Los días pasaban pero la tristeza y melancolía no desaparecían, desafortunadamente me
arrastraban con ellas y yo parecía no poder oponer resistencia.
Quizás 5 días habían pasado después de aquel acontecimiento y mi falta
de apetito comenzaba a llamar la atención de los muchachos quienes por mi
terrible historial, permanecieron muy cerca de mí, observando y supervisando.
- Estas comenzando a perder peso – dijo Mario sin rodeos durante la
cena.
- Simplemente no me pasa la comida.
- BB…
- Lo sé, lo sé, no puedo darme ese lujo, apenas comenzaba a recuperarme…
- Es bueno que seas consciente, pero sería mejor si no cayeras
nuevamente – señaló Bruno.
Dejé los cubiertos sobre el plato, desganada y en señal de derrota, la
comida había ganado nuevamente la
batalla
Miré mi plato y mi garganta protestó cerrándose aún más.
- ¿Puedo retirarme? – pregunté con voz tranquila y queda ya que no tenía
ganas de discutir.
- ¡No, no puedes! – exclamó Jason en un tono más bien calmo pero firme
mirándome directo a los ojos.
Volví a sentarme en la silla pues ya llevaba la mitad del cuerpo
levantado y recargué mi espalda en la silla en clara señal de fastidio,
reconozco que no fue mi mejor reacción y tampoco generó la mejor en ellos.
Fije mi mirada en cualquier punto menos en sus ojos.
- No podrás continuar con tus entrenamientos si no comienzas a
alimentarte como debes, te encuentras en el límite inferior de tu peso ¡Estamos
hablando de tu salud y tu vida!
- ¡Carajo BB! – Exclamó sorpresivamente Jason quien no era usual que
tuviera éste tipo de reacciones. Kevin murió y es un hecho lamentable, pero es
tarea de los que quedamos atrás continuar nuestra vida y honrar sus enseñanzas
¿No consideras acaso que es demasiado cobarde morir con él simplemente porque
le extrañas?
Solo en caso de que tu actitud irreverente derive en ello, debes saber
que te perseguiré hasta el mismísimo infierno y te daré la lección de tu vida.
Estas palabras me hicieron reír de nervios. Tenía sentimientos
encontrados al respecto.
¿Por qué me abandonaste Kevin? Tú me ayudaste a salir
de mi situación y ahora me abandonas, no puedo yo sola.
Asentí con la cabeza. Esta vez no lloré.
- Buscaré refugio nuevamente en el Hot Yoga – dije finalmente intentando
generar un poco de simpatía y al mismo tiempo que ellos estuviesen tranquilos -
que aun cuando no es lo mejor para mi
peso, reconozco que la terapia en sí obró maravillas en mi espíritu y mi fuerza
interior.
Resulta gracioso pues al principio me negué a la misma y Kevin fue quien
logró enamorarme de ello, quizás es lo que necesito para sanar mi corazón de
una vez y por todas de él, solo de su recuerdo, de lo que hizo con mi vida, del
doloroso recuerdo que es él quien supo cómo sacar lo mejor de mí, me enamoró
sin tomar prisioneros y luego… me abandonó. ¿Qué es lo que debo aprender de
ello? ¿Cuál es su enseñanza?
Y no mentía, el calor siempre me ha tumbado hasta el nivel del suelo
para permitirme a mí misma levantarme más fuerte, eso depende de mí ésta vez llevaría más crédito pues lo haría
por mí misma.
Se miraron entre ellos con esa complicidad propia de confidentes, amigos
y hermanos que ellos compartían y asintieron.
- Es un avance. Puedes retirarte – señaló Mario. No olvides BB que no
eres la única que ha perdido a alguien.
Esas palabras retumbaron en mi cabeza como miles de alfileres queriendo
deshacer mi cerebro.
Muerte, tú bastarda, tú que nos tienes a todos
anotados en tu lista. ¿Es divertido arruinar la vida de las personas de esa
manera? ¿Te resulta entretenido manejar los hilos de todos nosotros cual
marionetas y decidir quién te acompañará en un momento de aburrimiento?
Desgraciada.
La noche me supo eterna, la obscuridad me absorbió con ella y la
depresión tocó cada una de mis células hasta hacerme olvidar que yo soy luz,
que la felicidad habita en mi cuerpo, que alguna vez mi vida fue normal.
Los días no eran más sencillos sin Kevin en ellos. Los muchachos
cumplieron su palabra y pese a cualquier pronóstico, impidieron mi entrada a
los entrenamientos.
Con o sin Hot Yoga mi peso y cuerpo me traicionaban
Armé tremendos alborotos pues yo
me presentaba cada día y ellos cada día me retiraban de sus filas.
Intenté engañar a la báscula pero no podía engañarlos a ellos quienes
supervisaban mi alimentación con lupa.
Semanas pasaron en relativa calma, aunque no recuperé el apetito y mi
peso, mi conducta no era suicida, me lo decía constantemente a fin de
convencerme a mí misma de ello.
Evidentemente mis entrenamientos cesaron y ante la ausencia de mi
compañero de entrenamiento de incógnito realmente no tenía ganas de hacer nada
por lo que dediqué mi vida a no hacer nada. ¡Gravísimo error! Pues como diría
mi abuelita, la ociosidad es la madre de todos los vicios.
Comencé a pensar en qué podría invertir mí tiempo y llegué al elefante
blanco de mi vida: El concierto del grupo del chico de los tatuajes.
Entonces idee un plan que dese mi punto de vista me garantizaba un éxito
total.
No quiero compartir con ellos mis planes ya que: a) no hay nadie de su
entera confianza para que me acompañara y b) Eso derivaría en que uno de ellos
querría acompañarme.
Esas eran las dos principales razones por las cuales mantendría mis
planes en secreto y dado que externaron
su preocupación referente a mis actividades en su ausencia les comenté que
quizás iría con mis papás, no era verdad, pero tampoco era una mentira.
La siguiente semana los muchachos estarían fuera por lo que yo
aprovecharía para ir y regresar al concierto sin que nadie se enterase, era un
plan a prueba de fallos. Era lo que necesitaba para distraerme, para rebelarme,
para, para… ¡Para sentirme viva nuevamente!
Hablé con el chico de los tatuajes para afinar los detalles. Estaba
cansada de estar triste ¡Ya no quería estarlo más!
No quise tentar a mi destino con su amigo, al cual si soy sincera estoy
tratando de evitar ante la incapacidad de rechazarlo completamente por lo que llegué justo el día del concierto, sin
horas libres y justo para ver el espectáculo, Veronika tuvo a bien ir por mí al
aeropuerto.
El espectáculo estaba por comenzar y me atrevo a afirmar que solo
esperaban por mí para iniciarlo.
¡Mi lugar era de lujo! Me colgaron un gafete que decía “Ella puede
entrar a cualquier parte”. Esa clase de atención y apapacha miento es lo que yo
necesitaba por aquellos días.
Me convencí de haber tomado la decisión correcta.
¡Por supuesto que canté y grité con todas mis fuerzas cada una de sus
canciones!, porque de ésta manera canalizaba un poco del sentimiento que tenía
en mi interior.
Me recordó al concierto al que asistí con Atlas. Puedo entender a la gente que vive dentro de
aquel mundo, esos espectáculos lo llenan de energía a una, lo transportan a
otros lugares, le hacen olvidar por unos momentos lo mierda que es la vida.
Seguí muy de cerca el desarrollo de todo el espectáculo.
Escuché que anunciaban un evento único en aquel espectáculo: “Los
integrantes del grupo habían seleccionado a 5 afortunadas individuas a las
cuales llevarían hasta el escenario para
cantarles en una especie de serenata privada”. Todo esto se estaba proyectando
en una pantalla gigante al fondo del escenario.
En ese momento puse especial atención en cómo se estaba desarrollando
todo para no perder detalle y ver a las
afortunadas.
Fue entonces que el bombón suculento apareció de la nada junto a mí
sorprendiéndome agradablemente con un beso en la mejilla al tiempo que me
tomaba por la cintura.
- Vamos - dijo con una sonrisa única y propia de él.
Me tomó de la mano y me condujo hasta el escenario el cual estaba
preparado con 5 bancos altos al centro del escenario.
Cuatro afortunadas chicas de entre el público, ya se encontraban
ocupando sus lugares y el bombón me ubicó en el último disponible.
Quedé sorprendida y deslumbrada por la sensación de estar en aquel
lugar, es simplemente que te hace sentir poderosa, que te puedes comer al
mundo, que ¡Eres alguien importante en este universo!
La dinámica era sencilla y sacada de un cuento de hadas. Uno de ellos estaría cantando la
canción frente a ti, casi al oído además de que te entregaba un ramo de rosas
(El mío era blanco y el de las otras chicas eran rojas).
¡Esto le levanta el ánimo a cualquiera! Te hacen sentir especial y
caminando entre las nubes. Tus ídolos entonando una romántica canción para ti
solo para ti (Esto claro si ignoras al público detrás de ti).
Inesperadamente y sin pedirlo el bombón suculento me dio un breve beso
en los labios, duró poco más de tres segundos y me llevó directamente hasta el
cielo.
Claro que rodaron lágrimas por mis mejillas, las cuales apuesto que él interpretó
equivocadamente, pero yo simplemente estaba limpiando mi alma de la ausencia de
aquel (aquellos) por la cual aún lloraba.
Cuando terminó el espectáculo mi intención era la de huir de regreso a
casa, solo que Verónika lo impidió hábilmente.
- Tu habitación está preparada y XXXXXXX espera por ti.
Sin darme tiempo a tener una reacción medianamente decente, me arrastró
hasta mi destino.
El suculento bombón atendió al llamado de la puerta usando únicamente
una bata de baño, se notaba que recién había tomado una ducha.
Me tomó del brazo y me introdujo en aquella habitación cerrando la
puerta tras de nosotros.
- Hola tú – dijo de inmediato.
- Hola – sonreí tímidamente.
La habitación estaba acondicionada en la semi-penumbra, había también
pétalos de rosas esparcidos por ahí y velas aromáticas complementaban el
ambiente.
- Esto deberá cubrir con tus expectativas – afirmó, exclamando un fuerte
¡Feliz cumpleaños! Después de eso.
Sonreí al recordar la charla que tuvimos y en la cual le solicite
detalladamente lo que quería para mi cumpleaños, claro en esos momentos mi vida
era distinta.
En una mesita estaba servida una pequeña cena, la cual adivino, no era
el objeto principal de tenerme allá.
Juro por Dios que en otro momento, en otra vida, en otra situación yo ya
estaría sobre de él quitándole aquella bata para dejarlo como Dios lo trajo a
éste mundo y me lo estaría devorando sin ninguna restricción o prejuicio.
- ¿Deseas primero la cena o el postre?
- preguntó de manera muy, pero muy sugestiva, jalando un poco con sus
manos las banda que sujetaba por la
cintura aquella bata sobre su cuerpo de Adonis.
Por primera vez no sabía que decir
o cómo actuar.
Simplemente sonreí.
Él por el contrario tenía claro lo que quería, no puedo decir a ciencia
cierta que sabía que él lo deseara, simplemente
como diría mi buen amigo “A” ¿A quién le dan, que llore?
Nos sentamos a disfrutar de la cena, de la cual únicamente tomé unos
pequeños trozos.
Sonreí educadamente agradeciendo el gesto y la cena, al final de todo yo
fui la que solicitó a detalle todo aquello.
Reí para mis adentros hablando con mi yo interno – Cuidado con lo que deseas ya que puede hacerse realidad y puede no
gustarte finalmente.
Quería únicamente agradecerle por todas sus atenciones y retirarme de
ahí, pero antes de que pudiera hacer o decir algo él ya me estaba poniendo de
pie, tomando mi cabeza con sus manos y
estampándome tremendo beso que hizo flaquear mis rodillas, por la sorpresa y
por lo excelentemente bien ejecutado de aquella maniobra.
¡Me sentí invadida! Totalmente indefensa ante su ataque que no estaba dejando prisioneros tras de él. No
puedo decir que no lo haya pedido, no puedo afirmar que no lo haya deseado,
pero…
Nos llevó directo a la cama y en un solo movimiento él ya se encontraba
desnudo poniendo de inmediato manos a la obra para desnudarme a mí también, sin
dejar de besarme e invadir mi cuerpo con sus dedos, sus huellas quedaban
impresas en mi piel como si estuviesen hirviendo, no era tierno, era más bien
tosco y rudo, ésta vez no me agradaba esto.
¡Yo no quería!
¡Yo no lo deseaba!
En un momento me vi indefensa y siendo una víctima y eso no lo podía
tolerar.
No fui creada para permitir tal abuso, no sería débil.
- Espera – dije apenas pudiendo separar mis labios de los de él y
encontrando un respiro de aquel ataque.
Mi miró directo a los ojos mismos que ahora estaban llenos de furia.
Se puso de pie y comenzó a gritar
- ¡¿Qué espere?! ¡Ya he sido muy paciente! ¡Me he tomado todas estas molestias esperando
por que te decidas entregarte a mí! ¡Ya no esperaré más! ¿Sabes cuantas mujeres
desearían estar en tu lugar? ¡Tomaré lo que me corresponde!
Le miré sin dar crédito a aquellas palabras aunque no puedo decir que me
sorprendieran.
En ese momento todo cobró sentido, yo solo era un premio para él, me
sentí la mujer más tonta del planeta.
- Entonces elige a una de ellas – respondí en el mismo tono- No haré
esto contigo o con nadie más simplemente por el gusto de hacerlo, ¡Al menos
creí que tendrías algún sentimiento por mí! ¡Creí todas tus mentiras y
estupideces que hablaban de agradecimiento!
- Solo para que te quede claro - dije al momento de que le di una gran bofetada
– ¡No tienes derecho a tomar nada que yo no te permita!
Quedó impactado por mi reacción y apuesto mi apellido a que también quedó
impactado por mis palabras, esto no debe sucederle muy frecuentemente.
¡Mujeres estúpidas que alientan estas situaciones! Y yo pasé a formar
esas filas.
Así, semi - desnuda caminé hacia la puerta sin esperar o anticipar
ninguna reacción de él.
Intentó sujetarme pero no tendría más fuerza que yo.
Esta vez no me encontraba indefensa, había encontrado mi amor propio y
ello me serviría de ancla y de fortaleza
para hacerle frente.
Salí de su recámara con las prendas de ropa mitad colocadas
correctamente, mitad fuera de su lugar, sus guardias fueron discretos y bajaron
la mirada.
Después me pregunté ¿Cuántas escenas habrían presenciado de aquella índole? Realmente nadie podría
acusarlo de nada pues una entraba a aquel lugar voluntariamente.
Mi mundo se derrumbó en ese momento, no sabía a donde dirigirme y lo
peor era que él no había salido en mi búsqueda, pidiendo perdón o algo por el
estilo.
Mientras caminaba por el pasillo, vistiéndome, uno de los amigos de XXXXX
me encontró, vi la escena y lágrimas en mis ojos.
Ahora que lo pienso él no preguntó que sucedía, seguramente él ya lo
sabía, y eso era aún más patético. Todos ellos lo eran, él por hacerlo, ellos
por no impedirlo.
Me invitó a pasar a su recámara para que me tranquilizara y terminara de
vestirme.
- ¿Quieres llamar a alguien?
Negué con la cabeza sólo necesitaba unos momentos para poder
recuperarme, él asintió. Se ubicó a un lado mío y comenzó a fumarse un cigarro.
De repente alguien abrió la puerta, y ahí estaba él con la mirada
endurecida.
- ¿Ahora te consolará él? Debes saber que ella acaba de salir de mi cama
– le gritó a su confundido amigo quien no supo que hacer o como responder
cuando se lanzó a golpes sobre él sin preguntar antes nada, su equipo de seguridad
entró de inmediato al escuchar el alboroto. Estos tipos realmente tenían
problemas, todos ellos.
Yo aparentemente tenía debilidad por patanes como él.
Me puse de pie sin intervenir. Esta vez no era mi lucha.
Me retiré de ahí intentando pegar
los pedazos que aún quedaban de mí y caminé hacia la habitación que Verónika
había preparado para mí, la cual irrisoriamente tendría un uso después de todo.
Antes de que llegara pude ver una
imagen familiar, una silueta recargada sobre su espalda a un costado de la puerta de
mi habitación como si esperara por alguien.
Esperaba por mí.
Me acerqué un poco más y distinguí completamente aquella cara familiar: César.
Detuve mi paso, solo que él corrió hacia mí cuando vió mi rostro.
Me derrumbé finalmente dejando que el sostuviera mi peso. Abrió mi
habitación y nos introdujimos en ella.
No tenía más lágrimas para derramar y me negaba a derramar lágrimas por
él.
Por unos momentos quedé en estado de pausa
sin hacer o decir nada, simplemente
mirando al infinito y meditando lo estúpida que había sido caminando
sobre mis pasos y torturándome con ello.
- ¿Cómo? – Me aclaré la garganta - ¿Cómo supiste donde encontrarme? ¿Cómo sabías que me
encontraba aquí?
- Llamé a casa y no obtuve respuesta. Sabía que no estabas con tu mamá
pues fue ella quien llamó para preguntar
si estabas bien ya que no habías pasado tiempo con ellos.
Gracias Mamá.
- Estas castigada de por vida, en
caso de que te interese saberlo – dijo
riendo para suavizar el ambiente, solo que sabía que no mentía. ¿Por qué?, Dime
BB, ¡Ilústrame! ¿Por qué insistes en esta rebeldía?
Encendió otro cigarro y se colocó cerca de la ventana.
- El plan era perfecto… ¡Ustedes no deberían enterarse! He venido aquí
únicamente a distraerme, pero si les decía algo, ustedes no accederían
fácilmente, siempre sobre piensan todo.
- ¿Tu mejor y única solución fue mentir y escapar?
- No escapé ¿Qué más da que me
encuentre aquí o allá cuando no puedo entrenar?
- ¡Claro que importa cuando te veo llegar en éstas condiciones a tu
habitación! Quiero arrancarle los ojos al que generó esto y estoy luchando
contra todos mis demonios internos pues sé que es una batalla que deberás
librar tu sola, a menos que…
Sonreí mirando al infinito.
- Libraré sola esta batalla. – confirmé. No sabía que fumaras – intenté cambiar
el tema.
Ese fue mi patético intento por desviar el tema.
Lo hago cuando no veo una salida sencilla a mis problemas, o cuando mi
sobrina decide escapar sin dejar un aviso detrás.
- ¿Cómo supiste la habitación en la cual estaba hospedada?
- Un poco de mi encanto con la recepcionista – guiñó un ojo y me miró.
Reí
- Los demás…
- No BB, no lo saben, he venido aquí solo.
- Tú…
- Aún no decido si les diré o no.
- Será difícil justificar un castigo si no saben la causa.
- Eso no será problema –créeme, levantó un ceja y detecté un breve
temblor en sus manos y su voz, que lo único que me indicaban era que estaba
intentando dominarse.
Guardamos silencio por unos momentos al tiempo que intentábamos recobrar
o regular el ritmo de nuestra respiración.
- Sé que no merezco tus favores, pero ¿Podemos dejar esto entre
nosotros? Ni tú ni nadie debía enterarse y ahora resultó todo en un acto
vergonzoso.
Dio otra jalada al cigarro y me miró interesado.
- ¿Qué propones?
- Es difícil de creer, pero te prometo obediencia completa y total
durante los siguientes meses hasta que llegue Atlas, he probado hacer las cosas
a mi manera y evidentemente no están funcionando.
- ¿Hasta que llegue Atlas? No es un tiempo muy largo.
Reí.
- Cuando él llegue será el a quien le confíen mi cuidado durante sus
ausencias ¿Me equivoco?
No afirmó o negó.
- Desde hoy, desde hoy quiero tu obediencia pero no solo eso, después de que llegue Atlas
quiero que seas una alumna modelo en mi clase o mis castigos serán peor contigo
que con el resto.
Titubee
- ¿No estas segura que de que puedes ser obediente?
Hoooo ¡Lo estoy muchacho! siempre
apelando a mi orgullo.
- Acepto.
Tomó mis pocas pertenencias, me rodeó el cuello con su enorme brazo y
caminamos a la puerta.
- Por lo pronto nos iremos de aquí, éste no es un lugar para ti.
- ¿Estoy Castigada?
- ¡Lo estas! Apuesta por ello y aun lo peor no ha llegado
Tragué saliva.
Cuando caminábamos por el pasillo el chico de los tatuajes me miró.
Me solté del abrazo de César y caminé con furia hacia él. Pero
finalmente él no había tenido la culpa de nada y conforme avanzaba el carácter
se me bajó.
Bajó la mirada.
- Yo…
- No digas nada. Solo haz favor de nunca más contactarme, no deseo saber
nada de ustedes nunca más en mi puta
vida, lograron que los odiara más que nunca ¡Gracias!
Miró a César.
- Él es mi papá – dije – si no quieres que corra tras de ti y te destroce
¡Corre de una vez!
No lo dudó y César sonrió maléficamente, intentaré relatar lo más
apegado a la realidad como es que yo lo vi: Aventó un poco el hombro izquierdo
hacia adelante, levantó una ceja y recargó su peso en la pierna derecha, su
vestimenta con chamarra de cuero era intimidante aunada a su altura. Levantó
una ceja y dio una calada a su maldito cigarro, levantó la comisura de los
labios al tiempo que expulsaba el humo del cigarro.
Con esta escena era difícil que alguien no se intimidara…
CONTINUARÁ...