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viernes, 13 de mayo de 2016

8. "In These Arms"

 
          Como ya debes saber, no soy tu papá sanguíneo, pero eres como una hija para mí, toda la vida te he tratado como tal y no he hecho distinciones. Ahora que partes de nuestro lado, quiero asegurarme que nada quede pendiente entre nosotros.


-          Tu siempre serás mi papá, “Un papá no es el que engendra, si no el que cría” y te amo aún más, pues no tenías ninguna obligación para conmigo, sin embargo, tal como lo has mencionado, nunca me diste un trato distinto al resto de tus hijos, yo soy y siempre seré tu hija, no tengo nada que reclamar ¡¡por el contrario!! Estaré siempre agradecida por haberme amado tanto en esta vida que posiblemente jamás podré compensártelo.

-          Hija éste siempre será tu hogar, si las cosas no resultan en aquella vida, de la cual si me permites decir no estoy completamente de acuerdo en que te vayas, siempre puedes regresar aquí. El por qué eliges tomar ese camino, es tu decisión y como siempre las respetaré y te respaldaré, esa vida forma parte de un pasado que prometí jamás cuestionaría a tu Madre, y entiendo que sientas curiosidad, ve, experimenta, disfruta sobre todo y si en algún momento decides que no es lo tuyo, regresa, te esperaremos con el mismo amor de siempre.


Una pequeñas gotas de lágrimas se derramaron sobre mis mejillas, ese don de la palabra que mi papá poseía, era inigualable ( al menos para mí) lo amé aún más y de todo corazón le agradecí por la libertad que siempre me dio para poder descubrir por mí misma si las decisiones que tomé eran lo mejor para mi vida, o no y sobre todo siempre me enseñó a aceptar las consecuencias de mis errores permaneciendo a mi lado, listo para sostenerme en caso de que no pudiese levantarme o pensara en desfallecer.


-          Le abracé por unos breves instantes,  y me retiré a dormir.


Al siguiente día renuncié a mi trabajo, atendí a pies juntillas la instrucción de los muchachos y Atlas, “Renuncia y no regreses más”, para mi sorpresa mi jefe lo tomó con mucha sabiduría y supongo que como yo era aún estudi-hambre, sería fácilmente reemplazable, únicamente me pidió entregar todo mi trabajo, el cual debía entregarle a Erick.


-          BB, necesito disculparme por lo que pasó ayer…

-          No es necesario, le extendí las manos con la pila de los documentos que debía tener tras mi renuncia, pendientes y cosas relacionadas con el trabajo.

-          BB…

-          Erick, por favor, concéntrate tú y yo, solamente estamos relacionados por el trabajo, y prometo que no volverás a tenerme en tu vida nunca más.

-          ¿A dónde irás? ¿Por qué la renuncia repentina?

-          Motivos personales.

-          Es muy sospechoso.

-          ¡ Basta ¡ - le grité. Enfócate. Me perdiste, punto.


Probablemente fue innecesario mi comentario, fuera de lugar y quizás sin bases, rayando en el punto de sentirme importante, el límite de mi paciencia había sido alcanzado, necesitaba concentrarme en cosas más importantes en mi vida. Así se cerró aquel tema, después de eso solo conversamos cosas del trabajo y mi jornada laborar en aquel lugar terminó.


Estaba agotada mentalmente, quizás Atlas lo detectó al momento de pasar por mí, pues no hizo ningún comentario sino que simplemente, manejó su coche esperando a que yo iniciara la plática de aquella tarde – noche.


-          ¿Puedes llevarme por un helado?, nada sofisticado, simplemente algo que pueda disfrutar mientras camino un poco.


Condujo su coche unos momentos más y me llevó a una pequeña nevería en una colonia muy antigua donde aún fabrican artesanalmente las nieves.


-          Elige el sabor, personalmente te recomiendo ésa, señaló la que tenía un tenue color rosado, y en los ingredientes se podía leer, ( nuez, cereza, almendra, pasas, fresa, yogurt). Acepté su recomendación y ese fue el sabor que elegí.

-          Éstos son los pequeños gustos que me agradan Atlas, nada ostentoso, delicioso y que contribuyan al comercio local, caminamos un poco y para cuando terminé mi nieve, di un profundo respiro, al tiempo que sacudí la cabeza. – Bien ¿mañana a qué hora iremos con Mario?

-          Me miró y exclamó ¡ Bienvenida de vuelta!, tuviste un día difícil y decidí darte tu espacio.

-          Sonreí – Eres bastante receptivo.

-          Mañana comenzaremos tu chequeo temprano así tendremos la tarde libre.

-          No puedo estar más de acuerdo, quiero hacer limpieza genera en mi habitación.

Por unos momentos guardó un incómodo silencio,

-          ¿Tenías otros planes cierto?

-          Si,

-          Bueno si me dices que tenemos algo más que hacer, puedo reacomodar mi agenda. Es mi última semana en casa, Atlas, y aun cuando yo elegí este camino, quiero asegurarme de varias cosas, y hacer mi maleta.

-          Te daré este espacio Patea traseros…


Minutos después de que me dejara en mi casa, sonó el aviso de un mensaje en mi celular, por supuesto era él ( nadie fuera de mi mamá me escribía ):


*Olvidaste algo…* –escribió.

*No, lo olvidé, intencionalmente no lo he mencionado esperando que tu derrota fuera aún más devastadora – le respondí – pero veo que tienes todos los puntos cubiertos.*

*Estas son mis propuestas*

-          Opción 1: Masaje en los pies, piernas, o donde decidas.

-          Opción 2: Desayuno en la cama con un beso de Buenos días

-          Opción 3: un “Vale” para que lo canjees por lo que desees.


Tentadoras cada una de sus ofertas, pero yo ya tenía decidida la moneda de pago.


*Atlas, juro que anotaré todas tus creativas ideas para utilizarlas más adelante, ya que nos auguró más de una apuesta en nuestro haber. Solo que he encontrado, el castigo perfecto para ti. ¿ Recuerdas aquel sobre con el dinero?*

*Si…*

*Ya que de cualquier manera recibiré éste dinero de vuelta,  aprovecharé esta oportunidad para quitarte ese peso de encima, tu y yo gastaremos éste dinero en donde yo decida y como yo decida, básicamente será en comidas callejeras y yo pagaré.*

*Eso nunca sucederá, Patea Traseros *

*Pensé ustedes cumplían sus promesas, pero quizás es solo que las cumplan a conveniencia…*


No hubo mensaje de respuesta, pero si una llamada, la cual no me sorprendió en lo absoluto, si no que más bien me invitó a tomar una respiración profunda y prepararme para aquella discusión – negociación.


-          Estas pidiéndome que vaya en contra de todos mis principios – Su tono resultó suplicante y al mismo tiempo reflejaba cierta molesta.

-          Quizá es solo que éstas presentando resistencia a un cambio – respondí - y eso es un gran problema, además si me permites parafrasearte: " Es un castigo no tiene por qué gustarte y yo lo disfrutaré", pero verás yo soy una buena, muy buena persona ( hice especial énfasis en el “MUUUUUUUY”) y esto terminará tan pronto como el dinero se termine, le ofrecí una gran sonrisa.

-          Comenzó a aplaudir, debo reconocerlo eres una Rebelde en toda la extensión de la palabra, encontraste el castigo perfecto, el cual además disfrutas, debo señalar.


Al siguiente  día, realicé el más exhaustivo y completo examen físico al que me hubiesen sometido hasta ese entonces. Solo quería dormir después de ello.


-          En general tu estado de salud es bueno – dijo Mario - Solo tenemos que ponerte una dosis de vitaminas mensual. Recuerda las fechas y no faltes a tus citas.


Me pidió acomodarme en la camilla en lo que el preparaba la inyección.


-          ¿No tendrás algo tomado?, odio las inyecciones, por esa razón quizás no soy drogadicta, odio las agujas – confesé.

-          Es la manera más rápida confirmó.

-          No soy una bebé, pero odio esto, respiré profundamente y reí nerviosamente, no vengo preparada para ello…


Mario le hizo un gesto a Atlas, quien en un movimiento rápido me tomó del brazo, conduciéndome hasta la camilla.


-          Espera, solo necesito tiempo para hacerme a la idea.


Atlas se acercó un poco a mi oído, ¿Recuerdas las reglas? Obedece –puntualizó.


Me recosté sobre la camilla, recostando la frente sobre mis brazos y mordiendo un poco mi pulgar, no es sencillo para mí, y siempre ha sido todo un espectáculo cuando mi mamá ha intentado inyectarme en el pasado, grito, y hacemos varios intentos fallidos antes de que pudiera ejecutar la acción con éxito… Esta vez no fue la excepción, apenas comenzaba a sentir el algodón empapado en alcohol sobre mi glúteo, comencé a gritar y a pedir que me dieran 5 minutos más de gracia… entre risas nerviosas.


Atlas y Mario se miraron un poco incrédulos y después de unos cuantos intentos fallidos, Mario finalmente le pidió a Atlas sostenerme.


-          No soy un bebé – mascullé.

-          Te comportas como tal, confirmó Atlas.


Sus manos me aprisionaron cual grilletes, recordé las palabras de mi mama : “ Si te mueves una vez que la aguja se encuentre adentro, te lastimarás tú sola” por lo que al sentir la aguja traspasar mi piel, me quedé inmóvil, el líquido produjo dolor al entrar a mi cuerpo y comencé a gritar sin pena ni temor como si estuvieran arrancándome un brazo.


Al terminar Mario me miró con una cara de incredulidad total.


-          Lamento informarte tendremos que repetir éste proceso por otros dos días más y luego cada mes.

-          ¿Qué? – exclamé horrorizada.


Me dejaron ahí dándome oportunidad  a recuperarme de la noticia y del dolor en mi glúteo. Me incorporé pasados unos minutos y ellos entraron al consultorio.


-          Es todo por hoy – dijo Atlas.

-          Mario hacia anotaciones en mi expediente, se puso de pie y me besó la frente - te veo mañana, ojala puedas hacer un espacio en tu agenda para comer con nosotros.


Caminamos por el pasillo unos momentos en silencio.


-          Patea traseros ¿puedes soportar recibir unos cuantos golpes pero huyes de una simple inyección?.

-          Cada uno tiene sus temores y pesadillas, pero ahora -  dije es tu turno de pagar, vayamos a cenar.

-          Bien patea traseros, jugaré tu juego, así como tu juegas el mío. Si esto solo durará el tiempo que dure el dinero, puedo hacerlo dijo.

-          Yei!, esa es la actitud. Comencemos por cenar el día de hoy. Le tenía una gran sorpresa, lo llevé a comer verdadera comida callejera, cerca de mi universidad existe una señora que se pone a vender molletes los cuales son extremadamente baratos, no invertiríamos ni el 1% del contenido de aquel sobre, cuando uno es estudiante, debe buscar soluciones creativas para éstas situaciones pero sobre todo económicas. Pude ver su incomodidad durante todo el tiempo que estuvimos ahí, comimos de pie y con las manos, cuando llego el momento de pagar, se sorprendió con el total.

-          Debes estar de broma, dijo, es todo lo que tenemos que pagar, por este precio no imagino como debe ser el proceso de preparación.

-          Sonreí, ¿imaginas el tiempo que tardaremos en terminar el contenido del sobre?.

-          No estoy dispuesto, hizo una bolita con la servilleta de papel que nos dieron, la arrojo al bote más cercano y pidió re-negociar.

-           Ok, acepta el dinero, olvida que me harás pagar por él y no volveremos a repetir la experiencia, dije.

-          No.

-          No estoy  interesada en nada más, dije. Tranquilo músculos, ésta solo era una prueba, existen otros lugares donde podremos ir y el dinero se terminará muy rápidamente, te lo prometo, además  no tienes que disfrutarlo – Recuerda.

-          Eres malvada, detrás de esa máscara de niña buena… ¡Tienes potencial!

-          Lo tomaré como un cumplido viniendo de ti. Me despedí de él como todos los días.

-          Pasaré por ti  cerca del mediodía, pasaremos donde Mario y de ahí nos vamos a la comida.

-          Asentí con la cabeza.


No tenía la mínima intención de repetir lo de hoy, por lo que únicamente asistiría a la comida que me comentó Mario.


Temprano por la mañana salí sin rumbo fijo, simplemente tomé mi bolso, llegué a mi cafetería favorita, tomé un libro y me perdí en ese mundo de fantasía acompañada de una humeante taza de café.


Recibí por supuesto,  un mensaje al llegar la hora en la que se suponía debía estar lista para que Atlas pasara por mí.


*¿ En dónde estás?*

* Ocupada – Respondí. – Si me dices en que Restaurant los veo, ahí llegaré*

*Estas desobedeciendo una instrucción*

*Si * respondí y una leve sonrisa se dibujó en mi rostro.


Di otro sorbo a mi café y me reacomodé en mi silla para continuar leyendo, confiaba en que me llegaría el mensaje de donde reunirme con ellos.


Pasaron quizás unos 10 minutos desde el último mensaje cuando para mi sorpresa y sobresalto, Atlas se sentó frente a mí.


-          Esto es acoso – le dije


Hizo una seña para que le trajeran la cuenta.


-          No quiero saber cómo es que me localizaste, pero es espeluznante.

-          Tu madre me lo ha dicho.


Pagó y me tomó del brazo llamando la atención de los presentes con ese movimiento, me lo sacudí en un movimiento haciéndolo enojar aún más. No sabía que esperar pero mis 5 minutos de gloria donde pensé que podría escapar, habían pasado, al día siguiente idearía un plan mejor.


-          ¿Te disculparas al menos? –preguntó

-          Jamás. No me arrepiento, si me disculpo estaría aceptando que me arrepiento.

-          Excelente - estoy ansiando poner mi manos en ese trasero tuyo.

-          Aún no he iniciado mi programa con ustedes.

-          ¿Y?

-          No puedes castigarme, no aún.

-          ¿Eso crees? ¿Acaso confesarás ante Mario que intentaste escapar para que te defienda?. Elige, al llegar, asumiré la responsabilidad de la tardanza o bien les diré que elegiste escapar y tuve que ir a cazarte.

-          Está bien, dije pasados un par de minutos, pero nalgadas no por favor, mis glúteos estarán doloridos por lo de hoy.

-          ¿ Ahora estas interesada en negociar?

-          Si.

-          Pues si no son nalgadas entonces tendrás que invitarme nuevamente a cenar a tu casa con tus papás y permitirme mover mis pestañas para  conquistarlos.

-          ¡Ni hablar! Asumiré las consecuencias entonces.

-          ¡Excelente!.


Pisó el pedal del acelerador y mi corazón se puso a mil por hora, la velocidad a manos de una persona enfurecida no son buena combinación.


          Cuando llegamos a al consultorio de Mario, tenía un letrero de “ Ocupado” colocado en la puerta, por lo que me senté en el piso esperando a que saliera enfurecido.


          Paso más de media hora en lo que abrió la puerta, salió un chico, con un brazo enyesado de ahí.


-          Lamento haberlos hecho esperar, tuvimos un accidente y he debido atenderlo primero a él.

-          No te preocupes, respondí. Menuda suerte me acompañaba aquel día, debido al reciente suceso, él ni siquiera notó nuestro retraso….

-          Bien, terminemos esto pronto para irnos a comer, no sé ustedes, pero yo muero  de hambre – dijo él. ¿Necesitarás ayuda para mantenerte quieta?

-          No, exclamé casi al instante, definitivamente puedo encargarme sola de esto.


Hice acopio de toda mi fuerza de voluntad para no dar el espectáculo del día anterior pero definitivamente no pude evitar el gritar.


Cinco minutos después estábamos en camino.  Mario le pidió a Atlas un aventón,  - economicemos gasolina transportándonos en un solo coche. Agradecí eso pues evitaría una discusión con Atlas al menos en ese momento ya que ellos se concentraron hablando de asuntos propios de ellos.


 Llegamos al restaurant y Mario se disculpó por la tardanza. Los muchachos se manifestaron felices por que serían parte de mi graduación, estarás con nosotros para ese entonces.


-          Queremos que sepas que a Ramsés le hubiese gustado asistir también, se disculpa por no estar aquí y te envía esto, me estiró la Mano César entregándome una pequeña caja de joyería.


Su contenido me deslumbró, un brazalete recubierto de piedras blancas brillantes… Algo excesivo.


-          Wow! Hermoso.

-          Desea que lo uses ese día.

-          Lo haré ¿ Cuándo podré agradecérselo?

-          Pronto, dijeron, pronto.

-          Aprovecho el foro, sin embargo, para agradecerles por las cortesías que han tenido con migo, el vestido, el arreglo, Atlas ha sido un excelente organizador.

-          No tienes nada que agradecer, dijo Bruno, ahora que somos parte de tu vida, estamos entusiasmados en participar de ella lo más posible.

-          Sé que para esa fecha ya estaré viviendo en su casa…

-          Nuestra casa, corrigió Bruno.

-          Sonreí – Solo que me gustaría estar ese día en casa de mis papás, ellos al final de todo me dieron la educación que celebro, y a mi mamá sobre todo le encantan estas festividades.

-          Eso no es ningún problema, arreglaremos todo para que ese día estés ahí, nosotros nos encontraremos después.

-          Gracias – dije.

-          ¿Tienes todo listo para ir a hablar con tus papás? –Jason preguntó.

-          Sí, todo listo

-          Hemos podido observar que ahora Atlas y tú se llevan mejor – comentó Bruno.

-          Ha sido un excelente anfitrión y guardián, no tengo quejas aún.

-          Excelente, confiamos en el buen juicio de Ambos, adultos finalmente ¿Hablaron ya de reglas y aspectos importantes de nuestra asociación?

-          Si, respondió Atlas, le he comentado todos los aspectos necesarios e importantes, sin embargo sabemos que sobre la marcha siempre se aprende mejor.

-          Todos sonrieron.


Durante el resto de la comida se dedicaron a tratar temas entre ellos, mi celular sonó, pensé que mi mamá me estría enviando un mensaje, lo miré despreocupadamente.


* No pienses ni por un momento que he olvidado lo que pasó* (Atlas)


A Le miré fijamente, ni un gesto en su rostro. Tampoco me di cuenta cuando tomó su celular para enviar el mensaje, no tenía caso responder.

Al salir de ahí y para mi sorpresa, un amigo de la universidad paso por ahí y se detuvo a saludar, no sabía cómo presentarlos, así que simplemente le dije que eran mis tíos.


-          Escuché que renunciaste a tu trabajo.

-          Es correcto,

-          Que harás

-          Ya sabes un poco de esto un poco de  aquello. – Pero si no estás muy ocupado puedes darme un aventón a mi casa y te cuento los detalles.


Fue terriblemente gratificante ver el rostro de Altas al verme pronunciar aquellas palabras, sabía que le estaba evitando.


-          Excelente, vamos dijo.

-          Me despedí de todos ellos.


Realmente no tenía la intención de que aquel personaje me llevase a mi casa, pero lo que quería era alejarme lo más posible de Atlas. Le di respuestas vagas referente a lo que me dedicará los siguientes meses, o años pensé, y le pedí que me dejara en una librería en el centro, excusándome de que no recordaba que era el cumpleaños de mi papa y necesitaba comprar un regalo, lo cual era una total mentira, pero así me libraría de él también.


Revisé mi celular únicamente para asegurarme que no me estuviesen buscando en casa, ya que de no responder mis mensajes, mi mamá siempre piensa lo peor ( como cualquier mamá). Y ahí estaba un sencillo mensaje:


          * Huir de un castigo, únicamente dará paso a un castigo mayor, te veo en la cena*.


          Diablos, diablos, diablos. Al llegar a casa, Atlas estaba sentado conversando cómodamente en la cocina con mi papá al tiempo que mi mamá preparaba la cena. Fue una sorpresa total pero agradable el verle con el cabello recortado, ¡una nunca se imaginaría que alguien que ya de por sí es formidablemente guapo, pudiera lucir aún más atractivo! recordé, me apené y me regañé a mí misma mentalmente, el haberle solicitado que se cortara su cabellera, pero ahí estaba él luciendo más guapo que nunca,  deslumbrando y conquistando aún más a mis papás, sé que mi mamá aprecia que un muchacho luzca como tal y no como una niña ( de acuerdo a su definición para los hombres de cabello largo) y mi papá que quiere un hombre hecho y derecho para sus niñas.


-          Llegas tarde, me regañó mi mamá. Lávate las manos y acércate a la mesa, Atlas ha traído la cena y no quisimos que se enfriara, por lo que comenzamos sin ti.

-          Me encontré con un amigo y me detuve a platicar con él. – No era la verdad, pero al menos no era una mentira, dije al tiempo que lavaba mis manos en el fregadero de la cocina… Me senté a la mesa para disponerme a cenar.

-          Les comentaba a tus papás – dijo Atlas - que he venido el día de hoy a solicitar su permiso para pasar por ti mañana a las 5AM ya que no tienes que ir a la universidad, para darte un recorrido completo por nuestras instalaciones. La hora es debido a que me interesa que comiences a ver cómo es que se desarrollan las clases y ya que tu tendrás un horario similar, te dará tiempo de acostumbrarte y ellos están de acuerdo.

-          Son horas inadecuadas. – Dije entre dientes al tiempo  que le dirigía una recriminatoria.

-          Es por ello que he venido en persona a hablar con ellos, es importante mantener buena comunicación para no mellar la confianza, pues una vez que se pierde, se pierde todo, ¿estás de acuerdo?

-          Considero que es lo más adecuado hija, ya que esta será tu vida en adelante, vida que tu elegiste -  enfatizó mi papá.

-          Entonces me retiro a dormir, confirmé.

-          Te acompaño a la puerta, le indiqué sin darle tiempo a nada más..

-          Atlas se levantó y agradeció la cena, le dijo a mi papá que la siguiente vez intercambiaran autos, para que pudiese disfrutar de su deportivo.

-          Quedé pasmada.


Estaba enfurecida, realmente está lleno de sorpresas, le odio por estar siempre un paso adelante cada vez. Al llegar a la puerta la abrí para que saliera y una vez  que estuvo afuera, la cerré en sus narices. No estaba dispuesta a hacer más corajes, me venció sin duda en un terreno en el cual pensé que era la ganadora.


Subí a mi habitación dando grandes zancadas y la cerré tras de mí. Mi celular emitió un sonido anunciando la llegada de un mensaje:


* No tienen que gustarte mis métodos, soy tu guardián, mantenlo en tu mente, no volverás a escapar*


Pensé para mí y solo para mí: “ ¿Apostamos?”. Me entregué a los brazos de Morfeo. Creo que esa noche no tuve ningún sueño.


Estuve puntual a la hora que indicó, parada tras la puerta de entrada a la casa, a fin de que no hiciera ruido y despertara al resto de los habitantes de mi hogar. Abrí la puerta al escucharle estacionarse frente a mi casa.


Salí y sin esperar a que abriera la puerta del coche para mí, me introduje en él. El condujo en dirección contraria a  nuestro destino.


-          ¿A dónde me llevas?

-          ¿Ahora quieres hablar con migo? Vamos camino a que recibas tu justo y merecido castigo.


Esas palabras retumbaron en mi mente, respiré y acepté mi inevitable destino.


-          Necesitas comenzar a controlar tu temperamento, no es la mejor manera de comenzar el día. Debido a que necesito ponerme creativo para evitar que escapes de mi vista nuevamente, te llevaré a todas las clases que imparto, estiró su brazo y alcanzó una sudadera que estaba a mis pies, póntela, - indicó, no quiero que los chicos se enteren de tu presencia, aún.

-          ¿ Te avergüenzo?

-          No es por mí, créelo.


Llegamos  a la “bodega” donde toda mi historia comenzó, me condujo al final de la misma, me indico que me sentara  recargada en una pared.


-          Has demostrado mucha creatividad e iniciativa para escapar de mí, dijo, ya que te gustan los juegos y las esposas, te mostraré que no es divertido usar unas – Colocó una esposa a una de mis muñecas y la otra la colocó en una argolla a la pared. También me colocó la capucha de la sudadera.


Entraron tres muchachos, sin camisa, uno de ellos traía unas minúsculas lickras, otro un pantalón holgado, uno más un short tipo básquetbol, los tres eran iguales, solo el color de su cabello variaba.


-          Caballeros, saludó Atlas, adelantándose al escucharlos y dejándome atrás entre las sombras.

-          ¿Qué diablos? Exclamó uno de ellos, ¡¡¡Tu cabello!!!, ¿quién  atentó en contra de tu identidad de esa manera?

-          Déjalo “XXXX”, fue decisión mía solamente

-          El que tenía el cabello negro gritó con las manos al viento, ¡ Primero nos cambian nuestro estilo de vida por la llegada de una mujer! Ahora el cabello de Atlas, no es posible, ¿quién pidió tal barbarie?, ¿Fueron ellos?

-          Atlas lo derribó  de un golpe tomándolo por el cuello.


Los otros dos simplemente miraron la escena un poco asombrados.


-          Dije que lo dejaran así.

-          Calma hermano, no pensamos que alguien lograra cortarte tu cabellera, te negaste a hacerlo incluso en las situaciones donde era necesario. Permaneceremos sin más comentarios ante tu decisión.

-          Bien, dijo al tiempo que se ponía de pie.

-          Llegaste muy temprano, dijo el chico que había derribado.

-          El día de hoy entrenaremos muy duro, debido a mis recientes actividades mañana no estaré aquí

-          ¿Cómo te va siendo niñero?

-          No quiero hablar al respecto

-          Hay una chica que te busca desde tu fiesta de cumpleaños, quiere verte, hago los arreglos necesarios – Preguntó el rubio, son del tipo que te gustan , le dijo al tiempo que le guiñaba un ojo en clara señal de complicidad.

-          Haciendo una negativa con la cabeza, le respondió que no estaba interesado.

-          Puedo quedármela, ¿pregunto? – Atlas no respondió, supongo que mi presencia ahí influenciaba sus respuestas.


Comenzaron a llegar más integrantes, todos maldiciendo, y lanzándose golpes entre sí.

-          Tendremos nuevas reglas a partir del lunes, también llegará carne fresca , habló Atlas en su modo “instructor”, atiendan las reglas o asuman las consecuencias.


Se escuchó un gran alboroto y  abucheos. Alguien gritó que  ansiaba mi llegada, con alguna otra intención.


-          Atlas río por lo alto, ¿Alguien quiere enfrentarse a los 5?, ¡adelante!, ella cuenta con su total protección, permíteme alentarte a que le toques un pelo siquiera, nunca he sido testigo de cómo es que ellos destrozan a sus oponentes, será un espectáculo digno de observar.


Hubo silencio total.


-          Comencemos - indicó.


Hicieron, lagartijas, sentadillas, corrieron, escalaron, treparon cuerdas, levantaron pesadas llantas de camiones… me dejaron impresionada, escupían, maldecían y se rascaban partes privadas, solo testosterona se exudaba de aquel lugar.


Peleaban entre ellos de vez en  vez, nada de luchitas como en una escuela regular, se daban con todo al punto alarmante, pero pude ver que era algo “normal” para ellos


Al final de la “ clase” cuando nadie podía más. Atlas gritó lo siguiente:


“Clase ¿cuantos de ustedes se atreverán a retarme el día de hoy’” conocen el premio en caso de resultar vencedores.


Más de uno se incorporó,  quizás solo 10 de aproximadamente 40 que eran se quedó en el suelo, descansando, lo rodearon y comenzaron a atacarle, definitivamente se vio en serios problemas después de haber derribado e inmovilizado a la mitad de ellos, entre varios lo sometieron y llegaron al punto de tenerlo tendido en el piso. Solo qué hábilmente y sin que pudiera percatarme de cómo lo realizó, fue derribando de uno en uno sin que pudiesen incorporarse nuevamente.


Se limpió la boca, escupió en clara muestra de superioridad y dio por terminada la clase.


-          Mañana tienen mis horas libres, disfrútenlas. A partir del lunes las reglas cambiarán como ya todos saben y tal y como les fue anunciado por Eileen, adaptación será la clave, y parte de sus evaluaciones. Les notifico que he sido elegido como el guardián de BB, se los dejaré más simple: Ella es mía, anunció.


Se despidió con un movimiento y se acercó a mí. Me quitó las esposas, tomándome de la mano para que me incorporara, hizo hacía atrás la capucha, me tomó de la mano y salimos de ahí, dejando atrás a los presentes quienes se quedaron sin palabras al verme pasar entre ellos, yo, la persona por quien tendrían que cambiar las reglas y su modus vivendi.


-          Desayunemos, el comedor está abierto, me indicó.


Aun me sentía un poco aturdida por tanta información que tenía por procesar.


-          Wow, tengo tantas preguntas.

-          Me sorprendería que no las tuvieras.

-          La más importante: ¿Cuándo es tu cumpleaños?

-          ¿Eso es lo que te interesa?

-          Claro!!!! Hay que celebrar! Aunque sea un poco atrasado, o quizás quieras celebrar con la chica que te anda buscando…. Puedes pedir lo que sea, es tu cumpleaños después de todo.

-          Yo nací en noviembre, pero celebro mi cumpleaños el día en que fui rescatado por ellos… por tus tutores, este año fue precisamente el día en que nos conocimos, el día que decidiste escapar de mi la primera vez.

-          ¡No te creo!

-          No tengo por qué mentirte, y si  hablabas en serio hace unos momentos, se lo que quiero pedirte.

-          Adelante, eres el chico del cumpleaños.

-          Duerme con migo, despierta con migo y pasa un día a mi lado, eso es lo que deseo, 24 horas de ti.

-          Entrecerré los ojos – Hecho, respondí sin ninguna duda.

-          Ahora tú me estas bromeando- exclamó.

-          No tengo por qué mentirte – respondí con el mismo tono.

-          ¿Cuándo me darás mi regalo de cumpleaños?

-          Eres un excelente organizador, tu decide. – Sabía que lo estaba sacando de su zona de confort, no lo esperaba, y yo realmente deseaba tenerle solo para mí, me decidí a jugar con fuego. Por cierto que los chicos que llegaron al inicio te llamaron “Hermano” es solo un término o realmente lo son.

-          Son lo más parecido a un hermano, El Rubio, El moreno y el Pelirrojo, indicó.

-          ¿ Realmente cuál fue la causa de tu corte de cabello? Ellos argumentaron…

-          Tú lo solicitaste

-          Entiendo que era algo muy preciado para ti.

-          Lo era, ahora tengo algo más preciado.

-          No me atrevía  preguntar qué era eso, le temía a la respuesta. - ¿Cuál es el premio en caso de que alguien te derrote? En algunos días yo seré tu alumna,  y quizás no lo haga de inmediato, pero te derrotaré, quiero conocer el premio

-          Mi agenda – Respondió. Tiene los nombres y los teléfonos de las mujeres con las que he salido, y por alguna razón ellos las consideran algo inalcanzable.

-          ¿Y si yo gano? Podré elegir entre cualquiera de tus conocidos, hoy vi un desfile muy interesante de prospectos a quien podría besar sin ninguna queja. –dije con una gran sonrisa en la boca, buscando hacerlo enojar a sabiendas de que es celoso y posesivo de acuerdo a sus propias palabras

-          Decidiremos cuando ese momento llegue-  dijo -  no te garantizo en qué condiciones llegará a la cita, pero pide y se te concederá.

-          Ahora tengo un motivante.

-          Sonrió.

-          ¿Por qué me trajiste a observar todo eso?

-          Fue mi manera de darte una  pequeña dosis de realidad – acompañaba sus palabras con un movimiento de manos, donde el índice y el pulgar dejaban solo un diminuto espacio entre ellos - no viene nada sencillo para ti, estamos para protegerte, pero no te compliques aún más la vida.

-          Me invitó a pasar al Bufette que tenían para nosotros. Primero tomé café, una gran taza y me fui a sentar.

-          Debes tomar algo más sustancioso.

-          Atlas, no soy una persona que le gusten las mañanas, pero si no me tomo pronto mi taza de café comenzaré a parecerme a una mezcla de Godzila con un T-Rex.


Desaprobó mi selección de desayuno, y se puso de pie para traer algo más de comida a la mesa, de repente y de improviso tenía sentados a los “hermanos” de Atlas uno a cada lado y uno frente a mí, levanté la vista únicamente y continué sosteniendo entre mis manos mi gran taza de café.


-          Hola – Dijo el Rubio, con una enorme sonrisa.

-          Hola – Dijo el moreno empujándome un poco con su hombro.

-          Hola – Dijo el pelirrojo  quien estaba frente a mí.


Respondí a su saludo.


-          Teníamos que ver de cerca a la nueva posesión de Atlas. – Hablo el Rubio, nada parecido a sus conquistas anteriores.

-          Levanté una ceja y en el mejor tono sarcástico respondí – ¿Hugo, Paco y Luis, no se pudieron quedar con la duda?

-          Nada original, dijo el Pelirrojo en tono aburrido – acaso crees que no hemos escuchado eso antes.

-          Apuesto que sí – respondí. Pero nunca antes de alguien que vino a cambiarles sus reglas ¿cierto?. Logré que quedaran callados algunos momentos al menos. Atlas se reunió con nosotros trayendo consigo sustanciales platos de comida.

-          Retírense a su mesa – ordenó Atlas.

-          Hermano, queremos tener información de primera mano referente a tu nueva posesión – Comentó el Pelirrojo.

-          Alcé mi cara notoriamente encendida, dicen que en el momento en el que te enojas, has perdido la batalla,  quería gritarles en la cara:; - “ ¡ La única dueña de mí, soy yo!. Nadie más.” Pero en lugar de eso, invoqué a la poca prudencia en mí y guardé silencio. Él lo ha dicho, confirmé y me forcé a sonreír.

-          Inusual en ti hermano, declaró el moreno, inusual chica, inusual actitud. Se levantaron sin más y se largaron de ahí.

-          Apenas se alejaron de la mesa, le escupí en la cara las siguientes palabras : únicamente falta que orines sobre mí para terminar de marcar tu territorio , no me gusta, quiero o deseo y ciertamente tampoco lo he solicitado que andes diciendo que soy tuya, ¡NO LO SOY!.

-          Termina tu desayuno que iremos con Mario enseguida, y pasaremos a visitar el resto de tus clases.

-          ¿Y si me niego a ir?

-          Puedo cargarte y llevarte a tu destino. Sería todo un espectáculo y reforzaría mis palabras de hace unos momentos : Eres Mía. Así que por favor, te suplico lo hagas.

-          Lo medité unos momentos, ¿Qué dirán los muchachos de eso?.

-          Sin duda lo aplaudirán, encontrarás que somos muy parecidos, como lo he mencionado anteriormente.


Terminamos de desayunar, no sin antes haber tomado un postre, debo reconocer que esperaba  una barra de alimentos para “conejo”,  sin embargo me sorprendí al ver la gran variedad de ingredientes que ahí se exhibían. Me resigné finalmente y le pedí ponernos en marcha. Caminamos por aquel lugar.


-          Dado que es extremadamente temprano ¿ Crees que Mario esté disponible?

-          Mientras desayunábamos, le envié un mensaje, espera por nosotros.

-          Esta vez, no te quiero presente, le golpee un brazo, existen algunos temas que quiero tratar en privado,

-          No digas más, nunca ha sido mi intención invadir tu privacidad, esperaré por ti afuera.

-          Gracias, dije -  ¿ Aun planeas castigarme?

-          Apuesta a que lo haré.

-          No es suficiente castigo ya el haber estado esposada, y haber sido llamada “tuya” frente a todos esos chicos?

-          No – respondió secamente, pero ya no estoy tan enojado, así que ya pensaré en algo.


Atlas le confirmó a  Mario que esperaría afuera, cerró la puerta tras de él y nos quedamos ahí. Tomé asiento frente a su escritorio


-          ¿Tienes algo que decirme en privado?

-          No realmente, solo que me comienza poner los pelos de punta que Atlas ande pegado a mí a todos lados.


Él Carcajeo, realmente el procedimiento no tomó mucho tiempo, pero me tomó 5 minutos el recuperarme de esa tensión a la fui sometida.


-          El día de hoy conocerás tus salones de clase y algunas de las clases que impartimos, dijo. Oficialmente “Bienvenida”.

-          Mario – ¿Es cierto que las reglas cambiarán con mi llegada?

-          No solo las reglas, si no también nuestra forma de vida, estamos comprendiendo el hecho de que hombre y mujeres tienen necesidades distintas, eso es nuevo para nosotros, algunos lo tomaremos naturalmente, algunos otros nos costará pero no es algo opcional.

-          ¿Alguien puede hacerme daño por eso?

-          Nadie , pueden ser chicos pesados, pero jamás te atacarán. Antes de que siquiera lo intentasen, nosotros estaríamos ahí. ¿Por qué ese repentino miedo?

-          Atlas me invitó a su clase esta mañana y escuche algunos comentarios de inconformidad.

-          ¿ Te sentirías mejor si  tomara alguna acción?

-          No, y nunca fue mi intención solo quiero entender la magnitud de todo.

-          Odiaría que te sintieras insegura, por favor acude a nosotros ante la más mínima inquietud.


Asentí y me puse en pie, me despedí dirigiéndome hasta la puerta, él estaba ahí con los brazos cruzados, los ojos cerrados y la cabeza recargada en la cabeza, quizás esta dormido, quizás no, luce perfecto, perfecto para robarle un beso en esa posición tan vulnerable, todo en él lucía relajado, sencillo y simple, me apresuré a sacar mi teléfono, inmortalizaría aquel momento tomando una rápida foto, mientras enfocaba un pensamiento y solo un pensamiento rondó por mi mente con varios resultados.

Escenario 1:  Acercarme a robarle un beso, un suave roce con los suyos, apenas perceptible, entonces colocarme a su lado y esperar a que despertase.

Escenario 2: Por el contrario si estaba despierto quizás se molestaría y me lanzaría por los aires.

Escenario 3: Aunque por otro lado estaba el hecho de que me pudiese responder el beso, esa idea claro fue la que a mi mente le resultó simplemente deliciosa.


… Y al final de todo, pude darme cuenta de una sola cosa, aún soy demasiado lenta, mientras los diferentes escenarios y resultados rondaban mi mente y al tiempo que inmortalizaba el momento en mi celular, escuche una voz que decía : “ ¿Has tomado suficientes fotos?”. Vi a través de la pantalla de mi celular, como se acercaba  hacia mí, siendo yo incapaz de realizar ningún movimiento, se colocó detrás mío verificando el ángulo de la foto. – Vamos, susurró a mi oído, aun tienes un castigo que atender. Vaya forma de terminar con mis pensamientos, me tomó por la cintura y me condujo por los pasillos de aquel lugar, no me iba a mostrar débil.


-          ¿Contemplaste siquiera mi petición? Mi trasero esta dolorido, dije.

-          Debiste pensarlo mejor antes de desobedecer, hoy tendrás una dosis extra de realidad.


Entramos a un cuarto simple, paredes blancas y una mesita en medio.


-          Este es el lugar donde los castigos “públicos” son ejecutados.


Se  colocó al frente mío mirándome directamente a los ojos con esa mirada suya penetrante como la profundidad infinita en el océano, imagina –dijo, que este cuarto está lleno de personas, y yo tengo que hacer esto, me despojó de mi sudadera, y también quitaré esto, dando un jaloncito mi blusa a la altura del hombro, como si hubiese quitado una basurita, quedarás expuesta ante varias docenas de personas, quizás también tendré que quitarte esto, jaló un poco mis pantalones hacia abajo, dependiendo de la gravedad del castigo, tendré que hacer esto: Me tomó del cuello de una manera suave, aunque creo que solo es para fines didácticos, me inclinó hacia la mesa hasta que quedé mitad recostada con mis tocando el piso, tendré que azotarte fuertemente y si gritas o pides que me detenga, solo conseguirás incrementar el castigo, después tendrás que ponerte en pie y salir por tu propio pie mientras todos observan. Ahora dime, ¿Es suficiente dosis de realidad o tendré que conseguir público y azotarte para hacer el sentimiento más real?. Intenté en vano levantarme, el me mantenía pegada a la mesa, sosteniendo mi cuello.


-          Es suficiente afirmé.

-          Yo creo que aún  no es suficiente.

-          Colocó unos grilletes en mis muñecas, estirándolas y atándolas hacia el lado contrario de la mesa ¿ Qué haces?

-          Creando conciencia en ti, aunque quizás no servirá de nada – paso su mano por el costado de su cabeza, quizás por simple acto de costumbre.

-          Se colocó detrás de mí tomando mi cintura entre sus manos, al tiempo que se inclinaba hasta alcanzar mi oído, comencé a ponerme nerviosa…

-          Deberé a este punto, colocarte una mordaza para que no grites, afirmó.

-          Atlas, dije… la voz se me entrecortaba al no saber lo que vendría.

-          Me dio un pequeño mordisco en la oreja, Por favor no me hagas hacer esto en público, rogó en un susurró, compórtate y deja estos momentos solo para nosotros dos.


Escuché como se alejaba de ahí, me relajé y comencé a respirar normalmente, retiró los grilletes y me ayudó a incorporarme. En un acto impulsivo le abracé, solo buscaba confort. El me permitió quedarme entre sus brazos el tiempo que lo necesité, acariciaba mis brazos pausadamente.


-          No es una sensación agradable.

-          Lo sé, patea traseros, necesitaba que lo entendieras.

-          “ Una pequeña dosis de realidad” parafrasee.


Por unas cuantas horas más asistimos a las diversas clases que los muchachos impartían, logré ver en algunos casos manifestaciones de energía que me dejaron embelesada… Estaba ansiando comenzar mi entrenamiento.


Detrás de nosotros y sin que pudiera percatarme de su presencia, se encontraba “Ella”. Se aclaró la garganta para llamar nuestra atención y agradecí que en ese momento solo estuviésemos siendo espectadores sin ninguna situación “incómoda”.


-          Casi no te reconozco con el cabello corto Atlas, me pregunto cuál fue la causa de ese repentino cambio en ti. Veo que decidiste venir a dar un recorrido a nuestras instalaciones – dijo al momento que se dirigía a mí.

-          Eileen, - le saludó Atlas-  haciendo una leve inclinación con la cabeza, BB necesita comenzar a acostumbrarse.

-          Sin decir nada más se dio la vuelta e indico “ Te veo en mi oficina en 20 minutos”. Y continuó su camino.

-          ¿Debo preocuparme? – pregunté.

-          Es inusual, dijo, debo avisar a los muchachos, me tomó del brazo y comenzamos a caminar, al tiempo que tomaba su teléfono y hacia una llamada, explicando lo que sucedía.

-          Llegamos a su oficina al cabo de unos 15 minutos, caminando a prisa.

-          No la contradigas, piensa tus respuestas 10 veces antes de comenzar a hablar, recomendó.


Al llegar a su oficina, estaban los muchachos en la puerta. Mario dio unos leves toques a la puerta, y desde adentro se escuchó una pequeña vos indicando que entrásemos.


-          Solo ella, indicó.

-          Sería prudente… - comenzó a hablar Mario, siendo interrumpido por ella al tiempo que golpeaba con su escritorio ambas manos y se colocaba de pie.

-          Sería prudente que acataran mis instrucciones para variar, no es necesario que les recuerde las condiciones bajo las cuales la descendencia prohibida de Ramsés está aquí, no veo la necesidad de que todos ustedes estén aquí.


Eso bastaría para asustar a cualquiera, les miré a todos y pude ver como apretaban sus quijadas fuertemente.  Me adelanté unos pasos, al tiempo que les sonreía.


-          Yo puedo con esto, susurré.


Sentí como cerraron la puerta lentamente tras de mí, ella se acercó a escudriñarme de cerca.


-          No veo nada especial en ti, eres una persona promedio, afirmó.


Recordé las palabras de Atlas, reprime tus deseos de responderle, ella buscará provocarte, recuerda que estas aquí en contra de sus deseos, se siente amenazada con tu presencia.


-          Quisiera decir que eres bienvenida, pero no lo eres. Tu papá sí que hizo una gran labor desobedeciendo nuestras reglas. Estoy apostando por que no durarás ni una semana aquí, pero te ofrezco una retirada más digna, regresa con los muchachos y diles que cambiaste de opinión, que quieres continuar con tu vida normal, aburrida, simple… A cambio te daré lo que desees, sin límites… pídelo y considéralo hecho.

-          Wow, dije en la mejor voz de asombro – agradecimiento que pude, ¿Lo que yo pida? ¿Quizás que me des el trabajo de mis sueños, que nos cambies de ciudad a mi familia y a mí y que nos garantices nuestro futuro?

-          Lo que desees

-          ¿Puedo incluir el “esposo de mis sueños” en la lista?

-          Claro.

-          Wow – exclamé, sí que debes estar desesperada por deshacerte de mí. Ahora solo has incrementado mi curiosidad e interés por permanecer aquí.


Debí haberla hecho enfadar, pues quizás sin pensarlo me golpeó fuertemente en el rostro, con el dorso de su mano. Realmente cuando te enojas pierdes la batalla me recordé. Mis ojos lagrimearon y mi primer instinto fue el de defenderme, pero lo reprimí.


-          Sabes  que aún no inicio mi programa, ¿cierto? Técnicamente acabas de atacar a un civil. ¿ Que pensaran ellos de todo esto?. Con ésta acción tuya, solo lograste ponerlos en tu contra,  -dije refiriéndome a los muchachos.


Salí de ahí con los ojos llenos de lágrimas y la cara roja por tremendo golpe, dando un portazo tras de mí. El primer instinto de ellos fue pasar esa puerta.


-          No lo hagan dije, Atlas me recomendó quedarme callada pero no lo hice, únicamente fue un pequeño desacuerdo, me ayudaría mucho que pudiesen  desaparecer esto dije señalando esa área en mi rostro que ahora punzaba, antes de regresar a casa.

-          ¿Acerca de que discutieron exigió saber Bruno?

-          Eso quedará solamente entre ella y yo, quizás el día en que mi entrenamiento esté completo, también ustedes lo sabrán. Moléstense con ella después, por ahora entréneme que tengo un nuevo incentivo, dije al tiempo que daba grandes zancadas y dejaba atrás aquel lugar.


Nos subimos en los diferentes autos y nos fuimos a su casa.


-          Sabíamos que iba a ser difícil, anticipamos batallas entre ustedes, pero no anticipamos golpes en su primera reunión.

-          ¿Qué pudo haber desatado esto? – se preguntó César.

-          Lo dejaré entre nosotras, y lo guardaré como motivante para los días que quiera desistir, no lo tomen por favor como que estoy mintiendo y ocultando información.

-          Queremos respetar tu decisión, pero te ha atacado, creemos que sin razón.

-          Yo argumenté que era sin que yo formalmente hubiese entrado a su programa, reí un poco y luego me arrepentí pues me dolía el área golpeada.

-          Golpea muy fuerte, dije, sin ánimos de ofender pero me duele aún más que cuando Atlas me golpeó.

-          Mario de inmediato procedió a curar el golpe, emitiendo una luz azul intenso de sus manos. Sentí un leve cosquilleo en el área afectada.


Todos estaban muy serios, molestos quizá.


-          No ha sucedido nada que no hubiesen anticipado – dije en el afán de romper el hielo. Mañana será otro día.  Si están de acuerdo, continuemos con nuestro día, como dije, ayúdenme a mejorar, a lograr el máximo de mis capacidades que con eso ella y yo estaremos saldando cuentas, ella y yo comenzamos una guerra, permítanme librar mis batallas, ella me odia, lo sé y lo siento, veamos en que termina todo esto.


Se miraron entre ellos y un alfiler se hubiese escuchado de haber caído en aquella habitación.


-          Bien, concreto Bruno, por ésta ocasión lo haremos como indicas, eres muy valiente si hemos de reconocer.

-          Por favor no la hagas enfadar más, ella es más fuerte que todos nosotros y muy temperamental.

-          Ahora lo sé, asentí, pero ahora ella ha perdido mi respeto, aunque eso signifique que me la pasaré siendo golpeada y castigada por ella el resto de mi estadía aquí. ¡Esto es guerra! – exclamé.

-          Veo tanto de Ramsés en ti, confirmó Jason, cuento con que seas más inteligente.

-          Si no soy más inteligente, seré más creativa.


Al menos todos rieron. Me puse de pie solicitándole a mi “chofer” que me llevase lejos de ahí. Él se puse de pie y salimos de ahí.


Manejó por algunos momentos antes de realizar cualquier comentario.


-          No pudiste guardar silencio cierto, eres tan egoísta.

-          ¿Egoísta?. No sé si lo notaste, pero la golpeada resulté ser yo, sin contar los insultos y comentarios de los que fui objeto.

-          Ahora todos estaremos bajo su escrutinio.

-          Quizás, quien está siendo egoísta eres tú – dije -  pues solo te importa el impacto que causé en tu vida, lo entiendo, yo soy la nueva y vine a cambiarte tu modo de vida.

-          No quiero que vivas el infierno que viví yo, un infierno que yo mismo construí.

-          Te tengo una noticia, dije gritando, yo asumo las consecuencias de mis acciones, no tienes por qué cargar con mis culpas, lamento nuevamente que te hayan elegido como mi guardián y no puedo hacer nada para cambiar el hecho, si te afecté, lo lamento, si estas de su lado, adelante, toma las acciones que debas tomar, no te detendré como hasta ahora no lo he hecho.

-          Rebelde hasta los huesos, gritó. Tu sola te aventaste de cabeza a un precipicio.


Me defino a mí misma como alguien que no huye de sus problemas, pero sí de las discusiones, odio discutir, odio gritar se dicen muchas cosas al calor del momento, cosas hirientes, cosas que tienen un gran impacto en la otra persona dejándola herida permanentemente y viceversa.


-          Necesito bajar del auto, en estos momentos mi presencia te molesta y no permaneceré más aquí junto a ti, soportando que descargues tus frustraciones con migo.

-          Sabes que no lo permitiré.

-          No fue una petición Atlas. Me quité el cinturón de seguridad, y con la mano quité el seguro de la puerta también.

-          Se detuvo a un lado de la carretera, en medio de la nada, adelante – dijo - si quieres bajarte, ahora es el momento, pero así como te bajes de carro, iré por ti, te daré una buena tunda  y te subiré de nuevo al coche.

-          Los golpes no son la solución ¿ sabes?.

-          Bien, entonces te besaré – amenazó. Su postura y sus ojos me decían que no estaba mintiendo, y en contra de cualquier pronóstico, abrí la puerta y me bajé del coche en franca rebeldía. Me di el lujo de mantener la puerta abierta y mirarle mientras estaba yo de pie, cerrando ésta de un portazo. Vi como sus ojos se encendieron y mientras caminé unos pasos él no hizo nada, sonreí para mí misma en tono triunfal.


De la nada y a una velocidad que no esperé se colocó frente a mí, en ningún momento escuche cuando se bajó del coche y ciertamente no sentí cuando se acercó a mí, me detuve en seco cuando esto sucedió, sonreía de una manera en la que no lo había visto sonreír con anterioridad de una forma malévola pero al mismo tiempo atractiva, tenía las manos en la cintura y la cabeza un poco inclinada, su vista estaba en el suelo, su  visión de mí era solo periférica.


-          No me has decepcionado ni un solo segundo – se apresuró a decir, debería sentirme orgulloso de ti.


En un giro sorprendente de circunstancias, me colocó en un solo movimiento en su hombro, para cuando fui consciente de lo que sucedía él ya se encontraba caminando hacia el coche.


Grité con todas mis fuerzas, grito que acalló con un beso, tenía los pies en el suelo, nuestras bocas se encontraba unidas en un salvaje beso liderado por él, una de sus manos acercaba mi cuerpo desde mi espalda hacia él. Su otra mano sostenía mi cabeza, acercando mi rostro aún más hacia él como si quisiera que nos fusionásemos ahí mismo. ¿Intentar liberarme de la prisión de brazos? No será posible para mí al menos no ahora, por otro lado estaba el hecho de que yo realmente no quería separarme, quería continuar con aquella batalla, sí, quería fusionarme con él, besos prohibidos, besos de tentación, besos que me dejan desarmada a su merced, besos que deseo y de los cuales él solo toma ventaja, besos con los que me desarma, besos que matan. Me entregué completamente a esa deliciosa violencia, a esa agresión prometida, como pude le respondí aquel beso, él quería aún más, su lengua invadió mi boca explorándola y dejando su sabor dentro de mí, ese pensamiento resultó embriagadoramente maravilloso “Eres Mía”, sus palabras llegaron mi mente, Diablos – pensé, realmente lo soy, pero tú nunca serás mío, me exclamé y en ese momento comencé a forcejear para que me soltara, poco podía hacer al verme envuelta con aquella determinación, finalmente detuve mi respuesta ante aquel acto invasivo, él se detuvo al tiempo que no sintió más mi respuesta. Se detuvo un instante a mirarme con aquellos ojos aun llenos de fuego y llenos de deseo. Solo quedaba confusión.

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