Wattpad

viernes, 26 de mayo de 2017

XIX. Like a Stone



            Únicamente Atlas puede hacer que una actividad que amé por tanto tiempo como lo es la natación, ahora sea el objeto de mi odio.
            Entrenamiento nadando, no era algo fuera del otro mundo, había anticipado algo pesado después de lo de ayer.
Nadar con esponjas colgadas de tu cintura, ocasiona que eventualmente sientas que no puedes mantenerte a flote y dependas totalmente de tu fuerza de voluntad más que de tu fuerza física, hice acopio de ambas en cierto punto pues de haberme hundido hubiera tenido que dar unos tragos de aquella agua, mis pies no tocaban el suelo y esa alberca que tantos y tantos días resultó un refugio en mis días de tristeza ahora se estaba convirtiendo en mi obstáculo a superar.
            Podía escuchar a Atlas dirigirme gritos de supuesto ánimo y digo supuesto pues lo único que hacía era enfurecerse al no obtener el resultado deseado de mi parte.
            ¡Esto era suficiente! No estaba yo perdiendo ahí el tiempo. Me quité aquellos artefactos del demonio que estaban ocasionando que me hundiese, me quedé flotando cual papel a la deriva, cubrí mis oídos con agua para evitar escucharle, cerré mis ojos y me encerré en mis pensamientos.
            Sabía que me estaba revelando, pero ¡Por Dios que estaba exhausta! Atlas quería un rendimiento del cual yo carecía, los últimos meses me la pasé en reposo y él de buenas a primeras llega queriendo que yo le rinda al mil por ciento.
            Es la tercera ley de Newton si no me equivoco la que dice que “A toda acción corresponde una reacción de igual o menor magnitud”.
Esperé y esperé por tal reacción de mano de Atlas, estaba dispuesta a aceptarla. Aun cuando él afirma que lo que deseo es que él se marche de mi lado, una vez que llegas a tu límite, llegas a tu límite y punto.
Pasaron los minutos y yo continuaba inmersa en mis momentos de relajación.
Nadé hasta la orilla cuando lo consideré conveniente y aventé a los pies de Atlas aquellas horribles esponjas, por su parte él miro el objeto arrojado y posteriormente me miró a mí, estaba de pie y con los brazos cruzados.
            - No puedo más – declaré y saqué medio cuerpo de aquella alberca.
            Él permaneció inmóvil observando mis movimientos pacientemente como el escorpión  que es, analizando y tomando decisiones.
            - Colócate nuevamente esto – pateó las esponjas entrenadoras hacia mí – y regresa ahí antes de que  logres enfurecerme realmente.
            - Atlas, no puedo más – dije suplicante.
            Se adelantó un par de intimidantes pasos, con esa mirada suya, endurecida que hacían ver sus ojos azules casi negros. Esa mirada resulta excitante pero no hoy.
            - ¡Terminarás tu entrenamiento así salgamos de aquí a la media noche!.
            Estampó un pie en el piso y una de sus manos señaló en la misma dirección.
            En un acto que yo llamo deliberado, puso su mano sobre mi pecho y me lanzó de espaldas a la alberca, tan pronto como logré sacar mi cabeza para tomar un poco de aire, vi que me arrojó aquel artefacto del demonio.
            ¿Berrinche? ¡Pero claro! A nivel monumental, lamentablemente solo logré enfurecerlo.
            No lo había pensado antes, pero me mostró un poco de su nueva energía, lograba manipular el agua con ella ¿Me pregunto si yo podré hacer lo mismo? Hacía unas grandes olas que lograban cubrirme, hundirme y medio atragantarme en cada ocasión que me revelaba.
            ¿Desistí? ¡Claro!
            ¿Le odio? ¡Pueden apostarlo! Mañana será día de venganza.
            Mi cuerpo no tuvo tiempo de sentirse dolorido por el día anterior, únicamente se adormeció, ya no lo sentía más.
            Terminé (por supuesto) colocándome nuevamente las esponjas en su lugar y sumergiéndome en el agua haciendo la rutina pre-establecida.
            Toda una sorpresa me llevé cuando al otro extremo de mi carril se encontraba el trillizo rubio, quien esperaba en un minúsculo Speedo, mostrando toda su hermosa anatomía.
            Me detuve un poco antes de chocar con aquel monumento que ahora al igual que Atlas era más músculo, más perfecto, más poderoso, mas deseable.
Su rostro me mostró una perfecta sonrisa, se sostenía con los antebrazos a la altura de los codos sobre la orilla de la alberca, lo que dejaba perfectamente visibles sus perfectos pectorales.
- ¡Hola! – exclamó eufóricamente.
- Hola – Respondí entrecortadamente e intentando regular mi respiración.
Pude escuchar a los gritos de Atlas desde el otro lado de la línea.
- He venido a saludarte.
Sabía que aquello no era 100% verdad.
- También he venido a animarte.
Le miré un poco dubitativa y recelosa.
- Aunque agradezco el gesto, no creo que sea del todo verdad ¿Qué escondes?
Acompañado de un gesto dramático declaró que hería profundamente sus sentimientos.
- ¡Vamos! Menos drama por favor, no ves que estoy en medio de una tortura a manos de Atlas.
- ¿Cómo terminaste en esta situación?
- Fue algo que no pude evitar – sonreí forzadamente y levanté un poco los hombros.
- ¿Quieres salir a cenar y platicar al respecto? Mis hermanos y yo necesitamos de tus servicios éste fin de semana.
Comenzaba a ver con claridad el objeto de aquella visita.
- Atlas viene en camino, si no queremos estar en problemas nademos hacia el otro lado.
Asentí y me puse en marcha con él a un lado, lo cual me sorprendió un poco, no me detuve al llegar al otro lado, pues no quería que la furia de Atlas alcanzara al trillizo también, me sorprendió que él me siguió y siguió y siguió hasta que decidí detenerme en medio de aquel lugar.
- Debo preguntar – dije cuando él sacó también la cabeza del agua ¿Qué demonios haces?
- Te lo dije, estoy aquí para animarte.
- Muy bien, ahora dime la verdad – exigí.
- Bien, pero debes prometer que no huirás después de que lo haga.
-¿Huir? ¿A dónde exactamente? Tengo un vigilante que me regresaría en menos de tres movimientos y no deseo provocarlo, no el día de hoy.
- He venido por ti, durante mi exilio forzado pensé mejor las cosas y he decidido que me lanzaré en tu conquista, tú te convertiste en algo deseable para mí y deseo tener la oportunidad de cortejarte, de enamorarte y que decidas que deseas ser mi esposa, tener hijos y vivir por siempre felices, he venido a darte un aviso de cortesía, pues ahora estaré luchando por ti.
Mis ojos le miraron sin dar crédito  a aquello, o ellos no lo pensaron bien o fui yo la que no lo hizo.
- ¿Estas demente?
- Sabía que dirías algo similar pero oye ¿Estoy aquí, cierto? Entrenando a tu lado.
- y debo pedirte que te retires, si Atlas se entera…
- Se enterará, mejor antes que después.
- Suficientes complicaciones tengo en mi vida.
- Verás que yo puedo ayudar a solucionarlas.
Estaba por solicitarle que se marchara, cuando sin ningún aviso una gran ola nos atrapó y nos revolvió dentro de aquellas aguas. Logré emerger muy cerca de donde se encontraba Atlas.
- Si ya terminaste tu visita social, continuemos con nuestro entrenamiento – fueron sus únicas palabras.
Realmente no me faltaba mucho entrenamiento por completar, y quizás fueron las palabras del trillizo las que ocuparon mis pensamientos, pero completé aquel programa en automático, sin dejar de pensar en la escena que acababa de suceder.
En el folleto promocional de los muchachos no mencionaba nada de éstas situaciones.
            Al terminar el entrenamiento él se lanzó al agua y me sostuvo al vuelo, quise impedírselo, pero no tenía fuerza ni para eso.
            - No crees que estoy desgastándome a éste paso y bajaré de peso en lugar de subir.
            - Estamos creando músculo eso te ayudará, confía – sonrió. Lo que me interesa saber es que hacía el Rubio aquí y por qué diablos te hizo perder tanto tiempo.
            - Cosas del trabajo.
            - No conocen los límites, tendré que hablar con él.
            - No lo hagas, realmente quiero continuar trabajando con ellos – le supliqué.
            Guardó silencio.
            -No prometo nada.
            Como siempre – pensé.
Me cubrió con una enorme toalla y me condujo al vuelo  hasta el carro. Al llegar a casa me di un baño rápido y bajé a devorar la comida.
Mi entrenador estaba ahí también, bañado y luciendo relajado y bien vestido como cada vez.
- Me siento feliz al ver que al menos tu apetito ha regresado. – Señaló Bruno quien se encontraba recargado sobre el respaldo de su silla y me observaba atento, tenía una taza de té frente a él la cual usualmente lo acompañaba en las sobremesas.
Sonreí acomodando toda la comida en mi boca para que no saliera y poder hablar.
-En mi defensa argumentaré que, yo solicité en más de una ocasión permiso para entrenar, pero ustedes….
- Nosotros hacemos lo que creemos que es mejor para ti en conjunto con Ramsés – Dijo Mario con una voz más bien seria, para no dejar lugar a dudas o discusión.
Guardé prudente silencio y continué devorando mis alimentos.
- Saldremos un par de horas por la tarde  - Mencionó despreocupadamente Atlas.
Anticipé una respuesta distinta, incluso estaba disfrutando internamente y por anticipado lo que pensé que serían sus acciones, sin embargo…
- Asegúrate de regresar a nuestra pequeña a horas adecuadas, los horarios que están manejando actualmente requieren de un descanso eficaz por su parte si quieren que BB no muera en el intento.
- Será algo rápido- afirmó Atlas – Estaremos aquí antes de la cena.
- Y yo aún estoy aquí – Dije muy molesta.
Estaban haciendo planes que me involucraban sin saber si yo accedería o no.
Los muchachos se pusieron de pie y se marcharon sin decir nada más.
Yo estaba terminando mi comida y me encontraba satisfecha.
- Vamos – dijo Atlas en tono de orden.
- No
Me tomó del brazo y me solté de inmediato.
- No iré contigo a ningún lugar, no tengo ganas de verte más de lo necesario. Continúa siendo mi casa y la de los muchachos, así que te invito a salir por donde quiera que hayas entrado y dejarme en paz.
Tomó la silla que estaba a un lado mío y se sentó en ella, hizo girar mi silla hasta que quedamos frente a frente.
- Diré esto de una vez. Al aceptar ser el segundo al mando, no solo me pone sobre ti en nuestro organigrama, también me pone al nivel de los muchachos.
Le miré directo a los ojos entendiendo lo que quería decir a la perfección, yo debía obedecer sus órdenes, de no hacerlo o de llevar a cabo alguna acción que el considerará una falta podría el ejecutar algún castigo sin necesidad de justificarlo.
- Eso sin embargo – respondí, no te exime de invasión de propiedad privada.
- Bueno, eso se puede explicar fácilmente cuando los dueños de la casa sean requeridos a explicar cualquier malentendido.
- Ahora, acompáñame.
- Mi respuesta continúa siendo un rotundo no.
Me tomó del brazo y me arrastró literalmente hasta que pudo introducirme en el coche, sin importar la resistencia que opuse, él fue más fuerte, sin importar mis argumentos él ganó.
No hablé durante el trayecto. Esto estaba siendo cada día más difícil, yo intentaba alejarle y él me quería más y más cerca.
El trayecto en carro nos demoró no más de diez minutos y nos detuvimos en una de las partes más alejadas de los dominios de aquel lugar.
Descendió del auto y se dirigió hasta la puerta de mi lado para abrirla y permitirme el paso.
Bajé sin aceptar su ayuda.
Una construcción en proceso estaba frente a nosotros.
Se puso frente  a la misma y la observó a detalle.
- Patea traseros, yo regresé por ti, únicamente por ti, cumplí mi palabra y cumplí mi promesa. Esto es mi regalo para ti. Éste será nuestro hogar, realiza las modificaciones que desees, lo decorarás cuando esté listo, todo esto es tuyo, quizás no pueda poner el mundo a tus pies, pero al menos te daré lo que esté en mis manos.
Mi cabeza no lograba procesar aquellas palabras, ¿Mío?
- No entiendo la totalidad de lo que acabas de decir, esto es una casa, no, permíteme corregirlo, esto es una mansión, no creerás que puedo únicamente decir “Gracias” y aceptarlo.
- Ahora que lo mencionas era más o menos lo que esperaba. Si puedo hacer algo por ti lo haré, esto es solo la materialización de una de las tantas promesas que te he hecho, yo soy tu roca, apóyate en mí, yo cuidaré de ti y procuraré por ti, ésta construcción será tu hogar, nadie podrá entrar o salir sin tu permiso incluso yo, ésta será tu fortaleza donde puedas sentirte segura.
Le miré a los ojos ¡Era demasiado, todos querían controlar mi vida, mandar en ella!
Me di la vuelta dispuesta a  marcharme de ahí. Me detuvo rodeando mi cintura con un abrazo desde mi espalda, su boca rozaba uno de mis lóbulos haciendo recorrer descargas electrizantes sobre mi piel.
- No te marches, preciosa, por favor.
Permití que me envolviera en aquella caricia, me dejé abrazar por su cuerpo, dejé las diferencias del día a un lado y me rendí, le tuve un año lejos, solo quería estar con él sin importar si era sufriendo un entrenamiento del demonio o entre sus brazos, solo quería estar con él. Me engañaba a mí misma cuando le alejaba, cuando le rechazaba y con ello me autocastigaba por haber elegido a Kevin, por haber aceptado su anillo.
Rápidamente sus  manos se  deslizaron por debajo de mi playera y rozaron mi piel ocasionando descargas de placer.
No estaba jugando limpio.
Su boca me daba pequeños besos en la nuca eliminando el poco autocontrol con el que ya contaba.
Mi mente gritaba ¡No!, pero mi traicionero cuerpo no se movía de aquel lugar esperando que el placer solo fuera en incremento.
- Si quieres que me detenga éste es el momento de decir algo, susurró al oído.
¿Qué te detengas? ¡Solo quiero girarme y saltarte encima! ¿Alguna vez jugarás limpio? No tengo fuerza ni para pestañear ¿Crees que tendré fuerza o voluntad para resistirme  a tus encantos? Apuestas a ganar, eso no es novedad, pero no es tan divertido cuando eres la presa y no el cazador.
Una de sus manos se deslizó hacia el sur y la otra mano aprisionó uno de mis pezones. Ambas manos me torturaron a placer, la mezcla de placer en el sur y dolor en el norte hacían que mis sentidos enloquecieran y buscaran intentar sin quererlo, liberarme de aquella prisión.
Mi voluntad se había desvanecido, ahora solo era un manojo de sensaciones que disfrutaban de aquella tortura.
Me retiró la ropa que cubría mi parte inferior, dejándome desnuda.
Se arrodilló frente a mí y colocó mi pierna sobre su hombro para tener acceso directo a mi sexo, a mi sabor, su boca atacó de inmediato con la maestría que me había mostrado tantas ocasiones anteriores, sus manos se deslizaron por entre mis piernas y sosteniendo mis glúteos me acercaba más y más hacia él, tomé su cabeza y la acerqué aún más, mis caderas parecían tener voluntad propia y se movían intentando encontrarse estratégicamente con su lengua.
Lo que se siente no se piensa, definitivamente.
Arqueé mi espalda y llegué a mi punto máximo de placer sin limitaciones o restricciones, soy ruidosa, espero que nadie nos haya escuchado.

Intensas sensaciones recorrían mi cuerpo aún por la mañana, puse la alarma de mi despertador una hora antes para poder huir de aquel lugar sin aviso, dos días habían sido suficientes para sufrir las torturas de Atlas, físicas y emocionales.
            Escapé sigilosame antes de que Atlas fuera por mí, sé que me encontrarían por mi energía lo cual era mi siguiente reto a superar en mi lista de “pendientes” para cuando regresara a mi entrenamiento de tiempo completo: Lograr ocultar mis rastros energéticos para no ser ubicada.
            Jugué una carta oculta y con ventaja, le llamé al trillizo Rubio y le dije que si quería tener una cita conmigo ese era el momento… 15 minutos después de colgar ya estábamos con rumbo desconocido…
            - Huyes de Atlas, eso me queda claro y cuando descubra que fui yo quién te ayudó me desollará vivo, así que lo justo es que yo reciba una buena compensación por mi buen corazón.
            Desde el momento en que marqué su número telefónico sabía que el favor conllevaría un costo, y estaba dispuesta a asumirlo. No podía irme en uno de los coches pues estaba huyendo y no quería alertar a nadie. Era mi mejor alternativa con tan poco tiempo de antelación.
            - Haré lo que me pidas.
            - ¿Sea lo que sea?
            - Siempre y cuando no sea nada sexual – lo haré.
            - Lo tomo, sonrió maliciosamente.
            Iba aún con su pantalón de pijama y una sudadera cualquiera, se puso unos tennis decentes.
            Para la hora en la que Atlas debió haber ido a buscarme nosotros llevábamos la tercera parte del camino recorrido, adiviné el destino tan solo con ver lo letreros de la carretera, nos dirigíamos a una ciudad colonial como mi ciudad natal, solo que con un poco más de cosas por hacer y mejor infraestructura, siempre me ha gustado esa ciudad si he de reconocerlo.
            En el camino nos detuvimos por un café, lo agradecí infinitamente.
En lo que fueron menos de 15 minutos desde la hora en que Atlas debió darse cuenta de mi ausencia y hasta ese momento, tenía poco más de 50 llamadas perdidas entre los muchachos y Atlas. Habría consecuencias pero no me detendría a sopesarlas en ese momento.
Escuché algunos de los mensajes amenazantes de voz que me dejaron todos y cada uno de ellos y sabía que un horrible castigo que se vería traducido en marcas en mi piel, me esperaba al regreso.
Solo suspiré  e inhale hondo.
- Haz que éste viaje valga la pena, le dije al trillizo, a mi regreso me despellejaran viva.
- Comienza por apagar tu celular – estiró la mano para que se lo entregara – si ya decidiste hacer esto, entonces hazlo bien deja ese momento atrás, olvídate de todo, entrégate a éste momento, bríndame el honor de guiarte por tu rebeldía.
Sin reparo le entregué el celular el cual apagó y lo guardó en la guantera de su automóvil.
Pasaron quizás 30 minutos en los que Atlas llamó, él lo puso en altavoz cuando contestó.
- BB ha desaparecido, si me entero de que tu visita de ayer está relacionada con su huida, te arrancaré la cabeza y beberé tu sangre.
El trillizo rio fuertemente
- ¡Que violento! ¿Es una promesa?
- Dime donde esta BB y te mostraré algo de piedad.
- Bien, bien, BB está conmigo – dicho esto me hizo una señal para que guardara silencio. Donde estamos no es de tu incumbencia, dijiste que te dijera donde estaba ella, pues bien, ella está conmigo, el día de hoy la mantendré ocupada, ya sabes cosas de negocios, no esperen por ella, quizás la devuelva hoy por la noche, quizás hasta dentro de una semana.
- Hijo de….
Antes de poder escuchar el resto, el Rubio colgó.
Le miré enormemente sorprendida.
- ¿No tienes temor de él? ¿De lo que puedan hacer? Regresemos mejor…
- Mis intenciones son serias, BB, tan serias como mi declaración de ayer. Si tú me pides ayuda te la brindaré a ojos cerrados tal como lo hice el día de hoy. Estoy consciente de que el día de hoy no tendré tu corazón, esperaba que tu cuerpo sí, pero respetaré tus límites -  acompañó la declaración con un guiño de su ojo, por lo que no sé determinar si lo dice en serio o no.
Atlas no puede hacer nada por nuestras acciones, al menos nada que se encuentre en reglamento, lo que haga será únicamente personal y yo sé que es personal desde que reconocí mis sentimientos por ti.
- ¿Atlas sabe…?
- No aún, pero no tardará en sacar sus conclusiones y después de hoy será mejor que se lo diga en persona, después de esto todo se tornará bizarro entre nosotros, y sé que ninguno de los dos quitará el dedo del renglón en cuanto a ti concierne.
Él hacia parecer ver todo tan simple.
- Disfruta tu día que en verdad será inolvidable…
Me obligué a mí misma a olvidarme de lo que había dejado detrás, finalmente yo sola puse mi trasero aquí y lo puse a él en la misma situación.

CONTINUARÁ...

miércoles, 17 de mayo de 2017

XVIII. I What About Now



- Me siento sola.
            - ¿Acaso no llegó ya tu adorado Altas?
            - No es el momento, por favor, solo necesito platicar.
            - Esta bien…
            - Muchas cosas cambiaron, lo sabes, tú mejor que nadie conoce todo lo que ha pasado en mi vida, te he compartido los detalles, conoces las cosas que estoy ocultando.
            - Y estoy seguro que a mí me ocultas cosas también.
            Claro que te oculto cosas, si te dijera la verdad de todo habría consecuencias para ambos lados.
            - Aun así, eres la persona que más sabe de mi vida actualmente, tengo secretos para Atlas, tengo secretos para mis tutores, tengo secretos para mi familia y amigos, si se pudiera tuviera secretos hasta para mí misma.
            - Los secretos están complicado tu existencia.
            - ¡Definitivamente! Y fui yo misma quién decidió tener ésta vida llena de secretos.
            - Has contemplado la posibilidad de comenzar a poner tu vida en orden e  ir revelando esos secretos, eso te ayudaría a sentirte más liviana.
            - A éstas alturas quizás empeoraría todo si dijera la verdad, creo que es algo con lo que debo cargar hasta que abandone ésta vida.
            - Tú no quieres abandonar esa vida, tú adoras estar metida de cabeza ahí.
            - Quizás, quizás no, aun no lo he decidido.
            - Te engañas a ti misma.
            - ¿Eres acaso mi conciencia?
            - Ey!! yo solo digo lo que veo, desde que me has mantenido al margen de tu vida pero aun así me considera tu confidente, creo que tengo el derecho de hacer esos comentarios.
            Frío y directo, justo lo que necesito.
            - Ok… Mejor cambiemos de tema ¿Qué haces? Espero no haberte despertado o estar interrumpiendo algo importante.
            - Ahora mismo e dirijo a una reunión donde firmaré para mi próximo trabajo puedo desviarme un par de días de mi agenda para realizarte una visita…
            - ¡Claro! Nos encontraríamos en un punto intermedio, quizás alguna paradisiaca playa, o un escondite secreto, una aventura para salir de la rutina, un secreto más ¡justo lo que necesito!
            - No lo dices enserio.
            - ¡Vamos juega conmigo!
            - Jugar, jugar, quiero tener otro tipo de juegos contigo…
            - Entonces comencemos jugando de ésta manera. ¿Dónde nos encontraríamos? ¿Ciudad o playa?
            - Elige tú, yo me encargaría de mantenerte dentro de la habitación, desnuda todos los días y las noches que estuviéramos juntos.
            - Playa, definitivamente playa, y encontraría la manera de escapar debes saberlo, adoro broncearme y no perdería la oportunidad de hacerlo.
            - Playa nudista entonces, para observar tu piel desnuda bajo los rayos del sol.
            - ¡Cuánto romanticismo! ¿Permitirías entonces que alguien más me viera desnuda?
            - Solo yo podría tener tu cuerpo, el resto puede solo desearlo, siempre y cuando tú te sintieras cómoda con esto, yo no tengo problemas.
            - ¿Estás seguro?
            - Después de una noche conmigo, no desearás a nadie más. Esa es mi arma secreta
            - ¡Cuánta seguridad!
            - J
            -¿Tú usando emoticones? ¡¡Eso es algo nuevo!! Realmente estoy adivinando justo ahora, pero te veo en mi mente sentado en un coche, con algún traje a medida, supongo que tienes chofer dado que estas respondiendo mis mensajes con cierta rapidez, por la hora supongo que no llevas lentes negros y quizás un café acompaña tu camino. Quizás te sorprendiste con mi mensaje o simplemente sonreíste al recibirlo. Como dije únicamente estoy adivinando.
            - El café esta en mi mano, llevo camisa sin saco, no es nada formal, contratos a puertas cerradas y cosas que quizás te aburrirían, uso lentes negros, ya sabes para cubrirme del flash de los paparazis. Por ti estoy teniendo una relación a distancia, algo que no me imaginé en mi vida.
            - ¿Imagina si me conocieras en persona? ¡Soy una terrible influencia!
            - Eso lo decidiré en su momento.
            - Entonces ¡Decidido esta! Nos encontraremos en una playa un par de días.
            - Como ya accediste, te secuestraría por el tiempo que lo permitieras.
            - ¿Y tú agenda?
            - Todo puede ser re - agendado o siempre puedo negociar vía telefónica, tu serías mi prioridad.
            - Esos momentos serían los que yo aprovecharía para salir a broncearme entonces.
            - Solo estaría ocupada mi boca, mis manos aún estarían libres…
            - Entonces tendríamos un problema… no soy alguien quién guste de permanecer callada…
            - Encontraremos una solución para mantenerte callada…
            - ¡Comienzas a interesarme!
            - Entonces vamos por excelente camino.
            - Continúa…
            - Te haría enloquecer, hasta que gritaras pidiendo más, utilizando todos mis encantos y habilidades adquiridas.
            - En eso estas equivocado.
            - Sé más específica.
            - Yo, no gritaría por mas, yo lo tomaría :P, lo siento, tus llamadas tendrían que esperar.
            - Entonces que así sea.
            Suspiré imaginando la escena, ¿Sería capaz de hacer aquello?
            - Muy interesante tu propuesta.
            - ¿Qué dices, aceptas? ¿Comienzo a comprar los boletos?
            - Aun cuando tu propuesta es excelente, tendré que declinarla por el momento
            - Lo único que logras es que me encuentre más interesado.
            Veamos cuanto tiempo me dura el gusto.
            - ¿Qué te detiene? ¿Cuál es la razón por la cual no te dejas consentir?
            - Veamos, ya que estamos entrados en gastos y es mi deber aclarar ciertas cosas, tú conoces mi mente, mis palabras y mi voz, quiero pensar que aún no me conoces físicamente, sabes sin embargo que me la paso el día entero haciendo ejercicio quizás pienses que mi físico no está del todo mal, pero finalmente no sabes si soy o no de tu agrado ¿O es que simplemente es algún círculo que debes cerrar? No quiero ser rechazada apenas baje del avión o bien simplemente atendida pro que “ya estoy ahí”
            Tardó un tiempo en contestar, por un momento llegué a pensar que no lo haría y como un vicio bien arraigado a mi alma comencé a andar sobre mis pasos, tratando de adivinar cuál de todas las palabras escritas habrían causado su falta de respuesta.
            - En algo estoy de acuerdo con el idiota de Atlas, tú no reconoces el valor que tienes. Tú has decidido las reglas de éste juego, reglas en las que no estoy de acuerdo pero las he respetado simple y únicamente debido a que estoy interesado en continuar comunicándome contigo con la esperanza de encontrarnos en algún momento, en algún lugar, ese día no te soltaré y me aferraré a ti. Tú me cautivaste como ser humano, no tu físico, lo mismo da que seas rubia, morena, pelirroja, alta, baja, gorda o delgada. Es todo lo que tengo por decir.  Me despido por hoy.
            Y así sin más compruebo nuevamente que lo mío es complicarme la existencia. Sonó mi alarma y comencé a prepararme para la tortura del día, sin embargo y pese a como resultaron las cosas una sonrisa se dibujó en mi rostro.

CONTINUARÁ...