Como ya debes saber, no soy tu papá sanguíneo, pero eres como una hija para mí, toda la vida te he tratado como tal y no he hecho distinciones. Ahora que partes de nuestro lado, quiero asegurarme que nada quede pendiente entre nosotros.
-
Tu siempre serás mi papá, “Un papá no es
el que engendra, si no el que cría” y te amo aún más, pues no tenías ninguna
obligación para conmigo, sin embargo, tal como lo has mencionado, nunca me
diste un trato distinto al resto de tus hijos, yo soy y siempre seré tu hija,
no tengo nada que reclamar ¡¡por el contrario!! Estaré siempre agradecida por
haberme amado tanto en esta vida que posiblemente jamás podré compensártelo.
-
Hija éste siempre será tu hogar, si las
cosas no resultan en aquella vida, de la cual si me permites decir no estoy
completamente de acuerdo en que te vayas, siempre puedes regresar aquí. El por
qué eliges tomar ese camino, es tu decisión y como siempre las respetaré y te
respaldaré, esa vida forma parte de un pasado que prometí jamás cuestionaría a
tu Madre, y entiendo que sientas curiosidad, ve, experimenta, disfruta sobre
todo y si en algún momento decides que no es lo tuyo, regresa, te esperaremos
con el mismo amor de siempre.
Una pequeñas gotas de
lágrimas se derramaron sobre mis mejillas, ese don de la palabra que mi papá
poseía, era inigualable ( al menos para mí) lo amé aún más y de todo corazón le
agradecí por la libertad que siempre me dio para poder descubrir por mí misma
si las decisiones que tomé eran lo mejor para mi vida, o no y sobre todo
siempre me enseñó a aceptar las consecuencias de mis errores permaneciendo a mi
lado, listo para sostenerme en caso de que no pudiese levantarme o pensara en
desfallecer.
-
Le abracé por unos breves instantes, y me retiré a dormir.
Al siguiente día renuncié
a mi trabajo, atendí a pies juntillas la instrucción de los muchachos y Atlas, “Renuncia
y no regreses más”, para mi sorpresa mi jefe lo tomó con mucha sabiduría y
supongo que como yo era aún estudi-hambre, sería fácilmente reemplazable,
únicamente me pidió entregar todo mi trabajo, el cual debía entregarle a Erick.
-
BB, necesito disculparme por lo que pasó
ayer…
-
No es necesario, le extendí las manos con
la pila de los documentos que debía tener tras mi renuncia, pendientes y cosas
relacionadas con el trabajo.
-
BB…
-
Erick, por favor, concéntrate tú y yo,
solamente estamos relacionados por el trabajo, y prometo que no volverás a
tenerme en tu vida nunca más.
-
¿A dónde irás? ¿Por qué la renuncia
repentina?
-
Motivos personales.
-
Es muy sospechoso.
-
¡ Basta ¡ - le grité. Enfócate. Me
perdiste, punto.
Probablemente fue
innecesario mi comentario, fuera de lugar y quizás sin bases, rayando en el
punto de sentirme importante, el límite de mi paciencia había sido alcanzado,
necesitaba concentrarme en cosas más importantes en mi vida. Así se cerró aquel
tema, después de eso solo conversamos cosas del trabajo y mi jornada laborar en
aquel lugar terminó.
Estaba agotada
mentalmente, quizás Atlas lo detectó al momento de pasar por mí, pues no hizo
ningún comentario sino que simplemente, manejó su coche esperando a que yo iniciara
la plática de aquella tarde – noche.
-
¿Puedes llevarme por un helado?, nada
sofisticado, simplemente algo que pueda disfrutar mientras camino un poco.
Condujo su coche unos
momentos más y me llevó a una pequeña nevería en una colonia muy antigua donde aún
fabrican artesanalmente las nieves.
-
Elige el sabor, personalmente te
recomiendo ésa, señaló la que tenía un tenue color rosado, y en los
ingredientes se podía leer, ( nuez, cereza, almendra, pasas, fresa, yogurt).
Acepté su recomendación y ese fue el sabor que elegí.
-
Éstos son los pequeños gustos que me
agradan Atlas, nada ostentoso, delicioso y que contribuyan al comercio local,
caminamos un poco y para cuando terminé mi nieve, di un profundo respiro, al
tiempo que sacudí la cabeza. – Bien ¿mañana a qué hora iremos con Mario?
-
Me miró y exclamó ¡ Bienvenida de vuelta!,
tuviste un día difícil y decidí darte tu espacio.
-
Sonreí – Eres bastante receptivo.
-
Mañana comenzaremos tu chequeo temprano
así tendremos la tarde libre.
-
No puedo estar más de acuerdo, quiero
hacer limpieza genera en mi habitación.
Por
unos momentos guardó un incómodo silencio,
-
¿Tenías otros planes cierto?
-
Si,
-
Bueno si me dices que tenemos algo más que
hacer, puedo reacomodar mi agenda. Es mi última semana en casa, Atlas, y aun
cuando yo elegí este camino, quiero asegurarme de varias cosas, y hacer mi
maleta.
-
Te daré este espacio Patea traseros…
Minutos después de que
me dejara en mi casa, sonó el aviso de un mensaje en mi celular, por supuesto
era él ( nadie fuera de mi mamá me escribía ):
*Olvidaste algo…*
–escribió.
*No, lo olvidé,
intencionalmente no lo he mencionado esperando que tu derrota fuera aún más devastadora
– le respondí – pero veo que tienes todos los puntos cubiertos.*
*Estas son mis
propuestas*
-
Opción 1: Masaje en los pies, piernas, o
donde decidas.
-
Opción 2: Desayuno en la cama con un beso
de Buenos días
-
Opción 3: un “Vale” para que lo canjees
por lo que desees.
Tentadoras
cada una de sus ofertas, pero yo ya tenía decidida la moneda de pago.
*Atlas, juro que anotaré todas tus
creativas ideas para utilizarlas más adelante, ya que nos auguró más de una
apuesta en nuestro haber. Solo que he encontrado, el castigo perfecto para ti.
¿ Recuerdas aquel sobre con el dinero?*
*Si…*
*Ya que de cualquier manera recibiré éste
dinero de vuelta, aprovecharé esta
oportunidad para quitarte ese peso de encima, tu y yo gastaremos éste dinero en
donde yo decida y como yo decida, básicamente será en comidas callejeras y yo
pagaré.*
*Eso nunca sucederá, Patea Traseros *
*Pensé ustedes cumplían sus promesas, pero
quizás es solo que las cumplan a conveniencia…*
No hubo mensaje de respuesta, pero si una
llamada, la cual no me sorprendió en lo absoluto, si no que más bien me invitó a
tomar una respiración profunda y prepararme para aquella discusión – negociación.
-
Estas pidiéndome que vaya en contra de
todos mis principios – Su tono resultó suplicante y al mismo tiempo reflejaba
cierta molesta.
-
Quizá es solo que éstas presentando
resistencia a un cambio – respondí - y eso es un gran problema, además si me
permites parafrasearte: " Es un castigo no tiene por qué gustarte y yo lo
disfrutaré", pero verás yo soy una buena, muy buena persona ( hice especial
énfasis en el “MUUUUUUUY”) y esto terminará tan pronto como el dinero se
termine, le ofrecí una gran sonrisa.
-
Comenzó a aplaudir, debo reconocerlo eres
una Rebelde en toda la extensión de la palabra, encontraste el castigo
perfecto, el cual además disfrutas, debo señalar.
Al siguiente día, realicé el más exhaustivo y completo
examen físico al que me hubiesen sometido hasta ese entonces. Solo quería
dormir después de ello.
-
En general tu estado de salud es bueno –
dijo Mario - Solo tenemos que ponerte una dosis de vitaminas mensual. Recuerda
las fechas y no faltes a tus citas.
Me
pidió acomodarme en la camilla en lo que el preparaba la inyección.
-
¿No tendrás algo tomado?, odio las
inyecciones, por esa razón quizás no soy drogadicta, odio las agujas – confesé.
-
Es la manera más rápida confirmó.
-
No soy una bebé, pero odio esto, respiré
profundamente y reí nerviosamente, no vengo preparada para ello…
Mario le hizo un gesto a
Atlas, quien en un movimiento rápido me tomó del brazo, conduciéndome hasta la
camilla.
-
Espera, solo necesito tiempo para hacerme
a la idea.
Atlas
se acercó un poco a mi oído, ¿Recuerdas las reglas? Obedece –puntualizó.
Me recosté sobre la
camilla, recostando la frente sobre mis brazos y mordiendo un poco mi pulgar,
no es sencillo para mí, y siempre ha sido todo un espectáculo cuando mi mamá ha
intentado inyectarme en el pasado, grito, y hacemos varios intentos fallidos
antes de que pudiera ejecutar la acción con éxito… Esta vez no fue la
excepción, apenas comenzaba a sentir el algodón empapado en alcohol sobre mi
glúteo, comencé a gritar y a pedir que me dieran 5 minutos más de gracia… entre
risas nerviosas.
Atlas y Mario se miraron
un poco incrédulos y después de unos cuantos intentos fallidos, Mario
finalmente le pidió a Atlas sostenerme.
-
No soy un bebé – mascullé.
-
Te comportas como tal, confirmó Atlas.
Sus manos me aprisionaron
cual grilletes, recordé las palabras de mi mama : “ Si te mueves una vez que la
aguja se encuentre adentro, te lastimarás tú sola” por lo que al sentir la
aguja traspasar mi piel, me quedé inmóvil, el líquido produjo dolor al entrar a
mi cuerpo y comencé a gritar sin pena ni temor como si estuvieran arrancándome
un brazo.
Al terminar Mario me miró con una cara de
incredulidad total.
-
Lamento informarte tendremos que repetir
éste proceso por otros dos días más y luego cada mes.
-
¿Qué? – exclamé horrorizada.
Me dejaron ahí dándome oportunidad a recuperarme de la noticia y del dolor en mi
glúteo. Me incorporé pasados unos minutos y ellos entraron al consultorio.
-
Es todo por hoy – dijo Atlas.
-
Mario hacia anotaciones en mi expediente,
se puso de pie y me besó la frente - te veo mañana, ojala puedas hacer un
espacio en tu agenda para comer con nosotros.
Caminamos
por el pasillo unos momentos en silencio.
-
Patea traseros ¿puedes soportar recibir
unos cuantos golpes pero huyes de una simple inyección?.
-
Cada uno tiene sus temores y pesadillas,
pero ahora - dije es tu turno de pagar,
vayamos a cenar.
-
Bien patea traseros, jugaré tu juego, así
como tu juegas el mío. Si esto solo durará el tiempo que dure el dinero, puedo
hacerlo dijo.
-
Yei!, esa es la actitud. Comencemos por
cenar el día de hoy. Le tenía una gran sorpresa, lo llevé a comer verdadera
comida callejera, cerca de mi universidad existe una señora que se pone a
vender molletes los cuales son extremadamente baratos, no invertiríamos ni el
1% del contenido de aquel sobre, cuando uno es estudiante, debe buscar
soluciones creativas para éstas situaciones pero sobre todo económicas. Pude
ver su incomodidad durante todo el tiempo que estuvimos ahí, comimos de pie y
con las manos, cuando llego el momento de pagar, se sorprendió con el total.
-
Debes estar de broma, dijo, es todo lo que
tenemos que pagar, por este precio no imagino como debe ser el proceso de
preparación.
-
Sonreí, ¿imaginas el tiempo que tardaremos
en terminar el contenido del sobre?.
-
No estoy dispuesto, hizo una bolita con la
servilleta de papel que nos dieron, la arrojo al bote más cercano y pidió re-negociar.
-
Ok,
acepta el dinero, olvida que me harás pagar por él y no volveremos a repetir la
experiencia, dije.
-
No.
-
No estoy
interesada en nada más, dije. Tranquilo músculos, ésta solo era una
prueba, existen otros lugares donde podremos ir y el dinero se terminará muy
rápidamente, te lo prometo, además no
tienes que disfrutarlo – Recuerda.
-
Eres malvada, detrás de esa máscara de
niña buena… ¡Tienes potencial!
-
Lo tomaré como un cumplido viniendo de ti.
Me despedí de él como todos los días.
-
Pasaré por ti cerca del mediodía, pasaremos donde Mario y de
ahí nos vamos a la comida.
-
Asentí con la cabeza.
No tenía la mínima intención de repetir lo
de hoy, por lo que únicamente asistiría a la comida que me comentó Mario.
Temprano por la mañana salí sin rumbo fijo,
simplemente tomé mi bolso, llegué a mi cafetería favorita, tomé un libro y me
perdí en ese mundo de fantasía acompañada de una humeante taza de café.
Recibí por supuesto, un mensaje al llegar la hora en la que se
suponía debía estar lista para que Atlas pasara por mí.
*¿ En dónde estás?*
* Ocupada – Respondí. – Si me dices en que
Restaurant los veo, ahí llegaré*
*Estas desobedeciendo una instrucción*
*Si * respondí y una leve sonrisa se
dibujó en mi rostro.
Di otro sorbo a mi café y me reacomodé en
mi silla para continuar leyendo, confiaba en que me llegaría el mensaje de
donde reunirme con ellos.
Pasaron quizás unos 10 minutos desde el
último mensaje cuando para mi sorpresa y sobresalto, Atlas se sentó frente a
mí.
-
Esto es acoso – le dije
Hizo
una seña para que le trajeran la cuenta.
-
No quiero saber cómo es que me
localizaste, pero es espeluznante.
-
Tu madre me lo ha dicho.
Pagó y me tomó del brazo
llamando la atención de los presentes con ese movimiento, me lo sacudí en un movimiento
haciéndolo enojar aún más. No sabía que esperar pero mis 5 minutos de gloria
donde pensé que podría escapar, habían pasado, al día siguiente idearía un plan
mejor.
-
¿Te disculparas al menos? –preguntó
-
Jamás. No me arrepiento, si me disculpo
estaría aceptando que me arrepiento.
-
Excelente - estoy ansiando poner mi manos
en ese trasero tuyo.
-
Aún no he iniciado mi programa con
ustedes.
-
¿Y?
-
No puedes castigarme, no aún.
-
¿Eso crees? ¿Acaso confesarás ante Mario
que intentaste escapar para que te defienda?. Elige, al llegar, asumiré la
responsabilidad de la tardanza o bien les diré que elegiste escapar y tuve que
ir a cazarte.
-
Está bien, dije pasados un par de minutos,
pero nalgadas no por favor, mis glúteos estarán doloridos por lo de hoy.
-
¿ Ahora estas interesada en negociar?
-
Si.
-
Pues si no son nalgadas entonces tendrás
que invitarme nuevamente a cenar a tu casa con tus papás y permitirme mover mis
pestañas para conquistarlos.
-
¡Ni hablar! Asumiré las consecuencias
entonces.
-
¡Excelente!.
Pisó el pedal del acelerador y mi corazón
se puso a mil por hora, la velocidad a manos de una persona enfurecida no son
buena combinación.
Cuando
llegamos a al consultorio de Mario, tenía un letrero de “ Ocupado” colocado en
la puerta, por lo que me senté en el piso esperando a que saliera enfurecido.
Paso
más de media hora en lo que abrió la puerta, salió un chico, con un brazo
enyesado de ahí.
-
Lamento haberlos hecho esperar, tuvimos un
accidente y he debido atenderlo primero a él.
-
No te preocupes, respondí. Menuda suerte
me acompañaba aquel día, debido al reciente suceso, él ni siquiera notó nuestro
retraso….
-
Bien, terminemos esto pronto para irnos a
comer, no sé ustedes, pero yo muero de
hambre – dijo él. ¿Necesitarás ayuda para mantenerte quieta?
-
No, exclamé casi al instante, definitivamente
puedo encargarme sola de esto.
Hice acopio de toda mi
fuerza de voluntad para no dar el espectáculo del día anterior pero
definitivamente no pude evitar el gritar.
Cinco minutos después
estábamos en camino. Mario le pidió a
Atlas un aventón, - economicemos
gasolina transportándonos en un solo coche. Agradecí eso pues evitaría una
discusión con Atlas al menos en ese momento ya que ellos se concentraron
hablando de asuntos propios de ellos.
Llegamos al restaurant y Mario se disculpó por
la tardanza. Los muchachos se manifestaron felices por que serían parte de mi
graduación, estarás con nosotros para ese entonces.
-
Queremos que sepas que a Ramsés le hubiese
gustado asistir también, se disculpa por no estar aquí y te envía esto, me
estiró la Mano César entregándome una pequeña caja de joyería.
Su contenido me
deslumbró, un brazalete recubierto de piedras blancas brillantes… Algo
excesivo.
-
Wow! Hermoso.
-
Desea que lo uses ese día.
-
Lo haré ¿ Cuándo podré agradecérselo?
-
Pronto, dijeron, pronto.
-
Aprovecho el foro, sin embargo, para
agradecerles por las cortesías que han tenido con migo, el vestido, el arreglo,
Atlas ha sido un excelente organizador.
-
No tienes nada que agradecer, dijo Bruno,
ahora que somos parte de tu vida, estamos entusiasmados en participar de ella
lo más posible.
-
Sé que para esa fecha ya estaré viviendo
en su casa…
-
Nuestra casa, corrigió Bruno.
-
Sonreí – Solo que me gustaría estar ese
día en casa de mis papás, ellos al final de todo me dieron la educación que
celebro, y a mi mamá sobre todo le encantan estas festividades.
-
Eso no es ningún problema, arreglaremos
todo para que ese día estés ahí, nosotros nos encontraremos después.
-
Gracias – dije.
-
¿Tienes todo listo para ir a hablar con
tus papás? –Jason preguntó.
-
Sí, todo listo
-
Hemos podido observar que ahora Atlas y tú
se llevan mejor – comentó Bruno.
-
Ha sido un excelente anfitrión y guardián,
no tengo quejas aún.
-
Excelente, confiamos en el buen juicio de
Ambos, adultos finalmente ¿Hablaron ya de reglas y aspectos importantes de nuestra
asociación?
-
Si, respondió Atlas, le he comentado todos
los aspectos necesarios e importantes, sin embargo sabemos que sobre la marcha
siempre se aprende mejor.
-
Todos sonrieron.
Durante el resto de la comida se dedicaron
a tratar temas entre ellos, mi celular sonó, pensé que mi mamá me estría
enviando un mensaje, lo miré despreocupadamente.
*
No pienses ni por un momento que he olvidado lo que pasó* (Atlas)
A Le miré fijamente, ni un gesto en su
rostro. Tampoco me di cuenta cuando tomó su celular para enviar el mensaje, no
tenía caso responder.
Al salir de ahí y para mi sorpresa, un
amigo de la universidad paso por ahí y se detuvo a saludar, no sabía cómo
presentarlos, así que simplemente le dije que eran mis tíos.
-
Escuché que renunciaste a tu trabajo.
-
Es correcto,
-
Que harás
-
Ya sabes un poco de esto un poco de aquello. – Pero si no estás muy ocupado
puedes darme un aventón a mi casa y te cuento los detalles.
Fue terriblemente gratificante ver el
rostro de Altas al verme pronunciar aquellas palabras, sabía que le estaba
evitando.
-
Excelente, vamos dijo.
-
Me despedí de todos ellos.
Realmente no tenía la
intención de que aquel personaje me llevase a mi casa, pero lo que quería era
alejarme lo más posible de Atlas. Le di respuestas vagas referente a lo que me
dedicará los siguientes meses, o años pensé, y le pedí que me dejara en una
librería en el centro, excusándome de que no recordaba que era el cumpleaños de
mi papa y necesitaba comprar un regalo, lo cual era una total mentira, pero así
me libraría de él también.
Revisé mi celular únicamente
para asegurarme que no me estuviesen buscando en casa, ya que de no responder
mis mensajes, mi mamá siempre piensa lo peor ( como cualquier mamá). Y ahí
estaba un sencillo mensaje:
* Huir de un castigo, únicamente dará
paso a un castigo mayor, te veo en la cena*.
Diablos,
diablos, diablos. Al llegar a casa, Atlas estaba sentado conversando
cómodamente en la cocina con mi papá al tiempo que mi mamá preparaba la cena.
Fue una sorpresa total pero agradable el verle con el cabello recortado, ¡una
nunca se imaginaría que alguien que ya de por sí es formidablemente guapo,
pudiera lucir aún más atractivo! recordé, me apené y me regañé a mí misma
mentalmente, el haberle solicitado que se cortara su cabellera, pero ahí estaba
él luciendo más guapo que nunca,
deslumbrando y conquistando aún más a mis papás, sé que mi mamá aprecia
que un muchacho luzca como tal y no como una niña ( de acuerdo a su definición
para los hombres de cabello largo) y mi papá que quiere un hombre hecho y
derecho para sus niñas.
-
Llegas tarde, me regañó mi mamá. Lávate
las manos y acércate a la mesa, Atlas ha traído la cena y no quisimos que se
enfriara, por lo que comenzamos sin ti.
-
Me encontré con un amigo y me detuve a
platicar con él. – No era la verdad, pero al menos no era una mentira, dije al
tiempo que lavaba mis manos en el fregadero de la cocina… Me senté a la mesa
para disponerme a cenar.
-
Les comentaba a tus papás – dijo Atlas -
que he venido el día de hoy a solicitar su permiso para pasar por ti mañana a
las 5AM ya que no tienes que ir a la universidad, para darte un recorrido
completo por nuestras instalaciones. La hora es debido a que me interesa que
comiences a ver cómo es que se desarrollan las clases y ya que tu tendrás un
horario similar, te dará tiempo de acostumbrarte y ellos están de acuerdo.
-
Son horas inadecuadas. – Dije entre
dientes al tiempo que le dirigía una recriminatoria.
-
Es por ello que he venido en persona a
hablar con ellos, es importante mantener buena comunicación para no mellar la
confianza, pues una vez que se pierde, se pierde todo, ¿estás de acuerdo?
-
Considero que es lo más adecuado hija, ya
que esta será tu vida en adelante, vida que tu elegiste - enfatizó mi papá.
-
Entonces me retiro a dormir, confirmé.
-
Te acompaño a la puerta, le indiqué sin
darle tiempo a nada más..
-
Atlas se levantó y agradeció la cena, le
dijo a mi papá que la siguiente vez intercambiaran autos, para que pudiese
disfrutar de su deportivo.
-
Quedé pasmada.
Estaba enfurecida,
realmente está lleno de sorpresas, le odio por estar siempre un paso adelante
cada vez. Al llegar a la puerta la abrí para que saliera y una vez que estuvo afuera, la cerré en sus narices.
No estaba dispuesta a hacer más corajes, me venció sin duda en un terreno en el
cual pensé que era la ganadora.
Subí a mi habitación
dando grandes zancadas y la cerré tras de mí. Mi celular emitió un sonido
anunciando la llegada de un mensaje:
*
No tienen que gustarte mis métodos, soy tu guardián, mantenlo en tu mente, no
volverás a escapar*
Pensé para mí y solo
para mí: “ ¿Apostamos?”. Me entregué a los brazos de Morfeo. Creo que esa noche
no tuve ningún sueño.
Estuve puntual a la hora
que indicó, parada tras la puerta de entrada a la casa, a fin de que no hiciera
ruido y despertara al resto de los habitantes de mi hogar. Abrí la puerta al
escucharle estacionarse frente a mi casa.
Salí y sin esperar a que
abriera la puerta del coche para mí, me introduje en él. El condujo en
dirección contraria a nuestro destino.
-
¿A dónde me llevas?
-
¿Ahora quieres hablar con migo? Vamos
camino a que recibas tu justo y merecido castigo.
Esas
palabras retumbaron en mi mente, respiré y acepté mi inevitable destino.
-
Necesitas comenzar a controlar tu
temperamento, no es la mejor manera de comenzar el día. Debido a que necesito
ponerme creativo para evitar que escapes de mi vista nuevamente, te llevaré a
todas las clases que imparto, estiró su brazo y alcanzó una sudadera que estaba
a mis pies, póntela, - indicó, no quiero que los chicos se enteren de tu
presencia, aún.
-
¿ Te avergüenzo?
-
No es por mí, créelo.
Llegamos a la “bodega” donde toda mi historia comenzó,
me condujo al final de la misma, me indico que me sentara recargada en una pared.
-
Has demostrado mucha creatividad e
iniciativa para escapar de mí, dijo, ya que te gustan los juegos y las esposas,
te mostraré que no es divertido usar unas – Colocó una esposa a una de mis
muñecas y la otra la colocó en una argolla a la pared. También me colocó la
capucha de la sudadera.
Entraron tres muchachos,
sin camisa, uno de ellos traía unas minúsculas lickras, otro un pantalón holgado,
uno más un short tipo básquetbol, los tres eran iguales, solo el color de su
cabello variaba.
-
Caballeros, saludó Atlas, adelantándose al
escucharlos y dejándome atrás entre las sombras.
-
¿Qué diablos? Exclamó uno de ellos, ¡¡¡Tu
cabello!!!, ¿quién atentó en contra de
tu identidad de esa manera?
-
Déjalo “XXXX”, fue decisión mía solamente
-
El que tenía el cabello negro gritó con
las manos al viento, ¡ Primero nos cambian nuestro estilo de vida por la
llegada de una mujer! Ahora el cabello de Atlas, no es posible, ¿quién pidió
tal barbarie?, ¿Fueron ellos?
-
Atlas lo derribó de un golpe tomándolo por el cuello.
Los
otros dos simplemente miraron la escena un poco asombrados.
-
Dije que lo dejaran así.
-
Calma hermano, no pensamos que alguien
lograra cortarte tu cabellera, te negaste a hacerlo incluso en las situaciones
donde era necesario. Permaneceremos sin más comentarios ante tu decisión.
-
Bien, dijo al tiempo que se ponía de pie.
-
Llegaste muy temprano, dijo el chico que
había derribado.
-
El día de hoy entrenaremos muy duro,
debido a mis recientes actividades mañana no estaré aquí
-
¿Cómo te va siendo niñero?
-
No quiero hablar al respecto
-
Hay una chica que te busca desde tu fiesta
de cumpleaños, quiere verte, hago los arreglos necesarios – Preguntó el rubio,
son del tipo que te gustan , le dijo al tiempo que le guiñaba un ojo en clara señal
de complicidad.
-
Haciendo una negativa con la cabeza, le
respondió que no estaba interesado.
-
Puedo quedármela, ¿pregunto? – Atlas no
respondió, supongo que mi presencia ahí influenciaba sus respuestas.
Comenzaron a llegar más
integrantes, todos maldiciendo, y lanzándose golpes entre sí.
-
Tendremos nuevas reglas a partir del
lunes, también llegará carne fresca , habló Atlas en su modo “instructor”, atiendan
las reglas o asuman las consecuencias.
Se escuchó un gran alboroto y abucheos. Alguien gritó que ansiaba mi llegada, con alguna otra
intención.
-
Atlas río por lo alto, ¿Alguien quiere
enfrentarse a los 5?, ¡adelante!, ella cuenta con su total protección,
permíteme alentarte a que le toques un pelo siquiera, nunca he sido testigo de
cómo es que ellos destrozan a sus oponentes, será un espectáculo digno de
observar.
Hubo
silencio total.
-
Comencemos - indicó.
Hicieron, lagartijas,
sentadillas, corrieron, escalaron, treparon cuerdas, levantaron pesadas llantas
de camiones… me dejaron impresionada, escupían, maldecían y se rascaban partes
privadas, solo testosterona se exudaba de aquel lugar.
Peleaban entre ellos de
vez en vez, nada de luchitas como en una
escuela regular, se daban con todo al punto alarmante, pero pude ver que era
algo “normal” para ellos
Al final de la “ clase”
cuando nadie podía más. Atlas gritó lo siguiente:
“Clase ¿cuantos de
ustedes se atreverán a retarme el día de hoy’” conocen el premio en caso de
resultar vencedores.
Más de uno se
incorporó, quizás solo 10 de
aproximadamente 40 que eran se quedó en el suelo, descansando, lo rodearon y
comenzaron a atacarle, definitivamente se vio en serios problemas después de
haber derribado e inmovilizado a la mitad de ellos, entre varios lo sometieron
y llegaron al punto de tenerlo tendido en el piso. Solo qué hábilmente y sin
que pudiera percatarme de cómo lo realizó, fue derribando de uno en uno sin que
pudiesen incorporarse nuevamente.
Se limpió la boca,
escupió en clara muestra de superioridad y dio por terminada la clase.
-
Mañana tienen mis horas libres,
disfrútenlas. A partir del lunes las reglas cambiarán como ya todos saben y tal
y como les fue anunciado por Eileen, adaptación será la clave, y parte de sus
evaluaciones. Les notifico que he sido elegido como el guardián de BB, se los
dejaré más simple: Ella es mía, anunció.
Se despidió con un
movimiento y se acercó a mí. Me quitó las esposas, tomándome de la mano para
que me incorporara, hizo hacía atrás la capucha, me tomó de la mano y salimos
de ahí, dejando atrás a los presentes quienes se quedaron sin palabras al verme
pasar entre ellos, yo, la persona por quien tendrían que cambiar las reglas y
su modus vivendi.
-
Desayunemos, el comedor está abierto, me
indicó.
Aun
me sentía un poco aturdida por tanta información que tenía por procesar.
-
Wow, tengo tantas preguntas.
-
Me sorprendería que no las tuvieras.
-
La más importante: ¿Cuándo es tu
cumpleaños?
-
¿Eso es lo que te interesa?
-
Claro!!!! Hay que celebrar! Aunque sea un
poco atrasado, o quizás quieras celebrar con la chica que te anda buscando….
Puedes pedir lo que sea, es tu cumpleaños después de todo.
-
Yo nací en noviembre, pero celebro mi
cumpleaños el día en que fui rescatado por ellos… por tus tutores, este año fue
precisamente el día en que nos conocimos, el día que decidiste escapar de mi la
primera vez.
-
¡No te creo!
-
No tengo por qué mentirte, y si hablabas en serio hace unos momentos, se lo
que quiero pedirte.
-
Adelante, eres el chico del cumpleaños.
-
Duerme con migo, despierta con migo y pasa
un día a mi lado, eso es lo que deseo, 24 horas de ti.
-
Entrecerré los ojos – Hecho, respondí sin
ninguna duda.
-
Ahora tú me estas bromeando- exclamó.
-
No tengo por qué mentirte – respondí con
el mismo tono.
-
¿Cuándo me darás mi regalo de cumpleaños?
-
Eres un excelente organizador, tu decide.
– Sabía que lo estaba sacando de su zona de confort, no lo esperaba, y yo
realmente deseaba tenerle solo para mí, me decidí a jugar con fuego. Por cierto
que los chicos que llegaron al inicio te llamaron “Hermano” es solo un término
o realmente lo son.
-
Son lo más parecido a un hermano, El
Rubio, El moreno y el Pelirrojo, indicó.
-
¿ Realmente cuál fue la causa de tu corte
de cabello? Ellos argumentaron…
-
Tú lo solicitaste
-
Entiendo que era algo muy preciado para
ti.
-
Lo era, ahora tengo algo más preciado.
-
No me atrevía preguntar qué era eso, le temía a la
respuesta. - ¿Cuál es el premio en caso de que alguien te derrote? En algunos
días yo seré tu alumna, y quizás no lo
haga de inmediato, pero te derrotaré, quiero conocer el premio
-
Mi agenda – Respondió. Tiene los nombres y
los teléfonos de las mujeres con las que he salido, y por alguna razón ellos
las consideran algo inalcanzable.
-
¿Y si yo gano? Podré elegir entre
cualquiera de tus conocidos, hoy vi un desfile muy interesante de prospectos a
quien podría besar sin ninguna queja. –dije con una gran sonrisa en la boca,
buscando hacerlo enojar a sabiendas de que es celoso y posesivo de acuerdo a
sus propias palabras
-
Decidiremos cuando ese momento llegue- dijo - no te garantizo en qué condiciones llegará a
la cita, pero pide y se te concederá.
-
Ahora tengo un motivante.
-
Sonrió.
-
¿Por qué me trajiste a observar todo eso?
-
Fue mi manera de darte una pequeña dosis de realidad – acompañaba sus
palabras con un movimiento de manos, donde el índice y el pulgar dejaban solo
un diminuto espacio entre ellos - no viene nada sencillo para ti, estamos para
protegerte, pero no te compliques aún más la vida.
-
Me invitó a pasar al Bufette que tenían
para nosotros. Primero tomé café, una gran taza y me fui a sentar.
-
Debes tomar algo más sustancioso.
-
Atlas, no soy una persona que le gusten
las mañanas, pero si no me tomo pronto mi taza de café comenzaré a parecerme a
una mezcla de Godzila con un T-Rex.
Desaprobó mi selección
de desayuno, y se puso de pie para traer algo más de comida a la mesa, de
repente y de improviso tenía sentados a los “hermanos” de Atlas uno a cada lado
y uno frente a mí, levanté la vista únicamente y continué sosteniendo entre mis
manos mi gran taza de café.
-
Hola – Dijo el Rubio, con una enorme
sonrisa.
-
Hola – Dijo el moreno empujándome un poco
con su hombro.
-
Hola – Dijo el pelirrojo quien estaba frente a mí.
Respondí a su saludo.
-
Teníamos que ver de cerca a la nueva
posesión de Atlas. – Hablo el Rubio, nada parecido a sus conquistas anteriores.
-
Levanté una ceja y en el mejor tono
sarcástico respondí – ¿Hugo, Paco y Luis, no se pudieron quedar con la duda?
-
Nada original, dijo el Pelirrojo en tono
aburrido – acaso crees que no hemos escuchado eso antes.
-
Apuesto que sí – respondí. Pero nunca
antes de alguien que vino a cambiarles sus reglas ¿cierto?. Logré que quedaran
callados algunos momentos al menos. Atlas se reunió con nosotros trayendo
consigo sustanciales platos de comida.
-
Retírense a su mesa – ordenó Atlas.
-
Hermano, queremos tener información de
primera mano referente a tu nueva posesión – Comentó el Pelirrojo.
-
Alcé mi cara notoriamente encendida, dicen
que en el momento en el que te enojas, has perdido la batalla, quería gritarles en la cara:; - “ ¡ La única
dueña de mí, soy yo!. Nadie más.” Pero en lugar de eso, invoqué a la poca
prudencia en mí y guardé silencio. Él lo ha dicho, confirmé y me forcé a
sonreír.
-
Inusual en ti hermano, declaró el moreno,
inusual chica, inusual actitud. Se levantaron sin más y se largaron de ahí.
-
Apenas se alejaron de la mesa, le escupí
en la cara las siguientes palabras : únicamente falta que orines sobre mí para
terminar de marcar tu territorio , no me gusta, quiero o deseo y ciertamente
tampoco lo he solicitado que andes diciendo que soy tuya, ¡NO LO SOY!.
-
Termina tu desayuno que iremos con Mario
enseguida, y pasaremos a visitar el resto de tus clases.
-
¿Y si me niego a ir?
-
Puedo cargarte y llevarte a tu destino.
Sería todo un espectáculo y reforzaría mis palabras de hace unos momentos :
Eres Mía. Así que por favor, te suplico lo hagas.
-
Lo medité unos momentos, ¿Qué dirán los
muchachos de eso?.
-
Sin duda lo aplaudirán, encontrarás que
somos muy parecidos, como lo he mencionado anteriormente.
Terminamos de desayunar,
no sin antes haber tomado un postre, debo reconocer que esperaba una barra de alimentos para “conejo”, sin embargo me sorprendí al ver la gran
variedad de ingredientes que ahí se exhibían. Me resigné finalmente y le pedí
ponernos en marcha. Caminamos por aquel lugar.
-
Dado que es extremadamente temprano ¿
Crees que Mario esté disponible?
-
Mientras desayunábamos, le envié un
mensaje, espera por nosotros.
-
Esta vez, no te quiero presente, le golpee
un brazo, existen algunos temas que quiero tratar en privado,
-
No digas más, nunca ha sido mi intención
invadir tu privacidad, esperaré por ti afuera.
-
Gracias, dije - ¿ Aun planeas castigarme?
-
Apuesta a que lo haré.
-
No es suficiente castigo ya el haber
estado esposada, y haber sido llamada “tuya” frente a todos esos chicos?
-
No – respondió secamente, pero ya no estoy
tan enojado, así que ya pensaré en algo.
Atlas le confirmó a Mario que esperaría afuera, cerró la puerta
tras de él y nos quedamos ahí. Tomé asiento frente a su escritorio
-
¿Tienes algo que decirme en privado?
-
No realmente, solo que me comienza poner los
pelos de punta que Atlas ande pegado a mí a todos lados.
Él Carcajeo, realmente
el procedimiento no tomó mucho tiempo, pero me tomó 5 minutos el recuperarme de
esa tensión a la fui sometida.
-
El día de hoy conocerás tus salones de
clase y algunas de las clases que impartimos, dijo. Oficialmente “Bienvenida”.
-
Mario – ¿Es cierto que las reglas
cambiarán con mi llegada?
-
No solo las reglas, si no también nuestra
forma de vida, estamos comprendiendo el hecho de que hombre y mujeres tienen
necesidades distintas, eso es nuevo para nosotros, algunos lo tomaremos
naturalmente, algunos otros nos costará pero no es algo opcional.
-
¿Alguien puede hacerme daño por eso?
-
Nadie , pueden ser chicos pesados, pero jamás
te atacarán. Antes de que siquiera lo intentasen, nosotros estaríamos ahí. ¿Por
qué ese repentino miedo?
-
Atlas me invitó a su clase esta mañana y
escuche algunos comentarios de inconformidad.
-
¿ Te sentirías mejor si tomara alguna acción?
-
No, y nunca fue mi intención solo quiero
entender la magnitud de todo.
-
Odiaría que te sintieras insegura, por
favor acude a nosotros ante la más mínima inquietud.
Asentí y me puse en pie,
me despedí dirigiéndome hasta la puerta, él estaba ahí con los brazos cruzados,
los ojos cerrados y la cabeza recargada en la cabeza, quizás esta dormido,
quizás no, luce perfecto, perfecto para robarle un beso en esa posición tan
vulnerable, todo en él lucía relajado, sencillo y simple, me apresuré a sacar
mi teléfono, inmortalizaría aquel momento tomando una rápida foto, mientras
enfocaba un pensamiento y solo un pensamiento rondó por mi mente con varios
resultados.
Escenario 1: Acercarme a robarle un beso, un suave roce
con los suyos, apenas perceptible, entonces colocarme a su lado y esperar a que
despertase.
Escenario 2: Por el contrario si estaba
despierto quizás se molestaría y me lanzaría por los aires.
Escenario 3: Aunque por otro lado estaba
el hecho de que me pudiese responder el beso, esa idea claro fue la que a mi
mente le resultó simplemente deliciosa.
… Y al final de todo, pude darme cuenta de
una sola cosa, aún soy demasiado lenta, mientras los diferentes escenarios y
resultados rondaban mi mente y al tiempo que inmortalizaba el momento en mi
celular, escuche una voz que decía : “ ¿Has tomado suficientes fotos?”. Vi a
través de la pantalla de mi celular, como se acercaba hacia mí, siendo yo incapaz de realizar
ningún movimiento, se colocó detrás mío verificando el ángulo de la foto. –
Vamos, susurró a mi oído, aun tienes un castigo que atender. Vaya forma de
terminar con mis pensamientos, me tomó por la cintura y me condujo por los
pasillos de aquel lugar, no me iba a mostrar débil.
-
¿Contemplaste siquiera mi petición? Mi
trasero esta dolorido, dije.
-
Debiste pensarlo mejor antes de
desobedecer, hoy tendrás una dosis extra de realidad.
Entramos
a un cuarto simple, paredes blancas y una mesita en medio.
-
Este es el lugar donde los castigos
“públicos” son ejecutados.
Se colocó al frente mío mirándome directamente a
los ojos con esa mirada suya penetrante como la profundidad infinita en el océano,
imagina –dijo, que este cuarto está lleno de personas, y yo tengo que hacer
esto, me despojó de mi sudadera, y también quitaré esto, dando un jaloncito mi blusa
a la altura del hombro, como si hubiese quitado una basurita, quedarás expuesta
ante varias docenas de personas, quizás también tendré que quitarte esto, jaló
un poco mis pantalones hacia abajo, dependiendo de la gravedad del castigo, tendré
que hacer esto: Me tomó del cuello de una manera suave, aunque creo que solo es
para fines didácticos, me inclinó hacia la mesa hasta que quedé mitad recostada
con mis tocando el piso, tendré que azotarte fuertemente y si gritas o pides
que me detenga, solo conseguirás incrementar el castigo, después tendrás que
ponerte en pie y salir por tu propio pie mientras todos observan. Ahora dime,
¿Es suficiente dosis de realidad o tendré que conseguir público y azotarte para
hacer el sentimiento más real?. Intenté en vano levantarme, el me mantenía
pegada a la mesa, sosteniendo mi cuello.
-
Es suficiente afirmé.
-
Yo creo que aún no es suficiente.
-
Colocó unos grilletes en mis muñecas,
estirándolas y atándolas hacia el lado contrario de la mesa ¿ Qué haces?
-
Creando conciencia en ti, aunque quizás no
servirá de nada – paso su mano por el costado de su cabeza, quizás por simple
acto de costumbre.
-
Se colocó detrás de mí tomando mi cintura
entre sus manos, al tiempo que se inclinaba hasta alcanzar mi oído, comencé a
ponerme nerviosa…
-
Deberé a este punto, colocarte una mordaza
para que no grites, afirmó.
-
Atlas, dije… la voz se me entrecortaba al
no saber lo que vendría.
-
Me dio un pequeño mordisco en la oreja,
Por favor no me hagas hacer esto en público, rogó en un susurró, compórtate y
deja estos momentos solo para nosotros dos.
Escuché como se alejaba
de ahí, me relajé y comencé a respirar normalmente, retiró los grilletes y me
ayudó a incorporarme. En un acto impulsivo le abracé, solo buscaba confort. El
me permitió quedarme entre sus brazos el tiempo que lo necesité, acariciaba mis
brazos pausadamente.
-
No es una sensación agradable.
-
Lo sé, patea traseros, necesitaba que lo
entendieras.
-
“ Una pequeña dosis de realidad”
parafrasee.
Por unas cuantas horas
más asistimos a las diversas clases que los muchachos impartían, logré ver en algunos
casos manifestaciones de energía que me dejaron embelesada… Estaba ansiando
comenzar mi entrenamiento.
Detrás de nosotros y sin
que pudiera percatarme de su presencia, se encontraba “Ella”. Se aclaró la
garganta para llamar nuestra atención y agradecí que en ese momento solo
estuviésemos siendo espectadores sin ninguna situación “incómoda”.
-
Casi no te reconozco con el cabello corto
Atlas, me pregunto cuál fue la causa de ese repentino cambio en ti. Veo que
decidiste venir a dar un recorrido a nuestras instalaciones – dijo al momento
que se dirigía a mí.
-
Eileen, - le saludó Atlas- haciendo una leve inclinación con la cabeza,
BB necesita comenzar a acostumbrarse.
-
Sin decir nada más se dio la vuelta e
indico “ Te veo en mi oficina en 20 minutos”. Y continuó su camino.
-
¿Debo preocuparme? – pregunté.
-
Es inusual, dijo, debo avisar a los
muchachos, me tomó del brazo y comenzamos a caminar, al tiempo que tomaba su
teléfono y hacia una llamada, explicando lo que sucedía.
-
Llegamos a su oficina al cabo de unos 15
minutos, caminando a prisa.
-
No la contradigas, piensa tus respuestas
10 veces antes de comenzar a hablar, recomendó.
Al llegar a su oficina,
estaban los muchachos en la puerta. Mario dio unos leves toques a la puerta, y
desde adentro se escuchó una pequeña vos indicando que entrásemos.
-
Solo ella, indicó.
-
Sería prudente… - comenzó a hablar Mario,
siendo interrumpido por ella al tiempo que golpeaba con su escritorio ambas
manos y se colocaba de pie.
-
Sería prudente que acataran mis
instrucciones para variar, no es necesario que les recuerde las condiciones
bajo las cuales la descendencia prohibida de Ramsés está aquí, no veo la
necesidad de que todos ustedes estén aquí.
Eso bastaría para
asustar a cualquiera, les miré a todos y pude ver como apretaban sus quijadas
fuertemente. Me adelanté unos pasos, al
tiempo que les sonreía.
-
Yo puedo con esto, susurré.
Sentí como cerraron la
puerta lentamente tras de mí, ella se acercó a escudriñarme de cerca.
-
No veo nada especial en ti, eres una
persona promedio, afirmó.
Recordé las palabras de
Atlas, reprime tus deseos de responderle, ella buscará provocarte, recuerda que
estas aquí en contra de sus deseos, se siente amenazada con tu presencia.
-
Quisiera decir que eres bienvenida, pero
no lo eres. Tu papá sí que hizo una gran labor desobedeciendo nuestras reglas.
Estoy apostando por que no durarás ni una semana aquí, pero te ofrezco una
retirada más digna, regresa con los muchachos y diles que cambiaste de opinión,
que quieres continuar con tu vida normal, aburrida, simple… A cambio te daré lo
que desees, sin límites… pídelo y considéralo hecho.
-
Wow, dije en la mejor voz de asombro –
agradecimiento que pude, ¿Lo que yo pida? ¿Quizás que me des el trabajo de mis
sueños, que nos cambies de ciudad a mi familia y a mí y que nos garantices
nuestro futuro?
-
Lo que desees
-
¿Puedo incluir el “esposo de mis sueños”
en la lista?
-
Claro.
-
Wow – exclamé, sí que debes estar
desesperada por deshacerte de mí. Ahora solo has incrementado mi curiosidad e
interés por permanecer aquí.
Debí haberla hecho
enfadar, pues quizás sin pensarlo me golpeó fuertemente en el rostro, con el
dorso de su mano. Realmente cuando te enojas pierdes la batalla me recordé. Mis
ojos lagrimearon y mi primer instinto fue el de defenderme, pero lo reprimí.
-
Sabes
que aún no inicio mi programa, ¿cierto? Técnicamente acabas de atacar a
un civil. ¿ Que pensaran ellos de todo esto?. Con ésta acción tuya, solo
lograste ponerlos en tu contra, -dije
refiriéndome a los muchachos.
Salí de ahí con los ojos
llenos de lágrimas y la cara roja por tremendo golpe, dando un portazo tras de
mí. El primer instinto de ellos fue pasar esa puerta.
-
No lo hagan dije, Atlas me recomendó
quedarme callada pero no lo hice, únicamente fue un pequeño desacuerdo, me
ayudaría mucho que pudiesen desaparecer esto
dije señalando esa área en mi rostro que ahora punzaba, antes de regresar a
casa.
-
¿Acerca de que discutieron exigió saber
Bruno?
-
Eso quedará solamente entre ella y yo,
quizás el día en que mi entrenamiento esté completo, también ustedes lo sabrán.
Moléstense con ella después, por ahora entréneme que tengo un nuevo incentivo,
dije al tiempo que daba grandes zancadas y dejaba atrás aquel lugar.
Nos
subimos en los diferentes autos y nos fuimos a su casa.
-
Sabíamos que iba a ser difícil,
anticipamos batallas entre ustedes, pero no anticipamos golpes en su primera
reunión.
-
¿Qué pudo haber desatado esto? – se
preguntó César.
-
Lo dejaré entre nosotras, y lo guardaré
como motivante para los días que quiera desistir, no lo tomen por favor como
que estoy mintiendo y ocultando información.
-
Queremos respetar tu decisión, pero te ha
atacado, creemos que sin razón.
-
Yo argumenté que era sin que yo
formalmente hubiese entrado a su programa, reí un poco y luego me arrepentí
pues me dolía el área golpeada.
-
Golpea muy fuerte, dije, sin ánimos de
ofender pero me duele aún más que cuando Atlas me golpeó.
-
Mario de inmediato procedió a curar el
golpe, emitiendo una luz azul intenso de sus manos. Sentí un leve cosquilleo en
el área afectada.
Todos
estaban muy serios, molestos quizá.
-
No ha sucedido nada que no hubiesen
anticipado – dije en el afán de romper el hielo. Mañana será otro día. Si están de acuerdo, continuemos con nuestro
día, como dije, ayúdenme a mejorar, a lograr el máximo de mis capacidades que
con eso ella y yo estaremos saldando cuentas, ella y yo comenzamos una guerra,
permítanme librar mis batallas, ella me odia, lo sé y lo siento, veamos en que
termina todo esto.
Se miraron entre ellos y
un alfiler se hubiese escuchado de haber caído en aquella habitación.
-
Bien, concreto Bruno, por ésta ocasión lo
haremos como indicas, eres muy valiente si hemos de reconocer.
-
Por favor no la hagas enfadar más, ella es
más fuerte que todos nosotros y muy temperamental.
-
Ahora lo sé, asentí, pero ahora ella ha
perdido mi respeto, aunque eso signifique que me la pasaré siendo golpeada y
castigada por ella el resto de mi estadía aquí. ¡Esto es guerra! – exclamé.
-
Veo tanto de Ramsés en ti, confirmó Jason,
cuento con que seas más inteligente.
-
Si no soy más inteligente, seré más
creativa.
Al menos todos rieron.
Me puse de pie solicitándole a mi “chofer” que me llevase lejos de ahí. Él se
puse de pie y salimos de ahí.
Manejó por algunos
momentos antes de realizar cualquier comentario.
-
No pudiste guardar silencio cierto, eres
tan egoísta.
-
¿Egoísta?. No sé si lo notaste, pero la
golpeada resulté ser yo, sin contar los insultos y comentarios de los que fui
objeto.
-
Ahora todos estaremos bajo su escrutinio.
-
Quizás, quien está siendo egoísta eres tú –
dije - pues solo te importa el impacto
que causé en tu vida, lo entiendo, yo soy la nueva y vine a cambiarte tu modo
de vida.
-
No quiero que vivas el infierno que viví
yo, un infierno que yo mismo construí.
-
Te tengo una noticia, dije gritando, yo
asumo las consecuencias de mis acciones, no tienes por qué cargar con mis culpas,
lamento nuevamente que te hayan elegido como mi guardián y no puedo hacer nada
para cambiar el hecho, si te afecté, lo lamento, si estas de su lado, adelante,
toma las acciones que debas tomar, no te detendré como hasta ahora no lo he
hecho.
-
Rebelde hasta los huesos, gritó. Tu sola
te aventaste de cabeza a un precipicio.
Me defino a mí misma
como alguien que no huye de sus problemas, pero sí de las discusiones, odio
discutir, odio gritar se dicen muchas cosas al calor del momento, cosas
hirientes, cosas que tienen un gran impacto en la otra persona dejándola herida
permanentemente y viceversa.
-
Necesito bajar del auto, en estos momentos
mi presencia te molesta y no permaneceré más aquí junto a ti, soportando que
descargues tus frustraciones con migo.
-
Sabes que no lo permitiré.
-
No fue una petición Atlas. Me quité el
cinturón de seguridad, y con la mano quité el seguro de la puerta también.
-
Se detuvo a un lado de la carretera, en
medio de la nada, adelante – dijo - si quieres bajarte, ahora es el momento, pero
así como te bajes de carro, iré por ti, te daré una buena tunda y te subiré de nuevo al coche.
-
Los golpes no son la solución ¿ sabes?.
-
Bien, entonces te besaré – amenazó. Su
postura y sus ojos me decían que no estaba mintiendo, y en contra de cualquier
pronóstico, abrí la puerta y me bajé del coche en franca rebeldía. Me di el
lujo de mantener la puerta abierta y mirarle mientras estaba yo de pie,
cerrando ésta de un portazo. Vi como sus ojos se encendieron y mientras caminé
unos pasos él no hizo nada, sonreí para mí misma en tono triunfal.
De la nada y a una
velocidad que no esperé se colocó frente a mí, en ningún momento escuche cuando
se bajó del coche y ciertamente no sentí cuando se acercó a mí, me detuve en
seco cuando esto sucedió, sonreía de una manera en la que no lo había visto
sonreír con anterioridad de una forma malévola pero al mismo tiempo atractiva,
tenía las manos en la cintura y la cabeza un poco inclinada, su vista estaba en
el suelo, su visión de mí era solo
periférica.
-
No me has decepcionado ni un solo segundo
– se apresuró a decir, debería sentirme orgulloso de ti.
En un giro sorprendente
de circunstancias, me colocó en un solo movimiento en su hombro, para cuando
fui consciente de lo que sucedía él ya se encontraba caminando hacia el coche.
Grité con todas mis
fuerzas, grito que acalló con un beso, tenía los pies en el suelo, nuestras
bocas se encontraba unidas en un salvaje beso liderado por él, una de sus manos
acercaba mi cuerpo desde mi espalda hacia él. Su otra mano sostenía mi cabeza,
acercando mi rostro aún más hacia él como si quisiera que nos fusionásemos ahí
mismo. ¿Intentar liberarme de la prisión de brazos? No será posible para mí al
menos no ahora, por otro lado estaba el hecho de que yo realmente no quería
separarme, quería continuar con aquella batalla, sí, quería fusionarme con él,
besos prohibidos, besos de tentación, besos que me dejan desarmada a su merced,
besos que deseo y de los cuales él solo toma ventaja, besos con los que me
desarma, besos que matan. Me entregué completamente a esa deliciosa violencia,
a esa agresión prometida, como pude le respondí aquel beso, él quería aún más,
su lengua invadió mi boca explorándola y dejando su sabor dentro de mí, ese
pensamiento resultó embriagadoramente maravilloso “Eres Mía”, sus palabras llegaron
mi mente, Diablos – pensé, realmente lo soy, pero tú nunca serás mío, me
exclamé y en ese momento comencé a forcejear para que me soltara, poco podía
hacer al verme envuelta con aquella determinación, finalmente detuve mi
respuesta ante aquel acto invasivo, él se detuvo al tiempo que no sintió más mi
respuesta. Se detuvo un instante a mirarme con aquellos ojos aun llenos de
fuego y llenos de deseo. Solo quedaba confusión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario