Estaba lista para partir, había recibido un mensaje
con la hora en la que pasarían por mí.
Yo respondí que los vería en
el aeropuerto.
- Haremos el viaje por
carretera. Eso respondió Ramsés.
- ¡Nos tomará más de un día!
- Tomaremos turnos, no es que
no hayas viajado así antes.
- Entonces los veré en nuestro
destino, yo tomaré un avión.
Hice coraje innecesario.
En menos de 20 minutos y antes
de que pudiera siquiera buscar los vuelos disponibles Ramsés estaba en la
puerta de mi casa.
- ¿Puedo pasar?
Quise reírme en su cara ¿Era
verdad que estaba solicitando permiso para ingresar?
- Adelante.
Abrí la puerta y me hice a un
lado para que pudiese pasar cerrando la puerta tras nosotros.
- Referente a nuestro regreso…
Le miré atentamente tragándome
todas las palabras que deseaba decirle ahí mismo, el horno no estaba para
bollos pero tampoco quería armar una guerra sin sentido o sin dirección.
- ¿Puedes confiar en mi por
ésta ocasión?
- ¿Eh?
- Tiene una razón que lo
hagamos de ésta manera, tenemos todo planeado y cubierto ya.
- Supongo que es un ultimátum…
- No lo tomes de esa manera,
he venido aquí solo.
- ¿Y? Antes eso no los ha
detenido. Una, dame solo una razón para que no haga yo mi voluntad.
- ¿Por favor?
Era un golpe bajísimo.
- Si accedo entonces deberás
darme una fecha en la que te comprometes a dejarme completamente libre para
regresar y sobre todo que no vendrán a buscarme como perros de caza.
- No puedo prometer algo que
quizás no pueda cumplir, existen cosas que quizás quieras reconsiderar…
- No es una charla que me
motive a irme con ustedes, sabiendo que pueden no permitirme regresar.
- Hija…
- ¡No! Tomé una decisión,
decisión que no están respetando, decisión que están cuestionando cuando el
primer día dijeron que podía regresar cuando me viniera en gana.
Estaba gritando y perdiendo el
control.
¡Explícame! ¡Hazme entender!
No veo la razón, no veo la causa por la que yo tenga que estar viviendo este
infierno cuando alguien más ha decidido renunciar o cuando ha sido expulsado no
le ruegan que regrese, no le obligan a regresar.
Ella lo ha dejado claro, no soy más bienvenida.
No has tocado el tema de irme
a entrenar lejos, pero seguro lo tocarás y estoy arriesgando todo al regresar
con ustedes.
- Ahora que tu poder ha
regresado, dudo mucho que podamos obligarte a regresar.
Sus palabras y falta de
sorpresa confirmaron que dejaron todo atrás intencionalmente.
- Sé que tienen un as bajo la
manga, que todas sus cartas no han sido jugadas, aún me falta historia por
conocer, siento que voy directo a una trampa y que no podré hacer nada por caer
en ella. Sé que harán todo lo posible porque me quede y yo haré todo lo posible
por no quedarme.
Me estas arrastrando a lo que
será nuestra última batalla, mantenlo en mente.
- Nada está escrito hija. Solo
necesitamos vivir un día a la vez.
- Regresaré por mi cuenta en
avión.
- Eso pensé, testaruda como tu
madre y aferrada como tu padre… No me dejas más alternativa…
Me preparé para una gran
batalla.
- Te recuerdo que estas en
casa de un civil.
Rió sonora y descaradamente.
- Estas en MI casa, ustedes la
están rentando. Técnicamente puedo hacer lo que desee.
Un As bajo la manga… Esta
gente…, hace todo en grande o no lo hace.
¡Dioses y Demonios!
- ¿Eso es venir en son de paz?
Me interrumpió antes de
siquiera poder comenzar.
- Pero no te preocupes – dijo
él – No haré ningún escándalo, solo me quedaré aquí hasta que sea el momento de
partir. Puedes continuar con tus actividades…
Movió la mano con una seña
para que me retirara.
- Sabes que no podrás
detenerme ¿Cierto?
Asintió y se acomodó en algún
lugar de la sala.
Subí con cierta duda. ¿Qué era lo que yo estaba
obviando? Me senté a meditarlo algunos momentos en la tranquilidad de mi
habitación.
Continué arreglando mi maleta,
realmente tenía todo lo que necesitaba con ellos, todo lo había dejado atrás.
Por precaución empaqué todo lo que pudiese necesitar como si no tuviera nada a
donde llegaría.
Tomé el celular y le mandé un
mensaje a mi prometido detallándole la situación actual, pero no debía tener su
celular con él. Tampoco creí que fuera algo urgente, de acuerdo al plan el
regresaría antes de mi partida y podríamos despedirnos apropiada y
adecuadamente.
En cierto momento me senté
cerca de la ventana y entonces supe lo que estaban ocultando o al menos fue mi
conclusión.
El resto de la tropa estaba
distribuida estratégicamente alrededor de la casa, supongo que en caso de que
quisiera o estuviera planeando escapar, no podría armar un escándalo fuera de
la casa, entonces realmente estaba estancada ahí.
¡Dioses y Demonios!
Grité y patalee ¡Solo, mis polainas! pero nada iba a poder
hacer sin armar tremendo alboroto, por lo que desistí. ¿Realmente todos ellos
siempre iban a estar un paso delante de mis planes?
Era mi último rodeo…
Voltee mis ojos de manera
inconsciente y de fastidio: Eso dije la última vez que pisé la arena también –
me dije a mi misma.
Estaba viviendo un Deja Vu.
Antes de la media noche recibí
un mensaje de mi prometido… y no era lo que esperaba.
Se había movido de localidad
hacía unas horas y no regresaría en un par de días, por lo que no habría
despedida.
Me derrumbé sobre mis
rodillas.
Sopesé el hecho de que mis acciones
en el pasado estaban desatando la ira de todos mis Dioses o Demonios, quizás
solo eran uno o mezclados, Karma o llámalo como quieras.
Si escapaba de ahí con todos
ellos vigilando solo iniciaría una persecución que pondría a muchas personas en
alerta, personas que no necesitaban vivir aquello. Recargué mi frente en el
vidrio y por unos instantes respiré dejando que el vaho cubriera el cristal.
La ira se encontraba subiendo
por mi cuerpo desde mis pies.
¿Aquello sería obra de todos
ellos?
Intenté calmarme pero las
circunstancias lo estaban impidiendo. Bajé enfurecida dando grandes pasos hacia
Ramsés.
- Tú – grité desconsolada, con
lágrimas en los ojos y una furia indescriptible en forma de puños.
Él se puso de pie esperando un
ataque de mi parte.
- ¿Vienes solo? ¿Qué hacen
todos ellos afuera de la casa? ¡Todos ustedes carecen de la calidad moral para
hablarme de promesas sin cumplir, de traiciones, mentiras!
Ahora quieres que vaya con
ustedes.
- ¡Nos diste tu palabra!
- Palabra que puedo romper en
cualquier momento, ustedes no han hecho nada más que mentirme desde el inicio
¡No les debo nada! ¡NADA!
- Hija, necesitas
tranquilizarte.
- No necesito nada fuera de ver a Alex - grité desesperada – No
me extrañaría que ustedes hubiesen planeado mantenerlo alejado.
Aunque su rostro evidenciaba
el no saber de lo que le hablaba, no dejé de pensar que todo esto era obra de
ellos.
Intentó abrazarme pero me
libré de su contacto
- ¡No me toques! Ahora mismo
todos ustedes me causan rechazo.
Di la vuelta y regresé a mi
habitación.
¡Dioses y Demonios! Mi mundo
se estaba derrumbando.
Tomé
mi celular, me limpié el rostro con el dorso de la mano y marque su número.
- Lo
lamento, lo lamento muchísimo Princess – dijo apenas entró la llamada
- Es
tu trabajo cariño, no tienes que disculparte.
Acomodé
mi voz lo más que pude para evitar que detectara algún rastro de tristeza en mi
voz, ya se sentía lo suficientemente mal para cargarle en su espalda mi sentir.
- ¿Continuamos
con el plan original?
-
Creo que lo más conveniente es que regrese tan pronto como la situación lo
permita. Cuando tengas menos compromisos iremos a ver a mis papás, en un viaje
exclusivamente para eso.
- Lo
hablamos Princess, quiero cerrar ése punto lo antes posible.
Por
la paz mundial accedí y no dije más.
¿Será
esta una despedida? ¿Será la última vez que …?
Me
tomé mi tiempo y bajé.
-
Vayámonos de una buena vez, no tiene caso alargar mi agonía. Me colgué mi
mochila al hombro y sostuve con la otra mano mi equipaje.
Dos
camionetas esperaban por nosotros. En una de ellas viajaban los muchachos y en
la otra viajaban Atlas y los Trillizos.
-
Viajarás con ellos hasta nuestra primera parada – indicó Ramsés.
Miré
al cielo, patee el suelo y emití un sonido gutural.
-
Prefiero ir con ustedes.
Los pasajeros de la camioneta
a los que estaba rechazando, se llevaron la mano al corazón e hicieron una
mueca de dolor.
- Es necesario que terminemos
unos asuntos antes.
- Puedo acompañarlos, no veo
el problema.
- Nos vemos en nuestra primera
parada y descansaremos ahí unas horas.
Les miré a todos por unos
momentos.
- Está bien. Pero no garantizo
la seguridad de ninguno de ellos – dije girando sobre mis talones y subiéndome
en el último asiento de la camioneta a fin de asegurarme que nadie se sentara a
mi lado.
Se quedaron hablando entre
ellos unos momentos más y subieron.
Miré por la parte trasera
aquella casa que apenas si pude disfrutar. No faltaban muchas semanas para
navidad y algunas casa ya tenían adornos navideños, la de nosotros se veía muy
sencilla.
Suspiré y evité llorar.
No tendría muchos mensajes de
Alex en las horas siguientes, solo le dejé uno donde le indicaba que me había
puesto en marcha.
Una bolsa de papel se meneaba
enfrente de mi rostro.
- Un postre por la historia
que aún nos debes, dijo Atlas.
- ¡No juegues! ¡¿Esperas que
te cuente dicha historia en estos momentos?! ¡Debes estar de broma! Como quiera
que haya sido ya pasó, nadie lo supo ¡Supérenlo, todos ustedes!.
Ante mis gritos de total y
completa histeria ellos desistieron… por unos momentos.
- Si, la historia de cómo es
que tú y él se conocen – dijo el Rubio aclarando la duda.
- Era una oferta de tiempo
limitado, ahora no tengo la mínima intención de contarla.
- El viaje es largo BB,
encontraremos tu precio.
- ¡Suerte con eso!
Realmente no tenía la mínima
intención de revelarles la historia, así que esto comenzaba a ser interesante…
CONTINUARÁ...