La clase de César se desarrolla al aire libre, él, de
acuerdo a sus propias palabras es de los que te avienta a la alberca esperando
aprendas a nadar por ti mismo. A diferencia de las clases del día anterior,
Atlas se veía más preparado para la misma, realmente no encuentro palabras para
definirle, simplemente que lucía más preparado, o esa fue mi impresión.
César nos dio la bienvenida, lo usual, reglas,
condiciones, etc. Caminamos unos pasos más allá del punto de reunión y vi lo
que parecía ser un campo de entrenamiento militar, del tipo de cuerdas, lagos
de barro, paredes para escalar… todo lo necesario para gente que gusta de emociones
extremas.
-
Junto con su desarrollo energético estaré encargado de su desarrollo físico
- confirmó, soy fiel creyente que un
cuerpo en armonía y bien ejercitado, permite que la energía fluya de una manera
más sencilla y de la misma manera podrán controlarla con mayor facilidad. El
día de hoy, haré una sencilla evaluación
de todos ustedes, no cronometraré tiempos, no se premiará a los primeros en llegar así
como tampoco se castigará a los últimos en llegar, cada
nuevo recluta estará acompañado por su guardián durante todo el recorrido,
debiendo llegar juntos hasta el final.
Miré a Atlas un tanto alarmada, él simplemente permanecía
con los brazos cruzados escuchando indicaciones atentamente.
-
Cada una de las pruebas deberá realizarse de inicio a fin, por ésta ocasión,
podrán continuar en el punto donde caigan, descansen o se rindan, no es mi
práctica usual, ya que la siguiente semana deberán re-iniciar cada una de las
pruebas cuando caigan o se detengan, pero por hoy me siento benévolo y puedo concederles ese
pequeño acto de bondad a los nuevos reclutas. Guardianes - dijo e hizo una pausa - de todos ustedes
espero un trabajo excepcional.
-
¿Premios y castigos? – pregunté a Atlas. ¿Está hablando en serio.?
-
Es el estilo de César – dijo al tiempo que levantaba los hombros. Comencemos
pues no quiero ser el último el llegar.
La primera prueba parecía sencilla, cualquier mortal
lo había ya hecho en algún punto de su vida: correr a través de llantas de automóvil, donde tenías que alzar muy bien las
rodillas para no tropezarte, sin temor a equivocarme puedo afirmar que lo hice
en el kínder…. Claro que después de haber pasado las primeras 50 llantas, me
pregunté a mi misma ¿ De dónde habían sacado tantas llantas? Y ¿quién diablos
las había colocado sobre una pendiente hacía arriba?. Como era de esperarse
Atlas y el resto de los “veteranos” lo hacían sin ningún esfuerzo, sin siquiera
despeinarse. ¡ Los odiaba tanto !. Haciendo mi mejor esfuerzo por no retrasar a
nadie orgullosamente llegué a la cima. Me tiré en el suelo intentando recobrar
un poco el aliento, Atlas se posicionó a mi lado, diciendo que descansara porque
teníamos que apresurarnos a llegar a la siguiente prueba.
Resonaron en un eco interminable las palabras de
César… “Después de mi entrenamiento no tendrás fuerza para levantar una cuchara
siquiera.”
La siguiente prueba incluía pasar una de esas escaleras horizontales que
te encuentras en los lugares donde los niños pequeños juegan, donde te cuelgas
de los brazos y te columpias pasando cada uno de los “escalones” para llegar
del punto A al punto B. Atlas me mostró cómo hacerlo: “si mantienes las
rodillas arriba, y la fuerza la concentras en el abdomen” será más rápido y
sencillo hacerlo. La teoría como siempre es sencilla. Quizás logré avanzar unos
tres metros o cuatro haciendo mi máximo
esfuerzo, aún me restaban 6 u 8 mts. ó más.
Mis (ahora entiendo) poco entrenados brazos, no pudieron con el peso de
mi cuerpo y caí, aunque intenté hacerlo con gracia, adivino que el espectáculo
que di fue deplorable, a ese punto me preguntaba cuántos obstáculos más
tendríamos que pasar… Atlas me tomó por la cintura y me subió nuevamente,
motivándome a avanzar y completar la tarea, los otros equipos, estaban quizás
en igualdad de condiciones, “¡vamos!”- decía, ¡tenemos que terminar!, “Vamos”,
quiero pensar positivamente, quiero pensar que es su manera retorcida de animar a la gente.
- Diablos Atlas,
no puedo más, no pienses que no estoy dando mi máximo esfuerzo por que ¡Lo
estoy haciendo! – exclamé.
- Claro que puedes Patea Traseros, elimina esa palabra
de tu vocabulario, nunca te has llevado al límite, esfuérzate. Me ofreció un
poco de agua indicando que solo me humedeciera los labios y refrescara mi boca.
Llegué casi arrastrándome a la siguiente prueba,
afortunadamente nos encontrábamos más o menos a la mitad del contingente de los
nuevos, el panorama no se veía tan mal: arrastrase de panza por un terreno
lleno de lodo…. Ilusa de mí, pensar que
sería sencillo, ¡nada aquí lo es! Me alegré de tener todas mis vacunas pues no
sabía si al literalmente comer lodo podría adquirir alguna enfermedad, podía
ver la cara de fastidio de Atlas al tener que esperar por mí… Esta maldita
prueba nos hizo retrasarnos hasta quedar
tres puestos antes de los últimos. Todos aquí cuentan con un espíritu
competitivo bárbaro, nadie quiere quedar de último y todos quieren llegar
primero.
- Debes esforzarte más – Dijo secamente, estoy seguro
de que puedes hacerlo mejor.
Estaba cubierta de lodo de la cabeza a los pies,
estaba agotada, mugrosa, maloliente, exhausta y comenzando a cuestionar mi
grado de cordura, para mover cualquier parte de mi literalmente estaba haciendo
uso de la reserva de energía que tenía para toda una vida empujándome con solo
el orgullo como motor y ¡osaba decirme
que no me estaba esforzando lo suficiente! ¡Cuánta insolencia!, En otro momento
hubiese iniciado una batalla campal o al menos hubiese despotricado unas
cuantas cosas, pero justo en ese momento estaba agotada para iniciar una discusión,
por lo que me limité a responder que
estaba llegando a mi máximo esfuerzo al tiempo que di un golpe en el piso con
mi pie.
- Me tomó por el brazo en un movimiento decidido, nada delicado y en
franca actitud de autoridad, nos alejó un poco del resto del contingente, su
voz fue firme - Controla tus emociones, no debo recordarte que estamos ante un
gran público y si debo disciplinarte lo haré sin dudarlo.
Le miré y vi una expresión dura, seria y de poca
paciencia, un rostro que revelaba que no debía tomar a la ligera aquellas
palabras, al fin de cuentas él estaba encargado de esto, debo tomarlo así, le
recordé a mi mente.
Continuamos aproximadamente por unas 4 horas más, las
exhaustivas pruebas de mi tío el loco, quien cabe mencionar se mantuvo
simplemente observando a la distancia, yo intentaba concentrarme con todas mis
fuerzas, volteaba a ver a mi alrededor observando a los diferentes reclutas,
quienes iban igual que yo: dejando el alma en cada prueba, ciertamente Atlas ha
sido benévolo con migo pues jamás me empujó, golpeó o motivó negativamente para
avanzar, contrario al espectáculo que vi del resto.
Atlas
anunció la fase final del trayecto cuando llegamos al pie de un gran lago –
tendremos que cruzar a nado - dijo - , para llegar al punto de inicio
nuevamente.
Me detuve a la orilla del lago, si no estuviera tan
cansada, podría resultarme excitante el nadar, pues es algo que amo.
- Sabes nadar ¿cierto?
- Claro que sé - respondí en un tono ofendido – y sé
nadar bastante bien, me preocupa más la vida silvestre que pueda encontrar
dentro y la calidad del agua, ya me
alimenté de suficiente barro, no estoy segura que mi organismo pueda combatir
todo esto.
- El rió fuertemente
- si es lo que te preocupa, te prometo que sostendré tu mano mientras
agonizas producto de todas esas enfermedades imaginarias que tendrás…
- No es gracioso, dije, muchas lápidas en el
cementerio pueden tener mis exactas palabras, además, me preguntaba si podría
quitarme la ropa y nadar en interiores, así sería más sencillo, menos peso y resistencia, más agilidad... Me
proporcionaría ventaja y ahora es justo que la necesito.
- El único problema es que al llegar a la orilla no
tendrías ropa que usar, ya que no se nos anticipó la prueba no venimos
precisamente preparados, sin contar que tendríamos que regresar por todo lo que
dejamos aquí.
- Y ¿Eso es contra las reglas?.
- Dudó por un segundo. No está prohibido… - dijo.
- Entonces está permitido, dije y comencé por quitarme
la playera que usaba y agradecí estar usando interiores deportivos que no se
trasparentaban. Aunque él mostro algo de resistencia, también se quitó la ropa (internamente,
desee haber estado en otro momento para poder disfrutar aún más de aquel
espectáculo), se dejó su playera únicamente. Adivino que él era más veloz que
nadie y esto no le representarían reto.
El agua siempre ha sido mi elemento, supongo que
traigo mi signo zodiacal tatuado en el alma, me siento literalmente y como
buena Piscis, como pez en el agua, cuento con el gusto por hacerlo y la
habilidad me viene natural, me falta técnica y mucha condición física, me
concentré y nadé sin detenerme, siguiendo muy cerca de a Atlas, así durante
todo el trayecto.
Afortunadamente logramos colocarnos nuevamente en
medio del contingente, lo que me hizo feliz, pues al menos en algo estaba
teniendo la ventaja. Al llegar a la orilla, y emerger del agua pude sentir una
serie de miradas que me incomodaron…Él me lanzó su playera para que la usara,
entendiendo con éste acto pensó en mí y simplemente en mí.
El resto de los “veteranos” se encontraban descansando,
aunque me pregunto si realmente llegaron cansados, Atlas como ejemplo parecía
tener aun batería para seguir y seguir…, estaban agrupados entre ellos creando
un claro límite entre ellos y nosotros, sin ninguna pena me tiré en el suelo a
descansar esperando a que el resto de los integrantes llegasen, algunos
comentarios llegaron a mis oídos provenientes de los “veteranos”: “ Tenemos más
de 2 horas esperando” vaya si son
lentos”, etc. Me prometí a mí misma que si algún día yo pasa a formar parte del
grupo con más experiencia, mostraría más solidaridad.
Una vez que todos llegamos al final, César se reunió
con nosotros para dar un pequeño discurso:
- Debo de aplaudir el esfuerzo de todos hoy – señaló
César - y enfatizar la creatividad de quienes dejaron
la ropa a la orilla del lago para aligerar su carga. Algunos protestaron, pero
esas voces se vieron acalladas por él. Debo invitarlos a mejorar sus tiempos ya
que la siguiente semana se ofrecerán
castigos y recompensas.
- “Nosotros no tenemos ningún inconveniente en nadar
desnudos”- gritó el trillizo Rubio, a quien comenzaba a odiar intensamente- lo
más equitativo es determinar las reglas antes y evitar que los nudistas tengan
ventaja sobre los otros, ¡Trato equitativo! comenzaron a gritar todos.
Obviamente me puse nerviosa ¿desnudarme?. Miré a Atlas, pero no encontré
ninguna respuesta en su rostro o alguna palabra de consuelo.
- César espero a que las voces se calmaran. Muy bien señores ustedes lo pidieron, les daré el trato equitativo que exigen …. La
siguiente clase todos usarán bra y shorths. – Pueden retirarse y agradecerle a
“ XXXX”.
Varios golpearon al que comenzó la revuelta. Yo
simplemente respiré aliviada.
- Lo cumplirá, ¿pregunté?
- Espera y lo verás por ti misma. Yo simplemente
tomaré prestadas algunas prendas de tu guardarropa…
Me miré de la cabeza a los pies, no había espacio
sobre mi cuerpo que no estuviese sucio… . Descubrí con gran asombro que había
una serie de regaderas a unos paso de donde terminó el recorrido, todos
corrieron a enjuagarse, sacaron ropas secas de sus carros y se subieron a
ellos, puedo ver que ya tienen cierta
experiencia en estas pruebas y vienen preparados para ellas.
Atlas me sorprendió pues tenía ropa para mí también en
su cajuela.
- Sí que tienes todos los puntos cubiertos, dije. Él
simplemente se encogió de hombros.
- Necesitamos comer algo, antes de ir a nuestra
siguiente clase.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡Estoy exhausta!!!!!!!!!! ¿Podemos
simplemente olvidarnos del resto del día y descansar?
- Aunque te lleve cargada, deberás llegar.
- Entiendo por qué la clase de César es la única del
día de hoy - dije.
- Esto no es nada, prepárate para algo más pesado la
siguiente vez.
- “Castigos y premios” repetí con miedo en la voz.
- Intenta concentrarte en el premio, más que en el
castigo, eso te dará un motivante.
- No trajiste tu coche usual, sabías que estaríamos
todos sucios ¿ por eso lo cambiaste?
- Eres muy observadora.
- Sonreí tomando su respuesta como un sí. – ¿Este coche si lo podré manejar?. Si algo le
sucede, no dañaría tu preciado tesoro y no llegarías con un coche golpeado a
tus citas. Dije sonriendo esperanzadoramente.
No respondió y no ahonde en molestarlo más. Llegamos a
un comedor lleno de gente hambrienta, no fui consciente de cuánta hambre tenía
hasta que olí el delicioso aroma a comida recién hecha. Tomé mi charola y esperé pacientemente en la
fila, todo me dolía, picaba y sentía la piel tirante, al resto de los ahí
presentes parecía no importarles.
En una de las mesas vi sentados a los muchachos, con
ella..
Atlas tomó mi charola y nos guío hasta una mesa, donde
llegaron “Hugo, Paco y Luis” a hacernos compañía. Vieron mi bandeja de comida.
- Comes como una de nosotros – dijo casi en un grito
el Moreno.
- Que observador – respondí con desagrado y llevando un gran trozo de pan a mi boca.
- Hermanos, no tengo ánimos de discutir, por lo que o
comienzan a filtrar lo que sale de esas bocas suyas o las cerraré
permanentemente.
- Por unos momentos el Rubio lo miró, bien Atlas, tú
lo pediste – sacó una libreta de entre sus ropas - Revisemos nuestras apuestas..
- Atlas golpeó la mesa, ¿Realmente no pudiste
contenerte?, se levantó en un amago de golpearle y antes de que nada pudiera
suceder, los muchachos estaban ahí.
- ¿Algún problema?
- Ninguno – respondió el rubio, a quien Atlas aún
tenía tomado por la playera en franco ademán para golpearlo. Ninguno.
- Atlas - Le
llamo César, puesto que aun tienes
energía después de mi entrenamiento, nos
veremos después de que terminen nuestras
actividades, te ayudaré a canalizar
mejor tu energía.
- Él simplemente asintió.
- Se retiraron de ahí dejándonos en aparente calma.
- Hagamos una tregua, dijo el pelirrojo.
- BB,- dijo - Atlas no quiere que toquemos ciertos
temas frente a ti, pero ahora que eres propiedad de Atlas y prácticamente eres
su llavero, te consideramos una de nosotros, no solo parte de la asociación si
no parte de nuestro grupo cerrado Atlas y nosotros tres, entre nosotros existe
lealtad incondicional, lo que se traduce en que moriríamos antes de
traicionarnos, además nos apoyamos y cuidamos las espaldas mutuamente, lo que
decimos entre nosotros, no debe salir de
aquí. ¿Qué dices, aceptas el compromiso?
- ¿Acaso desconfías de mí? – pregunté a Atlas.
- No es eso…
- Antes de que Atlas pudiese completar su frase,
escuche al moreno decir: Te protegía, las apuestas de las que hablamos. son por
el primer novato que se irá esta semana.
- Ya veo –dije, ¿Cuántos han apostado en mi contra?
- La mayoría de los votos están en tu contra, dijo el
Moreno.
- Wow, puedo considerarlo un halago, al menos no pasé
desapercibida, lamento que vayan a perder lo que sea que hayan apostado. ¿ También
ustedes apostaron en mi contra?
- Los tres se miraron y respondieron con una sonrisa
amplísima: - sí.
- ¿En contra de quien apostaste? – Le pregunté a Atlas.
- En contra de “XXX”.
- Es quizás el
más fuerte de todos, ciertamente no le vi mucho problema en terminar las
pruebas el día de hoy – Mencioné un poco desconcertada.
- Puede ser fuerte físicamente, pero mentalmente es el
más débil, le cuesta seguir instrucciones y su guardián, bueno, no es la
persona más paciente, sería una suerte que terminara la semana. Él es mi
apuesta, confesó.
- Bien chicos ustedes fueron honestos, yo también lo
seré: pueden confiar en mí en la medida que gusten, no voy divulgando por ahí
la vida o secretos de los demás, la pregunta es ¿yo puedo confiar en ustedes?,
ciertamente no soy la persona a quien más quieran en este mundo y no veo que vayamos
a ser los mejores amigos.
- Después de verte el día de hoy saliendo de aquel
lago, creo que cambiaremos de opinión –dijo el Rubio, con cierto doble sentido,
puedo adivinar, y logró subirme los colores. Atlas lo fulminó con la mirada.
- Habla por ti – sugirió el Moreno, mis gustos están
enfocados hacia los “otros” nuevos reclutas, enfatizó. Y solo para que no quede
ninguna duda: soy un Gay bien definido.
- El Pelirrojo por su parte indicó que a él le venían
bien hombres y mujeres, que él también
podría incluirme en su lista. Y a éste punto reconozco que no supe si sentirme halagada
o no.
- Lo cierto es, concluyó el moreno, que sin importar
que te amemos o te odiemos, eres importante para Atlas y ahora parte de nuestro
grupo.
- Terminamos de comer en santa paz, como diría mi
abuela, y nos levantamos a continuar con el resto de la clase, ¿ Que viene
ahora?.
- Algo delicioso - dijo Atlas - Vamos a meditar.
- ¿Meditar? ¿Después de comer?
- ¿Tienes acaso algo mejor por hacer?
- Me voy a quedar dormida – exclamé.
- Ciertamente lo dudo, rio un poco.
Llegamos a un salón blanco, no tenía paredes, unas
gruesas columnas sostenían el techo, César nos indicó sentarnos en círculo, de
frente a sus guardianes los novatos, el resto
ya saben qué hacer. Todos nos descalzamos
y procedimos a sentarnos en posición de flor de loto, colocando las manos en
posición de rezo frente al pecho, ojos cerrados, respiración tranquila, lengua
pegada al paladar. Me recordó una calase de yoga a la que asistí solo una vez
pues pensé que no era lo mío. César iba guiando la meditación con una voz muy
armónica, no tenía altas ni bajas en la misma, permanecía con un solo tono de
voz, que te invitaba a permanecer enganchado a él. Los guiaré en la búsqueda de
su “Lugar de Paz”, aquel lugar que ustedes mismos diseñen, donde se sientan
tranquilos y relajados, sobre todo se sientan seguros, comencé a diseñar el
lugar que se me invitó a crear, imaginen un lugar en el que se sientan bien, ya
sea una playa, un bosque, su casa, o algún otro lugar donde al entrar sientan
una oleada de Paz, elijan si será pequeño, grande, tiene alguna vista al
exterior o no, y ahí coloquen un lugar donde puedan recostarse a
descansar… yo aún estaba indecisa
referente a cómo sería el lugar que crearía.
Decidí comenzar a “crear” mi refugio, consciente de
que todo comenzaba y terminaba en mi imaginación, siempre me han gustado los
lugares amplios, por lo que me imaginé un gran terreno frente a una playa, me
puse de frente a éste espacio y puse a mi imaginación a trabajar,
“visualizando” como se levantaban las construcciones que deseaba para aquel
lugar, me imaginé un lugar con pisos de madera rústica ( nada de laminados) ,
me enfoqué en un espacio donde levanté
unas paredes blancas que formaban un círculo, planté e hice crecer unos bambús
para que rodearan el lugar junto a las blancas paredes, decidí colocar al
centro de aquel espacio, un espejo de agua, el cual tenía pequeñas lozas sobre las cuales caminaría para llegar al
lugar donde me recostaría deliciosamente una cama grande con sábanas blancas, .
Lo pude ver nítidamente, una vez que lo terminé de “construir” me dirigí caminando
hasta ese lugar, al tiempo que caminaba del lado derecho y a la distancia pude
ver a alguien a la distancia lejos del
“terreno” que elegí para mi diseño, si
contemplamos que todo aquello es producto de mi imaginación solo quedaba
saber ¿ a quién puse ahí?, nunca llegué a verle claramente, maldije a mi mente
por jugarme aquella pasada, a este punto ya no escuchaba a César, pensé que
habría guardado silencio, por lo que guie a mi yo imaginaria hasta la dichosa
cama donde me recostaría, pero jamás pude poner mi mente o la mente de mi yo
imaginaria en blanco para descansar, tuve muchos pensamientos sobre todo de lo
que había pasado en el día, cerré mis ojos imaginarios por unos momentos y
sentí la presencia de unos seres muy altos con movimientos lentos y pesados alrededor
mío, uno de ellos era tenía alas, no lucía como un Ángel, era color negro lo
cual me disgustó pues me gustan más los colores brillantes que el color negro.
Me pregunté por qué Diablos los había colocado yo ahí, vi que no se movían por
lo que los ignoré totalmente y me
dispuse a seguir meditando, pero mi mente jamás se acalló, incluso puedo jurar
que escuche a alguien gritar mi nombre,
nada que pudiese afirmar con total certeza, y fue ese acto el que me puso un
poco nerviosa ya que había pasado ya un periodo de tiempo del cual pensé habría
sido suficiente y me forcé a mí misma abrir un poco los ojos para ver que
sucedía en aquella sala y descubrir porque todos estaban tan callados, quería
terminar aquella actividad pues ansiaba
darme un baño como Dios manda.
Comencé a abrir los ojos lentamente y un poco
expectante pues como la instrucción de abrirlos aún no había sido girada por
César, no quería invocar su furia, pude distinguir la silueta de Atlas situado
frente a mi aun en la postura indicada, me costó ubicarlo pues todo estaba
oscuro, y fue en ese momento en que abrí
totalmente los ojos, ¿ Cuánto tiempo había pasado? observé a mi alrededor y vi
a los muchachos rodeándome en la misma postura, cuando me encontré nuevamente con los ojos de Atlas
éste sonrió abalanzándose sobre mí en un abrazo sin precedentes, tierno,
cálido, con cierta sensación de alivio.
- ¡Regresaste! – Exclamó.
- ¿Qué hacen todos aquí? ¿Dónde está el resto del
grupo? ¿De dónde regresé?
Mario comenzó a verificar mis signos vitales. Jason
comentó que esto era realmente inusual. Bruno y César permanecían serios con
sus ojos fijos en mí.
- Alguien podría explicarme lo sucedido –solicité.
César comenzó a hablar – antes de comentar cualquier
cosa, primero me gustaría que nos detallaras tu experiencia.
Les platiqué lo sucedido, desde mi perspectiva.
Una vez que terminamos nuestra meditación – continuó César, tu no abriste los ojos, primero
pensamos que estabas dormida pues seguías respirando apaciblemente, luego te
dimos unos golpecitos en el hombro, sin respuesta por tu parte, fue cuando nos
dimos cuenta que llevaste tu meditación a otro nivel, técnicamente te
transportaste hasta tu lugar de Paz, dejando tu cuerpo físico atrás. Atlas
intentó llegar hasta ti pero no lo logró, después de ello esperamos a que sola
salieras de tu meditación, pero el tiempo pasó y comenzaste a preocuparnos. Llamé a mis
hermanos para en conjunto ir a buscarte,
pero colocaste una excelente defensa, no pudimos pasar más allá del agua que te
rodeaba.
Me impresioné al saber esto, es posible que alguien
más pueda “ir por ti”, es posible dejar tu cuerpo atrás y transportar ¿tu
alma?, y lo más sorprendente es que ¡yo soy capaz de hacerlo!
- Nos preocupaste seriamente – dijo Atlas.
- Para mí fue solo un suspiro, no fui consciente de
nada de lo que ustedes describen, para mí fue, bueno no puedo describirlo. No
sabía que podía hacer algo así.
- Y eso es lo que lo hace peligroso – comentó Bruno –
necesitas estar consciente en todo momento, tu elegiste dejar a tu
subconsciente encargarse de esto y no digo que este mal, pero es muy riesgoso.
- Pero me siento bien, dije animadamente y estirando
los brazos.
- ¡Pasaste fuera 5 horas ¡ - Gritó Mario en un fuerte
tono, rayando en lo molesto.
- Ya está de regreso hermano, eso es lo importante, -
Jason lo tranquilizó, vayamos a casa.
Esta vez viajé en el coche de los muchachos, todos
iban en silencio, sentí como si me hubiese portado realmente mal.
- ¿Están enojados? – dije en clara muestra de aclarar
mi desconcierto
- Estamos asustados – confesó Jason. Nos enfrentamos a
tu subconsciente y no pudimos pasar tus defensas. Si no decides volver no
tenemos manera de regresarte, meterte en la mente de alguien más sin su
autorización es riesgoso, una cosa es forzar su mente como lo hace César arte
que domina, sin embargo nos enfrentábamos a algo más contigo.
- ¿Qué sucedería si no regreso?
- No pensemos en eso ahora – dijo calmadamente Bruno.
- Me recuerda a la historia que me contaba mi abuela
referente a los espejos en las recámaras – dije un tanto pensativa.
- Cuéntanos, pidió – Bruno.
- Mi abuela decía que los espejos son un portal al
otro mundo, y cuando dormimos nuestra alma sale del cuerpo simplemente anda vagando,
cuando se llega lo hora de despertar, se mete nuevamente a nuestro cuerpo, pero
teniendo espejos en el cuarto, puede confundirse y accidentalmente meterse en
el espejo y así nosotros quedaríamos sin alma.
- Suena espeluznante.
- Lo es, por eso no suelo tener espejos en mi recámara.
Pasaban las 10PM cuando llegamos a casa.
- Ve a bañarte y te subiremos la cena- indicó Mario.
Mientras sentía el agua recorrer mi cuerpo medité al
respecto de lo sucedido, si ellos están preocupados ¿deberé preocuparme yo
también? Quizás estén exagerando, yo no siento nada diferente. Perdí el
entrenamiento de Atlas y hablando de
eso, no había tenido tiempo de despedirme.
Salí de bañarme y ellos estaban ya en mi recámara, se
ubicaron en piso y algunos en la cama, para tomar la cena.
- ¿Te sientes cansada?
- Si, físicamente, pero no tanto como esperaba.
- Quedan prohibidas para ti las meditaciones, tenemos
que lograr controlar a tu subconsciente – dijo César.
- ¿Intentaron Moverme?
- Si, sin éxito, te hablamos, gritamos, sacudimos sin
éxito, replicó Jason. Tuvimos que llamar a Ramsés.
- Les miré un tanto sorprendida - ¿Que hubiera hecho
él?
- Si alguien hubiese podido sacarte de aquel lugar,
hubiese sido él. Eres su hija después de todo. – Pensé que quizás él era la
persona que vi a la distancia… No – sacudí la cabeza despejando esa idea de mi
cabeza, si él hubiese ido por mí, hubiera llegado hasta donde yo estaba como
ellos.. ¿cierto?.
- A mí me encantó hacerlo dije, me sentí muy bien, la
experiencia fue muy constructiva y definitivamente quiero repetirlo. Acataré
sus instrucciones, solo que no entiendo el alboroto.
- BB si no regresas te puedes perder al igual que la
historia que te contó tu abuela. Tu cuerpo quedaría aquí, hemos escuchado de
historias así, jamás las habíamos vivido tan de cerca, pero tenemos a Ramsés,
no lo hagas simplemente, controla el poder antes de jugar con él.
- Yo pensé que era “normal” y ahora resulta que tengo
un poder… ¿Me podré color verde?. Bueno
ustedes son realmente buenos en todo, de igual manera confío en que encontrarán
la manera de solucionar esto, ¡Adoré hacerlo y quiero repetirlo.
- Mañana veremos cómo te desarrollas en mi clase,
posiblemente ahí encontremos alguna respuesta – Señaló Bruno.
- Entonces – si ustedes pueden “ir por mi” yo también
puedo ir por ustedes o ¿cómo funciona?
- Técnicamente todo es posible, es energía de la que
estamos hablando, colocar barreras es posiblemente lo último que aprendemos a hacer, supongo que
es una posibilidad que exploraremos una vez que hayas controlado ésta
habilidad, señaló Jason, habilidad natural en ti.
- ¿Pero fuera de todo, esto es bueno, cierto? ¿Es una
buena señal? – quise saber.
- Es bueno – respondió Mario, tienes el Don me atrevo
a decir que de manera natural, pero lo manejas de manera inconsciente, aquí
aprenderás cómo manejarlo de manera consciente a voluntad, ser tu quien decide
cómo y en qué momento manejarlo, que seas 100% responsable de las
consecuencias.
- Descansa, pequeña ,
me dijo Mario.
Tanto alboroto, pensé. Dormí plácidamente esa noche y
al día siguiente desperté sin la necesidad del despertador, con bastante
energía debo reconocer, estaba cómodamente estirándome cuando fui consciente de
la presencia de Altas ahí, observándome, sentado en una seña junto a mi cama.
- Diablos Atlas esto es invasión de la privacidad en
cualquiera de sus definiciones.
- Estaba impaciente por saber que estabas bien, anoche
no tuvimos mucho tiempo de conversar.
- Existe el celular, me hubieses marcado, no es que te
limites en el uso de los mensajes o llamadas.
- Necesitaba asegurarme por mí mismo.
No acostumbro a tener mi bata cerca pues hasta ahora
nadie estaba ahí cuando despertaba, por lo que tuve que solicitarle que me
diera algo de privacidad.
- ¿Saben los muchachos que estas aquí?
- Si, llegué hace un par de horas.
- ¿Te dejaron estar aquí así como así?, ¿Tienes un par
de horas observándome? – De haberlo solicitado te hubiese hecho un espacio en
la cama – Le mostré la lengua.
- No es momento de bromas, BB.
- Debes estar realmente preocupado - dije, no me has llamado” Patea traseros”.
Estuve lista en cinco minutos y cuando salí para mi
sorpresa la cama estaba hecha. Me abrazó fuertemente susurrándome al oído que
nunca volviera a hacer eso.
- No es algo que hiciera a voluntad o con la intención
de molestar ¿sabes?. Me gustaría me explicaras un poco más porque el gran
alboroto. Siempre pensé que era una persona menos que regular y ahora descubro esto,
debes comprender mi euforia, mi abuela siempre me dijo que nosotras somos “Bruhas”,
quizás tiene razón después de todo.
- Lo sé – dijo, aun así no estoy dispuesto a perderte,
mucho menos así. – Me mantuvo abrazada por un largo rato logrando derribar
cualquier incomodidad o resistencia. Besó mi frente, un beso protector, rodeó
mi cuello y bajamos a desayunar. Todo te lo explicaré cuando sea el momento
Todo se encontraba ya servido incluido el lugar de
Atlas, resulta desconcertante, pues ellos lo dejan andar libre por la casa, no
es a lo que estoy acostumbrada, pero creo que tiene demasiadas libertades… me
pregunto ¿es algo que deba mencionar con los muchachos o simplemente disfrutar
de esto?
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