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viernes, 17 de febrero de 2017

XI. Because We can



Lo primero que hice el día de hoy fue revisar mis mensajes en el teléfono, ponerme al día con “A” después de mi ausencia del día de ayer, curiosamente a él le avisé de mis movimientos, quizás internamente aun deseo que él sea Atlas.
Encontré también una llamada que no deseaba o esperaba: El chico de los tatuajes.
Me apresuré a devolverle la llamada, sabiendo que nada bueno podía augurar de aquello.
El teléfono únicamente repicó una vez antes de que él respondiera la llamada.
- Necesito que vengas – fue lo único que dijo. Tu vuelo sale en 4 horas, me encuentro en Londres, no te tomará mucho llegar.
- ¿Qué ha sucedido?
- Date prisa – me gritó la voz temblorosa al otro lado del teléfono.
- Bien, bien – dije -  intenta aguantar hasta que llegue.
¡Malditas adicciones! Como el cáncer, deberían desaparecer de la faz de la tierra.
Busqué a Kevin y le platiqué la problemática, al tiempo que empacaba algunas cosas, empaqué a ciegas pues desconocía cuanto tiempo estaría ahí y cuáles serían las condiciones climáticas actuales. Rebusqué mi tarjeta bancaria, lo que hiciera falta lo compraría allá con la esperanza que mis ahorros fueran suficientes.
- No estoy buscando tu permiso, considéralo como un aviso de ausencia – dije en tono determinante ante su inminente falta de cooperación, resistencia a mi partida y comentarios negativos de la situación en general.
Se colocó frente a la puerta, con los pies separados a la altura de sus hombros, las manos las colocó en la espalda y como todo posesivo amplió su pecho, de esta manera me impedía el paso por la puerta.
- Kevin ¡Un poco de ayuda! sabemos sin ninguna duda que eres más fuerte que yo, que de quererlo me retendrás aquí, estando al tanto de todo eso te he buscado para que me brindes tu ayuda y no todo lo contrario.
- Él esta grandecito y puede librar sus propias batallas – declaró con un tono un poco más fuerte y serio de lo usual.
- Ok, ok, entonces considera esto un aviso, ahora si te retiras puedo ir al aeropuerto por mi cuenta.
Hice el gesto de moverle hacía un lado con mi mano, permaneció inmóvil por unos segundos.
- BB, al fin y al cabo únicamente estamos saliendo de manera informal, pero no me gusta que atiendas el llamado de otros hombres.
Me rompí un poco con aquella declaración, sin duda estaba al tanto que él no era mi primera opción.
-Kevin,  él es mi amigo y yo acordé estar ahí cuando me necesitara. Tú conoces el valor de una promesa, el valor de cumplir tu palabra cuando así lo prometiste, por favor no compliques innecesariamente la situación – hice un gesto de súplica. No te estoy tomando a la ligera, aclaremos esto a mi regreso con tiempo y en calma
Se inclinó para tomar mi equipaje.
- Vamos, te llevaré.
Decidí no pelear más y permitir que me llevara, era la opción más rápida y segura después de todo.
- Si es solo tu amigo entonces no deberá molestarle que llegues acompañada.
Mi mente no entendió rápidamente el comentario…
- Llegando al aeropuerto comparé un boleto para mí y te acompañaré.
- ¿Sabes? Haz lo que te parezca mejor. Prometí que a mi regreso aclararíamos ciertas cosas, y me lo pones sencillo y más sencillo cada vez, no me gusta que seas posesivo con migo.
- ¿Pero Atlas lo tiene permitido?
Me pregunté cómo sabría aquello tan íntimo. Palidecí por unos instantes y recordé inmediatamente que él había declarado que mis pensamientos eran muy ruidosos.
- ¿Bien Kevin, quieres discutir esto ahora? Has logrado hacerme enfadar, y no es que eso requiera de mucho esfuerzo. Soy tan tuya como soy de él.
Yo me pertenezco a mí misma.
Llegamos al aeropuerto. Literalmente arranqué mi maleta de su mano mostrándole mi molestia. Di grandes zancadas hasta llegar al mostrador. Recogí mi boleto y tras de mí el señor-voy-a-viajar-contigo, intentó comprar un boleto en el mismo vuelo, cosa que no sucedió pues todos los lugares ya estaban vendidos.
Su rostro pasó del amarillo propio de su raza a un rojo encendido.
No oculté que disfrutaba aquello.
- Después de todo viajaré sola – mi sonrisa no se ocultó ni un solo segundo.
Me tomó por los hombros y en arrebato me dio tremendo beso de despedida ocasionando que cada uno de mis músculos se relajara y me entregara sin pelea a aquella delicia.
Se quitó su chamarra, retiró la chamarra de piel que llevaba yo puesta y colocó la suya sobre mis hombros.
- Permanece abrigada y regresa con bien. Repórtate constantemente y evita que tenga que ir yo a buscarte. Y así sin previo aviso, se dio la vuelta y se marchó sin esperar a que abordara yo al avión ni esas cursilerías que se hubieran esperado de aquella escena.
Durante el vuelo me detuve a pensar en sus palabras. Esto de vivir la vida loca no se me está dando con la facilidad con la que yo lo deseaba o esperaba. Mi maldita conciencia me está acabando.
Al aterrizar en Londres, no vi al chico de los tatuajes por ningún lado y honestamente se me habría hecho raro pues seguramente un millón de fans lo hubiesen estado rodeando.
De inmediato le envié un mensaje a Kevin, del cual no obtuve respuesta. Cumplí con mi parte, eso debería bastar para mantener al menos esa parte de mi conciencia.
El avión aterrizó sin contratiempos, y de la misma manera descendí de aquella ave de acero. Una persona sostenía en lo alto un cartel con mi nombre, eso sí lo esperaba.
Abordamos a una camioneta de color y vidrios negros, para que el exterior no pudiese ver el interior.
Llegamos a un hotel, me guiaron directamente hacia mi destino.
- Levaré su equipaje una vez que se encuentre instalada – dijo el chofer.
Siendo tan desconfiada como soy quise arrebatarle la maleta a la persona y mantenerla a mi lado, solo que pensé que no sería tan educado de mi parte hacer eso.
Entré a un salón donde la palabra fiesta se quedaba corta para describir aquella escena.
El chico de los tatuajes así como el resto de sus amigos se encontraban en medio de una sesión de fotos, fácilmente identificable pues el set estaba lleno de luces, flashes, ropa, maquillistas, fotógrafos, asistentes personales y mucho más.
Mi sorpresa fue evidente pues no el chico de los tatuajes no mostraba el rostro de alguien que estuviera sufriendo algún tipo de abstinencia o tentación. Era eso o  interpretaba muy bien su papel.
Me crucé de brazos y planté mi pie en el piso esperando pudiera verme en alguna pausa que hicieran.
Este grupo se encontraba en la cúspide de su carrera en ese momento, su fama trascendía fronteras e idiomas, el que se encontraran muy ocupados venía de la mano.
Eran buscados por muchas féminas a nivel  mundial.
Tomé mi celular e hice la única cosa que pensé poder hacer mientras esperaba, platicar con “A” si tenía la suerte de que  contestase.
B: *Hello*
A: *Princess ¿Te encuentras bien?*
B: *¿Tienes tiempo de una pequeña charla?*
A: *Siempre*
Sonreí como tonta a la pantalla de mi móvil.
Le relaté donde, cómo y por qué me encontraba en aquel lugar.
A: *Conozco el lugar,  puedo llegar ahí en 5 horas, ¿Esperarías por mí?*
Mi sonrisa se desvaneció, sabía que él viajaba por el mundo constantemente y a menos que me hubiese distraído en las últimas conversaciones, no había mencionado nada de moverse de donde quiera que se encontrase en primer lugar.
B: *Buena broma, quisiera poder decir que sí, pero me niego a perder el grado de misterio que tiene nuestra relación*
A: *Puedo llegar a ser muy convincente*
Justo cuando me encontraba preparando una creativa respuesta para él, unos pequeños golpecitos en mi hombro llamaron la atención, finalmente el chico de los tatuajes se había desocupado de su extenuante labor.
Cuando giré la mirada y el cuerpo hacia donde él se encontraba me encontré con su gran sonrisa, misma que resaltaba en aquella escena. Acto seguido me brindó un gran y efusivo abrazo.
- Es un gusto tenerte acá. Terminaremos en un par de horas y estoy contigo, eres bienvenida para acompañarnos, esperar en mi habitación o tu habitación.
Se acercó a fin de hablarme al oído – La sesión en traje de baño comenzará en unos momentos.
- Espera - dije tomándolo del codo - impidiéndole así que se marchase de ahí.- vine hasta aquí pensando que te encontrabas en un apuro ¿Qué es esto?
Antes de que el pudiese decir nada un mar de gente llego por él para continuar arreglándolo, maquillándolo y preparándolo para lo que seguía.
¡Diablos!
Una chica se acercó a mí, cabello rubio recogido en una perfecta cola de caballo, muy profesional vestida en traje sastre, con varios móviles en la mano, maquillaje rayando en la perfección, aretes discretos, pero podría asegurar que son diamantes y lentes de marco grueso.
- Hola BB, mi nombre es Verónika (hizo la observación de que su  nombre se escribía de aquella manera).
Le extendí la mano respondiendo así su cordial saludo.
- Tu habitación está preparada, si gustas acompañarme puedo mostrarte el camino.
- ¿Habitación? Le miré un poco confundida.
Chequeó entre sus anotaciones en una agenda de esas donde sobresalen papeles por doquier y un desgaste por uso que era evidente.
-El señor XXXXXX me indicó que reservara una habitación para usted, quien llegaría en el vuelo XXXX a las XX:XX proveniente de XXXX.
- Ya, ya,  eso ya lo sé, nadie pidió una habitación Verónika, únicamente estoy aquí de paso por lo que puedo ver.
Ella sonrió amablemente, sin embargo pude ver entre aquella sonrisa una nota de exasperación de esas veces que las cosas no salen como lo tienes planeado y se notaba que a aquella mujer le gustaba tener el control.
- El Sr. XXXXX pidió la habitación para usted…
- Verónika – dije pausadamente y respirando profundamente- entiendo que eres más que capaz en tu trabajo, pero lo que trato de hacerte entender  es que quizás existe una confusión en la razón por la cual estoy aquí, quiero aclararla e irme de regreso. Sostuve el puente de mi nariz con mi dedo índice y pulgar.
- En tu habitación puedes pensar mejor las cosas, descansa un poco y refréscate, el Sr. XXXXX subirá apenas haya terminado su trabajo aquí – sonrió ampliamente.
- No gracias. – Esperaré aquí a que el Sr. XXXXXX termine lo que se encuentre haciendo y me brinde una explicación de por qué diablos me hizo venir con tanta premura, cuando se nota que no necesita de mis servicios si tiene a alguien tan eficiente como tú a su servicio.
Aquello fue un cumplido para ella, sin ninguna duda no notó el tono sarcástico en mi voz.
Sentí un aliento cálido en mi oído proveniente de alguien a mis espaldas.
- Colabora un poco con Verónika, sé buena.
Me giré y me encontré con el rosto del bombón que encontré semidesnudo y húmedo hacia unas semanas atrás.
No pude hacer otra cosa que cerrar mi boca la cual se encontraba abierta.
- Yo siempre soy buena – estúpidamente fueron las únicas palabras que salieron de mi boca aunada a una torpe sonrisa.
- Permíteme acompañarte – dijo el suculento bombón, dejándome desarmada y sin palabras para continuar la pelea.
Me tomó del brazo y me guío por aquel caos.
- XXXXXX – le llamó Verónika de manera apremiante – ¡No puede irse!
- Sin mí no iniciarán la sesión ¿Cierto?, dame la llave de su habitación, le indicó.
Caminamos a paso normal, por pasillos desiertos y seguidos muy de cerca de 4 caballeros en traje y con cables en sus oídos.
- Estoy aquí  por lo que creí era una llamada de ayuda de XXXXXXX, veo que no se encuentra en apuros ¿Puedes explicarme que sucede?
Él sonreía.
- Pensé que te gustaban las sorpresas.
- Me gustan, pero éste tipo de sorpresas…
Justo en ese momento abrió la habitación la cual me dejó sin palabras literalmente y no precisamente por el lujo y/o decoración de aquel lugar.
La habitación estaba llena de regalos por donde quiera que volteara, cajas con envolturas brillantes y moños haciendo juego, bolsas de marcas reconocidas, enormes arreglos de flores, chocolates, fresas y champaña. Un gran oso de peluche en el centro de la cama de aquel lugar.
Le miré más que sorprendida. Él tenía una gran sonrisa al tiempo que inspeccionaba el lugar.
- Esto debe ser un error -declaré - ésta no debe ser mi habitación, regresemos.
El rio sosteniéndome firmemente por la muñeca. En ese instante sus amigos entraron  a aquel lugar.
- No pudimos esperar hasta tu cumpleaños  para agradecerte – dijo el chico de los tatuajes.
- Una simple: “Gracias” hubiese bastado, dije bastante incómoda y apenada.
- Sin embargo, hiciste una serie de peticiones – dijo el suculento bombón levantando una ceja y sonriéndome coqueta y descaradamente.
Todos me brindaron un gran y efusivo abrazo para luego inspeccionar las cosas que abarrotaban el lugar.
Verónika hizo su entrada, apremiándoles.
- Debemos regresar, ponte cómoda, cenaremos a las XX:XX. Será informal. Si necesitas algo Verónika te puede asistir – señaló el chico de los tatuajes con un pie fuera de aquel lugar.
Dicho esto todos salieron de ahí dejándome atrás con Verónika, quien claramente no tiene ninguna intención de  convertirse en mi mejor amiga.
Después de unos incómodos momentos en silencio, finalmente se aseguró de que yo tuviera la llave de mi habitación, me anotó su número celular y se marchó de ahí.
Giré 360 grados tratando de asimilar todo aquello.
¿Lo merecía? ¿Podría aceptarlo?
Tenía solo un par de horas para descansar y estar lista, definitivamente en la cena aclararía todo.
Me permití mis 5 minutos de relajación y me aventé sobre aquella cama, abrazando al enorme oso que la decoraba.
¿Sueño o realidad? No quería saberlo aún.
Tomé mi celular  recordando que tenía aun una conversación pendiente.
B: *Sé que puedes llegar a serlo y quizás, solo quizás algún día acepte tu palabra, por el momento mantengamos esto como  hasta ahora, por favor, por favor*
B: *Recuerda mis palabras, el día que acepte tu propuesta no sabrás que hacer con ella y quizás me devuelvas por el mismo lugar por el cual llegué*
A: *Prometí respetar esa parte, solo que, nada pierdo con intentar*
A: *Estoy al alcance de una llamada, me hospedo muy cerca de tu hotel, si cambias de opinión… Debes saber que estaré de regreso mañana*
A: *Cuídate, recuerda que los hombres que buscamos algo, somos particularmente encantadores, no quiero ver como un patán cualquiera te hiere.*
B: *Gracias por la advertencia, me cuidaré particularmente de los que poseen un alto sentido de convencimiento*
Kevin no respondió mi mensaje.
Esto no estaba resultando en nada bueno. Suponía que esto de andar besando chicos en ausencia de Atlas resultara mejor.
Miré el techo de aquel lugar, cerré un poco los ojos y sin pensarlo o desearlo me quedé profundamente dormida.
Unos golpes insistentes en mi puerta ocasionaron que me despertara de un sobresalto, obviamente estaba desorientada, todo estaba oscuro así que avancé a tropezones por aquel lugar al tiempo que intentaba hacer que  mi mente recordara lo vivido en las últimas horas.
Verónika esperaba impaciente por mí y su cara denotó total desaprobación al ver que no estaba lista.
Miré el reloj de mi muñeca y maldije.
-Espera unos momentos.
Me cambié, maquillé y perfumé en tiempo record.
Ellos ya estaban en el sitio donde cenaríamos, fue un alivio al verles vestidos cómodamente y no con trajes de etiqueta, ya que últimamente no era lo mío estar a la altura.
Todos ellos se pusieron de pie cuando llegué.
Verónika anunció que llevarían la cena en unos momentos.
- Tremenda asistente la que tienen – dije sin pensarlo.
Ellos rieron cálidamente.
- Es la más eficiente de todas nuestras asistentes – dijo uno de ellos.
Sonreí.
-Puedo verlo –dije – Antes de comenzar a cenar educadamente quiero que me expliques que demonios sucede – le dije directamente al chico de los tatuajes.
Él estaba sentado a un lado mío, tomó una de mis manos y la acercó a él.
- Esperar hasta tu cumpleaños suponía una larga espera y yo quería agradecerte un poco antes, de no ser por ti, no estaría yo aquí ahora. Platiqué con mis amigos  y ellos aportaron algunas ideas referentes a la forma en como agradecerte tu apoyo incondicional como lo mostraste en esta ocasión.
- Si bueno, mi situación no es la mejor en estos momentos, mi vida es complicada e hice todo a un lado para estor aquí pues supuse que sería ¡Una verdadera emergencia!
- ¡Tómate unos días libres! – respondió él.
            Nos trajeron el plato de ensalada, una abundante ensalada, distrayéndome unos momentos.
            - Ya estás aquí – dijo el fabuloso bombón – Disfruta al menos la cena y descansa esta noche, te prometo que si así lo quieres mañana te acompañaré al aeropuerto a que tomes el siguiente vuelo hacia tu destino.
            Después de todo cuántas veces puedes tener una cena en privado con los integrantes del grupo musical que te gusta ¡Tenerlos únicamente para ti sola! – dijo la loca de la casa.
            No quería evidenciarme, lo que menos quería era aceptar la invitación después de que el suculento bombón hubiese dicho aquellas palabras.
            - Lo pensaré – dije al fin introduciendo un gran bocado de aquella fresca y deliciosa ensalada.
            - Luces bastante recuperada – dijo mi amigo tatuado.
            - ¡Lo sé! Es genial. He estado trabajando extenuantemente en ello y comienzo a sentirme yo misma nuevamente, aun me falta mucho camino por recorrer, pero lo lograré – sonreí.
            - Será un gusto saber que te encuentras recuperada completamente.
            Incliné la cabeza en un gesto de agradecimiento y continué degustando la cena.
            - Todos los regalos son innecesarios – dije después de unos cuantos bocados. Honestamente XXXXXX, no tiene nada de asombrosa mi intervención, lo único que hice fue decir de una manera directa y clara lo que pensaba.
            - De alguna manera, fueron las palabras justas, en el momento adecuado – dijo otro de ellos (El moreno de cabello rizado). ¿Sabes las horas que le dedicamos? ¿Todas las palabras que le dijimos? Palabras amorosas, palabras de amistad, palabras rudas, palabras de motivación  ultimátum y sin embargo ¡Las únicas palabras que él escuchó fueron las tuyas! Eso para mí tiene mucho valor.
            Sonreí un poco apenada, no es mi costumbre recibir éste tipo de atención.
            - Los regalos son solo una pequeña muestra de nuestro agradecimiento – dijo el más joven.
            - Y lo agradezco, pero…
            - Sin peros… dijo otro de ellos, realmente estamos muy, muy agradecidos de que lo hayas logrado traer de regreso, realmente no nos importan tus métodos o simplemente si estuviste en el momento y el lugar adecuados, para nosotros tú eres la persona que lo trajo de regreso y quien ha impedido de alguna manera milagrosa que regrese a esos malos hábitos. Por todo eso es que estamos reunidos aquí en lo que pensamos sería una buena y grata manera de agradecerte ya que la última vez no nos tomaste en serio. ¿Puedes al menos permitir que te agradezcamos de ésta manera?
            Les miré por unos segundos a cada uno, ellos realmente parecían hablar sinceramente.
            - De acuerdo – respondí – pero no mentía referente a que mi vida es complicada actualmente, debo regresar  a la brevedad.
            - Tendrás tu boleto de regreso cuando lo solicites ahora cenemos tranquilamente – dijo el chico de los tatuajes.
            Se les veía cansados por las sesiones de ese día, desconozco su agenda, pero al ser tan famosos me sorprende que se hubiesen permitido aquel tiempo para pasar conmigo.
            - Ya que no has realizado ningún comentario referente a los regalos ¿Podemos entender que fueron de tu agrado?
            Juguetee un poco con el tenedor que tenía en la mano y mi rostro se enrojeció.
            - Aún no he visto nada, pero no ha sido falta de interés si no exceso de cansancio – me apresuré a decir -  de hecho dormí  las últimas horas y fue Verónika quién me despertó, de no haber sido así, quizás aún estaría dormida.
            - Ok, entonces esperemos que te agraden – dijo el más joven de aquel grupo y cerraron esa conversación.
            - Quiero darte la noticia de primera mano – dijo el chico de los tatuajes. La fecha para ir a tu cuidad ya está decidida, fue imposible hacerla coincidir con tu fecha de cumpleaños, será hasta dos semanas después, de ésta manera te dará oportunidad de celebrar con tus familiares y amigos y después con nosotros.
            Quedé boquiabierta.
            - ¿Aun deseas asistir al espectáculo?
            ¡Pero claro! Quise gritar, pero guardé la compostura.
            - Aún me encuentro decidiéndolo – dije al fin.
            - ¿Si yo lo solicito? – Preguntó el bombón suculento con un sobre entre sus manos que rozaba convenientemente con sus labios – ¿De una manera muy, pero muy atenta?
            Le miré de re-ojo y quedé helada ante aquellas declaraciones.
            - Entonces, aceptaré muy, pero muy encantada – respondí en el mismo tono tomando el sobre  de entre sus manos, pero él no lo soltó.
            - ¡Ese sobre tiene mi nombre!
            - Lo tiene – dijo él, solo que existen algunas cosas que quisiera discutir contigo, ya sabes, detalles insignificantes. Por el momento terminemos de cenar.
            - ¡Tan injusto! – exclamé.
            Ellos lucían cansados por no decir exhaustos y aunque yo agradecía el gesto y su compañía así como los regalos.
            Todos ellos aún hicieron sobremesa.
            - Permíteme acompañarte a tu habitación – el bombón suculento hablaba – ellos aún permanecerán aquí unos momentos.
            Mis alarmas se encendieron, particularmente después de la extraña advertencia de “A”, pero este bombón estaba ahí solo para mí queriéndome acompañar a mi habitación y yo realmente lo ¡Deseaba!
            Asentí con una gran sonrisa en los labios.
            - ¿Debemos despedirnos?
            El hizo un gesto negativo con la cabeza. Ellos no notarán nuestra ausencia, están inmersos en una discusión casi sin sentido, tomó mi mano y nos guio hacia afuera.
            Era ya casi media noche.
            Caminamos en silencio con paso lento solo que de repente y de la nada un grupo de quizás ocho jóvenes corrió despavorido hacia nosotros cuando encontraron lo que buscaban: a él.
            Tomó mi muñeca y corrimos hacia el lado contrario girando en las primeras escaleras que encontramos, subimos hasta el piso donde mi habitación se ubicaba apresurándome a sacar la llave de mi habitación para poder entrar y refugiarnos ahí.
            Tomó su celular y realizó una llamada, por lo que no pasó mucho tiempo  para que seguridad llegara por el grupo de jóvenes acosadoras. Él vigilaba por la mirilla, si lo pienso bien, con mis nuevas habilidades bien podría emplearme como guardaespaldas.
            Recorrió entonces algunos de los presentes que ocupaban la cama y se posicionó ahí.
            Reí un poco ante lo sucedido.
            - ¡Esto es de locos! Deben correr por su vida literalmente. – dije aun sonriendo y recuperando el aliento.
            - Es algo a lo que no llegas a acostumbrarte, algunas de ellas son realmente atrevidas…
            - Puedo imaginarlo.
            - Que me dices de ti.
            - ¿De mí?
            - No necesito ser un genio para saber que tu vida no es precisamente “normal” ¿Cierto? Eres algún tipo de celebridad.
            No estaba preparada para responder aquella pregunta, nunca exploré la posibilidad de que alguien pudiera planteármela
            - Uhmmm….
            - No tienes que responderme si no te resulta cómodo.
            - No es eso, solo que no tengo idea de como responderte, digamos que mi vida es complicada tanto de entender como de vivir.
            - El río un poco y me invitó a sentarme junto a él
            - ¿Tienes novio?
            ¡Que pregunta más personal e indiscreta! Por supuesto me tomé unos momentos para responder.
            - Tengo una relación complicada de definir en estos momentos…
            - Suficiente para mí – dijo – si no puedes responder con un enfático y directo: , entonces no puede ser llamada una relación formal.
            - Bueno, eso no es de tu incumbencia.
            - ¡Sí que lo es! Dijo al tiempo que giró y se acercó a mí sin previo aviso para unir sus labios con los míos. Si tuvieses un  novio formal, no hubiese podido hacer esto.
            Quedé unos momentos mirándole a los ojos directamente incapaz  de decidir qué hacer o cómo actuar, dicen que se debe cuidar lo que deseas por que los deseos pueden hacerse realidad y éste era mi sueño hecho realidad, entonces ¿Cómo es que yo no estaba brincando en un pie de felicidad?
            - No puedes tomar todo lo que quieres – dije – eres tan injusto e insensible.
            Recorrí con la punta de mis dedos mis labios.
            - Esto puede llegar hasta donde tú lo decidas, dijo acercándose un poco más hacía mí.
            ¡Esto era una invitación sin descaro! Y la única razón por la cual no lo había sacado a patadas de ahí era porque yo también deseaba aquello, en ese momento desee no tener una conciencia que me impidiera tomarlo justo ahí.
            Bien, me lancé entonces sobre él, sin reparo ni restricciones, era deseable para mí, me estaba ofreciendo lo que yo deseaba, el momento de mi vida no era el mejor pues me encontraba muy vulnerable y quizás por eso es que tomé la que sería una de las peores decisiones de mi vida.
            Me sacié de su boca, le besé de una manera apasionada y sin cautela, él me devolvió cada uno de los besos con la misma intensidad. Yo me ubicada encima de él y sus manos comenzaron a explorar debajo de mi ropa hasta encontrar mi piel desnuda, comenzó a acariciarme y me retiró un poco para poder desnudarse el torso, aquel perfecto torso producto de horas interminables de gimnasio y dieta adecuada.
            Mi parte superior  estaba desnuda también y quizás el fuese un maestro en aquellas artes o quizás solo era el hecho de que hacía meses que no tenía una sesión  así… pero comenzaban a flaquearme las ideas, comenzaba a dejar de importarme el entregarme ahí mismo a él.
            El universo sin embargo tiene manera de ponerme en mi lugar de una manera inesperada y divertida.
            Por mi parte me hubiese gustado continuar con aquella sesión de besos y caricias, pero él parecía llevar cierta premura por consumar aquello.
            Comenzó  por desabotonar mi pantalón para retirarlo de mi cuerpo, él se puso de pie y retiró el resto de su ropa.
            Quedó totalmente desnudo para mi beneplácito, el panorama era realmente prometedor.
            ¡Dios! Estaba a punto de traicionar a Atlas y realmente me importaba poco. ¿Quería realmente intentar sanar el dolor de su partida de esta manera? ¿Dónde dejaba a Kevin?
            Esa noche le instinto se impuso a la razón.
El bombón suculento se inclinó para retirar la ropa íntima que me quedaba y así después lanzarse sobre mi boca nuevamente.
            - Confío en que tenemos protección – dije aún con sus labios sobre los míos.
Se retiró un poco y dejó salir una exhalación profunda de su boca, riendo, solo que su risa denotaba resignación en el mismo nivel que denotaba frustración.
            - No traje nada conmigo – Me miró a los ojos en busca de una respuesta que le indicara que hacer a continuación.
            Respiré en clara resignación ¡Gracias Universo! Una vez más me mostraste lo despiadado que puedes llegar a ser.
¡Diablos! Creo que ésta es la respuesta a mis incógnitas.
            Le empujé un poco con mis manos sobre su pecho.
            - No haré nada sin protección.
            Aunque su rostro no eliminó la frustración  reflejada en él, accedió a retirarse de aquella posición (y más le valía) aunque no se rindió tan fácil.
            - Quizás ésta sea la única oportunidad que tengamos – dijo finalmente.
            Reí un poco.
            - No quedaré embarazada en mi primera experiencia, así que si así debe de ser, así será y punto.
            Tan pronto aquello salió de mi boca, me arrepentí, pero lo dicho estaba dicho y no había nada más por hacer. En un intento por no arruinar el ambiente, me acerqué a intentar besarle, pero eso ya estaba arruinado.
            - Entonces detengamos esto aquí. – dijo finalmente.
            Asentí y comencé a rebuscar mi ropa, obviamente un poco herida y desilusionada, pero eso no lo demostraría.
            Me pregunté qué es lo que se debe hacer en esos momentos, cual es la acción socialmente aceptada.
            Observé entre las sombras como se alejaba y se dirigía hacia la puerta. Detuvo su paso antes de salir del lugar y regresó a mi lado.
            - Podemos continuar esto si tú quieres, la siguiente vez que nos veamos- me tomó la barbilla y me hizo mirarle a los ojos- . Por ahora tengo que regresar antes de que mi ausencia sea más notoria.
            Un gran, gran beso terminó con aquella conversación y su partida de aquel lugar.
            Me tumbé de espaldas en la cama y me perdí en un profundo sueño, no sin antes tratar de recordar tantas veces como fuese posible, sus besos, caricias y aroma.
            Estúpidamente no me detuve a meditar referente al repentino cambio en su comentario de “Quizás sea la única vez que lo podamos hacer” a “Lo intentamos la siguiente vez que nos veamos”.
            Muy temprano a la mañana siguiente, me desperté con el llamado a la puerta del chico de los tatuajes.
            Después de saludarme efusivamente se sentó en la salita  de aquel lugar. Por unos momentos pensé en la posibilidad de que algo en mí delatara mis ilícitas actividades de la noche anterior.
            - Escucha, este día ha surgido para nosotros un compromiso que no se encontraba en la agenda y no será posible reunirnos si no hasta la noche nuevamente, me disculpo por ésta situación.
            - XXXX, la única razón por la que yo me encuentro acá, es por tu llamado, pero créeme que será mejor que regrese para mí, planeemos la siguiente visita con un poco más de tiempo a fin de que sea más placentero para ambas partes.
            - Me hubiese gustado pasar al menos unas horas contigo.
            - Que le vamos a hacer, así es esto  de ser famoso. Empacaré mis cosas y me marcharé, sabes dónde encontrarme. Gracias por éste lindo detalle, en verdad no era necesario….
            - Yo ayudaré con todo, ve y discúlpame con todos, llegaré tan pronto como ella se encuentre arriba del avión.       
            El bombón suculento se presentó ahí con tales declaraciones y mis piernas comenzaron a flaquear.
            No era el momento de quedarme a solas con él.
            - Yo ayudaré también, dijo el chico de los tatuajes, así terminaremos más rápidamente.
            No pude más que súper alegrarme con aquella afirmación  y una gran sonrisa apareció en mis labios.
 Verónika apareció en escena para encargarse de borrar toda mi felicidad pues sin importar los argumentos de ambos, ella literalmente los arrastró y los llevó fuera de ahí para cumplir sus compromisos.
Reí moviendo la cabeza de lado a lado, de ésta manera tendría más intimidad para alegrarme o hacer caras de desagrado a lo que sea que hayan dejado dentro de aquellas cajas.
Dos horas después de haber disfrutado de todas las sorpresas y mensajes ocurrentes dejados atrás, bajé  con la intención de adquirir una maleta en la tienda de amenidades de aquel hotel ¿Deberían tener alguna entre sus artículos, cierto?
Para llegar a la planta baja, decidí que lo mejor era  usar las escaleras.
El delicioso bombón apetecible apareció de la nada tras de mí.
- ¿A dónde te diriges?
- ¿Qué haces aquí? Fue lo primero que se me vino a la mente y como otras tantas cosas.
- Ayer prometí acompañarte al aeropuerto cuando decidieras regresar y estoy aquí para hacerlo.
- Pero ¿Tus obligaciones?
- Puedo darme ese lujo, sonrió y me hizo una señal con la mano para continuar nuestro camino.
- Espera aquí entonces, dije, voy a comprar una maleta, la necesito para poder guardar mis pertenencias.
- Regresemos – me tomó de un codo.
- Espera…
Tomó su móvil e hizo una llamada, solicitando maletas.
- ¡Oye! ¿Te has preguntado si yo quería una maleta específica? Quizás me gustan coloridas y no las negras tradicionales.
Odio, repito, odio que controlen mi vida, ese beneficio solo es de Atlas – me dije a mi misma.
Sonrió y tomó nuevamente su móvil girando la instrucción de que llevaran las maletas más coloridas que encontraran.
Llegamos a la habitación, pero esta ocasión no quería estar con el a solas, sin importar lo que sucedió la noche anterior, mis alarmas me decían que saliera de ahí huyendo.
Tomó asiento en uno de los sofás individuales y miró la habitación, hoy ya lucía diferente, pues había desempacado sus múltiples regalos que eran variados, ropa, accesorios, bolsas…
El examinó a detalle todo con la mirada.
- ¿Y Bien?
Incliné la cabeza a un lado al no entender por completo su pregunta, y por consiguiente al no saber que responder.
- ¿Te agradaron los regalos?
- ¡Claro! Todo es muy hermoso, lo agradezco.
- Yo aún tengo un regalo, dijo poniéndose de pie y yendo directo hacía donde yo me encontraba.
Di unos pasos hacia atrás al verle acercarse a mi.
Introdujo su mano en su bolsa trasera del pantalón y sacó un pequeño empaque metálico.
Reí nerviosamente,  y nuevamente el universo estaba de mi lado.
Alguien tocaba a la puerta.
El bajó la cabeza y rió.
Me dirigí a atender a quien quiera que hubiese tocado a la puerta. Era el personal con las maletas.
Dejaron todas las que llevaron comentando con el bombón que después pasarían por las maletas que no fueran utilizadas.
Tomé la más grande que tenía los colores del arcoíris en franjas horizontales y comencé a empacar.
El me observó y me hizo a un lado en un solo movimiento.
- ¡No sabes empacar!
Di unos pasos atrás, crucé los brazos y le observé.
- Debes aprovechar cada uno de los espacios disponibles, enrollar, empalmar, etc…
¡Realmente era un maestro! En menos de una tercera parte del tiempo que me hubiese tomado a mí empacar todo aquello, él ya había terminado.
- ¿Qué harás con él? – miró en dirección al oso.
- Mmmmmm.
Sin decir nada más, agarró otra maleta e introdujo al oso.
- Dos maletas y tu maleta de mano. No está mal ¿Cierto?
- Creo que es un total desperdicio invertir en una maleta extra, quizá la mejor opción sea que me envíen a mi amigo por paquetería…
- No.
Tengo experiencia tratando con testosterona solo que él era un chico al que no puedo decirle que no…
- ¿Entonces, quieres tomar el regalo que tengo para ti ahora o de camino al aeropuerto?
Afortunadamente ahora mi mente no tardó en procesar aquella indecorosa invitación.
- Ahora tu y yo nos encontramos apresurados y no quiero que este momento sea así de rápido, si no puede ser entonces no será o no deberá ser. Créeme que eres inmensamente deseable para mí, solo que…
- Él sonrió. Lo dejaremos entonces para la siguiente ocasión.
- Si. Afirmé. Si es que hay una siguiente ocasión.
- Y la habrá. Me mostró el sobre que debería contener mi boleto para su concierto.
- Asegúrate de estar disponible para la fecha. Verónika hará los arreglos para tu traslado, hospedaje y lo que necesites. Ese día concluiremos nuestro asunto pendiente….
Mi ojos le veían asombrado, mi boca juro que se encontraba abierta y mi corazón latía rápidamente.

CONTINUARÁ...

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