- He estado esperando por esto e incluso lo haré
sencillo para todos ustedes, no opondré ningún tipo de resistencia física, probaré
y comprobaré por mí misma, lo lejos que he llegado – Siendo mi ego el que habló
por mí.
Me guiaron hacia nuestro patio trasero.
El conteo fue: cuatro contra mí físicamente hablando más
uno de ellos tratando de derribar mis barreras energéticas y mentales.
¡Las probabilidades estaban a su favor!
- Complácenos – dijo Bruno, defiéndete, por mi parte
te prometo que te daré lo peor de mí.
Lo peor de él. Lo peor de ellos…
En los pasados días había visto lo peor de todos ellos
y no era nada agradable, ellos es mejor tenerlos de tu lado, desafortunadamente
ahora no gozo de este privilegio.
Víctima de la furia de Ramsés fui trasladada al patio
trasero usando solo una playera, realmente habían dejado de lado las cortesías.
Lamentablemente estos eran ellos al natural, esta era
su verdadera naturaleza, los demonios habían salido, se habían mantenido
ocultos, pero ahora habían salido a cazar y forzar a salir mi verdadero yo.
¿Quién lanzó el primer golpe? No lo recuerdo.
¿Respondí a ese golpe? Tampoco lo recuerdo.
De un momento a
otro me vi bajo una lluvia de certeros golpes, patadas y ráfagas de energía
perfectamente dirigidas, donde quiera que fuera que ellos deseaban golpear, lo
hacían sin fallo.
Hubo un momento donde me sentí abrumada, recurrí a lo
básico, respirar, cerrar los ojos y concentrarme en todo y en nada a la vez.
No diré que fue sencillo, pero logré resistir cada
golpe sin poner en riesgo mis barreras mentales, incluso armónica y
pausadamente logré contratacar sin que César penetrara en mis pensamientos.
Fue un gran triunfo y logro y yo estaba más que
complacida, pude ver la cara de asombro ante la derrota de todos ellos y más
aún su incapacidad para quebrantarme.
Me puse de pie, sané mis heridas en ese mismo instante.
Pude ver en el reflejo de los ventanales mi imagen,
misma que vista desde afuera resultaba intimidante.
Mi rostro lucía malévolo, mis ojos se tornaban de un
solo color, es decir no tenía espacio blanco y un iris de color, era uniforme,
de mi cuerpo manaba humo como si fuera un pequeño demonio sacado de su infierno
aun humeando por las llamas que me habían
quemado sin consumirme.
Pude entender el rostro de los que me veían desde
fuera pues si bien siempre he tratado de ser cordial y dar mi mejor cara, ésta
imagen dejaría huella en cada persona que la viera.
Sí, todos ellos insistieron en sacarme de mi infierno,
pues bien, tenían a su pequeña Demonio liberada.
Me detuve unos pasos antes de dar un paso dentro de la
casa y solo giré un poco mi rostro para que pudiesen estar seguros que era con
ellos con quien hablaba.
Estaba erguida y mi rostro se inclinó un poco en diagonal
y de perfil hacia ellos, mis brazos descansaban a mis costados, pero mis puños
estaban fuertemente cerrados.
- Ustedes hablan de promesas inquebrantables, de lo
heridos que se sienten con mi engaño, con mis mentiras. ¡Acaban de romper una
promesa y no les importó! Ésta semana era mía solo mía, no tenía por qué darles
explicaciones de absolutamente nada.
¡Somos iguales! Después de todo.
Caminé en dirección de nuestra casa, nadie me detuvo, nadie dijo una palabra más.
Tomé un largo baño y calmé mis pensamientos enfocada
en el gran plan que debía poner en marcha en unos días y del cual tenía que
permanecer firme hasta el final.
A estas alturas ya no derramaba lágrimas, los pasados
días había llorado, gritado, sangrado y sudado por todos ellos.
Querían todo mi poder, ahora lo tenían, cada instante
me sentí como un terrible experimento de todos ellos. Dejé de cuestionarme lo
que había detrás de todo eso. Dejé de esperar una respuesta, me concentré en
saldar mi deuda para liberarme de todos ellos.
¡No podía dar crédito a mis propios pensamientos! Eran
total y completamente diferentes a los sentimientos / pensamientos que tuve el
día uno que llegué ahí.
Me sentí satisfecha en que no pudieron localizarme y
la búsqueda de Ramsés entre mis cosas solo fue una acción desesperada ante su
impotencia por localizarme.
Mi objetivo se había cumplido, ahora era momento de
esperar como las arenas del reloj se agotaran,
el tiempo estaba contado.
Él no despertó sino hasta bien
entrada la mañana.
A estas alturas yo estaba
tomando algo de fruta esperando a que él se despertase y así poder tomar un
desayuno más en forma juntos.
Observé su rutina, sus pasos,
lo observé con interés.
Realizó unas llamadas mientras
se comenzaba a vestir.
Cuando terminó las llamadas me
encontró en la barra desayunadora a medio bocado, siendo él, alto, rubio y
delgado cualquier cosa que lleve puesta se le ve endemoniadamente bien.
- Te invito a desayunar fuera
– dijo sencillamente y dándome un beso en la coronilla.
No me lo dijo 2 veces, esa era
sin dudarlo una excelente noticia, para lo cual, rápidamente me puse botas,
abrigo y gorro, y ya estaba lista, para salir, el aire fresco me vendría muy
bien.
Anduvimos hasta aquel lugar,
sin dudarlo y apenas salimos del edificio, me abrazó por el hombro y así
caminamos juntos.
Aún no sé si él es un hombre
de pocas palabras, aún no se siente cómodo platicando conmigo o si espera que
yo sea la que inicie la conversación.
Me perdí en aquella muestra de
cariño, lo necesitaba, la soledad nunca ha sido mi mejor amiga y aun cuando yo
sola me recluyo en aislamiento por propia voluntad no es algo que yo ame,
contradictorio, lo sé.
El desayuno fue exquisito, por
el vecindario uno pensaría que ahí solo puedes encontrar comida de autor, de
esas porciones que son milimétricas y carísimas.
Quizás algún visionario local,
tuvo la idea de hacer algo más casero y le resultó una idea genial, pues el
lugar estaba abarrotado, fue una suerte que tuviese una mesa disponible.
Es necesario reconocer que
ninguno de los 2 es chef profesional, ambos hacemos nuestro mejor esfuerzo,
pero siempre es mejor comer algo rico y delicioso.
- Me costó mucho entender cómo
funciona el sistema de sonido en tu casa – inicié la conversación para romper
un poco el silencio que había entre los dos.
- Nuestro – corrigió. Lamento
no haber podido instruirte adecuadamente, lo haremos en los siguientes días.
- ¿Pasarás aquí los siguientes
días?
- Puedo pasar algunos días sí,
pero como sabes mis negocios me llevan a radicar en este momento en EU, será
complicado que pase mucho tiempo a tu
lado, tú estando aquí, a menos que quisieras ir conmigo, solo que no lo veo muy
seguro en este momento, ya que Atlas me realizó ya una visita.
¡Dioses y Demonios! Suelta la
información de una manera tan casual.
- ¿Atlas?
- Están intentando con todos
tus conocidos y aparentemente desconocidos a fin de dar con tu paradero.
Me miraba a los ojos
atentamente, él también observa directamente a los ojos
¡Dioses y Demonios! ¿Porque me ponen estas tentaciones
en mi camino?
- Tengo que preguntar ¿Qué le
dijiste?
- La verdad.
Sabía que no me traicionaría, pero ¿A qué se refiere?
Me hizo dudar unos segundos.
- Le dije que no sabía dónde
estabas, lo cual era verdad, no sabía si habías tenido que huir rápidamente.
Además dejé en claro que aquellas eran demasiadas molestias por haber asistido
a sus exclusivas subastas, que se olvidaran de mi participación nuevamente. Sé
que me tienen vigilado, pero como tú y yo somos relativamente desconocidos,
ninguna de las personas cercanas a mí podría brindar información de tu
paradero.
Por ello te traje acá, para
que tu ubicación fuese clasificada – Guiñó un ojo de manera coqueta.
- Nadie conoce éste lugar,
solo mi familia, pero dudo mucho que Altas llegue tan lejos.
A esas alturas lo estaba
dudando, sin embargo sonreí.
- No debemos exponerme más de
lo necesario, en eso tienes razón. Es curioso que éste sea el mismo lugar donde
todos mis problemas existenciales comenzaron. Suecia.
Él Sonrió, pues así fue como
encontró mi blog.
- ¿Cómo es que teniendo tantos
medios no han logrado localizarte?
- Mis papeles son falsos, pero
eso ya lo sabías, por lo que físicamente con mi nombre no podrán hacerlo, dudo
mucho que me relacionen con mi nombre: Claudia.
Sí, fue el nombre falso que le dí a Kevin, supongo que
le pareció una buena broma colocarlo ahora realmente en mis papeles falsos.
Aquí el punto es que me he
ocultado energéticamente, no pueden rastrearme, no al menos estando despierta,
de noche podrían hacerlo pero estando a tantos kilómetros de distancia, dudo
mucho que puedan hacerlo, hasta para ellos deben existir límites ¿No crees?
Hablamos de lo que pasaría si
nos encontraran, de lo que pasaría si ellos me localizaran cuando él estuviera
lejos, trazamos el plan B del plan B y después un plan C, D y F.
Lamenté haberle incluido en
este desorden, sin embargo él parecía disfrutarlo, eso no redujo mi
culpabilidad.
De regreso pasamos por una
panadería local de la cual salía un aroma exquisito, me divertí de lo lindo
eligiendo varias piezas de pan para compartir con él.
- Hoy por la noche saldremos a
cenar, sé que el encierro no es lo tuyo, y si tú me dices que no permites que
te encuentren, yo confío en ti. Aquí dentro encontrarás algunas compras, pues
vi que no trajiste mucho contigo, espero que encuentres algo de tu agrado. Permíteme
hacerme cargo de ti al menos por el tiempo que permanezcas aquí.
- Definitivamente no puedo
hacerlo, tiempo al tiempo - dije. Pero por ahora, puedo aceptar esto como un
regalo simplemente. Me dirigí a la recámara, a acomodar mis nuevas cosas. No
sabía quién había elegido todo esto pero eran prendas sutiles y hermosas, si
acaso él fue personalmente a elegir
todas estas prendas ¡En serio que mi chico tiene muy buen gusto!
Durante el día él se dedicó
a hacer llamadas, mientras que yo
continuaba con mi lectura del libro titulado “El santuario” de Anne Rice.
Preparé pasta y carne para la
comida, y le dije que no habría postre pues aún saldríamos a cenar, para lo
cual estuvo de acuerdo.
Avisé que me tomaría un baño,
tras dejar todo en orden en la cocina. El me comentó que una persona iría
diariamente a ordenar y asear todo el lugar, nunca antes hubo ninguna mujer
aquí por lo que él ya tenía quien se encargara de esto, solo que se encontraba
de vacaciones, y como no es un lugar que
él ocupe mucho, pues no le preocupaba que no fuera. Le pedí que me
permitiera hacerme cargo, al menos durante mi estadía, pero se negó, me
dijo que pronto encontraría algo por
hacer, y que no tendría tiempo de encargarme de aquello, lo mejor era hacerlo
desde un único y hacerlo bien.
-Besha, dijo por último, este
asunto no está sujeto a discusión, al decir esto me dirigió una mirada seria, y
su mirada fija me dio la pista que necesitaba para comprender que hablaba muy
en serio, por ésta ocasión, cedí, y no dije una palabra más.
Me dirigí a tomarme un baño,
preparándome así para mi “cita” de ésta noche, pensé mientras el agua recorría
mi cuerpo, en cierta parte de sus palabras, él dijo: “nunca una mujer había
estado aquí”, eso sin duda, hace sentir especial a cualquiera, solo que yo, no
soy cualquiera, me dije a mi misma, y sabía de antemano que aquello
podía no ser verdad…
Realmente estas dañada, no confías en nada ni nadie.
¿Me culpas? – le respondí a la loca de la casa, solo
que no respondió.
Cuando salí de la regadera, le
pregunté qué tipo de vestimenta debería
yo elegir, él me dijo que casual - formal.
Dentro de las prendas que
llevó, tenía unas bellas botas, de piel como las adoro (…y que me persiga
PETA), y un vestido que llegaba a la rodilla elegí como accesorio unas hermosas
perlas, complementando mi atuendo con el cabello lacio y un abrigo, todo
estaría perfecto.
El por supuesto, estuvo listo
en 30 minutos. Me puse un poco de perfume y nos pusimos en camino, en el
elevador, me tomó por la cintura y me besó, esto me tomó de improvisto, durante
el tiempo que el elevador bajó, disfruté de su beso, no digo que no lo
deseara, solo era algo que no esperaba.
Cuando la puerta se abrió me
confesó que moría por hacer esto que durante todo el día, sufrió una constante
tortura el verme y no poder besarme.
- ¿Y por qué no solo pediste
un beso? – pregunté.
- Princess, no me conformaría
con solo uno, si me das un solo beso dentro de esas cuatro paredes, sería solo
el comienzo de algo inevitable, de algo que deseo y que tomaría sin dudarlo, llenaría de besos cada
parte de tu ser… y después te comería completa.
Le miré asombrada e
impresionada por aquellas palabras.
Abrió la puerta del auto para
mí, un Mustang, motor potente, color rojo y asientos de piel, no lo habría
visualizado en un auto así para él, pero me gustaba.
¡Conducía tan familiarmente
por las calles de aquel lugar!
- Esta noche, tengo un regalo
para ti, y espero… - se detuvo unos momentos - no, más bien deseo, que con este regalo,
confíes en que mis intenciones son puras, no deseo nada para ti, fuera de felicidad.
Miró el camino hacia el
frente. El sol se ocultaba, el paisaje que nos brindaba a aquel atardecer era
de película, sin dudarlo tomé una foto, y después tomé una foto de él, con su
perfil perfecto me preguntaba cómo es que personas tan perfectas como ellos se
habían fijado en alguien tan promedio como yo.
CONTINUARÁ