Wattpad

jueves, 29 de junio de 2017

A. Room At The End of the world.


¡ Bienvenidos a la entrega final! Como platiqué anteriormente ésta es la tercera parte, así fué como lo imaginé en mi mente, así fué como lo planee. Gracias nuevamente por seguir ésta historia.

Auí podrás encontrar el inicio de la misma : Inicio

Ahora mi energía no se iguala a la de nadie aquí pero decidí ocultarla para no tener que justificar mi decisión de no participar en aquel brutal torneo, los únicos que aun presentan batalla para mí son los muchachos y ELLA.
¿Mi verdadero poder? Esta por revelarse… Acompañame  a vivir ésta historia.

Él estaba ahí, a la hora acordada, por ahora era la única persona en quién podía confiar, él tenía los medios, y yo los necesitaba.
Lo estoy arriesgando todo – pensé - pero a estas alturas ¿Qué más da?
Hasta ahora él había cumplido su palabra y ahora estaba a la espera de que llevara a un lugar que solo él conocía y donde no había estado yo antes, donde posiblemente podría hacer un re – set en mi vida.
Solo quedaba una incógnita ¿Podría yo cumplir mi parte del trato? ahora no era el momento de dudarlo, el tiempo jugaba en mi contra y posiblemente a esta hora tenía una horda enfurecida tras de mí.
Cobré de Laura el favor que me debía, le solicité que fuera mi transporte en ese día, el día “D”.
Era difícil que Atlas o los trillizos la relacionaran con todo esto. Sin cuestionar ella  ejecutó lo que le  solicité.
Kevin hubiese sido mi perfecto cómplice, todo lo que dejó en mis manos para éste día fue perfecto, dinero que nadie sabía que yo tenía, un escondite donde pude acumular lo necesario, pues aunque viajé ligera, necesitaba algunas cosas, y sobre todo anticipó dejarme papeles falsos, excelentes falsificaciones y el contacto en caso de que requiriera más.
El punto de reunión fue la tienda de conveniencia más cercana a los dominios de la asociación.
Ellos quizás buscarían el auto de Laura, pues éste quedaría registrado en las cámaras que teníamos dentro de nuestros muros,  pero no podrían hacer nada para hacerle confesar, ella era un civil y yo sabía que no diría nada, el poder de las buenas acciones va más allá de traicionar una sencilla petición: “Por favor no le des información de mi paradero a Atlas, no te puedo decir el porqué, pero ahora estoy huyendo de él, cuento contigo para que me cuides las espaldas.”
Nuevamente no era la verdad pero tampoco era una mentira, sé que se solidarizaría con migo al escuchar que me estaba ocultando de él, fuera la razón que fuera, ella lo haría. Lo sabía, ambas éramos mujeres fuertes y conocíamos el peso de aquellas palabras.
Mi cómplice tenía listo un auto unas cuadras más adelante, me sentí toda una fugitiva, esas placas no podrían rastrearlas o asociarlas conmigo… nosotros.
Le di una fecha y un lugar donde vernos, accedió a ayudarme con una condición, solo una…
Planeamos un trayecto en carretera, contábamos que no pudiesen perseguirnos. El primer lugar donde ellos buscarían sería en los aeropuertos, solo que no viajé usando mi nombre. Él se concentró en manejar, yo miraba por la ventanilla recordando las últimas semanas de mi vida y el desarrollo de los sucesos que me condujeron a estar hoy aquí.
El primer recuerdo que llegó a mi mente fue el del inicio del entrenamiento con aquel extraño ¡La sed de mayor poder me cegó!

- Comenzaremos probando tu condición física, trotaremos – dijo aquel personaje.
- Bien – asentí, al tiempo que pensaba que no era nada extraordinario-  ¿Por cuánto tiempo? 
- Hasta qué yo decida – tampoco era nada nuevo, Atlas lo había aplicado con anterioridad. 
Me preparé para ejecutar la orden, la primera impresión ya la había dado, pero no estaba de más esforzarme un poco. 
Conforme fuimos avanzando me fue cuestionando más y más, preguntando detalles de mi vida y adentrándose en ella, parecía tener un interés real en conocerme.
- ¿Por qué crees que tus tutores te enviaron de esta manera hacia acá? 
- Es una buena pregunta, lo que yo concluyo es que ellos ya se cansaron de mí, he sido tan rebelde los últimos años que los lleve a su límite, y lo irónico es que sólo he intentado imitar a Ramsés. Ellos no dijeron nada o se opusieron siquiera un poco  a la instrucción que les dio él de enviarme para acá, solo un pretexto disfrazado de justificación fue suficiente para que ellos me montaran en un avión. Ya no me quedan lágrimas. 
- ¿A qué te refieres con que solo quieres imitar a Ramsés? 
- Es un tanto penoso – reconocí -  al no tenerle cerca quise imitar las cualidades que pudiera encontrar en él, todo se reduce, como ya lo dije, a que él se sienta orgulloso al verme, soy su única hija, quizás él hubiese preferido un hijo para perpetuar su legado, mi única intención siempre fue la de mostrarle que yo puedo ser igual o mejor que tener un hijo. 
Ellos dijeron que había sido el quien los había impulsado para encontrar el hueco en la ley que les permitiera tenerme con ellos, eso me inspiró, siempre he buscado el utilizar los puntos ciegos a mi favor, algunas veces ellos se sienten complacidos aunque tengan que castigarme, otras veces de enfadan mucho, como ahora. 
No los culpo, quizás por esa razón quieran que entre al torneo y gane, para deshacerse de mí por un año. Cambió la vida para mí, pero también cambió para ellos, de la nada y quizás sin consultárselos Ramsés me colocó en su vida, responsabilizándolos por mí y mis actos, después de años y años de vivir ellos solos llego yo y les cambio su mundo. Ellos también necesitan un descanso
- ¿También?
Reí un poco.
- Ramsés dijo que yo necesitaba un descanso, que me enviaba acá para ello en resumidas cuentas, mi lógica me dice entonces que si ellos pensaron eso, todo debió comenzar en su cabeza, los que están cansados son ellos.
Pero ¿Sabes? Todos ellos han decidido por mi desde el día uno, no consideran que yo sea capaz de tomar mi propias y sabias decisiones. Ellos deciden lo que como, lo que bebo, como debo llevar mis entrenamientos, todos aquí son como soldados leales y es donde yo no estoy encajando, todos y cada uno les son leales ciegamente a sus tutores, a sus entrenadores y sobre todo a ella.
Quiero entenderlos, deseo con todo mi corazón sentir al menos un poco de esa fidelidad que sienten entre ustedes, y para ella, pero para mí no es sencillo. Suena duro y cruel, pero mi fidelidad es a mi padres, y quiero que ese sentimiento florezca así de fuerte cuando le conozca a él, entenderás que hasta hace unos años yo solo concía a un papá, entiendo que existen detalles que quedaron fuera de las manos de Ramsés por lo que no  pudo estar a mi lado, pero ahora… Bueno, la cuestión y para resumir es que hoy estoy aquí.
Me disculpo si me da diarrea verbal contigo, pero es que hablar es lo mío y si me dan cuerda pues hablo mucho más.
Sonreí.
Después de eso no tuvo más preguntas, corrimos alrededor de cuatro horas, afortunadamente ahora era yo hábil y resistente, él estuvo satisfecho, y después de eso comenzamos a probar mi fuerza física. 
Me gustó entrenar así, sin restricciones para mí o mis habilidades, podía incluso permitirme el lujo de exigirme a mí misma, llevarme más allá de mi propio límite, después de todo nada florece en la zona de confort ¿Cierto?
Después de un rato en silencio reiniciamos con las preguntas, curioso como yo, lo pude entender.
 - ¿Cómo descubriste tu poder?
 Esta respuesta la brindé  al tiempo que me encontraba haciendo abdominales, de acuerdo a lo que él decía era que tenía que ser hábil hablando mientras me ejercitaba, la verdad es que hacía mucho no me ejercitaba tanto, ya había entrado a mi zona de confort. 
Fue a los pocos meses que llegué - dije sonriendo orgullosa – en aquél entonces Atlas me ayudaba a entrenar en nuestros ratos libres, ahora que recuerdo esa fue la primera vez que les mentí y ellos ¡Ni siquiera lo notaron!  Me entrenaba para mi primer combate, ya no recuerdo bien que era lo que me decía  y comencé a ver un punto de luz en cierta parte de su cuerpo, en ese punto donde cada uno de nosotros emitimos energía para atacar, en ese momento no lo entendí hasta mucho tiempo después, en aquel entonces Atlas me dijo que solo yo podía ver ese punto, Atlas creyó que se trataba de un evento aislado y es justamente eso lo que les he hecho creer a todos hasta ahora.
- ¿Por qué decidiste revelármelo a mí? ¿Por qué yo?
- Me inspiras confianza, no sabía nada de ti hasta hoy, tus razones tienes para permanecer aislado y lejos de todo y lo respeto, confío en que respetes mis razones también.
- Es bien sabido que Atlas y tú son inseparables ¿Fue así desde el inicio?
- Si te soy honesta con Atlas para mí todo ha sido tan sencillo como respirar, con tan solo tocarlo me proporciona una inmensa paz y la sensación de estar segura. Le costó mucho que confiara en él, al principio dudé de sus intenciones, y de él en general. Es divertido al final de todo desde el lado que lo veas, pues ahora es él quien decidió alejarse y es justo ahora que sé que lo único que necesito es él y solo a él, hablando de vida amorosa, claro.
Existe algo, sin embargo que me atrae siempre hacía el.
Me levantó una ceja al tiempo que me decía que hiciera 100 abdominales más. 
Sé que dije que no cuestionaría pero esto comenzaba a ser exhaustivo. Me deje caer hacia atrás y cometí el error de maldecir. En un segundo reaccioné pero ya era demasiado tarde. 
- 100 más - dijo sin cambio en su voz – Te has ganado tus primeros10 azotes, maldecir no es de una Dama.
Comencé mi nueva serie guardando total silencio.
- Atlas y tu…
Sin dejar mi actividad, mostré especial interés en su pregunta, ocultando el dolor en mi pecho.
- ¿Has elegido a Atlas como tu pareja?
- Es difícil afirmarlo en éstos momentos – respondí honestamente – Le amo, me ama, tenemos una relación complicada, por favor no interpretes esto como una falta de respuesta, simplemente no sé cómo responder, él necesitó tiempo alejado de mí, tampoco le culpo, es la segunda vez que me abandona, y no es  que no lo merezca, le extraño, pero no le hablaré, quizás el encontró el amor de su vida y no lo retendré más a mi lado, yo estaba dañada y resultó que él sabía mi pasado a detalle y no dijo nada, pero aun así me aceptó, entonces….
Me miraba con cara de no entender nada.
- Te lo dije, nuestra relación es difícil. No sé dónde está actualmente y no sé si lo volveré a ver.
- Ustedes jóvenes…
Sonreí al entender el trasfondo de sus palabras.
Ese día creó que realmente lo que probó fue mi fuerza de voluntad, pues el entrenamiento solo fue exhaustivo, demandante y sin temor a equivocarme tenía como objetivo quebrantarme, solo que yo lo dije, lo resistí pues quiero lo que él tiene. 
Al término del día, y antes de que regresara a mi celda, cuando creí que había olvidado mi falta, lanzó una despiadada pregunta: 
- ¿En qué parte del cuerpo prefieres los azotes?
 Por un momento no reaccione.
 - O elegiré yo, dijo al tiempo que me mostraba una correa de piel, sabía que sería doloroso. ¡Dios, ellos se especializan en eso!
¡Dioses y Demonios! pensé que lo habrías olvidado!
- Sonrió de manera extraña, estas a punto de recibir un castigo por maldecir y aun así, sigues maldiciendo? Extraña manera de agregar diez  azotes a la cuenta de hoy, te aseguro que disfrutare el poder eliminar esas palabras de tu boca. 
Le miré con los ojos abiertos.
-  En la espalda - dije finalmente. 
- Me ató las muñeca juntas y me colgó a un gancho que tenía preparado para esos fines, adivino que no es la primera vez que lo hace....  Mis pies difícilmente tocaban el suelo. 
-  Solo ésta vez-  hizo una pausa -  no te haré contar y lo haré lo más rápido posible para ti. 
Cuando terminó me desató, tomé algunos minutos para recobrar el aliento y mientras lo hacía y ante su mirada de asombro desaparecí cualquier rastro de golpes en mi piel. 
El me miró asombrado. 
- ¿No requieres de ningún extra para tu curación? 
- Ya no los necesito  - dije -  Espero que no vaya esto en contra de alguna regla, nunca lo establecimos… 
- ¿Cómo lo desarrollaste? – Ahora él estaba interesado en algo que yo tenía. 
- Detesto, esos ungüentos dije, te producen más dolor que alivio, por lo que pensé: Ya que somos energía cualquier herida es sólo la modificación de una energía y así es como manejo y canalizo todo en mi cuerpo, comprendiendo que para todo esto existen límites. 
Me vestí, sonreí y me despedí. 
Los primeros días terminé molida, no quería mover ni un dedo, mi motivación fue el aprendizaje que tenía frente a mí, los primero días, al menos los primeros días no llegué tarde. 
Al final de la segunda semana, finalmente me indico que podríamos comenzar con lo que él tenía por ofrecer. 
- ¿Cómo lograr que tu atacante vea lo que no se encuentra ahí? – Esa es la pregunta. Yo he desarrollado dos técnicas. 
La primera y más sencilla es, meterte a la mente de tu oponente, y sembrar pánico de esta manera es más sencillo, el temor quebranta hasta el oponente más poderoso.  Esto no funciona con personas a quien no puedes leerles la mente. 
La segunda es desprender  energía de tu cuerpo y modelarla, tú sólo utilizas energía para atacar, protegerte, congelar, quemar, aprisionar, etc. El verdadero reto es modelarla y. Manejarla a tu completo antojo.
Para cuando terminó de decirme esto un círculo de al menos seis como él  me rodeaban.
Ahí comenzó mi trabajo.
Los siguientes días nos enfocamos a trabajar mi energía, lo cierto es que el manejo de su energía es impresionante, me llegó a colocarme en nivel principiante.
Me sumergió en aguas heladas para que modelara un campo alrededor de mi cuerpo que al mismo tiempo me protegiera del frío y me mantuviera seca y caliente.
Logré desarrollar con mi energía una figura similar a mí, que se moviera, solo que su defecto era que lucía transparente, fácilmente detectable.
¡Dios! A su lado mi conocimiento parecía estar en pañales, me pregunté si él puede derrotar a los muchachos o Ramsés.
Éste entrenamiento es más exhaustivo que cualquier entrenamiento físico que puedes imaginar. Sus técnicas eran como lo similar a todos los muchachos juntos, él dominaba todas las disciplinas que ellos impartían, mejoradas y más desafiantes.
No me resultó extraño, pues después de todo, éramos un solo grupo, más de uno debería dominar las disciplinas.
Descubrí nuevas maneras de controlar mi energía, nuevas maneras de modelarla y utilizarla, ¡Esto estaba siendo un completo éxito!
Desarrollé una sola técnica exitosamente, no pude penetrar en sus pensamientos, supongo que esa técnica no es para mí.
¡No podía esperar a regresar con los muchachos para poder utilizar éste nuevo poder!
El desnudó mi alma en los siguientes días, juntos viajamos a mi lugar seguro, me mostró como es tan sencillo entrar y salir de él con solo controlar el deseo de hacerlo.
¡Es un excelente instructor! Mi vida hubiese sido más simple  con él como guía, deberían hacernos un análisis de compatibilidad de energías cuando iniciamos, para saber con quién nos será más sencillo desarrollarnos.
¡Todo fluía armónicamente! Todo estaba dándose de una manera tan natural que estos días eran felices para mí.

Miraba a través de la ventanilla el paisaje, intenté recordar cada detalle, pues llegaríamos a un aeropuerto y sabía que no regresaría en un buen tiempo o quizás jamás. Ese pensamiento presionó mi pecho, quiero pensar que la única causa por la que me está sucediendo esto es porque soy la tan esperada hija de Ramsés, pues a lo largo de mi estadía aquí fui testigo de cómo muchos de ellos renunciaron o fueron dados de baja, pero por el  contrario contra mi desplegaron una persecución sin sentido.
Con algo de alimento que mi acompañante puso en mis manos y un café de mi cadena favorita recordé el único fin de semana que los muchachos me visitaron, meditándolo en retrospectiva ese debió ser mi primer signo de alarma, pero nuevamente fui víctima de mi ambición.

Esa tarde salimos a comer, la plática fue amigable por decirlo de alguna manera, esa visita fue destinada a verificar que me encontraba bien y en una pieza. Salimos a pasear por los alrededores y a buscar un restaurant para pasar la tarde.
Casi me atraganto cuando “casualmente” llegó la persona con quién me encontraba entrenando.
Llegó a saludar de una manera más que familiar a todos mis acompañantes. Hicieron las presentaciones, ellos le llamaron Refugio, lo cual llamó mi atención por dos cosas, primero porque es un nombre inusual para un hombre y segundo  ya que es el segundo nombre de mi mamá.
Sonreímos al saludarnos como dos perfectos extraños ¡Jugamos nuestro papel tan bien, que me sentí orgullosa!
- Ella es nuestra sobrina – enfatizó Jason de manera jactanciosa, nunca antes lo había visto de esa manera.
- ¿La hija de Ramsés?
Ellos afirmaron.
- Un gusto conocerte, he seguido de cerca tu desempeño como muchos de nosotros. ¿Será este año en que finalmente te veremos participar en el Torneo Anual?
Sonreí de manera incómoda.
- Nada está escrito aún – dije dando un bocado a mi plato.
- Estaré en primera fila cuando así suceda – afirmó aquel personaje.
Se despidió de ellos  y salió de ahí. Ellos contaron la misma historia, él era un ermitaño, etc., nada me hizo dudar de él y sus buenas intenciones.
Lamentablemente despertó un tema que se estaba convirtiendo en algo que yo quería evitar.
- Pequeña ya que el tema fue puesto sobre la mesa e incluso un extraño puede notarlo, nos gustaría que éste año entraras al Torneo, quien sabe, quizás al final de todo puedas resultar vencedora.
No quería discutir,  ellos se irían al siguiente día, solo que no les daría falsas esperanzas.
- Ustedes tienen mi respuesta, no entraré, ese torneo está diseñado para satisfacer sus niveles de testosterona y quizás un poco la vena sádica que todos ustedes tienen.
Ellos se miraron.
-Queremos respetar tu decisión, pero tendrás que decidirte en algún momento, es la graduación de nuestra vida, y tú has logrado grandes avances. Inténtalo éste año, pruébate, analiza y el siguiente año estoy seguro de que  tendrás muy buenas oportunidades.
- Lo aplazaré lo más que pueda.
Nuevamente se miraron entre ellos. Desee tener con mis hermanos esa misma comunicación telepática, para entendernos en secreto como confidentes.
- Piénsalo, no pido más – solicitó César.
- Lo haré – respondí sin ganas y únicamente para que me dejaran tranquila.
- Atlas te envía saludos – dijo Jason – cambiando de ésta manera radicalmente el tema del día.
- ¿Esta…? ¿Está bien?
- Lo está.
Resistí hacer más preguntas, él quería distancia, distancia es lo que tendría.
Las horas junto a ellos pasaron rápidamente nos perdimos en ellas y salieron corriendo al aeropuerto lo que resultó en que el lunes llegué tarde al entrenamiento. Fue el día más interesante ya que logré grandes avances debido a que él al igual que ella eran hábiles usando la vara, la usó durante todo el entrenamiento, de ésta manera castigó mi tardanza.
- Respondes a la presión – afirmó
- ¡¿Quién no?! Por cierto que no tenías derecho de sacar a relucir el torneo con los muchachos, creo que fue mucha coincidencia encontrarnos.
- Debo confesar que no fue coincidencia.
- ¡Mira qué casualidad, eso ya yo lo sabía!
- Necesitaba ver por mí mismo algunas reacciones
No lo entendí en ese momento, hubiese querido hacerlo.
Mis entrenamientos estaban rindiendo muchos frutos, me volví adicta a ellos.
Desafortunadamente los muchachos me indicaron que mi retiro debía acortarse y no pude llegar a completar el entrenamiento con éste personaje a quien ya le había tomado cariño.
Tuve que regresar a casa en el siguiente vuelo que ellos ya tenían reservado.
Mi energía los superaba ahora a todos. Ambos quedamos complacidos y le agradecí por la oportunidad  de explotar verdaderamente mi poder, por las enseñanzas y momentos vividos, sentí como si estuviera despidiéndome de un ser muy querido… y así lo sentí.
- Gracias, dije.
-No me agradezcas aún, ya que nuestro entrenamiento aún no termina, no me daré por vencido en éste punto, estas a nada de lograr tu máxima energía.
Esas fueron sus últimas palabras y desapareció como muchas veces lo hizo con anterioridad.

Regresé de nuevo a mi realidad nos encontrábamos abordando un jet mismo que nos llevaría al siguiente aeropuerto, él sabía que no era el momento de cuestionarme, por lo que permaneció distante, afinando los detalles de nuestro largo viaje. Ocasionalmente me dirigía una mirada, de vez en vez me ofrecía algo de comer, y no es que tuviera ánimos  para hacerlo, solo que era una necesidad.
Finalmente llegamos al lugar donde él y yo nos conocimos, reí aunque sin ánimos de hacerlo cuando nos ubicó en la mesa donde nos encontramos la primera vez: La zona de comida del aeropuerto de Londres.
- ¿Recuerdas? – le pregunté.
Él sonrió afirmando.
- Siempre es y será un placer coincidir en esta vida contigo y ver tu hermosa sonrisa.

Cuando regresaba a casa convocada prematuramente por los muchachos y después de haber incrementado mis habilidades físicas, mentales y energéticas, por alguna extraña razón mi vuelo estaba retrasado, por lo que me dediqué a vagar por el aeropuerto, finalmente me compré un sándwich, un café un delicioso postre, saqué mi libro y  al tiempo que leía me dediqué a pensar en lo que  había sucedido en las últimas semanas.
Recibí un mensaje y mi corazón brincó, miré la hora y me pregunté qué diablos hacía “A” a esas horas enviándome mensajes. Sabía que estaba en el aeropuerto a punto de abordar, no es su costumbre contactarme si no hasta que hubiese aterrizado.
Sonreí sin embargo.
Respondí rápidamente y proveché la ocasión para contarle que estaba varada en el aeropuerto.
Le envié una foto con lo que estaba degustando a petición suya, pues me conoce tan bien que sabe que en momentos como éste buscaré algo para comer. Nuestras largas conversaciones revelaban esto y yo apreciaba que él guardara en su mente.
En la foto se podía apreciar también el libro que leía, era una recomendación de él, era un pequeño detalle hacía él.
Esperé la respuesta de mi amigo, solo que antes de que la recibiera un extraño se acercó a mi mesa preguntando si podía  acompañarme, llamando mi atención y haciendo que levantara la mirada para verle, pero antes de que pudiera decirle nada se sentó frente a mí.
De inmediato le apodé mentalmente Sr. Sonrisas, pues no dejó de sonreír desde el momento en el que se sentó frente a mí, me pregunté la causa, pero fue tan contagioso que simplemente  no me lo cuestioné más y sonreí yo también.
¡Eso de que la sonrisa es contagiosa como el bostezo, es totalmente cierto!
Comenzó a platicar pausadamente sin perder la sonrisa.
Se presentó y me preguntó mi nombre.
Dudé unos momentos pero le respondí, intenté  revisar mis mensajes, solo que él acaparaba mi atención y aun cuando no apreciaba su compañía, no quise ser maleducada.
Rubio de ojos verdes, tan alto como cualquiera de los trillizos, delgado pero atlético, bien vestido y oliendo increíblemente bien.
Le miré directamente a los ojos, sosteniendo su mirada que no era penetrante pero si firme.
- Interesante anillo – señaló.
- Gracias, pieza única - le enfaticé - un regalo.
- Un regalo que luce espectacular en contraste con tu piel.
Eso último me hizo incomodar un poco, por lo que crucé mis piernas y brazos en señal de incomodidad y rechazo. Él lo detectó de inmediato.
Es inevitable que el anillo por su tamaño, estructura y todo, no llame la atención, es un hecho que he recibido varios halagos todos ellos provenientes de mujeres, pero nunca antes una situación así y menos de un hombre.
De repente y de la nada, alguien se acercó a solicitarle un autógrafo, él sonrió y como si no fuera suficiente, me pidió tomar la foto.
¡Lo único que me hacía falta! Un famoso al que no reconozco me utiliza de secretaria personal.
- ¿Eres alguien famoso? ¿Quizás debería solicitarte un autógrafo? – pregunté cuando su fan se alejó sonriendo de ahí.
Sin dudarlo tomó el libro que el traía consigo, lo firmó y me lo entregó aún sin dejar de sonreír.
- ¿Me reconoces?
- Honestamente no – le dije  un poco apenada.
- Mejor así – Sonrió nuevamente.
Esas sonrisas contagiosas me hacían olvidar y me hacían sonreír inevitablemente. Se excusó y fue por un café él mismo, donde lo abordaron unas cuantas personas más, él atendió amablemente a cada uno de ellos.
Sonreí esperando a que regresara, momentos en lo que aproveché para revisar mis mensajes, no tenía respuesta después de la última foto, solo la confirmación de que la había visto.
Terminé mis alimentos y revisé el libro donde esta persona había plasmado su autógrafo y me lo había entregado, curiosamente el título lo conocía perfectamente, era de mi autora favorita, tenía subrayadas varias frases, esa costumbre me hizo sonreír ya que yo hacía lo mismo, algunos lectores amargados dicen que subrayar un libro es similar a asesinarlo, pero para mí es como personalizarlo, dejar una parte de ti ahí, pues al subrayar una frase, o una palabra, estás enfatizando que un sentimiento brincó en ti, después de haber leído aquello.
Me sentí tentada a únicamente tomar la hoja con el autógrafo que aunque desconocía quien era él, lo había ofrecido sin pedirlo, esto podía significar varias cosas, entre ellas que no es tan famoso y anda repartiendo autógrafos por la vida, o bien…
Reí siquiera de pensarlo.
Regresó y al ver que mi almuerzo se había esfumado, me invitó a movernos de lugar,  a donde no pudieran interrumpirnos.
- Perdona que no te reconozca, prometo investigar más de ti, pero no pienso moverme de aquí.
- ¿A que le temes?  No puedo secuestrarte en un aeropuerto, solo deseo continuar ésta plática en un ambiente más privado.
Sonreí, a éstas alturas dos, eran muchos personajes misteriosos en mi vida, por lo que decliné su amable oferta.
Volvió a sentarse en el mismo lugar, sin dejar de sonreír o mirarme.
- Cuando estemos rodeados de gente demandando mi atención, no digas que no lo advertí, advirtió.
Simplemente reí.
- Disculpa, exactamente que buscas sentándote frente a mí, puedes ir a buscar refugio por tu cuenta.
- Quiero platicar con la persona que usa una joya tan linda como esa.
Reí divertida de aquella situación.
- ¿Acaso estás jugando algún tipo de juego, apuesta o es simplemente una broma para esos programas de la tele?
- ¿Siempre eres tan desconfiada?
Efectivamente le miraba con desconfianza, con una mano en mis pertenencias para salir corriendo a la mínima señal de peligro.
Nuevamente una  persona se acercó, solo que ésta persona discretamente le dijo algo al oído, intercambiaron unas cuantas palabras y se marchó.
- Mi asistente – dijo él.
Sonreí.
- ¿A dónde te diriges? – preguntó.
- A mi ciudad natal, respondí sin darle mayores detalles.
En un hábil movimiento sacó el boleto que sobresalía de mi libro, como costumbre tengo usar el primer papel que tengo a mano como separador de hojas, en este caso era mi boleto de avión.
- Debes ser más cuidadosa – señaló en un falso tono de regaño.
Me lo entregó casi al instante. Tomó su celular, envió un rápido mensaje de texto y volvió a mirarme.
- En serio dije, me crispas los nervios me podré de pie y me marcharé, Sr. Famoso.
- Adelante, me invitó y se puso de pie en un gesto caballeresco.
Me puse de pie y me marché de ahí procesando lentamente lo que había sucedido. ¡Cosas como éstas únicamente me suceden a mí! Hubiese sido genial poder reírme de esto con Atlas, pero no fue así, me recordé a mí misma que él había buscado el marcharse, que él quería el espacio, que no debía marcarle, que no debía buscarle.
Una nube negra se posó sobre mi mientras caminaba sin rumbo huyendo del Sr. Famoso, complejidades era lo que menos necesitaba en mi vida en estos momentos.
Un par de horas después pudimos abordar el avión. Al presentarme a documentar me anunciaron que mi asiento había sido cambiado a primera clase.
No pregunté y agradecí pensando que el gesto había sido de los muchachos, los trillizos o incluso el mismísimo Atlas, con ellos una nunca sabía la sorpresa  con la que se toparía.
Me acomodé en mi asiento.
Antes de que las azafatas nos pidieran apagar el celular, hice algunas llamadas para afinar los detalles del siguiente evento organizado por los trillizos, algo muy propio de ellos “Subasta de Corsets”, pregunté por las chicas, vigilancia, hice un checklist y solicité algunas otras cosas más. Solo cuando creí que tenía todo bajo control, recosté mi asiento, guardé mi celular y me dispuse a dormir. Por encima el asiento de enfrente una cabeza rubia brincó a saludarme.
- ¡¿Tú?! – fue la única respuesta que tuve en conjunto con mis ojos de sorpresa.
- Un gusto verte nuevamente.
- ¡Me estas acosando!
- Pedí tu compañía y al parecer esta fue la única manera de obtenerla.
- Robaste mi boleto ¿Tú viste todos esos datos en tan poco tiempo?
- Soy una persona observadora, ahora tendremos poco más de diez horas en las que nos podemos conocer mejor ¿Me invitarás a la fiesta que organizas?
- ¡Además escuchas conversaciones ajenas! Claro que no estás invitado – ¡Me indigné de inmediato!
- Entonces conseguiré invitación por mi cuenta.
Me burlé en su cara.
En caso de que puedas conseguirla, cosa que dudo, ¡La cena va por mi cuenta!
- ¡Es un trato!
Sonreí, le mostré mis audífonos y como los colocaba, señal inequívoca de que no quería escucharle y me estaba “aislando”.
Pude enviarle un par de mensajes a mi ciber amigo detallando lo que sucedía, solo en caso de que no volviera a saber de mí, y preguntando si tenía alguna creativa idea para salir de aquello.
Respondió divertidísimo por la situación, comentando que en cada vuelo existe un policía armado en caso de que lo requiriera, que no dudara en armar un escándalo, si era verdad que aquel personaje era famoso evitaría un escándalo a cualquier costa.
Dormí un poco antes de sentir unos toques en mi hombro.
- ¡Nuevamente tú!
Me mostró un par de panecillos, iguales a los que estaba comiendo cuando se acercó a mí, no podía negarme ante aquel placer e inevitablemente reí, y reí muy fuerte.
- ¿Qué haces tan lejos de casa?
No iba a revelarle mi vida a un extraño, menos a éste extraño.
- Paseando – respondí - tomé unas breves vacaciones.
- ¿Merecidas?
- ¡Claro! ¿Acaso existen vacaciones que no merezcas?
Pensó por unos momentos y simplemente sonrió.
- Ahora que estoy más tranquila y con estas cantidades de azúcar en mí cuerpo, preguntaré una vez y solo una vez ¿Qué diablos haces en un avión en el que claramente no te conduce a tu destino? Esto es demasiado para alguien que solo busca una plática con una simple mortal.
Él simplemente sonreía.
- Tengo una propuesta para ti. Te puedo dar una respuesta rápida y aburrida para poner fin a ésta aventura o podemos continuar conversando el resto del vuelo, quizás una cena cuando aterricemos, al fin y al cabo tienes razón me he desviado mucho de mi destino únicamente para poder conocerte un poco mejor y tienes toda mi atención.
- ¿Una cena?
- Una plática en privado.
Me incomodó la palabra “privado”
En el lugar que tú elijas, tú conoces la ciudad mejor que tú, todo sería bajo tus condiciones.
- ¿Entonces tú confiarías en mí? Eres algún famoso desconocido para mí, pero puedo secuestrarte y pedir rescate.
- Creo que puedo correr el riesgo, hizo un gesto pero conservó la sonrisa.
- Me miras como si hubieses encontrado un gran premio. En ese momento y en voz alta dije la primer tontería que se me vino a la mente -  ¿Quizás buscas ponerle precio a mi anillo? ¡No está en venta!
- Todo en esta vida tiene un precio, creo que puedo llegar a encontrar el precio de esa pieza.
- No está en venta.
- Eso lo veremos, puedo firmarte un cheque en blanco por esa pieza, si me la das en estos momentos.
Lo pensé por unos momentos.
- Bien - dije sin retirar aquella joya de mis manos- y le pedí hacer el cheque en blanco.
Increíblemente tomó su chequera, firmó y me lo entregó, antes de soltarlo me miró muy interesado y un poco decepcionado, puedo afirmarlo.
No lo tomé siquiera e hice un mohín con una sonrisa de satisfacción.
- Solo quería comprobar si titubeabas en hacerlo, nunca antes había escuchado una propuesta así, y fue emocionante el vivirla. Puedes guardar el cheque, no existe nada en este mundo por lo que yo cambiaría este anillo.
Volvió a sonreír efusivamente y rompió aquel documento.
Continuamos platicando el resto del viaje, tenía mi atención, y al aterrizar tuvimos aquella interesante plática, casi perdimos la noción del tiempo. ¿Volver a coincidir? Sería difícil, pero aún tenía algo por aclararme, ya que elegí la segunda opción, necesitaba nueva gente en mi vida  cuando re-comenzara y él sin duda podría ser una de ellas. Intercambiamos número telefónicos y le prometí que la siguiente ocasión que habláramos, habría  investigado más de él, promesa que desafortunadamente no pude cumplir.

Pasaron casi 20 horas de vuelo, aeropuertos y viajes en automóvil antes de que  finalmente llegamos a nuestro destino, lo primero que hice fue derrumbarme en el piso y llorar por un largo rato, esto debió de poner fuera de combate a mi anfitrión, pues dejó todo lo que traía en sus manos, y me abrazó sin decir nada, se estiró y alcanzó un abrigo, para poder envolverme en él, así permanecimos por horas, hasta que terminé por rendirme ante Morfeo.
Abrí los ojos en un lugar y en un ambiente extraño, estaba también en una casa extraña, me tomó unos momentos el recordar donde me encontraba y me di un momento para recapitular todo para después ponerme en pie y dirigirme  ir  un momento al baño. Después de un par de respiros y revisar que vestía al menos algo de ropa decente me dirigí a buscar a mi anfitrión, encontrándolo en la sala sentado leyendo un libro.
- Hola - dije.
El sonrió de inmediato escudriñándome un poco para hacer un breve recuento de los daños.
- ¿Cómo te encuentras?
- Tan bien como se puede estar en estos momentos. ¿Qué hora es?
- Quizá más que la hora te interese saber, que dormiste por más de un día ¡Me tenías preocupado! Puse un espejo frente a tu nariz solo para asegurarme de que aún respirabas.
- Eso sí que es una sorpresa – reconocí.
- Siéntate, mientras te preparo  la cena.
- No discutí.
Él permaneció en silencio, y sé que tarde o temprano me pedirá respuestas y planes, solo espero que sea tarde, aún no me recupero de mi último shock emocional.
Fue ahí sentada en la barra de la cocina, viéndole cocinar a ésta persona que me brindo su ayuda desinteresada después de mis acciones, que recordé el inicio del fin….

CONTINUARÁ...