Lo primero que hice el día de hoy fue revisar mis mensajes en el
teléfono, ponerme al día con “A” después de mi ausencia del día de ayer,
curiosamente a él le avisé de mis movimientos, quizás internamente aun deseo
que él sea Atlas.
Encontré también una llamada que no deseaba o esperaba: El chico de los tatuajes.
Me apresuré a devolverle la llamada, sabiendo que nada bueno podía augurar
de aquello.
El teléfono únicamente repicó una vez antes de que él respondiera la
llamada.
- Necesito que vengas – fue lo único que dijo. Tu vuelo sale en 4 horas,
me encuentro en Londres, no te tomará mucho llegar.
- ¿Qué ha sucedido?
- Date prisa – me gritó la voz temblorosa al otro lado del teléfono.
- Bien, bien – dije - intenta
aguantar hasta que llegue.
¡Malditas adicciones! Como el cáncer, deberían desaparecer de la faz de
la tierra.
Busqué a Kevin y le platiqué la problemática, al tiempo que empacaba
algunas cosas, empaqué a ciegas pues desconocía cuanto tiempo estaría ahí y
cuáles serían las condiciones climáticas actuales. Rebusqué mi tarjeta
bancaria, lo que hiciera falta lo compraría allá con la esperanza que mis
ahorros fueran suficientes.
- No estoy buscando tu permiso, considéralo como un aviso de ausencia –
dije en tono determinante ante su inminente falta de cooperación, resistencia a
mi partida y comentarios negativos de la situación en general.
Se colocó frente a la puerta, con los pies separados a la altura de sus
hombros, las manos las colocó en la espalda y como todo posesivo amplió su
pecho, de esta manera me impedía el paso por la puerta.
- Kevin ¡Un poco de ayuda! sabemos sin ninguna duda que eres más fuerte
que yo, que de quererlo me retendrás aquí, estando al tanto de todo eso te he
buscado para que me brindes tu ayuda y no todo lo contrario.
- Él esta grandecito y puede librar sus propias batallas – declaró con
un tono un poco más fuerte y serio de lo usual.
- Ok, ok, entonces considera esto un aviso, ahora si te retiras puedo ir
al aeropuerto por mi cuenta.
Hice el gesto de moverle hacía un lado con mi mano, permaneció inmóvil
por unos segundos.
- BB, al fin y al cabo únicamente estamos saliendo de manera informal,
pero no me gusta que atiendas el llamado de otros hombres.
Me rompí un poco con aquella declaración, sin duda estaba al tanto que él
no era mi primera opción.
-Kevin, él es mi amigo y yo
acordé estar ahí cuando me necesitara. Tú conoces el valor de una promesa, el
valor de cumplir tu palabra cuando así lo prometiste, por favor no compliques
innecesariamente la situación – hice un gesto de súplica. No te estoy tomando a
la ligera, aclaremos esto a mi regreso con tiempo y en calma
Se inclinó para tomar mi equipaje.
- Vamos, te llevaré.
Decidí no pelear más y permitir que me llevara, era la opción más rápida
y segura después de todo.
- Si es solo tu amigo entonces no deberá molestarle que llegues
acompañada.
Mi mente no entendió rápidamente el comentario…
- Llegando al aeropuerto comparé un boleto para mí y te acompañaré.
- ¿Sabes? Haz lo que te parezca mejor. Prometí que a mi regreso
aclararíamos ciertas cosas, y me lo pones sencillo y más sencillo cada vez, no
me gusta que seas posesivo con migo.
- ¿Pero Atlas lo tiene permitido?
Me pregunté cómo sabría aquello tan íntimo. Palidecí por unos instantes
y recordé inmediatamente que él había declarado que mis pensamientos eran muy
ruidosos.
- ¿Bien Kevin, quieres discutir esto ahora? Has logrado hacerme enfadar,
y no es que eso requiera de mucho esfuerzo. Soy tan tuya como soy de él.
Yo me pertenezco a mí misma.
Llegamos al aeropuerto. Literalmente arranqué mi maleta de su mano
mostrándole mi molestia. Di grandes zancadas hasta llegar al mostrador. Recogí
mi boleto y tras de mí el señor-voy-a-viajar-contigo, intentó comprar un boleto
en el mismo vuelo, cosa que no sucedió pues todos los lugares ya estaban
vendidos.
Su rostro pasó del amarillo propio de su raza a un rojo encendido.
No oculté que disfrutaba aquello.
- Después de todo viajaré sola – mi sonrisa no se ocultó ni un solo
segundo.
Me tomó por los hombros y en arrebato me dio tremendo beso de despedida
ocasionando que cada uno de mis músculos se relajara y me entregara sin pelea a
aquella delicia.
Se quitó su chamarra, retiró la chamarra de piel que llevaba yo puesta y
colocó la suya sobre mis hombros.
- Permanece abrigada y regresa con bien. Repórtate constantemente y
evita que tenga que ir yo a buscarte. Y así sin previo aviso, se dio la vuelta
y se marchó sin esperar a que abordara yo al avión ni esas cursilerías que se
hubieran esperado de aquella escena.
Durante el vuelo me detuve a pensar en sus palabras. Esto de vivir la
vida loca no se me está dando con la facilidad con la que yo lo deseaba o
esperaba. Mi maldita conciencia me está acabando.
Al aterrizar en Londres, no vi al chico de los tatuajes por ningún lado
y honestamente se me habría hecho raro pues seguramente un millón de fans lo
hubiesen estado rodeando.
De inmediato le envié un mensaje a Kevin, del cual no obtuve respuesta.
Cumplí con mi parte, eso debería bastar para mantener al menos esa parte de mi
conciencia.
El avión aterrizó sin contratiempos, y de la misma manera descendí de aquella
ave de acero. Una persona sostenía en lo alto un cartel con mi nombre, eso sí
lo esperaba.
Abordamos a una camioneta de color y vidrios negros, para que el
exterior no pudiese ver el interior.
Llegamos a un hotel, me guiaron directamente hacia mi destino.
- Levaré su equipaje una vez que se encuentre instalada – dijo el
chofer.
Siendo tan desconfiada como soy quise arrebatarle la maleta a la persona
y mantenerla a mi lado, solo que pensé que no sería tan educado de mi parte
hacer eso.
Entré a un salón donde la palabra fiesta se quedaba corta para describir
aquella escena.
El chico de los tatuajes así como el resto de sus amigos se encontraban
en medio de una sesión de fotos, fácilmente identificable pues el set estaba
lleno de luces, flashes, ropa, maquillistas, fotógrafos, asistentes personales
y mucho más.
Mi sorpresa fue evidente pues no el chico de los tatuajes no mostraba el
rostro de alguien que estuviera sufriendo algún tipo de abstinencia o tentación.
Era eso o interpretaba muy bien su
papel.
Me crucé de brazos y planté mi pie en el piso esperando pudiera verme en
alguna pausa que hicieran.
Este grupo se encontraba en la cúspide de su carrera en ese momento, su
fama trascendía fronteras e idiomas, el que se encontraran muy ocupados venía
de la mano.
Eran buscados por muchas féminas a nivel
mundial.
Tomé mi celular e hice la única cosa que pensé poder hacer mientras
esperaba, platicar con “A” si tenía la suerte de que contestase.
B: *Hello*
A: *Princess ¿Te
encuentras bien?*
B: *¿Tienes tiempo de
una pequeña charla?*
A: *Siempre*
Sonreí como tonta a la pantalla de mi móvil.
Le relaté donde, cómo y por qué me encontraba en aquel lugar.
A: *Conozco el
lugar, puedo llegar ahí en 5 horas,
¿Esperarías por mí?*
Mi sonrisa se desvaneció, sabía que él viajaba por el mundo
constantemente y a menos que me hubiese distraído en las últimas
conversaciones, no había mencionado nada de moverse de donde quiera que se
encontrase en primer lugar.
B: *Buena broma,
quisiera poder decir que sí, pero me niego a perder el grado de misterio que
tiene nuestra relación*
A: *Puedo llegar a ser
muy convincente*
Justo cuando me encontraba preparando una creativa respuesta para él,
unos pequeños golpecitos en mi hombro llamaron la atención, finalmente el chico
de los tatuajes se había desocupado de su extenuante labor.
Cuando giré la mirada y el cuerpo hacia donde él se encontraba me
encontré con su gran sonrisa, misma que resaltaba en aquella escena. Acto
seguido me brindó un gran y efusivo abrazo.
- Es un gusto tenerte acá. Terminaremos en un par de horas y estoy
contigo, eres bienvenida para acompañarnos, esperar en mi habitación o tu
habitación.
Se acercó a fin de hablarme al oído – La sesión en traje de baño
comenzará en unos momentos.
- Espera - dije tomándolo del codo - impidiéndole así que se marchase de
ahí.- vine hasta aquí pensando que te encontrabas en un apuro ¿Qué es esto?
Antes de que el pudiese decir nada un mar de gente llego por él para
continuar arreglándolo, maquillándolo y preparándolo para lo que seguía.
¡Diablos!
Una chica se acercó a mí, cabello rubio recogido en una perfecta cola de
caballo, muy profesional vestida en traje sastre, con varios móviles en la
mano, maquillaje rayando en la perfección, aretes discretos, pero podría
asegurar que son diamantes y lentes de marco grueso.
- Hola BB, mi nombre es Verónika (hizo la observación de que su nombre se escribía de aquella manera).
Le extendí la mano respondiendo así su cordial saludo.
- Tu habitación está preparada, si gustas acompañarme puedo mostrarte el
camino.
- ¿Habitación? Le miré un poco confundida.
Chequeó entre sus anotaciones en una agenda de esas donde sobresalen
papeles por doquier y un desgaste por uso que era evidente.
-El señor XXXXXX me indicó que reservara una habitación para usted,
quien llegaría en el vuelo XXXX a las XX:XX proveniente de XXXX.
- Ya, ya, eso ya lo sé, nadie
pidió una habitación Verónika, únicamente estoy aquí de paso por lo que puedo
ver.
Ella sonrió amablemente, sin embargo pude ver entre aquella sonrisa una
nota de exasperación de esas veces que las cosas no salen como lo tienes
planeado y se notaba que a aquella mujer le gustaba tener el control.
- El Sr. XXXXX pidió la habitación para usted…
- Verónika – dije pausadamente y respirando profundamente- entiendo que
eres más que capaz en tu trabajo, pero lo que trato de hacerte entender es que quizás existe una confusión en la
razón por la cual estoy aquí, quiero aclararla e irme de regreso. Sostuve el
puente de mi nariz con mi dedo índice y pulgar.
- En tu habitación puedes pensar mejor las cosas, descansa un poco y
refréscate, el Sr. XXXXX subirá apenas haya terminado su trabajo aquí – sonrió
ampliamente.
- No gracias. – Esperaré aquí a que el Sr. XXXXXX termine lo que se
encuentre haciendo y me brinde una explicación de por qué diablos me hizo venir
con tanta premura, cuando se nota que no necesita de mis servicios si tiene a
alguien tan eficiente como tú a su servicio.
Aquello fue un cumplido para ella, sin ninguna duda no notó el tono
sarcástico en mi voz.
Sentí un aliento cálido en mi oído proveniente de alguien a mis espaldas.
- Colabora un poco con Verónika, sé buena.
Me giré y me encontré con el rosto del bombón que encontré semidesnudo y
húmedo hacia unas semanas atrás.
No pude hacer otra cosa que cerrar mi boca la cual se encontraba
abierta.
- Yo siempre soy buena – estúpidamente fueron las únicas palabras que
salieron de mi boca aunada a una torpe sonrisa.
- Permíteme acompañarte – dijo el suculento bombón, dejándome desarmada
y sin palabras para continuar la pelea.
Me tomó del brazo y me guío por aquel caos.
- XXXXXX – le llamó Verónika de manera apremiante – ¡No puede irse!
- Sin mí no iniciarán la sesión ¿Cierto?, dame la llave de su
habitación, le indicó.
Caminamos a paso normal, por pasillos desiertos y seguidos muy de cerca
de 4 caballeros en traje y con cables en sus oídos.
- Estoy aquí por lo que creí era
una llamada de ayuda de XXXXXXX, veo que no se encuentra en apuros ¿Puedes
explicarme que sucede?
Él sonreía.
- Pensé que te gustaban las sorpresas.
- Me gustan, pero éste tipo de sorpresas…
Justo en ese momento abrió la habitación la cual me dejó sin palabras
literalmente y no precisamente por el lujo y/o decoración de aquel lugar.
La habitación estaba llena de regalos por donde quiera que volteara,
cajas con envolturas brillantes y moños haciendo juego, bolsas de marcas
reconocidas, enormes arreglos de flores, chocolates, fresas y champaña. Un gran
oso de peluche en el centro de la cama de aquel lugar.
Le miré más que sorprendida. Él tenía una gran sonrisa al tiempo que
inspeccionaba el lugar.
- Esto debe ser un error -declaré - ésta no debe ser mi habitación,
regresemos.
El rio sosteniéndome firmemente por la muñeca. En ese instante sus
amigos entraron a aquel lugar.
- No pudimos esperar hasta tu cumpleaños
para agradecerte – dijo el chico de los tatuajes.
- Una simple: “Gracias” hubiese bastado, dije bastante incómoda y
apenada.
- Sin embargo, hiciste una serie de peticiones – dijo el suculento
bombón levantando una ceja y sonriéndome coqueta y descaradamente.
Todos me brindaron un gran y efusivo abrazo para luego inspeccionar las
cosas que abarrotaban el lugar.
Verónika hizo su entrada, apremiándoles.
- Debemos regresar, ponte cómoda, cenaremos a las XX:XX. Será informal.
Si necesitas algo Verónika te puede asistir – señaló el chico de los tatuajes
con un pie fuera de aquel lugar.
Dicho esto todos salieron de ahí dejándome atrás con Verónika, quien
claramente no tiene ninguna intención de
convertirse en mi mejor amiga.
Después de unos incómodos momentos en silencio, finalmente se aseguró de
que yo tuviera la llave de mi habitación, me anotó su número celular y se
marchó de ahí.
Giré 360 grados tratando de asimilar todo aquello.
¿Lo merecía? ¿Podría aceptarlo?
Tenía solo un par de horas para descansar y estar lista, definitivamente
en la cena aclararía todo.
Me permití mis 5 minutos de relajación y me aventé sobre aquella cama,
abrazando al enorme oso que la decoraba.
¿Sueño o realidad? No quería saberlo aún.
Tomé mi celular recordando que
tenía aun una conversación pendiente.
B: *Sé que puedes
llegar a serlo y quizás, solo quizás algún día acepte tu palabra, por el
momento mantengamos esto como hasta
ahora, por favor, por favor*
B: *Recuerda mis
palabras, el día que acepte tu propuesta no sabrás que hacer con ella y quizás
me devuelvas por el mismo lugar por el cual llegué*
A: *Prometí respetar
esa parte, solo que, nada pierdo con intentar*
A: *Estoy al alcance
de una llamada, me hospedo muy cerca de tu hotel, si cambias de opinión… Debes
saber que estaré de regreso mañana*
A: *Cuídate, recuerda
que los hombres que buscamos algo, somos particularmente encantadores, no
quiero ver como un patán cualquiera te hiere.*
B: *Gracias por la
advertencia, me cuidaré particularmente de los que poseen un alto sentido de
convencimiento*
Kevin no respondió mi mensaje.
Esto no estaba resultando en nada bueno. Suponía que esto de andar
besando chicos en ausencia de Atlas resultara mejor.
Miré el techo de aquel lugar, cerré un poco los ojos y sin pensarlo o
desearlo me quedé profundamente dormida.
Unos golpes insistentes en mi puerta ocasionaron que me despertara de un
sobresalto, obviamente estaba desorientada, todo estaba oscuro así que avancé a
tropezones por aquel lugar al tiempo que intentaba hacer que mi mente recordara lo vivido en las últimas
horas.
Verónika esperaba impaciente por mí y su cara denotó total desaprobación
al ver que no estaba lista.
Miré el reloj de mi muñeca y maldije.
-Espera unos momentos.
Me cambié, maquillé y perfumé en tiempo record.
Ellos ya estaban en el sitio donde cenaríamos, fue un alivio al verles
vestidos cómodamente y no con trajes de etiqueta, ya que últimamente no era lo
mío estar a la altura.
Todos ellos se pusieron de pie cuando llegué.
Verónika anunció que llevarían la cena en unos momentos.
- Tremenda asistente la que tienen – dije sin pensarlo.
Ellos rieron cálidamente.
- Es la más eficiente de todas nuestras asistentes – dijo uno de ellos.
Sonreí.
-Puedo verlo –dije – Antes de comenzar a cenar educadamente quiero que
me expliques que demonios sucede – le dije directamente al chico de los
tatuajes.
Él estaba sentado a un lado mío, tomó una de mis manos y la acercó a él.
- Esperar hasta tu cumpleaños suponía una larga espera y yo quería
agradecerte un poco antes, de no ser por ti, no estaría yo aquí ahora. Platiqué
con mis amigos y ellos aportaron algunas
ideas referentes a la forma en como agradecerte tu apoyo incondicional como lo
mostraste en esta ocasión.
- Si bueno, mi situación no es la mejor en estos momentos, mi vida es
complicada e hice todo a un lado para estor aquí pues supuse que sería ¡Una
verdadera emergencia!
- ¡Tómate unos días libres! – respondió él.
Nos trajeron el plato de ensalada,
una abundante ensalada, distrayéndome unos momentos.
- Ya estás aquí – dijo el fabuloso
bombón – Disfruta al menos la cena y descansa esta noche, te prometo que si así
lo quieres mañana te acompañaré al aeropuerto a que tomes el siguiente vuelo
hacia tu destino.
Después
de todo cuántas veces puedes tener una cena en privado con los integrantes del
grupo musical que te gusta ¡Tenerlos únicamente para ti sola! – dijo la
loca de la casa.
No quería evidenciarme, lo que menos
quería era aceptar la invitación después de que el suculento bombón hubiese
dicho aquellas palabras.
- Lo pensaré – dije al fin
introduciendo un gran bocado de aquella fresca y deliciosa ensalada.
- Luces bastante recuperada – dijo
mi amigo tatuado.
- ¡Lo sé! Es genial. He estado
trabajando extenuantemente en ello y comienzo a sentirme yo misma nuevamente,
aun me falta mucho camino por recorrer, pero lo lograré – sonreí.
- Será un gusto saber que te
encuentras recuperada completamente.
Incliné la cabeza en un gesto de
agradecimiento y continué degustando la cena.
- Todos los regalos son innecesarios
– dije después de unos cuantos bocados. Honestamente XXXXXX, no tiene nada de
asombrosa mi intervención, lo único que hice fue decir de una manera directa y
clara lo que pensaba.
- De alguna manera, fueron las
palabras justas, en el momento adecuado – dijo otro de ellos (El moreno de
cabello rizado). ¿Sabes las horas que le dedicamos? ¿Todas las palabras que le
dijimos? Palabras amorosas, palabras de amistad, palabras rudas, palabras de
motivación ultimátum y sin embargo ¡Las
únicas palabras que él escuchó fueron las tuyas! Eso para mí tiene mucho valor.
Sonreí un poco apenada, no es mi
costumbre recibir éste tipo de atención.
- Los regalos son solo una pequeña
muestra de nuestro agradecimiento – dijo el más joven.
- Y lo agradezco, pero…
- Sin peros… dijo otro de ellos,
realmente estamos muy, muy agradecidos de que lo hayas logrado traer de
regreso, realmente no nos importan tus métodos o simplemente si estuviste en el
momento y el lugar adecuados, para nosotros tú eres la persona que lo trajo de
regreso y quien ha impedido de alguna manera milagrosa que regrese a esos malos
hábitos. Por todo eso es que estamos reunidos aquí en lo que pensamos sería una
buena y grata manera de agradecerte ya que la última vez no nos tomaste en
serio. ¿Puedes al menos permitir que te agradezcamos de ésta manera?
Les miré por unos segundos a cada
uno, ellos realmente parecían hablar sinceramente.
- De acuerdo – respondí – pero no
mentía referente a que mi vida es complicada actualmente, debo regresar a la brevedad.
- Tendrás tu boleto de regreso
cuando lo solicites ahora cenemos tranquilamente – dijo el chico de los
tatuajes.
Se les veía cansados por las
sesiones de ese día, desconozco su agenda, pero al ser tan famosos me sorprende
que se hubiesen permitido aquel tiempo para pasar conmigo.
- Ya que no has realizado ningún comentario
referente a los regalos ¿Podemos entender que fueron de tu agrado?
Juguetee un poco con el tenedor que
tenía en la mano y mi rostro se enrojeció.
- Aún no he visto nada, pero no ha
sido falta de interés si no exceso de cansancio – me apresuré a decir - de hecho dormí
las últimas horas y fue Verónika quién me despertó, de no haber sido
así, quizás aún estaría dormida.
- Ok, entonces esperemos que te
agraden – dijo el más joven de aquel grupo y cerraron esa conversación.
- Quiero darte la noticia de primera
mano – dijo el chico de los tatuajes. La fecha para ir a tu cuidad ya está
decidida, fue imposible hacerla coincidir con tu fecha de cumpleaños, será
hasta dos semanas después, de ésta manera te dará oportunidad de celebrar con
tus familiares y amigos y después con nosotros.
Quedé boquiabierta.
- ¿Aun deseas asistir al
espectáculo?
¡Pero claro! Quise gritar, pero
guardé la compostura.
- Aún me encuentro decidiéndolo –
dije al fin.
- ¿Si yo lo solicito? – Preguntó el
bombón suculento con un sobre entre sus manos que rozaba convenientemente con
sus labios – ¿De una manera muy, pero muy atenta?
Le miré de re-ojo y quedé helada
ante aquellas declaraciones.
- Entonces, aceptaré muy, pero muy
encantada – respondí en el mismo tono tomando el sobre de entre sus manos, pero él no lo soltó.
- ¡Ese sobre tiene mi nombre!
- Lo tiene – dijo él, solo que
existen algunas cosas que quisiera discutir contigo, ya sabes, detalles
insignificantes. Por el momento terminemos de cenar.
- ¡Tan injusto! – exclamé.
Ellos lucían cansados por no decir
exhaustos y aunque yo agradecía el gesto y su compañía así como los regalos.
Todos ellos aún hicieron sobremesa.
- Permíteme acompañarte a tu
habitación – el bombón suculento hablaba – ellos aún permanecerán aquí unos
momentos.
Mis alarmas se encendieron,
particularmente después de la extraña advertencia de “A”, pero este bombón
estaba ahí solo para mí queriéndome acompañar a mi habitación y yo realmente lo
¡Deseaba!
Asentí con una gran sonrisa en los
labios.
- ¿Debemos despedirnos?
El hizo un gesto negativo con la
cabeza. Ellos no notarán nuestra ausencia, están inmersos en una discusión casi
sin sentido, tomó mi mano y nos guio hacia afuera.
Era ya casi media noche.
Caminamos en silencio con paso lento
solo que de repente y de la nada un grupo de quizás ocho jóvenes corrió
despavorido hacia nosotros cuando encontraron lo que buscaban: a él.
Tomó mi muñeca y corrimos hacia el
lado contrario girando en las primeras escaleras que encontramos, subimos hasta
el piso donde mi habitación se ubicaba apresurándome a sacar la llave de mi
habitación para poder entrar y refugiarnos ahí.
Tomó su celular y realizó una
llamada, por lo que no pasó mucho tiempo
para que seguridad llegara por el grupo de jóvenes acosadoras. Él
vigilaba por la mirilla, si lo pienso bien, con mis nuevas habilidades bien
podría emplearme como guardaespaldas.
Recorrió entonces algunos de los
presentes que ocupaban la cama y se posicionó ahí.
Reí un poco ante lo sucedido.
- ¡Esto es de locos! Deben correr
por su vida literalmente. – dije aun sonriendo y recuperando el aliento.
- Es algo a lo que no llegas a
acostumbrarte, algunas de ellas son realmente atrevidas…
- Puedo imaginarlo.
- Que me dices de ti.
- ¿De mí?
- No necesito ser un genio para
saber que tu vida no es precisamente “normal” ¿Cierto? Eres algún tipo de
celebridad.
No estaba preparada para responder
aquella pregunta, nunca exploré la posibilidad de que alguien pudiera
planteármela
- Uhmmm….
- No tienes que responderme si no te
resulta cómodo.
- No es eso, solo que no tengo idea
de como responderte, digamos que mi vida es complicada tanto de entender como
de vivir.
- El río un poco y me invitó a
sentarme junto a él
- ¿Tienes novio?
¡Que pregunta más personal e
indiscreta! Por supuesto me tomé unos momentos para responder.
- Tengo una relación complicada de
definir en estos momentos…
- Suficiente para mí – dijo – si no
puedes responder con un enfático y directo: Sí, entonces no puede ser llamada una relación formal.
- Bueno, eso no es de tu
incumbencia.
- ¡Sí que lo es! Dijo al tiempo que giró
y se acercó a mí sin previo aviso para unir sus labios con los míos. Si
tuvieses un novio formal, no hubiese
podido hacer esto.
Quedé unos momentos mirándole a los
ojos directamente incapaz de decidir qué
hacer o cómo actuar, dicen que se debe cuidar lo que deseas por que los deseos
pueden hacerse realidad y éste era mi sueño hecho realidad, entonces ¿Cómo es
que yo no estaba brincando en un pie de felicidad?
- No puedes tomar todo lo que
quieres – dije – eres tan injusto e insensible.
Recorrí con la punta de mis dedos
mis labios.
- Esto puede llegar hasta donde tú
lo decidas, dijo acercándose un poco más hacía mí.
¡Esto era una invitación sin
descaro! Y la única razón por la cual no lo había sacado a patadas de ahí era
porque yo también deseaba aquello, en ese momento desee no tener una conciencia
que me impidiera tomarlo justo ahí.
Bien, me lancé entonces sobre él,
sin reparo ni restricciones, era deseable para mí, me estaba ofreciendo lo que
yo deseaba, el momento de mi vida no era el mejor pues me encontraba muy
vulnerable y quizás por eso es que tomé la que sería una de las peores
decisiones de mi vida.
Me sacié de su boca, le besé de una
manera apasionada y sin cautela, él me devolvió cada uno de los besos con la
misma intensidad. Yo me ubicada encima de él y sus manos comenzaron a explorar
debajo de mi ropa hasta encontrar mi piel desnuda, comenzó a acariciarme y me
retiró un poco para poder desnudarse el torso, aquel perfecto torso producto de
horas interminables de gimnasio y dieta adecuada.
Mi parte superior estaba desnuda también y quizás el fuese un
maestro en aquellas artes o quizás solo era el hecho de que hacía meses que no
tenía una sesión así… pero comenzaban a
flaquearme las ideas, comenzaba a dejar de importarme el entregarme ahí mismo a
él.
El universo sin embargo tiene manera
de ponerme en mi lugar de una manera inesperada y divertida.
Por mi parte me hubiese gustado
continuar con aquella sesión de besos y caricias, pero él parecía llevar cierta
premura por consumar aquello.
Comenzó por desabotonar mi pantalón para retirarlo de
mi cuerpo, él se puso de pie y retiró el resto de su ropa.
Quedó totalmente desnudo para mi beneplácito,
el panorama era realmente prometedor.
¡Dios! Estaba a punto de traicionar
a Atlas y realmente me importaba poco. ¿Quería realmente intentar sanar el
dolor de su partida de esta manera? ¿Dónde dejaba a Kevin?
Esa noche le instinto se impuso a la
razón.
El bombón suculento se inclinó para retirar la ropa íntima que me
quedaba y así después lanzarse sobre mi boca nuevamente.
- Confío en que tenemos protección –
dije aún con sus labios sobre los míos.
Se retiró un poco y dejó salir una exhalación profunda de su boca,
riendo, solo que su risa denotaba resignación en el mismo nivel que denotaba
frustración.
- No traje nada conmigo – Me miró a
los ojos en busca de una respuesta que le indicara que hacer a continuación.
Respiré en clara resignación
¡Gracias Universo! Una vez más me mostraste lo despiadado que puedes llegar a
ser.
¡Diablos! Creo que ésta es la respuesta a mis incógnitas.
Le empujé un poco con mis manos
sobre su pecho.
- No haré nada sin protección.
Aunque su rostro no eliminó la
frustración reflejada en él, accedió a
retirarse de aquella posición (y más le valía) aunque no se rindió tan fácil.
- Quizás ésta sea la única
oportunidad que tengamos – dijo finalmente.
Reí un poco.
- No quedaré embarazada en mi
primera experiencia, así que si así debe de ser, así será y punto.
Tan pronto aquello salió de mi boca,
me arrepentí, pero lo dicho estaba dicho y no había nada más por hacer. En un
intento por no arruinar el ambiente, me acerqué a intentar besarle, pero eso ya
estaba arruinado.
- Entonces detengamos esto aquí. –
dijo finalmente.
Asentí y comencé a rebuscar mi ropa,
obviamente un poco herida y desilusionada, pero eso no lo demostraría.
Me pregunté qué es lo que se debe
hacer en esos momentos, cual es la acción socialmente aceptada.
Observé
entre las sombras como se alejaba y se dirigía hacia la puerta. Detuvo su paso
antes de salir del lugar y regresó a mi lado.
- Podemos continuar esto si tú
quieres, la siguiente vez que nos veamos- me tomó la barbilla y me hizo mirarle
a los ojos- . Por ahora tengo que regresar antes de que mi ausencia sea más
notoria.
Un gran, gran beso terminó con
aquella conversación y su partida de aquel lugar.
Me tumbé de espaldas en la cama y me
perdí en un profundo sueño, no sin antes tratar de recordar tantas veces como
fuese posible, sus besos, caricias y aroma.
Estúpidamente no me detuve a meditar
referente al repentino cambio en su comentario de “Quizás sea la única vez que
lo podamos hacer” a “Lo intentamos la siguiente vez que nos veamos”.
Muy temprano a la mañana siguiente,
me desperté con el llamado a la puerta del chico de los tatuajes.
Después de saludarme efusivamente se
sentó en la salita de aquel lugar. Por
unos momentos pensé en la posibilidad de que algo en mí delatara mis ilícitas
actividades de la noche anterior.
- Escucha, este día ha surgido para
nosotros un compromiso que no se encontraba en la agenda y no será posible
reunirnos si no hasta la noche nuevamente, me disculpo por ésta situación.
- XXXX, la única razón por la que yo
me encuentro acá, es por tu llamado, pero créeme que será mejor que regrese
para mí, planeemos la siguiente visita con un poco más de tiempo a fin de que
sea más placentero para ambas partes.
- Me hubiese gustado pasar al menos
unas horas contigo.
- Que le vamos a hacer, así es
esto de ser famoso. Empacaré mis cosas y
me marcharé, sabes dónde encontrarme. Gracias por éste lindo detalle, en verdad
no era necesario….
- Yo ayudaré con todo, ve y
discúlpame con todos, llegaré tan pronto como ella se encuentre arriba del
avión.
El bombón suculento se presentó ahí
con tales declaraciones y mis piernas comenzaron a flaquear.
No era el momento de quedarme a
solas con él.
- Yo ayudaré también, dijo el chico
de los tatuajes, así terminaremos más rápidamente.
No pude más que súper alegrarme con
aquella afirmación y una gran sonrisa
apareció en mis labios.
Verónika apareció en escena para
encargarse de borrar toda mi felicidad pues sin importar los argumentos de
ambos, ella literalmente los arrastró y los llevó fuera de ahí para cumplir sus
compromisos.
Reí moviendo la cabeza de lado a lado, de ésta manera tendría más
intimidad para alegrarme o hacer caras de desagrado a lo que sea que hayan
dejado dentro de aquellas cajas.
Dos horas después de haber disfrutado de todas las sorpresas y mensajes
ocurrentes dejados atrás, bajé con la
intención de adquirir una maleta en la tienda de amenidades de aquel hotel
¿Deberían tener alguna entre sus artículos, cierto?
Para llegar a la planta baja, decidí que lo mejor era usar las escaleras.
El delicioso bombón apetecible apareció de la nada tras de mí.
- ¿A dónde te diriges?
- ¿Qué haces aquí? Fue lo primero que se me vino a la mente y como otras
tantas cosas.
- Ayer prometí acompañarte al aeropuerto cuando decidieras regresar y estoy
aquí para hacerlo.
- Pero ¿Tus obligaciones?
- Puedo darme ese lujo, sonrió y me hizo una señal con la mano para
continuar nuestro camino.
- Espera aquí entonces, dije, voy a comprar una maleta, la necesito para
poder guardar mis pertenencias.
- Regresemos – me tomó de un codo.
- Espera…
Tomó su móvil e hizo una llamada, solicitando maletas.
- ¡Oye! ¿Te has preguntado si yo quería una maleta específica? Quizás me
gustan coloridas y no las negras tradicionales.
Odio, repito, odio que controlen mi vida, ese beneficio solo es de Atlas
– me dije a mi misma.
Sonrió y tomó nuevamente su móvil girando la instrucción de que llevaran
las maletas más coloridas que encontraran.
Llegamos a la habitación, pero esta ocasión no quería estar con el a
solas, sin importar lo que sucedió la noche anterior, mis alarmas me decían que
saliera de ahí huyendo.
Tomó asiento en uno de los sofás individuales y miró la habitación, hoy
ya lucía diferente, pues había desempacado sus múltiples regalos que eran
variados, ropa, accesorios, bolsas…
El examinó a detalle todo con la mirada.
- ¿Y Bien?
Incliné la cabeza a un lado al no entender por completo su pregunta, y
por consiguiente al no saber que responder.
- ¿Te agradaron los regalos?
- ¡Claro! Todo es muy hermoso, lo agradezco.
- Yo aún tengo un regalo, dijo poniéndose de pie y yendo directo hacía
donde yo me encontraba.
Di unos pasos hacia atrás al verle acercarse a mi.
Introdujo su mano en su bolsa trasera del pantalón y sacó un pequeño
empaque metálico.
Reí nerviosamente, y nuevamente
el universo estaba de mi lado.
Alguien tocaba a la puerta.
El bajó la cabeza y rió.
Me dirigí a atender a quien quiera que hubiese tocado a la puerta. Era
el personal con las maletas.
Dejaron todas las que llevaron comentando con el bombón que después
pasarían por las maletas que no fueran utilizadas.
Tomé la más grande que tenía los colores del arcoíris en franjas
horizontales y comencé a empacar.
El me observó y me hizo a un lado en un solo movimiento.
- ¡No sabes empacar!
Di unos pasos atrás, crucé los brazos y le observé.
- Debes aprovechar cada uno de los espacios disponibles, enrollar,
empalmar, etc…
¡Realmente era un maestro! En menos de una tercera parte del tiempo que
me hubiese tomado a mí empacar todo aquello, él ya había terminado.
- ¿Qué harás con él? – miró en dirección al oso.
- Mmmmmm.
Sin decir nada más, agarró otra maleta e introdujo al oso.
- Dos maletas y tu maleta de mano. No está mal ¿Cierto?
- Creo que es un total desperdicio invertir en una maleta extra, quizá
la mejor opción sea que me envíen a mi amigo por paquetería…
- No.
Tengo experiencia tratando con testosterona solo que él era un chico al
que no puedo decirle que no…
- ¿Entonces, quieres tomar el regalo que tengo para ti ahora o de camino
al aeropuerto?
Afortunadamente ahora mi mente no tardó en procesar aquella indecorosa
invitación.
- Ahora tu y yo nos encontramos apresurados y no quiero que este momento
sea así de rápido, si no puede ser entonces no será o no deberá ser. Créeme que
eres inmensamente deseable para mí, solo que…
- Él sonrió. Lo dejaremos entonces para la siguiente ocasión.
- Si. Afirmé. Si es que hay una siguiente ocasión.
- Y la habrá. Me mostró el sobre que debería contener mi boleto para su
concierto.
- Asegúrate de estar disponible para la fecha. Verónika hará los
arreglos para tu traslado, hospedaje y lo que necesites. Ese día concluiremos
nuestro asunto pendiente….
Mi ojos le veían asombrado, mi boca juro que se encontraba abierta y mi
corazón latía rápidamente.
CONTINUARÁ...
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