Wattpad

viernes, 2 de junio de 2017

XX. Keep the Faith



Everybody needs somebody to love
(mother, mother)
Everybody needs somebody to hate
(please believe me)
Everybody's bitching
'cause they can't get enough
And it's hard to hold on
When there's no one to lean on
¡No podía creerlo! Mi peso iba en aumento salí haciendo un gran alboroto del consultorio de Mario a quince días de haber iniciado un entrenamiento del demonio con Atlas.
¡Estaba súper feliz!
Me colgué del cuello de Atlas.
- ¡Lo estas logrando! ¡No tendrás que marcharte! ¡Celebremos!
- ¿A dónde quieres ir? Luces demasiado sorprendida, una vez más compruebo que me tienes muy poca fé.
Él caminaba a mi lado, con las manos en sus bolsillos.
Me coloqué frente a él y caminé de reversa para continuar mirándole a los ojos.
- ¡Claro que me encuentro sorprendida! Sorprendidísima diría yo, estoy haciendo más ejercicio que nunca y aun así mi peso se ha incrementado.
- Aumentamos tu masa muscular y eso te brinda más peso, solo que parece que no crees nada de lo que te digo.
Volteó los ojos en claro fastidio, denotando además su molestia por no haber confiado en él, mas no me sentí culpable, pienso yo que es la reacción natural.
- Tengo una idea clara de cómo quiero festejar ¿Tienes tu algo en mente o lo dejas en mis manos? – preguntó.
Me detuve de mi festejo para poder meditar sus palabras ¿Qué clase de festejo tendrá en mente? Últimamente he estado teniendo encuentros con él, del tipo que juré que solo tendría una sola vez. Sí lo sé, no he estado oponiendo mucha resistencia pero es que ¡Dios es tan irresistible!
- Quiero… - tomé aire para dejar fluir mi petición - deseo un día libre.
Levantó una ceja en señal de no entender completamente a lo que me refería.
- Sí, quiero un día 24 horas donde no sepa de ti o de nadie más. Puede ser aquí en casa o en un hotel, eso lo dejo a tu elección.
Le di un par de palmadas en el pecho dejándole un par de pasos atrás, así podría asimilar todo aquello
- ¿Te aburro? – preguntó con un gesto que no podría definir en su rostro, entre asombro, enojo, rabia, incredulidad.
- No, no lo haces, diría que más que nada es todo lo contrario, si es necesario que defina el sentimiento que produces en mí sería: Me encuentro abrumada. Honestamente no he tenido oportunidad alguna de defenderme de tus ataques.
- ¿Ataques? Sin ninguna duda puedes defenderte efectivamente de éste o cualquier otro ataque, si no lo has hecho es porque no lo has querido así. Pero te daré tu día libre, solo tenías que solicitarlo
- Bien, lo estoy haciendo.
Atlas y yo jamás estaremos felices sin estar peleando, es una completa y total lástima.
Llegamos a su automóvil sin dirigirnos una palabra, entendí con esto que mi petición lo sacó de su zona de confort.
- ¿Quiero una explicación más a detalle de lo que te refieres cuando dices que te abrumo?
- ¡Uf! Creo que  simplemente es tu estilo Atlas, tu atacas de frente y siempre colocando en primer lugar tus pensamientos, creyendo que también es lo que yo quiero, algunas ocasiones resulta bueno, pero en otras ocasiones no puedo pelear contra eso, no me das oportunidad de hacerlo.
Lo quieres, lo tomas.
Lo quieres, lo haces.
Lo quieres, lo ejecutas.
Me llevas entre las patas al hacerlo sin importar si quiero o no, sin importarte si accedo o no. Como dije algunas ocasiones resulta positivo, pero en la mayoría de las ocasiones tengo que trabajar para convencerme a mí misma de que tomaste la mejor decisión para los dos ¿Por qué diablos siempre tengo que ser yo la que ceda? Es más bien como un gran trabajo mental que he de hacer conmigo misma para convencerme de que no eres un abusador, cuando realmente eso es lo que eres.
- Yo he cedido en más ocasiones de las que tú crees.
- ¡Pues comienza a enlistarlas porque estoy segura de que no me he percatado de algunas cuantas!
- Soy un caballero, lo único que diré es que he cedido en más de lo que tú crees.
- Lo dices simplemente porque tienes que ganar, tienes que ser tú el que dice la última palabra y eso es justamente de lo que huyo. Cualquier batalla que comience contigo es una batalla que tengo perdida, no porque no pueda ganarte, sino porque jamás permitirás que yo gane, punto. Lo comprendí quizás unas cinco o seis peleas después de que te conocí, de esta manera me ahorro varios corajes innecesarios.
Me miraba con sus profundos ojos, ojos que comprendían mis palabras pero su ego le impedía aceptar que al menos una parte de lo  que yo decía era verdad, ese maldito ego suyo, quizás igual al mío…
Nos despedimos en silencio como pocas veces lo habíamos hecho, abrió la puerta para mí, rozó su piel con la mía.
Entré a la casa de los muchachos antes de mi toque de queda, pues debido a mí huida con el trillizo rubio, algunas reglas habían sido modificadas y ahora portaba una pulsera en mi pie con la que podían localizarme por GPS, como presidiaria, sin contar con lo original de su castigo que estaría pagando los siguientes meses.
En fin, me dirigí hasta mi habitación y pensé en las pocas probabilidades de que él hiciera caso a mi petición, es decir, claro que tendría mi día “libre” sin embargo estaba también mentalizada a que  él buscaría el hueco en mi petición y buscaría la manera de  estar a mi lado.
Hacía mucho que no tenía esos días libres o esos días egoístas donde usualmente lograba hacer mi voluntad, nadie me molestaba al menos por algunas horas, porque no es que antes pudiese tener mis 24 horas lejos de mi familia, pero ellos respetaban mi privacidad, aquí es algo que perdí ya que ellos demandan saber casi todos mis movimientos, los límites de mi habitación no significan nada para ellos y los vestidores son su sala de recreo.
Pros y Cons que se incluyeron de inmediato a mi lista que estaba haciendo para poder dejar aquel mundo en el tiempo previsto.
Estaba a mitad del camino en cuanto al tema de mi tan polémico peso, me sentía optimista al respecto con los resultados de hoy. Me arrojé a la cama de espaldas para descansar un poco, solo que el sonido de un mensaje entrante me llamó la atención.
* Prepara tu maleta para tus 24 horas de libertad, paso por ti en 1 hora*
¡Wow! Eso no me lo creía, le marqué solo para estar segura del mensaje que recibí. Preparé una maleta pequeña con lo básico y con que  creí que  necesitaría, después de todo 24 horas era muy poco tiempo.
- ¿Hacia dónde nos dirigimos? – le pregunté de una manera confiada, después de todo no tenía por qué  ocultármelo.
- Reservé un cuarto de hotel en un SPA, a un par de horas de aquí, no te preocupes las horas de trayecto no contarán para tu día libre. Su tono fue sarcástico.
Sus respuestas se limitaron a ser monosílabos “si” o un “no” de vez en vez.
- ¿Estas molesto o herido?
- Ninguna de las dos.
- Uyyyy que bueno – ahora mi tono fue sarcástico.
- No es eso – dijo en un tono ahora más relajado- Me encuentro meditando en mi cabeza tus palabras, te abrumo. Nunca antes como ya bien lo sabes, yo he llevado una relación seria, antes de ti yo no buscaba casarme e irónicamente con la única persona con la quiero pasar el resto de mi vida, me  está rechazando
Lo estoy intentando preciosa, lo estoy intentando, pero de la nada llegas y me dices que te abrumo, lo siguiente será que te asfixio.
Actualmente él y yo no tenemos nada parecido a una relación, pero él se estaba sincerando y estaba abriendo su corazón, quisiera ser lo suficientemente prudente para no decir nada que hiera sus sentimientos o me haga perderlo para siempre, egoístamente  lo quiero a mi lado como mi roca, como mi sostén.
- Atlas tu llegas y embistes como un toro, sin preguntarte o darme oportunidad de decidir si es lo que quiero o no. Hablando de los momentos de intimidad, en ninguna ocasión me has dado tiempo siquiera a negarme, eres irresistible, lo sabes y lo utilizas a tu favor, lo aplaudo, pero por Dios, Atlas estoy tratando fuertemente de mantener esto al límite de una saludable relación donde tú y yo podamos continuar siendo amigos.
- ¿Amigos?
- Atlas… ya pasamos por ese tema, no regresemos ¿Quieres?
- ¿Qué Diablos tengo que hacer? ¿Qué diablos viviste en mi ausencia que no quieres confesar? ¿Qué sucedió? Yo no quiero ser tu amigo, yo quiero ser tu amante y tú esposo, ¿Qué debo hacer para que me aceptes nuevamente?
- No Atlas, lo lamento, no puedo aceptar esto nuevamente.
- Si es porque me fui…
- No es solo por eso – le interrumpí.
- ¿Entonces preciosa? Ayúdame porque estoy atorado aquí.
Utilizaba movimientos corporales bastante gráficos y con fuerza para acompañar sus palabras, no quisiera ser el volante de aquel automóvil en ese momento.
- Mis razones son solo mías y me gustaría que las respetaras.
- Entonces no tienes una razón válida.
- La tengo pero no te la compartiré, no necesito justificar nada ante ti.
- Entonces mi lucha seguirá.
- Tienes que dejarme libre Atlas, quizás mi príncipe azul se  encuentre ahí afuera y tú no lo dejas acercarse.
- ¿Libre? ¿De esto va todo? De tú libertad.
- Sabes a lo que me refiero perfectamente.
- No existe nadie mejor para ti que yo. Si lo existe me retiraré, es mi promesa.
- Eso lo dice tu mente, pero la mía aún se debate entre sí es cierto o no.
- ¿Acaso elegiste a mi hermano? Arrancaré esa cabeza rubia…
- Tampoco es de tu incumbencia, pero no, no lo he elegido a él. Quizás le elija después de todo Atlas, solo para que me des un poco de espacio.
Eso le enfadó. Eso trajo el infierno a sus ojos, lo supe cuando guardó silencio, me miró fijamente y aceleró sin medida apretando fuertemente el volante de aquel potente coche negro.
Llegamos a nuestro destino, pero una sensación desagradable me invadió desde que iniciamos la pelea.
Antes de bajar del coche y aunque mis palabras dolieron antes de que siquiera pudiera decirlas.
- No te molestes en regresar por mí, no estaré aquí. Gracias por cumplir mi petición.
Cerró la puerta de un jalón que hasta ese momento había mantenido semi-abierta para mantenerme dentro del coche.
- Por favor... Su voz una súplica.
- Lo lamento, cumpliré mi entrenamiento pues no quiero que te vayas, pero si no puedes ser mi amigo, entonces haré un abismo entre los dos. Si puedes vivir con eso, adelante.
- Entonces no te dejaré bajar.
- Estas siendo intransigente.
- Estoy luchando por lo que quiero.
- Lo único que estas logrando es apartarme de una vez  y por todas de tu lado.
Me miró y le sostuve la mirada, le desafié, le reté, expuse mi punto y fui firme.
- Regresaré por ti.
- Haz lo que te venga  en gana, siempre lo haces al fin y al cabo.
- Recuerda la joya en tu pie – esas fueron sus últimas palabras.
Bajé de su auto convertida en una fiera, ni siquiera cerré la puerta y entré a aquel lugar.
Aún con el apellido hasta los cielos, me registré y entré a mi habitación.
Necesitaba enfriar mi cabeza.
Saqué mi celular adicional y le envié un mensaje de voz a “A”, él es un excelente “enfriador de mentes” o hasta el momento me ha funcionado, le detalle  lo que había sucedido y que realmente ya no quería estar ahí, quería huir pero aún me preguntaba si quería seguir huyendo y de ser así, como es que lo haría.
Unos momentos después tenía una llamada de él.
- ¿Ahora qué has hecho?
- Pues de acuerdo a mi definición no he hecho nada, pero de acuerdo a la definición de ellos he hecho mucho.
Le detallé un poco la situación y como es que había terminado con aquella “joya” en el pie que me impedía escapar
- No me quedan claras muchas cosas, me estoy esforzando por entender el mundo en el que vives con solo los detalles que me compartes ¿Sabes? Pero si necesitas huir, comienzo a pensar que estás ahí en contra de tu voluntad ¿Es así?
Reí, no puedo imaginar cómo es que se ve el escenario desde su perspectiva.
- ¡Para nada! De lo contrario no podría ni llamarte. Es algo difícil de explicar con la poca información con la que cuentas, pero te prometo que el día que estemos juntos te detallaré todo a conciencia.
- ¿Entonces alguna vez nos encontraremos en persona? ¿Me estás dando falsas esperanzas?
- Tú lo has dicho en varias ocasiones, que llegará el momento en que no te podré evadir y estarás frente a mí.
Honestamente no lo creía o esperaba, solo lo dije para continuar con la conversación.
- Y así será, esperaré pacientemente a que todo se conjunte positivamente cuando todas las condiciones sean ideales y entonces me presentaré ante ti, espero que te encuentres preparada para deslumbrarte.
- Espero estarlo y que no tengas que llevarme de urgencias al hospital por tal impresión.
- Solo espera y prepárate para mis encantos.
- Lo haré ¿Podrás tu esperar un par de años más?
- ¿Un par de años? – escuché un gran suspiro del otro lado del teléfono ¡Al menos es una fecha! Creo que es mucho tiempo, esperemos a ver cómo se desarrolla todo esto.
- Me alegra saber que esperarás, también lamento llamarte en cada ocasión que me encuentro abrumada.
- Siempre es un placer el escucharte, por mi parte no te límites.
- Gracias – lo dije en el tono más sincero que me fue posible, quería transmitirle eso a él puesto que así era como me sentía.
- Mi esperanza es que algún día no solo mi oído te sirva para desahogarte, si no mi hombro, mi sonrisa, que sin presumir es de infarto.
Reí mucho con ese comentario.
- Algún día, por el momento guardemos esa promesa.
- Dos años no te daré más.
- No necesito más, anota la fecha, porque dos años es todo lo que tengo dentro de esta vida de secretos.
- Suena como un castigo que estas aguantando.
- No lo es, no es así, estoy aquí por voluntad propia y lo disfruto, solo que en mi afán de querer ganarles a todos ellos, soy yo la que siempre sale perdiendo.
- ¿Es necesario que ganes?
- Lo es, es mi meta personal y la de unos cuantos más.
- Quizás te exiges demasiado.
- Solo lo necesario.
- Soy más feliz de lo que tú me escuchas decir, tú has sido un gran soporte para mí estos meses, lo cual agradezco, siempre y cuando esté dentro de mis manos, espero pagarte antes de morir.
- Dos años e iré por ti.
- Ja, ja, no olvidarás la fecha ¿Cierto?
- Tú la pusiste, además me estoy reprimiendo de sacar mis habilidades de Sherlock Holmes para llegar hasta ti, no me tomaría demasiado ¿Sabes?
- Lo sé, pero no tendrás que hacerlo, ya verás que todo se acomoda o ¡Lo acomodamos!
Me di cuenta de lo tarde que era, no importaba para mí pero quizás él tendría que trabajar al siguiente día. No afirmó o negó nada al respecto y la conversación continuó por un par de horas más, una conversación madura en mi propia definición, nada de sacarme de mis casillas, los dos exponíamos nuestras opiniones de los puntos que llegamos a tocar sin decir que solo nosotros teníamos  la razón.
Finalmente el sueño comenzó a hacer de las suyas y un gran bostezo se escuchó salir de mi boca, lo cual me apenó un poco.
- Te dejaré por el día de hoy, te llamo mañana, ¿Hasta qué hora estarás sola?
- 6PM aproximadamente.
- Te llamaré antes.
- Hecho.
Dejé el celular en la mesita de noche y sin ningún esfuerzo comencé a viajar por el país de los sueños.

CONTINUARÁ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario