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viernes, 24 de febrero de 2017

XII. Two Story Town



Aun cuando le notifiqué a Kevin la hora en la que estaría de regreso, fue necesario que tomara un taxi para regresar a aquel lugar.
Si me pongo en un momento en sus zapatos, él no tiene ni la mínima obligación de haber ido por mí, incluso lo agradecí después de unos momentos, pues así no sería víctima de la incomodidad del momento, después de todo recordemos que ¡Besé a alguien más! Esto solo me convertía en una persona vil y traicionera.
Pensé detalladamente en ello durante mi regreso a casa y honestamente en estos momentos es donde ocupo a la despiadada de Eileen, quién bien podría arrancarme a Kevin de mi lado, solo que en esta ocasión mis sentimientos eran egoístas, quería que lo hiciera pues no tenía cara de darle la cara y esto lo lamentaba en el fondo de mi corazón.
Llegué a mitad de la noche. Yo era conocida ya en aquel lugar, sin embargo una rubia alta me pidió esperar en la recepción, su gafete de identificación ostentaba el nombre de Alexandra.
Sin mencionar que lo que más deseaba era descansar, me pregunte qué demonios sucedía, sabía que no me podían haber echado ¿o sí?
Tras aproximadamente 15 minutos llegó Kevin caminando pausadamente y sin prisa, intercambió un par de palabras y sonrisas con la chica rubia, cosa que observé con cierta diversión, pues  pensé que uno de sus objetivos era darme celos, pero no soy una persona celosa, al menos no con lo que sé que no me perece.
- Bienvenida, dijo cuándo se detuvo unos pasos frente a mí. Me miró de arriba  abajo como estudiando y analizando lo que tenía frente a él.
Sabía que buscaba y rebuscaba algo en mi energía, quizás lo encontró, quizás no.
Saber cómo ocultar mi energía de éstas revisiones me hubiese sido muy útil en estos momentos…
- ¿Puedes decirme de que va todo? ¿Llegaron los muchachos o algo así?
- No – Sígueme.
Tomó mis maletas y las arrastró sin esperar por mí. Dudé algunos momentos en seguirle, esto definitivamente se salía de la normalidad que conocía y que ya era mucho decir.
Caminamos hasta su dormitorio solo para descubrir que,  insolentemente había mudado todas mis cosas hasta ahí ¡Todo, absolutamente todo se encontraba ahí!
- Pero… ¿Qué demonios? Si ésta no fue una instrucción de los muchachos, pasarás toda la noche mudando mis cosas de regreso.
Su rostro estaba serio, se había plantado a la mitad de aquel lugar con los brazos cruzados y la mirada fija en mí.
- No fue una instrucción de los muchachos. Tus cosas permanecerán aquí como lo harás tú.
- ¡Estás loco!
Tomé mi maleta con la firme decisión de salir de ahí, al no percibir ningún movimiento de su parte, asumí que me permitiría salir.
No pude abrir la puerta aun cuando ésta no tenía corrido ningún seguro, en ese momento desistí de cualquier esfuerzo.
¡La causa por la cual me llevó hasta aquel lugar era porque estaba dispuesto a utilizar su energía en mi contra!
Puse en el suelo mi maleta y me giré hasta quedar frente a él.
Efectivamente su energía ahora era visible, viajaba a su alrededor como un aura que lo cubría sin lugar a dudas había utilizado aquella misma energía para mantener la puerta cerrada.
- ¡Diablos Kevin! ¿Puedes aclararme, que y por qué haces esto?
- Las razones son claras y evidentes, tu energía me lo ha revelado todo.
- ¿A qué te refieres exactamente? – pregunté inocentemente intentando ocultar mi culpabilidad.
Sin decir nada, lanzó una emisión de energía en mí contra misma que no iba dirigida a mí, eso lo sé pues ellos simplemente no fallan.
- No puedes voltear a ver otro hombre que no sea yo.
- Kevin…
Una nueva emisión de energía salió disparada de aquel cuerpo que se hacía cada vez más y más brillante, aun cuando esas emisiones no iban dirigidas a mí, desfilaban peligrosamente cerca y podía sentir la magnitud de aquella energía, él era poderoso, no tanto como los muchachos, pero sí que lo era más que Atlas, lo sabía, lo sentía, podía verlo, así como podía ver con una tremenda nitidez el punto de donde salía su energía: Su tercer ojo.
Sin quererlo, desearlo o siquiera llamarla, mi energía se activó en respuesta  de aquella provocación, todos mis aros multicolor, ahora más intensos y más nítidos se habían desplegado a mi alrededor.
No quería aquello pues no sabía controlarlo, no era el momento para comenzar a experimentar y todo por un acto de celos injustificados. Eso no era justo.
- ¿Puedes cesar esto para que podamos platicar como personas civilizadas? – le dije clara y directamente.
Mi energía me defendería de cualquier ataque, pero no era el momento de quedar agotada o crear una reacción que pudiese desatar algo que ni él ni yo pudiésemos controlar.
Lanzó una emisión más de energía la cual fue bloqueada por la mía y enviada de regreso.
Su impresión fue inminente.
Repitió ésta acción una vez, mas y una vez más.
- ¡Kevin! Detengamos esto. ¡Ya es bastante difícil para mí mantenerla controlada, encima llegas tú y la provocas!
Se notaba en su rostro que él deseaba continuar peleando, pero lentamente, muy lentamente fue reabsorbiendo su energía lo cual fue todo un espectáculo, pues su energía asemejaba serpientes en retroceso, todas dirigiéndose hacia su tercer ojo, él inclinó la cabeza hacia atrás, extendió sus brazos ampliamente y la energía finalmente entró completamente en su cuerpo.
Me hizo desear poder desarrollar algo tan teatral como eso para re-absorber mi energía.
- He hecho mi parte –dijo él – repliega ahora tú energía.
- Esto es justo lo que quería evitar – le dije – ¡Lo que tú no entiendes es que yo no sé cómo controlar mi energía… aún, nunca la he replegado, nunca la he podido manejar a voluntad y tu vienes y la provocas! ¡Eso no te hace muy inteligente!
Sus ojos se abrieron.
            Caminó en círculo a mí alrededor, estudiando, observando, tocando y recibiendo descargas de energía cuando lo hizo, aparentemente mi energía lo consideraba como una persona hostil.
            - Cada uno somos distintos ¿Has intentado relajarte?
            - ¿Es lo único que se te ocurre? ¡Claro que lo he intentado! Haz algo útil y dime el punto de donde mi energía se emite – le grité – quizás puedo hacer lo mismo que tú haces cuando re – absorbes tu energía.
            - ¡¿Qué?!
            -¿Hablas español, cierto?
            - Y….o – dijo titubeando – no puedo ver eso.
            - ¡Demonios! Tú y tus maravillosas y grandes ideas – le grité. Haremos lo que hice la última vez que esto sucedió…
             - ¡Espera! – Gritó él -  Intentemos una última cosa…

            Los minutos se hicieron horas, las horas días y los días semanas. Kevin encontró la manera de ayudarme a controlar mi energía desbocada y desde ese momento nuestro entrenamiento se enfocó en ello. Logró hacerme sentir afortunada de tenerle como mi entrenador más que personal pues era gracias a él que yo regresaría preparada para re-incorporarme a mi vida y mis entrenamientos, dominando por completo mi energía.
            Nuestra relación continuaba aun con un enorme elefante blanco entre nosotros.
            El día anterior a nuestro regreso esto cambiaría y lograría hacer que reconsiderara nuestra relación.
Él estaba sentado sobre el césped y yo sentada frente a él con mis piernas rodeándole hasta quedar en una cómoda posición frente a él donde nuestros cuerpos comenzaban a encontrar la manera perfecta que quedar cómodamente acoplados.
Retiró un rizo de mi rostro gentilmente y lo colocó detrás de mi oreja.
- Quiero saber una cosa – dijo directamente, sin rodeos, sin preámbulos.
Sonreí.
- Preguntar no empobrece.
- ¿Qué historia tienes con Atlas? ¿Qué tan profunda es su relación?
Le miré directo a los ojos antes de responder aquella íntima pregunta. Me perdí en ellos  intentando comprender la raíz de aquel cuestionamiento, internamente le grité que no profundizara en ese tema, acordamos que sería un tema que quedaría de lado.
- La historia entre Atlas y yo, es solo entre los dos ¿Por qué te gustaría  saberla?
- Hagamos lo siguiente – dijo – al tiempo que me acercó un poco más regalándome un beso de solo un  segundo. Te contaré mi historia y entonces tú decidirás si quieres contarme esto o no.
-Kevin…
- Escúchame ahora y toma una decisión después.
Asentí al observar su rostro y descubrir por su expresión  que realmente lo decía en serio.
- Yo crecí en las calles, los primeros años de mi vida no los recuerdo, únicamente habitan en mi memoria recuerdos de  crudos inviernos, una constante lucha por la comida y por sobrevivir.
Yo fui reclutado por César, el me mostro ésta vida.
Me encontró peleando en las calles clandestinamente, era mi modo de obtener un ingreso, era mi manera de sobrevivir.
Es evidente que en ese ambiente tienes muchos enemigos y casi ningún amigo.
Ese día gané más batallas que nunca antes  y a un par de organizadores les disgustó que hubiese derrotado a sus mejores ejemplares.
Cuando descubrí la facilidad con la que derrotaba a mis oponentes, pensé que tenía una habilidad innata para las peleas y que la ruda vida me había tocado vivir había complementado ésta habilidad, después descubrí que mi energía se encontraba manifestándose involuntariamente, eso era lo que realmente me hacía invencible contra un ser humano regular.
Pero cualquier habilidad no es suficiente cuando tienes a un par de tipos corriendo tras de ti con el objeto de destrozarte hasta el último de tus huesos sin ningún tipo de misericordia o piedad. Esta gente carece de sentimientos y busca una cosa solamente: venganza disfrazada de justicia, su justicia.
Pues bien llegué a un callejón sin salida y pude ver en tres segundos que mi vida terminaría en unos instantes.
Había vivido poco, pero lo suficiente para saber que el mundo es un lugar frío y sin amor, y yo moriría ahí, solo, destrozado y nadie reclamaría mis restos. Nadie que me visitara 49 días después, 49 días en los que iría al cielo o quizás al infierno.
Ellos traían consigo armas y yo únicamente tenía mis puños. El primer golpe lo recibí en mi pierna  con un tubo – señaló la cicatriz que me  mostró meses atrás.
Fractura expuesta, partieron mi pierna en más de 3 pedazos, eso me sacó de combate de inmediato, dejándome expuesto a su merced, con mi sangre tiñendo el suelo de rojo, con la sangre abandonando mi cuerpo así como mi último aliento.
Cuando me encontraba tirado en el suelo sin poderme poner en pie para defenderme con todos ellos golpeándome sin misericordia, César llegó a interponerse entre ellos y yo me salvó de una muerte segura y a ellos bueno, a ellos los puso en su lugar en menos de 10 movimientos, aún en mi estado pude ver la fuerza y determinación de éste personaje ¿Me dejó impresionado? ¡Sin ninguna duda!.
Eso es todo lo que recuerdo antes de perder el conocimiento a causa de los golpes, de la pérdida de sangre, el cansancio o lo que hubiese sido.
Llamó a los servicios de emergencia y se encargó de los gastos del hospital.
Dudé desde el inicio de sus intenciones, al no haber conocido yo bondad alguna con anterioridad, no creí que alguien me ayudara simplemente por la nobleza en su corazón.
Durante mi estadía en el hospital, me visitaba frecuentemente en compañía de  sus hermanos y fue cuando me hizo la mejor propuesta de mi vida,  propuesta que al igual que tú, no quise rechazar.
Ellos me brindaron una familia, me mostraron la calidez de tener alguien que se preocupa por ti, me mostraron lo equivocado que yo estaba ¡Aún existe gente buena en éste mundo!
Mi agradecimiento total esta con ellos.
Al encontrarme agradecido con ellos yo obedecí y tomé el entrenamiento sin cuestionar nada de nadie, no entendía como Atlas podía ser tan rebelde, quizás ahí comenzó nuestra rivalidad.
Mi momento de agradecerles llegó al ser el ganador del Torneo Anual, les retribuí con ese sencillo homenaje todo lo que ellos hicieron por mí, le mostré al mundo que soy uno de los mejores, con su guía yo derroté a uno de sus favoritos: Atlas.
Llegó mi tiempo de partir y por supuesto elegí a Ramsés como mi entrenador
Brinqué como si una alarma hubiese sonado en mi cabeza.
- ¿Entrenaste con Ramsés?
Guardó un incómodo silencio antes de responder.
Me abrazó y suspiró mirando al cielo.
Diablilla, existen cosas que se supone no debo revelarte. Mi instinto me llama a contarte todo lo que sé dentro de éste mundo, todo lo que he aprendido con los años.
Mi instinto pocas veces se equivoca. Heme aquí revelándote todos estos secretos, poniendo con ello mi futuro en tus manos.
-¿Secretos? ¿Futuro? – pregunté con cierta aprehensión.
Sí, mi futuro pues si alguno de ellos se entera  de lo que te he revelado resultaría en mi inmediata expulsión, tú sabes lo que ello significa.
En caso de salir el expulsado sus recuerdos se eliminarían, sus habilidades desaparecerían por dejar de usarlas, quizás un año o dos posteriores. Tendría quien lo vigilara y cuidara que todo rastro de su vida aquí quedara eliminado. Algo que nadie de ellos quiere. Yo, aun continúo debatiéndome si es lo que desearé al final de todo.
La noticia de que tú llegaste a nuestras vidas la recibió Ramsés cuando yo iniciaba mi entrenamiento con él.
Se puso eufórico fue como si un gran Tsunami de felicidad se hubiese descargado sobre él, estaba simplemente irreconocible, toda la tristeza y negrura en su vida quedó atrás, se convirtió en una persona diferente, una persona inmensamente feliz. Te agradecí sin conocerte que hubiese llegado justo cuando tomaba mi entrenamiento, pues todo ese positivismo y alegría lo transformó en un mejor entrenador permitiéndome que me desarrollara mejor, que ahora tenga el poder que tengo.
No se supone que revelemos quién nos entrena en nuestro año de ausencia – complementó, ya que cada uno tiene diferentes habilidades, ninguna combinación generará el mismo resultado, Eileen no quiere predisponer a nadie al tomar la decisión de donde se entrenarán.
Yo fui testigo de todo visto desde afuera, visto a través de Ramsés, viviendo con él angustias, felicidades, acuerdos, batallas, golpes, llamadas interminables de negociación y finalmente la llamada que él tanto anheló: “Ella aceptó”.
Ese día después de la llamada él cayó de rodillas, mi primer pensamiento fue que te había perdido nuevamente, “Ella aceptó, Ella aceptó” repetía constantemente, una pequeña sonrisa se asomó en su rostro y  ésta se hizo cada vez más grande, más evidente. Gritó y lanzó emisiones de energía al cielo.
- ¡Al fin podré estar con mi hija!
Nunca en toda mi estadía aquí había visto siquiera sonreír a Ramsés y él estaba ahora carcajeándose.
Mi primer temor fue que él me dejara ahí y regresara contigo. Solo que no sucedió, quizás fue parte de las negociaciones eso no lo sé.
- Yo también lo creo – le interrumpí – Ellos solo responden que él tiene obligaciones por cumplir. No he obtenido más respuesta que esa.
Guardó unos segundos de silencio y continuó su relato.
 Alguna vez me dijiste que todos enfocamos nuestra atención en ti, en ser el ganador de quedarse a tu lado, como si fueses un trofeo.
Sí, claro que lo hemos hecho, no por las razones que tú crees, si no que nos brindas una oportunidad de engendrar un hijo con nuestras cualidades  y permanecer en este mundo, digamos que aumentas nuestras estadísticas y cambias lo establecido.
Eso te hace sin duda un premio atractivo.
Lo que nadie pudo anticipar fue que tú eras tú y esto no sería sencillo.
Lograste anteponer el amor al deseo.
- Estas confiando demasiado en mí – le dije - ¿Por qué me cuentas todos éstos secretos?
- No te puedo responder por qué no lo sé – dijo él. Solo hago lo que mi instinto me dicta, algo me dice que no dirás nada.
Todo ello sin duda lo puso un escalón más arriba que Atlas, pues  Kevin confiaba en mí a ojos cerrados aun cuando él sabía que no debía contarme aquello, él lo hizo.
- No revelaré nada de lo que me has confiado – le confirmé – Pero entonces también debo solicitarte que no reveles nada referente a mis avances en manejo de energía. Mis planes, bueno, mis planes no añoran lo que todos ustedes. Yo tengo una familia Kevin, ustedes no lo son todo para mí, son palabras fuertes pero no las adornaré.
- Entiendo – dijo él aferrándose aún más a mí. No es necesario que digas nada más. Al menos tenemos eso en común. Aclara tus pensamientos, define tu futuro, tu energía es inmensa, es única, no solo yo, si no todos estaremos impresionados, felices, asombrados de verte desarrollar todo tu poder.
Verle sonreír me satisfacía, todos ellos tenían usualmente un pasado tormentoso, doloroso y digno de una película de Hollywood, ellos se necesitaban unos a otros, el sentido de pertenencia, el sentido de la fidelidad o quizás simplemente el sentir el amor a su manera, les daba algo a lo cual sostenerse.
Titubeé unos instantes, lo que yo tenía con Altas era solo entre los dos, y al hablar de ello me sentía terriblemente mal, como si de alguna manera lo estuviese traicionando, pero vamos, con Kevin estaba compartiendo más que una relación donde nos tomábamos de la mano y nos mirábamos a los ojos de manera melosa, él había confiado en mí, y con ello me tenía para siempre.
- Atlas y yo… guardé un prudente momento de silencio. Él yo tenemos una relación complicada, así ha sido desde el primer momento en que lo conocí y quizás sea así hasta el momento en el que muera.
Le relaté el cómo le había conocido aquel día de las pruebas y como es que una cosa llevó a  la otra siendo yo víctima de un efecto dominó y de los encantos de Atlas.
Momento vulnerable o no, había yo caído en sus redes, le había entregado mi corazón, con reservas pero estaba viviendo un momento de ensueño, hicimos promesas, hicimos acuerdos, él hizo lo que creyó que era mejor para protegerme, tomó una decisión por ambos y no puedo tomar una decisión ahora que él no está a mi lado sabiendo que algún día regresará.
Es por ello – dije finalmente – que no puedo entregarme completamente a ti.
La vida nuevamente me muestra su lado más sádico. Los dos me han ayudado en momentos difíciles en mi vida, los dos están ahí incondicionalmente para mí, los dos son encantadores.
- Detente aquí mismo BB. Puedo entenderte, yo dije que te enamoraría y lo haré, no tengo prisa, aunque Atlas llegué continuaré en pie de lucha. Quizás él te haya mostrado lo encantador que puede llegar a ser un hombre enamorado, pero yo te mostraré  hasta donde pueden llegar las acciones de un hombre que busca conquistar tu corazón.
Tú llegaste a sacar lo mejor de él sin duda, pues antes de ti él jamás se había enamorado o había buscado una relación seria, el no protegía a nadie, el no cuidaba a nadie, no existía en su mundo nadie más que él, eso es algo para pensarse ¿cierto?, que Atlas haya reaccionado así ante tu llegada no te hace fácil tomar una decisión
Por ello esperaré hasta que llegue Atlas pacientemente y tomes una decisión, pero debes estar preparada para ver una guerra sin tregua entre él y yo.
- ¿Es un ultimátum?
- No necesito hacerlo, estoy seguro que al final elegirás ser la Sra. De  XXXXXX. (Utilizó su apellido) y es por ello que traje esto para ti.
En ese momento saco una caja de terciopelo negra entregándomela abierta, mostrando su contenido: Un solitario.



- Cuando hayas tomado una decisión úsalo o tíralo.
Sonrió como solo él podía hacerlo su seguridad me mataba, claro que mi corazón brincó ante aquella acción.
¿Comprometida yo?

CONTINUARÁ

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