Encuentra AQUI los capítulos anteriores....
Me encontraba siendo escoltada por los seis hombres
más temibles que conocí jamás.
El camino hacia mi destino dejó de ser aterrador.
Con todo lo que he vivido, no debo tenerle miedo a
nada, pero aun así el futuro siempre es incierto, pero ahora no era temible.
Cuidé mi vestido y mi maquillaje, todo es perfecto.
Finalmente llegamos.
Una puerta se interponía en mi destino.
- ¿Lista? – Preguntó mi papá
Sonreí y asentí.
A mi izquierda se encontraba mi papá, ese hombre al
que siempre le llamé de aquella manera, hombre de pocas palabras, pero un gran
corazón, quien me aceptó bajo su protección aún sin llevar su sangre. Detrás de
nosotros venía Ramsés y detrás de él, Bruno y Mario, César y Jason.
Así lo decidimos, todos ellos han formado parte
fundamental de mi historia los últimos años. Todos ellos me protegieron
ferozmente como animal a su cría. Todos y cada uno de ellos merece acompañarme
camino al Altar, todos ellos cumplirán con la formalidad de entregarme a los
brazos del que desde hace un año es legalmente mi esposo, para cumplir con un
requisito más, una boda religiosa que nos uniría ante los ojos de mi familia
sanguínea, dando así el paso al cierre de ésta ¿Interesante? Historia
-<-<<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<
Me encuentro tomando el sol aprovechando nuestro
último día de viaje decirles adiós a las playas de Bonj me está costando. La
vista es simplemente impresionante.
Me permití recordar todos los lugares que visite
durante los últimos 365 días, mi pasaporte tiene más sellos de los que podría
haber coleccionado en mi vida, fue una experiencia única y maravillosa no solo
por el viaje en sí, sino porque con la ayuda y de la mano de Atlas logré
encontrar la manera de perdonarme a mí misma. Su viaje cumplió su cometido.
Conocí lugares, personas y situaciones que me permitieron poner mi vida en una
nueva perspectiva, logré manejar rencores pasados por que seamos realistas, ese
sentimiento jamás desaparece, lo mejor que puede uno hacer es aprender a
manejarlo, transmutarlo, ser mejor cada día y vivir con ello.
Pero todo lo bueno termina, y desde que comenzó este
viaje tenía una fecha de caducidad.
Durante la cena tengo dos panoramas frente a mí. Un
anillo de compromiso o un boleto de avión solo para mí.
- Quisiera echarle un vistazo al último de mis
contratos ¿Qué es lo que te debo?
- Lo más importante ahora, es la decisión que tomarás.
- Yo creo que esto lo podemos llevar a un libro
Guiness Atlas, sin duda tienes el premio por la mejor declaración de amor en la
historia… todo un año.
Me miraba impaciente.
- ¿Puedo?
El asintió.
Abrí la caja que guardaba un anillo, me costó solo unos
instantes reconocerlo…
- ¡¿Tienes este anillo desde nuestro primer viaje
juntos?!
El afirmó.
- Un diamante sin pulir, idéntico a ti. – Confirmó
complacido. Perfecto con todas sus imperfecciones, únicamente los que conocen
el tema, pueden reconocerlo, tal como únicamente yo puedo reconocer toda la
belleza y locura contenidas en ti, y amarte incondicional y locamente.
¿Quién no podría rendirse con aquellas palabras?
- Nuestros nietos tendrán la mejor historia de “Como
es que tus abuelos se comprometieron”.
Me puse de pie acercándome a él.
- “Pídeme que sea tuyo, lo seré”. Bueno Atlas, deseo
que seas mío por el resto de la vida ¿Aceptas?
No solo estaba aceptando aquella locura, estaba
uniendo mi vida al hombre que amo y que además jamás me dejó ni en mis peores
momentos. El hombre que salvó mi vida pues de no haber aceptado aquel viaje
ahora me hubiera encontrado varios metros bajo tierra siendo víctima de mi
propia mano, además ahora los “nietos” formaban parte de un futuro que estaba
iniciando con él.
En ese instante él se puso de pie y me llenó de besos
el rostro.
- Soy tuyo desde tu primer “Hola” – Sonreímos ante el
recuerdo, me besó la mejilla.
- Gracias a ti por rescatarme incluso de mí misma. No
te prometo la mejor de las vidas, pero puedo intentarlo… Pon el día y la fecha
y estaré ahí vestida de blanco aun cuando no lo merezca.
El rió fuertemente. Te recuerdo que ahora no hay
marcha atrás, con su dedo índice tocó la punta de mi nariz.
Sonreí ante la efusividad de sus palabras. Sacó unos
papeles de la carpeta y me los entregó. Era nuestra acta de matrimonio. Al
menos un acta de matrimonio dentro de nuestras creencias, dentro de nuestro
mundo, un enlace energético.
¿Pensarán, ella es tan estúpida que no se dio cuenta
que firmó un acta de matrimonio? No, no fue así…. El acta estaba fechada con el
día en que firmé aquellos papeles, solo faltaba mi firma, la de él ya se
encontraba plasmada en ella. Detrás, se encontraba la hoja en blanco que yo le
había firmado. La redacción era simple, yo accedía a ser su esposa desde ese
día.
Reí y lloré al mismo tiempo. Firmé de inmediato.
Seguro que ellos tendrían todo cubierto para que fuera legal… tan legal como
pudiera ser.
El colocó el anillo donde correspondía.
- Sra. De XXXXXXXXXX – Me llamó sonriendo.
- ¡Desde hace un año pude haber llevado ese título!
- Hace un año no te hubiera hecho tan feliz.
Tiene razón, hace un año yo estaba destrozada y
ahora….
¡Ahora soy feliz!
Extendimos nuestro viaje un poco más.
- Tomemos una semana más, será como nuestra Luna de
Miel anticipada – le propuse – prometo que no usaré nada más que este anillo
durante este tiempo.
Cumplí mi palabra.
Al regresar nos tomó solo un mes organizar la boda a
los trillizos y a mí. Por supuesto solo a uno de ellos le encantó la historia
de cómo había comprado mi vestido de novia. Al novio por supuesto le causó
alivio al saber que estábamos cumpliendo con las “tradiciones”.
- No estaba segura de que la tarjeta que tenía podía
cubrir el costo de diseñador del vestido – les dije. Y él jamás me hubiera
perdonado si hubiera pagado este vestido con mi dinero, por eso tenía que ser
dinero de él. Con todos los nervios del mundo me dirigí a la tienda y lo
compré, desde que lo vi me enamoré de él y no es que tenga algo especial, pero
seamos honestos, me queda como guante. ¡Y me veo genial! Ellos simplemente
diseñaron el resto de la boda en torno al vestido, incluido el traje de mi
esposo. Cuando Atlas escuchó mi historia, sonrió al recordar que incluso compré
el vestido algunos meses antes del término del plazo.
- Pudiste haberme ahorrado la incertidumbre.
- ¿Acaso no eres el hombre más paciente del mundo?
Touché.
Durante mi viaje mientras fortalecía mis habilidades
utilicé mis habilidades para “materializarme” y hablar con ella, esta habilidad
que desarrollé y descubrí de la mano de Kevin, ahora era parte de mi currículum,
hábil en estas circunstancias, acordamos los términos de la sucesión, parte de
mi resistencia se debía al temor de ser una líder, pero si soy realista, un
ejército está detrás de mí, no haría esto sola. Finalmente hicimos las paces en
toda la extensión de la palabra.
Y así como hice las paces con ella, lo hice con el
resto del mundo, los muchachos, Ramsés, los trillizos y mis amores pasados, no
puedo continuar de frente si no acepto mi pasado.
Cada parada de aquel viaje, cada ciudad, cada peldaño,
contribuyó a esta evolución.
Esto era como el entrenamiento al que falté aquel año…
Era momento de dar el siguiente paso.
-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<-<
Hace una semana se había llevado a cabo a puerta
cerrada una ceremonia sin precedentes, nuestra boda dentro de aquel lugar, bajo
sus reglas, bajo sus métodos, una ceremonia donde muchas cosas se aclararon y
nos permitieron avanzar más confiados ahora.
Así fue como todos ellos hicieron la ceremonia de
entregarme al hombre que cuidaría de mi desde ese día y hasta el final de los
mismos. Honestamente nadie podría hacer mejor ese trabajo.
Los muchachos se encargarían de él si algo salía mal. Pero
estoy segura de que al hombre que más le temía él era a mi papá. Lo supe cuando
él se acercó al oído de Atlas y él abrió ampliamente los ojos. Le dio una
palmada en la espalda y ocupó su lugar en dicha ceremonia.
Nuestros votos fueron de lo más sencillo ¿Que más se
podía decir? ¿Qué más podíamos prometer?
Cuando me iré a mirar a toda nuestra familia, me di
cuenta de lo afortunada que era, de los afortunados que éramos al tener todo el
amor de aquellas personas, todas y cada una de ellas darían la vida por
nosotros sin dudarlo y viceversa.
Los discursos fueron emotivos y no dejé de derramar
lágrimas durante toda la noche.
Mi familia energética se mostró muy respetuosa de la
ceremonia religiosa, la cual era lo más importante para mi familia sanguínea. Sé
que fue difícil para ellos permitirme vivir en la forma en la que viví los últimos
años y sé que esta unión los haría inmensamente felices.
La fiesta en dimensiones era más grande que la llevada
a cabo la semana anterior. No faltaron risas, abrazos, besos y buenos deseos,
comida abundante y música amena.
Los muchachos nos dirigieron el mejor de los discursos
donde se mencionaba el placer que era para ellos ahora tenerme como parte de su
familia, a este punto el resto de mi familia sanguínea, tíos y primos no
comprendieron mucho, pero guardaron silencio.
Bailamos hasta que los pies nos dolieron y reímos
hasta que nuestro estomago dolió.
No teníamos ningún plan posterior y despedimos hasta
el último de los invitados.
Después de la experiencia vivida en los últimos meses
no pensé siquiera que una luna de miel estuviera entre nuestros planes. Si
embargo ese día había vivido muchas emociones y aun me encontraba aturdida.
- ¿Has decidido a donde ir de viaje de Bodas? – Preguntó
esa noche mientras me encontraba en el vestidor, viéndome al espejo mientras
derramaba un mar de lágrimas frente a mi reflejo.
Recordé entonces una escena en particular de aquella
noche.
Fue después del vals que Ramsés me pidió unos momentos a solas con él y
el resto de ellos, cosa que no se me hizo extraña en su momento.
- La robaremos solo unos momentos – le dijo a Atlas quien no accedió de
inmediato, pero se dirigió a atender a algunos miembros de mi familia que ya
estaban abandonando el lugar.
Entramos a la sala de nuestro hogar, su hogar. Esa noche la pasaríamos como
Marido y Mujer en la casa que Atlas puso a mi nombre dentro de aquellas
paredes.
Todos ellos estaban ahí sonriendo a mi llegada.
- Hija. – Ramsés me miraba a los ojos. Intentaré decir esto con el mayor
tacto de todos y quiero que sepas que… sin importar lo que suceda, estamos
contigo.
Mi felicidad era tanta que no me imaginé que mi día cambiaría de aquella
manera.
- Una vida crece dentro de ti. – fue todo lo que dijo.
Mis oídos retumbaron.
- Espera. ¿Qué?
- Pensamos que sería oportuno que lo supieras – Dijo Mario, debido a…
- Los sucesos pasados. Respondí.
Me senté en el lugar más cercano.
Ellos afirmaron con sus cabezas únicamente.
- ¿Cómo..?
- Nosotros conocemos tu energía a la perfección. -Dijo César, esa nueva
vida debe estar muy feliz el día de hoy pues se ha manifestado con tal
intensidad que es cegadora. Es fácilmente confundible con la felicidad que
irradias el día de hoy.
El aire comenzó a faltarme, realmente no es algo que tenía en mis planes
y no que hayamos tenido ningún descuido…
- No es esta la razón por la cual me estoy casando, dije en un torpe
intento de explicar algo que no necesita explicación.
Ellos se miraron entre sí.
- Lo sabemos. Pero también pensamos que sería importante que lo
supieras, ya que en tus condiciones debes extremar cuidados, incluso hoy…
- ¡Ey! – Me abrazó Bruno ¡Sigamos celebrando!
¿Celebrar? Mi día se había transformado en 180 grados. No podía salir de
ahí con la carga de semejante noticia.
Me tomó mucho tiempo reacomodarme, ciertamente no es algo que Altas y yo
hubiéramos platicado ya… nosotros… apenas…
Sin embargo, en ese momento una ola de paz me inundó y así como así,
sentí que todo estaría bien.
Ellos me rodearon con un gran abrazo, me tomó un tiempo reagruparme para
poder salir de ahí, darle la cara a Atlas como si nada sucediera.
- No creo que sea lo más conveniente viajar en este
momento, le dije cautelosamente, al tiempo que sostenía una prueba en la mano,
solo para confirmar lo que todos sabían menos yo.
- ¡No puedo creer que rechaces un viaje! – ¿Te sientes
bien? Preguntó al momento que ingresó a aquel lugar y observó la escena.
Sonreí y me puse de pie. Le miré a los ojos llena de
nerviosismo, pues no era la manera en cómo me imaginé esto.
- Estoy embarazada. – dije sin darle tiempo a más.
Su emoción fue tal que me hizo jurarlo al menos unas
cinco veces, entonces se arrodilló frente a mi vientre y pronunció las palabras
que me dejarían marcada para siempre:
-Bienvenida Akasha Berenice (Beshakarenice), serás
nuestra mejor obra. Llega con bien, mueve nuestro mundo y caminemos juntos para
re-descubrir el mundo de tu mano.
- ¿Niña?
- Sí, sin duda alguna. Afirmó con lágrimas en los ojos…y
así fue.
FIN.